Nuestro agradecimiento A
Don Antonio Monterroso
De los alumnos y alumnas de 5º de Primaria del C.E.I.P. “Europa”
Carlota Ruiz Alejandro Serrano Alba González Alba Canovaca Alejandro Girón Javier Leiva Antonio Nadales Ana Sevilla Alberto Ramírez Ana Ortiz Marta Ortiz Mª del Mar Ruiz Lourdes Luque Lara Martínez José Torres Miguel Diaz Silvia de Toro Teresa Paniagua Paula Lafont Jesús Cobacho Guillermo Briceño Natalia Monterroso Rafael García
¡Gracias por enseñarnos a amar la poesía! - ¿Cómo quieres las tostadas con miel o con mermelada? -Buenos días, vecino. Bonito traje de lino.
- Pruébese estos mocasines. ¡Le van a quedar de cine!
Este relato es nuestro regalo “La fabulosa historia de Juan García, un intrépido policía” Vivía en la famosa ciudad de Gulpino un señor llamado Juan García. Estaba casado con Lola y trabajaba de policía. Hasta ahí todo normal, pero lo que dejó de ser normal fue lo que le ocurrió a Juan una mañana al levantarse. En efecto, Juan se levantó y empezó a cavilar:
-¡Qué pocas ganas tenía de levantarme este día!
A pesar de eso, se levantó y se dirigió al cuarto de baño. Una vez allí, empezó a buscar la espuma de afeitar y, como no la encontraba, exclamó:
-Yo no sé dónde andará mi espumilla de afeitar
Después del aseo matutino, Juan se fue directo a la cocina y empezó a prepararse el desayuno. En eso que apareció Lola, su mujer, que le dijo como todas las mañanas - Buenos días, cariño. Juan contestó sin pensarlo:
-¡Qué guapa y qué rebonita encuentro a mi mujercita!
Lola abrió mucho los ojos, como sorprendida y respondió:
-¿Pero qué te traes tú hoy? ¿No te parece que estás un poco majarilla? - Yo no sé lo que me pasa, pero esto tiene guasa.- respondió Juan con un aire de duda y perplejidad Y llegó la hora de salir para el trabajo. En la escalera, el policía, se encontró con el vecino del primero. - Buenos días, Juan.
-Buenos días Bernabé, mala cara se te ve
El vecino Bernabé no hizo mucho caso, aunque se mosqueó un pelín. Prosiguió su camino. Juan hizo lo propio, es decir, se dirigió como cada mañana a la comisaria donde prestaba servicio. Al entrar , ofreció a todos el siguiente saludo:
-Buenos días compañeros, ¿quién ha sido hoy el primero?
Ninguno respondió, pero alguno puso cara de sorpresa. Minutos después Juan salía a la calle para prestar su servicio diario. Al pasar junto a un supermercado observó como una persona se acercaba a una señora mayor y, con un movimiento rápido, le quitaba el bolso. Ni que decir tiene que Juan, emprendiendo una veloz carrera, capturó al ladrón y puso el bolso en manos de la señora diciendo:
- El ladrón está esposado y el bolso recuperado.
- Muchas gracias, señor.- dijo la buena señora al recuperar su bolso. - Es usted un buen policía y además un buen poeta. ¡Qué adelantos tienen ustedes ahora!
Sin embargo, ahí no quedó la cosa, ya que Juan comenzó a reflexionar acerca de su extraña y poética enfermedad. Fue entonces cuando decidió acudir al médico, ¿Pero a qué médico acudir? -Creo que el Doctor Gruñón me dará la solución Y sin pensarlo dos veces se encaminó hacia la consulta del famoso doctor. Allí, por ir vestido de uniforme, le atendieron con prontitud. -Dígame, señor, ¿qué le trae por aquí?.- preguntó el médico, casi haciendo honor a su apellido. -Que hoy me he levantado construyendo pareados. - Ah, sí, ¿y qué cenó usted anoche?.- volvió a gruñir el doctor -Una tortilla francesa y un yogurito de fresa -¿Y a qué hora se acostó?.- dijo el doctor con impaciencia -Eran las once o así cuando yo me fui a dormir - ¿Estuvo leyendo algo?.- preguntó Gruñón con nerviosismo. -“Don Tomás de Alvear, juglar, y otros siete cuentos más”, escrito por alguien
famoso de apellido Monterroso.
- ¡No se hable más! Ya lo tengo.- dijo Gruñón encendido.- Usted ha caído en las garras de un enemigo invisible. Un enemigo que no causa daño físico, pero que deja huella indeleble. Sólo le puedo recetar una cosa: ¡LEA LOS OCHO CUENTOS Y EL MAL DESAPARECERÁ! Al llegar a casa, Juan fue directo a su dormitorio, cogió el libro, lo leyó y el mal de los pareados fue desapareciendo poco a poco de su cabeza. Y así fue como Juan, el policía, volvió a su vida normal…
De los alumnos y alumnas de 5º de Primaria del C.E.I.P. “Europa” (Tu Colegio)