Intercativo1

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CONTENIDO

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Introducción • Pobreza monetaria 5 -Pobreza 6

-Pobreza extrema

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• Comparación internacional

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• Ingresos 16

-Distribución del ingreso

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• Pobreza Multidimensional – IPM

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-Dimensión 1: Condiciones educativas del hogar

-Dimensión 2: Condiciones de la niñez y juventud

-Dimensión 3: Trabajo 34

-Dimensión 4: Salud 36

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-Dimensión 5: Acceso a servicios públicos

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• Tercer Censo Agropecuario

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-IPM ajustado por dimensiones – resultados 51 Bibliografía 54

ANEXOS

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esde el punto de vista conceptual, se puede catalogar la pobreza como la privación del bienestar, que se concentra en las capacidades que tiene un individuo para desenvolverse en una sociedad. Los individuos que viven en condiciones de pobreza están en situaciones en las que casi todas sus capacidades presentan desventajas con relación a las personas que no la sufren (Haughton & Khandker, 2009). Normalmente, para estudiar las condiciones de vida de la población se refieren a la calidad de vida, los ingresos y la desigualdad en la acumulación de capital. Si bien estos elementos se basan en la identificación de las personas “pobres” donde, según Amartya Sen (1979), la condición de pobreza es subjetiva debido a la existencia de diferentes estándares de vida; se ha logrado un consenso sobre su definición, asociada a aquellas personas que no tienen acceso a los estándares mínimos de vida. En este sentido, la medición de la pobreza en Colombia se realiza de forma directa e indirecta, de acuerdo con la clasificación de Amartya Sen (1981): el método directo evalúa los resultados de satisfacción que tiene un individuo respecto a ciertas características que se consideran vitales como salud, educación, empleo, entre otras. Por otra parte, el método indirecto busca evaluar la capacidad adquisitiva de los hogares respecto a una canasta, para lo cual se observa su ingreso. Es importante distinguir que en este método se establece la pobreza monetaria general cuando la canasta incluye todos los bienes y servicios considerados mínimos vitales; mientras que en la pobreza monetaria extrema se considera únicamente los bienes alimenticios (DANE, 2017). Cabe mencionar que la condición de pobreza y su incidencia se relacionan directamente con el tamaño del hogar, pues mientras mayor es el número de miembros del hogar, menor es el ingreso per cápita y, en consecuencia, la capacidad de ahorro es menor y el costo de oportunidad de los miembros que no trabajan es mayor, especialmente para las mujeres y los hijos en edad escolar (Núñez Méndez, Ramírez J, & Cuesta, 2006).

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D

e acuerdo con el Documento CONPES Social 150 (2012), en la medición de la pobreza monetaria intervienen dos elementos:

Los datos para analizar las condiciones de vida de los pobladores rurales en Colombia han sido tomados del Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE, los cuales permiten observar la evolución de la incidencia de la pobreza monetaria así como del índice de pobreza multidimensional, tanto a nivel nacional como por zonas, con lo cual se puede determinar las brechas que existen entre el campo y la ciudad. Otro insumo para el desarrollo de este documento es el Producto 1: Características sociales de la población rural en Colombia, desarrollado en el marco de la Asistencia Técnica del Programa “Apoyo a la Política de Desarrollo Rural Integral con Enfoque Territorial”.

i) ingreso per cápita de la unidad de gasto1 y ii) valores de las líneas de pobreza y pobreza extrema el indicador de pobreza monetaria identifica el porcentaje de personas que son considerados como “pobres por ingreso”, es decir, aquellos cuyo ingreso per cápita mensual es inferior a la línea de la pobreza2. En el país, de acuerdo con datos del DANE, la población en pobreza tiene un ingreso per cápita promedio correspondiente al 60% del valor de la línea de pobreza. Gráfico 1. Líneas de pobreza e ingresos per cápita promedio de la población pobre y no pobre (Cifras en pesos)

A pesar del crecimiento económico que Colombia ha experimentado desde la década de 1990, es uno de los países del mundo donde la desigualdad es mayor y la brecha entre las zonas urbanas y las rurales es especialmente grande. El objetivo del presente documento es describir la evolución de los determinantes de la pobreza rural en Colombia entre 2010 y 2016; para lo cual se presenta la siguiente estructura: Primero, se evidencia la pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema, como medidas de la capacidad de compra que tienen los hogares para adquirir una canasta mínima de consumo y una canasta mínima de alimentos, respectivamente. Segundo, se presenta la desagregación de la composición del ingreso de los hogares para evidenciar cuáles fueron las fuentes de mayor participación. Tercero, se muestra el coeficiente de Gini como medida de concentración de los ingresos en un determinado territorio. Cuarto, se realiza la descripción del Índice de Pobreza Multidimensional – IPM para capturar la calidad de vida de la población rural y sus diferencias con la urbana en cada una de las dimensiones. Finalmente, se presentan los resultados del Tercer Censo Nacional Agropecuario.

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Fuente: DANE – DPS Ingresos per cápita de la población no pobre

Ingresos per cápita de la población pobre

Línea de pobreza

1. “La unidad de gasto hace referencia a la persona que atiende sus propios gastos, o al grupo de personas que comparten la vivienda y tienen arreglos para satisfacer en común sus necesidades esenciales (gastos de alimentación, servicios de la vivienda, equipamiento y otros gastos del hogar)” 2.La línea de pobreza tiene el objetivo de representar la cantidad mínima de dinero que necesita una persona para adquirir la canasta básica de consumo compuesta por alimentos, bienes y servicios. El Anexo 1 expone las líneas de pobreza y pobreza extrema.

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Pobreza

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n Colombia, actualmente 28 de cada 100 personas son pobres monetarios y 9 de cada 100 personas son pobres extremos monetarios, es decir, su ingreso no logra cubrir ni la canasta de alimentos. Anunque los niveles de pobreza en el país han presentado una tendencia decreciente3, cabe recalcar que persisten brechas muy marcadas entre zonas (urbano–rural), departamentos, género, nivel educativo, edad, etnia y tipo de vulnerabilidad. Estos son algunos de los retos de política pública en la búsqueda de una sociedad más equitativa e incluyente.

Gráfico 2. Crecimiento del PIB (%) 2010–2016

Para 2016, el valor per cápita de la línea de pobreza a nivel nacional fue de $241.673 pesos, un crecimiento de 8,1% con respecto a 2015, cuando se ubicó en $223.638. De acuerdo, con lo anterior, si un hogar está compuesto por 4 personas, será clasificado como pobre si el ingreso total del hogar está por debajo de $966.692. Si la familia vive en la zona urbana este valor sería $1.064.172; y si vive en la zona rural $638.172 (DANE, 2017). Según datos del DANE, a nivel nacional, la incidencia de la pobreza monetaria pasó de 37,2% en 2010 a 28,0% en 2016; una reducción de 9,2 puntos porcentuales, lo que representa que 4,3 millones de personas salieron de la pobreza en el período 2010–2016. Desde el año 2002, el número de pobres presentó una tendencia decreciente, situación que se revirtió entre 2015 y 2016, pues se observó un aumento en el número de pobres en 229 mil personas y, los pobres extremos en 285 mil personas como consecuencia de la contracción económica, debido a la caída en los sectores de la minería y el transporte principalmente, y las altas tasas de inflación, que fueron afectadas por el paro de transporte que se extendió por 46 días, generando pérdidas económicas debido a los bloqueos de vías y, en consecuencia, escasez de alimentos y combustibles (Portafolio, 2016).

Fuente: DANE

Gráfico 3. Variación de la Inflación mensual (12 meses)

6,77

7,58 7,93 7,45 7,59

8,2

8,6

8,97 8,1

7,27

6,48

5,96 5,75

Fuente: DANE 3. Aunque durante los últimos años su ritmo de disminución se ha desacelerado.

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Análisis urbano–rural

H

istóricamente la pobreza rural ha sido más elevada que la urbana, a pesar que la pobreza monetaria rural se ha reducido de manera importante desde principios de siglo, al pasar de 61,7% en 2002 a 49,7% en 2010 y 38,6% en 2016. Estas cifras aún son muy altas y han implicado una ampliación de la brecha con respecto a las áreas urbanas (Angulo & Ramírez, 2016). En este sentido, la brecha entre la zona rural y urbana refleja una tendencia fluctuante más marcada, pues ha pasado de una diferencia de 1,49 en 2010 a 1,67 en 2015. En 2016, se rompe la tendencia y la brecha se reduce a 1,55, debido a que el aumento de la pobreza por falta de ingresos ha afectado más a los habitantes en las zonas urbanas en comparación con las zonas rurales. En 2016, el número de personas que han salido de la pobreza monetaria rural asciende a 165 mil con respecto a 2015, en contraste en zona urbana 395 mil personas han entrado en la pobreza monetaria. En términos absolutos, 9,1 millones de personas son pobres en el área urbana y, 4,2 millones de personas son pobres en el área rural.

Es importante tomar en cuenta que la desigualdad entre pobres también difiere, por ello un indicador para medirla es el Índice de Severidad4 de la Pobreza que mide las diferencias entre el ingreso per cápita de cada persona pobre con respecto a la línea de pobreza. Esta diferencia es ponderada para dar mayor importancia a las personas pobres que están más lejos de la media, con el objetivo de incluir el efecto de la desigualdad entre los ingresos de los pobres. De acuerdo con los resultados, este índice presenta una tendencia decreciente entre 2011 y 2016. En 2016, la severidad para el total nacional fue 5,5, en la zona urbana fue 4,7 y en la zona rural de 8,1. Con respecto a 2015, la severidad de la pobreza en la zona rural tuvo un incremento de 0,4 puntos; mientras que en la zona urbana fue de 0,2 puntos. Se evidencia que para 2016, la severidad rural equivalía a 1,8 veces la de la zona urbana. Gráfico 5. Severidad de la pobreza monetaria (urbano–rural)

Gráfico 4. Incidencia de la pobreza monetaria y Brecha urbano–rural

Fuente: DANE – GEIH

Fuente: DANE – GEIH

Nacional

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Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Nacional

Urbano

Rural

4.Integra al indicador de incidencia y la brecha de la pobreza. Demuestra la relativa desigualdad que existe dentro de la población pobre. Esta medida depende de la distribución del consumo entre los pobres.

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Adicionalmente, la “feminización de la pobreza” evidencia que es importante reconocer que hombres y mujeres sufren pobreza de manera diferente, y en consecuencia, el género es un factor5, que incide en la pobreza y aumenta la vulnerabilidad de las mujeres a padecerla (CEPAL - UNIFEM, 2004). En este contexto, las cifras de pobreza 2016 en la zona rural del país para los jefes de hogar reflejan que el 41,9% de hogares con jefatura femenina son pobres; en comparación con el 37,6% con jefatura masculina. Cuando los jefes de hogar tienen hasta 25 años de edad se presenta una tasa de pobreza de 35,9%; si la jefatura es de personas mayores de 65 años la diferencia de tasa es de 0,6 puntos porcentuales (35,3%). Por otro lado, si el jefe del hogar no cuenta con estudios o ha alcanzado sólo primaria, la tasa promedio de pobreza es de 43%, mientras que en los hogares donde ha alcanzado universidad o posgrado cae al 11,2%. Por otro lado, al analizar la pobreza a nivel departamental en 20156, se encuentra que Chocó, La Guajira, Cauca, Córdoba, Magdalena y Sucre son los departamentos más pobres del país. En estos, por cada 100 personas al menos 40 son pobres. Por el contrario, en Bogotá, Cundinamarca y Santander menos de 20 personas de cada 100 son pobres, lo que si bien es un número históricamente bajo, nos sigue planteando retos importantes en la superación de la pobreza. Gráfico 6. Incidencia de pobreza por departamento, 2015

Pobreza extrema

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a pobreza monetaria extrema hace referencia a la población que no dispone de los recursos para adquirir la canasta de alimentos, la cual cubre los requisitos nutricionales mínimos para la supervivencia bajo los estándares del ICBF y de la FAO. En Colombia, actualmente 9 de cada 100 personas son pobres extremos, es decir, su ingreso no logra cubrir aún la canasta de alimentos mínimos. Para 2016, el costo per cápita mínimo (línea de pobreza extrema) necesario para adquirir únicamente la canasta de bienes alimentarios, que permiten un nivel de sobrevivencia presentó un crecimiento nominal de 12,3% frente a 2015, alcanzando $114.692. Es decir, un hogar compuesto por 4 personas se clasifica como pobre extremo si su ingreso total está por debajo de $458.768. En las zonas urbanas este valor fue $478.740, en las zonas rurales $391.468 (DANE, 2017). De acuerdo con datos del DANE, la pobreza monetaria extrema a nivel nacional, evidencia una disminución entre 2010–2016, pasando de 12,3% en 2010 a 8,5% en 2016. Sin embargo, por los motivos explicados anteriormente para la pobreza monetaria, se presenta un incremento de la pobreza extrema entre 2015 y 2016 en 0,6 puntos porcentuales, lo que equivale a un incremento de 285 mil personas en la pobreza extrema del país.

Fuente: DANE – GEIH 5. Así como la edad, la etnia, la educación y la ubicación geográfica, entre otros. 6.Último año disponible a nivel nacional.

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Análisis urbano–rural

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e igual forma, la pobreza extrema rural ha sido más elevada que la urbana, a pesar de que la incidencia de la pobreza monetaria extrema rural ha presentado una tendencia decreciente de 25% en 2010 hasta alcanzar 18,1% en 2016. La reducción en el período 2010–2016 ascendió a 6,9 puntos porcentuales que representan 678 mil personas que salieron de la pobreza extrema. Por su parte, la incidencia de personas en extrema pobreza que viven en la zona urbana pasó de 8,3% a 5,6% en el mismo periodo, una reducción de 2,7 puntos porcentuales que representa 1,4 millones de personas que salieron de la pobreza extrema. La brecha urbano-rural se ha mantenido con una variación mínima, pasando de 3,0 en 2010 a 3,2 en 2016, un aumento de 0,2. Analizando la variación 2015–2016, el número de personas en situación de pobreza extrema en la zona urbana se incrementó en 266 mil, mientras que en la zona rural, el aumento fue de 19 mil personas. En términos absolutos, actualmente 2,04 millones de personas son pobres extremas en el área urbana y, 1,96 millones en el área rural.

El Índice de Severidad7 de la pobreza monetaria extrema refleja una tendencia relativamente estable con ligeras fluctuaciones anuales a nivel nacional y en las zonas urbanas. Sin embargo, en la zona rural la fluctuación es más marcada y se distinguen períodos decrecientes y crecientes, alcanzando su valor más bajo en 2015 (3,3), para volver a incrementarse en 2016, donde alcanzó un 4,9. Es importante resaltar que en el área rural la severidad es el doble que a nivel nacional. Gráfico 8. Severidad de la pobreza monetaria (urbano–rural)

Gráfico 7. Incidencia de la pobreza monetaria extrema y brecha urbano–rural

Fuente: DANE – GEIH Rural Fuente: DANE – GEIH

Nacional

Urbano

Rural

Urbano Nacional

Brecha (eje de la derecha) 7.Demuestra la relativa desigualdad que existe dentro de la población pobre. Esta medida depende de la distribución del consumo entre los pobres.

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En pobreza extrema, las brechas también presentan diferencias por género, edad, etnia y nivel educativo. Así, a nivel rural en 2016, para los jefes de hogar se observa que casi el 22% de hogares con jefatura femenina son pobres extremos, en comparación con el 17% con jefatura masculina. Cuando los jefes de hogar tienen hasta 25 años de edad se presenta una tasa de pobreza extrema de 16,1% mientras que si la jefatura es de personas mayores de 65 años la tasa es de 15,2%. Por otro lado, si el jefe del hogar no cuenta con estudios o alcanza sólo primaria, la tasa promedio de pobreza extrema es de 20,6%, mientras que en los hogares donde ha alcanzado universidad o posgrado cae al 5%. Por otro lado, al observar la pobreza extrema a nivel departamental a 20158, se encuentra que Chocó, La Guajira, Cauca y Huila son los departamentos con mayor pobreza extrema del país, en los cuales, por cada 100 personas que viven en estos departamentos al menos 25 son pobres extremos. Por el contrario, en los departamentos de Bogotá, Atlántico, Risaralda y Cundinamarca menos de 4 personas de cada 100 son pobres extremos. Gráfico 9. Pobreza extrema por departamento, 2015

Comparación internacional

A

l mirar la situación de pobreza en la región, se recalca que, 1 de 5 latinoamericanos vive en condiciones de pobreza extrema, es decir, alrededor de 130 millones de personas (CAF, 2016). Cuando comparamos la reducción de la pobreza en Colombia con respecto Ecuador y Perú entre 2010 y 2015, se encuentra que la reducción de la pobreza monetaria es similar en estos países con una variación de 9 puntos porcentuales. Con respecto a la pobreza rural, se observa que Perú presentó una reducción de 15,8 puntos porcentuales y Ecuador una reducción de 14,8 puntos porcentuales. Cuadro 1. Incidencia de la pobreza nacional y por zonas

* Dato al 2016

Fuente: DANE – GEIH, Instituto de Estadística e Informática (Perú), Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Ecuador)

Con respecto a la pobreza extrema, la reducción más marcada entre 2010 y 2015 fue en Ecuador con una variación de -16,4 puntos porcentuales. Sin embargo, a nivel rural los tres países mantienen una incidencia superior al 10% y la mayor reducción fue conseguida por Perú entre 2010 y 2015 con -9,2 p.p. Cuadro 2. Incidencia de la pobreza extrema nacional y por zonas

Fuente: DANE – GEIH

* Dato al 2016

Fuente: DANE – GEIH, Instituto de Estadística e Informática (Perú), Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Ecuador) 8.Último dato disponible en DANE

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Gráfico 10. Ingreso real per cápita por zonas (2016=100)

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os ingresos totales9 percibidos por unidad de gasto permiten analizar la evolución del ingreso per cápita de los hogares colombianos. Las medidas de pobreza monetaria se calculan partiendo del ingreso de las personas, lo que hace importante conocer su evolución y composición entre 2010–2016. En términos nominales, el ingreso per cápita de la zona rural se ha incrementado de $228.830 pesos en 2010 a $357.370 pesos en 2016; lo cual refleja un crecimiento promedio anual de 7,7%; al comparar con la situación urbana, se identifica que en el período analizado, el ingreso pasó de $659.518 pesos a $829.301 pesos, una tasa de crecimiento promedio de 3,9%. En término reales, en 2010, el ingreso promedio en la zona rural fue de $290.069 pesos y para 2016 ascendió a $357.370 pesos, mientras que en la zona urbana, en 2010 el ingreso fue de $836.017 pesos, pasando a $829.301 pesos en 2016. Esto significa que el incremento del ingreso para la zona rural ha sido de 23% entre 2010 y 2016, mientras que en la zona urbana se evidencia un descenso de 0,8% en el mismo período. La brecha urbano–rural pasó de 2,9 puntos porcentuales a 2,3 pp

9. Los ingresos totales de la unidad de gasto corresponde a la suma del ingreso monetario de la primera y segunda actividad, el pago en especies, el ingreso por trabajo de los desocupados e inactivos, el ingreso por arriendos, intereses y dividendos, las pensiones y las ayuda de los hogares e instituciones.

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Fuente: DANE – GEIH, cálculos DPS

Urbano Rural

En el ámbito nacional, el crecimiento promedio anual de los ingresos entre 2010 y 2016 se evidencia en todos los quintiles con un mayor porcentaje para los quintiles 1, 2 y 3, los cuales presentan un crecimiento nominal promedio sobre el 50% y la fuente que mayor contribución presenta para esta variación son los ingresos laborales. En términos reales también se observa un crecimiento de los ingresos en el período analizado en cada uno de los quintiles del país. Gráfico 11. Crecimiento del ingreso nominal y real de los hogares por quintiles (2010-2016)

Fuente: DANE – GEIH, cálculos DPS

Nominal Real

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Por zonas, en el área rural, el crecimiento promedio anual de los ingresos nominales entre 2010 y 2016 se refleja para todos los quintiles con porcentajes superiores al 50% y la fuente de mayor contribución para esta variación son los ingresos laborales. Entre 2010 y 2016 los ingresos nominales en la zona rural han crecido en un 76,6% para el quintil de menores ingresos y un 58,5% para el quintil de mayores ingresos. En términos reales también se observa un crecimiento de los ingresos en el período analizado en cada uno de los quintiles del país. Por su parte, en el área urbana, el mayor crecimiento promedio en los ingresos nominales en el período analizado se observa en los quintiles 1, 2 y 3, los cuales tienen un incremento superior al 50%. Gráfico 12. Crecimiento del ingreso nominal y real de los hogares por quintiles (2010-2016) Urbano

En este contexto, se podría afirmar que en los últimos años el aumento promedio en los ingresos —en términos porcentuales— en la zona rural ha sido mayor que en la urbana. Sin embargo, la comparación de los valores absolutos establece que en zonas rurales la variación 2010–2016 fue de $128.540; mientras que, en zonas urbanas esta variación en el ingreso fue de $169.783, evidenciando las disparidades presentadas en ambos territorios. De acuerdo con el DANE, el crecimiento del ingreso en este período ha sido a favor de los pobres, lo que se conoce como crecimiento pro-pobre. Gráfico 14. Contribución a la variación de los ingresos reales de los hogares en la zona rural, según fuente (2010-2016)

Gráfico 13. Rural

Fuente: DANE – GEIH, cálculos DPS Ingresos por propiedad de vivienda Ayudas hogares Otros Laboral Ayudas Institucionales

Nominal

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Real

Fuente: DANE – GEIH, cálculos DPS

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Distribución del ingreso

Para identificar cuáles son las principales fuentes de ingreso de los hogares se analiza la composición del ingreso desagregado en: i) ingreso laboral, considerado como el ingreso monetario de la primera y de la segunda actividad, el pago en especies y el ingreso por el trabajo de los desocupados e inactivos; ii) las ayudas institucionales, como los ingresos del hogar por concepto de ayudas de instituciones; iii) otros, los cuales involucran los arriendos, intereses y dividendos, las pensiones; iv) las ayudas de otros hogares, y, v) el ingreso por propiedad de vivienda. En la zona rural, la composición del ingreso real por quintiles refleja que en el período 2010–2016 para todos los quintiles, el ingreso laboral tiene mayor participación; por ello éste fue el componente que más contribuyó en la variación del ingreso real de los hogares en todos los quintiles. Analizando el quintil 1, la contribución de los ingresos laborales asciende a 25,3%, seguido de las ayudas institucionales (10%). Es importante mencionar que para los quintiles 1, 2 y 3, las ayudas institucionales tienen una participación importante, pues han contribuido a reducir la pobreza en esta área. Por su parte, para el quintil 5, la contribución del ingreso laboral, alcanza el 17,9%; seguido de la categoría “otros” con 4,4%.

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E

n materia de distribución del ingreso, Colombia es el segundo país de Suramérica con mayor desigualdad; según datos del Banco Mundial en 2016, el 10% de la población más rica del país tenía ingresos cuatro veces más altos que el 40% más pobre. A pesar de que la pobreza presenta una tendencia decreciente, la desigualdad se ha mantenido constante. En consecuencia, es importante conocer la evolución de la distribución del ingreso en el país, pues se considera que el crecimiento del ingreso a favor de los pobres, se ha visto reflejado en la disminución de la desigualdad de los ingresos (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo - PNUD, 2016). El coeficiente de Gini10 refleja que durante los últimos siete años ha reducido, pasando de 0,560 en 2010 a 0,517 en 2016. En términos porcentuales, la disminución promedio en el período ha sido de 1,3%; y, comparando con 2015, la reducción fue de -1%. La evolución entre zona urbana y rural en el período 2010– 2016, presenta cambios muy similares. En la zona urbana el coeficiente de Gini pasó de 0,537 a 0,495, con una reducción porcentual similar a la nacional y una reducción de 0,6% con respecto a 2015. En la zona rural la variación fue de 0,471 a 0,458, una reducción promedio anual de 0,5%, mientras que presentan un incremento de 0,9% frente a 2015.

10.Refleja la diferencia entre la distribución acumulativa real del ingreso y una igualdad perfecta. Un valor de cero en el coeficiente de Gini significa que la distribución es completamente equitativa mientras que un coeficiente de Gini de 1 significa que una persona concentra todo el ingreso.

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Gráfico 15. Evolución del Coeficiente de Gini

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uando se habla de pobreza, la conceptualización de la misma es amplia y abarca una serie de aristas que en muchas ocasiones son a la vez causa y efecto de vivir en condiciones de pobreza. De ahí surge la necesidad de tener un indicador de medición que refleje el grado de privación de las personas en un conjunto de dimensiones, con el objetivo de comprender mejor la pobreza para el diseño, aplicación y evaluación de políticas públicas. Este índice es un complemento a la medición de pobreza por ingreso porque permite ver de manera mucho más específica las carencias directas de las personas.

Nacional

Fuente: DANE – GEIH

Urbano Rural

En este contexto de evolución de la pobreza monetaria y la distribución del ingreso que está muy relacionado con las condiciones de pobreza, se refleja la importancia del crecimiento económico como la principal más no la única política para combatir la pobreza, y cómo su efectividad se encuentra fundamentada en aspectos como el buen comportamiento del mercado laboral y elementos distributivos. Por otro lado, la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y el principal grupo guerrillero, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha suscitado grandes expectativas pues no cabe duda que los 50 años de conflicto interno han tenido un enorme impacto en el desempeño económico y por ende, en la pobreza y desigualdad de las zonas rurales.

La identificación de un individuo, o grupo humano, como pobre es una tarea difícil, pues la pobreza no sólo se encuentra ligada a la falta de ingreso (o consumo). Los estados de pobreza suelen ser causa de diversos problemas sociales que profundizan las dinámicas de pobreza de una población. En consecuencia, es importante una categorización que incluya una adecuada aproximación multidimensional agrupando las diferentes dinámicas en las que se pueda identificar a un individuo como pobre (Burgos & Cando, 2015). Tabla 3. Diferencia entre unidimensional (pobreza monetaria) y multidimensional

Unidimensional

Multidimensional

Ingreso

Educación, salud, primera infancia, empleo y servicios básicos

Línea de pobreza: Costo de la canasta básica de consumo mínimo

Línea de pobreza: Puntos de corte sobre el acceso normativo mínimo del hogar

Fuente: DANE

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Tabla 4. Dimensiones y variables del IPM El diseño de un índice de pobreza multidimensional involucra al menos tres frentes de análisis y discusión: el frente conceptual, que considera la aplicación correcta del método; el frente de las políticas públicas que debe garantizar que el índice refleje las prioridades políticas; y el frente estadístico que tiene que estimar el índice y garantizar su robustez. Según Angulo, Díaz y Pardo (2011), el objetivo del Índice de Pobreza Multidimensional —IPM— es establecer la incidencia de la pobreza en término multidimensional en Colombia, mediante la identificación de la población “pobre multidimensional”; y la agregación de los índices de pobreza que genere medidas globales que permitan realizar la caracterización y comparación de los niveles de pobreza de diferentes poblaciones en territorios determinados. El análisis multidimensional para Colombia se realiza a partir de cinco dimensiones, cada una de la cuales se pondera con un 20% y toma en cuenta diversas variables que determinan las privaciones a nivel de hogar dado que los agentes maximizan como hogar y, oportunidades y logros de un individuo son función de las capacidades del hogar. La ponderación de cada variable depende de la cantidad de elementos de análisis dentro de cada dimensión; así, las variables pertenecientes a la misma dimensión cuentan con la misma ponderación. Se considera que una persona está en condición de pobreza multidimensional si tiene 33% de privaciones, es decir, está privado en 5 de las 15 variables, independiente de las dimensiones en las cuales presente las carencias. Un aspecto importante del IPM es que se ajusta de acuerdo con la intensidad de las carencias. No es lo mismo ser pobre multidimensional por tener cinco carencias que ser pobre multidimensional por tener diez carencias. La pobreza multidimensional en Colombia ha mantenido una tendencia decreciente desde 2010, pasando de 30,4% en 2010 a 17,8% en 2016, es decir, el país pasó de 13,7 millones de personas en condición de pobreza multidimensional en 2010 a 8,6 millones de personas en 2016; una reducción de 5,1 millones personas en ese período (DANE, 2017).

Variable

Dimensión Condiciones educativas del hogar

• Logro educativo • Analfabetismo

Condiciones de la niñez y juventud

• Inasistencia Escolar • Rezago Escolar • Barreras de acceso a servicios de cuidado de la Primera Infancia • Trabajo Infantil

Trabajo Salud

Servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda (1)

• Desempleo de larga duración • Trabajo informal • Sin aseguramiento en salud • Barreras de acceso a servicio de salud • Inadecuada eliminación de excretas (2) • Material inadecuado de pisos (3) • Material inadecuado de paredes exteriores (4) • Hacinamiento crítico (5)

Fuente: DANE 1.Únicamente en esta dimensión, en 4 de las 5 variables consideradas se diferencia el concepto de privación para hogares urbanos y rurales: (Angulo, Díaz, & Pardo, 2011) 2.Hogar urbano: se considera como privado si no tiene servicio público de acueducto en la vivienda. Hogar rural: se considera privado cuando obtiene el agua para preparar los alimentos de pozo sin bomba, agua lluvia, rio, manantial, carro tanque, aguatero u otra fuente. 3. Hogar urbano: se considera como privado si no tiene servicio público de alcantarillado. Hogar rural: se considera como privado si tiene inodoro sin conexión, bajamar o no tiene servicio sanitario. 4. Hogar urbano: se considera privado si el material de las paredes exteriores es madera burda, tabla, tablón, guadua, otro vegetal, zinc, tela, cartón, deshechos o sin paredes. Hogar rural: se considera privado si el material de las paredes exteriores es guadua, otro vegetal, zinc, tela, cartón, deshechos o sin paredes. 5. Hogar urbano: 3 o más personas por cuarto Hogar rural: más de 3 personas por cuarto.

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Análisis urbano–rural

L

os niveles de pobreza multidimensional son más altos en las zonas rurales en comparación con las zonas urbanas, con tasas a 2016 de 37,6% y 12,1% respectivamente. Pese a que la brecha urbano-rural aumentó de 2,3 en 2010 a 3,1 en 2016, se resalta que desde 2010 la reducción promedio anual del IPM rural fue de 15,5%, mientras la urbana fue de 11,4%. Gráfico 16. Índice de Pobreza Multidimensional

El número de pobres multidimensionales a nivel nacional se redujo en promedio anual -7,5% en el período 2010–2016, y se evidencia que disminuyen tanto en el área urbana (3,6 millones de personas) como en el área rural (1,5 millones de personas) pero difieren en porcentaje, pues la reducción en el área urbana es 1,7 veces mayor que la rural, en el periodo analizado. Al comparar la variación entre 2015 y 2016, la reducción a nivel nacional es de -10,9% y en el área urbana la reducción es 2,5 veces mayor que la rural, ubicándose sobre el promedio nacional. Gráfico 17. Variación de personas en situación de pobreza multidimensional

2010-2016 Variación Reducción

Nacional

Gráfico 18. Fuente: DANE – Encuesta Nacional deCalidad de Vida

Urbano Rural Brecha (eje de la derecha)

2015-2016 Variación Reducción

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

26

27


Dimensión 1: Condiciones educativas del hogar A nivel regional la pobreza multidimensional presenta grandes diferencias, en 2016 la diferencia entre la región más pobre, la Pacífica (33,2%), y la de menor pobreza, la de Bogotá (5,9%) fue de 27,3 puntos porcentuales. Sin embargo, en todas las regiones se ha presentado una disminución en la incidencia del IPM entre 2010 y 2016. Gráfico 19. Incidencia de la Pobreza Multidimensional por regiones

E

sta dimensión está conformada por dos variables: i)Bajo logro educativo que analiza los años de escolaridad promedio en el hogar; y ii) Analfabetismo, que se define por no saber leer o escribir y se establece que un hogar está privado si alguna persona de 15 años y más presenta esta condición. Para el bajo logro educativo se construye una variable que indica el número de años alcanzados por cada miembro del hogar. En el caso de las personas que se encuentran estudiando en el momento de aplicar la encuesta, los años de educación alcanzados corresponden a los acumulados hasta el grado inmediatamente anterior al que se encuentran matriculados, esto se debe a que solo se contabilizan los efectivamente aprobados. En el caso de las personas que están por fuera del sistema escolar los años de educación logrados corresponden a los acumulados hasta el último grado alcanzado. Se realiza un filtro para las personas mayores de 15 años y se efectúa un promedio al interior de cada hogar. Si el promedio es menor a 9 años de educación, el hogar está en condición de privación. Si hay hogares que no tienen población mayor a 15 años se consideran privados. En la zona rural, aunque se ha mantenido la incidencia en niveles altos desde el 2010, en el 2016 se observa una incidencia de 79,9%, lo que representa una reducción de 8,4 puntos porcentuales con respecto a 2010 y, en promedio anual, la reducción es de 1,4 puntos porcentuales.

2010

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

2016

Para identificar los principales determinantes que contribuyeron en la reducción de la pobreza multidimensional es necesario desagregarla en las 5 dimensiones para analizar las variaciones en cada una de las variables.

28

En la zona urbana presenta una reducción promedio anual de 1,48 p.p., al pasar de 46,4% en 2010 a 37,5% en 2016. Finalmente, se identifica que la brecha urbano-rural ha aumentado de 1,90 a 2,13 en el periodo analizado, es decir al comparar ambas zonas, cada vez más la zona rural se distancia de la urbana. Esta situación se debe principalmente a que en la zona rural, la educación de niños y adolescentes se deja de lado para insertarse en tareas productivas para contribuir con los ingresos del hogar. Así mismo, la privación por analfabetismo en la zona rural es mucho más alta que en la urbana. Se identifica una reducción

29


de la incidencia rural de 27,6% en 2010 hasta 21,4% en 2016, con una reducción promedio anual en el período de 1,03 p.p. En la zona urbana, la incidencia representa la tercera parte de la zona rural, y pasó de 9,3% en 2010 a 6,6% en 2016. Con respecto a la brecha urbano-rural, ésta se mantiene alrededor de 3 puntos, presentando fluctuaciones en el intervalo de 3,0 a 3,4 durante todo el período. Dimensión 1: Condiciones educativas del hogar, 2010–2016 Gráfico 20. Bajo logro educativo.

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

30

sta dimensión consta de cuatro variables: i) inasistencia escolar que trata de identificar si existen niños en edad escolar que no asisten a centros educativos y se considera que un hogar sufre de esta privación si al menos un niño entre los 6 y 16 años no va al colegio; ii) rezago escolar, corresponde a una medición que busca determinar si el número de años aprobados por un individuo es adecuado para su edad; iii) barreras de acceso a servicios de cuidado de la primera infancia, se identifica que un hogar presenta esta privación si al menos uno de los niños entre 0 y 5 años no dispone de acceso a servicios de cuidado infantil (salud, nutrición, cuidado y educación inicial); y iv) trabajo infantil, tiene el objetivo de establecer si en el hogar existen niños entre los 12 y 17 años que se encuentra ocupados.

Para analizar el rezago escolar se realiza un conteo de las personas bajo esta condición al interior de cada hogar. Si hay por lo menos una persona entre 7 y 17 años en dicha condición, el hogar se considera privado, y cuando en un hogar no hay niños entre los 7 y 17 años no se considera en privación. Los datos reflejan que en la zona rural se presenta una reducción de la incidencia de 45,4% en 2010 a 37,0% en 2016 (una disminución de 8,4 p.p.), en promedio anual la reducción es de 1,4 p.p. En la zona urbana la incidencia pasó de 32,3% en 2010 a 26,3% en 2016, con una reducción promedio anual de 1,0 p.p. La brecha si bien refleja un periodo de disminución, seguido de un incremento, en términos absolutos para 2016 se regresa a 1,41, mismo valor que en 2010, con lo cual se puede decir que pese a los avances en la reducción de la incidencia, la diferencia urbano-rural se mantiene por lo que se deben continuar los esfuerzos para cerrar la brecha urbano - rural.

Analfabetismo.

Urbano

E

Para el caso de inasistencia escolar, en el área rural se observa que la incidencia de la inasistencia ha disminuido de 9,2% en 2010 a 6,1% en 2016, una reducción de 3,1 p.p, con un promedio anual de 0,52 p.p. en el período analizado. Sin embargo, cabe resaltar que entre 2015 y 2016 se registró un incremento de la incidencia en la zona rural en 0,5 p.p. Por su parte, en la zona urbana pasó de 2,3%, a 2,0%, manteniendo la tendencia decreciente durante todo el período. Esta diferencia de comportamiento en la variable por zona, implicó que la brecha urbano-rural aumente a 3,05, un incremento de 0,6 p.p. con respecto a 2015 y de 0,3 p.p. con respecto a 2010 (DANE, 2017).

Gráfico 21.

Nacional

Dimensión 2: Condiciones de la niñez y juventud

31


Gráfico 23.

Con respecto a las barreras de acceso a servicios de cuidado de la primera infancia, la evolución de la incidencia de esta variable tanto en la zona urbana como rural se mantiene muy similar; pero a partir de 2012 se evidencia que la incidencia es mayor en el área urbana. En 2010 la privación en la zona rural fue de 12,1% y en la zona urbana de 11,7%, mientras que en 2016 la incidencia fue de 7,9% para la zona rural y 8,9% en la zona urbana. La reducción promedio anual en la zona rural es de 0,7 p.p, mientras que la reducción promedio en la zona urbana se ubica en 0,47 p.p. La brecha urbano–rural ha pasado de 1,03 en 2010 a 0,89 en 2016, con ligeras fluctuaciones en el periodo analizado por lo que no se puede hablar de una tendencia definida. Para el caso de trabajo infantil se observa que el porcentaje de personas que viven en el área rural que tienen niños entre 5 y 17 años vinculados al mercado laboral en 2010 era de 8,6% y se redujo a 5,8% en 2016; una diferencia de 2,8 p.p. En promedio anual refleja una reducción de 0,47 p.p. La incidencia de esta variable en la zona rural ha sido prácticamente el doble que en la zona urbana; por lo que se puede mencionar que está muy ligada al bajo logro educativo y analfabetismo dado que en la zona rural, la vinculación al mercado laboral se realiza a temprana edad. Se observa que la brecha urbano–rural pasó de 2,5 a 3,2, a pesar de presentar una tendencia decreciente en el período analizado.

Rezago escolar

Gráfico 24. Barreras de acceso a servicios para cuidado de la Primera Infancia

Dimensión 2: Condiciones de la niñez y juventud, 2010–2016 Gráfico 22. Inasistencia escolar

Nacional

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

32

Gráfico 25. Trabajo infantil

Nacional

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

33


Dimensión 3: Trabajo

Dimensión 3: Trabajo, 2010–2016

E

Gráfico 26. Desempleo de larga duración

l análisis de esta dimensión se realiza con base en dos variables: i) desempleo de larga duración, si una persona de la Población Económicamente Activa se encuentra desempleada por más de 12 meses; el hogar presenta la privación si al menos una persona tiene esta característica; y ii) empleo informal, un hogar se considera en privación si al menos uno de los ocupados no está afiliado a pensiones. Para el caso del desempleo de larga duración, la privación es inferior en la zona rural que en la urbana. Sin embargo, el valor ha incrementado desde 7,4% en 2010 hasta 9,1% en 2016; el incremento promedio anual fue de 0,28 p.p. En la zona urbana no se identifica un comportamiento definido, pues se observan períodos de incremento o decrecimiento. En 2016 esta variable fue de 11,2%, el incremento promedio anual es menor que en la zona rural, con 0,10 p.p. Sin embargo, al analizar la brecha urbano-rural se observa una relativa estabilidad en 0,80 (DANE, 2017).

Gráfico 27. Trabajo informal

Por otro lado, analizando la segunda variable, trabajo informal, se evidencia que la privación es alta para las dos zonas. En la zona rural esta privación bordea desde 2010 el 90%, alrededor de 20 puntos de diferencia con la zona urbana. La variación rural fue de 92,5% en 2010 a 90,0% en 2016, una reducción de 2,5 puntos porcentuales, la reducción promedio anual en el periodo fue de 0,42 p.p. Por su parte, en la zona urbana, se evidencia una tendencia decreciente al pasar de 77,7% en 2010 a 69,3% en 2016, una reducción de 8,4 p.p. Con respecto a la brecha urbano–rural, ésta presenta una tendencia creciente, pasando de 1,19 en 2010 a 1,30 en 2016. Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida Nacional

34

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

35


Dimensión 4: Salud

Dimensión 4: Salud, 2010–2016 Gráfico 28. No aseguramiento en salud

E

l análisis de esta dimensión se enmarca en dos variables: i) aseguramiento en salud, un hogar está en privación cuando menos del 100% de las personas mayores de 5 años no están aseguradas al Sistema General de Seguridad Social en Salud; y ii) las barreras de acceso a servicios de salud dada una necesidad, un hogar tiene privación si al menos una persona en el hogar que tuvo alguna enfermedad que no implicó hospitalización, no acudió a un servicio de salud.

20,5

20,1 16,7

14,5 11,1

Por una parte, en cuanto al no aseguramiento en salud se observa que la zona rural y urbana presentan tendencias decrecientes desde 2010, y alcanzan en 2016, una incidencia de 9,6% en ambas zonas. Mirando individualmente cada una, la zona rural presenta una reducción de 20,5% en 2010 a 9,6% en 2016 (disminución de 10,9 p.p.), logrando reducir la incidencia a un dígito. En la zona urbana el cambio fue de 21,1% en 2010 a 9,6% en 2016, que significa una reducción de 11,5 puntos porcentuales. Cabe mencionar que ya son dos años consecutivos en los cuales la incidencia es igual en ambas zonas. La brecha presenta ciclos definidos de incremento y disminución, pero en valor se ha mantenido en 1 (por cada 1% en la zona urbana se presenta 1% en la rural).

11,2

9,6

Gráfico 29. Barreras de acceso a servicios de salud

Por otro lado, las barreras de acceso a servicios de salud es el porcentaje de personas rurales que a pesar de necesitar ir al médico no asisten a los centros de salud. Para los años 2010 y 2016, la zona rural presenta una tendencia fluctuante y varía de 8,5% en 2010 a 5,9% en 2016. Para el caso de la zona urbana, si bien el comportamiento de la variable no es constante, se considera que tiene una tendencia decreciente pasando de 6,4% a 4,0% en el período analizado. El comportamiento de la brecha presenta fluctuaciones más marcadas, alcanzando un valor de 1,48 en 2016, un incremento de 0,15 puntos porcentuales con respecto a 2010.

8,5

9,0

9,1

8,5

9,9 8,5 5,9

Nacional

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

36

37


Dimensión 5: Acceso a servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda

L

a última dimensión del IPM se relaciona con el acceso a servicios públicos y condiciones de la vivienda, la cual consta de cinco variables, y cada una se diferencia por zonas: i) Sin acceso a fuentes de agua mejorada, en el área urbana se consideran hogares que no cuentan con conexión a servicio público de acueducto en la vivienda; para el área rural se consideran hogares que obtienen agua para preparar alimentos de pozo sin bomba, agua lluvia, río, manantial, pila pública, carro tanque, aguatero u otra fuente; ii) Inadecuada eliminación de excretas, un hogar urbano privado es aquel que no posee servicio público de alcantarillado, un hogar rural privado es aquel que tiene inodoro sin conexión, letrina o bajamar, o no cuentan con servicio sanitario; iii) material inadecuado de pisos, asociado a hogares que tienen pisos en tierra; iv) material inadecuado de paredes exteriores, entre ellos guadua, otro vegetal, zinc, tela, cartón, desechos o no tiene paredes; cabe mencionar que para hogares urbanos se incluye madera burda, tabla y tablón; v) hacinamiento crítico, cuando en el hogar urbano hay tres o más personas por cuarto para dormir y en la zona rural, más de tres personas por cuarto. La incidencia de personas que residen en viviendas rurales sin fuentes de agua mejorada bordea el 40% en el período analizado, pasó de 39% en 2010 a 37,1% en 2016; una reducción promedio anual de 0,32 p.p.; en la zona urbana el valor ha disminuido de 4,1% en 2010 a 2,5% en 2016; y al analizar la brecha urbano-rural se identifica que es la más alta entre todas las variables con 14,8.

incremento de 6,82 en 2010 a 12,4, en 2016; un incremento de 5,72 puntos porcentuales, tendencia creciente que se registra desde 2013. Tomando la variable sobre el material inadecuado en las paredes exteriores, se registra una incidencia muy similar entre las dos áreas; en promedio, ambas bordean el 2% en el período analizado. En el área rural, se observa una marcada reducción en el porcentaje de hogares privados en materiales inadecuados en las paredes exteriores, al pasar de 3,2% a 1,8% en 2016; mientras que en la zona urbana de 3,0% a 1,9%. La brecha urbano–rural mantiene una tendencia prácticamente constante durante el período, hasta alcanzar un valor menor a 1 en 2016. Finalmente, con respecto al hacinamiento crítico se evidencia un comportamiento muy similar en la zona urbana y rural, al pasar de 15,1% a 9,5% a nivel nacional; porcentajes muy similares para las zonas urbana (de 15,1% a 9,5%) y rural (de 15,3% a 9,6%). La brecha urbano–rural presenta fluctuaciones entre 0,90 y 1,04 durante el período; ubicándose en 1,01 en 2016. Dimensión 5: Servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda, 2010–2016 Gráfico 30. Sin acceso a fuente de agua mejorada

Con respecto a la inadecuada eliminación de excretas en el área rural, la incidencia se ha mantenido sobre el 20% desde 2010; pasando de 25,9% a 21,7% en 2016, una disminución de 4,2 puntos porcentuales en ese período; la reducción promedio anual es de 0,70 p.p. En la zona urbana, la incidencia es inferior al 10%; evidenciándose que la brecha mantiene un promedio de 3 durante el período analizado. Por su parte, al considerar el material de los pisos se establece que la incidencia ha bordeado el 20% hasta 2014; mientras en 2015 y 2016, la incidencia bordea el 16% en la zona rural. En la zona urbana la incidencia es sumamente baja, pues el promedio es de 2%. Con respecto a la brecha urbano-rural, al registrar una reducción en ambas áreas, el resultado es el

38

Nacional

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

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Dimensión 5: Servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda, 2010–2016 Gráfico 31.

Dimensión 5: Servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda, 2010–2016 Gráfico 33.

Inadecuada eliminación de excretas

Material inadecuado de paredes exteriores

Gráfico 32.

Gráfico 34. Hacinamiento crítico

Material inadeudado de pisos

Nacional

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

40

Nacional

Urbano

Rural

Brecha (eje de la derecha)

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

41


A manera de resumen, en el comportamiento de las variables que conforman el IPM, se observa que las mayores privaciones de la pobreza multidimensional a nivel nacional se enmarcan en el trabajo informal, el bajo logro educativo y el rezago escolar, mismas privaciones que se localizan en la zona urbana. Sin embargo, para el área rural son 6 variables que mantienen una proporción de hogares superior al 20%, evidenciando que la pobreza continúa incidiendo más ampliamente en la zona rural del país, pues las variables forman parte de 4 de las 5 dimensiones del índice.

Gráfico 36. Urbano

Proporción de hogares privados por variable 2016 Gráfico 35. Nacional Gráfico 37. Rural

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

42

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

43


Con respecto a la variación de las privaciones en el período 2010–2016, se observa que la mayoría de variables ha tenido una reducción significativa entre los años de análisis. A nivel nacional destaca la variación de las personas privadas de aseguramiento en salud y el bajo logro educativo de los hogares. En la zona urbana, se evidencia la reducción de las mismas variables que a nivel nacional y se incluye la reducción del trabajo informal. Para la zona rural la reducción destaca en las personas que no cuentan con aseguramiento en salud, el rezago escolar, el bajo logro educativo, el analfabetismo y el hacinamiento crítico. Se puede concluir que en el área rural, las variables de salud y educación y trabajo son las que más han influido en la reducción de la pobreza multidimensional.

Gráfico 39. Urbano

-

Variación de las privaciones del IPM 2010-2016 Gráfico 38. Nacional

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

44

Gráfico 40. Rural

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida

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El comportamiento promedio de las brechas urbano–rural en cada una de las variables analizadas permite identificar qué tipo de privaciones son las de mayor importancia y han profundizado las diferencias entre zonas a través del IPM, son dos variables las que mantienen grandes diferencias: hogares sin acceso a fuentes de agua mejorada y el material inadecuado de pisos. Brecha promedio urbano-rural 2010 – 2016 Gráfico 41.

Es importante destacar que el IPM es una guía para la reducción de la pobreza; a través de las dimensiones y variables permite trabajar en dos frentes: a) eliminar todas las carencias de un grupo de personas para que dejen de ser pobres, b) reducir una carencia a muchas personas con lo cual se reduce la pobreza, así como el promedio de carencias totales. Cabe mencionar que Colombia es el país más avanzado en políticas públicas influenciadas por su IPM e institucionalizó el índice en muchos aspectos como la creación de una mesa de pobreza11 donde se analizan las metas de reducción de pobreza anuales y por trimestres, permitiendo determinar qué instituciones están direccionadas para llegar a la meta y cuáles tendrían problemas y cómo solucionarlos. Adicionalmente, se establecen metas específicas en el Plan Nacional de Desarrollo, lo cual permite evaluar si, al final del periodo presidencial, se cumplieron o no las metas de reducción de pobreza multidimensional. De acuerdo con los resultados presentados por el DANE, el Índice de Pobreza Multidimensional se reduce, mientras que la pobreza monetaria aumenta. Las razones de las divergencias entre ambas mediciones de pobreza obedecen a que los importantes aumentos de los precios de la canasta familiar hicieron que la pobreza monetaria subiera, mientras que la pobreza multidimensional fue afectada para bien en el ámbito nacional por avances en la disminución de barreras de acceso a los servicios de salud y aumento en el número de años promedio de educación. Se evidencia la necesidad de buscar una mejoría de la distribución del ingreso y que los que tienen menos reciban mayores aumentos de bienestar que el promedio de la población.

Fuente: DANE – Encuesta Nacional de Calidad de Vida 11.Liderada por el Presidente de la República y los Ministros de las áreas sociales.

46

47


E

l Tercer Censo Nacional Agropecuario fue realizado por el DANE en 2014 con el objetivo de proporcionar información estadística, georreferenciada y actualizada del sector agropecuario del país. Se basa únicamente en el área rural dispersa y dada la batería de indicadores disponibles se trabaja con un IPM Ajustado, que abarca 4 de las 5 dimensiones y 10 de las 15 variables que contempla el IPM oficial. Se consideran pobres aquellos hogares que presentan un Índice de Pobreza Multidimensional ponderado igual o superior al 33% de las privaciones (DANE, 2016). Tabla 5. Dimensiones y variables del IPM Ajustado

La cobertura operativa del censo fue del 98,9% del territorio, cubriendo los 1.101 municipios del país, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 32 departamentos, 20 áreas no municipalizadas, 773 resguardos indígenas, 181 tierras de comunidades negras y 56 parques nacionales naturales (DANE, 2016). El sector agrícola representa 6,1% del PIB colombiano y da empleo al 16,3% de la población. Estas cifras podrían ser más altas, ya que el país tiene un enorme potencial agrícola (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, 2016). De acuerdo con el IPM ajustado en el área rural dispersa, la población en condición de pobreza se redujo de 73,7% identificado en el Censo de Población de 2005, a 45,7% en 2014 con el Censo Agropecuario de 2014. Una diferencia porcentual de aproximadamente 28 puntos en un periodo de 9 años. Estas condiciones de pobreza en el campo, afecta en mayor proporción a los agricultores, campesinos medianos y pequeños por lo que son el grupo poblacional con menores oportunidades de la sociedad.

Fuente: DANE – Censo Nacional Agropecuario 2014

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49


Incidencia de la población residente en el área rural dispersa en el IPM Ajustado

54,3

45,7

Gráfico 42. Personas en condición de pobreza multidimensional Personas que no están en condición de pobreza multidimensional Fuente: DANE – Censo Nacional Agropecuario 2014

Adicionalmente, el analfabetismo en zonas rurales del país alcanza el 11,5% en mayores de 15 años; el 73% de los menores de 5 años no asiste al jardín, y el 20% de niños entre 5 y 16 años no asiste a ninguna institución. Sin embargo, se registra una disminución en las privaciones de los componentes del Índice de Pobreza Multidimensional ajustado en aspectos como el analfabetismo, bajo logro educativo, inasistencia escolar, aseguramiento en salud, acceso a fuentes de suministro de agua, así como material de pisos y paredes exteriores entre otros. Uno de los aspectos para destacar es que en el área rural dispersa aumentó la cobertura en salud para los campesinos.

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IPM ajustado por dimensiones – resultados En cuanto a la dimensión de las condiciones educativas del hogar, 23% de hogares en el área rural dispersa censada estaban privados por analfabetismo, y La Guajira presentó el mayor porcentaje con 56,5%; mientras que los departamentos de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (2,2%), y Bogotá (8,6%) tuvieron porcentajes menores al 10% de hogares en esta condición. Por otro lado, el 82,4% de los hogares presentaron un bajo logro educativo; este porcentaje es mayor al promedio nacional en 20 departamentos, llegando hasta el 90% en Guainía. San Andrés, Providencia y Santa Catalina (38,9%), Risaralda (53%) y Quindío (64,1%) presentaron porcentajes inferiores al 70%. En las condiciones de la niñez y juventud, 10,2% de hogares tenían condiciones de inasistencia escolar. En esta variable los departamentos de Vichada y Vaupés superaron el 20%. San Andrés, Providencia y Santa Catalina (4,5%), Atlántico (6,7%) y Cundinamarca (7,6%) presentaron menores porcentajes. Con respecto al rezago escolar, el promedio nacional asciende a 22,4%; y 5 departamentos superan el 40% de los hogares con esta privación. En contraste, 9 departamentos se ubican bajo el 20%. Finalmente, 4,9% de los hogares no tenían acceso a servicios de primera infancia y 5 departamentos superan el 10%, llegando al 16,5% en Vichada, mientras que Cundinamarca, Bogotá y Caldas tienen porcentajes inferiores. En la dimensión de salud, el 10,0% no registra afiliación al servicio de salud; porcentaje que asciende hasta el 27,4% en La Guajira. En contraste, Guainía (4,3%) y Vaupés (4,9%) se ubican bajo el 5% de privación. En relación a la dimensión sobre servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda, el 24,4% de los hogares presentaron material inadecuado de pisos; porcentaje que supera el 60% en 3 departamentos, entre ellos Guainía (60,1%), Vichada (68,7%) y La Guajira (77,7%). Mientras que 10 departamentos se ubican bajo el 10% de hogares en esta condición de privación, resaltan Caldas (2,9%), San Andrés, Providencia y Santa Catalina (2,7%) y Quindío (1,6%).

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El material inadecuado para paredes afecta a un 4,8% de los hogares y en los departamentos de La Guajira y Vichada se supera el 20%. Por otro lado, Santander y Bogotá presentan las menores proporciones de hogares con esta característica, pues se ubican bajo el 1%. Con respecto al servicio de acueducto, la proporción de hogares que no dispone este servicio asciende a 57,2%, y 15 departamentos superan el 80%, llegando hasta 96,2% en Guainía. Los departamentos de Boyacá, Bogotá y Quindío registran los porcentajes más bajos.

A nivel departamental, se evidencia diferencias marcadas en la incidencia del IPM ajustado y resaltan los departamentos de La Guajira, Vichada, Guainía y Vaupés con porcentajes mayores a 70% para la población en el área rural dispersa censada. Mientras que, Quindío, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Cundinamarca y, Bogotá tienen los menores porcentajes de hogares privados. Mapa 1. IPM Ajustado a nivel departamental

Finalmente, la proporción de hogares sin acceso a alcantarillado asciende a 94,0%, y esta variable afecta a la mayor parte de departamentos en el área rural dispersa. El menor porcentaje de afectación es de 77,4% en Caldas. Gráfico 43. IPM Ajustado por variable

>=67,6 Fuente: DANE – Censo Nacional Agropecuario 2014

52

67,6 - 53,9

53,9-42,9

42,9 - 26,7

<=26,7

Fuente: DANE – Censo Nacional Agropecuario 2014

53


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