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¡Vete de vikingo!
¿Recuerdas las historias de temibles guerreros y asesinos de dragones que te contaban sobre los vikingos? ¡Pues no todo es cierto!
Hace muchos años, en las hostiles tierras escandinavas, vivía un gr upo de per sonas, muy reducido debido a las condiciones climáticas, que luchaba por sobrevivir.
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Un día, a uno de ellos se le ocur r ió zar par en busca de tierr as lejanas, donde pudier a encontr ar otro tipo de alimentos y pieles. Junto a otros aventureros, construyó una embarcación capaz de soportar los fuertes vientos y los gélidos mares, llamado drakkar. Empacaron provisiones, herramientas y toda su valentía, ¡se fueron de vikingos!
Los llamaron vikingos porque no sabían a dónde llegarían en esa aventura o si volverían a su hogar. Gracias al valor que los caracterizaba, recorrieron los mares congelados hacia otras tierras, donde encontraron alimentos y materiales preciosos. Además, los habitantes de aquellas tierras se asombraban con las herramientas que ellos llevaban consigo, por lo que les pidieron hacer trueques; fue así como comenzó a florecer el imperio comercial vikingo.
Una vez que dominaron los mares, llegaron a toda Europa, Turquía, Groenlandia, e incluso ¡estuvieron en América mucho antes que Cristóbal Colón!
Desde estos lugares, llevaban consigo vasijas decoradas con bronce y plata, cerámica fina, oro, seda, alimentos y muchas otras cosas, que comercializaban, además de reservar algo para el el regreso a casa.
Mientras que ellos exportaban los objetos que trabajaban en madera y metal, así como todo lo que podían aprovechar de su tierra: productos lácteos, marfil, cuero y pieles.
Se volvieron excelentes artesanos, hábiles comerciantes y administradores, por lo que sus objetos y herramientas fueron solicitados alrededor del mundo; incluso algunas de éstas son útiles hasta nuestros días.