Boletín Informativo Nº 39
Junio 2006
Cáritas Diocesana de Valladolid Trabajamos por la justicia
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El día 18 de junio celebramos la gozosa solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor. Día que tiene particular evocación para la caridad cristiana. Y es que la comunidad de los seguidores de Jesús siempre ha querido buscar la raíz de la caridad en la vivencia eucarística. No basta la filantropía ni el sentimiento solidario, sino que es preciso anclar la motivación de la caridad en el corazón mismo del Señor, y este nos lo ha quedado para siempre en el sacramento de la Eucaristía. No otra cosa se nos quiere decir cuando en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, se une la fracción del pan con “poseer todo en común” y “nadie pasaba necesidad”. La fraternidad, el vivir como hermanos, no nace de un pacto para salvaguardar nuestros intereses, ni nace de un sentimiento de pena, sino que es la ofrenda que hacemos al mundo del amor que Dios nos ha tenido y que hemos recibido como don a través de la fe en Jesús. La devoción eucarística, el reconocer la presencia del Señor resucitado en medio del mundo y de la historia, a través de la comunidad cristiana y del sacramento que ella celebra nos debe llevar a contemplar su rostro y su presencia especial en los pobres y en los que sufren. Busquemos la raíz y la fuerza del ejercicio de la caridad en el sacramento de la Eucaristía; es el mismo Señor que se manifiesta en el misterio del sacramento el que también se muestra en el rostro de los pobres. Ofrezcamos los cristianos a nivel personal y a nivel comunitario un testimonio de fraternidad al servicio del mundo y especialmente al servicio de los más pobres como expresión de que Dios nos llama a un futuro mejor, un futuro de hermanos. Contemplemos en el Cuerpo entregado y en la Sangre derramada, la generosidad y la entrega que Jesús nos da en el servicio a los que sufren.