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Hans Christian Andersen, de visita en Cádiz

El ilustre cuentista danés, autor de historias tan famosas como ‘La cerillera’ y ‘El patito feo’ visitó la Tacita durante unos días en noviembre de 1862, y su estancia quedó reflejada en su libro ‘Un viaje a España’. Llegó al puerto de Cádiz el 11 de noviembre de ese año (“Salió el sol, Cádiz se extendía ante nosotros, reluciente de blanca, con sus casas de tejados chatos que parecían esculpidas en tiza”), y aunque destacó en su escrito la limpieza y orden de la ciudad, también señaló que no le había despertado muchas simpatías. Esperaba el escritor encontrar un ambiente más exótico, más oriental, y aunque destacó la blancura de sus edificios, la belleza de la Alameda sobre el mar y lo excelente de algunas instalaciones como el Casino, llegaba a disculparse por no haberse sentido impresionado por la ciudad: “No hay nada digno de mención para el forastero”, afirma. “Puede que la culpa sea mía o puede que de la ciudad en sí… -escribió-. Bueno, no pienso tan mal de Cádiz como he dicho”. “Estoy seguro de que Cádiz esconde materia para una novela, pero el forastero no la ve”, concluía más conciliador. El escritor se alojó en la Fonda de París (“un hotel excelente en todos los sentidos”, según describe) de la calle San Francisco, lo que ahora es el Hotel Las Cortes, que presume de su estancia allí, e incluso convoca en su recuerdo un concurso de cuentos para autores juveniles. En 2012, la ciudad de Cádiz organizó una exposición y diferentes actos para recordar el 150 aniversario de esta visita, en una celebración a la que acudió la embajadora danesa.

Presencia vikinga en Qadis

Un capítulo poco conocido de la historia de Cádiz fue el paso de los vikingos daneses en el 844, un siglo después de la invasión musulmana, en un trayecto que terminó en Sevilla, tras pasar por Gijón, La Coruña y Lisboa. Tras permanecer breve tiempo en la villa, fueron expulsados, aunque quedaron núcleos en Carmona o Morón que sobrevivieron convirtiéndose al islam y se les relaciona con la cría de rebaños y la industria lechera.

Una de sus expediciones destruyó la ciudad de Saduna (que correspondería a Medina Sidonia) por lo que la capital se trasladó a Qalsana .

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