“Es así como comienza el aprendizaje, un aprendizaje mutuo, donde uno se da cuenta como un gesto, un poco de preocupación y un “¡viste que puedes!” hacen la diferencia en el día de una persona. Por ahí dicen que “a veces sólo basta un detalle para hacer estallar un corazón”, y lo comprobé, porque si bien las tardes de tutorías son realizadas para cooperarles y orientarlas a ellas, uno crece con ellas”.
El por qué se me pide escribir una columna para este espacio, es tratar de reflejar en palabras como es mi experiencia en IMPACTO. Algunos se preguntaran si me referiré al significado de esta palabra, otros creerán que hablaré de la importancia de su significado, y quizás a otros no les importe mucho y pierda su atención cuando lean que comienzo a explicar todo. Les contaré brevemente a lo que me refiero cuando digo esta palabra y es simple, pero no por ser simple no es importante. Impacto es una organización de apoyo educacional, que surge por la necesidad de hacer cambios reales en la vida de algunos, quienes quizás no poseen experiencias auspiciosas para proyectar un futuro más prospero. Es a través de esta Organización, que estudiantes como nosotros, asumen la responsabilidad de apoyar y potenciar a través de tutorías, diferentes áreas de conocimiento como Lenguaje y Matemáticas y además autoestima y confianza a niñas del Hogar Casa de la Providencia, buscando con esto abrir puertas para ellas a través de la educación. Ahora, que ya todos sabemos a qué IMPACTO me refiero, puedo compartir con uds. la experiencia que no solo ha tocado la vida de las niñas del hogar, si no que la de todos los que participamos activamente en la organización. Entré en la Organización a comienzos del año 2011, donde me sentía de brazos cruzados ante una realidad que todos vemos y sabemos de su existencia, pero que pocos reaccionan a hacer algo por esta. Sin juzgar los motivos personales de cada uno, yo no quería seguir en esa posición, y es así como luego de pasar por la etapa de selección comienzo tan importante y bonito reto junto a Consuelo, quién fue mi compañerita por todo el año que pasó…. en el segundo semestre del mismo año me uniría al grupo de Coordinación. Es así como comienza el aprendizaje, un aprendizaje mutuo, donde uno se da cuenta como un gesto, un poco de preocupación y un “¡viste que puedes!” hacen la diferencia en el día de una persona, por ahí dicen que “a veces sólo basta un detalle para hacer estallar un corazón”, y lo comprobé, porque si bien las tardes de tutorías son realizadas para cooperarles y orientarlas a ellas, uno crece con ellas.
Luego de todo lo dicho anteriormente, es aquí donde me dirijo a Uds., los que se toman el tiempo de leer esta columna, ya que si llegaron leyendo hasta esta parte del escrito, es porque algo de todo esto calza con Uds. y me alegro, ya que creo que es sumamente necesario que a través de nuestra experiencia como estudiantes de Ingeniería Comercial, una carrera muchas veces vista como individualista y un tanto más fría, comencemos a mirar más allá de nuestro ombligo, y con esto empecemos a crear esos puentes que la sociedad, en la que nos desarrollamos como personas y en un futuro próximo también como profesionales. tanto pide y necesita, que seamos los verdaderos agentes de cambio, que en vez de conocer y enumerar tantos conceptos como “desarrollo”, “bienestar social”, “responsabilidad social”, los apliquemos y dejemos de ser un comoditie entre tanto ingeniero que encontramos hoy. Hagamos que nuestro paso por la vida de los que compartimos a diario no sea en vano y agreguemos de la forma que nosotros conocemos ese valor que ellos necesitan. No es simple, lo sé, implica muchas veces dar un paso al lado con las cosas que tanto queremos, sacrificar gustitos, e ir juntando cansancio, pero puedo decir a través de mi experiencia, que no hay mejor recompensa a ese esfuerzo, que ver la alegría e ilusión que genera en las niñas el saber que son capaces de lograr sus propósitos y metas. Es en ese entonces que la magia fluye y todo mal síntoma desaparece y notamos que de a poco vamos cumpliendo nosotros junto a ellas también nuestra meta como organización. Ahora Imagínense, si dos horas a la semana de atención y apoyo puede hacer que las niñas del hogar crean en sí mismas y comiencen a trazar objetivos futuros para su porvenir, ¿cómo sería si todos nosotros dedicáramos dos horas a la semana a preocuparnos por el que está al lado y trabajáramos arduamente por ese bienestar social óptimo que tanto anhelamos?, les dejo la pregunta.