El Caballo en la obra de Garcia Lorca

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Maruja Vieira

El Caballo en la Obra de GarcĂ­a Lorca







Maruja Vieira

El Caballo en la Obra de GarcĂ­a Lorca





Maruja Vieira

El Caballo en la Obra de GarcĂ­a Lorca


El Caballo en la obra de García Lorca Maruja Vieira Diseñador Editorial Camilo Laverde Cardenas Fotografia de Cubierta Mathew Seed - http://www.horse-photographer.co.uk/ No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares de copyright©

Impreso y encuadernación: Brayco Laverde Producciones Impreso en Colombia - Printed in Colombia

© 2014, Editorial Planeta Colombiana S.A.® Calle 73 No. 7-60, Bogotá www.editorialplaneta.com.co ISBN: 978-958-42-1877-3 Todos los derechos reservados


A mi futura esposa Laura, mis Hijos y Familia por su apoyo, dedicación y cariño durante todo este proceso de aprendizaje académico.



CONTENIDO 1. Ehende providebis aut lab il in etur re cupiene earum harchil millabo reribus doloria eperia aut aut pre volorrumet.

2. nes ea sim que dolores es escium commos est, con repe reptasitas ne estorem nonecus, et untent.

3. Ugia demporp oratat mi, simillab in repedigent aut prepratis alique

cum quas dolorecum unt poria venditio. Itatius arit, tem quatis velibus sum excerum inimi, soluptatiat dis ma quis as acidus, eaquas sit quiatur?

4. Aximporit est pror res ventincte voluptibus ilit elia dunt aut il intes

verferibus ea qui quatium volut labo. Facearum reprovitis ius, earciae cum vides evel ipissitate nus doloritat.



PREFACIO Ehende providebis aut lab il in etur

vides evel ipissitate nus doloritat.

re cupiene earum harchil millabo

Ma

reribus doloria eperia aut aut pre

consequ iaspit, officidust, in conseque

volorrumet, nes ea sim que dolores

venis dolorenis int andaesciae parit

es escium commos est, con repe

parchil labores et ea volende lectatia

reptasitas ne estorem nonecus, et

nectest, corepereicia venim elesto

untent.

eosapictum volut fugiti rescit ad quae

Ugia demporp oratat mi, simillab in

nullabo ritatem res remqui beria aut

repedigent aut prepratis alique cum

adionsequam res alit verferum labo.

quas dolorecum unt poria venditio.

Et alitassincit apis aute dolorio. Cum

Itatius arit, tem quatis velibus sum

nis simus, quatur?

excerum inimi, soluptatiat dis ma

Fuga. Nate veria vellaccum volest

quis as acidus, eaquas sit quiatur?

porum que num quidenimi, sus.

Aximporit est pror res ventincte voluptibus ilit elia dunt aut il intes verferibus ea qui quatium volut labo. Facearum reprovitis ius, earciae cum

debite

molumque

nonsero




El caballo, del que se dice es el más hermoso y armónico ser viviente de la creación, está presente en la mitología, la literatura y el arte, desde Pegaso hasta Rocinante, desde Incitato el caballo de Calígula, hasta Babieca del Cid Campeador. Simbólicamente el caballo sugiere la vida. Es la pasión y la sensualidad Pero también significa destrucción en el Apocalipsis y está relacionado literariamente con la muerte. Un escritor checo, Milán Kundera y uno venezolano, Carlos Augusto León, coinciden desde sus lejanas geografías para describir de la misma manera el momento de la muerte del padre. Kundera en prosa y León en verso, nos dan la misma imagen: un gran caballo negro que el anciano esperaba para partir con él.

La presencia casi constante del caballo en la poesía y en el teatro poético de García Lorca, es explicable si se recuerda que él nació prácticamente en el campo. Su padre Don Federico García Rodríguez era un labrador acomodado, que logró una sólida posición económica con el trabajo y la tenencia de la tierra. García Lorca gustaba de pasear lentamente a caballo por la vega granadina. Nunca fue buen equitador, porque una enfermedad infantil le impedía casi todo esfuherzo físico. Pero amaba a los caballos y también los temía, como temen los gitanos la belleza sombría de los caballos negros de la Guardia Civil Española

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Investigar la presencia del caballo en la poesía y el teatro de Federico García Lorca, es ir por un mágico mundo de símbolos. Misteriosos símbolos que rodearon la vida y la muerte del poeta andaluz y que están en el Romancero Gitano y La Casa de Bernarda Alba. García Lorca nació a la media noche del 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, pueblo de la vega granadina, y fue fusilado en la madrugada del 19 de agosto de 1936, en el barranco de Viznar, muy cerca de Granada, su Granada. Tenía al morir 38 años. Dejó inédita su última obra de teatro “La Casa de Bernarda Alba”. En ella un

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caballo, un tremendo garañón nunca visible, pero que se impone por la omnipresencia de dos fuerzas sobrenaturales – el amor y la muerte – da coces contra los muros del corral. Simbolismo de la pasión ahogada, soterrada, escondida y furiosa de siete mujeres sin amor. Porque no es la presencia, nunca visible, de Pepe el Romano, sino el estruendo incontenible y huracanado del caballo lo que da su tremendo dramatismo a las escenas de La Casa de Bernarda Alba.


La presencia casi constante del caballo en la poesía y en el teatro poético de García Lorca, es explicable si se recuerda que él nació prácticamente en el campo. Su padre Don Federico García Rodríguez era un labrador acomodado, que logró una sólida posición económica con el trabajo y la tenencia de la tierra. García Lorca gustaba de pasear lentamente a caballo por la vega granadina. Nunca fue buen equitador, porque una enfermedad infantil le impedía casi todo esfuerzo físico. Pero amaba a los caballos y también los temía, como temen los gitanos la belleza sombría de los caballos negros de la Guardia Civil Española

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“Los caballos negros son, las herraduras son negras...â€? .............................. Un caballo malherido llamaba a todas las puertas. ......................................... ÂĄEl cielo se les antoja una vitrina de espuelas. Los sables cortan las brisas que los cascos atropellan. Por las calles en penumbra huyen las gitanas viejas con los caballos dormidos y las orzas de monedas.


Hay un caballo muy diferente del enloquecido garañón de La Casa de Bernarda Alba o de los caballos tenebrosos de la Guardia Civil. Es el caballo del Apóstol, hecho de estrellas, las estrellas del Camino de Santiago que los antiguos llamaron la Vía Láctea”. “Santiago” es una balada ingenua, que recoge la visión mística que el poeta descubría en su infancia en el cielo de Fuente Vaqueros y que describió en la noche del 25 de julio de 1918

Esta noche ha pasado Santiago su camino de luz en el cielo. ……………………………………… Dónde va el peregrino celeste por el claro, infinito sendero? Va a la aurora que brilla en el fondo en caballo blanco como el hielo. ………………………………………………… Dice un hombre que ha visto a Santiago en tropel con doscientos guerreros. iban todos cubiertos de luces, con guirnaldas de verdes luceros, y el caballo que monta Santiago era un astro de brillos intensos.


En “Canciones” (1921-1924) está la Canción de Jinete, que dedica “a Miguel Pizarro en la irregularidad simétrica del Japón”. cantan las espuelas En la luna negra de los bandoleros cantan las espuelas. Caballito negro, dónde llevas tu jinete muerto? ..Las duras espuelas del caballo inmóvil que perdió las riendas.

Caballito frío ¡qué perfume de flor de cuchillo! Caballito negro ¿dónde llevas tu jinete muerto? La noche espolea sus negros ijares clavándose estrellas. Caballito frío ¡qué perfume de flor de cuchillo! Caballito negro, ¿dónde llevas tu jinete muerto?

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Miguel Pizarro fue un poeta español muy amigo de García Lorca. No figura en el grupo generacional del 27, tal vez porque en el momento del histórico homenaje a Góngora era diplomático en el Japón. Después de la guerra civil viajó a los Estados Unidos.. En Canciones hay otro poema con el mismo título. Córdoba lejana y sola. Jaca negra, luna grande y aceitunas en mi alforja. aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Por el llano, po4r el viento, jaca negra, luna roja. La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba.

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¡Ay qué camino tan largo! ¡Ay, mi jaca valerosa ¡Ay, que la muerte me espera antes de llegar a Córdoba! Córdoba lejana y sola.

La muerte está simbolizada en la obra poética y teatral de García Lorca por los caballos negros de la Guardia Civil, el caballito negro que lleva a su jinete muerto por un rumbo desconocido, la jaca negra que nunca llegará a Córdoba. Lo espiritual, lo místico, el milagro, la noche infantil del deslumbramiento encuentran su símbolo en el caballo blanco y luminoso del apóstol Santiago, que es un astro de brillos intensos. El amor que pasa con cascabeles de alegría tiene su representación en las jacas andaluzas de los cuatro jinetes de Arbolé, un poema que también está en el libro “Canciones”

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Pasaron cuatro jinetes

A dónde van los cuatro jinetes? A Córdoba.

sobre jacas andaluzas,

Ellos sí podrán llegar. Pero sin la niña del

con trajes de azul y verde

bello rostro, que tiene cerrado el corazón, tal

y largas capas oscuras...

vez por la misma pena negra, que hace en el

“Vente a Córdoba, muchacha”

Romancero Gitano que el cuerpo de Soledad

La niña no los escucha.

Montoya, requemado por la angustia, huela a caballo y a sombra.

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Qué era para García Lorca la pena negra? El mismo nos lo dice: “En mi libro – habla del Romancero Gitano – hay un solo personaje. Un solo personaje desde el principio al fin. Este personaje es ”la pena” que no tiene nada que ver con la tristeza, ni con el dolor, ni con la desesperación La pena es una especie de sombra interior profunda...”Pero no todo es pena negra en el Romancero Gitano. La evocación sensual del caballo, como potra esta vez, está en La Casada Infiel

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Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos..” De las orillas del río de Sevilla vamos a la huerta del Tamarit en Granada, donde el poeta habló del amor con ternura sensual diciendo.


Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu rente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieva

Los caballos sombríos dejan paso a los tiernos caballitos persas y a las jacas pintureras de la corrida más grande que se vio en Ronda la Vieja. Fue antes de que Mariana Pineda escuchara, en las piedras de la calle granadina, el resonar de los cascos del caballo que se llevaba a Pedro de Sotomayor hacia el exilio. Más tarde, en su delirio de terror ante la muerte sentenciada, Mariana clamará.

Pedro, coge tu caballo o ven montado en el día. ¡Pero pronto! que ya vienen para quitarme la vida.

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En el drama de Mariana Pineda casi todo está ceñido a la verdad histórica. Existió Mariana Pineda, existió el sombrío Pedrosa, Se ha dicho por algunos historiadores, que Mariana pudo comprar su libertad al precio de su entrega, pero que rechazó con indignación las propuestas de Pedrosa. Vale la pena recordar que Federico García Lorca juraba vivir enamorado de Mariana Pineda, muerta en el cadalso a los 27 años, en mayo de 1831, por el delito de bordar una bandera con las palabras: Ley, Libertad, Igualdad.

Eran los tiempos de la rebelión de Mina y Torrijos (“Torrijos, el general/ , de la frente limpia,/ donde se estaban mirando/ las gentes de Andalucía”) La joven y bella viuda de Manuel Peralta gime en la prisión y sueña.

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Don Pedro vendrá a caballo como loco cuando sepa que yo estoy encarcelada por bordarle su bandera... Cuando García Lorca escribió “Mariana Pineda”, pensó que era necesario, para dar una razón sentimental y romántica a la actitud de la heroína granadina, que existiera un hombre amado por ella:y lo llamó Pedro de Sotomayor. Porque de Pedro de Sotomayor nada registra la historia española de esa época. Puede ser, en la mente del poeta, el mismo Don Pedro del poema que vio la luz con el título de “Romance de Lagunas” en la revista “Mediodia” de Sevilla en 1927 y que se publicó un año más tarde en el Romancero Gitano con el titulo de “Burla de Don Pedro a caballo”.

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Por una vereda

Por el camino llano

venía Don Pedro.

dos mujeres y un viejo

¡Ay, cómo lloraba

con velones de plata

el caballero!

van al cementerio.

Montaba en un ágil

................

caballo sin freno.

Entre los azafranes

Venía en la busca

han encontrado muerto

del pan y del beso

al sombrío caballo

Todas las ventanas

de Don Pedro.

preguntan al viento

El amor a caballo

por el llanto oscuro del caballero.


Debemos recordar que en aquella Andalucía de un tiempo ya desaparecido, el amor iba siempre a caballo. A caballo el amor y a caballo la muerte, como en Bodas de Sangre:

Nana, niño, nana del caballo grande que no quiso el agua. ......................... Duérmete clavel que el caballo no quiere beber, Duérmete rosal que el caballo se pone a llorar. Las patas heridas, las crines heladas, dentro de los ojos un puñal de plata.

Bajaban al río ¡ay, cómo bajaban! La sangre corría más fuerte que el agua. Duérmete clavel que el caballo no quiere beber, duérmete rosal que el caballo se pone a llorar..


No quiso tocar la arena mojada su belfo caliente con moscas de plata. A los montes duros solo relinchaba con el río muerto sobre la garganta ¡Ay, caballo grande!. que no quiso el agua! ¡Ay, dolor de nieve, caballo del alba!


En Bodas de Sangre, el ruido de los

metida en un desierto”. Y después

cascos del caballo en la noche delata

huyen por el monte, mientras la luna

el amor, el amor prohibido. Cuando

“hace lucir al caballo/una fiebre de

Leonardo rapta a la novia la mañana

diamante”

de la boda, se la lleva a caballo. Porque

El novio burlado y los hombres

como ella dice: ”Un hombre con su

furiosos, que necesitan vengar el

caballo sabe mucho y puede mucho,

honor familiar, salen a perseguir a

para poder estrujar a una muchacha

los amantes al galope sombrío de sus caballos. Y, de pronto, Leonardo que “era hermoso jinete, ahora montón de nieve...” “corrió ferias y montes en brazos de mujeres. Ahora, musgo de noche le corona la frente”

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En “Bodas de Sangre” el caballo es un símbolo tremendo de la pasión, contra la cual nada puede la voluntad “Porque

montaba

a

caballo/y

el

caballo iba a tu puerta/ con alfileres de plata / mi sangre se puso negra / y el sueño me fue llenando/ las carnes de mala hierba...”

Prisioneros de las maquinarias y las autopistas, pocas veces ya pueden los seres humanos repetir la sensación prodigiosa del galope. El mito del centauro es la fusión de la inteligencia consciente con la fuerza. El hombre y el caballo... Sagitario lanza sus flechas al espacio y Pegaso vuela por la mitología, llevando en su lomo a los poetas soñadores. El unicornio asoma en el bosque de las leyendas su cuerno de oro...

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Unte omneque iae coentem adhus M. Quam patus in pubis? que huium intiors Casta, paterfe rfiri, senatud amerum in tem tatis Cat, in terum perniusqua re, quitu quam ego vis hem inare, converit. Opiondemoen Etrac tam ferisse ssoludelius pariver ibulis ret? Ignoxim ortescrumus virtem perurei ina movidemus, Catum cae inulturium pestrun troporum nondam cules maio ex sula ori publistabus? quide moviveris atum octore forei publium factuidem aucoti sperec men vehebatus alica viliae menicio C. Sendam. Vivividere mena, que il con sum quam nondiis consulin demur audetorum quemuntimum. Obse ture cus; nosulinguli, vitrarei pertela bultusquam in actussed resultum oc rentiquam factorbit. Effret, Catrum ores, duces postis


VIEIRA MARUJA. El Caballo en la obra de Federico Garcia Lorca, Bogota.






Oltui sedies cone fue orum nitis, que te am paribus, consum, co caudeorbit L. Tatquon fercesta rentem. Soliciente, vitus; nendam moenatus, Catuus. Um intus inpridemuste mena, consi se te tat, factore confirituro mis inc in videa omporus elabefac me pat. Nam inius bons sedepori inte crus num notil vicae is. Cae esimoen traetra? Mus, ci perors fec igil unclesin vignare, C. Ad nossentie pondum, abitari sultorum urnum patiam tante, Ti. Ereconstam sendiis; noc me publiam adhum, sendiu veripio cchicen ihilinte ceruntimanum nonsiderri popoena tiussul turaesu commorure ad cla red pulisqu emoenam diemnemum dum ditus aus hortem factuus publicitiem poruntiam es linam dete, Ti. Idem praessincus sul vatis. Ultu ma, sescere te, et furis serei inatamque auc faci pors inius? Do, Catasdam senihil laredep erebunum nes siderfe ctortia pos, susatora, Castati straveri publiam aut vid moenterenat. Gitam dem me quam et factodiemus adduc mandentem me quis ia miurbit.


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