La educación como bien público - Fe y Alegría Perú

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La Educación como

Bien Público ENCUENTRO DE DIRECTORES Y PROMOTORES DE FE Y ALEGRÍA DEL PERÚ, 2019


LA EDUCACIÓN COMO BIEN PÚBLICO © Asociación Fe y Alegría del Perú ©Miguel Cruzado Silverii Asociación Fe y Alegría del Perú Jr. Cahuide 884, Jesús María, Lima 15072, Perú Teléfono: (51-1) 4713428 Correo electrónico: peru@feyalegria.org.pe Página web: www.feyalegria.org.pe ISBN: 978-612-48678-5-9 Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2022-00094 Tiraje: 500 ejemplares Primera edición, 2021 Director general de Fe y Alegría del Perú Ernesto Cavassa Canessa, S.J. Autor Miguel Cruzado Silverii Aportes Susana Helfer Llerena Cecilia Villegas Kanashiro Coordinación editorial Hisela Culqui Julca Corrección de textos Eleana Llosa Isenrich Diseño y diagramación Calambur Comunicación y Diseño S.A.C Impresión Impresión Arte Perú S.A.C. Jr. General Orbegoso 249, Breña contacto@impresionarteperu.com


Índice Presentación

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Capítulo 1. El sentido y el valor de lo público 1.1 Lo público como ámbito de convivencia 1.2 Lo público como búsqueda del bien común 1.3 Lo público como ejercicio de ciudadanía Preguntas para la reflexión

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Capítulo 2. La educación como bien público 2.1 La educación es pública porque es un derecho humano universal 2.2 La educación es pública porque es responsabilidad de todos: familias, sociedad, Estado 2.3 La educación es pública porque forma comunidad y nación Preguntas para la reflexión

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Capítulo 3. La educación pública en Fe y Alegría 3.1 Educación de calidad para todos y todas 3.2 Educación desde la situación de vulnerabilidad 3.3 Educación pública por su modelo de gestión: social y participativa 3.4 Educación como compromiso político por el bien común 3.5 Ciudadanía y Proyecto Educativo Nacional Preguntas para la reflexión

35 36 41 45

Capítulo 4. Acción pública por la educación en Fe y Alegría 4.1 Estrategias para la acción pública 4.1.1 Incidencia social y sensibilización 4.1.2 Incidencia política: acción y propuesta en políticas públicas 4.1.3 Vínculo escuela-comunidad 4.2 La acción pública como prioridad misional en Fe y Alegría 4.3 Perú: desafíos del contexto para el vínculo escuela-comunidad Preguntas para la reflexión

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Bibliografía

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La educación como bien público

Presentación Los directores y promotores de las instituciones educativas de Fe y Alegría en el Perú se reúnen cada año en un encuentro institucional donde comparten y discuten temas como el que se presenta a continuación. En este caso, se trató del Encuentro Nacional de Directores y Promotores realizado del 19 al 22 de febrero del año 2019. El objetivo de este Encuentro fue profundizar el sentido de “lo público” en Fe y Alegría, dado que es el ámbito en el que se mueve nuestra tarea educativa. Fe y Alegría es una asociación civil sin fines de lucro, que gestiona instituciones educativas públicas, por convenio con el Estado, de manera gratuita, conforme a una de las modalidades de gestión presente en la Ley General de Educación, Ley N° 28044 (art. 71, inciso b). “Lo público” tiene que ver, por tanto, con nuestra identidad y nuestra misión institucional. El Encuentro utilizó la metodología del ver, juzgar y actuar para abordar la temática. El “ver” planteó las diferentes apreciaciones sobre lo público en general y, particularmente, en lo educativo, con especial interés en la relación con el bien común, el valor de lo comunitario, la privatización de lo público y los nexos entre lo público y lo estatal, lo público y lo privado, lo público y lo popular. El “juzgar” presentó los criterios pertinentes para una reflexión adecuada sobre lo público. El “actuar” concluyó con lineamientos y orientaciones para una debida acción pública en defensa de una educación de calidad para todas y todos y el rol de Fe y Alegría en esa tarea. Como es habitual en estos encuentros, este también contó con la participación de personas de diferentes disciplinas que aportaron sus reflexiones sobre el tema. Agradecemos a Patricia Salas, Patricia Ames, Flor Pablo, Rosa María Palacios, Susana Helfer, Miguel Giusti y Raúl Pariamachi.


Presentación

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Al evento asistieron más de 130 personas entre directores y promotores de las instituciones educativas, institutos superiores tecnológicos, Cetpro y redes rurales de Fe y Alegría de todo el Perú. Se contó con espacios de participación y trabajos en equipos en los que los participantes expresaron sus opiniones y percepciones en torno al tema, las cuales fueron debidamente registradas. El libro que ahora presentamos es el resultado de toda esta acción reflexiva. Podemos decir, con razón, que es una obra colectiva. La estructura del libro sigue la metodología del Encuentro: un primer capítulo trata sobre el sentido y valor de “lo público”, orientado a ampliar la mirada sobre este concepto y poner las bases de los capítulos siguientes; el segundo se enfoca en la educación como bien público; el tercero vincula la reflexión previa con el accionar de Fe y Alegría; el cuarto, finalmente, se refiere a la acción pública que nuestro movimiento realiza en consonancia con el ideario que nos constituye como Federación Internacional. Compartimos con la Federación Internacional de Fe y Alegría este interés. En su reciente Plan Global de Prioridades Federativas 20212025, la asamblea general de la Federación formula su misión en términos de defensa de la universalidad del derecho a la educación de calidad como bien público. Establece también que “se compromete en la transformación de las personas y la promoción de una ciudadanía global para la construcción de sistemas sociales democráticos”. Entre la realización del Encuentro y la publicación ha transcurrido una pandemia que aún no concluye. Es todavía muy pronto para aventurar las consecuencias de este flagelo. Podemos, sin embargo, asegurar que ha evidenciado y agudizado brechas seculares en la educación, a pesar de los esfuerzos del Estado que, con diferentes programas, como Aprendo en Casa, intentó paliar los efectos de una crisis para la que no estábamos preparados.


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La educación como bien público

En este nuevo escenario, Fe y Alegría considera relevante retomar el tema de la educación pública. No se trata de volver a la antigua “normalidad”, sino de avizorar el futuro de una educación pública de calidad, con justicia y equidad, a partir de la crisis. Agradecemos a todas y todos los que han colaborado en la formulación de este libro, particularmente a Miguel Cruzado, su autor, y los aportes de Susana Helfer en el contenido y de Cecilia Villegas en la revisión del texto. Como otras publicaciones nuestras, deseamos que esta también continúe el debate. Por ello, incluimos una serie de preguntas de reflexión después de cada capítulo. De ese modo, la reflexión retorna a sus autores: las comunidades educativas que, día a día, se esfuerzan por hacer posible una educación de calidad para todas y todos. Lima, 8 de octubre de 2021 Ernesto Cavassa, S.J. Director general


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C A P Í T ULO 1

El sentido y el valor de lo público Fe y Alegría se define como educación pública y aquí nos referimos a la educación como bien público. Dado que ambas expresiones se prestan a diversas interpretaciones, conviene desarrollar lo que se comprende como educación pública y como lo público. Educación pública hace referencia al servicio educativo que, en todas sus formas y modalidades, es financiado por el Estado en cumplimiento del derecho a la educación. En el Perú, la Ley General de Educación, Ley N° 28044, señala que el Estado garantiza educación pública para todas y todos y que es gratuita cuando la provee. También deja abierta la opción de educación privada, financiada y gestionada por particulares. Lo que la ley establece en concreto son tres modalidades para brindar el servicio educativo: instituciones educativas públicas gestionadas directamente por autoridades del Estado (Sector Educación u otros sectores o instituciones del Estado), instituciones educativas públicas de gestión privada por convenio con entidades sin fines de lucro que prestan servicios educativos gratuitos, e instituciones educativas de gestión privada. Fe y Alegría pertenece al segundo grupo. Todas sus instituciones educativas son públicas y Fe y Alegría las gestiona, siendo una asociación privada sin fines de lucro, con la participación de congregaciones religiosas y per-


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La educación como bien público

sonas laicas que se identifican con la misión de brindar educación pública de calidad. Como organización, su compromiso es colaborar en la gestión de las instituciones educativas que se le confían y producir propuestas innovadoras que puedan ser inspiradoras para otras escuelas públicas. En el marco de este modelo de educación pública de gestión privada, en sus 55 años de presencia en el Perú, Fe y Alegría ha fortalecido a las instituciones de la red, movilizándolas a desarrollar propuestas y experiencias diversas para la mejora de la gestión institucional y pedagógica. Respecto del rol de la educación pública, Fe y Alegría asume lo expresado en los enfoques que resalta la Ley General de Educación, donde destacan los siguientes: • Enfoque de derechos, que reconoce que cada persona debe poder acceder a la educación y que esta debe generar aprendizajes necesarios para la vida. • Enfoque de formación integral, porque en el centro del proceso está la persona que debe poder desenvolver con la educación todas las dimensiones de su desarrollo (cognitiva, emocional, ética, corporal, social, estética, espiritual). • Enfoque de ciudadanía, que sitúa a la persona en un contexto determinado y en relación con otras personas, con las que construye y comparte una identidad y una realidad común. • Enfoque de diversidad, inclusión e interculturalidad, que busca la cohesión social a partir del reconocimiento y valoración de la pluralidad cultural y lingüística de nuestro país y la necesidad de superar brechas de discriminación y exclusión persistentes en nuestras sociedades. Con todas estas características como aspiraciones y metas, Fe y Alegría lo que brinda es educación pública.


El sentido y el valor de lo público

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La educación como bien público es otro tema, aunque definitivamente no están desconectados. Vale empezar por dilucidar qué es lo público. Existen diversos y múltiples sentidos en relación con el significado de lo público. Se trata de uno de aquellos conceptos que han reconfigurado su significado a lo largo de la historia. La palabra público viene del latín publicus, que a su vez se origina en otros términos de ese idioma: populicus o populus, es decir, “del pueblo”. Lo público, por lo tanto, por sobre todos sus sentidos diversos y cambiantes, es aquello que se refiere al “pueblo”. De aquí que lo público es aquello que pertenece a todos y todas. En la vida social, se entiende lo público en contraste con lo privado, generalmente no solo como distinción, sino incluso como división. Tradicionalmente, desde la Grecia antigua, se entendía esto como una dicotomía en la cual la esfera de lo privado se centra en la casa y la familia, cuyas principales actividades se relacionan con el trabajo para proveer alimento y producir bienes para asegurar la sobrevivencia. La esfera pública, en cambio, se centra en la vida de la polis, que es el espacio social donde se decide a través de la persuasión, por lo que una actividad principal es el discurso y también la acción para trascender de los individuos comunes y dejar huella en la historia1. Es, pues, el campo de la política. En ese contexto, son dos esferas de la vida del individuo claramente diferenciadas y opuestas. Esta concepción se afianzó por mucho tiempo y, según Arendt2, se extendió y comprendió otras dimensiones, llevando a una fragmentación no solo entre lo privado y lo público, sino también entre familia y sociedad, entre lo femenino y lo masculino, y entre la facultad de pensar y la de actuar. Esta manera de concebir las cosas nos deja una idea importante para construir el sentido de lo público: la esfera de lo público se ubica en la vida en sociedad, en su ordenamiento y decisiones para la vida en comunidad, la acción para el bien común y la ciudadanía.

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Hanna Arendt citada por John B. Thompson (2011).

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Arendt, citada por Tapias Tornado (2005).


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La educación como bien público

Sin embargo, esta oposición entre privado y público fue evolucionando, con lo que la misma Arendt llamó “el auge de lo social”. Con las sociedades modernas, en el siglo XVII y XVIII, el trabajo se expandió más allá del hogar, muchas de las actividades de la familia se empezaron a hacer fuera de la casa y el trabajo ocupó progresivamente el espacio social, con lo que las características propias de la esfera pública (discurso y acción) se desvanecieron. Se desdibujaron los límites y diferencias entre lo privado y lo público, en desmedro de esta última esfera, que quedó muy reducida en su aspecto colectivo o comunitario. Los intereses privados “invadieron” la esfera de lo público. Arendt rescata ambos espacios, pero rompe con las dicotomías tradicionales. Afirma el valor tanto de una como de otra esfera, y las sitúa en condiciones de igualdad e interdependencia. La esfera pública constituye el espacio de la acción, que es la categoría de la política, pero que nace de la voluntad, que es la facultad de pensar, la cual se encuentra en la esfera privada. El pensamiento es el motor de la acción política, por lo que la política implica lo privado y lo público. De allí otra idea importante: la esfera de lo público implica la acción política que nace de la voluntad (decisión y/o compromiso personal), por lo que la política solo es posible en el encuentro entre lo privado y lo público. Con el surgimiento del Estado moderno comienza también a aparecer un nuevo sentido de lo “público”. Uno que tiene hoy esta palabra para muchos de nosotros: la esfera de la autoridad pública, la administración pública del gobierno y del Estado. A partir de esto, la esfera de lo público fue formando la idea de una comunidad de ciudadanos y ciudadanas iguales que podían discutir y debatir para formar una opinión pública sobre temas comunes o que implican a todos3. Por su parte, De Barbieri4 señala que la distinción entre lo público y lo privado puede encontrarse en la teoría del contrato social, nacida con el

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Thompson (2011).

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De Barbieri (1996).


El sentido y el valor de lo público

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despertar de la democracia, en la que aparece el individuo libre-ciudadano y donde la suma de individuos-ciudadanos genera una sociedad civil que decanta lo público y lo privado como espacios de interacción. De aquí nace otra idea clave: en cada persona coexiste el individuo y el ciudadano o ciudadana, en cada persona se integran lo privado y lo público. Si rescatamos las ideas significativas resaltadas en las líneas anteriores, podemos entender mejor el sentido de lo público: • Lo público es aquello que pertenece a todos y todas. • Lo público se ubica en la vida en sociedad. • Lo público implica la acción política que nace de la voluntad (decisión y/o compromiso personal), de allí que la política solo es posible en el encuentro entre lo privado y lo público. • Lo público implica una comunidad de ciudadanos iguales que pueden discutir y debatir para formar una opinión pública. • En cada persona coexiste el individuo y la ciudadana o el ciudadano, en ella se integran lo privado y lo público. La ciudadanía se realiza en el espacio público. Por otro lado, vale la pena también analizar lo que significa bien público. Todo bien alude a algo determinado. Sus definiciones están referidas principalmente a su naturaleza jurídica o a su valor económico. Así, desde la primera perspectiva, los bienes pueden ser, por ejemplo, públicos o privados, tangibles o intangibles; mientras que, desde lo económico, cada bien tiene un valor por el aprecio o valor de cambio que se le adjudique. En cualquier caso, un bien es algo valorado, ya sea porque brinda utilidad o porque responde o representa un interés o necesidad. En este sentido, un bien público es algo, material o no, de valor, interés o utilidad para todos; algo que pertenece a todas y todos, que todos lo pueden tener y que nadie puede ser discriminado para su disfrute. Tiene


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La educación como bien público

que ser accesible para todas y todos, sin restricciones. Pero hay un matiz muy relevante: no es solo que un bien común pertenece a todos, sino que tiene que ver con el bien (beneficio) de todos, con lo que llamamos bien común, ya que los bienes públicos implican el cumplimiento de derechos. Los bienes públicos, si bien son gestionados por el Estado, son de propiedad de la comunidad. El Estado tiene la titularidad por representación política para garantizar su uso en provecho del bien común. El rol del Estado respecto de los bienes públicos es muy importante y consiste en lo siguiente: • • • • • • •

Es velador, cuidador de los bienes públicos. Habilita su uso para todos con las normas necesarias para que así sea. Garantiza bienes de igual calidad para todos. Los administra, directa o indirectamente. Se compromete a cerrar brechas, allí donde se encuentren. Subvenciona servicios derivados de su uso por el Estado. Garantiza su uso y el respeto a las normas pensadas en el bien común.

También hay un rol que deben desempeñar las ciudadanas y ciudadanos respecto de los bienes públicos: • • • •

Reconocerlos como derecho y responsabilidad. Responsabilizarse por cuidarlos. Exigir que todos gocen de ellos. No limitarse a ser usuarios o beneficiarios, sino participar de las decisiones y gestión de su cuidado e implementación.

Todas estas reflexiones nos ayudarán, a continuación, a analizar la educación como bien público. Ciertamente no es difícil identificarla como un asunto público, es decir, como un tema de interés general que puede ocupar la atención colectiva, pero, como bien público, el énfasis está más bien en la responsabilidad de la población general sobre la educación. Fe y Alegría reconoce y promueve la identidad de la educación como bien público y, en ese contexto, el derecho y el deber de todos y todas de intervenir.


El sentido y el valor de lo público

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• •

Los directores y promotores de Fe y Alegría del Perú, recogiendo estos sentidos, han definido lo público, desde nuestra experiencia en educación, en torno a cuatro dimensiones: A. Un ámbito de la vida común, aquel en el que se despliega nuestra misión como educadores. B. Una apuesta colectiva, una finalidad que nos dinamiza, algo a construir que orienta nuestras prácticas. C. De modo más concreto, la condición de un conjunto de bienes, los bienes y recursos que como sociedad esperamos que sean comunes, de todos, o aquellos a los que todos tengan acceso. D. Finalmente, lo público es un modo de actuar, un modo de ejercer la ciudadanía junto con otros; es un concepto amplio de ciudadanía que involucra la participación y deliberación activa.

Lo público para Fe y Alegría del Perú El ámbito público es donde Fe y Alegría despliega su misión en búsqueda del bien común. • Es el ámbito de deliberación y discernimiento sobre cómo vivir juntos. • Es donde se construyen las apuestas o finalidades comunes que la sociedad se da a sí misma. • Se refiere a bienes, servicios, espacios y recursos requeridos para el bien común, que se espera sean derechos para beneficio de todos y todas. • Es acción ciudadana solidaria y responsable. Encuentro de Directores y Promotores de Fe y Alegría del Perú (2019).


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La educación como bien público

1.1. Lo público como ámbito de convivencia Un primer sentido de lo público es que se refiere a la dimensión social de la vida en la que nos encontramos todos los ciudadanos y ciudadanas. Así, lo público es aquel ámbito en el que deliberamos y decidimos cómo queremos vivir juntos. Es el conjunto de espacios en el que se desarrolla la ciudadanía activa, la convivencia social y la responsabilidad ambiental; también la vida profesional y la participación política. Lo público es el ámbito de la vida social que tiene que ver con la vida juntos, los derechos y responsabilidades compartidas, el bien común que queremos construir. Como ya se ha señalado, se ha utilizado el término público para distinguirlo de lo privado en términos organizacionales o espaciales. En esta distinción, una confusión frecuente es reducir lo público a lo estatal para diferenciarlo de lo privado o empresarial con fines de lucro. Esta sola distinción da la impresión de que en la vida social actuasen solo empresas y organismos estatales, invisibilizando el amplio sector de las organizaciones sociales y políticas, la participación de las familias, las comunidades eclesiales, las asociaciones de pobladores, las comunidades indígenas, etc. Todos estos han sido y son actores centrales de la vida social que construyen la vida pública sin ser organismos estatales ni empresas. Por tanto, lo público no se puede reducir a lo estatal, aunque el Estado es un instrumento central para desarrollar, cuidar y fortalecer el ámbito público. Respecto de lo privado y lo público, identificados como lo doméstico y lo económico y laboral respectivamente, esta distinción legitimó situaciones de violencia y discriminación en los derechos de niños y mujeres, porque los suyos serían asuntos propios del ámbito privado o “problemas de la casa”, a los que otros no pueden ingresar. Esta forma de ver lo público y lo privado también sostuvo la marginación de las mujeres del espacio público o su participación en este con menos derechos que los varones, casi como invitadas a él, en tanto no sería un ámbito propiamente femenino.


El sentido y el valor de lo público

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Actualmente, eso ha cambiado, aunque hay quienes a veces lo olvidan. Los derechos y responsabilidades de cada persona son un asunto público, tanto dentro como fuera de la casa. La violencia es un delito que nos involucra como sociedad, aunque suceda dentro de la casa o entre miembros de una familia. El límite entre lo público y lo privado ya no se encuentra entre la casa y la calle, entre la familia y el trabajo: el alcance de lo público –de aquello que definimos como deberes y derechos de todos y todas– es transversal a los diversos escenarios de nuestra vida personal y colectiva. Por otra parte, la distinción entre público y privado se ha equiparado ideológicamente a contenidos de valor y modelos de sociedad. De un lado, hay visiones políticas que sospechan de lo privado porque su énfasis está puesto en lo colectivo. Por otro lado, hay visiones liberales que miran lo público como símbolo de ineficiencia, burocracia y corrupción. En efecto, hemos vivido en la historia contemporánea regímenes que someten al individuo a la dictadura del Estado y otros que llegan a proponer la reducción del Estado hasta casi desaparecerlo. Hoy parece que la tendencia de ambos extremos es a moderar sus visiones de sociedad; y, con frecuencia, ambas –en sus mejores expresiones– se distinguen por una cuestión de énfasis entre lo individual y lo colectivo, defendiendo las dos los derechos individuales y sociales5. Al respecto, también rescatamos la enseñanza social de la Iglesia. En Fe y Alegría lo público y lo privado no son ámbitos contradictorios, sino complementarios: somos personas que vivimos en comunidad. Por ello, trabajar por el fortalecimiento de lo público requiere un diálogo entre las interinfluencias de la vida privada y la vida pública. No se puede esconder como privado un actuar que va contra principios o derechos de la vida pública. Por una parte, tenemos derechos personales y de grupo, pero también tenemos obligaciones con el bien público de toda la sociedad. Por otra, enfatizamos el valor de lo colectivo sin mirar con sospecha el éxito personal, el esfuerzo individual, la vocación particular. Asimismo, nos preocupamos por el valor de cada persona, por cada ámbito particular, 5

Cela (2005).


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La educación como bien público

sin minimizar o atacar el valor de lo público, ni vincularlo a lo gregario, lo ineficiente, lo que limita la vida personal. Más aun, en los últimos años sentimos la necesidad de superar las visiones dicotómicas que ven la realidad desde una lógica binaria y dejan de considerar la compleja diversidad de las realidades. Necesitamos ver lo público como lugar de unión, común a todos, sin amenaza a nuestras individualidades. Pero lo público es algo que no existe de hecho. Es necesario construirlo en la comprensión y el imaginario de las personas, de las ciudadanas y los ciudadanos.

Construcción de lo público y equidad de género La valoración positiva de la propia identidad sociocultural y la corresponsabilidad democrática en la construcción de lo público son dos indicadores que […] están relacionados con el desarrollo del sentido de pertenencia a la comunidad y el reconocimiento, presentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En clave de género, desde la escuela esto requiere fortalecer los procesos de construcción de identidad, sabiendo que la identidad no es natural, sino que se construye a partir de interacciones sociales, se transforma a lo largo del tiempo y es dinámica. Por esto mismo, una persona puede tener a la vez múltiples identidades. En ese sentido, es importante que desde la escuela potenciemos la comprensión de dicho dinamismo, apoyemos los procesos de autorreconocimiento y autorreflexión y, a partir de allí, que cada persona esté empoderada. Con esto podrá fortalecer su proceso de inclusión y reconocimiento desde sí y desde otros. Federación Internacional de Fe y Alegría (Construcción de ciudadanía y convivencia en perspectiva de género; 2016).


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1.2. Lo público como búsqueda del bien común Lo público es aquello que buscamos como sociedad, donde nos reconocemos todas las personas; sentimos que tiene que ver con el bien de todos y lo buscamos y trabajamos juntos por ello. Así, el contenido de la vida pública se define por los fines que nos orientan como sociedad, que convocan al Estado, la sociedad civil, las organizaciones sociales, las familias y a cada ciudadano. Este sentido de lo público se vincula con el concepto de bien común: aquello que concierne a todos, de lo que todos forman parte y de lo cual cada uno y cada una debe sentirse responsable en tanto miembros de la comunidad. El desarrollo de lo público está en las finalidades que nos reúnen a todas y todos, aquellas que como sociedad consideramos que debemos cuidar y promover para el conjunto. Se trata de finalidades que son responsabilidad del Estado, pero también la sociedad y cada persona están llamadas a promoverlas. Lo público es pues un ámbito de la vida común desde el cual construimos y desarrollamos las finalidades que consideramos comunes y que estamos llamados a garantizar como sociedad y como Estado. Desde Fe y Alegría reiteramos que el Estado es el responsable principal del aseguramiento del bien común, pero no el único. Las organizaciones de la sociedad civil asumen su parte de tal responsabilidad al colaborar con el Estado en esa tarea, reconociéndole su carácter rector. La participación de la sociedad civil en la realización del bien común no es una concesión. Es un derecho y un deber que le son propios, dado que el bien común –del que una educación de calidad con justicia, equidad e inclusión forma parte– es el fin último de todo ordenamiento social6. 6

Cavassa (2021).


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La educación como bien público

Lo público está conformado por los bienes y servicios con los que esperamos que todas las personas puedan contar. Por ejemplo, una plaza, una vereda, el agua de los ríos, el aire que respiramos, el alumbrado público, una calle y las ondas comunicacionales son propiedad pública, bienes que dan un servicio a todos y todas. Todas y todos tenemos derecho a usar la plaza, pero también el deber de cuidarla y mantenerla limpia, y no podemos pretender apropiárnosla para uso individual con exclusión de otros y otras. Existen bienes públicos que pueden ser gestionados por otros, pero no por eso dejan de ser públicos, es decir, deben siempre responder a criterios que como sociedad nos damos todos, hombres y mujeres.

El bien común El bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral. También reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios, aplicando el principio de la subsidiariedad. Entre ellos, destaca especialmente la familia, como la célula básica de la sociedad. Finalmente, el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad –y en ella, de manera especial, el Estado– tiene la obligación de defender y promover el bien común. SS. Francisco (Encíclica Laudato si’; 2015, núm. 157).


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El principio del bien común –componente central de la concepción de lo público en Fe y Alegría, como se desarrollará más adelante– integra el respeto a la persona humana, a cada persona, y los derechos básicos e inalienables ordenados para su desarrollo, junto con el bienestar social y el desarrollo de la comunidad.

1.3. Lo público como ejercicio de ciudadanía Lo público se encuentra también en “esa dimensión de la persona que la convierte en ciudadano [o ciudadana] de un país, en político o en republicano, que es lo mismo. Los ciudadanos [y ciudadanas] constituyen la cosa pública o res pública, lo común a todos, y dan existencia al Estado como instrumento de la sociedad”7. En la perspectiva de Fe y Alegría, la ciudadanía se entiende más allá de la garantía de una serie de derechos civiles de no interferencia de los individuos entre sí (que puede exacerbar el individualismo y fragmentar las comunidades). Se entiende como ciudadanía en acción, como participación activa en asuntos comunes, en la que hombres y mujeres se vinculan para dialogar sobre sus opciones y realidades, para reconocer sus identidades, necesidades y emociones, para debatir, discutir y proponer en aras de transformar el mundo de tal forma que sea más justo, libre, igualitario. Esta es la ciudadanía que se identifica con lo público, como un modo de estar y actuar en la vida común8. Lo público, por tanto, es también entendido como ciudadanía en acción, como un modo de proceder como ciudadanos y ciudadanas en la vida pública, donde se asumen compromisos comunes y se busca construir de modo colaborativo el bien común. Lo público es este ejercicio de la ciudadanía de modo activo, solidario y responsable.

7

Ugalde (2005).

8

Federación Internacional de Fe y Alegría (2010a).


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La participación ciudadana por sí misma es parte de la definición misma de lo público en las sociedades. Por ello y con vistas al bien común, la participación ciudadana es un deber de cada ciudadano y de cada ciudadana. La participación no debería limitarse o restringirse a algunos contenidos o momentos de la vida social o política, sino promoverse todo lo posible en los más diversos ámbitos de la vida social, dada su importancia para el crecimiento humano: en el mundo del trabajo y las actividades económicas, en el ámbito de la información (con especial énfasis en estos tiempos de fake news), en el de la cultura y, por supuesto, y muy especialmente, en la vida social y política. Lo público es también lugar de luchas sociales, donde se han peleado y ganado derechos sociales. Lo público genera un mundo donde se crean y desarrollan actores con representatividad legítima y/o legal de grupos que conforman la sociedad civil, grupos con identidad y representación de mayorías o minorías que las visibilizan y les dan voz. Esa actividad política pública es la acción de organizaciones que encuentran un lugar y un rol en la sociedad, tal como Fe y Alegría. Lo público, en conclusión: A. No es simplemente lo estatal. Lo estatal es el arreglo institucional, la manera como la sociedad se organiza para garantizar su funcionamiento, para que existan niveles de cohesión social y para que nos ayude a gestionar la vida común, de manera que responda a los fines que como sociedad buscamos. El Estado y los fines públicos no son lo mismo. Lo público como finalidad convoca al Estado, pero brota de la sociedad, y ella misma, a través de sus organizaciones y de la acción de todas, todos y cada uno, está llamada a cuidarlo y desarrollarlo. B. Tampoco es simplemente lo de “fuera de la casa”. No hay una distinción de espacios entre lo público y lo no público, como a veces creemos. Los valores y sentidos de lo público se viven en la plaza y en la organización, pero también en la casa. Las mismas personas son ciudadanos y ciudadanas con derechos y deberes en todos los espacios. Hemos aprendido que la justicia y el respeto como valores públicos deben


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vivirse en el hogar. Así, la violencia contra otra persona, aunque sea dentro de casa, es un problema público; también lo es la falta de educación de niños y niñas. C. Lo público es asimismo político, en tanto ejercicio ciudadano atento a los asuntos públicos. La participación en la deliberación de los asuntos públicos o la formulación de propuestas para la vida común son parte del tejido de la vida política. D. Finalmente, lo público refiere a apuestas y finalidades comunes en torno a las cuales hay bienes y servicios cuyo criterio responde al bien común. Es un modo de ejercer la ciudadanía y colaborar entre personas para construir visiones de sociedad que, diversas entre sí, no dejan de considerar el bien común como parte de ellas.

Amor y política El amor no se limita a las relaciones entre dos o tres personas, o a los amigos, o a la familia, va más allá. Incluye las relaciones cívicas y políticas (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica [CCC], 1907-1912) e incluso la relación con la naturaleza (Enc. Laudato si’ [LS], 231). Como somos seres sociales y políticos, una de las más altas expresiones de amor es precisamente la social y política, expresión decisiva para el desarrollo humano y para afrontar todo tipo de crisis. Sabemos que el amor fructifica a las familias y las amistades; pero está bien recordar que fructifica también las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas, permitiéndonos construir una “civilización del amor”, como le gustaba decir a san Pablo VI y, siguiendo la huella, a san Juan Pablo II. Sin esta inspiración, prevalece la cultura del egoísmo, de la indiferencia, del descarte, es decir, dejar de lado lo que yo no quiero, lo que no puedo amar o a aquellos que a mí me parece que son inútiles en la sociedad. SS Francisco (“Curar el mundo. Amor y bien común”; 2020).


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La educación como bien público

Preguntas para la reflexión 1. Con lo trabajado hasta el momento, respondamos la pregunta: ¿Qué es lo público? 2. ¿Por qué es relevante diferenciar entre lo público y lo estatal desde el punto de vista de la ciudadanía? 3. ¿Cómo se valora lo público en nuestra institución educativa y en nuestra comunidad? ¿Qué experiencias sobre el valor de lo público podemos compartir? 4. ¿Cómo fortalecer el sentido de lo público en nuestra institución educativa? ¿De qué manera podemos contribuir en la construcción de lo público desde Fe y Alegría del Perú?


La educación como bien público

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La educación como bien público La educación ocupa un lugar central entre aquello que las sociedades consideran como preocupación de todos y todas y, por tanto, como bien público. La educación es un medio para la construcción de la vida pública, así como una finalidad en sí misma, en tanto derecho humano y puerta de acceso para otros derechos. En esta sección, desarrollamos los sentidos de la educación como bien público.

2.1. La educación es pública porque es un derecho humano universal Una característica central que define la acción educativa como pública es ser un derecho humano. Toda persona tiene derecho al acceso a una educación básica de calidad. Por tanto, se debe ofrecer a todos y todas las mismas oportunidades de acceso a la educación. La educación es pública cuando está a disposición de todos y todas y es de igual calidad para todos. El concepto de lo público se une así al de no discriminación por ningún concepto: religioso, socioeconómico, étnico o de género. Si bien la


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educación es un derecho individual, está íntimamente relacionada con el bien social, con la construcción de una sociedad cada vez más justa y solidaria. Por ello también es responsabilidad del erario público y responsabilidad social corporativa o individual de ciudadanas y ciudadanos el financiamiento de la educación de una manera solidaria, de modo que sea posible el acceso de todos en condiciones de igualdad. El hecho de que la educación sea un derecho humano supone que no sea un asunto privado y que devenga en un tema de preocupación pública. La educación, por tanto, es pública cuando está al servicio del bien común y es universal y accesible, sin limitaciones de ningún tipo, cuando asegura la igualdad de oportunidades para todos y todas, en especial para aquellas personas que más la necesitan9. La educación como derecho implica: i) acceso universal: que todos y todas tengan un lugar donde educarse; ii) acceso oportuno: que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes reciban la educación necesaria para su momento de la vida y no para después; iii) que las condiciones de educabilidad estén garantizadas: nutrición, salud, arte, recreación y deporte, sin violencia en la familia o en la sociedad; y, iv) nivelar las desigualdades, porque son un impedimento para que muchos puedan aprender10. La educación es un derecho humano y social del que todas las personas deben disfrutar en igualdad de condiciones, dado que el cumplimiento de este derecho posibilita el disfrute de los otros derechos esenciales y contribuye a que la sociedad como tal funcione mejor para todos. El derecho a la educación implica el derecho de todos y todas a ella. Cuando un bien público existe de igual manera para todos en calidad y oportunidad, se posibilita la equidad, la justicia y la solidaridad, lo que contribuye a fortalecer el pacto social. Pero si un bien público se ofrece de una manera para unos sectores y de otra manera para otros, se convierte en fuente de inequidad y desigualdad11. 9

Federación Internacional de Fe y Alegría (2009a, p. 5).

10 Salas (2019). 11 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 16).


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Una educación popular integral para todos Fe y Alegría, con la mirada puesta en horizontes sin límites, camina con los pies firmes en la tierra y con las manos encallecidas por el trabajo, en busca de una liberación y una sociedad más justa, por medio de la Educación Popular Integral. José María Vélaz (“Fe y Alegría. Al desarrollo por la educación”; 1983).

2.2. La educación es pública porque es responsabilidad de todos: familias, sociedad, Estado La educación como bien público es responsabilidad de toda la sociedad. La educación de calidad es un derecho universal que requiere la responsabilidad del Estado y la participación de los diferentes agentes sociales en la búsqueda activa de soluciones para los problemas que enfrentan los sistemas educativos, la elaboración de sus políticas y el seguimiento de su funcionamiento12. En realidad, existe una corresponsabilidad de todos y todas en la sociedad tanto para financiar la educación como para velar por su calidad. Se suele pensar que la sociedad está representada en las familias que tienen a sus hijas e hijos en las instituciones educativas, pero esa mirada reduce la relación a un contrato entre la institución educativa y las familias de las y los estudiantes, mientras que la educación es un pacto entre el Estado y la sociedad, y en ella se “elabora” la sociedad que queremos para todos, las personas que queremos que la habiten. 12 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 6).


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La educación de calidad siempre requiere recursos. El acceso gratuito para todos y todas, especialmente para las y los más pobres, implica la participación conjunta de la sociedad y el Estado para financiarlo. El financiamiento de la educación como bien público involucra en primer lugar al Estado, como instrumento para el bien público. Además, el primer apoyo que tiene el Estado para financiarla son las propias familias que sostienen a los y las estudiantes. Pero también hay otras entidades que aportan o complementan el presupuesto del Estado: por ejemplo, las escuelas por convenio, donde el Estado pone una cantidad importante del financiamiento educativo, pero ellas lo complementan con un conjunto de servicios, insumos, etc. Este es el caso de Fe y Alegría. Es importante recordar que, más allá de quien gestiona o financia la institución educativa, estamos siempre gestionando o financiando un bien público. La institución puede ser de gestión privada, por convenio social o estatal, con financiamiento del Estado o con apoyo de otras entidades, pero siempre se debe tener presente que la educación es un bien público. La familia es la primera educadora o “des-educadora”, pues es en ella donde se adquiere la mayor parte de valores o antivalores esenciales. Esto debe llevarnos a estrechar lazos cada vez más firmes entre los diferentes programas educativos y las familias, y a garantizar la formación de padres, madres y representantes para que asuman corresponsablemente su papel de educadores. El derecho a la educación implica también el derecho a padres educados. La educación como bien público propicia la participación de la comunidad (familias, barrios, organizaciones locales, comunidades campesinas, etc.) y genera conciencia ciudadana. Ella, además, involucra a la comunidad del entorno, ya que la escuela es parte de su tejido social y, por tanto, es una enajenación mirar su vida desde el cerco perimétrico que la rodea hacia adentro. La escuela tiene que descubrir y desempeñar el rol que le corresponde en esa comunidad. El debate sobre la educación y la organización del sistema educativo debería ser público e incluyente. Todos los actores relacionados con


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la educación (estudiantes, educadores, directivos, madres y padres de familia, iglesias, gremios, personeros del Ministerio de Educación, medios de comunicación, empresarios, etc.) deben participar en el debate sobre las políticas educativas y la organización del sistema educativo, pues este es el camino que asegura que se haga realidad el derecho a la educación y que sus beneficios alcancen a todos los miembros de la sociedad sin importar su condición social. También los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad educadora y deben apoyar con su programación las políticas educativas orientadas a formar personas autónomas y ciudadanos responsables y solidarios13.

La autonomía de las instituciones educativas y el carácter público de la educación La autonomía de las instituciones educativas –con el contrapeso de un Estado garante del derecho a la educación y la responsabilidad de supervisión y apoyo de parte de los organismos estatales– tiene como propósito fundamental liberar la iniciativa, creatividad, capacidad de innovación y de respuesta a las necesidades educativas siempre diversas, concretas y particulares de cada persona y comunidad local, que en incontables ocasiones son ahogadas bajo el peso de un sistema centralista y rígido. La combinación entre dicha autonomía y la existencia de una supervisión estatal independiente de los supervisados ha de asegurar la primacía de las finalidades públicas de la educación en todo momento, independientemente de quienes gestionen los servicios educativos. Es decir, es imperativo asegurar que el carácter público de la educación sea garantizado en todo momento y espacio de prestación de servicios educativos. Consejo Nacional de Educación (César Guadalupe, Presentación del Proyecto Educativo Nacional al 2036; 2020, p. 15). 13 Federación Internacional de Fe y Alegría (2010a).


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La educación pública es también, y en gran medida, responsabilidad del Estado, que tiene la obligación de cumplir el derecho a la educación; por eso es obligatoria, universal y gratuita. El Estado debe garantizar el acceso y la calidad educativa para todos y todas. Sin embargo, es cierto que la educación no es pública porque sea provista por el Estado. Podría eventualmente existir una educación estatal que no promueva el bien público, que responda a intereses particulares o corporativos, que no reconozca la dignidad de las personas. Sin embargo, seguiría siendo responsabilidad del Estado contribuir a orientar los fines, principios y marcos para el desarrollo de la educación como bien público. La educación entendida como bien público debe responder a marcos curriculares y finalidades ciudadanas formulados desde el Estado. Es su responsabilidad normar la institucionalidad del sistema educativo y apoyar la labor de docentes, directivos, familias y ciudadanos. El Estado debe vigilar y garantizar que el derecho universal a educación de calidad se cumpla; debe buscar posibilidades educativas de calidad para todos y todas; debe asegurar condiciones de equidad en el servicio educativo de la nación. El Estado cumple un rol rector, orientador y garante del derecho a la educación. Pero esto no significa que deba ser el único ejecutor de las políticas educativas, sino que tiene que coordinar y apoyar los esfuerzos de las familias y de la sociedad para garantizar educación de calidad a todas y todos, en especial a las y los más pobres y necesitados.

2.3. La educación es pública porque forma comunidad y nación La educación es también un bien público porque a través de ella nos formamos como ciudadanos y ciudadanas, y fortalecemos la identidad de la nación. Hoy se habla de identidades y de naciones al interior del territorio en reconocimiento a la diversidad. En este sentido, la educación tiene la tarea de fortalecer la identidad peruana y las identidades de las diversas culturas regionales y locales.


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La construcción de la vida pública requiere una educación ciudadana. La educación construye la vida pública y si es de calidad forma personas con sentido ciudadano y las fortalece en su dignidad y en su identidad. A partir de ello, se hace posible la democracia y con ella la paz social y el desarrollo económico, en definitiva, el bienestar ciudadano. Por eso, la educación de calidad requiere compromisos mayores de la sociedad en su conjunto y no depender solo de cada persona o de cada familia. No se puede dejar simplemente que el mercado resuelva las carencias del servicio educativo. Por esta razón, en el Perú se convocó a un Consejo Nacional de Educación y se formuló un Proyecto Educativo Nacional que nos compromete a todos, Estado y sociedad, cada familia y cada ciudadano14. El ejercicio de la ciudadanía necesita que las personas sean capaces de conocer e interpretar los hechos que ocurren en la sociedad, lo que solo es posible si todos los ciudadanos y ciudadanas cuentan con competencias que les permitan leer, analizar e interpretar la realidad. Las sociedades democráticas necesitan a todos sus ciudadanos; a su vez, el ejercicio de la ciudadanía y la vida democrática requieren sujetos bien educados. Construir la nación, construir la vida pública nacional, requiere superar las condiciones de inequidad del sistema educativo nacional. Por ello, la educación en condiciones de equidad es central en la concepción de la educación como bien público de Fe y Alegría, porque es consciente de que lamentablemente con frecuencia el sistema educativo reproduce y mantiene las condiciones de inequidad de la sociedad peruana.

14 Consejo Nacional de Educación (2007). El vigente Proyecto Educativo Nacional al 2036. El reto de la ciudadanía plena, se aprobó el 28 de julio de 2020 con el Decreto Supremo N° 009-2020-Minedu, que se expidió con el refrendo del ministro de Educación.


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Preguntas para la reflexión 1. En nuestro entorno, ¿qué evidencias encontramos que demuestren la concepción de la educación como bien público? ¿por qué? 2. ¿En qué sentido la educación privada debe responder a la educación como bien público? 3. ¿Es posible que la educación estatal no responda a lo que se espera de ella como bien público?, ¿Por qué? 4. La preferencia por la educación privada, ¿es solo por la diferencia de calidad educativa?, ¿Qué otros elementos influyen?, ¿Por qué?


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C A P Í T ULO 3

La educación pública en Fe y Alegría La educación es pública, como hemos desarrollado antes, porque responde a los fines que nos hemos dado como sociedad, porque constituye un derecho humano, porque es responsabilidad de todos y todas. La reducción de la educación pública al cumplimiento de normas o a la administración de recursos estatales tiene el peligro real de invisibilizar los otros sentidos amplios de lo público; entre ellos, sobre todo el rol de otros actores en la construcción y gestión de la educación como bien público. En la acción educativa de Fe y Alegría, de acuerdo con esta concepción, es central visibilizar y fortalecer el rol de los diversos actores en la educación como bien público, el rol de familias y comunidades y la responsabilidad de la sociedad, junto con el rol del Estado. Fe y Alegría se define como una propuesta de educación pública. Sin embargo, es frecuente que ello se entienda simplemente como administración o gestión privada de educación estatal. En efecto, Fe y Alegría constituye un modelo de gestión social de recursos estatales y privados; sin embargo, ella es educación pública en todos sus otros múltiples sentidos. Tal y como se ha explicado antes, la educación no es pública solamente por administrar o no recursos estatales.


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Fe y Alegría es educación pública porque es: A. Educación de calidad para todos y todas. B. Educación desde y para las personas en situación de mayor vulnerabilidad. C. Educación de gestión social y participativa de bienes de la sociedad y el Estado. D. Educación como compromiso político por un proyecto común de nación.

3.1. Educación de calidad para todos y todas La educación como bien público en Fe y Alegría –es decir, una educación que realmente expresa una apuesta por el bien común y la transformación social– se manifiesta en la concepción de calidad educativa del Movimiento de Educación Popular que Fe y Alegría ha construido: “Proponemos, desarrollamos y trabajamos sobre un modelo alternativo de calidad que sirva de base para generar procesos de mejora dentro de las escuelas y transformaciones estructurales que permitan formar sujetos empoderados y políticamente comprometidos con sus comunidades, de tal forma que se generen auténticos procesos de cambio y promoción social”15. Fe y Alegría concibe la calidad como un concepto que va más allá de: i) las nociones que lo relacionan a la satisfacción de consumidores y clientes; ii) el logro de resultados de algunas materias para establecer rankings entre países, escuelas o personas; o iii) la mera optimización del manejo de recursos. Por el contrario, Fe y Alegría define la calidad vinculándola 15 Federación Internacional de Fe y Alegría (2009b, p. 13).


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más a los procesos de construcción de sociedad que a resultados parciales. Y entiende que el concepto de calidad se encuentra inmerso en las transformaciones, confrontaciones y tensiones de los procesos históricos que acompañan la formación y constitución de un proyecto de ciudadanía alternativo, crítico y transformador. Asimismo, Fe y Alegría considera que al hablar de calidad es también imperativo incluir y adoptar el concepto de equidad16. Es decir, el corazón del concepto de calidad educativa en Fe y Alegría se vincula a la construcción y fortalecimiento de la vida pública.

Una educación con los mejores requerimientos pedagógicos La educación de los pobres no puede ser una pobre o superficial educación. Tiene que ser dentro de los mejores requerimientos pedagógicos para remediar la evidente desventaja circunstancial del niño o del joven pobre, sobre todo si es un verdadero marginado social. José María Vélaz (“Comentarios a la Asamblea Educativa de Bogotá”; 1975).

No basta con la cobertura educativa, es decir, con ofrecer un servicio de cualquier modo, no inclusivo, ni realmente formativo. Una educación de baja calidad –por no inclusiva, no formativa o porque no desarrolla las competencias que las personas requieren– en realidad no es un bien público. Una educación de mala calidad para las y los más pobres genera segregación y desigualdad en la sociedad. Cuando un bien público existe de igual manera para todos y todas en calidad y oportunidad, se posibilita 16 Federación Internacional de Fe y Alegría (2009b, p. 14).


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la equidad, la justicia y la solidaridad, lo que contribuye a fortalecer el pacto social. Pero si un bien público se ofrece de una manera para unos sectores y de otra para otros, se convierte en fuente de inequidad y desigualdad. Una pobre educación para los pobres reproduce la pobreza. Así, en vez de contribuir a una sociedad fraterna y justa, agudiza las diferencias y agiganta las desigualdades17.

Una profunda dificultad histórica para construir la República de ciudadanos La discriminación, la segregación, el no reconocimiento ni valoración del otro; las profundas inequidades que marcan diversos aspectos de la vida nacional (incluyendo su educación); las dificultades para el diálogo y la escucha de posturas discrepantes; la pobreza argumentativa, la virulencia y crispación que caracterizan espacios que deberían estar definidos como espacios de diálogo y reflexión; la criminalidad y la inseguridad; la informalidad en el desarrollo de actividades económicas y la ilegalidad; la precariedad del empleo (contratado o autogenerado), la debilidad de las organizaciones sociales; la falta de acceso a servicios esenciales; la venalidad e ineficacia de nuestro sistema de administración de justicia; la precariedad del sistema de partidos políticos; la limitada producción científica y de innovaciones; la fragilidad de nuestro deporte; el limitado y muchas veces inexistente espacio de apoyo para la creación y la expresión cultural…Todos estos son fenómenos que denotan una profunda dificultad histórica para construir el país al que aspiramos, es decir, una República que asegure las condiciones necesarias para que todos desarrollemos nuestros talentos y potencial al amparo de un Estado de derecho, la igualdad ante la ley y una operación eficaz de nuestras instituciones asentadas en una profunda cultura ciudadana. Consejo Nacional de Educación (Proyecto Educativo Nacional 2036; 2020, p. 42).

17 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 8).


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El concepto de calidad de la educación en Fe y Alegría no se restringe a la educación formal, ni a las etapas tempranas de la vida: la calidad de la educación abarca las condiciones que hacen posible la formación de todas las personas a lo largo de toda su vida. La educación de calidad como derecho se refiere a la educación formal y no formal; a las y los estudiantes, pero también a sus familias y vecinos; al desarrollo de programas o instituciones educativas; a las condiciones sociales que hacen posible que este derecho se realice: alimentación para los estudiantes, salud básica, condiciones de transporte y acceso; asimismo, a la formación ética tanto como a la formación para el trabajo. La educación de calidad de Fe y Alegría como expresión de lo público se encuentra en la formación integral de personas capaces y comprometidas con desarrollarse para sí mismas y para los demás de personas ciudadanas implicadas con las transformaciones que la sociedad necesita para que sea una sociedad buena para todos y todas.

Los principios de la calidad en Fe y Alegría • EQUIDAD Y EFICACIA Eficacia en cuanto se relaciona con la equidad y no como un valor en sí. Es esencial lograr que la más alta proporción posible de personas acceda a la oferta educativa, permanezca hasta el final del proyecto previsto y egrese tras haber alcanzado los objetivos de aprendizaje establecidos. • CREATIVIDAD Y EFICIENCIA Fe y Alegría afirma que la eficiencia se debe plasmar en una cultura organizativa capaz de potenciar y aprovechar creativamente los recursos disponibles (humanos, culturales, materiales, comunitarios) tanto a nivel del conjunto de la red de Fe y Alegría en un país como de cada uno de los centros educativos y programas que la conforman.


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• PARTICIPACIÓN Y PERTINENCIA Para Fe y Alegría, una educación de calidad es la que valora y favorece la participación en los procesos educativos y de gestión para asegurar la constante adecuación a la demanda de los estudiantes, de la sociedad y del propio sistema educativo en un contexto y tiempo determinados. La pertinencia cuestiona la oferta educativa examinando en qué medida los contenidos, planes y programas específicos responden a las demandas y necesidades de los educandos, las comunidades y la sociedad donde se desarrollan. • SOLIDARIDAD Y FOCALIZACIÓN En Fe y Alegría, al hablar de calidad es preciso considerar en qué medida las acciones y programas educativos llegan a los beneficiarios deseados, es decir, a la población más desfavorecida, como lo exigen su identidad y su misión. • INNOVACIÓN Y TRANSFORMACIÓN En Fe y Alegría la innovación aspira a transformar las prácticas pedagógicas y sociales en función del contexto y de su propuesta educativa, evitando seguir “experiencias exitosas” (según los criterios de la competitividad del mercado global) o “modas de la novedad en sí”, desvinculadas de las necesidades del entorno. • IMPACTO Y CALIDAD DE VIDA Para Fe y Alegría, el impacto está relacionado con la utilización pertinente del aprendizaje para mejorar el desempeño ciudadano comprometido en la construcción de un tejido social más justo y equitativo. El impacto de la propuesta educativa de Fe y Alegría se muestra cuando el centro educativo es parte de un movimiento o espacio de trabajo más amplio que el de la sola educación y se compromete en la búsqueda de un nuevo orden social.

Federación Internacional de Fe y Alegría (El sistema de mejora de la calidad en Fe y Alegría; 2009b, p. 73).


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3.2. Educación desde la situación de vulnerabilidad Fe y Alegría es educación pública porque se ubica afectiva y efectivamente en los mundos populares. Es desde el mundo de los más pobres que, en sistemas educativos altamente segregados, se tiene la perspectiva más amplia del conjunto y, por tanto, una visión más completa del ámbito de lo público. Fe y Alegría busca trabajar efectivamente por la educación pública y es desde la amistad y cercanía a las familias y comunidades populares, del campo y la ciudad, desde donde afectivamente se sitúa como propuesta. Esta cercanía proporciona al Movimiento una perspectiva social amplia de los desafíos de la inclusión en educación, para que esta sea realmente un bien público al que todas y todos puedan tener acceso. El bien común como perspectiva se verifica desde el punto de vista de las y los que son excluidos, se recuerda cada día desde el lugar de las y los más olvidados y se fortalece en la búsqueda de atender a las y los más débiles y en situación de vulnerabilidad.

Los centros de Fe y Alegría Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto. En el corazón de las barriadas, sus centros son testimonio de fe en las potencialidades de nuestro pueblo, e irradian la alegría del rescate social por la educación. José María Vélaz (“Fe y Alegría a los once años de labor”; 2006a, p. 1).

La perspectiva de la pobreza y la situación de vulnerabilidad no solo comprometen sino además fortalecen internamente al Movimiento,


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producen “un gran proyecto común que tendrá como el mejor premio una unión cordial y emprendedora entre todos los miembros de la familia de Fe y Alegría” y de ellos con todos los demás18. La perspectiva del pobre es el lugar desde el que Fe y Alegría trabaja por el fortalecimiento de la educación pública. Sin embargo, esta perspectiva –como nos enseña la Iglesia latinoamericana– se realiza con todos los sectores sociales, sin excluir a nadie, en la construcción de un proyecto de nación que se preocupa por reforzar la representación política de los marginados en un esfuerzo por generar plataformas de diálogo equitativo y realmente democrático. Se trata de una perspectiva que apuesta por un proyecto educativo de país, afirmando la educación como bien público sin caer en la estéril confrontación entre educación pública y educación privada19. Esta apuesta debe llevar a cada institución educativa de Fe y Alegría, y a toda ella como Movimiento, a preguntarse una y otra vez si está realmente cercana a las nuevas fronteras de la marginación de todo tipo. Las lleva, además, a buscar que otros se comprometan junto con ellas en la atención a las personas en situación de vulnerabilidad y a quienes cuentan con menos posibilidades para acceder y crecer con la educación que reciben. La perspectiva popular es un eje generador del Movimiento y produce un dinamismo permanente en cada institución educativa y en cada comunidad de Fe y Alegría para buscar servir y atender a las personas en situación de vulnerabilidad. También para poner en valor su ingenio y sabiduría, nacidos muchas veces de la necesidad, la tradición y el trabajo colectivo para enfrentar la realidad. Este dinamismo se materializa en opciones concretas: A. En la revisión permanente de nuestra visión de la sociedad: las realidades sociales van cambiando, surgen nuevos pobres y otros dejan de serlo. Por ello, la perspectiva del pobre es dinámica, nos lleva a buscar servir a las nuevas formas de exclusión y a revisar nuestras concepciones educativas para los nuevos tiempos. 18 Vélaz (1978, p. 15, n. 15). 19 Cavassa (2006, p. 54).


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B. En una atención especial a las zonas rurales, andinas y amazónicas, buscando responder a los desafíos educativos locales con modelos adecuados a las diversas realidades y culturas. No solo a través de contenidos adaptados a las realidades y necesidades del campo, sino también de modalidades flexibles, itinerantes o con arreglos diversos, capaces de adaptarse a los tiempos, las distancias, la dispersión geográfica, las costumbres y las culturas diversas. Es una educación que, para ser de calidad, requiere adecuarse a la diversidad cultural y lingüística de las zonas. Una educación rural, andina y amazónica, que responda a la diversidad cultural y social que viven las realidades indígenas, que desarrolle el derecho a aprender en la propia lengua y que rescate los saberes propios y tradicionales para el proceso educativo. C. En el desarrollo de una formación para el trabajo que, formando personas capaces de responder a un mundo en cambio, responda a las necesidades de preparación para una inserción en mejores condiciones en el mercado laboral de jóvenes y adultos con escasas posibilidades para la inserción laboral. D. En la formación transversal en perspectiva de género, que promueva la igualdad de derechos y oportunidades, reconozca y valore las diferencias y contribuya a una mayor equidad y justicia entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida privada y pública. E. En la atención especial a personas en desventaja, con discapacidades físicas o psíquicas. Una educación que genere inclusión y atienda a cada persona en función de sus necesidades y de su capacidad para acceder al aprendizaje. F. En la acogida a las personas migrantes, refugiadas o desplazadas internamente, cuya pobreza es socioeconómica, pero que, sobre todo, además de ser vulnerables en lo social y cultural, pueden ser despreciadas o invisibilizadas. Fe y Alegría está atenta a sus realidades y a construir una educación pública para todas estas personas, que no es monocultural ni mononacional.


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Los pobres y vulnerables son pues nuestra querencia irrenunciable; el lugar desde el cual comprendemos el mundo e intervenimos en él; el lugar desde el cual se construye nuestra propia identidad institucional. Los pobres son la razón de ser tanto de nuestra acción educativa directa como de nuestra acción pública. Por ello, ambos tipos de acción se orientan a transformar la sociedad en una sociedad justa, equitativa, fraterna y solidaria. El padre José María Vélaz, en una de sus últimas cartas desde el Masparro, nos dice que pidamos a Dios para que “Fe y Alegría nunca abandone la utopía divina de la caridad y que los sueños de amor y de servicio a los Más Pobres sean la columna de fuego que nos guíe en el desierto”20.

La educación de Fe y Alegría al ser popular es pública y al ser pública es popular Definimos institucionalmente a Fe y Alegría como Movimiento de Educación Popular y entendemos por ello que su propuesta educativa busca la transformación social. Esto implica que, en los procesos educativos mismos y en la formación de criterios y valores de los educandos, Fe y Alegría piensa y actúa en términos de valores humanos universales y no de intereses grupales o individuales, es decir busca éticamente el “bien común”, una nueva sociedad justa, participativa y solidaria. Por otro lado, una de las características de la escuela pública es ser transformadora, es decir, también tiene como objetivo la transformación de la sociedad haciéndola más justa y por ello es instrumento para el bien común. Es por eso que la educación de Fe y Alegría al ser popular es pública y al ser pública es popular. Juan Cuquerella (“La educación pública y la educación privada en el Perú y América Latina. ¿Cómo se ubica la educación de Fe y Alegría?”; inédito).

20 Vélaz (2006d [1985]).


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3.3. Educación pública por su modelo de gestión: social y participativa Fe y Alegría se define como educación pública porque desarrolla un modelo de gestión que involucra la participación del Estado, la sociedad civil y las familias. En términos de gestión, Fe y Alegría se concibe como educación pública de gestión social o comunitaria –aunque la ley peruana la llama gestión privada–. En tales términos, pues, responde al sistema estatal, es parte del conjunto de escuelas estatales del Perú y las y los docentes son docentes del Estado y colegas del conjunto de docentes públicos del Perú. Sin embargo, al mismo tiempo, participan en su gestión congregaciones religiosas, otras organizaciones civiles, personas individuales y empresas benefactoras. Fe y Alegría ha buscado que la educación pública sea de la mejor calidad y realmente accesible a todas las personas, procurando desarrollar espacios educativos allí donde el Estado no ha podido o ha tardado en llegar. El único modo de hacerlo ha sido estableciendo alianzas con el Estado, pero también y sobre todo con las organizaciones sociales locales, así como con diversos espacios de sociedad civil, en la búsqueda de que juntos nos hagamos responsables de la educación como bien público. Esto ha requerido además construir redes de trabajo con otras instituciones educativas estatales y con las instancias educativas oficiales, a medida que llegan allí donde antes no estuvieron y donde Fe y Alegría fue respondiendo junto con las comunidades locales. El Estado, que representa el interés común y ejerce un poder conferido por la sociedad, no siempre puede garantizar que el derecho universal a una educación de calidad para todos y todas llegue efectivamente de modo adecuado y equitativo a todas las regiones del Perú; es decir, ofreciendo lo que corresponde a cada cual, incluidas las y los más pobres. Por ello, esto ha sido parte del esfuerzo que Fe y Alegría, las organizaciones y las familias han construido.


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Fe y Alegría apuesta y se compromete con el rol rector del Estado en la educación nacional y se opone a que se deje la educación como bien público a los vaivenes del mercado o de voluntades particulares. El Estado tiene como deber buscar el modo en que una educación de calidad para todos y todas sea posible. Sin embargo, esto no significa que sea el dueño de la educación como bien público. La educación como bien público no puede simplemente dejarse como un servicio de privados, ni, al contrario, convertirse en el monopolio controlador del Estado. El Estado es el responsable de la educación como bien público y está llamado a servir en primera línea, sumando esfuerzos de la sociedad, para buscar respuestas diversas y creativas a las diferentes realidades y necesidades, no solo porque le es imposible llegar a todos y todas, sino porque se requiere diversificar las formas y estilos de atención, no uniformizar. Y para esto, se debe convocar y aceptar a otros en esta intención. El Estado está llamado a trabajar junto con las familias y la sociedad para generar una educación que es derecho, pero también deber de todos. Como plantea Luis Ugalde: “Toda sana democracia es representativa, por imposibilidad de que todos gestionen directamente al Estado, pero debe ser también participativa, pues de lo contrario los representantes se alzan con la representación, usurpan la soberanía y se vuelven tiranos. El fracaso está garantizado si las sociedades carecen de conciencia pública, sus empresas no aportan a lo público y en la sociedad no florecen iniciativas de desarrollo público, ni apoyos, ni vigilancia”.21 Fe y Alegría defiende un Estado verdaderamente educador, cuyo rol no se reduce a asegurar el presupuesto necesario, sino que supone garantizar calidad educativa a todos y todas, en especial a los más pobres, apoyar las iniciativas sociales para participar en la educación pública y avalar el derecho de las familias a que sus hijos e hijas reciban una educación acorde con su cultura y sus creencias, respetando la pluralidad y la diversidad22. 21 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 24). 22 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 10).


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Si la educación es un derecho, es también un deber humano fundamental. Todos y todas somos corresponsables y debemos colaborar para que este derecho se cumpla. La defensa de los derechos humanos para todos se convierte en el deber de todos de hacerlos posibles. Estado y sociedad, y especialmente las familias, deben asumir su deber y responsabilidad educativa. Es de un gran cinismo proclamar derechos y mantener condiciones de vida que impiden su realización. También los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad educadora y deben apoyar con su programación las políticas educativas orientadas a formar personas autónomas y ciudadanos responsables y solidarios23. La educación como bien público en Fe y Alegría significa responsabilidad y participación de las familias en el proceso educativo; y la gestión de la institución educativa significa que esta es acompañada por las familias, pero también que ella las acompaña. La educación como bien público significa asimismo educación para las familias.

Una educación pública que posibilite la gestión social Como parte de la educación pública, Fe y Alegría se siente corresponsable con los Estados para brindar a los más pobres una educación integral de calidad. Por tanto, defendemos la educación pública y nos oponemos a los procesos privatizadores de cualquier signo, que subordinen la educación a intereses particulares. Igualmente, defendemos la posibilidad y conveniencia de que la educación pública pueda ser gestionada por otros actores sociales, bajo la supervisión y con el apoyo financiero de los gobiernos, siempre que se realice bajo condiciones de estricta transparencia y auditoría social, se contribuya a la calidad y a la equidad y se mantenga firmemente el principio de no exclusión por ningún motivo. Federación Internacional de Fe y Alegría (Compromiso por la educación; 2008, p. 11). 23 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 8).


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La educación como bien público

3.4. Educación como compromiso político por el bien común Fe y Alegría es educación pública porque busca formar personas para la comunidad, con sentido de ciudadanía y preocupación por el reconocimiento de cada una de ellas. El carácter de la educación como bien público, desde el punto de vista de Fe y Alegría, se define en la búsqueda de formar personas competentes, así como solidarias y comprometidas con el bien común. La educación como bien público se reconoce en que hace frente a prácticas autoritarias en nuestra cultura social, e incluso educativa o estatal, que ven la educación como simple transmisión de información, de modo memorístico, repetitivo y con frecuencia autoritario. La educación como bien público fomenta el pensamiento crítico y autocrítico, y anima a la participación de comunidades, familias y estudiantes en la vida social. Si los centros y programas educativos de Fe y Alegría no educan para la ciudadanía, y se limitan a transmitir contenidos de programas ajenos al contexto y a la realidad de los alumnos y las alumnas, entonces dejan de responder a su esencia de bien público24.

El reto de la ciudadanía plena Todas las personas en el Perú aprendemos nos desarrollamos y prosperamos a lo largo de nuestras vidas ejerciendo responsablemente nuestra libertad para construir proyectos personales y colectivos, conviviendo y dialogando intergeneracional e interculturalmente en una sociedad democrática, equitativa, igualitaria e inclusiva, que respeta y valora la diversidad en todas sus expresiones y asegura la sostenibilidad ambiental. Consejo Nacional de Educación (Proyecto Educativo Nacional al 2036; 2020, p. 61).

24 Federación Internacional de Fe y Alegría (2006, p. 12).


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La formación ciudadana que busca el bien común, la ética de lo público, la ética de la participación y la solidaridad está en el corazón de la apuesta educativa de Fe y Alegría. En este sentido, la educación es un proyecto político porque está llamada a profundizar y desarrollar la identidad de la comunidad nacional, los principios y los modos de proceder como ciudadanos y, de esa manera, a fortalecer la democracia del país. De acuerdo con el sistema de calidad, en Fe y Alegría la formación ciudadana como construcción del bien común se transmite en el modo en que en un centro educativo se dan las relaciones entre directivos, docentes y estudiantes: “Una escuela de Fe y Alegría busca que estas relaciones se ajusten a parámetros de reciprocidad y democracia e inclusión, y que los mismos criterios se presenten en los encuentros con las familias y la comunidad. De la mano con lo anterior, también se considera apropiado el desarrollo de actitudes que denoten un compromiso y un sentido de responsabilidad por el entorno y por lo público”.25 Además de los modos de relación en el espacio educativo y de los valores de dichos vínculos, el proceso de construcción de ciudadanías que requiere ser desarrollado para garantizar una formación de calidad en los centros educativos es el empoderamiento de los sujetos que forman parte de la comunidad educativa. Por ello, se “promueve una educación que forme a los sujetos para la acción pública, para la participación en el espacio público comunitario o nacional”26. En este sentido, la relación entre educación, acción y política es un componente propio de la educación ciudadana. De acuerdo con la propuesta de formación ciudadana, desde el sistema de mejora de la calidad del Movimiento: “El pensamiento crítico, como parte constitutiva del empoderamiento, no solo se percibe como la facultad o habilidad de reflexionar, cuestionar 25 Federación Internacional de Fe y Alegría (2010a, p. 15). 26 Federación Internacional de Fe y Alegría (2010a, p. 15).


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y problematizar autónomamente distintos contenidos y propuestas (dimensiones que se repiten invariablemente desde distintas posiciones pedagógicas), sino que se articula con los valores promovidos desde Fe y Alegría, con los sueños e ideales de los cuales ya hemos hablado y que orientan un sentido de esperanza que fomenta la acción y anhela la transformación”.27 El ejercicio de la ciudadanía se vincula al desarrollo del pensamiento crítico porque un ejercicio ciudadano responsable necesita que las personas sean capaces de conocer e interpretar los hechos que ocurren en la sociedad, desarrollar competencias que les permitan trabajar con otros, respetar las culturas diversas, desarrollar y valorar las tradiciones culturales que comparten con otros en el espacio público de todas las culturas y lenguas. Fe y Alegría es en sí misma una propuesta política que denuncia las carencias de la educación en las poblaciones más vulnerables. Lo hace teniendo como base su enfoque formativo ético y ciudadano para la transformación social y porque anuncia caminos y alternativas de solución con propuestas innovadoras.

Indicadores de la formación ciudadana Componente

Aspecto

Macroindicadores

Formación en valores

1. En la escuela se practica el comportamiento ajustado a valores. 2. La escuela se constituye como una comunidad justa. 3. La escuela promueve el respeto y la responsabilidad por el entorno y lo público.

Formación para la ciudadanía Empoderamiento

1. La escuela promueve el pensamiento crítico. 2. La escuela promueve experiencias de participación y liderazgo del compromiso social.

Fuente: Federación Internacional de Fe y Alegría (2010b, p. 16). 27 Federación Internacional de Fe y Alegría (2010b, p. 15).


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3.5 Ciudadanía y Proyecto Educativo Nacional Ser educación pública es apostar por la educación como parte de un proyecto de nación. Por ello, Fe y Alegría busca promover, junto con otras instituciones y personas, la constitución de acuerdos y pactos sociales por la educación que construyan consensos sociales y políticos sobre la educación que queremos y el modo de caminar hacia ella. En el Perú, Fe y Alegría ha participado y se ha comprometido desde su origen con el Consejo Nacional de Educación y ha buscado generar acuerdos locales y regionales por una educación de calidad. Estos pactos deben ser un instrumento adecuado para incrementar el compromiso de la sociedad con la educación. En concreto, para Fe y Alegría se trata de su compromiso con el Proyecto Educativo Nacional, que se formula periódicamente y es resultado de consensos nacionales amplios, los cuales dan perspectiva a la educación de calidad en la que estamos comprometidos. En el Proyecto Educativo Nacional, el Estado y la sociedad civil han explicitado y consensuado su visión de la educación. El Proyecto Educativo Nacional nos ofrece una ruta para trabajar desde la educación por el modelo de país que queremos ser, en el que como comunidad diversa nos reconozcamos. Cada revisión del Proyecto Educativo Nacional debería convocarnos para la acción conjunta y entusiasmarnos respecto del presente y el futuro que queremos construir colectivamente. Los acuerdos por la educación ofrecen sostenibilidad y perspectiva amplia a la construcción de la educación de calidad que el país necesita. En Fe y Alegría se han definido algunas características fundamentales de lo que se busca promover con los acuerdos por la educación a nivel de cada país o internacionalmente. En efecto, esperamos de los acuerdos o proyectos educativos nacionales:


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A. Que sean fruto de un diálogo lo más amplio y plural posible, en el encuentro de los diferentes actores sociales y políticos, y que hayan buscado el consenso entre distintas opciones y posturas. B. Que surjan de un diagnóstico y análisis realizados en conjunto por las diversas fuerzas políticas y sociales –con especial participación de los sectores de la comunidad educativa–, tomando en cuenta la situación, necesidades y perspectivas de los sectores empobrecidos y vulnerables de la sociedad. C. Que reconozcan la importancia que la educación tiene en el desarrollo humano, social y económico de la sociedad y, de manera especial, en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. D. Que busquen promover una visión general de la educación como bien público, incorporando propuestas de la sociedad civil y no encerradas solo en lo estatal. E. Que recojan los compromisos internacionales de universalización de la educación básica y de calidad para todos y todas. F. Que incluyan una preocupación real por el financiamiento que la educación requiere, considerando que se incremente paulatina, pero significativamente, dado el atraso presupuestal del Sector Educación en el Perú. G. Que establezcan mecanismos e instrumentos de seguimiento y vigilancia del cumplimiento de los acuerdos, con espacios de participación para los principales actores de la sociedad civil.28 El Acuerdo Nacional y el Consejo Nacional de Educación son espacios que Fe y Alegría ha considerado para participar junto con otros actores en la búsqueda de la mejora de la educación nacional.

28 Federación Internacional de Fe y Alegría (2010a, p. 24).


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El Consejo Nacional de Educación (CNE) y el Proyecto Educativo Nacional (PEN) El CNE custodiará que las acciones públicas desarrolladas por agentes estatales y no estatales coadyuven al desarrollo de la educación peruana de acuerdo a lo postulado en el PEN, y propiciará el diálogo y contribuirá al alineamiento de las políticas específicas en materia educativa con el PEN. Más allá de la labor de vigilancia y custodia del PEN, el CNE tiene un rol de animador de debates públicos sobre asuntos que afectan nuestra educación en adición a sus tareas vinculadas a la emisión de opiniones y sugerencias sobre estos. En ese marco, resulta importante identificar que existe un conjunto amplio de temas y aspectos de la educación peruana que necesitan ser resueltos, esclarecidos o requieren de mayores niveles de diálogo para lograr acuerdos y son importantes para el desarrollo de la educación peruana en el marco del PEN. Por tanto, el CNE está comprometido a animar el debate nacional y la formación de acuerdos sobre ellos. Asimismo, con la finalidad de contribuir a que la educación se oriente a los propósitos propuestos y logre la visión establecida, el CNE movilizará a la sociedad, de manera específica a los actores del sistema educativo, y mantendrá activas las coordinaciones y el diálogo permanente con la población en los diferentes ámbitos territoriales iniciado en el marco del impulso a la consulta nacional por la formulación de este proyecto.

Consejo Nacional de Educación (Proyecto Educativo Nacional al 2036; 2020, pp. 151-152).


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Preguntas para la reflexión 1. Revisamos permanentemente nuestras prácticas educativas, pastorales y cotidianas que puedan ser causa de exclusión y discriminación por razones de género, religión, condición social o étnico-cultural. • ¿Qué tipo de discriminación existe al interior de nuestra institución educativa? ¿Cómo manejamos las diferencias culturales, sociales y religiosas entre los estudiantes y las familias de la institución educativa? • ¿Analizamos nuestras prácticas institucionales desde la equidad de género? ¿Podemos dar ejemplos de prácticas que fortalecen la equidad e igualdad de género en nuestras instituciones educativas? • ¿Cómo trabajamos con aquellas personas no católicas en nuestras instituciones? 2. Nos situamos desde los pobres y vulnerables para construir un sentido de lo público realmente inclusivo. Por ello buscamos atender a las y los más pobres y asumimos su perspectiva en nuestra acción educativa. • ¿Quiénes son los y las más pobres y vulnerables en nuestra comunidad? ¿Cómo los y las identificamos? • ¿Qué medios utilizamos para convocar y atender a las personas en situación de mayor vulnerabilidad en nuestra institución educativa? • ¿Cómo respondemos a las situaciones de sufrimiento o violencia que puedan padecer las personas y familias de nuestra institución educativa y de nuestro entorno? 3. Fortalecemos la calidad de la alianza estratégica con el Estado, buscando asegurar que una educación de calidad para todos y todas sea parte de las políticas y acciones públicas estatales en sus diversos niveles de gobierno: local, regional y nacional.


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• ¿Colaboramos con otras instituciones educativas públicas de la zona, sin competir con ellas, sino buscando el mejor servicio de todos para el mayor número de personas? • ¿Participamos y buscamos tener una voz activa en defensa de valores públicos en los espacios de la educación estatal que nos corresponden? 4. Educamos para el bien público. Nuestra propuesta busca activa y explícitamente formar ciudadanas y ciudadanos comprometidos con el bien de la comunidad, y no solo su propio bien personal o particular. • ¿De qué manera formamos activamente en una ciudadanía con sentido comunitario y comprometida con el bien común? • ¿Cómo promovemos, acompañamos y evaluamos la formación para la solidaridad que ofrecemos a los y las estudiantes y las familias? • ¿Cómo es el vínculo con exalumnos y exalumnas de la institución educativa? ¿Cómo buscamos mantener con ellos y ellas un vínculo formativo para el bien común y la solidaridad a lo largo de la vida? 5. Promovemos una fe que alienta la construcción del bien común y la justicia como valores evangélicos, desde una preocupación especial por los y las más pobres y vulnerables. • ¿Somos testimonio de una Iglesia comprometida con el bien de todos y no solo de las y los católicos? ¿Somos testimonio de Iglesia “en salida”, como quiere el Papa Francisco? • ¿De qué modo comunicamos la experiencia de un Dios preocupado por el bien de todas y todos, especialmente por la justicia y la misericordia? • ¿Cómo comunicamos el carisma espiritual de la institución educativa –vinculado a la congregación promotora o fundadora, según el caso– respondiendo al contexto social y cultural en el que actuamos?


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C APÍ T U LO 4

Acción pública por la educación en Fe y Alegría El trabajo por la educación como bien público nos lleva inevitablemente más allá de las aulas o instituciones educativas. No se realiza solo con las personas que llegan a ellas: se trabaja por la educación como bien público desde el aula de clase, pero también más allá de los muros de las instituciones educativas, en la definición de políticas y en las condiciones que permiten que la educación se desarrolle y que las personas puedan llegar a ella. La acción educativa “más allá de la escuela” brota del convencimiento de que, aunque se llegase con servicios educativos a más y más estudiantes y familias, siempre se alcanzará a una parte pequeña del conjunto de personas marginadas y excluidas. Lo público trasciende el servicio particular de cada escuela y nos lleva a pensar en el bien común, en todas las personas, en la educación de calidad como derecho universal. La propuesta educativa de Fe y Alegría busca contribuir a generar cambios para todos y todas participando en el ámbito público de modos diversos. Por ello, Fe y Alegría en su trabajo cotidiano promueve el paso de la escuela a la comunidad, de las familias a los barrios, de los individuos a las colectividades organizadas. Existe una conciencia de que es necesario promover cambios globales (personales y sociales) para que la pobreza y la exclusión no se reproduzcan en generaciones futuras.


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Las estrategias específicas para esta labor “fuera de los muros de la escuela” es lo que denominamos acción pública.

¿Qué es acción pública? La acción pública de Fe y Alegría nace de la convicción de que la transformación social y el desarrollo que buscamos requieren de cambios culturales y políticos estructurales; además de presencia, trabajo y acompañamiento directo de los grupos y personas excluidos. Mediante la acción pública, Fe y Alegría quiere incidir sobre las políticas educativas y sociales actuando en los ámbitos internacional, nacional y local simultáneamente. Federación Internacional de Fe y Alegría (“La educación es un bien público. Mejor educación y sociedad para todos y todas”; 2006, p. 13).

4.1. Estrategias para la acción pública29 Esta acción pública, que solemos referir sencillamente como el actuar “fuera de la escuela”, se organiza en tres tipos de estrategias: A. La incidencia social o sensibilización, que es la comunicación de un mensaje que pueda informar y formar socialmente en torno a los principios o valores que el Movimiento busca promover para la transformación social. B. La incidencia política, o participación con propuestas en espacios de acción y decisión educativa del Estado o la sociedad civil. C. El vínculo escuela-comunidad, que es la acción pública en el contexto inmediato de la escuela. 29 En base a: Federación Internacional de Fe y Alegría (2013a).


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Estrategias de acción pública Incidencia social o sensibilización

Incidencia política

• Educar en la sociedad a través de la acción y la comunicación social, así como con el testimonio de la práctica. • Promover y difundir los principios del Movimiento y de la propuesta de Fe y Alegría como educación pública de calidad para las y los más pobres. • Realizar alianzas con otros actores nacionales e internacionales; también vínculos y participación en espacios de reflexión y propuesta educativa.

• Buscar en forma deliberada influencia en mecanismos de poder y toma de decisiones. • Lograr la implementación de políticas públicas que transforman la educación. • Aportar a una “política pública” nueva: reformar la que ya existe e impulsar que se cumpla lo positivo que está en ella. • Sistematizar experiencias y formular propuestas.

Vínculo escuelacomunidad • Es el elemento central en la tradición de educación popular: Fe y Alegría surge en y con las comunidades locales. • Participación buscando promover cambios en el entorno cercano a la escuela. • Acción cultural y práctica social. • La institución educativa es un actor social y político en su entorno.

4.1.1 Incidencia social y sensibilización Fe y Alegría plantea su labor educativa fuera de los centros e instituciones también a través de la acción y la comunicación social, en la búsqueda por transmitir a la mayor cantidad posible de personas los mensajes que sostienen la propuesta y los principios de la educación popular y contribuyen a la transformación social hacia una sociedad más inclusiva y justa.


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La comunicación y sensibilización en la acción pública de Fe y Alegría busca: A. Tender puentes con otros desde el mundo popular. B. Comprometer para la acción y la colaboración. Un signo distintivo de Fe y Alegría es que, teniendo como centro la institución educativa en el mundo popular, busca al mismo tiempo ser un lugar de encuentro de personas y procesos que provienen de otros lugares institucionales y sectores sociales. La acción comunicativa y de incidencia social en Fe y Alegría busca romper límites y fronteras propiciando la colaboración y el encuentro de muchos en torno al valor de una educación pública de calidad para las y los más vulnerables. Se trata de romper las fronteras entre lo estatal y lo privado, y entre sectores sociales, y de acortar la distancia entre congregaciones y carismas eclesiales, y las fronteras entre agnósticos y creyentes. Una institución educativa de Fe y Alegría suele ser un espacio de encuentro entre organizaciones diversas y sectores sociales diferentes. Incluso pueden confluir en ella diversos modos de creer o, dentro de la misma Iglesia, encontrarse visiones teológicas o eclesiales que no siempre coinciden en otros espacios de la vida social. Se recibe transferencia de conocimientos y prácticas de otras experiencias educativas, como han hecho y hacen las múltiples congregaciones religiosas, asociaciones educativas nacionales o internacionales y grupos de voluntariado social. Un centro educativo de Fe y Alegría es un lugar de encuentro para la acción educativa y social de muchas y diversas personas, las cuales, al construir el Movimiento, se forman a sí mismas como ciudadanas y ciudadanos en la acción social. Las y los directores y promotores, y todos los miembros de un centro de Fe y Alegría están habituados a recibir a otros, a compartir su experiencia, a darles tiempo para acogerles y hacerles sentir parte de la propuesta educativa popular. La acogida para la acción en colaboración es parte de la cultura interna de Fe y Alegría.


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Se ha mostrado que es fundamental, para que haya escuela popular de calidad, el encuentro de sectores sociales distintos y distanciados, nacionales e internacionales, que de manera voluntaria y por fuera de los cauces de las burocracias gubernamentales se alían en un empeño común.

4.1.2 Incidencia política: acción y propuesta en políticas públicas Una segunda estrategia de acción pública en Fe y Alegría es la acción deliberada de influencia en los mecanismos de poder y toma de decisiones a fin de lograr la implementación de políticas públicas que promuevan transformaciones sociales para el bien común, en relación con lo educativo, en orden de fortalecer la educación como un bien realmente público30. Este tipo de incidencia se focaliza en la promoción de políticas y programas educativos que incorporen los criterios del derecho a la educación de calidad para todos, la superación de la pobreza y la eliminación de la exclusión social. Se busca aportar para la construcción de una política nueva, de reformar una que ya existe o de impulsar que se cumpla lo que ya está aprobado, pero no se hace efectivo. Para ello, se identifica a las instituciones y personas que toman las decisiones que determinan las políticas públicas. Esto significa dialogar con las autoridades e instituciones del Estado, pero también con otras instituciones y personas que tienen intereses y poder de influencia sobre las políticas públicas.

4.1.3 Vínculo escuela-comunidad31 Este vínculo refiere a la participación y sensibilización en la búsqueda de promover cambios en el entorno cercano a la escuela: cambios culturales

30 Fernández Ludeña (2005, p. 23). 31 En base a: Federación Internacional de Fe y Alegría (2013a, p. 6).


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(ideas, actitudes, valores, opinión pública) y de práctica social (mayor participación y compromiso de las personas con lo público). Es el espacio de “actoría” social y política de la escuela en el entorno en el que se ubica. De allí que una primera acción de incidencia de la acción pública de Fe y Alegría se da en la comunidad del entorno, donde se ve la influencia de la relación de la escuela con la comunidad. El impacto se aprecia tanto en la conducta cotidiana ciudadana como en el compromiso con la educación, la escuela, sus maestros y sus estudiantes. La comunidad en la que la institución educativa participa debe diferenciarse de la “comunidad educativa” que constituye un centro de Fe y Alegría. La comunidad educativa está formada por las personas que componen la unidad educativa: promotores, docentes, directivos, estudiantes, padres y madres de estudiantes, personal no docente. Hay quienes pertenecen a ambas “comunidades”. Los padres y madres de familia son miembros de la comunidad educativa y, en una institución educativa pública, suelen ser miembros de la comunidad local. Sin embargo, aunque muchos miembros de la comunidad local no forman parte de la comunidad educativa, la institución educativa los considera actores con quienes podría llevar a cabo su labor de acción pública. La relación entre escuela y comunidad puede concebirse como la interacción entre la institución educativa y su entorno o contexto. En la acción educativa, el contexto está siempre presente: porque limita o potencia los procesos pedagógicos, por la presencia de redes y familias que se forman, por la existencia o no de apoyo de grupos o instituciones locales, por la realidad de conflictos a los que debe responder la labor educativa. Todo esto puede llevar a la institución educativa a modificar, deliberadamente o no, sus cursos y estilos de acción. El contexto está en permanente transformación –en movimiento–, lo que produce cambios en las condiciones generales de desempeño y en las demandas y exigencias que se les plantean a las instituciones. La institución educativa, para mantener su vigencia como institución, está obligada a procesar esos cambios. Es un desafío que enfrenta cotidianamente.


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En el lenguaje de Fe y Alegría, comunidad es el conjunto de la población que habita en la misma localidad en la que está ubicada la escuela. Es el barrio, el distrito, las comunidades vecinas, la comunidad indígena, etc. El límite de las comunidades depende del ámbito de influencia y del tipo de institución: puede ser una red, una pequeña escuela, una zona indígena o un gran conglomerado urbano-popular. Una institución educativa puede ser más o menos abierta o cerrada de acuerdo con el tratamiento que dé a las características y problemas de su contexto. El vínculo de la escuela con la comunidad de ningún modo debilita la labor educativa interna de la institución educativa, sino más bien la fortalece, en tanto muchos de los problemas que hoy la institución educativa debe resolver requieren la participación de otros: padres, madres y tutores, pero también otros agentes del Estado a nivel local, organizaciones de vecinos y otros. Se debe, sin embargo, anotar que el vínculo con la comunidad no solo se establece para fortalecer a la institución educativa, sino que es parte de la propuesta educativa integral de Fe y Alegría desde sus inicios. La generación de distintas formas de asociación o articulación con otros actores de la comunidad es parte del modo de realizar el proyecto educativo institucional del Movimiento como gestor de educación pública.

Institución abierta-institución cerrada Las expresiones “institución abierta” e “institución cerrada” definen una escala de posibilidades de interacción de la institución con su contexto. Ambas expresiones se refieren a situaciones extremas que no es posible encontrar en la realidad: una institución totalmente cerrada está totalmente vacía de sentido; una institución totalmente abierta se


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diluye. A medida que la institución va acercándose al extremo institución cerrada, se convierte en una fortaleza amurallada para defenderse de las transformaciones del contexto, queda expuesta a la soledad, al desprestigio y va vaciándose. A medida que va aproximándose al otro extremo, se hace muy permeable y pierde su especificidad, sus características se diluyen y se confunde con otras instituciones. Rasgos de la conducción hacia el entorno • La institución está • Inaccesibilidad y replegada sobre sí exclusión: la distancia misma. con el medio es el rasgo • Es poco o nada sensible distintivo. a las necesidades del • Mantiene solo círculos medio. de circulación internos • La institución sin retroalimentación pretende actuar en el con el entorno. • No contempla medio sin ser influida la posibilidad de por él. pertenencia del medio o de participación. • Asocia a la comunidad • La institución a su funcionamiento regula su acción en mediante la puesta en una negociación marcha de mecanismos permanente en la que de participación. redefine y explica • Su preocupación los términos del articula: participación, intercambio. actividades sustantivas • La relación con el y comunidad. medio y la comunidad es un aspecto que se incluye en el proyecto educativo. • Asegura el establecimiento de intercambios permanentes y recíprocos.

INSTITUCIÓN ABIERTA

INSTITUCIÓN CERRADA

Características

Riesgos o consecuencias • Inadaptación. • Pérdida de prestigio. • Desconocimiento de la realidad circundante. • Realiza tareas permanentes sin redefinir su sentido.

• Adaptación. • Renovación. • Aprovechamiento de recursos. • Redefinición de sentido de su presencia en la comunidad.

Fuente: Federación Internacional de Fe y Alegría (“Programa Calidad”; 2013b, p. 7).


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Hay modos diversos en los que una institución educativa teje su vínculo con la comunidad. Ello depende en gran medida de las posibilidades del contexto. Algunas modalidades de implicación de la institución educativa con la comunidad son: • Contribuye a la formación de redes del tejido social de la comunidad. • Ofrece proyectos de formación a la comunidad. • Promueve o apoya proyectos de desarrollo de la comunidad. • Los miembros de la comunidad educativa –directivos, estudiantes, docentes, asociación de familiares o tutores– se implican directamente en espacios de deliberación pública de la comunidad.


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• Egresadas y egresados se implican en la vida y los proyectos con y para la comunidad. • Se generan espacios educativos o recreativos en la institución educativa para la comunidad.

Lo que hacemos desde cada estrategia Vínculo escuelacomunidad • Servicios formativos para adultos del entorno. • Reflexión, propuestas y acción sobre temas y problemas significativos para la comunidad. • Espacios de formación y acción con otras escuelas públicas.

Incidencia política • Investigaciones y sistematización para propuestas posibles. • Participación en mesas técnicas para generar propuestas o cambios en políticas.

Incidencia social o posicionamiento de la propuesta • Campañas de sensibilización en torno a temas de Fe y Alegría a nivel barrial, local y regional. • Participación en espacios de definición de políticas públicas nacionales para contribuir a la reflexión educativa nacional. • Participación en redes nacionales e internacionales que promueven el derecho a la educación.


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4.2. La acción pública como prioridad misional en Fe y Alegría32 En el último Plan Global de Prioridades Federativas 2021-2025, la Federación Internacional de Fe y Alegría ha confirmado que la acción pública es una de sus prioridades para la acción federativa. Hemos definido la prioridad en acción pública como: “Incidir en procesos de transformación social, cultural y política”:

Incidencia como prioridad en la acción pública Queremos incidir en las políticas públicas y promover el ejercicio político en la defensa del derecho a la educación como bien público a través de iniciativas propias de acción pública e iniciativas más amplias junto a otros actores. Queremos promover espacios y estrategias de comunicación para construir nuevas identidades, impulsar cambios culturales y la elaboración de nuevas narrativas que contribuyan a la transformación social. Federación Internacional de Fe y Alegría (Plan global de prioridades federativas 2021-2025; 2021).

En concreto, la Federación ha formulado las siguientes líneas de acción para esta prioridad en el período 2021-2025: • LÍNEA DE ACCIÓN 1: desarrollar propuestas y promover iniciativas de incidencia política propias y/o participar en alianzas y redes con 32 En base a: Federación Internacional de Fe y Alegría (2007, pp. 9-11).


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otros actores para la transformación social y la defensa del derecho universal a una educación de calidad como bien público en ámbitos estatales, privados y de la sociedad civil. • LÍNEA DE ACCIÓN 2: construir y posicionar nuevas narrativas de la vida común, impulsando un cambio de valores en nuestra sociedad desde la propuesta de Fe y Alegría y acompañando a las juventudes como factor central para la renovación ética y cultural, promoviendo una ciudadanía global. • LÍNEA DE ACCIÓN 3: dinamizar y renovar las modalidades de los vínculos con las comunidades ante los cambios de las realidades locales y de la realidad institucional de Fe y Alegría.

4.3. Perú: desafíos del contexto para el vínculo escuela-comunidad La comunidad local ha sido el punto de apoyo de las escuelas de Fe y Alegría en el Perú desde los tiempos fundacionales. La escuela era una de las aspiraciones de las y los pobladores iniciales de la comunidad local, muchos de ellos migrantes o hijos e hijas de migrantes. Por ello, la vinculación de Fe y Alegría con las poblaciones del entorno se dio casi espontáneamente, dado que Fe y Alegría ofrecía aquello que la población requería y exigía del Estado: educación para sus hijos e hijas. Esto no quiere decir que no hubiera tensiones entre Fe y Alegría y las organizaciones representativas de la población local. Sin embargo, era claro para todos que los pobladores debían participar en la tarea de construir la escuela; todos sabían que el Estado no lo haría. Ese fue el “pacto fundacional” entre el barrio y Fe y Alegría, pacto que permitió no solo la “licencia social” sino el compromiso activo de los pobladores en la escuela, especialmente a través de las asociaciones de padres de familia (Apafa)33. 33 Cavassa (2021).


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Esta relación se ha vuelto más compleja hoy. El asfalto llegó, la escuela se modernizó y los antiguos barrios son hoy urbanizaciones de distritos muy activos social y económicamente. La experiencia y algunos estudios muestran que la estrecha vinculación inicial se mantiene, aunque no con la fuerza de los años iniciales. Los procesos de urbanización se aceleraron con el crecimiento económico, la presencia del Estado se fortaleció y diversificó, la fragmentación del tejido social se intensificó. En los mundos urbanos hoy es frecuente que no existan organizaciones sociales sólidas, como las hubo en los años de creación de los barrios; o que existan varias organizaciones, a veces enfrentadas unas a las otras. Hoy el área de influencia de las escuelas urbanas es bastante más dispersa, las familias vienen de barrios cercanos, ya no del entorno inmediato. Las y los más pobres con frecuencia no están en la zona más cercana a las escuelas que llevan décadas en un barrio. Los mundos rurales también están cambiando aceleradamente. No hay un tipo de espacio rural, sino muchas ruralidades. Los jóvenes y adultos tienen acceso a información y más medios de comunicación que años atrás. Al mismo tiempo, se deterioran instituciones tradicionales de colaboración social, y también se diversifican las alternativas formativas e informativas para las familias.

Modalidades de vínculo escuela-comunidad en Fe y Alegría del Perú Se presentan en esta sección algunas de las modalidades en que las instituciones educativas actualmente recrean y mantienen el vínculo con las comunidades y los contextos. A. Incorporación de “situaciones significativas del entorno” en la acción educativa En algunas instituciones educativas se plantean situaciones eje –o transversales– para la labor educativa en la escuela durante un período.


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Esto se realiza a inicio de año al momento de la planificación escolar anual. La reflexión sobre la situación significativa puede llevar a plantear soluciones posibles para el problema del que se trata o propuestas para mejorarlo. Las situaciones significativas referidas a asuntos prácticos, en relación a las cuales se buscan soluciones técnicas para problemas sociales, son las más frecuentes, pero también han funcionado referidas a problemas, temas o necesidades de tipo cultural o social. Es decir, se busca no solo resolver necesidades prácticas, sino además proponer alternativas con contenido ético y ciudadano. En algunos casos, hay momentos para presentar resultados públicamente –una feria de propuestas– o tratar de llevar a la práctica alguno o algunos de los planteamientos innovadores para resolver un problema vinculado a la situación significativa.

B. Participación activa de familias y tutores en la institución educativa Este es el canal más frecuente y directo de vínculo de la escuela con el entorno: a través del compromiso de padres y madres de familia con la escuela de sus hijos e hijas. En la mayoría de las escuelas hay servicios de colaboración de padres y madres de familia con la institución educativa. En algunas, se les compromete desde el inicio de la matrícula, en otras puede haber hasta un compromiso firmado; también las hay en donde este servicio es puntual o solo a través de la Apafa.

C. Campañas y actividades de sensibilización social comunitaria Las instituciones educativas organizan campañas de servicio, información o acción en la comunidad contando con organizaciones, madres y padres, otras instituciones y personas del entorno de las comunidades. En algunos lugares lideran así –o se participa con otros– en la demanda de servicios públicos en los entornos de la escuela: luz, desagüe, seguridad, etc.


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D. Propuestas de proyección formativas para la comunidad Un modo de relación escuela-comunidad es la oferta de cursos o talleres de formación abiertos a personas de la comunidad, que pueden ser padres y madres de familia vinculados a los estudiantes u otras personas sin relación con la comunidad educativa. En este caso, se identifican las necesidades formativas del entorno y se desarrollan iniciativas para ello desde la escuela o se ofrecen los espacios para que las realicen otros.

E. Participación en espacios de deliberación pública de la comunidad Se mantienen y generan espacios de colaboración o intercambio de información con las instituciones y organizaciones del entorno. Las modalidades van de menor a mayor formalización y se realizan a través de actividades que convocan a las organizaciones, con acceso solo para quienes están dentro de estas, invitándose directamente a sus miembros. También se busca desarrollar iniciativas de trabajo con las instituciones del Estado, como campañas de vacunación con los establecimientos de salud, campañas de información sobre seguridad con la policía y campañas para regularizar documentos de identidad con los municipios.

F. Vínculos con Escuelas Amigas Se generan vínculos de colaboración con otros colegios estatales vecinos al de Fe y Alegría. Los directores y directoras mantienen entre sí relaciones de comunicación e intercambio de información conformando grupos de interaprendizaje. En ocasiones, se trata de afinidad con algunos colegios cercanos, en otras, con colegios de una misma red de instituciones educativas estatales de la zona a partir de las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL) del Ministerio de Educación. En estos espacios, se comparten preocupaciones e iniciativas; incluso se invita a


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capacitaciones o eventos de Fe y Alegría a docentes de estas Escuelas Amigas.

G. Identificación y convocatoria a estudiantes y familias en situación de mayor vulnerabilidad Hay instituciones educativas que activamente buscan a niños y niñas de las familias más pobres del entorno para proponerles que sean alumnos del colegio. Para ello, miembros de la comunidad educativa “salen a buscar” a las familias con mayor necesidad en el entorno. Esto es cada vez más importante ahí donde el contexto de la escuela ha ido mejorando o donde nuestros colegios, al devenir los más prestigiosos de la zona, convocan a las familias más dinámicas y con frecuencia mejor ubicadas socialmente.

H. Creación de programas o instituciones de educación no formal En algunas instituciones educativas se han desarrollado anexas a ellas organizaciones no gubernamentales (ONG), del tipo de centros sociales, con proyectos de desarrollo comunitario, capacitación profesional o promoción social. Estas instituciones complementan el trabajo educativo formal de la escuela con programas de formación o promoción no formal dirigidos a la comunidad más allá del alcance de las instituciones educativas.


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Preguntas para la reflexión Revisión de nuestra práctica y de nuestro compromiso con la educación pública 1. Revisar la calidad de la acción educativa buscando ofrecer la mejor educación posible para quienes más la necesitan. • ¿De qué modo y con qué criterios evaluamos nuestra acción educativa? • ¿Las experiencias innovadoras de la escuela son sistematizadas? ¿Por qué? • ¿Tenemos alguna experiencia significativa que convendría sistematizar para el bien de otros? 2. Comunicar activamente desafíos y propuestas de nuestra acción educativa buscando contribuir al debate educativo público a nivel local y nacional. Fe y Alegría promueve acciones para una política comunicacional democrática que convoque la palabra de todos y todas, especialmente la de quienes son menos escuchados. • ¿Qué estrategias comunicacionales hemos desarrollado –campañas, eventos, pasacalles, marchas, programas radiales– para difundir valores y principios desde Fe y Alegría? • ¿Hemos buscado crear opinión pública en el ámbito de nuestra acción respecto de las necesidades y requerimientos de las poblaciones más vulnerables? • ¿Cuáles son los temas relevantes que hemos identificado para promover iniciativas activas de comunicación pública?


Acción pública por la educación en Fe y Alegría

3. Participar activamente como sociedad civil por una educación pública de calidad desde el punto de vista de las y los más vulnerables de la sociedad. • ¿Cómo visibilizamos nuestro compromiso como comunidad educativa con la promoción y defensa del derecho a una educación de calidad en nuestra zona? • ¿Con qué instituciones u organizaciones tenemos vínculos de colaboración para la promoción y defensa del derecho a una educación de calidad para todos? • ¿De qué modo participamos en las dinámicas de incidencia y acción pública nacional que promueve Fe y Alegría del Perú? 4. Mantener una perspectiva global en la construcción y defensa de una educación pública de calidad. Fe y Alegría construye a nivel local e incide a nivel nacional y global, participando como Movimiento internacional en espacios de incidencia global y estableciendo alianzas con actores locales, nacionales e internacionales. • ¿Cómo es nuestra participación en espacios de información y promoción o incidencia que promueve Fe y Alegría como Movimiento nacional o internacional? • ¿Qué tipo de alianza tenemos con otros actores educativos de Fe y Alegría o con otras organizaciones en la región, en el Perú o a nivel internacional? • ¿Qué tipo de aliados o iniciativas podríamos proponer y promover como Movimiento más allá de nuestro espacio local?

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La educación como bien público

5. Dinamizar el vínculo escuela-comunidad allí donde estamos presentes de modo permanente, no solo para solicitar ayuda sino para co-laborar, trabajando junto con la comunidad para el desarrollo y bienestar de todos. El vínculo escuela-comunidad es parte de la acción pública de nuestra propuesta educativa. • ¿Cómo son nuestros vínculos con la comunidad? ¿Cómo se han desarrollado estos vínculos a lo largo de los años? • ¿De qué modo nuestras puertas están abiertas a las dinámicas y necesidades de la comunidad? ¿Cuáles son nuestras estrategias y/o momentos especiales para fortalecer el vínculo con la comunidad? • ¿Cuáles son las dificultades que tenemos para vincularnos con la comunidad, sean internas o debidas a las condiciones del entorno? ¿Hemos reflexionado en torno a estrategias para superarlas?


Bibliografía

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Bibliografía

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• Barbieri, Teresita de (1996). Los ámbitos de acción de las mujeres. En Narda Henríquez (ed.). Encrucijadas del saber: los estudios de género en las ciencias sociales (pp. 107-132). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. • Cavassa, Ernesto (2006). “Los pobres, lugar epistemológico de Fe y Alegría”. En Revista Internacional de Fe y Alegría, (7), 51-60. • Cavassa, Ernesto (2021). “Educación pública de gestión privada: el caso Fe y Alegría”. Revista de Educación y Cultura Tarea (101), 18-24. https://tarea.org.pe/wp-content/uploads/2021/03/Tarea101_18_ Ernesto_Cavassa.pdf • Cela, Jorge (2005). “La educación, factor de transformación social”. Revista Internacional de Fe y Alegría, (6), 35-48. • Cela, Jorge (2008; inédito). La educación pública y privada en América Latina. Santo Domingo. • Consejo Nacional de Educación (2007). Proyecto Educativo Nacional al 2021. Lima: CNE. http://repositorio.minedu.gob.pe/ handle/20.500.12799/6910 • Consejo Nacional de Educación (2020). Proyecto Educativo Nacional al 2036. Lima: CNE. • Cuquerella, Juan (inédito). “La educación pública y la educación privada en el Perú y América Latina. ¿Cómo se ubica la educación de Fe y Alegría?” • Federación Internacional de Fe y Alegría (2001). “Educación popular, comunidad y desarrollo”. XXXI Congreso Internacional Lima, Perú, 29 de octubre-1 de noviembre de 2000. Revista Internacional de Fe y Alegría, (2). • Federación Internacional de Fe y Alegría (2004). Congreso Internacional de la Federación. “Educación popular y transformación social” 2004. Madrid: Federación Internacional de Fe y Alegría.

34 Algunos de los textos mencionados y citados en este documento son de circulación interna de Fe y Alegría y no siempre han sido publicados, o bien aluden a entrevistas en radio o a comentarios citados. De ahí que falten algunos de los datos que normalmente se incluyen en las referencias bibliográficas.


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La educación como bien público

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Encuentro Nacional de Directores y Promotores de Fe y Alegría del Perú, 2019




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