DIBUJAME UNA
PROSTITUTA
ese es el problema con las palabras. alguien lo repite tantas veces, te llaman puta tantas veces, que al final, te transformas en aquello que los demás quieren que seas. y si algún día, ya no te llaman más de esa manera, no sabés qué hacer ni dónde estás. estás perdida, eso que era tu insulto se transformó en lo único seguro que tenías. y cada vez que escuchas a alguien diciendo alguna de esas palabras, sonreis por dentro. te sentís en casa una vez más. Celeste Verduz
JUSTICIERA Luciano Pera
MI MADRE SIEMPRE FUE UNA PROSTITUTA Patricia Vega
Anouk Castro
AVECES CREO QUE SOMOS MÁS MARINEROS
QUE PUTAS
La Dono
Fredo
Massi DĂaz
Damiรกn Patrignani
Franco Laverne
NO SE ELIGE LO QUE SE ES
Pablo Daniel Jorge Batista
L
a vida de las dos ancianas había recorrido caminos dispares y la vejez las unió para siempre.Ella había llevado una vida dedicada a la prostitución, no por necesidad, sino por decisión propia.Había tenido desde joven la oportunidad de recibir educación y formarse como profesional, asi como establecer una familia.Sin embargo a ella nunca le interesó eso.Prefería la crudeza de la calle, prefería el sexo con extraños y una vida en la que nada fuera rutina.Su única rutina fue aquel cliente que recurría a ella una vez por semana.Al que ella esperaba en el mismo lugar todos los miércoles, a pesar de que el resto de los días trabajaba en diferentes calles.Sin embargo, por alguna razón, él ameritaba la espera. Su hermana Brenda, sin embargo había llevado una vida apacible.Había estudiado magisterio, se había casado con un hombre que trabajaba
en una oficina pública y había muerto hace varios años y había criado a dos hijas, a las que ya no veía. Olga se despertó y rapidamente se levantó de la cama, se puso sus pantuflas y tomó la silla que usaba como andador para dirijirse a la puerta.Cuando la abrió, Brenda estaba del otro lado a punto de golpear.Gritándole e insultandola la llevó al comedor.Allí tuvieron una fuerte discusión en la que, nuevamente, Brenda le hechó en cara la vida que había llevado y lo caro que le salía mantenerla y cuidarla.Como era usual, durante la discusión Brenda liberó tensiones golpeando a su hermana. A la media hora se fue y Olga salió al balcón. Se sentó allí y se pasó todo el día, como lo había hecho los últimos 25 años.Miraba a la gente pasar, y saludaba a algunos vecinos
con un "Adiós bonito".Fue allí donde empezó a recordar. Ella estaba apoyada en un árbol, retocando su maquillaje.Vestía una minifalda que dejaba a la vista uno de sus atributos mas cotizados. Su musculosa se adhería a su cuerpo y el resplandor del alumbrado público se encargaba de delinear sus rasgos.La boca fina pintada de rojo, su nariz grande que nacía de entre sus cejas, sus ojos chicos separados por una distancia levemente mayor a la normal. Un auto negro se acercaba por la calle a muy baja velocidad.Ella supo que era él. El auto entreparó y bajó la ventanilla.Salió humo de cigarro de adentro y una voz dijo: -Hola. -Hola. -Subí. Cuando subió su mente se inundó de recuerdos: aquel aroma, la guantera abierta con un paquete de cigarros dentro, el espejo retrovisor quebrado y la sensación constante de que ese era un viaje al cielo o al infierno.Sin embargo estar con aquel cliente le movilizaba algo.Ella nunca entendió que era y nunca paró de preguntarselo.La conexión que existía entre ellos estaba basada exclusivamente en el sexo.La primer vez que el dispuso de sus servicios, ni siquiera le preguntó el precio, simplemente le dió una suma de dinero que fue bajando con el tiempo. Ella nunca se quejó.Desde el momento en que ella subía al auto el diálogo verbal no existía entre ellos.El silencio estaba cargado, pero no era incómodo. Llegaron a un estacionamiento poco concurrido.Los dos pasaron a los asientos traseros.Él
comenzó a tocarle suavemente la pierna.Su avance era diferente al de otro clientes, él parecía intentar conquistarla con cada caricia. Como si fuera posible que ella se rehusara. La besaba en los labios durante largo rato antes de concretar el acto que los convocaba.Y jamás le pedía nada, todo se daba de forma natural.Si bien lo sospechaba, él jamás supo que ella no besaba a otros clientes ni que su tarifa era bastante mas alta de lo que el había pagado nunca.Cuando se bajó del auto le dijo, luego de cerrar la puerta: -Adiós bonito.
Ele Eme
Brunancio
Franco Laverne
Vanesa Bojart
Patricia Vega
Magenta
Thรกa Manfredi
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Valiente Canossini | Comunicaci贸n Visual
Pascual Clemente Alonso
MALENA El cuerpo como arma o herramienta: pero un arma que no está cargada, que no puede usarse como letal, que tiene que deshacerse de su deseo; re-crea el deseo de otros. No hay igualdad en la transacción: lo involucrado es más que la paga: ¿cómo se mensura el uso del cuerpo? Malena es una película de Giuseppe Tornatore. Malena, es Monica Belucci: esa mujer que por sí sola es la voluptuosidad. En ese contexto –plena segunda guerra mundial-, ella con su marido en la guerra, en la pobreza, en un pueblo chico que la desea y odia en medidas análogas, termina prostituyéndose. Como signo universal de la demanda (la novedad, siempre, maneja la economía y la necesidad inventada) ella cambia su color de pelo, se corta, su hermoso pelo, se tiñe de rojo, exalta más sus rulos. Atenta a los deseos yanquis, luego, de rubia y casi con un carré a lo Marilyn. En el medio del pueblo o la plaza, (¿quién podría decirlo con exactitud?, los lugares claves de un lugar a veces son todos parecidos), las mujeres indignadas de tanta pasión que camina, de semejante ofensa, de sus maridos revolcándose con cada curva de Malena, la golpean, le cortan el pelo, la desnudan y ella grita, agotada. Al igual que Sansón el pelo, le vuelve a crecer y ella sigue siendo, hasta que un día, regresa al mercado, compra verdura y todos la saludan como la “signora, malena”. En la esquina de mi casa, vivían varias hermanas putas, un día, A., salió gritando que la querían violar y matar; nadie salió, excepto otra vecina a la que todos consideraban loca. Pienso en Malena y en ella: a A, nadie en Patagones le dijo, “buen día, señora.”, fue más como el recuerdo que tengo de Susú Pecoraro en una película de los ochenta, “Tacos Altos”, en donde a su amiga, un tipo, por tocar las cosas de su casa, la faja con su cinto, y ella llora siempre y es linda. También regreso a la Coca, en “Carne”, destellos, o miradas, como vistas desde esos souvenirs que venden en la calle, de una especie de cristal, que siempre tienen formas geométricas y refractan; ella, violada en un camión, creo de un frigorífico y está Minguito y él es el único que no la viola “porque él también tiene hermana y mamá”. Ella por el campito lleno de yuyos, llorando. No conozco cabarets. En mi ciudad, a uno le decían “la sodería”, porque antes, funcionaba una en ese local. No puedo hablar de esos mundos, de las chicas desarraigadas, de las mentiras y promesas de un futuro mejor en las grandes ciudades. Sólo puedo contar y hablar de esas mujeres, individuales, marginadas, audaces, y que el cine me hizo amar.
Brunancio
Hey Nat la puta siempre es la otra. es la vecina, su ex, su novia actual que prefiere antes que a mi, su hermana, su vieja, mi suegra. la puta es mujer, siempre. nadie insulta a un hombre diciéndole que es puta, que le pagan por tener sexo. y si se lo decís, es un halago. la puta es linda, estilo hollywood, usa pieles, es rubia y fuma cigarrillo largo o en boquilla. la puta no es la nena de nueve años que tiene que llevar un mango a casa o el viejo le desfigura la cara a trompadas. la puta no es la vieja que cada vez es más vieja y por ser más vieja, más puta. la puta no es la esposa que se banca que el marido se encame con todo el barrio para poder mantener a los hijos. la puta no es la que deja que la dominen por unos pesos. a la puta le gusta que la cojan. la puta no lo hace por necesidad, lo hace porque es puta. nació puta y va a morir puta. la puta es puta y listo. no hay que pensar en los por qués de la puta. que se joda. por puta.
Cristina Schmidt
FTERNIGHTAFTERNIGHTAFTERNIGHTAFTERNIGHTAFTERNIGHTAFTERNIGHT AFTE
Daniel Molina
Magenta
Cielo Sรกnchez Iturrioz
Danilo Luciano Cicive
SOY MUTANTE
juan.
Se encontraba inmóvil, mirando la nada del todo o ese todo de la nada. Era indiferente, la visión, las figuras, si era de día o de noche. Inmóvil paciente suicida jugando a la ruleta rusa porque no sabe jugar al juego de los géneros. Sin ganas de seguir jugando a las escondidas, una bala le susurra a los ojos: “Maldito tu libre albedrío, maldito o maldita mutante”. Mutante reía, se atragantaba y se convencía que el libre albedrío era para cobardes. Maldito maldita moralista. Amaba la primera persona del inglés, y la dialéctica entre los tres géneros del alemán. Odiaba el español, ese lenguaje cruel que fomentaba las claustraciones, un lenguaje por naturaleza violento pero silencioso. Y se encontraba inmóvil, seleccionando cuidadosamente las palabras de ese maldito sistema de signos en oposición. Maldito sistema dicotómico, desparramando genitales como sangre una vez degollada la garganta. El libre albedrío para un moralista no existe, dios (en minúsculas) en combinaciones binarias no existe. Lo mutante existe, pero es mejor hacerlo pasar por desapercibido, o encerrarlo en la dialéctica del género del español. Se encontraba inmóvil, en una mano una pistola cargada y en la otra un diccionario, analizaba su libre albedrío.
Fredo
AMOR DE MADERA escritor de sombras
Mi amor, amor de puta Sos la única que asiste cada noche en la cama Y no es plata y no son coimas Es un amor a la distinta No es amor de amores sino amor de coger. Sos la única que me ternura Sos la más divina caricia en las noches Te amo cada peso, cada dólar Tirada o parda, en el coche o aquí. Mi amor, amor de puta Soledad de tantos que tenemos el capital De sueños guardados Que los gritamos en orgasmos Gracias hermosa por hacerme cantar.
En acabarte así o con el tiempo Una hora, dos horas, un segundo y adiós Un juego de ser quien quiera No sos prostituta como dicen, sos una actriz. Y pongo un dineral para ver tu obra Que me dejas ser participe por solidaridad En subir y bajar, entrar y pertenecer Cuando te cojo no solo te cojo, sino que soy Tengo un hogar calentito una dama de la mejor. Mi amor, amor de puta Me voy que ahora que se me han vaciado los bolsillos Pero la próxima te pago con poesía De día, cuando me dejas besar tu boca.
Maite Larumbe
Amarilla la piel de tanto comer mal, de tanto no comer, o de tanto tragarse todo. La lengua blanca por la leche en la boca que intenta bajar con vasos de alcohol. Los ojos azules y chiquitos... enrojecidos por beber, por fumar, por gritar, por llorar. Sus ojeras combinan con la tanga de encaje violeta y con las paredes de la casita de sus sue帽os. Verde el tr茅bol de cuatro hojas tatuado en la espalda, donde entr贸 la tinta, pero no la suerte. Es una flor que creci贸 a la sombra. Un pez tropical. Es multicolor.
IGLESIA BASURA VOS SOS LA DICTADURA
Gabriela Gallardo
Brunancio
Anabel Ledesma
Paula Vieyro
HE HIT ME
Belen Senlle
PROSTITUTA
geronimo unibaso
Prostituta digo, no puta, y cito a la Nannis: ”prostituta es la que destruye hogares” , la del oficio viejo. Viejo, pero sin papeles, las prostitutas están ahí siempre pero pasan de largo, la historia las pasa de largo. Las putas, las trolas quedan. Lilith era trola, Cleopatra era trola. ¿Quién fue la primera prosti? ¿Por qué se prostituyó? Tuvo que haber otras antes de María Magdalena que no alcanzaron a salvarse de la pedrada. Tomar la calle, dejarse consumir no es poca cosa, poner el cuerpo no es poca cosa. Liberar el sexo del amor para que los hombres puedan sacarse la calentura sin chamuyar minitas: “hombres necios que acusáis”... Eso sí: sin besos. No vayan a confundirse los pobrecitos como el boludo de Van Gogh y enamorarse y mandarles el pedazo de oreja en una caja. Prostituta digo, del latín bla bla, la cita en lengua muerta cotiza el poema, los lectores compran acciones y las guardan en espera del alza, llaman a sus Gauguins –que todavía pintan los fines de semana y no se pelearon con Van Gogh- a toda hora y les consultan acerca de los cambios del mercado de valores. Los Gauguins mienten, aconsejan vender y compran de segunda mano haciendo un gran negocio, largan todo y se van, con una trola polinesia, a pintar por ahí.
Joaquin Martinez
Era un sudor pegajoso, destilaba mugre. A lo mejor era el de ella, 15 horas sin dormir a veces hacen que una se descuide. Pero, no, era un sudor sucio, del que pensaba que no se iba a despegar, sangre y lágrimas. Si acaso lo pudiera hacer, el recuerdo del momento le sería tan palpable que reaparecería siempre que se descuide. Era el primer día en la casa, y ya había comprendido el punto de no retorno.
Ignacio Izaguirre
WORK
400 TRAVESTIS ANARQUISTAS