Boletín Informativo Nº 55
Mayo 2008
Cáritas Diocesana de Valladolid Trabajamos por la justicia
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El pasado 12 de abril se llevó a cabo la Asamblea Anual de Cáritas Diocesana. En el espacio de informaciones y preguntas tengo apuntado una breve nota que responde a un interrogante: ¿cómo hacer Iglesia desde los grupos de Cáritas? Reflexionando hoy sobre este asunto creo que se indica algo importante que con frecuencia tenemos olvidado. Cáritas no es un postizo, ni un añadido en la Iglesia, ni siquiera es una consecuencia moral, ni sólo un testimonio. El ejercicio de la caridad constituye para la Iglesia una dimensión esencial: no hay Iglesia sin caridad, y para los cristianos el ejercicio de la caridad constituye misión evangelizadora especialmente entre los pobres. Por ello la pregunta de cómo hacer Iglesia desde los grupos de Cáritas nos lleva al tema de sentir nuestro hacer como voluntarios y trabajadores como parte integrante de la evangelización de la Iglesia. Pensemos en los equipos de Caritas Parroquiales, o en los trabajadores de los distintos programas. ¿Cómo sentir la eclesialidad en nuestra tarea? ¿Cómo ver en lo que hacemos en el servicio a los pobres la misión eclesial? Sin duda que hace falta mirada en profundidad y sobre todo espiritualidad y mística, y situar nuestro hacer en la misión evangelizadora de la Iglesia de llevar el Evangelio como Buena Noticia especialmente a los más pobres. Este marco de actuación no le debemos dar por supuesto, es preciso creer en lo que hacemos y sentir con nobleza las motivaciones y las finalidades. No podemos servirnos de Cáritas. Como agentes sociales servimos a los demás e intentamos construir fraternidad y recuperar imagen de Dios en el corazón dolorido; hemos llegado a Cáritas para servir a los demás. Para ello es absolutamente necesario participar del corazón del Buen Samaritano que ve el sufrimiento en el rostro de sus cercanos, un corazón que ve. Esta sensibilidad ante el sufrimiento es expresión en la historia del corazón del Señor, que en su vida entre nosotros se acercó como Buen Pastor al hombre sufriente. Hacer Iglesia desde los grupos de Cáritas es participar en la misión evangelizadora de la Iglesia prolongando en nuestros días el corazón del Buen Samaritano, el corazón de Cristo, que ve el corazón dolorido de nuestros contemporáneos y se acerca a él para ofrecer consuelo y alivio.