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La compasión mueve a la persona profundamente

Joseph Shaji Puykunne

muerte de Lázaro y por el dolor de la familia. Lloró sobre la ciudad de Jerusalén, que se negaba a reconocer al Salvador. Escribe el papa Francisco en su exhortación apostólica postsinodal, Cristo Vive: “Ciertas realidades de la vida solamente se ven con los ojos limpios por las lágrimas. Los invito a que cada uno se pregunte: ¿Yo aprendí a llorar? ¿Yo aprendí a llorar cuando veo a un niño con hambre, a un niño drogado en la calle, a un niño que no tiene casa, a un niño abandonado, a un niño abusado, a un niño usado por una sociedad como esclavo?... La misericordia y la compasión también se expresan llorando”. Como salesianos, solo si nos conmueve la compasión podemos con Don Bosco reafirmar nuestra preferencia por la juventud “pobre, abandonada y en peligro”, la que tiene mayor necesidad de ser querida y evangelizada, y trabajar, sobre todo, en los lugares de mayor pobreza. Es significativo que, al sentirse movido a compasión, Jesús toma la iniciativa de salir al encuentro de las personas que lo necesitan. El no monta una oficina y permanece allí esperando a que la gente llegue a él. Muy al contrario, recorre todas las ciudades y aldeas, donde puede escuchar los problemas reales y satisfacer las necesidades concretas de las personas. Este también es un aspecto típico del perfil salesiano: “Enviado a los jóvenes por Dios es todo caridad, el salesiano es abierto, cordial y está dispuesto a dar el primer paso y a acoger siempre con bondad, respeto y paciencia. Las Constituciones salesianas expresan este compromiso con más claridad: “La educación y la evangelización de muchos jóvenes, sobre todo entre los más pobres, nos mueven a llegarnos a ellos en su ambiente y a acompañarlos en su estilo de vida con adecuadas formas

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La compasión es un sentimiento profundo que mueve a toda la persona a responder adecuadamente a la situación percibida. Jesús se mueve a compasión porque percibe que la multitud está oprimida e indefensa, como ovejas sin pastor.

Sabemos que Jesús lloró por la

de servicio”.

Phyllis Tang, Hong Kong

La presencia de los Salesianos es muy importante. La presencia física y la participación de toda la persona: estar con ellos en el juego y la recreación, rezar con ellos. Hoy los Salesianos están muy ocupados, probablemente les gustaría estar más entre los jóvenes, pero tienen que ocuparse de otras preocupaciones. Sin embargo, esto no es suficiente para los jóvenes.

Los jóvenes necesitan Salesianos que compartan sus experiencias y sus sentimientos, y que exploren acciones controvertidas a la luz de la enseñanza católica, para que puedan usar el valor de la Iglesia para distinguir el bien del mal.

Y necesitan respuestas rápidas: no pueden esperar un mes o dos, porque tienen compañeros sin religión o con otras ideas, tal vez radicalizadas, que podrían atraerlos.

El mundo está cambiando rápidamente y los jóvenes necesitan enfrentarse a un mundo cambiante y los Salesianos a veces necesitan reaccionar rápidamente para salvar las almas de los jóvenes antes de que se pierdan.

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