Volumen 1
Yuyuko Takemiya
Autora Illustrador
E-ji Komatsu
Ă?ndice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Prologo . . . . . . 3 . . . . . . . . . . . . CapĂtulo 1 . . . . . . 7
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Prologo
“Kuwaa ~ n ... aanaan iya aaaaan ... ufuu ~ n...” con el habitual extraño sonido erótico de la estúpida campana oyéndose detrás de él, Banri estaba más allá de la mitad del puente, a la cabeza del grupo. - Lo siento, ¿vamos demasiado rápido hoy?
Giró para mirar al vice-capitán del club, que corría detrás de él. - Sí, bajemos la velocidad un poco.
Mientras tiraba a un lado la cola de caballo que había caído sobre el cuello del jersey, el vice-capitán se dio la vuelta también, mientras miraba a los otros miembros del club que corrían detrás de ellos. Ya yendo a un ritmo normal, la seductora campana podía oírse en la cuarta parte del recorrido sobre el puente. El capitán del club, Kanada-san, siguió hasta el final del camino encima de su bicicleta, desde donde echó un ojo a los estudiantes de primer año (que no eran del todo fuertes aún) para que no se quedaran atrás, llamó a la campana, que estaba a la mitad de la habitual carrera de cuarenta minutos. - Esa cam---paaa---naaa~ - Fue llamaaada~ por--- ¡Kanaaa~daa~...!
Sosteniendo un micrófono imaginario en la mano izquierda y agitando el puño derecho al ritmo del R&B, Banri y el vice-capitán cantaron a coro. - ¡Los senpais son idiotas!
Un estudiante de segundo año que corría detrás de ellos los contempló a ambos con señales de desaprobación. Otro de los de segundo
año, dijo:
- ¿No lo hacen todos los días? Con una mirada de asombro en su rostro. No importa qué tan fuera de moda estuviera, o lo cansado que los de primero llegaran a estar, no podían hacer nada al respecto. En cuanto a la vice-capitán, Banri dijo: - No hay nada malo, ¿verdad?
Siguiéndole el juego, el vice-capitán contestó: — Correcto — y asintió.
Banri y los otros miembros del club de atletismo corrían por el puente todos los días. Se dice que es el puente más largo de Japón. A pesar de ser del lugar, pensaba lo mismo, que era sin duda extremadamente largo. Un gran río separa el lado de las montañas del otro lado que lleva al mar, que podía detectar en la nublosa distancia. Sobre todo en ese momento, el paisaje era borroso por el polvoriento viento de primavera y de alguna manera tembloroso, luciendo aún más distante. Debido a que el puente era tan largo, hace unos diez años, un programa de viajes lo había presentado en su show.
Lo siguiente que supe es que hubo un gran ¡boom! del puente. El ayuntamiento, subió a bordo de esta moda, diciendo: “¡Asegurémonos de dejar satisfechos a los turistas que seguro vendrán hacia nosotros!” Tuvieron interminables reuniones sobre peores reuniones. Al final, a la ladera de la montaña del puente, colocaron estatuas de “Los Siete Dioses de la Fortuna”. Las pequeñas estatuas se ordenaron a los largo de un pequeño sendero en la montaña que era bastante inclinado, haciendo la ruta del sendero fácil. Justo antes de que la arboleada sea interrum-
4 pida por el puente, al final del camino, sobre Fukurokuju, una enorme campana colgaba. Con su sonido traería buena fortuna a la orilla opuesta. Prácticamente diciendo “Por favor, haga sonar la campana”, un mazo fue colocado al costado. El hecho de que la campana resonó en un extraño tono sensual dejaba con el pensamiento: “Bueno, no hay nada que se pueda hacer al respecto.” Sin embargo, los pocos turistas que vinieron, estaban ocupados tomando fotos de la vista desde el puente, y, por lo tanto, los únicos visitantes de las estaturas eran, o los perros del barrio paseando, o la formación del equipo de atletismo entrenando. Los perros, por supuesto, no podían hacer sonar la campana. La única persona que podría hacer el ruido pervertido, tocando la campana, era Kanada.
El chico se agachó como un borracho, o quizá llorando, o tal vez de un momento a otro cayó enfermo. Cubrió su rostro con ambas manos y miró a Banri a través del hueco entre sus dedos. En el dorso de su mano, un simple y misterioso carácter, algo como “wa” o “re”, estaba brillando con un tono amarillo-pálido que Banri notó por un parpadeo. No entendía su significado, pero dejando eso de lado, los ojos del tipo estaban abiertos de sorpresa..
Banri, reconoció a alguien, después de aflojar el paso y voltear.
- ¡Banri!
- ¿Huh? ¿Qué le pasó a ese tipo?
- ¿Eh? ¿Qué?
Preguntó el vice-presidente, sorprendido.
- Mira, allí… Quizá no se siente bien. ¿Estará bien? En el mismo puente, un poco más adelante del grupo de Banri, un chico que vestía una chaqueta color caqui, se puso de cuclillas; se aferraba a la baranda a la altura de la rodilla como si apenas pudiese sostenerse. Banri miró de reojo al chico, pero dudó en llamarlo, en cambio, se aceró lentamente diciendo en voz baja para él mismo, - Tengo un mal presentimiento de esto…
En ese momento, cuando pasó, sus ojos se encontraron apenas.
Sorprendido, porque el área oculta de la mitad de la nariz del tipo tenía un extraño… ¡Uo, o!
Debido a que estaba buscando el camino por el costado por mucho tiempo, perdió su balance y tambaleó unos pasos. Realmente no quería ser visto así.. Mientras decía en voz alta su nombre, el vice-capitán sonaba sorprendido también. Como si fuera culpable, el codo del cortaviento de Banri fue empujado. - ¡Eso es peligroso! ¿Qué estás haciendo? - Pero, hay algo en este tipo… ¿¡Qué!? ¡Imposible! Tercamente, Banri ya estaba caminando hacia atrás, parpadeando mientras buscaba a la persona que acababa de pasar.
De repente empezó a ver cosas, o quizá soñaba despierto. Sin embargo, mirando hacia atrás varias veces, el infortunable fantasma no estaba en ningún lugar como para ser encontrado. De pronto ya no estaba allí. Simplemente, desapareció.
5 ¿Fue su total imaginación? ¿Una alucinación? No, o tal vez… No, imposible. ¿Se habrá caído del puente? Pero no pudo escuchar el sonido de algo cayendo en el agua.
Capitulo 1
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Capitulo 1 Tada Banri, entre sollozos, salió corriendo.
Las calles de Tokio a la una de la mañana, a pesar de ser Tokio, estaban muy oscuras y sin ninguna señal de vida; ni siquiera una pequeña luz por la ventana. Durante el día a pesar de que recién estábamos en Abril, se tomó un café helado y se vistió con una playera dado que hizo mucho calor.
Mientras murmuraba “Debe ser por el calentamiento global” estaba temblando por el frío y la ansiedad. Resguardaba sus manos tirando hacia abajo de las mangas de la fina sudadera, y sus frágiles pisadas hacían un sonido de palmas al chocar las sandalias contra sus pies desnudos, de cualquier forma, si consiguiera llegar hasta la calle principal todo se arreglaría... Todo iría bien. Deseaba que ocurriera, y corría con toda su alma.
Un joven que estaba por cumplir los diecinueve años no debería salir corriendo por las calles en la noche con la mirada empapada en lágrimas… eso pensé, pero entendía los sentimientos de Banri. Si yo estuviese en la misma situación, también lloraría.
Había venido a la capital junto con su madre que por el bien de su hijo, quien estaba empezando su vida aparte, había preparado los muebles, el gas, el agua, la electricidad, etc. Había preparado varias formalidades menores aquí y allá, y entonces en la misma tarde (¡Qué rápido!) había regresado a casa en el tren bala “Hikari”. Y entonces, finalmente, había empezado la primera noche de su vida independiente. Solamente, una noche lo mantenía separado de la ceremonia de entrada a la universidad del
día siguente por la mañana. A altas horas de la noche, mientras el nuevo día apenas estaba empezando, incapaz de dormir por sus preocupaciones, hizo lo que un residente de Tokio haría para distraerse: fue de una tienda de conveniencia a otra… pero se perdió entre las calles. Aún peor, parecía que en alguna parte, de alguna forma, había perdido las llaves de su nueva casa. En cualquier caso, ya no estaban en su bolsillo.
Los pies de Banri repentinamente se detuvieron y retrocedió tres pasos en el camino por el que había venido. Vio un mapa del área residencial en el filo de la acera. “Salvado”, se dijo a sí mismo. Mientras se acercaba y buscaba el edificio del apartamento donde ahora vivía, “Motomachi”; trazando una ruta con su dedo desde el punto de “Estás aquí”. De cualquier forma, una vez hacia al edificio de su apartamento, tenía la intención de regresar por todo el camino hecho, buscando sus llaves. -Pero… Aghhh, es suficiente.
Si esta voz pudiera llegar a Banri, le diría “Mira con más cuidado el mapa. ¡Ese edificio ‘Motomachi’ es el ‘Motomachi’ del siguiente distrito!” No, mejor dicho, le diría, “¡Dejaste las llaves en el apartamento en primer lugar, y se te olvidó cerrar! ¡Están en la habitación!” Desafortunadamente, no puedo hacer eso.
Por ahora, todo lo que puedo hacer es rezar por él, para que si Banri pudiera tan sólo regresar de alguna forma al apartamento y dormirse rápidamente, entonces quizás podría sobrevivir a la ceremonia de entrada sin problemas. ¿Es muy importante para la vida de los estudiantes llegar a la ceremonia de entrada de su nueva universidad? Inclusive yo, convertido en un alma perdida, puedo entenderlo. No podía creer la posibilidad de que los espí-
10 ritus de los hombres, inclusive cuando han dejado sus cuerpos, permanecen y se quedan en este mundo para vigilar a alguien. Este “lado” del mundo estaba oculto, así que recientemente lo había descubierto. Yo soy, por así decirlo, un fantasma. Una vez mi nombre fue Tada Banri. Ya nadie escucha esta voz, nadie nota mi existencia. Sólo me mantengo viendo este nuevo Tada Banri que sigue viviendo, a pesar de que yo, su espíritu, ha salido de él. - Joven ¿Qué pasó?
De repente, el Tada Banri vivo volteó su cara hacia adelante y una luz brillante se estrelló en sus ojos, congelándolo como un venado ante un faro de automóvil. - Ah, ¿Qu…? Me, me perdí… - ¿Traes una licencia, pasaporte, o cualquier otra cosa que pueda demostrar quién eres tú? - ¿Eh? Ah, mmm…
Estaba siendo sujetado al primer interrogatorio policiaco de su vida. Iba a ser una larga noche. ¿Esta situación era una crisis? ¿Acaso era un regalo de Dios? No puedo decir qué tan preocupado está Banri. Todo y nada lanzados juntos, el estado actual de sus asuntos era de “Grandes agitaciones” pensó Banri mientras miraba a su alrededor. El clima, sin embargo, era verdaderamente excelente.
Una ventisca de pétalos de cerezo en flor que cayeron desde el claro cielo azul bailaron a su alrededor frenéticamente, como si quisieran pasar sus vidas tan espectacularmente como fuera posible. El auditórium, localizado entre un gran número de viejos edificios grises de oficinas, pareció dar la bienvenida al momento de drama.
La imagen parecía como sacada de un cuadro. Brotes de cerezo contra el cielo de abril. Jóvenes reuniéndose para las ceremonias de bienvenida. Tanto hombres como mujeres con su traje nuevo y sus zapatos de piel, con sus francas sonrisas por todas partes, anticipándose a la vida universitaria. Banri se sentía como tratando de escapar de aquella esquina anodina del cuadro, donde todavía se encontraba. Delante de sus ojos pasaba un flujo constante de animadas conversaciones. La entrada del auditorio caía bajo el alero de la construcción. En ese momento, Banri y todos los demás vestían los mismos trajes nuevecitos y los mismos zapatos relucientes, llevando en sus manos los Sobres con los nombres de sus compañeros. Con ojeras bajo sus ojos por la falta de sueño, no tenía el aspecto del típico novato. Su patilla derecha se curvaba en un extraño ángulo y algunos mechones de pelo se enganchaban en la oreja, estorbando, molestándole. No pudo meterse en la cama hasta las tres de la mañana. Todo había sido un despropósito desde ayer por la noche.
Se le había metido en la cabeza, entrada la noche, ir a comprar algo, se había perdido en un vecindario extraño (¡solemne tontería!), había gozado del trato de unos policías de la zona, explicó su situación y había sido conducido de vuelta a su apartamento, consiguió conciliar el sueño con grandes dificultades, pero por los nervios, se despertó a las seis de la mañana. Aun así, pensó, es mejor que quedarse dormido, mientras se vestía lentamente y calentaba algo de arroz que dejó su madre en la nevera, después desayunó. Tras darse una ducha, se secó el pelo ya sentado en el borde de la cama. No debería haber hecho aquello. Su cuerpo templado ya por el calor de la ducha, sobre las mullidas y confortables sábanas todavía calientes, se reclinó poco a poco sin querer. Ni siquiera recordó haber cerrado los ojos. “Eh...
11 Qué narices... Y ahora qué hago...”, se dijo al darse cuenta de que ya eran las nueve pasadas. La ceremonia de apertura comenzaba a las diez de la mañana.
Temblando como un giñol, cayó preso del pánico frente al espejo, tenía el pelo hecho una birria por haberse dormido con él húmedo, pero ya no tenía tiempo de volverlo a lavar. Se lo apañó con el secador como pudo, se coló dentro del traje y salió despedido del apartamento. Ahora sí que estaba de verdad a punto de llorar. Dos trenes más tarde de lo que debía, los zapatos bien, pero los calcetines equivocados. Sin darse cuenta siquiera, se había puesto los de correr. Y como es lógico, con sus zapatos nuevos aún duros, cuando se sentó, notó la corriente de aire que rondaba los tobillos. Se sintió realmente impotente.
Dio un esprint desde la estación, y mal que bien consiguió llegar a la ceremonia de bienvenida a tiempo. Tras sentarse en su sitio, se arregló y aguantó como un perfecto novato mientras se daba la bienvenida a los visitantes, a pesar de verse desvinculado de la gran ocasión. Y no era por falta de sueño, ni por los pelos revueltos. Era porque se dio cuenta de que era el único que estaba completamente solo.
No era que se mantuviera al margen para observar la escena: el sitio estaba repleto de gente hablando una con otra. Era porque todos tenían alguien con quien hablar. Como si hubieran venido todos a la vez del mismo instituto, ya habían formado grupos de amigos, chicos y chicas juntos, y de no ser así es que se encontraban sentados con sus padres. Por lo general. ¡Los padres de hoy en día no van a las ceremonias de bienvenida a la universidad! Vale en la Todai, pero aquí es pasarse un poco. ¡Todo el mundo va a pensar que soy un niño mima-
do! ¡Qué tontería! ¡Te digo que los padres no vienen a las ceremonias de entrada! A fuerza de quejarse, la madre de Banri había vuelto a casa un día antes de la cuenta. Por si acaso, traje esto, ¿OK?, había dicho, entonces puso una entrada de vuelto en su billetera. Como sea. No había estado deseando seriamente que no viniere. Pero entonces había quejado absurdamente como un chiquillo, No quiero que vengas, en lo que él pensaba era una relación normal entre madre e hijo. Y ahora, habiendo llegado aquí, ya desanimado, pero sobretodo sintiéndose culpable de ser infiel a sus padres. Le pesaba eso. Ni le había despedido. La espalda de su mamá había ido a la entrada norte de la estación “Yaesu”, desapareciendo cuando le vio salir. Sin darse cuenta, dejó un suspiro patético, mientras se paraba todavía en la entrada, viendo el color del pelo de la gente bajando las escaleras, riéndose juntos. De donde se paraba, no podía ver a nadie más que se quedaba a solas. Se sobó los ojos con sus dedos. Quizás era polen, o posiblemente falta de sueño, pero sus ojos le picaban extrañamente. Alguien que se había olvidado de su pañuelo por cierto no habría traído gotas ópticos tampoco.
Las cosas no parecían buenas--- sí, aun desde acá, parece que las cosas van a seguir andando mal. - ¿Vas por tren? ¿O a pie? -¿Para qué me voy a molestar de ir a la estación? Prefiero caminar.
Delante de los ojos del Banri, paralizado, dos chicos pasaron caminando, vestidos de terno, soltando sus corbatas. Desde el auditorio, tenía que hacer su camino a la orientación de los nuevos matrículados,
12 una hora mas tarde en el parte de la universidad que pertenecía a su especialidad. Habiendo dicho eso, según el mapa que se le había entregado, estaba solo una estación de metro lejos. Aunque él era recién llegado al capital, eso no quería decir que él había llegado de la selva, ni tampoco que estaba tan nervioso en cuanto a lo tenía que hacer. Lo que estaba confuso del punto de vista de Banri era que la gente saliendo del auditorio, por alguna razón, estaba dividiéndose en dos. Quizás la gente yendo al norte estaba en camino a la estación. Los que van al sur estarán caminando. Con el clima tan bueno, él quería caminar, pero la ruta para caminar no estaba indicada en el mapa. Con la memoria del desastre de anoche todavía fresca en su mente, él no quería perderse de nuevo en las calles. No podía ir a ningún lugar por si mismo... él se quedaba parado, todavía dudando por un rato, y entonces Banri por fin se decidió y bajó las escaleras a la calle.
Normalmente preferiría caminar de todos modos, pero después de todo lo que había pasado, él simplemente siguió a los demás. “¡Desde este punto, somos tres!”, se dijo en voz baja hacía las espaldas de los dos delante de él. Los dos estaban vestidos en ternos de plomo oscuro, igual que Banri.
Todavía faltando el coraje para hacer conversación, Banri seguía tras ellos, haciendo el mismo paso. Aunque estaba un poco incómodo por ahora, eventualmente sus clases y estudios les haría que se acerquen como amigos. Diría cosas como, “Honestamente, estuve deprimido en la ceremonia de entrada, pero tuve amigos más tarde”, y entonces podrían reírse de todo aquello. Sin notar que el Banri les seguía, los dos siguieron caminando a paso. Al fin todo el grupo de nuevos estudiantes habían fluido fuera del auditorio, como un rio juntándose,
entonces pasando a la ciudad del mediodía y mezclándose con la gran cantidad de gente pasando por alrededor. Si no miraras con cuidado, podría salir confundiéndose entre los estudiantes nuevos y los empleados de negocios. Y, - Oye, hace bastante calor hoy, ¿no? Vamos a comprar helados. - ¿De veras? Él de la derecha habló de repente. Mirando al detrás de su cabeza, las cejas del Banri subieron sin que él se diera cuenta.
De verdad. ¿Por qué no paramos en la siguiente tienda de conveniencia? Comeré helado. ¿En verdad quieres comer helado justo ahora? ¿Cuándo la ceremonia de inauguración acaba de terminar, y quieres comer helado de una tienda de conveniencia a medio camino a la orientación, y el tiempo es limitado? Miró al lado izquierdo de la cabeza del chico. —Olvídalo. — ¡Tú el de la izquierda, di algo! No tenía idea de que iba a hacer mientras ellos comían helado.
- En ese caso yo también tendré que hacer algo. Tiene que haber un 7/11 por aquí en alguna parte. - Seh, había un 7/11. ¿Pero me pregunto dónde? No escucharon el mensaje tácito de Banri. Yéndose del lento torrente de transeúntes, los dos doblaron hacia una calle estrecha. Este fue el momento en que él tuvo que haberse despedido de ellos, quedándose con otro novato. Banri debió haber hecho eso, pero sufrió un desliz en su juicio. Continuó caminando derecho hacia delante, no era fácil distinguir los novatos de la gente de negocios inmediatamente, así que sin siquiera pensarlo él recorrió toda la calle junto con los dos. Ignorando a Banri, cuya cons-
13 ciencia intentaba tranquilamente hacer que se apresurara, los que decían cosas como: “Hmm 7/11, 7/11. ¿Por aquí? ¿Por allí?” Esos dos mantuvieron la calma y tranquilidad mientras pasaban por calles desconocidas para ellos. Quizás querían deshacerse de él… entre dudas de ese estilo, él dio vuelta a izquierda y derecha, extraviándose de esta forma del camino correcto. - Ah, no era un 7-11 después de todo. Estaban en frente de un Family Mart.
Los dos entraron a la tienda sin dudarlo, sin notar aun la presencia de Banri, quién estaba parado allí pestañeando rápidamente por la ansiedad. Sin saber qué más hacer, él hizo lo mismo, dejando una distancia corta entre ellos. Les dio la espalda, fingiendo leer las revistas, mientras los dos pescaban en la vitrina de los helados. Después de unos diez segundos, afirmó su resolución, Yo también tendré que comer. Con el objetivo de lucir normal, se figuró que solo tendría que hacer lo mismo que esos chicos hacían. Luego de mirar de soslayo para asegurarse que los dos chicos habían ido a la caja registradora con sus helados en mano, poniendo su expresión más inocente de todas, miró con atención la vitrina de los helados. Para no perder tiempo en la elección, él agarró el primero que estaba a su alcance, Ah… Quiero un poco de helado después de todo… haciendo una cara tal mientras los dos pagaban su compra, él se puso en fila de la caja registradora detrás de ellos. Sin embargo, - Pero por supuesto, después de aquí tenemos la orientación, y el helado podría ser un verdadero problema. No nos queda mucho tiempo, tal vez deberíamos cambiar de idea. - Bueno, tal vez sí. ¿Deberíamos solo irnos? Disculpe, la registradora es toda suya, nosotros nos vamos. - ¡¿Ehh?!
Los dos cedieron muy educadamente su turno en la fila a Banri y fueron a poner los helados de vuelta en su lugar. Al empleado de medio tiempo de la tienda ni siquiera le importó. - El siguiente, por favor.
dijo, haciendo que Banri avanzara.
Sin tener idea sobre qué otra cosa hacer, él le entregó el helado de mala gana, sacó su monedero, y a falta de cambio, extrajo un billete de 10.000 yen. Primero el cambio más grande, cinco-mil, seismil, siete-mil. Ahora el pequeño.
Obtener su vuelto le tomó mucho tiempo, y durante esos momentos, los dos se fueron de la tienda. ¿Qué rayos? ¿Qué se supone que haga?
Impresionado y rígido, dijo “no gracias” al ofrecimiento de una bolsa, tomó el helado tal como estaba, y mientras retiraba su monedero, Banri salió de la tienda ofuscado. ¿Qué camino tomaron esos dos?, no podía encontrar las figuras de esos dos chicos. Cálmate por ahora, todavía no estoy pérdido, se recordaba a sí mismo. Llegamos por este camino, y entonces quizás, por ese otro camino. Sé todo eso, no hay problema.
Cuando lo miró, se dio cuenta que lo que había comprado era un Gari-Gari-Kun. Lo que sea, a comer. Solo debería empezar a preocuparme después de eso. Banri sacudió su cabeza para aclarar su mente que había entrado en pánico, y entonces, desenvolvió su helado. La barra color soda estaba dura por haber sido demasiado congelada, así que después de morderla, “Tengo que posponer el momento de comer esto”, notó. Inhaló profundamente.
14 - ¿Qué es esto?...Qué estoy haciendo… Qué idiota. Cuando se dio cuenta, la orientación que-tenía-apariencia-de-ser-importante estaba a unos treinta minutos aproximadamente. Sin tener idea de dónde estaba, comía helado solo en frente de la tienda de conveniencia. La figura de un idiota que había caído demasiado profundo en una situación poco razonable se reflejaba en el espejo montando en la máquina de imágenes ID que estaba al otro lado de la calle. Él tenía puesto un traje gris oscuro, con un gran sobre verde claro. Sostenía un helado de agua en una mano. Su cabello, que caía sobre sus mejillas sonrosadas, era mucho más claro de lo que se esperaría. No obstante, al morder el helado, sus rasgos lucían mucho más compuestos de cómo el los había percibido antes. Incluso en un momento como este, Wow. Si me miras con más objetividad, soy bastante… pensó Banri, colocando su mano sobre su mentón, pero —¿…Qué?
Se dio cuenta que la imagen del espejo no se movía junto a él. Como a un tonto que ha sido descubierto, volteó. Lo que era reflejado en el espejo de la máquina de fotos ID no era él. ¿Qué era lo que se reflejaba en el espejo de la maquita de fotos ID que no era él?
Vestido con un traje de color similar, sosteniendo el mismo saco en el mismo lado y comiendo el mismo helado era otra persona. Sus ojos se encontraron, entonces apartó su mirada momentáneamente. Aun así, Banri levantó sus ojos de nuevo y miró al chico haciendo exactamente lo mismo que él. No había ninguna otra posibilidad, el chico era un nuevo del
mismo colegio. Ignorarlo sería anormal.
Ehh, ¿No estamos haciendo lo mismo? Ah, qué, ¿tal vez venimos de la misma universidad? - Al decir esto, quería mantener las cosas en paz - ¿Eh? ¿Ah? ¿Quién, yo? Su boca no funcionaba del todo bien, fría por el helado, y solamente un gemido extraño salió.
Sin embargo, con leguaje corporal, se señaló a sí mismo y entonces el otro chico, se las arregló para dar en el punto, - ¿Cóm… chic…?
El chico, también, mientras desesperadamente intentaba tragar un gran mordisco de helado, estaba viendo otra vez la cara de Banri. Llevándose la punta del dedo a su boca y masticando, Bueno… en realidad, yo… el camino hacia el colegio, no lo conozco muy bien… Su voz era más lenta de lo que esperaba.
Sin pensarlo, Banri dio un buen vistazo al rostro del otro. Aunque era sólo por el momento, confundir al chico consigo mismo era totalmente imperdonable, mientras el chico tenía rasgos mucho más serenos. También era un poco más alto que Banri, su cabello mejor conservado, su traje ajustaba bien sus hombros gruesos. Pensé que podría seguir a alguien, así que por eso terminé caminando detrás de ti… Y cuando entraste ahí, pensé “¿Qué voy a hacer ahora?... Bueno, ¿por qué no?... ¿Por qué no sólo me le pego? Y desde ahí… —el chico agitó su barra de helado, mostrándolo.
15 - Sin pensarlo, Banri se rio - ¡¿Qué?! dijo, su voz ahora salió con naturalidad y brillantez.
- Entonces en realidad, estábamos haciendo exactamente lo mismo, nosotros dos. Tampoco conozco el camino, y seguí a los otros chicos desde el auditorio. ¡Hasta que llegué aquí! Pero al quedarme atrás, pensé “¿Qué voy a hacer?” - ¿…Eh? ¿En serio? - En serio. No conozco el camino en absoluto. Todavía sosteniendo su helado, sin saber qué hacer con él, se miraron el uno al otro por varios segundos. Al final, terminaron riéndose una vez más. ¿No eran sólo un par de bichos raros? Parecían una pesada tapa que se embutía en su estómago, fueron llevados por la risa. - De alguna forma, un inesperado encuentro de personas iguales. Yo soy Tada Banri. “Tada”, significa “Muchos campos”; y aunque mi nombre viene de “Man” y “Ri”, no es “Manri”, sino, “Banri”. Estudio leyes. Puedes llamarme Banri. - Oh, bueno, también voy a estudiar leyes. Yo soy Yanagisawa Mitsuo. Significa “Las sauces son gruesas por el lado del pantano” y “La luz del centro”. No tienes que ser formal conmigo, llámame “Yana”. ¿Vienes directo desde la secundaria? - Voy a empezar con un año de retraso. ¿Qué hay de ti, Yana-ssan? - ¿Yana-ssan? Espera. ¡¿Un año más grande?! ¿En serio? No pareces así… Bueno, está bien, vengo directo desde la secundaria… pero, aunque, ah… ¿Está bien si hablo informalmente así?
Por supuesto, quiero decir, ni si quiera tienes que preguntar. - Vengo de Shizouka. Desde anoche vivo yo solo. ¿Y tú? - Vivo cerca de aquí, pero también sólo. - Sí. ¡Libertad! ¡Somos parecidos! ¡Vamos a ser amigos! Como si alzara un brindis, Banri levantó su Gari-Gari-Kun a medio comer al nivel de sus ojos. Yanagisawa lo levantó también de la misma manera, y luego se los terminaron en un suspiro. Arrojando lejos los palitos, se fueron, y finalmente en poco tiempo fueron capaces de regresar a la calle principal.
Por sí mismo, después de todo, había parecido un viaje arduo, pero estando juntos, juntos no estaban del todo preocupados. Comparado con las calles del área residencial sin siquiera una alma viviente alrededor a altas horas de la noche, a esta hora sólo podrían preguntarle a alguien. Cuando estaba él sólo, no podría haber siquiera imaginado hacer eso. Riéndose para sí mismo, le dio una mirada de soslayo al ya demasiado familiar Yanagisawa.
- Puesto que por desgracia, no había nadie con quien hablar hasta ahora, he estado un poco preocupado. Vi que las otras personas ya estaban entre amigos, y mi soledad estaba empeorando. - Ah, también pensé eso. Especialmente para mí, la sensación de ser excluido es algo que no había sentido desde hace mucho hasta ahora. Desde la primaria he estado yendo a una escuela afiliada. - ¿Has estado yendo a una escuela afiliada desde la escuela primaria? Asintiendo, Yanagisawa rápidamente murmuró el nombre. A pesar de que Banri no era de Tokio, reconocía el nombre de esa prestigiosa escuela privada. Sobre los próximos cuatro
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17 años, los dos estarían asistiendo a esta universidad privada, pero esa otra escuela estaba más alta en el rango de cualquier forma.
- ¿Qué? ¿En serio? ¡¿Cómo es que no avanzaste a la universidad?! Si sólo hubieras quedado en el elevador, eso siempre funciona… ¿Qué estoy diciendo? ¿Yo…? Banri se calló en reflexión, deteniéndose de hablar más de la cuenta. Esto está mal. Qué estúpido fue. Fue insensible. Quizás no era que no quisiera avanzar, sino que no pudo. De repente, siendo levantado de las profundidades de la soledad, su emoción se le salió de control.
- ¡Dis-Disculpa…! Lo que dije estuvo mal… en verdad lo siento, tuvimos un gran inicio este día… Ah, el ambiente se está poniendo muy extraño…
Todas estas disculpas eran deprimentes. Viendo el rostro de Banri, que mantuvo su boca cerrada esta vez, sus ojos vagaban sin objetivo. - De ninguna manera, no me importa. Bueno, si te lo cuento, va ser una larga historia. Yanagisawa movió una de sus manos delante de su barbilla bien parecida. Su gesto de “Vamos a hablar esto calmadamente en algún otro momento”, también le llegó a Banri. - Calmadamente, en algún otro momento. Te voy a platicar cuando tengamos más tiempo. De todos maneras, ven a visitarme. ¿Está bien? Hasta puedes tomar Bubuzuke.--- ¡Ah! Lentamente, dio un paso lejos de Yanagisawa. - ¿Eh? ¿Qué? Yangisawa miró hacia la extraña sonrisa de Banri, que parecía un estúpido.
Banri estaba pensando que lo había molestado. Anoche, antes de perderse en el vecindario, había estado mirando en internet. Entre tips para los estudiantes de universidad posteados en un sitio web, había un artículo de relaciones humanas: “Presta especial atención a evadir excesiva familiaridad en un primer encuentro. Posiblemente haya algunas chicas”… ¿Qué debería hacer en una situación donde él era el único que requería especial atención? Incapaz de ayudarse él sólo, se dio una cachetada como un narrador de historias cómicas.
- Soy un idiota, una chico idiota… para haber causado sensaciones tan desagradables a Yana-ssan, después de que se ha tomado demasiadas molestias en ser mi amigo… - ¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Tal vez estás preocupado por lo que acaba de pasar? No es la gran cosa. No es una historia tan larga… bueno, parece que estás preocupado por alguna extraña razón, así que voy a explicarla en pocas palabras, había causado algunos problemas en relación con el sexo opuesto en la escuela afiliada. Estaba harto, y necesitaba mi espacio. Quería una nueva vida como un estudiante de universidad, así que tomé el examen de fuera por mi propia voluntad. No es para tanto, en serio. Expresó Yanagisawa mientras se rascaba sus cejas prominentes. - ¡…Hyuuu…!
- Banri no sabía silbar, así que mejor dijo esto.
Con cuidado, regresando a la mitad de dónde estaba, doblando sus brazos por su pecho, agitando su dedo mientras sus hombros se sacudían, intentó expresar de la mejor forma que pudo “¡Eres grandioso!”, dentro de los límites de lo que era aceptable.
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19 - Eh… ¿El sexo opuesto? Si mantenía su emoción en este nivel, entonces no debería haber ningún problema. Pero en realidad, Banri quería ser un poco más prendido. ¡¿El sexo opuesto?! ¡Qué genial! ¡Hablar con las chicas es super cool! ¡¿Un triángulo amoroso?! ¡¿Una aventura?! ¡¿Un amor prohibido?! ¡Déjame escuchar tu historia! ¡Quiero decir, compártenos tu suerte! ¡Causa algunos problemas de chicas! ¡Get that power-up! ¡Super Jump! ... La tensión aumentaba por su corazón. - Entonces, si alguien es tan cool como Yana-ssan, ¡¿Le van a pasar este tipo de cosas?! ¿Entonces tuviste una discusión con tu novia? Eh, eh, ¡¿Me estoy empezando a molestar?!
siendo detenido por la luz roja de un semáforo, miró un poco a la distancia y se volteó hacia Banri— Un desastre… eso parecía. - Aun así ¿Eso qué…? —intentó hallar algo más, y como la suerte la haría, en ese momento la luz cambió a verdad.
En este lado del cruce, un taxi estaba estacionado. Banri, con Yanagisawa a su lado, habían acabado de empezar a cruzar enfrente del taxi ante la luz. ¡Zaz! La puerta del taxi se abrió de golpe. Al asfalto descendió el taco de una zapatilla, el fuerte sonido hizo eco como un martillo. Miraron hacia allí por reflejo.
Banri dio un grito mudo. En un instante, todos sus pensamientos fueron barridos.
La tormenta de flores de Sakura había sido algo maravilloso ver, pero esto, esto era abrumador.
Se detuvo justo ahí.
- No, no. - ¡No inventes cosas! Dando medio paso rápidamente, se había acercado junto a Yanagisawa.
- No, pero, no tiene caso hablar de ello. Y por cierto… no es mi novia. - ¡¿No es… tu novia?! ¡¿Qué acabas de decir?! ¿No lo es? Y mientras dejaba que Banri se acercara, el extrañamente serio Yanagisawa asintió. Entonces,
- No era algo bueno, absolutamente no. Estaba… bien. Por así decirlo.
Casi corriendo hacia adelante, salió de taxi un enorme ramo de rosas rojas. Brillando con un contraste violento hacia el profundo cielo azul, un intenso, intenso, intenso rojo. La mirada de Banri rápido se enfocó hacia las flores, que se levantaba por encima de esa persona. - ¡¿Qué?!
Con toda su fuerza, ella golpeó a un lado de su cara - ¡Eso duele! —gritó— ¡No! ¡Está frío! —gritó de nuevo, pero al final ya no tenía voz. Una fría rociada de agua salpicó a todo lo que estaba cerca. Completamente sorprendido, Banri cayó al suelo. Su trasero golpeó en el piso, y observó mientras más de las rociadas y brillantes gotas de agua venían volando. Estaba en el peor lugar en el peor momento
20 Era Yanagisawa, que estaba siendo atacado. Yanagisawa fue cacheteado en su rostro desde encima y los lados, tres, cuatro veces por un ramo de rosas frescas y profundamente rojas. Cada vez, algunos pétalos animados salían volando, cayendo como gotas de sangre. ¡Y entonces, el golpe final! Desde encima del ramo bajó, lanzado en el pecho colapsado de Yanagisawa. Banri se quedó sin habla. Yanagisawa también.
Los pétalos de rosa volaron alrededor vivamente, sobrecargando sus sentidos con el intenso olor dulce del néctar. En medio de este rojo intenso ataque aéreo… - Ya le he quitado las espinas.
La mujer mostro una amplia y perfecta sonrisa mientras sostenía un respirar tranquilo.
¿Quién era ella? ¿Qué era? Tales preguntas se desvanecían como el la neblina de la mañana. Ahí estaba, una figura blanca y luminosa como la nieva, destellando como si gentilmente rociara con gotas de agua. Los pétalos de rojo intenso, como si fueran un aura alrededor de ella, la completamente reina de las rosas. - ¡Felicidades por tu admisión! Eso es todo lo que quería decir. - No puede ser.
Yanagisawa sollozó con una pequeña voz, tomando las rosas con sus brazos. Como si no quisiera aceptar la realidad, estaba sacudiendo su cabeza de un lado a otro. Banri, todavía el extraño boquiabierto, simplemente levanto sus ojos hacia la sonrisa de la chica. Su piel era perfecta, brillante como la más fina seda. Su cabello era perfecto, de un café oscu-
ro, sin ni un pelo fuera de lugar. Su figura era perfecta, su cabeza ligeramente se inclinó hacia un lado. Llevando un vestido de encaje de una sola pieza, blanco como la nieve, su cuello y orejas respaldados por perlas, con finas zapatillas de tacón alto y un bolso purpura en su muñeca, de todas formas, la mujer era perfecta. Que ese tipo de persona pudiera vivir y respirar era un completo misterio, era tan irrealmente perfecta. Hasta su voz era clara como campanas tintineantes. - Qué tonto eres, Mitsuo.
Rápidamente, miró fijamente hacia abajo, donde estaba Yanagisawa, desde debajo de sus largas y pobladas pestañas. Sus labios brillantes del mismo oscuro y satinado rojo como las rosas, justo como pétalos, seguían sonriendo a la perfección. - ¿Creíste que podrías engañarme completamente, huyendo a la universidad? ¿En serio pensabas que podrías escaparte? Solamente no hay forma. No puedes engañarme con trucos así. Para que Mitsuo huya de mi perfección… de nuestro futuro perfecto, tal cosa no puede ser. Ella llamaba Mitsuo a Yana-ssan, estaba llamando a Yanagisawa, por su nombre.
Todavía boquiabierto y plantado en el suelo, su conversación de la mañana apareció en su mente. Esta podría ser la chica problemática que no es su novia, quizás, después de todo. - Mitsuo ha sido mío toda la vida. - ¡N…noooo! - Tú eres mío. No pongas resistencias inútiles nunca más. Entonces, ¡te veo luego! Corrió a medias de vuelta al taxi, el cual to-
21 davía estaba estacionado ahí. Justamente antes de entrar, notó que un pétalo se le pegó al cabello. Lo tomó gentilmente con la puta de sus dedos y lo puso en la palma de su mano, entonces lo sopló… quiero decir, hacia Yanagisawa, como un beso. El pétalo voló por el aire, pegándose de una vez a la punta de la nariz de Banri, pero pronto el aire se lo llevó. Al dejarlos atrás a ellos dos junto a la rosas en la calle, el taxi se fue. Qu…—Miró a Yaganisawa— ¡¿Quéeeeee?! Todavía sosteniendo el ramo de rosas, con el cabello desaliñado, Yanagisawa dejó salir un gran grito. Banri consiguió pararse primero, y extendió su mano hacia él. - Yana-ssan, ¡Cálmate! ¡¿Quién era esa?! Quiero decir. ¡¿Qué acaba de pasar?!
Mucha gente estaba mirándolos, Banri se dio cuenta. La mayor parte, todos estaban mirando a Yanagisawa. Todavía estaba sentado en el piso, sosteniendo un enorme ramo de rosas, parecía un poco fuera de lugar en el ordinario paisaje urbano. Era como un viajero del tiempo fuera de alguna telenovela de moda de la época de la burbuja. Al otro lado de la calle, grupos de aparentemente nuevos estudiantes y empresarios estaban viendo hacia aquí. Miradas expresando sorpresa combinado con tenues sonrías. Algunos de ellos estaban señalando con sus dedos, riéndose. “Hey, mira. Wow, increíble. ¿Qué pasa con ese hombre-rosa? Con ese sobre y todo lo demás, él debe ser uno de los nuevos de nuestra escuela de seguro. ¡Qué misterioso! ¿Qué está haciendo? ¿Eso no es bastante vergonzoso?” Estaban murmurando y susurrando todos alrededor. Un poco desorientado, Yanagisawa se levan-
tó. Entonces, como si en un último ataque, el montón de pétalos bajaron volando de su cabeza. Al verlos caer ante sus pies y mirar hacia el ramo de rosas mantenidas en su pecho - Se, Se acabó… Mi vida de estudiante… en un día, ¡Se acabó…! ¡Jajajaja… jajajaja! —Yanagisawa daba una expresión distraída y metió una mano en su bolsillo. Y entonces ‘¡Wheee!’, sacando un puño de pétalos que se le pegaron ahí, las lanzó encima. ‘Esto no puede seguir’, pensó Banri, sus hombros se tambalearon. En lo que respecta a los problemas con la cabeza, tenía suficiente con los suyos.
Tranquilo, Yana-ssan, en verdad tienes que calmarte! Además, mira… ¡Tenemos que llegar a la orientación a tiempo! - ¡¿Voy a llevar estas maravillosas rosas conmigo a la orientación?! Sólo sería avergonzado, quedando como el hazmerreír, y luego, por cuatro años de la vida de estudiante, ¡¿Qué voy a hacer?! De todas formas, ¡¿Qué quieren decir con “Hombre-rosa”?! ¡Eso es como un tipo “Hombre-jamón”…! - Está bien, está bien, ah, por favor, toma esto: “Felicidades por tu admisión al colegio”. Algunas estudiantes nuevas estaban viéndolos mientras pasaban por ahí, y sus ojos se encontraron. Sin detenerse a pensar, Banri sacó unas cuantas rosas del ramo y se las dio a las chicas. Después, mientras decían cosas como “Eh, ¿Es para mí?” Bastante felices acercaron sus manos hacia ellos. Al ver esto, algunas otras chicas dijeron “¿Esos chicos están regalando las rosas?” “¡¿Bromeas?! ¡Yo quiero una!” Y ellas se acercaron. En realidad esto podría funcionar, pensó.
- ¡Es cierto! ¡Estoy regalando rosas!
22 ¡Felicidades por su admisión a la universidad! ¡Yo soy el Hombre-Rosa, por favor, toma una! - ¿Qué estás haciendo, Banri? - Yana-ssan, también deberías regalar algunas. Ah, aquí tienes. Sacando una por una, le daban cada vez más rosas a la gente.
Si todos los demás nuevos van a la orientación sosteniendo rosas, el único recuerdo que quedará no será “El día de la ceremonia de entrada, ahí estaba este extraño chico sosteniendo rosas” sino en lugar de eso, se habrá convertido en “El día de la ceremonia de entrada, los nuevos recibieron rosas” ¿Cierto? Por esa razón, Yana-ssan, también ven, ¡Vamos a regalar millones de rosas a ti, a ti, a ti, y a ti! Sí, sí, aquí tienes, ¡Todavía hay más! ¡Felicidades por su admisión! Incluso el Escuadrón de señoritas, que no parecían estudiantes nuevas, lloraron “¡Son tan lindos!” y “¡Son gratis!”, y corrieron excitadas. “¡¿Podríamos, por favor?!”, sus sonrisas se dirigían a ellos. - ¡Aquí tienes!
Hasta Yanagisawa sonrió desesperadamente, mostrando sus dientes en una gran sonrisa, regalando rosas mano tras mano.
¡Tienes razón! Si me hubiera tropezado justo afuera de la puerta, de seguro esa Kouko se habría salido con la suya. Incluso se enteró, nosotros estaríamos aparte. Vamos a vivir en nuestros propios mundos. Con ese fin, fui de un lado a otro para encajar en la escuela, así yo podría ser aceptado aquí. En un lugar así, ¡No voy a fallar! ¡No me convertiré en lo que Kouko quiere que sea! ¡Mi vida como estudiante todavía no se acaba! ¡Ten una rosa!
Tenían cerca de 15 minutos antes de que la orientación empezara. Kaga Kouko. Ese era su nombre al parecer.
Ella se había encontrado con Yanagisawa Mitsuo durante su primer año de la escuela primaria. En esos días, Kouko era delicada, una pequeña niña intimidada, que él había protegido. Debido a esto, se había aferrado a él con todas sus fuerzas, diciendo que Yanagisawa era “El príncipe de sus sueños”. - De ahí en adelante, el sueño de Kouko siempre ha sido sólo una cosa, “¡Casarse con Mitsuo!”… aterrador, en verdad. - ¿Aterrador? ¿Por qué? ¿Acaso no es esa una conversación extremadamente romántica? Una promesa de la infancia… Unido por el destino a tu amiga de la infancia… o algo parecido. Eso es bueno, totalmente. Quiero decir, ella es una chica muy linda, desbordante de encanto, como una actriz. - No entiendes. ¡En verdad no lo sabes lo que es!
Su voz había subido sólo un poco, pero la chica sentada enfrente de ellos volteó por un momento. Bajando sus voces, los dos murmuraron “Disculpa”, y agacharon sus cabezas un poco. Habían estado susurrando demasiado fuerte. La nueva orientación para estudiantes de leyes se estaba realizando de una manera bastaste parecida a la de la universidad, en un amplio salón con asientos acomodados en gradas como unas escaleras. En la plataforma, un miembro del departamento de Asuntos de Estudiantes leyó ante un micrófono, “Tienes el deber de comportarte…” “Cada esfuerzo para prevenir los accidentes…” etc., etc., mientras leía un número importante de puntos con respecto a fumar, beber y cosas así.
23 Un dulce olor flotaba por el amplio espacio, viniendo desde las rosas rojas en las manos de un cierto porcentaje de estudiantes. - ¿…No lo has entendido desde hace rato? Debido a que no me mudé a la misma universidad que ella, me emboscó en la ceremonia de entrada, golpeándome en la cara con un monstruoso ramo de rosas, y después ha estado hostigándome, me da una brillante sonrisa y se va, qué tipo de mujer… Es un desorden, en serio lo es… Repitió con una voz suave como un quejido.
- En cuanto a Kouko respecta, ella tiene su escenario de vida apropiado al que llama “Mi perfecto yo”. Solamente está apegada a mí como una parte de ese escenario de su vida perfecto. Cada vez que intentaba hacer algo… Yanagisawa volteó su rostro hacia Banri. Separó sus cabellos a los lados, cerró desagradablemente sus ojos, casi visco, levantó la barbilla y con un extraño tono de voz.
- “¡Mitsuo! ¡No está bien!” “¡Mitsuo! ¡Eso no era lo que había planeado!” “¡Mitsuo! ¡Haz lo que te digo!” “¡Mitsuo! Blablablabla” “¡Mitsuo! Lalalalala”… Eso es lo que era. No es una forma de vivir. - Es divertido, pero no es para nada como ella. Su cara no estaba así. Mejor dicho, algo así… Banri sacó su barbilla, movió sus pestañas de un lado a otro mientras miraba hacia arriba, moviendo sus hombros lentamente de atrás hacia delante, y peinó sus flequillos… gentilmente. — “Le he…quitado las espinas…n…” se mueve~… ¿No era así?
Yanagisawa le dio una mirada fría y sacudió su cabeza.
- ¿Qué fue eso? No, no es para nada así. Por supuesto, ¿Qué puedes saber con tal sólo un encuentro? Ella es como “¡Blaaaa! ¡Mitsuoo! ¡Blaaa!” “¡Es blabla! ¡Haz blablabla! ¡No hagas Blablabla! ¡Blablabla! ¡Mitsuoooo! ¡Blablabla!”. -Eh, ¿Eso no es un lunático? Lo que vi fue “Oh, qué tonto… Mitsuo…h”. - No, no. ¡Ella no es para nada así! ¡Es más como esto! “¡Blablabla! ¡blaaaa! ¡Mitsuo! ¡Blaaaaa!” pero además… Yanagisawa probablemente quería demostrar su expresividad un poco más, se veían las venas en su frente, se levantó un poco de su asiento, girando alrededor, cuando finalmente…
- ¡Tú, el de ahí! ¡Detén todos esos susurros. Desde el atril, un dedo estaba señalando en a modo de advertencia. Yanagisawa se encogió, se paralizó avergonzado y discretamente se sentó de nuevo en el más que incomodo asiento de madera que parecía un banco. Sus mejillas se ruborizaron, inclinó su cabeza mientras murmuraba “Discúlpeme…” y así se encogió. Hasta a Banri le dolía las miradas cortantes viniendo de todo el salón. La situación parecía incluso más vergonzante que el ataque de rosas. Dio una mirada en diagonal hacia el rostro sonrojado de Yanagisawa, que también miró atrás de Banri. - No digas nada.
Yanagisawa expresó simplemente con mantener su dedo ante su boca. Y entonces, en vez de causar más problemas con los susurros, garabateó algo con el lápiz en el margen de uno
24 de sus folletos.
- De cualquier forma, ¡De seguro voy a estar lejos de Kouko por cuatro años! - ¡No me voy a rendir sólo por esa humillación! ¡Voy a disfrutar mi vida como estudiante! - ¡Viva la nueva vida! ¡Libertaaaaaaaaaaad! Y desde un lado podías verlo reír abiertamente. Sus derechos y blancos dientes formaban un arco perfecto. Banri pensó que Yana-ssan debe venir de una familia y de un lugar bien acomodado. Entonces, tomando su lápiz, en vez de escribir una respuesta, con una gran sonrisa, dibujó un gatito que gritaba “¡¡¡SI!!!”
Pasando a la explicación de las clases y lecturas requeridas para graduarse, los cursos especiales requeridos para aquellos que quisieran pasar a la escuela de leyes, los cursos especiales requeridos para los exámenes de servicio civil, todos los tipos diferentes de pruebas para calificaciones especiales etc., etc., etc., escucharon todo tipo de explicaciones importantes, y la orientación del día terminó por el medio día. Cuando escuchó “La prohibición de reclutar clubes será levantada empezando la noche” Banri miró a Yanagisawa y sus ojos se encontraron. Para disfrutar en verdad la vida de estudiantes, tienes que tener clubes. Al menos, Banri eso pensó. Pensaba que seleccionar un club es, absolutamente, el requerimiento más importante. Eso pasó cuando, acompañado por Yanagisawa, estaba justo punto de levantarse de su asiento. - ¡Mitsuo! ¡Blablablabla! ¡Blablabla!
De repente, una voz salió desde detrás de ellos. Banri y Yanagisawa voltearon al unísono. Banri vio unos dedos blancos puestos firmemente en la frente de Yanagisawa… crujió…
solamente la cabeza de Yanagisawa se dio la vuelta, como si estuviera a punto de ser arrancada de su cuerpo.
- ¡Blablalblalblalbla! … ¿Me pregunto si soy así? El rostro de Yanagisawa se puso blanco, como si la sangre fuera drenada de su cabeza. Acercándose al pupitre desde el asiento justo detrás de él y un poco por encima de ellos, dos manos agarrando su cabeza, ahí estaba flotando la sonrisa perfecta de Kaga Kouko. Entre las serias tonalidades de azul y gris, brillando sola en un vestido de encaje de dos piezas, ahí estaba ella. Todo el tiempo… había estado justo detrás de ellos. Probablemente.
- ¡¿Por… por qué estás… Qué estás haciendo aquí?! - Por la orientación, por supuesto. Es natural estar aquí. Mientras miraba la cara temblorosa y palida hasta la nariz de Yanagisawa, Kouko sonrió, sus labios rosas se abrieron lentamente. Por supuesto, los hermosos y blancos dientes brillaron entre esos labios. - Ya te dije antes, ¿no? Dije “Te veo luego”. ¿No me escuchaste? O quizás… ¡blablablabla! Con un gesto como una caricia, el bello dedo de Kouko ligeramente acarició el cabello de Yanagisawa. - ¿Fue lo que escuchaste…?
Sus manos fueron retiradas ferozmente, y quizás fuera de sí por la frustración. - ¿Para qué fue eso?
25 Kouko, todavía sonriendo pero con una voz fría filosa como un cuchillo, cruzó sus brazos. Haciendo una pose con su barbilla levantándose un poco, bajó la mirada hacia Yanagisawa. Sus grandes ojos brillaron como joyas negras, reflejando la sombre de sus pestañas. En todo esto, parecía que no había notado para nada a Banri. - ¡No me preguntes eso! ¡¿Qué rayos estás haciendo?! ¡¿Por qué estás aquí, en la orientación?! - ¡Cedí ante tu deseo y lo hice coincidir con el mío! También me inscribí aquí. - Bla…. - Ahora esa es una cara feliz. Podremos estudiar juntos por otros cuatro años.
Yanagisawa contuvo su respiración, corrió su mano por sus cabello tres veces, y debido a que este ahora estaba desaliñado, cuando miró a Kouko, él parecía una fantasma enojado de un soldado caído. - T-Tus planes, ¡¿Qué hay de ellos…?! En tus planes para el futro, ¡¿No querías continuar estudiando Literatura Francesa, pasando tres años estudiando en Francia?! ¡¿No habías decidido construir por ti misma una carrera en los negocios de la moda?! Dejando salir un pequeño suspiro, Kouko deslizó sus dedos por su pelo satinado, el cual llegaba debajo de donde sobresalía su pecho.
- Definitivamente se necesitaba un pequeño cambio, pero no era difícil. La vida de estudiante sin ti a mi lado no tendría sentido. Había estado pensando que tú y yo podríamos ir a la universidad juntos, tomar clases de negocios así podríamos ocuparnos de los negocios de mi padre. Pero no me importa. Me da lo mismo si mi marido
posee su propio negocio o trabaja en un despacho de abogados. Mitsuo, me traicionaste al planear en secreto tener un examen afuera. Cuando me enteré me sorprendí, desde luego… pero, en vez de hacer un escándalo para detenerte a la fuerza, pensé que sería mejor seguirte. Así que también tomé casi todos los exámenes de entrada que tú tomaste. - ¿Cómo pudiste saber a que universidad me inscribiría…? le pedí a mi tutor que lo mantuviera en secreto, y todavía… no le dije a mis amigos ni a nadie que iba a tomar el examen… - Este año terminaron el edificio de la facultad de medicina, ¿Sabías? Es llamado el “Edificio Conmemorativo de Kaga”. No fue ningún problema enterarme de la escuela que habías elegido. Dijo Kouko, una vez más mostrando una expresión relajada, los labios relajados en una sonrisa. Horizontalmente por sus flequillos, una diadema de seda con adornos entre anaranjados y rojos bordeando su frente redonda y blanca. Desde su silueta, siguiendo por su pequeña barbilla, y continuando a la línea de su largo y delgado cuello, no podría ser más diferente de las otras chicas pasando detrás de ella. Era demasiado sofisticada.
Tenía características, que no podrían ser descritas de otra forma sino un ser bien parecido. - ¿Acaso no estás contento también, Mitsuo? Y eso que te entregué todo mi corazón. Más que nada, su expresión de desprender su confianza en sí misma la hacía más linda que cualquier otra chica. Banri se dio cuenta. Ella todavía no había notado la existencia de Banri.
Yanagisawa, haciendo una cara como si hubiera comido algo amargo, volteó hacia Kouko boquiabierto.
26 - ¿Verdad? Estás feliz, ¿Verdad? Respóndeme, Mitsuo. - Infeliz… - Muy feliz, ¿Verdad? - Siempre infeliz… - La verdad, estás feliz, ¿Verdad? - ¡Dije infeliz! ¡Eres una molestia! A pesar de que tomé el examen fueras para que pudiera huir de ti, ¡Has ido a estropearlo todo! ¡No es algo para estar feliz!
otros para decir algo.
De repente, Kouko parecía haber notado la presencia de Banri. De repente le sonrió a Banri de forma agradable, que había estado parado junto a Yanagisawa.
Dejado atrás en la sala de lectura, Banri miró a su alrededor. Los argumentos de Yanagisawa y Kouko habían atraído miradas, y también algunas miradas estaban fijadas hacia Banri. Enfermándose fácilmente, apresurado dejó tirados los instrumentos de escritura en las sillas, dentro de sus sobre.
No le prestes atención. Está de malas. Mitsuo es, por así decirlo, famoso por ser “así”. - Tsu, nde, re. ¡Heh!
Tocó ligeramente cerca de su boca, con una uña color beige, y encogió un poco los hombros. Como una actriz en escena, hizo un guiño exagerado. Banri no tenía ni idea de cómo se suponía que reaccionaría… - Bueno, hmm… Mi nombre es Tada. Qué más… bueno, gusto en conocerte… ¡Heh! Doblándose relajadamente, se lanzó hacia el frente. Haciendo a un lado a Banri, Yanagisawa eligió los primitivos medios de escape, intentando huir. - ¡Oh! ¡Mitsuo se escapó!
Con eso, Kouko salió corriendo detrás de él, los tacones altos sonaban con audacia, subiendo a prisa las escaleras. La bella figura de Kouko resaltaba, captando los ojos de muchos de los nuevos, que luego se voltearon unos a
Había varios de ellos, que sabían que las preciosas rosas de sus manos originalmente fueron su regalo. Mmm…, debe haber chicos alrededor que vieron el ataque en la calle. - Quiero decir…
Entonces se dio cuenta, después de tanto, que de nuevo estaba sólo.
- Yana-ssan ha dejado todo tirado…
Juntando debajo de su brazo folletos impresos de cosas importantes, planes de estudio, y varias cosas pertenecientes a Yanagisawa que había olvidado, Banri salió de la sala de lectura con largos pasos subiendo las escaleras. De todos modos habían intercambiado sus números de celular e e-mails, así que regresárselos no sería un problema. Al salir por una de las muchas puertas fuera del corredor, se juntó con la multitud de los otros estudiantes nuevos. Los planes para salir, presentaciones, las voces y risas aquí y allá hacían eco como una pequeña explosión. El edificio de la escuela estaba viejo. La luz de las decoraciones fluorescentes se estaban volviendo amarillas, había aparatos aquí y allá para fijar los muros contra los terremotos, y por alguna razón las ventanas tenían colocadas rejas de hierro. Fue dicho que una vez esta universidad había sido el lugar de estudiantes violentos, y esas cosas deben haber sido los restos.
27 Trayendo consigo los sobres de dos personas, Banri lentamente bajó los escalones. En una esquina designada para fumar en el lobby, algunos nuevos (Tenía dudas si tenías veinte años o no) todavía con sus trajes, ya estaban flojeando. Mirando de reojo, viendo el destino del humo que exhalaban, siguiendo al chico enfrente de él, Banri también salió del edificio. En ese mismo momento.
- ¡Chico nuevo, felicidaaaaaaaades! - ¡¿…Qué…?! Con una gran conmoción, ante sus ojos volaba una ventisca de confeti. Había una gran multitud de estudiantes, muchos más que sólo los nuevos.
Por lo que empezó a rodear a Banri y los otros nuevos estos pestañearon por el giro inesperado, todos eran enormes miembros del club de futbol americano, gritando parados en la primera fila de los estudiantes. Sus grandes cuerpos se ajustaban en de los uniformes, gritando el nombre de su equipo de una forma peculiar, tomaron a los chicos que captaron sus ojos y fácilmente los levantaron sobre sus cabezas. - ¡Hey, tú, nuevo, feli-ci-da-des! ¡Vas para arriba! - ¡Yo no, yo no, de ninguna manera! ¡Discúlpenmeeee! Luego de que sus ojos se encontraran con uno de los de casco, Banri agachó la cabeza a los llamados y bajó corriendo los escalones de la entrada a toda prisa. Enfrente de sus ojos, sobre su cabeza…
- ¿No te interesa un cuento cómico? ¡Vamos a tener eventos para los estudiantes! - Waa, waa, waa Ven y Haz Coro - Hey, tú, ¡Pareces alguien que le gustaría el camping! ¡El club de investiga-
ción de camping está aquí! - ¡La recepción de bienvenida del Club de Comedia para Estudiantes Nuevos empezará a las dos! ¡Por supuesto que es gratis, y habrá bebidas! Entre los folletos que le daban, las manos invitándolo y luego los tonos de las risas a reventar, el camino Banri era boqueado una y otra vez. A punto de ser aplastado entre el caos de la multitud, todos los nuevos, cambiando sus estúpidos rostros así como palomas siendo alimentadas, eran persuadidos para alinearse ante los mostradores de las cabinas de los clubes. No se podría decir que el centro del campus era muy amplio, pero cada club allí parecía que empezar su reunión de reclutamiento, con trajes, música y todo lo que puedas imaginar. - ¡Información sobre como tomar clases tranquilamente! ¡Todo está aquí!
Gritó un grupo de chicos que parecían reporteros, agitando algo que parecían periódicos, con un “Sociedad de Investigación de Comunicaciones Masiva” escrito su fajín.
Hasta los otros cuerpos uniformados reunidos alrededor, tenis, y luego Judo, que junto con el Equipo de Futbol Americano repentinamente fueron amenizados por las animadoras. Los de esgrima y arquería también estaban. La gente con esmóquines y vestidos deben haber sido del club de baile. A un grupo vestido con uniformes negros, era difícil acercárseles. Un poco encorvado, con cara de niño, parado sin ninguna aspiración, ahí estaba Banri. Por esto, solamente los clubs con aspectos culturales lo mandaron a llamar. - ¡Los trenes siempre llegarán a tiempo! El Club de Investigación de Ferrocarriles
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29 - ¡¿Por qué no ir a la playa dos veces al año?! El Club de Investigación Cultural de Manga
Y por extraño que parezca, “El Club de Investigación Solamente de Novelas de Detectives y Misterios.” y “El club de Investigación de los laberintos” e inclusive, este captando su imaginación un poco, “El Club de Exploración de Estructuras Gigantes”. ¿Qué podría ser “En el Monte Takao, hasta tú puedes saludar al sacerdote de la montaña”? Regresó en sí para encontrar que una montaña de folletos había sido puesta en sus manos. Abatido por la ola encolerizada de estudiantes de todos los grados que se hacían revoltijo, Banri todavía no podía pararse, y terminó en el centro. Quería seleccionar el club donde estuviera con Yanagisawa, pero ante esta locura, este alboroto, no tenía ni idea si podría dirigir un escape limpio. - ¡¿Acaso no eres un nuevo?! ¡Somos el club de la ceremonia del té, pero los jóvenes también son súper bienvenidos! - Ah, gracias… - ¡Entonces, por ahora, bebe, bebe! ¡Bebe, bebe, beeeebe! ¡Bebe,bebe, beeeebe! - ¡...S-Sí, señora!
Le ofrecieron, con mucha insistencia, un tazón de té verde, lo probó mientras intentaba no dejar que la gente lo impactara con su codo. Gah, bebió esa cosa amarga y les regresó el tazón. ¡Tú forma de beber! ¡Sí, buen chico! Aplaudiendo, el club de té se fue a su siguiente objetivo, ¡Bebe, beeebe! Al ataque.
La parte de atrás de su mano podría haber vuelto verde cuando limpiaba su boca. En ese momento… Un silbido fuerte estalló en sus oídos. Levantó la cabeza con sorpresa. Desde el otro lado del campus, un grupo tocando músi-
ca latina con un intenso ritmo bailable, estaba separando el montonal de gente, atravesando la multitud. El silbido de samba era exasperante. Tenían el cabello desordenado o pelucas, cuantas llamativas tejidas en trenzas y rastas muy largas, hombres y mujeres sin distinción vestidos con mallas de verde brillante muy ajustadas. Todos tenían instrumentos musicales en sus manos,.. Estaban parados cantando en voz alta.
Sus oídos se rompieron y su cuerpo tembló por el sonido del silbido, los ojos de Banri estaban abiertos de par en par. La universidad en verdad es genial. No había pensado que fuera tan genial. De ahí en adelante, de seguro, la vida iba ser realmente genial. Este ritmo rápido y despertante jugó con su cuerpo y lo hacía sentir como si perdiera sus instintos. Estaba convencido. De seguro en este lugar podría convertirse en una nueva persona. Los días que había pasado en vano persiguiendo la visión de su yo perdido, fueron completamente terminados.
El confeti bailaba. Los incontables folletos volaban por el aire. Las filas de tambores. Los gritos de las gargantas de los hombres. Las voces de las mujeres con sus agudas risas. Esplendida, deslumbrante, la locura de primavera. El ritmo del desfile lo sacudió con furia, haciéndolo retumbar violentamente. Cerró sus ojos, desmayándose, no pudo ver nada más. Tada Banri.
Si abrieras tus ojos, podrías ser capaz de ver tu propio yo nacer. El tú mismo despertando en una nueva habitación, encontrando nuevos amigos, y cayendo dormido en una nueva recamara. Antes de abrir sus ojos de nuevo, intentó imaginar algo como pedir un deseo. Por supuesto que vería un maravilloso mundo con sus nue-
30 vos ojos. Divertido, alegre, y satisfecho, incluso si había confundido por la soledad… todo el oro brillante, como ser deslumbrado todo el tiempo. Vamos a vivir así todos los días. Tanta gente por conocer, tanta por amar, tanta para vivir juntos en este mundo. Banri celebró el inicio de una nueva vida, y deseaba esto desde esa estación llamada “Primavera”.
Si pudiera vivir así, entonces de seguro antes de lo que había pensado, se enamoraría. Él quería amar.
Brillante ante sus ojos… había una multitud de bailarines revestidos en un brillante verde esmeralda. Todos los bailarines estaban reunidos en filas alrededor de Banri, y se estaban incrementando maravillosamente. Tenía sus ojos cerrados, extasiados, perdidos en una fantasía, y para la hora en que lo notó, la segunda parte del grupo de desfile, el deslumbrante grupo de samba lo había rodeado. O por el contrario, debido a que Banri estaba sólo ahí parado, estaba en el camino de todos los bailarines, y el desfile no podía fluir después de él. - Discúlpenme, discúlpenme.
Una sola persona, quería admirar a alguien muchísimo, que nada más pudiera entrar a su corazón. Puede haber sido un deseo ciertamente mundano, tal vez, pero puesto que Banri era una persona ordinaria, no había remedio. Quería encontrar a una sola chica. Quería apostarlo todo en el amor. No le importaría si no era una compañera tan excepcional en todos los sentidos como la de Yana-ssan. Quería aventarse a las corrientes del destino. Buceando en el torrente de este nuevo mundo, la persona que debía conocer, la única que debía descubrir, tomarla con tus propias manos.
Disculpándose mientras intentaba pasar a través de ellos, sus manos y pies se movieron al bloqueado ritmo de su escape. oblándose adelante y atrás desesperadamente para no molestar su coreografía, los pasos de los bailarines golpeaban sus pies, para evitar golpear a alguien más no había otra opción que hacer coincidir sus pasos. Poco a poco, pateando sus pies, moviendo sus caderas, entonces con respiración,
Con sus ojos todavía cerrados dejó salir un gran y firme respiro,
Casi al mismo tiempo, alguien giró detrás de él, su peinado marcó un golpe directo en la nuca de Banri. ¡Zas! Un knock-out fácil, estaba a punto de caer torpemente noqueado sobre su cara… o eso pensó por un momento. Su brazo, agarrado con fuerza, se detuvo. Como si fuera arrastrado junto con sus piernas retorcidas, Banri fue retirado de la línea de los bailarines.
¡Tada Banri!
- 3, 2, 1… Listos…
¡Vamos por ello! Pensó él, y entonces abrió sus ojos. ¡Vamos al encuentro del destino!
Los golpes del tambor por todos lados. - ¡¿Eh?! ¡¿Whoa?!
- ¡OOOOOOYEEEEE! —extendió sus dos manos, los dedos índices apuntaban al cielo, dio una poderosa pose, y gritó con todo su corazón.
Al tropezarse unos pasos después, cayó sobre los pies de los estudiantes. - No quiero ningún “¡Oye!” de parte
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32 de ti, novato. ¿Qué estabas haciendo? - Ah…
- Um, tu labial… es increíblemente lindo…
Él vio a esa persona.
Lo había dicho antes de darse cuenta. Qué cosa tan anormal había soltado. Lo había dicho sin querer. Eso era lo que vino a su mente, en el clímax del momento.
- ¿Chico nuevo?
El espectáculo era completamente irreal.
La persona que ayudó a Banri… tenía un kimono blanco con adornos florales. Un listón obi brillante escarlata y un sombrero que parecía una luna creciente. Con el sombrero que estaba asegurado debajo de su barbilla con un cordón rojo, su rostro estaba medio escondido. Lo que podían ver sus ojos fueron: labios gruesos, matizados de un vivido e intenso rojo. Como una escena de un drama de la época, en la estancia de un viajero tirado en la calle y próximo a la muerte, Banri había sido capturado por la mirada de una diosa rescatante como si fuera del periodo Edo. - ¿De qué departamento eres? - De… del departamento de leyes. Soy Tada Banri. - Yo soy Linda.
Linda. Su realidad estaba cambiando una vez más. Había pensado que había sido rescatado de la samba por una persona del periodo Edo, y esa persona resultó ser una extranjera… - Mi nombre es Hayashida, así se escribe Linda. Soy una estudiante de segundo año. Nos vemos más tarde. Ah, Japonés. - ¡Err…! Una vez que se paró, después involuntariamente llamó a Linda. Cuando se dio la vuelta, debajo de su sombrero un rostro blanco pudo ser visto por un fugaz momento. Contario a sus expectativas después de sus francas palabras, ella parecía ser una buena persona.
“¡Repugnante!”, iba a dejarlo con esas palabras, pero Linda dio una brillante sonrisa desde debajo de su sombrero. Y entonces, girando su ágil y delgada cintura a un intenso ritmo, dejó a Banri y se volteó hacia las muy coloridas filas del desfile.
Mientras su figura estaba a punto de desaparecer entre la multitud, se dio la vuelta en el último momento. Él pudo ver la manga de su kimono meneándose mientras le lanzaba un beso. El beso golpeó a Banri por un momento, e involuntariamente golpeó con una de sus manos en su corazón herido. Ya dos veces en un día, había recibido un beso de parte del sexo opuesto… Uno de ellos no fue intencionalmente para él, pero… - ¡Wow…!
Habiendo olvidado su futura soledad por un momento, la primavera apenas estaba empezando y parecía que iba a ser emocionante.
33
Continuarรก. . .
Tada Banri, un estudiante nuevo de una escuela privada de abogados en Tokyo, se encontró perdido después de la ceremonia de bienvenida. En ese momento, se encontró con otro estudiante nuevo, Mitsuo Yanagisawa, también perdido. Entonces apareció delante de ellos una chica hermosa con un ramo de rosas, la cual golpea a Mitsuo en la cara con el ramo. La mujer perfecta, bien vestida y elegante que le había pegado a Mitsuo, era su amiga de niñez, Kouko Kaga. Como niños se habían prometido casarse algún día. Para escapar de ella, Mitsuo tomó el examen para entrar en esta universidad privada de forma secreta, pero inesperadamente ella apareció allí.