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INTRODUCCIÓN: La vivienda y su relación con la persona
INTRODUCCIÓN:
La vivienda y su relación con la persona
La relación de la persona con su casa es posiblemente una de las más estrechas que existen. El hogar es el escenario íntimo que guarda los secretos de las familias y las personas que la habitan. Pero son unas relaciones cambiantes que responden a las distintas etapas de madurez y a los propios cambios personales, sociales, económicos y laborales de sus protagonistas.
Así, la primera vivienda considerada como “propia” suele responder a la necesidad de independencia del joven que busca crear un entorno personal fuera del nido familiar. Pero una buena parte de los jóvenes hasta los 30 años aún no saben dónde van a vivir. La precariedad laboral hace que este segmento de la población se decante por una vivienda de alquiler, que les permite tener flexibilidad si surge la oportunidad laboral que buscan en otra ciudad, aplazando el deseo de comprar. Demandan una vivienda próxima o con buena comunicación con su centro de trabajo y, para que sea accesible económicamente, buscan unas características básicas mínimas. Se valora la libertad para poder cambiar de lugar de residencia si se encuentra un puesto de trabajo mejor, por lo que el piso no debe ser un lastre que reduzca aún más las posibilidades de una mejora laboral.
En la primera etapa de la vida adulta, entre los 30 y los 40 años, la estabilidad laboral, las mejoras en las condiciones de trabajo y, en muchos casos, la vida en pareja, hacen que surja la necesidad de afianzar el lugar de residencia y se apueste por el sueño de la mayoría de los españoles: adquirir una vivienda propia. Crear un hogar está íntimamente ligado a la casa en propiedad. Sin embargo, los recursos económicos aún no suelen ser demasiado holgados y se tiende a optar por una vivienda en el extrarradio o a una en la periferia del centro de las ciudades.
La llegada de los hijos vuelve a generar un deseo de cambio. Más habitaciones, dos baños, colegios próximos,
zonas deportivas, buena comunicación, centros de ocio… son características que se demandan en esta nueva etapa. En esta tipología de vivienda se concentra hoy un importante porcentaje de la demanda que, como señala el estudio, está muy por encima de la oferta disponible.
Pasa el tiempo, la familia cumple años y los hijos se van a estudiar fuera o empiezan su propia etapa de independencia, quedando las casas con habitaciones vacías. A partir de los 55-60 años, los propietarios vuelven a pensar en cambiar de vivienda para que se ajuste a las nuevas necesidades de espacio y de acceso a servicios básicos como zonas comerciales y centros sanitarios. Es también el momento de invertir. Liberada la familia de su primera hipoteca y con menos gastos al tener a los hijos independizados, se plantea la posibilidad de invertir en una segunda residencia que puede ser el hogar tras la jubilación o bien una inversión de futuro. Así, las viviendas de gran tamaño salen al mercado y se demandan otras más pequeñas en zonas de mayor nivel adquisitivo. El presente estudio entra en el detalle de cada una de estas etapas de la vida y analiza la relación de los usuarios con el tipo de vivienda con la que sueñan y con la que finalmente adquieren para comprar o alquilar. Una iniciativa que pretende dar luz a la situación actual del sector de la vivienda en nuestro país, y donde se reflejan las tendencias, actitudes y opiniones tanto de compradores y vendedores como de arrendatarios y arrendadores con respecto a las características de las viviendas y los factores emocionales que conllevan el cambio de hogar.