Re v i s ta d e c i ne d e l E c u a d o r
AÑO 1 NÚMERO 2 | USD $2.00
ISSN: 1390-5317
CINE QUE DA PELEA
TODO SOBRE LOS
LOS CANALLAS: RIESGO Y EXPERIMENTACIÓN AVATAR, NO SÓLO EL FILME MÁS CARO CINE GUAYAQUILEÑO EVALUACIÓN DEL CINE ECUATORIANO 2009 RATAS, RATONES Y RATEROS: 10 AÑOS FESTIVAL DE ROTTERDAM, ENTREVISTA A PAZ FÁBREGA
colaboradores PAÚL PUMA (Quito, 1972) Poeta, periodista, dramaturgo y guionista. Ha publicado los libros de poesía: La Teoría del Absurdo (1994), Los Versos Animales (1996), Eloy Alfaro Híper Star (2001). Sus textos han sido publicados en diversas antologías y traducidos a diversos idiomas. CLAUDIO SÁNCHEZ (Bolivia) Conductor del programa radial Cine con Cristal, ha trabajado en la revista Vértigo Nisimazine (Revista oficial del 13 Festival de Cine de Lima), colabora con la revista La esquina de la Cinemateca. RAFAEL BARRIGA (Quito, 1971). Director de programación y editor del periódico OCHOYMEDIO. Licenciado en Comunicaciones por la Universidad de Pensilvania, EEUU. Diplomas superiores en estudios cinematográficos por las Universidades de Copenhague (Dinamarca) y Edimburgo (Escocia). Exhibidor y distribuidor de cine desde 1997. Autor de los libros El ojo del siglo (1996) y Velasco: retrato de un monarca andino (2006). XAVIER DONOSO (Guayaquil, 1981) Graduado en Marketing, con experiencia en el área de Internet, y ahora trabajando en ventas. Creador y editor del sitio web Cinerama (www.cinerama.ec) donde desde el 2005 comparte reseñas y comentarios sobre las últimas películas, tratando de crear un espacio para difundir también el cine ecuatoriano, al mismo tiempo que junta dos de sus grandes pasiones: cine e internet. EVA SANCHO RODRÍGUEZ (Palma de Mallorca, 1979). Estudió Cine en la Universidad de Amsterdam (Países Bajos) y actualmente escribe su tesis para el Master de Filosofía. Ha publicado en Nisimazine (Europa), de Filmkrant (Países Bajos), y en 2009 participó en el taller de crítica de cine del Festival de Lima (Perú). JOSÉ MONTALVO (Guayaquil, 1984) Productor y guionista. Realizó sus estudios de Cine y Arte en la Universidad de Bologna, Italia. Ha sido premiado en distintos festivales por sus cortometrajes. Alexis Cuzme (Manta, 1980) Periodista cultural y rockero. Editor de la revista rock literaria Marfuz. Bloody city (2009) es su cuarto poemario y Satanismo filosofía individualista (2010) su reciente libro. Sus artículos literarios, cinéfilos, teatrales y rockeros aparecen en diarios manabitas, revistas nacionales, medios alternativos de internet y en su blog http://ciudadhecatombe.blogspot.com MAARTJE ALDERS (Holanda, 1983) Estudió un año en Estados Unidos Arqueología y Sociología, luego viajó a Paris donde actualmente trabaja como gerente de proyectos y diseñadora gráfica en la red europea de jóvenes cineastas NISI MASA. PABLO HURTADO BURNEO (Quito,1986) Un año de estudios en Canada, Un año en la universidad San Francisco de Quito en la carrera de cine y televisión, actualmente se encuentra terminando la carrera de Cinematografía especializada en Iluminación y Cámara en la Universidad del Cine de Buenos Aires y trabajando en la productora Nueva Ola de argentina. Condujo durante el 2008 la emisión radial "Blues Medley" en Ciclo-P Radio." MARCELA RIBADENEIRA Crítica de cine, escritora autodidacta y egresada, en Dirección Cinematográfica, de la Nuova Università del Cinema e della Televisione de Roma. Ha colaborado con medios de comunicación como Vanguardia y Zoom, así como en el desarrollo de contenidos editoriales impresos y on-line. Actualmente trata de mantener con vida su blog de relatos matrioska8. GUSTAVO VALLE (Guayaquil) Fotógrafo profesional, periodista. Actualmente trabaja para diario el Telégrafo. Realizó cortometrajes. CHRISTIAN LEÓN (Quito, 1974) Crítico de cine, autor, docente e investigador ecuatoriano, tiene estudios en la Universidad Andina Simón Bolívar y la Universidad de Buenos Aires. Director de Proyecto Imaginando al otro. El Documental indigenista en Ecuador. CARLOS FIDEL INTRIAGO ZAMBRANO (Portoviejo 1990) Director-Fundador de la Revista Fotograma. Agente Cultural de Ochoymedio para Manabí. Director del Cineclub de Manta y Portoviejo. Ha escrito para las revistas europeas Nisimazine (Francia) y Filmkrant (Holanda). Además, en los periódicos manabitas El Autonomista y El Mercurio y en el periódico de Ochoymedio. MARÍA CAMPAÑA RAMIA (Quito) Estudió Comunicación Visual en la Universidad San Francisco de Quito, cine en la Universidad Paul Valéry de Montpellier, Francia. Maestría en Cine Documental de la Universidad Marc Bloch de Estrasburgo, Francia. Es directora de Programación del Festival Encuentros del Otro Cine (EDOC).
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EDUARDO VÉLEZ ARÁUZ (Guayaquil) Ilustrador Diseñador gráfico con mención en audiovisuales, al momento maneja el proyecto difusional Gye-Ind donde comparte notas sobre música y arte a nivel local. Dirige el blog http://www.automata.ec. PATRICIO BURBANO (Quito, 1982). Estudió Literatura en la Universidad de Salamanca (España). Posteriormente viajó a la Argentina donde estudió Dirección Cinematográfica en la Universidad del Cine (FUC) de Buenos Aires. Artículos y relatos suyos han aparecido en revistas de Europa y Latinoamérica. A la caza del rey es su primer cortometraje.
e d i t o r i al
F
En la contienda
OTOGRAMA nació con la consigna de ser la Revista de Cine del Ecuador. Hoy, en su segundo número, esa bandera que levantamos hace tres meses, flamea en lo más alto. Buscamos despertar un constante interés, no sólo con la revista como un documento tangible, sino porque el público ecuatoriano lea sobre el arte cinematográfico en cualquier espacio posible. Este desafío nos ratifica en el arduo proceso de formación de una Ciudadanía Audiovisual a través de la crítica. Cimientos que nos elevan como el espacio de opinión en donde el Cine Ecuatoriano tiene un lugar preponderante. Es por eso, que nuestro compromiso se hace cada vez mayor y por ello respondemos con responsabilidad a esa confianza que se nos ha otorgado. Hemos logrado generar un clima agradable. Los medios de comunicación han reconocido el advenimiento editorial. Los cineastas nos han recibido con buenos ojos, los cinéfilos poseen un lugar de encuentro, la gente nos nutre de buenos augurios. También nos critican, exigen y hacen recomendaciones, lo que nos reta a poner los pies más firmes sobre la tierra. Consideramos que el cine ecuatoriano en estos momentos, con apenas cuatro años de contar con una ley, necesita una revisión. Por eso Rafael Barriga analiza lo que fue nuestro cine el año pasado. De igual manera, Gustavo Valle mira a través del tiempo lo que ha sido el cine hecho en Guayaquil. Y en esa misma línea Marcela Ribadeneira nos invita a recordar la película que abrió el camino para un verdadero cine ecuatoriano; Ratas Ratones y Rateros, 10 años después.
staff
DIRECTOR - EDITOR: Carlos Fidel Intriago Z. DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Ernesto Intriago Z. VENTAS Y MARKETING: Leonardo Intriago S. PORTADA: LOS CANALLAS de Jorge Fegan • Ana Franco Diego Coral • Nataly Valencia
Todo esto sumado a la película de esta edición “Los Canallas”, significa que desde hace mucho tiempo la filmografía ecuatoriana ha dado y está ‘dando pelea’. FOTOGRAMA no se queda atrás y se sube al ring. Desde el mes dediciembre tenemos los guantes puestos, porque para los que aún no creen, esto va en serio. No somos los únicos, sin embargo, creemos que nuestras páginas destinadas a la crítica e investigación cinematográfica nos dan el aval de ser, en su género, los pioneros. Esta vez al equipo se han incorporado nuevos colaboradores de calidad que se suman al proceso. Además, comenzamos a visitar los festivales más importantes del Ecuador y el mundo. En esta ocasión presentamos lo que se vendrá en la novena edición de los Encuentros del Otro Cine (EDOC) en el país, y desde uno de los festivales más importantes del cine independiente, “Festival de Rotterdam”, en exclusiva para FOTOGRAMA, Paz Fábrega, directora de una de las películas ganadoras, es entrevistada por Eva Sancho. Por fortuna, los pasados premios Oscar no nos han quitado el sueño, a pesar de eso, tres películas que obtuvieron una estatuilla son analizadas en esta edición, entre ellas la única que celebramos, la argentina “El secreto de sus ojos”. Este nuevo número, es el testimonio de un compromiso por entregarles una revista de excelencia; donde se pone de manifiesto el sacrificio que realizamos todos los días por ese gran amor que profesamos por el cine, y nos confirma una sola cosa: hay FOTOGRAMA para largo.
COLABORAN EN ESTE NÚMERO: Pablo Hurtado Burneo • Maartje Alders • José Montalvo Christian León • Marcela Ribadeneira • Gustavo Valle • Paúl Puma Patricio Burbano • María Campaña Ramia • Manolo Sarmiento Margarita González • Eduardo Vélez Aráuz • Rafael Barriga Dolores Zambrano • Roberth Mendoza • Claudio Sánchez Raúl Escobar • Xavier Donoso • Mariana Andrade • Eva Sancho IMPRESIÓN: Imprenta Kainza - Telf.: (05) 2930 444 - Portoviejo, Manabí - Ecuador. CONTACTO: fotogramarevista@gmail.com
REVISTA DE CINE FOTOGRAMA ES UNA PUBLICACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS CULTURALES SAN ALEJO SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DEL CONTENIDO SIN PREVIA AUTORIZACIÓN DEL AUTOR. FOTOGRAMA NO SE RESPONSABILIZA POR EL CONTENIDO EXPRESADO POR LOS ARTICULISTAS, LA OPINIÓN DE ESTE MEDIO ESTÁ REFLEJADA EXCLUSIVAMENTE EN EL EDITORIAL. © REVISTA DE CINE FOTOGRAMA MARZO DE 2010. • ISSN: 1390-5317
por Claudio Sánchez
EL SECRETO DE SUS OJOS El secreto de sus ojos es uno de esos films que se queda en la retina por mucho tiempo, una historia fascinante que atrapa al espectador de principio a fin. Un viaje al recuerdo, a la memoria colectiva y en particular a la personal. Dirigida por Juan José Campanella (El hijo de la novia, 2001) la película cuenta con estupendas actuaciones de grandes actores argentinos: Ricardo Darín (Benjamín Espósito), Soledad Villamil (Irene), Pablo Rago y Guillermo Francella en un papel memorable. Desde los primeros minutos del film, sabemos que asistimos al retorno del personaje principal a un tiempo pasado, un tren que se aleja, la cámara subjetiva y la imagen borrosa son la antesala de lo que estamos a punto de presenciar. Todo comienza con la presentación de Benjamín Espósito como un secretario de un Juzgado de Instrucción en la ciudad de Buenos Aires que se está retirando de su oficio y decide hacerse escritor. Desde acá se sabe que la historia que se nos va contar estará directamente relacionada con el libro que Espósito quiere escribir, y que se lo presenta a Irene (antigua compañera de trabajo y amor imposible) en su despacho. Desde los escenarios se nos propone un espacio complejo, con muchos recovecos, como lo son las oficinas de un juzgado, sus historias y sus secretos o tal vez en este caso simplemente: el secreto. En el cine las historias policiales han forjado un lugar propio con códigos y fórmulas, en esta película Campanella apuesta por este género y el resultado es brillante, logrando hacer cómplice al
espectador de aquello que está viendo en la pantalla, poniéndolo (en más de una oportunidad) al borde de la butaca, conteniendo la respiración a la espera de la resolución del problema. Hay algo en la historia común entre los personajes del film, y es haber vivido una época muy difícil de la historia argentina como lo es el gobierno de María Estela Martínez de Perón, anterior al golpe militar de 1976. Este periodo es visto en retrospectiva durante la película, ya que es en 1975 donde se posiciona el recuerdo que da origen a la historia que Espósito quiere narrar. Francella interpreta a un hombre que sabe más por viejo que por diablo, un empleado de siempre de estas dependencias del Estado. Él nos abrirá los ojos ante aquello que estamos presenciando, él será quien nos oriente y sepa explicarnos aquello que nos hace ser los seres humanos que somos, la pasión es el motor de la vida, todo aquello que hacemos por gusto está directamente relacionado al gusto por hacerlo, a la pasión con la que lo hacemos. El secreto de sus ojos es una espectacular combinación de thriller policial (el asesinato de una joven es el catalizador de toda la historia), suspenso (estamos buscando constantemente al asesino) y drama romántico (queremos conocer la historia de Irene y Espósito). Campanella logra con esta obra convencer al espectador de que está frente a una de las mejores películas que se hayan hecho en Argentina en los últimos años.
En el 2009 se estrenaron
por Rafael Barriga
c ont ra p i c a d o
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películas ecuatorianas
1. Numerología En una fiesta de fin de año, algunos amigos me decían que el año 2009 carecía de películas ecuatorianas importantes y memorables. Que, de todos los años recientes, el 2009 era el más flojo y que, por ello, no se veía una consolidación de la tendencia que, en los años precedentes, había dado cierta visibilidad al cine ecuatoriano con cintas como Crónicas de Sebastián Cordero, Qué tan lejos de Tania Hermida, Cuando me toque a mi de Víctor Arregui y Retazos de vida de Viviana Cordero. Viendo la lista de estrenos ecuatorianos de 2009, noto que es verdad que el año estuvo desprovisto de una cinta rompe-taquillas como la de Tania, o una co-producción internacional de envergadura como la de Sebastián, o una película de actor como la de Víctor o un barato culebrón, de alto presupuesto eso sí, como la de Viviana. Pero en cambio, es un año en que se estrenaron nada menos que veintitrés películas de largometraje, cifra nada despreciable en un país en donde antes se hacía una película cada cinco años. Solo tres de las veintitrés películas fueron estrenadas en película 35 mm. Esas tres, Impulso de Mateo Herrera, Los canallas del colectivo de graduados del INCINE y Cuba el valor de una utopía de Yanara Guayasamín, se estrenaron en salas comerciales junto con los filmes Desde abajo de Carlos Piñeiros, Blak Mama de Miguel Alvear y Patricio Andrade y Ayahuasca de Galo Urbina que, siendo terminadas en video fueron estrenadas en salas comerciales. Las demás, diecisiete en total, fueron estrenadas solo en las salas de OCHOYMEDIO y, en algunos casos, también fueron vistas en ocasionales funciones en teatros, salas comunales u otros locales improvisados. 2. Al otro lado 2009 será, sin embargo, muy recordado pues fue el año de Ecuador Bajo Tierra. El festival que se organizó en tres ciudades y el libro que se publicó, pusieron al descubierto de los medios de comunicación y los grupos cinematográficos y
cómo las élites ilustradas concibieron al indígena como un lastre cultural a ser erradicado” escribe el crítico Christian León. En el plano político también se pudo ver Este maldito país, de Juan Martín Cueva, filme menor del que vale la pena contar la anécdota del cercenamiento de su título cuando fue presentado en la televisión pública. “Este país” fue emitido sin el maldito, por lo cual el funcionario del canal de televisión fue maldito en todos los foros cinematográficos del país. 5. El medio ambiente Un inusitado número de documentales relacionados con el medio ambiente en el Ecuador pudieron ser vistos. Algunos fueron realizados por cineastas extranjeros, en co-producción, como Crudo de Joe Berlinger, Bajo suelos ricos de Malcolm Rogge, y Después de la neblina de Anne Slick y Danielle Bernstein. Crudo, sin duda el más preclaro de todos ellos, rescata la figura de Pablo Fajardo, el abogado ecuatoriano que se enfrenta a la gigante petrolera Chevrón. La historia es brutal y desgarradora; la fuerza de Fajardo es imponente. La película A cielo abierto, es el regreso del maestro Pocho Álvarez a las salas de cine. Su película, sobre las injusticias de la minería, es una que motiva a tomar acción y que tomó partida en un momento crítico de la discusión ambiental ciudadana del momento.
culturales burgueses, que otro cine, de enorme visibilización y circulación popular, existía por fuera de la realización “formal” cinematográfica ecuatoriana. Que esas películas, las investigadas y mostradas por Ecuador Bajo Tierra, estaban al otro lado de lo que se venía llamando “cine hecho en Ecuador”, es decir no participan del mecanismo de ayudas estatales, ni se difunden en salas de cine convencionales, y que, en casi todos los casos, cuentan con enorme convocatoria de públicos. El “cine hecho en Ecuador” tiene, desde Ecuador Bajo Tierra, unas condiciones muy diferentes a lo pensado en el pasado. 3. Culto Blak Mama, estrenada en marzo, es una película provocadora y realizada con una altísima dosis de humor e imaginación. Su significación para el cine ecuatoriano contemporáneo no solo radica en haber inaugurado una forma cinematográfica, sino también el haber roto con una tradición de supuesta seriedad, prudencia, compostura, gravedad y circunspección dominante en el cine ecuatoriano. La cinta contó con numerosos seguidores, que seguramente la llevarán a ser un filme “de culto” en el futuro. Tuvo también muchos fustigadores, que la consignaron al nivel de “experimental”, o que la conminaron a las áreas propias del arte contemporáneo, al no entender ni las intenciones y expectativas de la película, ni la naturaleza de lo experimental y del arte contemporáneo. 4. Lo político, lo histórico Tres documentales certeros y políticos: Cuba, el valor de una utopía de Yanara Guayasamín, Memoria de Quito de Mauricio Velasco y Mejor que antes, de Andrés Barriga (del que me reservo mis opiniones por tener relación familiar con su realizador). Guayasamín indaga la revolución cubana. Terreno pantanoso por haber sido escrito y re-escrito, filmado y re-filmado durante los últimos cincuenta años. Sin embargo, Guayasamín encuentra cosas nuevas y descubre, para el placer del espectador, al poeta Félix Contreras, cuya visión de la vida y de la muerte es conmovedora. Memoria de Quito es, también, toda una revelación. “A través de los álbumes de la ciudad, del patrimonio cultural, de la regeneración urbana, el filme muestra
Las películas estrenadas en 2009 en temporadas de salas de cine (no incluyen funciones de festivales o muestras). 1. Sara la espantapájaros (Febrero) 2. Memoria de Quito (Febrero) 3. Blak Mama (Marzo) 4. Después de la neblina (Marzo) –co-producción. 5. Cuba el valor de una utopía (Mayo) 6. Impulso (Mayo) 7. Este maldito país (Mayo) 8. Versátiles (Junio) 9. Alapachaca, Puente de Tierra (Junio) 10. Bajos suelos ricos (Julio) –co-producción. 11. Crudo (Julio) –co-producción. 12. Tráfico y secuestro al Presidente (Agosto) 13. A cielo abierto (Agosto) 14. Camilo Egas, un hombre secreto (Septiembre) 15. Chigualeros (Septiembre) 16. Desde abajo (Septiembre) 17. Ayahuasca (Septiembre) 18. Descartes (Octubre) 19. Sicarios Manabitas (Octubre) 20. Los canallas (Octubre) 21. Oro puro (Noviembre) 22. Mejor que antes (Diciembre) 23. El duende y la biendivia (Diciembre)
6. Las culturas Documental sobre le cine olvidado, Descartes, de Fernando Mieles es un trabajo seductor y que amplifica la discusión del archivismo y la memoria. Un perfil detallado y emotivo sobre Gustavo Valle, un cineasta olvidado que sobrevive como fotógrafo de bodas. En el mismo plano de la periferia, cintas como Alpachaca, puente de piedra del imbabureño Jorge Luis Narváez y Chigualeros de Alex Schlenker, recogen experiencias locales. La cultura de la tecnocumbia y las músicas populares estuvo presente con los dramas Desde abajo y Oro puro; el mundo del pintor moderno Camilo Egas fue pulcramente relatado por Santiago Carcelen, realizador experimentado del que todos esperamos ver más obras de este calibre. El mundo adolescente inflado a 35 mm: Impuso de Mateo Herrera significó un salto enorme en su filmografía personal, y atrajo la atención de cineastas como la argentina Lucrecia Martel, que llegó al Ecuador con el propósito exclusivo de acompañar a Herrera en su estreno. Los canallas de la promoción de primeros graduados del INCINE vio la luz para que el público vea que aquí también hay potencialmente futuro. 7. Los niños El cine infantil, otra de las grandes deudas que ha tenido el cine ecuatoriano en su historia, vio no uno, sino dos largometrajes en el 2009. El duende y la biendivia, del veterano director lojano Jorge Vivanco, y la bellísima película Sara la espantapájaros, dirigida también por Vivanco, y producida y gestionada por el colectivo otavaleño Mirarte. El lenguaje fresco de Sara la espantapájaros, su delicado acento andino, la música escrita por esas leyendas vivientes que son los hermanos Cachimuel, la alegría de su mensaje, me llevan a pensar que en donde uno menos lo piensa, está el cine ecuatoriano que quisiéramos ver con más frecuencia. ¿Podrán los niños de hoy crecer viendo películas ecuatorianas con más frecuencia? La respuesta inmediata es sí, siempre que se mantengan las políticas de fomento a la producción instauradas desde el Consejo Nacional de Cine, artífice, junto con los cientos de artistas y técnicos involucrados en todas estas producciones, de este año inolvidable del cine ecuatoriano.
Riesgo, experimentación y creación en
“LOS CANALLAS”
por Pablo Hurtado
La caída de la idea de verdad universal, la pérdida de la vieja moral, la nueva relación que tenemos con el mundo, temas que se hacen cada vez más presentes en la esfera de la cultura y que se ven cada vez más en el cine ecuatoriano. Aparecieron ya con mucha fuerza en Black Mama, tanto en su forma teatral como su versión cinematográfica (¿ó videográfica?), y ha llegado otra vez con una formulación totalmente diferente y sumamente interesante con “Los Canallas”. Desde la estructura episódica del film ya se plantea, (¿era acaso posible evitar la palabra?) lo postmoderno, la idea de pastiche, una acumulación casi arbitraria de fragmentos, unidos débilmente por una línea temática. No se entienda, claro está, el frágil vínculo como un argumento en contra de la película, éste está en plena concordancia con el mundo ideológico que explora. Y digo “explora” con todo el rigor de la palabra, pues “Los Canallas”, en sus tres cortes, se distancia notablemente de la tradición del cine más fácil y comercial en cuanto a la vocación de adoctrinar e instruir. El cine hegemónico concluye, da lección moral, define claramente “el malo”, “el bueno”, polariza el mundo y toma partido, condena, se pone en posición de juez y dictamina. Lo más genial de esta operación, sin embargo, es lo solapada que está, se esconde de tal manera que el espectador se convence de que su odio por “el malo” se debe a su rectitud moral (cosa que no está en duda después de una vida de cine de Hollywood y televisión) en lugar de ver que la película configuró a tal personaje o situación para ser odiado y para que ningún ciudadano respetable pueda sentirse identificado. Este no es el caso de “Los Canallas”, el mundo no se simplifica dicotómicamente y no se condena, no se da al espectador a una lección de vida, el film es una exploración, y la experiencia de visionado la es también, aquí no se concluye, se cuestiona, se acepta y celebra la maravillosa complejidad del mundo y nuestra relación con él, aún si ésta no es tan cómoda como un mundo dividido en bueno y malo. El primer corte y el más interesante en relación con los temas antes mencionados, escrito y dirigido por Ana
Cristina Franco, explota las posibilidades de una narrativa nueva. Se terminó la estructura en tres actos con un crescendo de tensión y un personaje que lucha por un objetivo, y asistimos a una especie de mostración de situaciones casi oníricas y fuertemente subjetivadas. En todo momento se evidencia el proceso de construcción audiovisual, no se esconde el montaje sino que se experimenta con él, el tipo de planos, los colores utilizados, la actuación teatralizada, exagerada, son todos elementos que contribuyen a crear un mundo subjetivado, estetizado. No se pretende hacer un doble del mundo “real” sino que se lo moldea a favor de la creación artística y conceptual de la película. Y lo que crea son personajes postmodernos en un mundo postmoderno, las reglas de las relaciones de parejas, familiares y morales han caído, en adelante, nada es sagrado, y de paso, nada es profano. El toque de genialidad de este “corte”, es llevar esta consigna al extremo, así ni siquiera la
filosofía que ha permitido esta realización liberadora está exenta de burla (¿hay planteamiento más elocuente que un personaje defecando sobre el Zaratustra de Nietzsche?), todo está sujeto a burla porque estamos en un mundo más ligero, libres de culpa, libres de ataduras solemnes, echados al caos y con la conciencia limpia, con pies ligeros. Se terminó la búsqueda de profundidad y somos invitados a disfrutar a pleno de la superficie, de la materialidad pura, las escenas propuestas son encantadoras, graciosas, se ha elegido una paleta de color consistente y se ha inventado un mundo donde las cosas tienen su propia lógica indescifrable de funcionamiento. Lo primero que notamos en el segundo corte es una imagen particular, extraña pero muy bien lograda. Dominan absolutamente los grises, los colores son apenas visibles y todo es
muy oscuro, esto es producto de un trabajo de post-producción notable. Lo peculiar de la imagen trabaja a favor de una exploración de ánimos y sensibilidades una vez más alejadas de lo que nos puede ofrecer el cine más hegemónico. Hay, en el mundo audiovisual, una serie de recursos y fórmulas que le aseguran al productor cierto efecto en la audiencia, ¿hay alguien que no haya visto una escena filmada con planos muy cerrados donde unos melancólicos violines acompañan la solitaria lágrima de un personaje sufriente? El segundo corte de “Los Canallas” explora las posibilidades de generar ambientes, de crear momentos, sean de dolor o desesperación y hace esto sin seguir las vías seguras y probadas para conmover. Es aquí donde funciona el tipo de imagen, parecería que con los colores se han ido con los sentimientos, pues los personajes pasan situaciones duras y sufren pero el film aborda esta sensibilidad de un modo distante, desafectado, una vez más: estetizado. Se logran encuadres bellísimos, se experimenta con el montaje alterno, tenemos esta vez sí actuaciones realistas muy bien logradas y un maquillaje notable. El tercer corte es probablemente el más errático e inasible de la película, aparecen personajes de los dos anteriores y algunos nuevos pero sin solución de continuidad. La narración deambula por estos mundos sin justificarse, liberada de la concatenación causal a la que estamos acostumbrados y entregada a valerse por sí misma. Nos presenta situaciones encantadoras y conmovedoras, una vez más sin utilizar la receta infalible sino tomando riesgos, inventando. “Los Canallas” es una película que merece ser tomada en cuenta, pensada y estudiada, está muy prolijamente construida tanto desde el guión como técnicamente. Como todo arte que se precie incomoda, molesta, provoca, y por esto no es fácil acercarse a ella, sin embargo, la recompensa que da a quien le presta oído no es pequeña. Es muy grato ver cine ecuatoriano tan valiente y tan solidamente concebido, esperemos que sigan apareciendo manifestaciones tan interesantes como este film en nuestras salas.
Cine
guayaquileño
por Gustavo Valle
f la sh b a c k
Hasta hace unos años era un lugar común decir que no había cine ecuatoriano, y obviamente tampoco cine guayaquileño. Aun en círculos intelectuales quiteños se ignoraba la filmografía porteña. Esto ha cambiado gracias a valiosos investigadores como Wilma Granda en Quito y Hugo Delgado Cepeda en Guayaquil. Ahora sabemos que en fecha tan temprana como 1906, un italiano de apellido Valenti llega a Guayaquil y filma y exhibe varios cortos documentales. Pero el indiscutible pionero del cine guayaquileño y nacional es Augusto San Miguel Reese. En 1924 irrumpe en la escena cultural, con apenas 19 años, y produce y presenta tres películas argumentales y tres documentales en ocho meses. Debemos al profesor Hugo Delgado la creación del 7 de agosto como Día del Cine Ecuatoriano. Es la fecha en que en 1924 San Miguel estrena en Guayaquil su primera película silente “El tesoro de Atahualpa”. Después de ese prometedor debut el cine guayaquileño literalmente se ha proyectado a saltos y tropezones. Hay cortos noticiosos en 1918, en 1925 “Soledad”, en 1930 “Guayaquil de mis amores”, en 1931 la primera cinta sonorizada (en vivo) ” La divina canción”, y el mismo año “Incendio”. En los años 50 Gabriel Tramontana realiza noticieros y documentales sonoros. Hay que resaltar la producción de Tramontana como el más grande archivo noticioso- histórico del país. En la década del 60 se ruedan coproducciones con México. Películas comerciales pero sin mayor valor artístico. En los años 70, Gerard Raad, como Comisionado de Cine del Centro Municipal de Cultura trata de impulsar y capacitar el cine porteño trayendo cineastas de países vecinos para que dicten seminarios. El boliviano Mario Arrieta del grupo Ukamau de Jorge Sanjinés dicta dos seminarios en la Biblioteca Municipal, en diciembre del 75 y febrero del 76. El chileno Boris Pinkas realiza otro en el mismo febrero y se filman tres cortos. Uno de los partici-
ilustración: Eduardo Vélez pantes es el talentoso dramaturgo ‘Pipo’ Martínez Queirolo que escribe el guión del corto “La yuca”. El Municipio de Guayaquil convoca a un concurso a nivel nacional con varias disciplinas artísticas, entre ellas cortometrajes. En 1976 Paco Cuesta obtiene el primer premio compartido con el suscrito. El corto ganador es a colores, de dibujos animados y temática experimental. El otro ganador se titula “El subamericano”. En este concurso también participó Guillermo Kang con “Ingapirca, primer planetario del mundo”. En los años 78 y 79 gané un segundo y primer premio respectivamente en dicho concurso. Colaboraron para este logro, Lucho Costa de Chile y Jorge Massucco, argentino. Hablo de estos premios no a título personal sino como un trabajo realizado en Guayaquil por un equipo guayaquileño. En la misma década del 70 un grupo de cineastas capitalinos se unen para formar ASOCINE, Asociación de Autores Cinematográficos del Ecuador. El 13 de septiembre de 1977 en el Registro Oficial se aprueba el Estatuto de la Asociación que entre sus objetivos principales tenía la promoción e impulso del cine y el video en el país, a la vez que pugnaban por una imprescindible Ley de Cine. Había un núcleo de ASOCINE en Guayaquil que se reunía de vez en cuando con mucha buena voluntad pero escasos resultados. La llegada de la tecnología del video a nuestro país facilita la producción de cortos. Fernando Mieles estudia cine en San Antonio de los Baños en Cuba a finales del siglo pasado y a su regreso a Guayaquil filma varios cortos. Otro activo cineasta porteño es José ‘Pepe’ Yépez, quien también colabora en algunos proyectos de Mieles. Dirigen un equipo que realiza una propuesta audaz de Fernando: un largometraje documental con presupuesto mínimo que explora el desinterés oficial e individual por preservar la memoria fílmica (y de otras artes) de Guayaquil. “Descartes” se llama la cinta en metafórica alusión a los pedazos de cinta descartados después de la edición. Para este año esperamos con expectación el estreno del largometraje de ficción “Prometeo deportado” la última y premiada producción de Mieles, y del largometraje documental “La nariz del diablo” de Yépez. La ley de fomento al cine ecuatoriano, vigente desde el tres de febrero del 2006, los incentivos económicos del Consejo Nacional de Cine y varios concursos de cine y/o video nacionales y locales, más la relativa facilidad para acceder al equipo básico (Una filmadora digital y una computadora) han hecho surgir una entusiasta producción de videos digitales, principalmente cortos. Hay creativos excepcionales pero falta continuidad, una facultad de cine, (en realidad una universidad de las artes). Compañeros cineastas, por sobre todo, la función debe continuar.
2010:
NUEVE AÑOS DE DOCUMENTALES
por María Campaña Ramia
fi l m f e st i v al
EN EL ECUADOR
Videocracy, Eric Gandini, Suecia-Dinamarca.
peor en financiarlo. Pero la tendencia es irreversible: la fascinación del cine de lo real deberá contagiar también al negocio audiovisual de la televisión tarde o temprano. Mientras tanto, asistir al EDOC en cualquiera de sus sedes nacionales a partir del próximo 13 de mayo es una cita obligatoria. LA PROGRAMACION: HABLAR SIN PERMISO La programación del festival Encuentros del Otro Cine se divide, desde su creación, en secciones temáticas. Estos subgrupos se conectan ya sea por similitudes desde el punto de vista
formal como por representar temas particulares que son abordados por documentalistas del mundo entero. Además, el festival presenta cada año películas clásicas, retrospectivas y un Panorama del Mundo, con películas recientes que emocionan particularmente al equipo de programación por ser vanguardias en la creación documental contemporánea, por la pertinencia del punto de vista de sus realizadores y por la resonancia que tienen frente a nuestra propia realidad. En la programación de los EDOC caben distintas miradas y
Pablo Fajardo en la inauguración del festival EDOC8 en Quito.
Los EDOC, Encuentros del Otro Cine, celebran en el año 2010 su novena edición. Organizado por la Corporación Cinememoria, este festival internacional de documentales es una de las más importantes celebraciones del séptimo arte que tienen lugar en el Ecuador. Con sede principal en el OCHOYMEDIO de Quito, el festival se exhibe en todas las salas programadas por esta empresa a nivel nacional –lo que incluye al MAAC Cine de Manta y Guayaquil– además de las salas del INCINE y de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Quito. Durante diez días se presenta un centenar de filmes documenta-
les producidos recientemente en el mundo entero. Los EDOC han tenido una innegable influencia en el renacer del documental en el Ecuador. Mientras en las primeras ediciones se consideraban para su exhibición una decena de filmes nacionales cada año, en esta edición se han presentado más de 38 películas de diversa duración. La tendencia es que esto siga creciendo, en especial porque el Consejo Nacional de Cine le ha dedicado una enorme importancia en sus convocatorias de apoyo. El gran déficit, por ahora, para el cine documental ecuatoriano es la televisión, un mercado que ni se interesa en exhibirlo y El viaje del cometa, Ivonne Fuentes, México.
The Player, John Appel, Países Bajos.
En la misma línea, el festival pone sus ojos en Colombia, su cine documental y sus historias, con una selección de una decena de documentales que nos acercan al país del norte de una manera más humana, menos oficial y más conciliadora de la que hemos tenido que soportar en los últimos tiempos. Algunas de las películas que integrarán la selección son Robatierra de Margarita Martínez y Miguel Salazar, donde una comunidad afectada por la guerra, pero fuertemente unida y solidaria, lucha por recuperar la tierra que les ha sido escamoteada; Toribío: La guerra
Asimismo EDOC traerá una docena de joyas desde España, cortometrajes libres, vanguardistas y atrevidos que demuestran cuán abiertas están las puertas en el cine documental. Uno de ellos es el fabuloso Notes on the Other, de Sergio Oksman –quien en 13 minutos reflexiona sobre la impostura, la imagen y la otredad usando como pretexto una celebración anual en la que cientos de dobles de Ernest Hemingway se reúnen en Florida para escoger al que más se le parece. El festival tendrá un espacio dedicado a óperas primas de realizadores latinoamericanos, todas ellas películas sólidas, arriesgadas e inspiradoras, desde la bellísima El viaje del cometa de la mexicana Ivonne Fuentes; pasando por el contradictorio Santiago de Chile plasmado por la mirada fresca de Francisco Hervé en El poder de la palabra, para llegar a la muy reflexiva y poética Los jóvenes muertos, de Leandro Listorti. Dentro de la producción nacional sorprenden particularmente los cortometrajes recibidos durante la preselección. Aunque al momento de escribir este artículo es muy temprano para anunciar los resultados, sabemos ya que 2010 será un año para aplaudir a nuevos nombres en el quehacer documental de nuestro país. Imagen final, de Andrés Habegger; 1929, de William Karel; The Player, de John Appel, y The Darkness of the Day, de Jay Rosenblatt son sólo algunas de las excelentes películas que el festival tiene ya reservadas para una nueva celebración del cine que está otra vez a las puertas.
Sexo, violencia y amor, son los temas de fondo que vuelven una película interesante (más allá de las limitaciones técnicas que presente) a un público que no busca complejidad en una historia bifurcada entre el narcotráfico y la decisión de un presidente. Así se compone Tráfico y secuestro al presidente (2008) de Nixon Chalacamá, desde posiciones contradictorias girando en la utopía de una erradicación del narcotráfico en Ecuador.
la historia -más allá de Ángel y su familia- es en torno a él, a su vida y sus vericuetos dentro de la mafia, a sus arriesgadas decisiones de secuestro a la máxima autoridad, de su manía por la sangre, la de otros, de aquellos débiles con los que se rodea y va pisoteando en el camino.
Ángel (Nixon Chalacamá, una especie de Silvester Stallone criollo capaz de dirigir y protagonizar) como representación de la venganza ante el asesinato de su familia, es un héroe acartonado, luchando por sobrevivir, atormentándose por el arrebato del amor familiar y el sentimental que brevemente desaparece para volver en un cierre de novela sobrecargado de sensiblería.
La ley y el orden, dentro de un espacio con valores invertidos, donde el más fuerte y mejor armado, de mayor logística y dinero, puede imponer su voz, su puñete y salir librado, le pertenecen a Marco, y es dentro de este panorama absurdo pero cercano a la realidad, que Tráfico y secuestro al presidente logra un mérito: reflejarnos ese ambiente absurdo que tal vez no se desarrolle con la espectacularidad “increíble” de la trama, pero que acierta por momentos en esa turbulencia criminal, que incurre desde dos tramos: 1) el de la muerte a excusa de escalar dentro del hampa y el poder, y 2) el de la muerte por venganza (Ángel ante los hechos sangrientos que atormentan sus recuerdos) y rescate (el presidente). Y todo justificado, con los motivos suficientes para excusar el cese de vidas. Porque tal y como lo resume Ángel en su ideología popular: “el que a hierro mata a hierro muere”.
Luchas cuerpo a cuerpo, persecuciones, balaceras y el vaivén de la muerte como telón de fondo y motricidad de las acciones -porque sin la muerte la venganza no hallaría un justificativo equilibrado dentro del discurso fílmico- hacen que la trama mantenga en vilo al espectador. Lo que no es un síntoma de tratarse de una película esencial dentro de la filmografía nacional. Porque persisten incoherencias de orden cronológico dentro de la trama que no favorecen (persecuciones sin un antecedente capaz de aclarar las dudas del desconcertado espectador). Marco (Elías Zambrano) como antagonista es una réplica desgastada de otros villanos, cientos, miles de ellos concentrados en este personaje fantoche refugiado en la crueldad y falsa autoridad que el dinero crea. Sin embargo es el personaje clave,
por Alexis Cuzme
La primera sección temática que concebimos, por lo tanto, recopila filmes cuyo motor es la necesidad de contar lo que ocurre. Tres de las películas imprescindibles de este festival se encuentran en este apartado: Burma VJ, en la que el cineasta danés Anders Ostergaard construye una obra de interés universal con el material captado por ciudadanos independientes que a pesar del riesgo de la tortura, cárcel y hasta la muerte, practican el ejercicio secreto del periodismo para dar a conocer las noticias de Myanmar, un país cerrado al mundo y sometido a una cruenta dictadura militar desde 1962. Están también la excepcional Videocracy, de Eric Gandini, espeluznante reflexión sobre el dominio mediático e insensato de la Italia de Silvio Berlusconi, y Matar a un elefante, de Alberto Arce, una crónica vívida sobre la ofensiva militar israelí sobre Gaza, que a finales de diciembre de 2008 dejó un saldo de más de 1300 muertos.
en el Cauca, de Hollmann Morris, reportero que no conoce fronteras ni el silencio cómplice y que desde hace más de 15 años ha informado sobre el conflicto armado en Colombia.
c r ít ic a
aproximaciones a lo real, pero si de alguna manera podríamos definir el punto central de la edición que se acerca, es la reivindicación del cine documental que se hace y que existe a pesar de la censura, de las limitaciones y de la versión oficial, que suele ser aquella del que detenta el poder.
Un villano menos para la ficción
entrevista FOTOGRAMA
En una cafetería de un gran centro comercial de Quito nos encontramos con los Directores de 'Los Canallas' Jorge Fegan, Ana Cristina Franco, Nataly Valencia y Diego Coral, conversamos largo sobre su película en conjunto ganadora en el Festival de Montreal en la categoría Opera Prima, y sobre todo hablamos de su formación en el único instituto de cine del país.
Fotograma (FG) ¿Cuáles fueron sus motivaciones para estudiar cine? Jorge Fegan (JF) En mi caso, mi papá era actor de cine en Televisa y desde chiquito estaba acostumbrado a verlo en la televisión, en las películas, y ahí entró el bichito, luego comencé a buscar una escuela de actuación pero no había dónde, hasta que apareció el INCINE y el método de enseñanza de realización y actuación para cine era una idea que me convenció, y cuando comencé me di cuenta que la realización también me gustaba y hacia allá me fui inclinando más que la actuación, pero siempre llevadas de la mano como es el método del INCINE.
Ana Cristina Franco
‘Estamos
Jorge Fegan
preparados para
enfrentarnos al público’
Diego Coral
Nataly Valencia
Ana Cristina Franco (ACF) Mi sueño era la pintura, las artes plásticas, y siempre me autoexigía un montón, entonces entré a la central (Universidad Central del Ecuador) y quería ser la mejor, la presión era constante. Sin embargo poco a poco me iba gustando menos la escuela, sentía que no enseñaban arte con arte, además era muy burocrática, como el colegio pero en grande, y me salí. Y mientras intentaba hacer los papeles para irme a Francia entré al panorámico del INCINE por pasar el tiempo, antes no sabía nada de cine, nunca pensé estudiarlo, pero entendí que el cine era una manera de mesclar todas las artes, y también me gustaba la literatura, y otras artes y con el cine se puede hacer eso, además ya no sentía esa presión. Nataly Valencia (NV) Yo quería ser actriz, busqué dónde, me quería ir a Argentina, afortunadamente apareció el INCINE, y ahí además de eso encontré la realización. Diego Coral (DC): Siempre me interesó el arte, y hacía un poco de todo, y al mismo tiempo comencé a ver mucho cine y también vi que había la oportunidad de ubicar esas cosas dentro del cine, y comencé la búsqueda, en esa época sólo habían talleres y me metí al INCINE, me gustó mucho su filosofía y me identifiqué, luego ya pasó a ser un instituto. Básicamente fue eso, mi impulso por encontrar algo en donde pueda juntar todo. FG: Y cuál es la filosofía del INCINE? DC: El Incine se basa en “aprender haciendo”, esa oportunidad de hacer una cantidad de cortometrajes, ya sea documentales o ficción propias y obligatoriamente y/o afortunadamente estar metido también en los trabajos de tus compañeros hace que la experiencia sea tan grande que al momento de verlos el aprendizaje es más completo, más rico porque la tradición de aprender siempre ha sido al revés, primero te dan las notas en el pizarrón, los conceptos el “así se hace” y se queda muy relegada la parte de “hacer”, eso para mí es la parte más importante del INCINE. Otra cosa que es fundamental es el cómo empezamos a hacer nuestras cosas, el cine de autor por decirlo de una forma, pero no en
un sentido romántico, el tipo que se aísla y en la soledad se inspira y es él solo contra todo el mundo, sino es este cine de autor que hace sus creaciones a partir de una honestidad consigo mismo, de una introspección y de ahí sacar las cosas, hay cine que va de afuera hacia a dentro, nosotros en cambio vamos de adentro hacia a fuera. NV: El ser humano, el punto de vista personalizado, hace poco estaba en una clase con Camilo Luzuriaga y el dijo que el cine tiene que ver con la existencia, con el ser, el individuo, y eso es, el convivir con el otro y el lograr expresarte tú mismo desde tú punto de vista, encontrar algo y que eso suceda. La escuela trata de indagar en un proceso individual de cada persona, eso es lo que más rescato. FG: Entró el bichito del cine, llegó el INCINE, luego vino Los Canallas, una película que le ha gustado a la gente… cómo se sienten luego de todo ese proceso? JF: Es extraño, porque para nosotros Los Canallas fue un proceso académico, lo que todo el mundo vio fue el resultado de un planteamiento académico, de un ejercicio de mediometraje que se iban entrelazando, los medios, la estructura de guión, un proceso que siempre supimos que lo íbamos a hacer pero nunca que iba a llegar a las salas de cine, no supimos que tomaría la forma que adquirió sino que simplemente sería algo más dentro de nuestra carrera de estudiante. Yo sigo sintiendo que me sirvió para congregar todos mis conocimientos y lanzarlo al público, que en ese momento iba a ser mi familia, la gente del INCINE, la gente cercana a nosotros no las 40 mil personas que la vieron en Quito y más las otras ciudades. Veo que es algo más dentro de mi proceso de aprendizaje que aún no termina, que necesito desarrollar; quiere decir que ya estamos preparados para enfrentarnos a un público, estamos listos para que ellos se relacionen con lo que estamos haciendo, pero no creo que quiera decir que hemos cumplido un objetivo y ahí quedó o nos sintamos “profesionales” “realizados”, que nos sintamos “los capos”. Sólo es una parte del proceso, ahora cada uno buscará otras líneas de expresión, otras formas, investigará, se planteará otro tipo de preguntas como realizador a la hora de hacer cine. Es un eslabón más en la cadena. FG: Y en qué lugar se sienten mejor? DC: Bueno en realidad, el INCINE no te obliga a elegir, sino que tengamos la capacidad de hacerlo todo, y personalmente me lanzo a hacerlo todo, en los diferentes oficios del cine, ya sea como actor o guionista, etc. JF y NV: Lo mismo ACF: En guión. FG: ¿Es la capacidad de hacerlo todo, que
hace que Los Canallas Funcione? JF: No es el hecho de que nosotros hagamos todo, sino el hecho que conozcamos todo el proceso y que lo veamos como una parte necesaria del todo (el sonido, la cámara, el arte, etc) es decir le dimos la importancia a que todas las piezas encajen, en un rodaje profesional por lo general se ponen departamentos, y cada uno se encarga de una cosa y se desentienden del resto, del todo. Parte del éxito de la película es que nosotros que hemos trabajado cuatro años juntos hemos desarrollado un mecanismo en que podemos hacer una u otra cosa y siempre lograr ese clic entre nosotros y el resultado final es mejor.
vez los directores que aprenden solos, que no saben nada, tienen ese atrevimiento que te da la ignorancia de hacer cosas increíbles. FG: Ya que se suman al proceso del cine ecuatoriano, cómo lo ven a éste? JF: Sin duda se puede decir que empieza a haber un cine ecuatoriano porque ya hay más de una producción al año, que ha crecido “la industria”, entre comillas, porque no lo es y ojalá nunca sea una industria, en cuanto al proceso que se repite una y otra vez para obtener un resultado que te va a vender, entonces se puede afirmar que ha crecido el quehacer cinematográfico en el país, que ahora hay más gente que lo está haciendo y que hay más apoyo y ayudas para éste, pero sigue habiendo una realidad bastante cruel que es que el cine no se puede desligar del dinero, y conseguirlo para hacer cine en el Ecuador sigue siendo difícil y aunque el CNCINE ha dado en los últimos tres años un apoyo de alrededor de 60 mil dólares por proyecto, eso no alcanza y tampoco creo que sea una idea que el estado financie todas las películas a través de este organismo, sino que se abran otro tipo de espacios y alternativas para poder financiar el cine. Y creo que es una lucha que se ha empezado a hacer desde el mismo CNCINE, desde los cineastas que cada vez más buscan abrir puertas, sin embargo algo que sería clave para nuestro cine es la coperatividad, el poder darse la mano, apoyarse, hay tan pocos cineastas ecuatorianos y si cada uno pelea por lo suyo y no se preocupa del otro a la final va a acabar en nada.
FG: Una cosa es tener a su haber una película, y otra cosa es que ésta esté laureada. ¿Qué sintieron cuando les llegó la noticia del zenit de bronce a mejor ópera prima en el Festival de Montreal? DC: En mi caso la mayor diferencia real fue el alivio de saber que lo que hicimos era universal, fue algo grato, en principio teníamos el miedo que lo que hicimos se quede en lo local, que solamente gente de Quito o del Ecuador entienda y se conecte con la película, que es algo malo y creo que muchas películas ecuatorianas han caído en eso. Pero al estar allá no tanto fue el premio, sino la reacción del público, del festival lo que más me gustó, si la gente de Francia, Canadá, Argentina y demás reaccionan de manera positiva, es un alivio, una sensación que lo que yo hice tuvo que ver con la humanidad, porque de ahí el premio es sólo un reconocimiento pero lo mejor fue esa reacción del público en Canadá. FG: ¿Cómo se unen los tres cortos para lograr un largometraje? JF: En el aspecto formal hay cosas muy simples, como que se repitan personajes por ejemplo, que lo fuimos hablando en el proceso de guión, realmente fueron cosas pequeñas, pero lo que de cierta forma le da unidad a la película como resultado final es el hecho de hablar de ciertos temas similares, por ejemplo en los tres se habla de soledad, de una necesidad de amor, de una búsqueda de personajes, que les está haciendo falta algo y que lo necesitan ya, y por lo general es contacto humano. Y cuando tienes un tema universal puedes tener tres cortos muy diferentes y sentir que estás hablando algo al unísono, y parte fundamental es que estos tres cortos cada uno tiene su personalidad propia, cosa que siempre se mantuvo en el rodaje, estaba claro quién se encargaba de la dirección de cada uno, sin embargo la motivación de integrar cada una de las partes se da al darse cuenta que se hablaban de cosas similares. FG: ¿Qué tan canallas son? Todos ríen. JF: Creo que lo mismo de canallas que son los de la película, porque te invita a preguntarte qué mismo es ser un canalla. Dices qué bestia que canalla esa man, le
dejó al esposo porque es un canalla, no quiere tener hijos, y de paso le cuernea, qué canalla!. O esos tres canallas que se acuestan juntos, o el canalla que le ve el calzón a la colegiala cuando abre las piernas. O sea que si te pones a pensar ¿qué canalladas son esas? En ese sentido nos vemos igual. ACF: Es decir dándole a la palabra canalla un sentido de moral, como la moral de lo moral, porque canalla va más hacia lo malo, tiene que ver con cuestionar qué es un canalla, porque al que le dicen así quizás no es, o sí es ¿y qué?. FG: Ustedes han sido parte de un proceso de enseñanza de un Instituto, sin embargo existen muchos jóvenes que por muchas razones no pueden acceder a uno pero hacen cine, hay movimientos de éstos en algunas provincias, qué opinan sobre estas dos maneras de aprendizaje y creación de un nuevo cine ecuatoriano? ACF: El Inícine es diferente por esto que ya hemos dicho de “aprender haciendo” es casi igual que una persona que aprende sola porque le gusta, con la diferencia que hay cosas más filosóficas, como partir de uno mismo, ir con cuerpo y alma con lo que estás haciendo, pero de ahí a cosas teóricas
y técnicas no mucho. DC: Yo antes de entrar a Incine estaba en un curso con alguien que había estudiado cine en Barcelona, y como siempre hay esta necesidad de aprender pero a veces no hay chance, le preguntaba que si hay gente que aprende sola, grandes genios de la música, pintura, etc donde su genialidad vino por sí sola, ocurría lo mismo con el cine, y decía que parece que el cine es el único arte donde no hay genios, y sí, inevitablemente toca aprender de alguna manera ya sea haciendo muchísimo teniendo la fortuna de estar en una escuela de cine. No creo que el cine se pueda hacer así porque sí, como tal vez sí suceda en la literatura, la música, o la pintura. Sí son dos procesos distintos, pero es inevitable el tener una experiencia de aprendizaje, en ambos casos ser conscientes que estamos aprendiendo. ACF: otra cosa importante es decir ¿qué es el cine? porque muchas escuelas enseñan a poner la cámara, a iluminar, a hacer todo increíble, pero ahí debajo de toda esa parafernalia no hay nada. Hay que buscar algo más detrás de toda esa técnica. Y muchas escuelas limitan al cine a eso, a decir que increíble plano secuencia, que película tan a lo bestia, y es triste porque el cine se va encasillando a un género frío. Y tal
DC: Sí, los números están a la vista el año pasado se estrenaron alrededor de seis películas de ficción, y eso es bastantísimo porque hace diez años se estrenaba una cada dos o tres años. Y eso nos da de que pensar, la creación del CNCINE, ahora hay más salas de cine (no tantas como se debería) es decir estamos creciendo, estamos diversificando, hay realizadores con distintas visiones por ejemplo el año pasado vimos “Blak Mana” e “Impulso”, ambas son muy dispares y eso es muy sano, es bueno porque te abre la mente, desgraciadamente esas películas fueron un fracaso en taquilla. Y precisamente sobre esa relación con el público me pregunto, dónde está esa responsabilidad, o será que el público está tan ideologizado que simplemente no van a ver películas ecuatorianas porque sí, o será que algo está pasando con la forma en que hacemos películas, creo que mucha culpa tenemos los realizadores a la hora de crear esta relación con el público que al final es una de las maneras que te permite sobrevivir haciendo cine. En ese sentido veo que el cine ecuatoriano no ha crecido tanto, en el sentido formal sí (cantidad y forma de hacer), pero siento que nos falta, por ponerle un nombre, espíritu, nos falta religión, nos falta arriesgarnos más y si logramos ver la manera de hacer películas que nos conmuevan lograremos que la gente se sienta más identificada y por lo tanto van a venir más. El problema es que ante la desesperación de hacer, a veces estamos haciendo por hacer.
por Marcela Ribadeneira Una historia dinámica y sensible, con personajes inolvidables, acerca del mundo marginal contemporáneo de Quito y Guayaquil. En 1999, Sebastián Cordero lanzó una bomba y la cinematografía ecuatoriana quedó dividida en dos. Una década después de Ratas, ratones y rateros, no se habla únicamente del filme, sino del hito. La ópera prima del director quiteño es la primera cinta nacional que puede calificarse como taquillera -110 000 personas la vieron en las primeras semanas después de su estreno-. Fue también el primer retrato fílmico en el cual la Costa y la Sierra, así como sus espectros sociales, se presentaban como aparatos del mismo organismo (hasta entonces las temáticas retrataban el universo andino e indígena). Además, la exposición recibida gracias a la extensa cosecha de premios y nominaciones en festivales internacionales de renombre -Trieste, Huelva y La Habana, entre otros- colocó al Ecuador en el imaginario fílmico internacional. Pero sobre todo, Ratas es la primera producción cinematográfica local que adoptó un modelo industrializado, tanto en su ejecución como en sus aspectos narrativos. Pero ¿qué hay detrás del suceso? Desde el lanzamiento, en 1920, de El tesoro de Atahualpa (primer largometraje ecuatoriano), hasta los años ochenta, el archivo fílmico nacional engrosó sus filas a un ritmo menos que sosegado. Prácticamente, hasta finales de los setenta, la producción fue nula, con excepción de algunas coproducciones ecuatorianas-mexicanas. En 1977 se estableció Asocine, pero no fue hasta los ochenta que -según dice Jorge Luis Serrano, director del CNCine- se ingresa a una etapa clave en la filmografía local. Aquel período de adiestramiento cinematográfico engendra su fruto más notable con la obra Entre Marx y una mujer desnuda, de Camilo Luzuriaga (1996). Sin embargo, su momento cumbre llega un año antes del nuevo milenio con la cinta de Cordero. Y el clima era propenso para que el realizador se anotara un tanto
de grueso calibre. Después de que la mayoría de salas de cine cerraran en 1995, las multisalas llegaron para recobrar el terreno robado por la proliferación de cintas de VHS. Pero el éxito de la película no se dio porque Cordero se encontrara en el momento y en el lugar indicados, sino porque al estar en ese punto, hizo correctamente las cosas. “Hubo una muy buena conjunción de dirección, argumento y guión, buena actuación y excelente fotografía -dice Omar Ospina, director de la revista El Búho-. Y en cada caso, las personas adecuadas. Sin improvisación. Por primera vez, un trabajo verdaderamente profesional y con talento narrativo”. Esta sinergia se tradujo en una historia fluida y consistente, sin caladas abruptas en ninguno de sus aspectos técnicos o narrativos como sí sucedió en la mayoría de filmes nacionales que lo precedieron. Especialmente, en la labor actoral. Carlos Valencia encarnó a Ángel, el malandrín guayaquileño que desencadena el espiral de acción en la cinta. En ella, la cotidianidad de los personajes marginales de Guayaquil compartía protagonismo con la de sus pares quiteños. Y eso, era nuevo. “Yo creo que a partir de Ratas todo ese universo también se hizo presente -dice Valencia-. La gente tomó conciencia de que somos diversos y precisamente dentro de esa diversidad está nuestra fortaleza. Reflejar el mundo serrano y el mundo costeño, a mí me parece lo más acertado de la película”. No fueron únicamente la temática y la técnica los rasgos que funcionaron prolijamente. El estilo que Cordero imprimió a la historia era personal pero consecuente con sus audiencias. “Uno de los méritos de la película -dice Pablo Fiallos, director de la revista de cine Zoom- es enganchar al público masivamente, contando una historia entretenida, con personajes interesantes, que podía funcionar. Y de hecho, funcionó bien en el plano comercial, pero sin dejar de lado una propuesta personal, con elementos artísticos”.
Sumando todos sus elementos y contextos, Ratas no sólo se convirtió en el punto de inflexión más claro del cine ecuatoriano, sino también en un hito en la psique del público y de los realizadores en cuanto a su concepción sobre la producción local. “Causó un efecto en el cine local parecido a lo que la Selección logró en el ámbito del fútbol al clasificar a su primer mundial -dice Daniel Benavides, nuevo realizador cinematográfico-. Cambió, en cierta medida, la perspectiva del público con respecto a la producción nacional. Eso es importante, porque sin audiencias que quieran ver películas ecuatorianas -por su calidad y no simplemente por apoyar- no existe la posibilidad de hacer cine autosustentable a largo plazo”. La gira del filme por 50 festivales internacionales, los premios recibidos y el éxito, tanto con la crítica como en las taquillas, desmitificaron una de las concepciones culturales y artísticas más arraigadas que se tenían en el país. Aquella de que la producción local era artesanal y que estaba confinada a las fronteras nacionales, donde -con suerte- tendría varios cientos de espectadores. “A partir de allí, justamente, el cine ecuatoriano se profesionalizó y se
vienen dejando de lado las improvisaciones y el azar -dice Ospina-. La prueba es que la película inspiró a muchos jóvenes talentosos a trabajar de la misma manera, con los resultados que estamos viendo”. En el 2006, la ruptura causada por Ratas tuvo una extensión. La creación de la Ley de Cine y del CNC catalizaron una producción fílmica, si bien no en serie, al menos frecuente. Qué tan lejos, de Tania Hermida (2006), se mantuvo en las carteleras por más tiempo que los blockbusters hollywoodenses de aquella temporada y ganó un Cenit de Plata en el Festival de Cine de Montreal. Crónicas (2004), segundo filme de Cordero, El Comité, documental de Mateo Herrera (2006), Cuando me toque a mí, de Víctor Arregui (2008), Impulso (2009), también de Herrera y Los Canallas, producida por Camilo Luzuriaga, son algunas de las cintas que fueron reconocidas en festivales internacionales en los últimos años. Con 15 largometrajes realizados entre el 2008 y el 2009, la producción apunta al alza, la nueva ola de cine ecuatoriano se consolida y nuevos realizadores se enlistan vigorizados por el éxito de los cineastas locales como Cordero, quien ya colectó premios y nominaciones en festivales, como el de Sundance, por su última producción: Rabia.
ningún improvisado en el tema del digital, recordemos que en la década de los Noventas, su ya citado Terminator II (1991) junto a Jurasic Park (1993) de Spielberg, habían revolucionado la Ciencia Ficción, y un par de años más tarde, en Titanic (1997), pone la tecnología al servicio de la estética nuevamente, para ambientar un drama shakespeariano. Para entonces, a Cameron ya se lo conoce como uno de los mejores efectistas de Hollywood. En Avatar, su octavo filme, vuelve a utilizar tecnología de punta: la motion capture, que consiste en la captura de movimientos reales para luego animarlos. La técnica es idéntica a la que había empleado Robert Zemeckis para su Polar Express (2004), y por la cual el paciente Cameron, esperó más de una década para una versión mejorada.
AVATAR No sólo el filme más caro En el hinduismo, un Avatar, es la apariencia que toma una deidad en la Tierra. El mismo Krishna sería el octavo Avatar y Buddha, el noveno. Dios asumiría una forma física durante aquellos periodos de oscuridad, en los que se verifique un declive de la ética y de la justicia. Una era de semejante deterioro moral, para James Cameron, no es un evento distante. La película es ambientada apenas en dos siglos y en un planeta llamado Pandora, bastante similar al nuestro en dimensiones como en formas de vida. El mensaje anti-imperialista y a favor de una biodiversidad resulta explícito, pero en ambos casos, y afortunadamente, alejado del formato propagandístico. Cameron, al igual que sus amigos: Lucas, Spielberg y Peter Jackson, es un entertainer de profesión y para tranquilidad del arte cinematográfico, su estilo está muy alejado al de Michael Moore o al de Oliver Stone. A continuación pongo un ejemplo de cómo la película de Cameron, si bien se manifiesta en contra de ciertos abusos de Occidente, muestra, sin algún disimulo, ambos lados de la moneda respecto al problema de la guerra contra el terrorismo: Es verdad que casi todo el filme se presenta como una dramatización de la ocupación militar estadounidense en Iraq; sin embargo, si examinamos detenidamente la escena central de Avatar, aquella de mayor duración, la de mayor riqueza espectacular y dramática, yo diría, el clímax de la narración (porque todas las demás escenas se preparan en función de esta), estamos hablando de la violenta secuencia en la que resulta destruido el árbol de los Na’Vi; pues, es imposible no identificarla con el colapso del World Trade Center. Y no es solo paranoia. Importa poco si la película de Cameron está con los malos o con los buenos de la Historia. No estamos de frente a un
argumento sobre el terrorismo o sobre la colonización, y Cameron, a su edad y con su trayectoria, no pretende figurar como un director –politicamente correcto–, para tal vez llevarse uno que otro premio europeo. Repito, el oficio de James Cameron, es el de entretener, y así lo ha demostrado, de forma coherente, a lo largo de toda su filmografía. Con esto, no quiero decir que el director canadiense haya omitido su propio juicio en la obra (de ser ese el caso, sería entonces indefendible). De hecho, el tema central de la película gira alrededor de la Paz, y si es que en algún momento se evidencian secuelas de cierto tipo de sermón o de propaganda, no son otra cosa que un llamado de atención a la conciencia ambiental universal. Avatar es un filme anti-bélico pero con un fuerte interés en el futuro de la tecnología humana. Si para Cameron, las guerras representan un ejemplo evidente de la decadencia de nuestra raza; la ciencia, en cambio, es vista con optimismo y como una alternativa de esperanza. Por lo que no debería sorprendernos que las decisiones despiadadas y condenables sean tomadas en cuarteles y no en laboratorios. Cameron, quizás muy pocos se lo imaginan, es también un inventor y un gran apasionado por las Ciencias Naturales. Para los hinduistas, Dios se encarna en un cuerpo humano y desciende desde los cielos cada cierto tiempo que la humanidad lo
c r í ti c a por José Montalvo
requiere; James Francis Cameron, influenciado en gran parte por estas mismas creencias, pero sobre todo por algunos de los conceptos de la New Age, considera que la tecnología, en un futuro próximo, permitirá a la mente del hombre encarnarse en un cuerpo provisional. Como ocurre durante el sueño lúcido, donde se vuelve posible todo aquello que en la vigilia parece imposible; en la fantasía de Cameron, la ciencia consiente a un soldado incapacitado por sus piernas, la oportunidad de proyectar su pensamiento en un cuerpo biológico ajeno. El resultado, es la vida a través de un universo paralelo, donde el protagonista encuentra una civilización exótica con la cual se volverá cada vez más empático. Hasta aquí acerca del contenido (indispensable para entender la forma, especialmente cuando se trata de un proyecto ideado, dirigido y producido por un mismo cineasta). Ahora me referiré a su importancia. Avatar, aunque pueda incomodar a los sensibles, a las exageraciones hollywoodianas, no es solo la película más costosa de la historia de la que todos hablan. El distintivo de director más taquillero, ya se le había reconocido con Terminator II (1991) y poco después con Titanic (1997), –el blockbuster más grande de nuestros tiempos–. El filme de Cameron representa algo mucho más significativo: Se trata de la obra –Digital– con el presupuesto más alto hasta hoy, es decir, que en su mayoría posee gráficos generados desde un ordenador. En otras palabras, la película que más parte de su presupuesto ha aportado a la tecnología. Y aunque consta, a diferencia de otras grandes producciones digitales, de un casting real, más del ochenta por ciento de sus locaciones son inexistentes. Con Avatar, se cierra aquella era que la Disney había inaugurado en los años Ochentas, (en la cual el digital representaba un simple instrumento auxiliar), para dar paso a una nueva realidad productiva y estética de elevadísimo presupuesto. Conciente o no, James Cameron comienza a reescribir la historia del cine, dándole una mayor jerarquía al género de animación. Por supuesto, el cineasta del que estamos hablando, no es
El cine de James Cameron, como en general todo el cine espectacular contemporáneo, particularmente donde abundan las temáticas fantacientíficas, hereda las funciones de otro entretenimiento de masas: –El Parque de Diversiones–; de este, toma prestado la manera de envolver al público, sumergiéndolo dentro de una nueva geografía virtual. Steven Spielberg, probablemente, fue el pionero en este tipo de operaciones, con un temprano experimento en Tiburón (1975), para luego alcanzar su perfección en Jurasic Park (1993). En este tipo de cine, los impersonales movimientos de cámara, sobrevuelan con extraordinaria ligereza cada rincón del espacio cinematográfico. Se crea un nuevo vínculo entre la pantalla y el espectador y de esta forma, la experiencia de la visión se vuelve muy familiar a la que ofrece un simulador. Es precisamente esta característica, la que más irrita a los defensores de un “cinéma intellectuel”, pero aquella que resulta más fascinante a las masas. Cameron, se ha hecho conocer siempre, como un artista que conoce bien las exigencias de su público, o como algunos dirían con innecesario desprecio, del “mercado”. Acompañar historias conmovedoras de sorprendentes y convincentes efectos visuales, ha sido siempre una fórmula acertada y la predilecta del director que aquí hemos tratado. El caso de James Cameron, deja abierta una pregunta en la historia del cine, interesante para reflexionar y que muchos tendrán que contestar a regañadientes: ¿Es posible una super-producción de autor?.
Las 8 nominaciones otorgadas por los premios Oscar de este año hacen que Quentin Tarantino desfile al frente de sus entusiastas compatriotas, tal parece que él con su última película sigue siendo el rey de su propio castillo.
el final alternativo que da a la segunda Guerra Mundial. El curso de la historia es torcer todo el tercer reichy llevado a un infierno más grande que la vida. (Parece que finalmente finalmente piensan en el público europeo).
Tarantino trabajó en el guión durante más de una década, siendo éste uno de sus mejores escritos. En cierta forma la idea de Inglourious Basterds (no hay error ortográfico aquí) se basa en un oscuro filme B italiano de los años 70 llamado Quel maledetto treno blindato (1978) de Enzo G. Castellari.
Pero fuera de de testosterona, plasmar un luutilizar toda de funde Soc ua ndo añac a
De manera engañosa el título sugiere que los Basterds son el centro de atención, pero en la película no son más que una de las líneas de la historia, y hasta el final, no más que una parte divertida. Múltiples historias de personas con motivaciones poco profundas se entrelazan juntas en los tres últimos capítulos, todo en dirección a la gran final en un cine completamente lleno del alto mando nazi incluyendo a Hitler, para luego todos ser convertidos en chorros de sangre a causa de un incendio iniciado desde el celuloide. Supuestamente la película de Tatrantino está destinada a asumir “la barbarie de aquellos tiempos”. Significaría que el director considera que las intenciones en esos días no iban más allá que cortar el cuero cabelludo a los otros. Afortunadamente Chirtopher Waltz (coronel de la SS Hans Landa) salva la película, por los matices y el estudio minucioso de los gestos con que pinta las capas de su personaje en una forma sublime. Qué podría haber sido más interesante de la película que
crít ic a por Maartje Alders
Por lo tanto, lo que se obtiene aquí es la venganza en forma de plato con un montón de pasta nazi. Tal vez debería pedir disculpas por mi pequeño “tiroteo” hacia esta película, pero hay que hacerlo, sino, qué puedes pedir cuando tu película termina con las palabras: Creo que esta es mi mejor obra maestra.
Resulta casi imposible mencionar la palabra detective sin que el nombre de Sherlock Holmes sea asociado inmediatamente con ésta. Esto sucede gracias al famoso personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, quien dio vida al mejor en el oficio, razón por la cual ha sido llevado al cine y televisión en innumerables ocasiones, pero después de algunos años de ausencia llega una nueva versión de la mano del guionista Lionel Wigram y el director Guy Ritchie quienes redefinen la historia original de una manera sorprendente. Aunque la esencia del personaje se mantiene, el aspecto físico se transforma en el pilar de esta reinvención, haciendo que tanto Holmes como su compañero no sólo muestren un derroche de intelecto sino que a la vez hagan gala de sus destrezas y habilidades para enfrentarse literalmente a puño limpio contra cualquier adversario, lo que hace este el material adecuado para que Ritchie se embarque en su primer producto comercial, después de escribir y dirigir con mucho éxito películas como 'Lock, Stock and Two Smoking Barrels', 'Snatch' y 'RocknRolla'. El característico estilo de este director fácilmente impregna todas las calles de Londres en plena época victoriana, donde Sherlock Holmes y su fiel colega, el doctor John Watson, se encuentran tras la pista del temido Lord Blackwood, un criminal que ha utilizado la magia negra para esparcir el pánico en toda la ciudad, la cual es testigo de múltiples asesinatos que esconden un plan maestro para apoderarse del mundo, y a su vez esto representa para Holmes no una oportunidad para salvarlo sino como un desafío más para mantener ocupada su curiosa mente. En el camino es fácil darse cuenta que este detective es un adicto a la aventura, entre otras cosas, lo cual por lo general termina en violentos encuentros donde Ritchie demuestra su destreza manejando las escenas de acción en donde el uso de cámaras lentas y un frenético desenlace permite captar cada detalle de todo lo que ocurre, algo que sirve también al momento de compenetrarse en el proceso deductivo de Holmes en donde quien toma parte del crédito es Hans Zimmer cuya impecable banda sonora intensifica cada momento en donde puede ser escuchada. Con la historia, tono, estilo y música adecuada, el elemento que
completa esta película es su elenco, en donde el versátil Robert Downey Jr. con un bien trabajado acento inglés, y el talentoso Jude Law dan vida a una de las mejores duplas de los últimos años, donde no se puede dejar de hablar de un actor sin mencionar al otro, ya que es un verdadero trabajo en conjunto. Su química es innegable, al igual que su carisma, lo cual permite que se refleje en pantalla a un par de verdaderos amigos en donde el desaliñado Holmes lleno de excentricidades es soportado y apoyado por su amigo Watson quien tiene los pies más puestos sobre la tierra. Pero son justamente estas diferencias que llevan a que este par se la pasen en divertidas “discusiones de pareja” mientras ponen en movimiento sus mentes y sus puños. Todo el aspecto sobrenatural del villano es un buen complemento para esta historia, y Mark Strong se presenta como un digno oponente para este par de detectives cuya aparición opaca al resto del elenco, inclusive a la hermosa Rachel McAdams, quien interpreta a Irene Adler, una ladrona profesional que trae como loco a Holmes, y aunque su personaje es desarrollado brevemente, este sirve de nexo para que sin más demoras se dé paso al próximo villano. Es más que elemental el hecho de que ‘Sherlock Holmes’ marca el inicio de una prometedora franquicia, ya que esta película a más de ser una arriesgada reinvención de este personaje, resulta en una historia sumamente entretenida donde se ha sabido brindar el espacio suficiente para la aventura, la acción y el misterio, elementos bien balanceados por Ritchie, y muy bien aprovechados por sus dos brillantes protagonistas.
por Xavier Donoso
El segundo capítulo introduce a los Bastardos, un grupo de judíos dirigido por el Teniente Aldo Raine (Brad Pitt) que escapó de los Nazis y regresó de los Estados Unidos a Europa para vengarse.
Sherlock Holmes
crítica
Siguiendo otro “Tarantisismo” con el primero de 5 capítulos llamados “Erase una vez… en la Francia ocupada…” somos testigos de una escena de apertura, sin duda nada decepcionante, magistralmente introduciendo al principal villano Landa (Christoph Waltz) en una fría conversación en una mesa de cocina entre él y un agricultor francés cuyos vecinos judíos se esconden bajo el piso.
esta satisfacción con gran ataque no queda nada. Por otro lado gar histórico sin necesidad de la información adecuada puecionar bien (María Antonieta fía Coppola, por ejemplo), sólo las discordancias elegidas den un nuevo signifido, y no cuando se refieren sólo a sí mismos (en este caso la historia de la película).
La indigesta noche de los arándanos Cuando los grandes directores de cine coquetean con Hollywood caben varias posibilidades: Joyas fílmicas de primer nivel como las del Fritz Lang de mediados de los 40´s o tibias mediocridades como las del británico Danny Boyle.
Elizabeth (Norah Jones) es una joven atormentada en la larga noche neoyorquina por las infidelidades de su pareja. La muchacha encuentra en Jeremy (Jude Law) el dueño de un pequeño restaurante, a su interlocutor y su cómplice amigo. Ambos se volcarán en una relación más bien platónica de catarsis mutua. Hasta que un día Elizabeth decide emprender un viaje a lo largo del interior de los Estados Unidos intentando así exorcizar los demonios de su relación fracasada.
Hace algunos años, en una entrevista que le hicieron, Won Kar Wai comparaba la actividad de dirigir películas con las de un músico, asegurando que todas las narraciones cinematográficas tienen un ritmo, una armonía, un tempo particulares que las hace únicas. Ritmo que pese a su fragmentariedad se sostiene en My blueberry nights. En aquella ocasión, el director hablaba también de las composiciones musicales dentro de sus películas, a las que siempre les da una importancia particular, casi como si fueran una tonalidad visual o un prisma. Para esta película, utilizó la música original de Ry Cooder, quien también compuso la música de la brillante Paris, Texas de Wim Wenders.
La narración está planteada de manera fragmentaria y solamente somos testigos de los momentos que Elizabeth vive a partir de las postales sin remitente que le envía a Jeremy. Así, ella le irá presentando un mosaico de situaciones y lugares en la América profunda, cuyo leitmotiv serán siempre las relaciones atormentadas. Sin embargo, más allá de un guión que no es de los más memorables de Wong Kar Wai, desde una perspectiva puramente cinematográfica, la película tiene grandes aciertos: A nivel de puesta en escena y dirección de arte, el director sigue explorando el tema de la saturación de los espacios, como en casi todas sus películas. También resulta fascinante la utilización de recursos visuales como la pequeña cámara de seguridad que registra los días que Jeremy transcurre en su restaurante, a manera de video-diario. Aunque probablemente, el elemento más
Sólo nos queda esperar, después de esta primera incursión de Wong Kar Wai en la industria hollywoodense, que su extraordinaria sensibilidad y su talento vuelvan a encausarse hacia películas como las que lo han convertido en uno de los directores más interesantes de los últimos años.
por Patricio Burbano
destacable de la película sea la presencia de las actrices. Norah Jones (cantante profesional que a la manera de Björk en Dancer in the dark del danés Lars Von Trier, consigue hacer un debut bastante sólido como actriz), y las geniales Rachel Weisz y Natalie Portman, que se roban las pocas escenas en las que aparecen en el film.
c r í ti c a
Algunos de los más exigentes cinéfilos pondrían a My blueberry nights del director chino Wong Kar-Wai dentro del segundo grupo: Si ya de por sí el discurso cinematográfico que maneja se centra en el tema de las relaciones interpersonales y lo emotivo desde una perspectiva que a veces resulta un tanto excesiva, en My blueberry nights, el tono de la cinta (endulzado por la maquinaria hollywoodense) alcanza niveles que no tienen precedentes en la filmografía del director.
entrevista por Eva Sancho
PAZ FÁBREGA:
Costa Rica
HACIA UN CINE NACIONAL La creación de un primer largometraje siempre es difícil, pero hacerlo en Costa Rica lo es mucho más. Paz Fábrega rodó Agua Fría de Mar en su país natal, donde hasta ahora se han realizado muy pocas películas. Sin embargo, su próximo proyecto, probablemente la acerque más aún hacia un cine nacional. Fotograma entrevistó a Paz Fábrega, durante el Festival de Cine de Rotterdam, donde su ópera prima ganó un Premio “Tiger” del Festival. No hay muchos cineastas de Costa Rica, a pesar de que algunas películas de Hollywood se han rodado allí, ¿estudió para ser directora de cine en Costa Rica? No, estudié en Escuela de Cine de Londres, en Inglaterra, dirigida por Mike Leigh, después de terminar la universidad en Costa Rica, donde también había estudiado fotografía. Debido a que en Costa Rica no existe una escuela de cine, me fui a Londres durante tres años, pero volví a casa para rodar mi proyecto de graduación. Más tarde hice mi segundo cortometraje, que fue la primera película financiada por el gobierno de Costa Rica, en coproducción con Francia. Durante ese tiempo, también comencé a desarrollar Agua Fría de Mar, que tomó cerca de tres años para poder empezarla. La película fue realizada en el marco del “Binger FilmLab” (Centro Neerlandés de Desarrollo de Proyectos Documentales y de Ficción), ¿de qué manera influyó en el proyecto? Solicité este programa de cinco meses desde Costa Rica y al ser aceptada me fui a Amsterdam. Al terminar el programa y a través del mismo, mi proyecto Agua Fría de Mar fue seleccionado para el Buenos Aires Lab
(BAL) en el Festival BAFICI en la Argentina, donde ganó un premio. Gracias a ese premio fui invitada a participar en talleres de cine y otros laboratorios de desarrollo de películas, tales como Sundance en los EE.UU. y TorinoFilmLab en Italia. Sin mi participación inicial en el Laboratorio de Cine Binger, nunca hubiera sabido que existían todas estas posibilidades. Existen muchas cosas por ahí que desconoces que te pueden ayudar a realizar una película. Organizaciones como los fondos Hubert Bals y World Cinema. Yo ignoraba totalmente que éstos existían, como probablemente la mayoría de las personas en Centro América. Pero eso está cambiando, ya la gente está empezando a descubrir todas estas opciones. Antes, los cineastas se resignaban ante la imposibilidad de hacer una película. Ahora, se animan, se organizan y solicitan fondos a Hubert Bals. Tal vez su solicitud sea aceptada, tal vez no. Pero aun en caso negativo, se está mejor que antes. El proyecto va consiguiendo una mejor estructura durante el proceso de solicitud. Se hace más difícil abandonar el proyecto, por todo este trabajo de reescritura y reorganización. Simplemente te hace querer seguir intentándolo. Así que, aun en el caso de que el proyecto acabe
no siendo realizado,¿cree que vale la pena solicitar esos fondos o acudir a proyectos de desarrollo? Sí, pienso que da esperanza y motiva para trabajar. Al ir a esos programas en el extranjero conoces personas de otros lugares donde también es difícil hacer películas, tal como Sudáfrica o Tailandia. Las hacen de todos modos con lo que se puede, con amigos, con pequeños presupuestos, con financiación o sin financiación. Mis amigos y yo, cuando estudiábamos en la universidad en Costa Rica no conocíamos a nadie que hiciera eso, y pensábamos que no existía. ¿Cómo le ha influido el haber crecido en Costa Rica, sin tener ejemplos de directores costarricenses y sin cine nacional? Uno de los motivos por los que hago películas es, precisamente, para conseguir que exista un cine de Costa Rica. Tenemos que crear nuestro propio cine, ver nuestras propias historias. Creo que es importante para nosotros ver en la gran pantalla a gente que son como nosotros y que viven experiencias similares a la nuestras. Pero hay mucho más trabajo por hacer, también existe en nuestro país el problema de nuestra distribución muy limitada de películas. En Costa Rica es difícil incluso encontrar una película clásica. Los distribuidores en Centro América ni siquiera proyectan películas de Hollywood que han sido nominadas al Oscar pues piensan que son demasiado difíciles para
nosotros. Esto se basa en los criterios de los distribuidores y no en lo que la gente realmente quiere ver. Obviamente, si la gente tuviese la oportunidad de ver películas mas “difíciles”, se crearía una audiencia para ellas. Aún no hay una cultura real de cine. La gente no va al cine, suelen ver televisión. En diferentes lugares de América Latina, nuevas formas de proyección de películas están surgiendo de forma simultánea. ¿Cree que la realización de pequeños festivales locales y la proyección ambulante de películas podrían ayudar a crear una plataforma para exhibir películas latinoamericanas? Creo que la gente realmente quiere ver otro tipo de películas. Todos los clubs de cine pequeños y de bajo perfil en San José estaban siempre llenos. Lo que ahora quiero hacer es encontrar la manera de resumir todo esto en un lugar y crear una Cinemateca en Costa Rica. Ya sé hasta el lugar dónde hacerlo. Casualmente, el cine más antiguo de San José, que tiene una belleza muy singular, está cerrando y los propietarios quieren venderlo sólo a las personas que lo mantengan abierto como cine. Debido a que el Ministerio de Cultura no organiza una Cinemateca, tendremos que hacerlo nosotros mismos. Quiero proponer un cine de arte allí, con una programación completamente diferente a la fórmula multi-plex, con la que un cine antiguo no puede competir. Podremos mostrar las películas antiguas, películas latinoamericanas y, por supuesto, películas de costarricenses.
Weerasethakul: los pasados del presente
queda el puro regocijo de los sentidos, y no es poco. Años más tarde, cuando vivía en Buenos Aires se estrenó Tropical Malady (2004), Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Fui a ver la película el primer día en primera fila. Nuevamente un agasajo a los sentidos sólo que esta vez el desafío era mayor. La película presentaba una estructura bipolar que fracturaba la historia en dos. En la primera parte contaba la relación homoerótica entre un apuesto soldado y un joven campesino. Luego la misma historia era vuelta a contar en clave mítica a través de la casería sigilosa que emprende el soldado en busca de un shamán que tiene la facultad de transformarse en tigre. Como sucede en Mulholland Drive, en un momento dado las identidades se perturban y un mismo actor interpreta a dos personajes diferentes sin que medie ninguna justificación dramatúrgica.
por Christian León
infocus
Un año más tarde, mientras realizaba la cobertura del Festival de Cine de Buenos Aires, pude ver Syndromes and a Century (2006). Una película que lleva la experimentación característica de director Tailandés a un nivel de sofisticación inédito. A través de varias historias que se dan en un hospital, el director se burla tanto de la cultura occidental como de los iconos religiosos de la cultura tailandesa. Con un humor desopilante despierta la dimensión mágica y a a la vez absurda que puede tener la racionalidad, la ciencia, el propio cine. Gracias, al internet y sus tiendas virtuales conseguí dos filmes más, según muchos imposibles de encontrar. The Adventure of Iron Pussy (2003), codirigido con Michael Shaowanasai, es una parodia retro queer anticolonial que critica el filme detectivesco al estilo James Bond. El detective es un travesti bien tailandés que prefiere a un macho criollo local en lugar de al inglés guapito. Mysterious Object at Noon (2000), ópera prima de director, es un cuento documental muy similar en muchos sentidos a Crónica de un verano de Edgar Morin y Jean Rouch. Sin embargo, aquí los protagonistas no son los intelectuales del primer mundo sino pobladores campesinos del tercero que juegan a continuar por todos los medios un cuento inconcluso que pasa de boca en boca. Magia, contemplación y desmontaje ¿Qué novedad traen estos cinco filmes para que la crítica más exigente alrededor del mundo las haya encumbrado como las obras más destacadas de lo que corre del siglo? Con 5 largometrajes a su haber, Apichatpong Weerasethakul se ha forjado como un cineasta de principios inclaudicables. Es marginal, bizarro, marica, tailandés, es todo esto y no se arrepiente. Se resiste a negociar con las majors de su país, rechaza toda forma de censura religiosa o estatal, critica las convenciones cinematográfica, complejiza toda estandarización de las relaciones sexuales. A través de su obra cuestiona permanentemente la europeización o americanización del cine y la vida. Con 39 años encima, de aspecto frágil y pocas palabras, Apichatpong se ha convertido en un verdadero ejemplo de las posibilidades del cine aun en geografías periféricas signadas por la falta de recursos y la
censura política y la hibridez cultural. Su obra es de difícil acceso, no sólo en América Latina y Europa sino también en la propia Tailandia. A pesar de ello, los festivales de cine más importantes del mundo lo tienen como invitado de primera mano. Mi primer encuentro con la obra del tailandés fue en el Festival de Cine de Cuenca. La película era Blissfully Yours (2002), ganadora el premio “Una cierta mirada” del Festival de Cannes. Con una delicadeza extrema, Weerasethakul hacía un registro de acciones mínimas que trenzaban la historia de dos adolescentes y una mujer mayor. Transcurridos cuarenta minutos, aparecen los créditos del filme e inicia un delicioso viaje plenamente sensorial, lúdico y lúbrico, por un bosque. En una tarde calurosa, a las orillas de un río se consuma la fellatio más sosegada, apacible y bella que haya visto. Como sucede en Los muertos de Lisandro Alonso o en Old Joy de Kelly Reichardt, en la película la historia es devorada por el ambiente. Solo nos
En primer lugar, diría que tienen una capacidad para volver contemporáneo lo arcaico. Recordemos que a pesar de haber estudiado en Chicago, el realizador vivió durante su infancia y adolescencia en la selva. Sus películas evocan espacios rurales y periféricos donde pervive la fuerza del mito y la naturaleza. A partir de este referente, decanta un relato en el cual conviven distintas temporalidades en un solo presente. El cine de Apichatpong es experimental pero no se nutre la vanguardia europea sino de las tradiciones locales de su cultura. Igual Abbas Kiarostami Jia Zhang-ke o Raya Martin, su obra construye una estética pos-occidental que reinvindica la potencia transcultural. En una entrevista con Lorena Cancela, el director afirmó creer en la fuerza de lo primitivo que se encuentra en la naturaleza. Sostuvo que “el filme es una herramienta para evocar el sentido mágico”. Quizá por esta razón su cine prefiere la contemplación. En todas sus películas la acción tiene un lugar marginal. Rotos
los enclaves dramáticos, sólo queda la vacuidad del presente y el puro regocijo de la vista. Si algo caracteriza al quinteto fílmico del tailandés es el placer de mirar, la experiencia sensorial pura liberada de toda instrumentalizad. El ondear de las hojas en los arboles, el agua corriente de un arrullo, el sonido de la selva se transforman en un sosegado espectáculo capaz de llevar al espectador a un estado de hipnosis. Estamos frente a un cine radicalmente distinto. Una estética de la contemplación y el trance poco frecuente. En tercer lugar, esta filmografía logra una de las críticas más radicales al realismo. A pesar de la apelación al plano fijo, el presente absoluto y el tiempo real, las películas del taiwanés ponen en entredicho todas las certezas ontológicas del realismo. El mismo concepto de obra cinematográfica es sometido a una apertura extrema, unas veces a través de la disolución del punto de inicio (Blissfully Yours). Otras, a través de una prolongación infinita del desenlace (Mysterious Object at Noon). La fractura, la descomposición, el desmontaje de la unidad y la continuidad son la marca del autor. Unas veces las películas parecen fracturarse en dos. Otras veces parecen plantear varias historias encabalgadas sobre el mismo plano como cuando se sobreimprime textos o dibujos sobre la toma en bruto. Frecuentemente los actores miran a la cámara interpelando al espectador, en ocasiones el plano se abre dejando ver al equipo de filmación director incluido o una misma escena es repetida con pequeñas variaciones. Por todos los medios, el efecto de realidad al que aspira el cine es cuestionado. No cabe duda que estamos ante uno de los grandes cineastas de nuestro tiempo que ha hecho tambalear los cimientos realistas del cine occidental y ha demostrado que la vanguardia cinematográfica está en las regiones más apartadas del planeta.
C OM I N G S O O N EN SUPERC INES
, CINEMARK,
An Education Director: Lone Scherfig Guión: Nick Hornby sobre el ibro de Lynn Barber Intérpretes: Carey Mulligan, Peter Sarsgaard, Alfred Molina, Dominic Cooper, Rosamund Pike, Emma Thompson, Cara Seymour, Sally Hawkins, Olivia Williams Idioma: Inglés Subtitulada al español Duración: 1h35min Censura: 12 años SINOPSIS: La historia sigue a una atractiva y brillante joven de 16 años (Carey Mulligan), que vive en los tranquilos suburbios londinenses. En plena efervescencia de la cultura de los 60, su mundo se tamba-
lea después de conocer a Brit (Peter Sarsgaard), un conductor de 35 años. El tipo comenzará a cortejarla con cenas elegantes, clubs y viajes, poniendo en peligro su futuro en la Universidad de Oxford.
Iroman 2 Director: Jon Favreau Reparto: Robert Downey Jr., Mickey Rourke y Gwyneth Paltrow Estudio: Paramount Pictures
MULTICINES
Y OCHOYM ED
IO
Furia de Titanes Título original: Clash of the Titans Año: 2010 Director: Louis Leterrier País: EE.UU. Género: Acción, Drama, Fantasía
SINOPSIS: Hijo de un dios pero criado como hombre, Perseus (Sam Wo r t h i n g ton) no puede hacer nada para salvar a su familia de Hades (Ralph Fiennes), dios vengativo del infierno. Sin tener nada más que perder, Perseus se ofrece para liderar una peligrosa misión para derrotar a Hades antes de que este le arrebate el poder a Zeus (Liam Neeson) y desate el infierno en la tierra. Al frente de un grupo de guerreros temerarios, Perseus se embarca en una arriesgada travesía adentrándose en mundos prohibidos.
SINOPSIS: En "Iron Man 2", el mundo sabe que el multimillonario Tony Stark (Robert Downey Jr.) es Iron Man, el superhéroe enmascarado. Sometido a presiones por parte del gobierno, la prensa y la opinión pública para que comparta su tecnología con el ejército, Tony es reacio a desvelar los secretos de la armadura de Iron Man porque teme que esa información pueda caer en manos indeseables. Con Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) y James "Rhodey" Rhodes (Don Cheadle) a su lado, Tony forja alianzas nuevas y se enfrenta a nuevas y poderosas fuerzas.
Destino: Woodstock Título original: Taking Woodstock. Dirección: Ang Lee. País: USA. Año: 2009. Duración: 110 min. Género: Comedia. Interpretación: Demetri Martin (Elliot Teichberg), Imelda Staunton (Sonia Teichberg), Emile Hirsch (Billy), Liev Schreiber (Vilma), Jonathan Groff (Michael Lang). SINOPSIS: Versión libre del nacimiento del festival más famoso de la historia. A modo de comedia desenfadada se nos relata, más que el propio desarrollo del festival, cómo surgió la idea de hacer un concierto para recaudar fondos y salir de una deuda familiar. Basada en las memorias de Elliot Tiber, es la historia de un joven que tuvo un importante papel involuntario para que el Festival de Música y Arte de Woodstock, en 1969, fuera un acontecimiento histórico.
Wall Street 2 Título original: Wall Street 2: Money Never Sleeps Año: 2010 País: Estados Unidos Director: Oliver Stone Guión: Allan Loeb, Stephen Schiff (Historia: Bryan Burrough) Fotografía: Rodrigo Prieto Reparto: Shia LaBeouf, Charlie Sheen, Michael Douglas, Carey Mulligan, Susan Sarandon, Frank Langella
El hombre lobo Titulo original: The Wolfman Genero: Terror Pais: Estados Unidos / Reino Unido Duracion: 125 Minutos Año: 2010 Director: Johnston Interpretes: Anthony Hopkins, Benicio Del Toro, David Sterne, Elizabeth Croft, Emily Blunt. SINOPSIS: Al igual que la cinta original de 1941 que contaba con Lon Chaney Jr., esta nueva entrega del famoso personaje transcurre en la Inglaterra victoriana. Del Toro interpreta a un hombre que tras su regreso a su ciudad natal es mordido por un hombre lobo y comienza una terrible vida nocturna.
SINOPSIS: Secuela de la popular cinta de 1987 "Wall Street". En abril de 2009 Oliver Stone confirmó que dirigirá la continuación, y que Michael Douglas será de nuevo el implacable tiburón de las finanzas Gordon Gekko, papel con el que consiguió el Oscar al mejor actor. Ambientada 20 años después de la original.
tástica impronta de seductora deprimida por su carrera fallida en la actuación: no es una actriz de películas sino de anuncios publicitarios esporádicos sin embargo resguarda bajo su sex appeal ese rigor de las ninfas quinceañeras alumbrándonos el camino de la perdición. A Chris el impulso le queda perfecto: finge esa inocencia imprecisa que esbozan los recién llegados a una capital para luego tomarse la ciudad desde sus arterias: en él se aplica ese dicho popular “No me den, pónganme donde hay” o la paradoja al revés “No todo lo que es oro, brilla.” Woddy Allen es milimétrico en la concepción de su pieza, la construye, efectivamente, desde las entrañas de una cuerda floja: la debilidad que empuja a la traición entre el recién llegado al corazón del imperio y la actriz acomodada con un niño rico pero con vertientes de lava gimiendo en su interior.
por Paúl Puma
LA película
El azar cumple un factor esencial: la lluvia y la observación vacía a una ventana abren el abanico de una pasión desmedida que llegará a sus consecuencias inesperadas: Chris mata a su amante, ya lo dije antes y no importa, prefiere su vida ulterior, su vida fashion, su vida acomodada.
Match Point Un desenmascarador juego para descifrar la condición humana, el bien y el mal, la pelota de tenis que después del saque está a punto de cruzar la red y que se queda detenida para acompañarse de la frase de un Sócrates Alleniano: “Mejor hubiese sido no nacer para no morir.” La misma pelota convertida en un anillo, suspendido en el aire después del choque con la barandilla, ya casi al final de esta trama urdida con el fino estilete del autor (un ingenioso director con bajas y altas capaz de enamorarnos con Manhattan, Annie Hall y de insultar a nuestra inteligencia con Vicky, Cristina, Barcelona donde apela a los estereotipos que él mismo creó a lo largo de su bien nutrida trayectoria). Ese anillo que lanza el amante, Chris, Jonathan Rhys Meyers (Quiero ser como Beckham, 2002), con un grupo de joyas para deshacerse del premeditado crimen que acaba de cometerle a su amante Nola, Scarlett Johansson (Ah, Lost in translation, 2003), la actriz mediocre que al inicio exudaba sensualidad pura y que después se convertiría en el obstáculo a salvar para ingresar con ínfulas al jet set royal england. La metáfora perfecta que deslumbra por su calidad visual. Uno respira Londres, gusta de Nola y el esplendor de su piel en su fan-
Una pieza sensacional donde el azar actúa desde las entrañas del filme. Azar + esfuerzo = éxito. Éxito= fortaleza incluso en los peores momentos, cuando el inspector analiza al asesino después de haber encontrado el diario de su amante (único detalle a olvidar, olvidado) después de realizado el crimen perfecto. Éxito + azar = esfuerzo. Esfuerzo = sangre fría por los muertos que se dejaron en el camino para alcanzar un fin “supremo”. Esfuerzo + éxito = azar. Azar = osadía de esa esquina y esas vitrinas de la ciudad que encontrarían a los amantes desprevenidos de la realidad pero deseosos. Azar de esa lluvia que los bañaría en ese trigal al que él acercó su mirada por hastío. Azar que se confabula con el asesino para apostar por el crimen perfecto. La hipótesis muy bien resuelta en esta imperdible película.