¡No digas tonterías Margaret!: ¡Cómo que pinocho era de pino!
Yo me imaginaba al cabrón de piedra, duro y terco a voluntad.
De humo espeso, huyendo del padre minero. De pelos de oso, recuerdo de un oso mayor que soñó cuando pinocho fue niño.
¿De pino me dices, Margaret?. de pino? ¿Por qué le pondrían un nombre tan obvio a un niño? -Anónimo