Literatura
LA EDAD MEDIA
Se llama Edad Media al periodo que comprende los siglos que se consideran "medios" con respecto a la cultura clásica. De hecho, fueron los hombres y mujeres del Renacimiento quienes, algo despectivamente, así etiquetaron este periodo, puesto que lo veían como un intermedio, un paréntesis de barbarie y oscurantismo entre épocas de enorme desarrollo cultural, la Edad Antigua (Grecia y Roma) y el Renacimiento. En la actualidad, esta visión simplista se considera inaceptable ya que la Edad Media contó con una cultura propia sin la cual no hubiese sido posible la posterior eclosión del Renacimiento. La Edad Media es una larga etapa que comienza en el siglo V, con la caída del Imperio romano, y termina en el siglo XV, con la caída de Constantinopla, en 1453. En la Península Ibérica se inicia con la llegada de los primeros pueblos bárbaros y llega hasta finales del siglo XV en que, durante el reinado de los Reyes Católicos, se conquista el reino de Granada, se expulsa a los judíos y se descubre América. Se trata de una etapa que en todo Occidente presenta una organización política, social y económica que se caracteriza por la inestabilidad, que se manifiesta en la guerra como elemento cotidiano, y por un fuerte sentimiento religioso (teocentrismo). La influencia árabe La influencia de la rica cultura árabe es perceptible en todo el periodo medieval: los primeros textos en romance son traducciones del árabe de los más variados temas; las primeras muestras de lírica en lengua romance, las jarchas, son estribillos insertos en poemas en árabe; el Cantar de Mío Cid los retrata como enemigos, y a veces también como amigos, y en el propio título se alude al héroe como "sidi", es decir, "señor" en árabe; los cuentos que utilizan los sacerdotes en sus prédicas son a menudo de origen árabe, como también los que utiliza don Juan Manuel en El conde Lucanor o Juan Ruiz en el Libro de Buen Amor, que es todo él un monumento a esa convivencia de culturas.
Etapas La Edad Media es un periodo tan largo que literariamente conviene subdividirlo en tres etapas: 1
Época anónima. Transcurre desde las primeras manifestaciones literarias (de datación aproximada). Engloba la poesía lírica oral de tipo tradicional y los cantares de gesta, hasta el siglo XIII, en que empieza a haber textos de autores conocidos. 2
Primeras personalidades literarias. Aunque el primer poeta de nombre conocido de la literatura castellana, Gonzalo de Berceo, es del siglo XIII, no es hasta el siglo XIV cuando aparecen las primeras personalidades literarias como don Juan Manuel, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, o el Canciller López de Ayala. 3
Prerrenacimiento. El siglo XV, sobre todo en su segunda mitad, es ya una época de transición hacia el Renacimiento. Las obras literarias más representativas de la etapa son La Celestina y las Coplas de Jorge Manrique. Ambas reflejan esa encrucijada entre lo medieval y lo renacentista.
La sociedad y la cultura Durante la Edad Media se impone el sistema feudal. El feudalismo es una forma de organización social que responde a esa situación de enfrentamiento bélico que caracterizó esta época. La sociedad está rígidamente jerarquizada en tres grandes estamentos, la nobleza, el clero y el pueblo. La vida feudal se organiza en torno a los castillos y es, por tanto, eminentemente rural. Las ciudades tardarán en recuperar el esplendor que habían tenido en época clásica; ganarán en importancia a medida que se avance hacia el Renacimiento. La cultura entre los cristianos es patrimonio del clero, que durante siglos es el que sabe leer y escribir, aunque coexista con una cultura popular, de transmisión oral. La realidad hispana medieval es multicultural. Desde la invasión musulmana del año 711, que terminó con el reino visigodo de Toledo, los musulmanes controlaron casi toda la península, excepto algunos núcleos del norte. Por tanto, conviven cristianos, musulmanes y judíos. Esta convivencia y el contacto permanente entre las tres culturas ocasionaron una influencia mutua muy enriquecedora. Tras la caída del Imperio romano, el latín fue evolucionando de modo diverso en toda la Romanía (los territorios de habla romance). Hasta aproximadamente los siglos X-XI, la lengua escrita utilizada en la España cristiana era el latín. Los distintos dialectos romances que estaban formándose desde siglos atrás no habían alcanzado la estabilidad y el desarrollo necesarios para convertirse en lengua literaria. Sólo la literatura de carácter oral utilizaba estos dialectos romances; gallego, astur-leonés, castellano, navarro-aragonés, catalán y mozárabe (el de los cristianos que vivían en zona de dominio árabe).
El universo medieval Leer es conocer y conocer es, también, arriesgarse a saber. La literatura medieval nació en un tiempo muy lejano, en muchos casos desconocido, por lo que la lectura de sus obras literarias necesita que te acerques a las claves de las que surgió.
La lírica tradicional La poesía, ya sea lírica o narrativa, es el género literario más importante de la Edad Media. El origen de la poesía lírica castellana se remonta al de la propia lengua. Existió durante la Edad Media una poesía popular, de carácter oral, que se transmitió entre las gentes y se convirtió, de este modo, con el paso del tiempo, en tradicional. Llamamos lírica tradicional al conjunto de poemillas anónimos cantados por el pueblo que se han ido transmitiendo de generación en generación durante siglos. Como fueron creados en una época en la que el pueblo no sabía leer ni escribir, nadie se preocupó de recogerlos por escrito, por eso no se pudieron documentar hasta que, siglos después, los poetas cultos se fijaron en ellos y los introdujeron en sus composiciones. Por esta razón, durante mucho tiempo se creyó que en la Edad Media, Castilla -a diferencia de otras zonas de la península- no había tenido poesía lírica. Se habían encontrado textos de poesía épica y narrativa de los siglos XII y XIII, pero no poesía lírica
Primeras composiciones escritas en lenguas romances En 1948 se descubrieron las jarchas, unos poemitas breves escritos en mozárabe, la lengua que hablaba la población cristiana que vivía en zona musulmana, que aparecían al final de las moaxajas. Las moaxajas eran poemas escritos por poetas cultos de AI-Andalus, en árabe y hebreo. Estos poetas introdujeron en sus composiciones esas breves cancioncillas de muchacha enamorada que habían oído cantar a pueblo recogiéndolas así por escrito muy tempranamente, en el siglo XI. Las jarchas vinieron a demostrar que había existido una lírica popular en el sur de la península. La lírica tradicional peninsular es un tronco común que se divide en distintas ramas paralelas: las jarchas de la zona mozárabe, las cantigas de amigo gallego-portuguesas, las cançons catalanas y los villancicos castellanos. Sus orígenes son muy anteriores a los textos conservados. Se fijan por escrito en épocas distintas: las jarchas en el siglo XI, las cantigas en el XIII y los villancicos en el XV, ya que no abandonan su carácter oral hasta que, accidentalmente, los poetas cultos las incorporan en sus obras. La poesía lírica popular en lengua romance es muy anterior a la culta. De ella se han conservado pocos documentos. Es una poesía de carácter anónimo, creada para el canto y baile tanto en las festividades populares, romerías, bodas, etc., como para acompañar el trabajo. Precisamente por ello su métrica es simple e irregular, basada más en el ritmo que en la rima. Los versos y las estrofas son cortos. Presentan temas diversos, pero predomina el amoroso. La mujer es la protagonista, ya que son poemas femeninos, en los que mujeres enamoradas hablan de sus sentimientos de tristeza o de alegría. Se habla de los lugares en los que se produce el encuentro de los amantes (la fuente, el baile...) o del momento en el que los amantes se encuentran o deben separarse (el amanecer). Estas confidencias amorosas se dirigen a la madre, a las hermanas o al amante (amigo o habib).
Distribución geográfica de la lírica peninsular Estrofas
Época
Lengua
Zona geográfica
Jarchas.
Los primeros testimonios escritos son del siglo XI.
Mezcla de árabe vulgar y romance mozárabe.
El Sur, la zona de AlÁndalus.
Cantigas de amigo.
Las más antiguas conocidas, del siglo XII. Los poetas de la Corte castellana las utilizaron hasta el XV.
Gallegoportugués.
El Noroeste, la zona de Galicia y Portugal (pero también se utilizaron en la Corte castellana).
Villancicos.
Los más antiguos que se conservan son de fines del siglo XV.
Castellano.
La zona castellana.
Danzas, baladas y albas.
Danzas, baladas y albas.
Provenzal y catalán.
El Nordeste, la zona de Cataluña.
El mester de juglaría. La poesía épica La épica es la narración en verso de las hazañas de un héroe individual o colectivo, fuertemente arraigado a su contexto. A lo largo de la Edad Media, la poesía épica se transmitió de forma oral, a través de los juglares. Los textos se fijaron con posterioridad, para facilitar la memorización del juglar que los recitaba. El número de poemas épicos que se han conservado, aunque sea sólo de forma parcial, es reducido.
Los cantares de gesta En la Edad Media, los juglares recorrían pueblos y castillos para ofrecer entretenimiento y diversión a las gentes y así ganarse la vida. Realizaban pantomimas, acrobacias y bailes y algunos se dedicaban a cantar o recitar poemas narrativos: los llamados cantares de gesta. La escuela literaria que agrupa en el siglo XII a estos juglares recibe el nombre de mester de juglaría, 'oficio de juglares'. Los cantares de gesta son muestras muy tempranas del uso literario de la lengua castellana. Debido a su carácter oral, son pocas las obras que se han conservado. Las que han llegado a nosotros son anónimas, probablemente producto de la sucesiva elaboración de más de un autor. Es posible que los cantares de gesta nacieran inspirados en sucesos contemporáneos. Posteriormente, con el paso del tiempo, surgieron sucesivas refundiciones y amplificaciones. Los cantares de gesta en la Península Ibérica se desarrollan en la época de la Reconquista. Además de entretener, cumplen una función informativa, al difundir y mantener vivo el recuerdo de las grandes gestas, y también ejemplar, puesto que brindan al pueblo modelos heroicos que pueden ser imitados.
Características formales de los cantares de gesta Los cantares de gesta presentan una métrica irregular. Los versos tienen entre diez y veinte silabas y se hallan divididos por una cesura o pausa central en dos hemistiquios. Se agrupan en tiradas de extensión variable, de rima asonante que cambia, para dar paso a una nueva tirada, a voluntad del poeta. El Mester de juglaría posee unos métodos propios de expresión. Las obras se caracterizan por la falta de regularidad métrica (frente al Mester de Clerecía, que surgirá en el siglo XIII). Además, los juglares debían usar recursos útiles para la recitación oral: 1)Llamadas de atención ("Si quisieseis escucharme..."): es la llamada "Captatio benevolentiae": buscar la amabilidad del público, preparándolo positivamente para lo que va a oír. 2)Repeticiones constantes: - formales (paralelismos, anáforas, versos bimembres). - de contenido: la imposibilidad de relectura hace necesario que el juglar repita datos para que nadie "pierda el hilo". El público sólo pagaba al juglar si le gustaba la interpretación, y para eso era necesario que se enterase bien. 3)Predominio de las oraciones simples y coordinadas (más fáciles para recordar -y para improvisar- en la recitación). 4)Uso del presente de indicativo: "Mío Cid cabalga" para acercar la acción a los oyentes. 5)Uso de adverbios de presencia "Aquí veis al héroe...", para acercar la narración a los espectadores, para que parezca que todo sucede delante de sus ojos. 6)Referencias visuales, con el mismo objetivo ya señalado. 7)Petición de "soldada" (sueldo por la actuación). 8)Uso abundante de la gesticulación, para darle viveza y credibilidad a lo dicho.
El Poema de Mío Cid La primera obra literaria conservada en lengua castellana es un cantar de gesta: el Poema de Mío Cid, un poema narrativo que ha llegado hasta nosotros de forma casi completa. Narra las hazañas del héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar desde que es desterrado hasta que, gracias a su esfuerzo, constancia y buen juicio, logra el perdón real y regresa a Castilla con su honra aumentada. Cuenta con un total de 3.730 versos y está dividido en tres partes que coincidían con las tres sesiones en que se recitaría el poema: "Cantar del destierro", el "Cantar de las bodas" y el "Cantar de la afrenta de Corpes".
La autoría del Poema de Mío Cid En relación a la autoría colectiva de los cantares de gesta, el historiador Menéndez Pidal expone que posiblemente el Poema de Mío Cid fue compuesto por dos poetas sorianos. Otros críticos opinan que pudo ser obra de un solo autor. El Poema de Mío Cid se conserva en un códice que escribió un tal Per Abat. La crítica ha
debatido si se trataba del autor o simplemente de un copista que lo transcribió a partir de otro texto anterior. La fecha del manuscrito es también problemática puesto que aunque en las líneas finales se indica el año 1207, algunos estudiosos afirman que a la fecha escrita hay que añadirle una C (cien años más) y por lo tanto que la copia es de 1307
Métrica El Poema de Mio Cid está escrito en tiradas épicas: serie de número indefinido de versos irregulares (de 10 a 20 sílabas) con rima asonante en todos los versos. Cuando cambia la rima se inicia una tirada nueva. Los versos que más abundan son los de 14 sílabas, seguidos de los de 16. La rima no es regular; falla en algunos versos (no se sabe si por error del autor o por error del copista). Los versos épicos tienen una cesura interversal.
Estructura del Poema El Poema de Mio Cid se divide en tres partes o cantares: Cantar del destierro Mio Cid es desterrado de Castilla por el rey AlfonsoVI, lo cual supone una tremenda deshonra. Deja todas sus pertenencias, incluidas su mujer (doña Jimena) e hijas (doña Sol y doña Elvira), y marcha al destierro con sus soldados más fieles (Álvar Fáñez, Martín Antolínez, Muño Gustioz...). Comienza una sucesión de batallas para recuperar su prestigio y su honra y poder retornar así a Castilla. Destaca la victoria sobre el conde de Barcelona, y la generosidad con él de la que hace gala. Cantar de las bodas Mio Cid conquista Valencia, principal victoria del héroe. Envía presentes al rey para ganar su favor y se conciertan la bodas entre doña Elvira y doña Sol (no eran los nombres históricos, ya que en realidad se llamaban María y Cristina) con los infantes de Carrión, don Fernando y don Diego. El Cid ha recuperado su honra militar y se encuentra en una situación completamente honrosa, tanto en lo público como en el ámbito familiar. Cantar de la Afrenta de Corpes Los infantes de Carrión son objeto de las burlas de los hombres del Cid, por su cobardía. Especialmente significativo es el episodio del león: aparece un león suelto en palacio mientras Mio Cid duerme. Los infantes se esconden, muertos de miedo, y cuando despierta el Cid, coge al león y lo reduce: estaba amaestrado. La cobardía de los infantes ha quedado en evidencia. Ellos toman el asunto como una ofensa personal y deciden vengarse en la hijas del Cid, a las que llevan al robledo de Corpes, donde las maltratan y las dejan abandonadas. Ahora la deshonra ha vuelto a la vida del Cid (si antes fue deshora militar, ahora lo será familiar).Mio Cid pide la ayuda del rey; se celebran cortes de Toledo y los infantes son vencidos por dos hombres de confianza del Cid. Se deshacen las bodas y se casa de nuevo a las hijas del Campeador con los infantes de Navarra y Aragón, con lo que el héroe queda emparentado con los reyes de España. De nuevo el Cid ha recuperado su honra.
Cada Cantar se recitaba originariamente en un día distinto, por lo cual, cada uno de ellos tiene al inicio y al final una serie de tópicos (captatio benevolentiae). Pero esos tópicos faltan en el primer cantar (falta la primera página). El único cantar completo es el segundo, que se inicia y finaliza con los tópicos habituales de la poesía juglar.
Tema El tema de la obra es el del HONOR. El Cid, por causas turbias (es acusado -no sabemos si con razón o no- de quedarse con los pagos de los moros al rey de Castilla) es desterrado, lo cual significa una grave deshonra. Toda su preocupación, a partir de ahí, será ganarse de nuevo el honor militar (conquista de Valencia) y social (boda). Aparentemente lo consigue con la boda de sus hijas con los infantes de Carrión, pero tras una grave ofensa, esta vez familiar, debe recuperarlo de nuevo (tercer cantar).
Realidad y verismo ¿Es verdadera la historia del Cid? No todo lo que se dice en la obra es cierto, hay episodios novelescos, inventados. Pero que la obra no sea totalmente realista no quiere decir que no sea verosímil o verista: todo se cuenta en un tono que podía pasar por cierto (no así en la épica francesa, en la que los héroes consiguen hazañas increíbles). En ningún caso debemos creer que lo que se dice en la obra es completamente cierto: no podemos convertir el Poema de Mio Cid en un libro de Historia: su intención es hacer Literatura, no Historia.
Estilo La obra posee voluntad de estilo. Esto se comprueba en multitud de detalles: pleonasmos, anáforas, versos bimembres, uso de cultismos, de tecnicismos (jurídicos); exclamaciones, apóstrofes, técnicas propias de la recitación oral juglaresca... que demuestran que el autor del poema tenía la intención de hacer una obra de arte.
El mester de clerecía. Gonzalo de Berceo. Frente al mester de juglaría, caracterizado por su contenido popular y la irregularidad métrica, surge en el siglo XIII una nueva escuela narrativa de carácter erudito : el mester de clerecía, cultivado por clérigos, aunque entendiendo siempre por tales no sólo a quienes lo eran propiamente, sino también - según la conocida definición- a todo hombre culto y letrado, que poseyera la educación latino-eclesiástica. Los caballeros, lo mismo que los reyes, vivían entregados casi exclusivamente a los negocios de la política y al oficio de las armas, y con frecuencia desconocían hasta los rudimentos de la escritura ; durante la Alta Edad Media, sobre todo, fueron numerosos los monarcas que no supieron firmar. El "pueblo" por su parte, entendiendo como tal incluso, en su más amplio sentido a la clase media o burguesa, tardaría aún largo tiempo en incorporarse al mundo de la cultura literaria con el nacimiento y desarrollo de las ciudades. El saber se refugia, pues, en los monasterios y durante siglos es patrimonio esencial de los clérigos, de donde nace la atribución de este carácter a quienes se entregan al estudio, aunque no fuese aquélla su condición real : clerecía y saber se hacen sinónimos . Estos "clérigos" letrados habían escrito hasta entonces sus obras en latín, pero debido
al uso creciente de la lengua romance, y, por tanto, al hecho de que cada día iba siendo menor el número de los que podían entender el idioma clásico, acabaron por descender al cultivo de la lengua popular con el propósito de difundir entre las gentes el saber que atesoraban en sus bibliotecas : Quiero fer una prosa en román paladino en el qual suele el pueblo fablar a su vecino ... dice Gonzalo de Berceo en el comienzo de la Vida de Santo Domingo de Silos. El mester de clerecía no desplazó, sino que coexistió con el de juglaría y con las diversas formas y escuelas líricas, pero sin llegar a confundirse jamás con ellas. Mantuvo siempre su carácter peculiar y no fue nunca ni la poesía del pueblo ni de la clase militar, y mucho menos - como tantas veces la lírica -, mera letra de canciones para las fiestas y diversiones de la multitud. La separación entre uno y otro mester - el de juglaría y el de clerecía - no siempre es tan radical como podría parecer a primera vista. Por lo pronto emplean ya el mismo idioma y se dirigen a un mismo tipo de público. Además no es infrecuente que los clérigos extraigan temas de la cantera popular o de la tradición épica, al menos como elementos accesorios. Los rasgos esenciales que definen el mester de clerecía pueden resumirse en los siguientes : -
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Todos los poemas de este mester están escritos en estrofas de cuatro versos alejandrinos (de catorce sílabas, divididos por una cesura en dos hemistiquios de siete) con una sola rima consonante (= tetrástrofo monorrimo o cuaderna vía ) A diferencia de la habitual irregularidad métrica de las gestas, los poetas de clerecía respetan, con tenaz consonancia, su riguroso canon métrico - diversas imperfecciones en la medida de los versos se pueden atribuir a errores de los copistas. El lenguaje del mester de clerecía pretende ser mucho más cuidado y selecto que el de juglaría, lo cual es expresado en la segunda estrofa de Libro de Alexandre (primera mitad del siglo XIII), un poema que consta de 10000 versos: Mester traigo fermoso, non es de joglaría, mester es sin pecado, ca es de clerezía; fablar curso rimado por la cuaderna vía, a sílabas contadas, ca es grant maestría.
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La característica fundamental del mester de clerecía radica en su temática. Con excepción de Berceo, ninguna obra del mester de clerecía, abarca temas religiosos. Las obras del mester de clerecía tratan de tomar materias del saber escrito, al que no se tenía acceso sin una dedicación estudiosa. A parte de esto hay que destacar la acusada tendencia de los poetas de entonces por basarse en fuentes escritas. Frente al poema épico, que se inspira en hechos históricos, en general, coetáneos, los autores del mester de clerecía parten de fuentes escritas, de donde extraen los temas. Con frecuencia apelan al testimonio del libro como prueba máxima de veracidad y autoridad. Las fuentes que utilizan son, en primer lugar, la Biblia, traducida tempranamente al romance ; también son
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importantes las fuentes latinas, al igual que fuentes francesas, fruto de las relaciones múltiples entre los dos países. Los autores de clerecía siguen la norma clásica del "enseñar deleitando" y pretenden educar, instruir, aleccionar, presentando unos protagonistas ejemplares que encarnan destacadas cualidades morales . A menudo la obra entera es un "enxiemplo" de marcada intención didáctica y de cierta verosimilitud características que la diferencian del mester de juglaría .
Cronológicamente el mester de clerecía se prolongó desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo XIV. Durante el primero de estos siglos se atuvo casi con absoluto rigor a los moldes métricos anteriormente descritos. Pero a partir del siglo XIV, aunque manteniéndose en sustancia dentro de ellos, abre las cerradas filas de sus tetrástofros para dar entrada a formas poéticas distintas de carácter lírico y metro más breve. Otras veces, por el contrario, aparecen versos de diez y seis sílabas - probablemente bajo el influjo de las formas épicas que tienden ya hacia el cauce definitivo del romance- o se encogen en cuartetas heptasílabas como resultado de separar los dos hemistiquios del alejandrino. Otra característica esencial separa la clerecía de ambos siglos. Al primero de ellos corresponden obras anónimas - con la sola excepción de Berceo -, de carácter mucho más impersonal, más rígido y, literariamente, más "objetivo". El natural primitivismo no consiente todavía - salvo en corta medida - la proyección personal del escritor. Pero el siglo XIV contempla ya la aparición de grandes figuras literarias, y el mester de clerecía, pese a su innegable rigidez, acoge obras de inconfundible personalidad, a saber las del Arcipreste de Hita y López de Ayala .
GONZALO DE BERCEO: LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA ( 1195 - 1264) Gonzalo de Berceo, primer poeta de nombre conocido, nació en la Rioja. Su vida transcurrió entre los monasterios de San Millán de la Cogolla (Logroño) y Santo Domingo de Silos (Burgos), para los que trabajó. Muchas de sus obras tienen una clara función propagandística: buscar la fama (y el dinero) para los monasterios en los que vivía. Por eso escribe las obras sobre las vidas de santos ligados a los monasterios mencionados. Obra. Con intención propagandística escribió las vidas de Santo Domingo de Silos, San Millán de la Cogolla y Santa Oria. Su obra más importante es de tema mariano: Los Milagros de Nuestra Señora. Los Milagros de Nuestra Señora. Estructura. Es una obra formada por una introducción alegórica y 25 milagros de la Virgen. Está escrita en cuaderna vía: 911 estrofas.
Intencionalidad. La obra posee una finalidad primordial: la didáctica (la propagandística está menos clara en este libro); pretende mover a los lectores-oyentes a una vida correcta por mediación de la Virgen María. (Teocentrismo medieval). Estilo de Berceo. El estilo de Berceo destaca por su familiaridad: de todos los autores del Mester de Clerecía, es Berceo el que menos alarde hace de su cultura (aunque la posea, y abundante). Se precia de hablar en "román paladino,// en (el) cual el pueblo suele/ hablar con su vecino". Por lo tanto, Berceo no rechazará ninguna fórmula que permita acercar su poesía al pueblo (para cumplir así su función didáctica) y empleará múltiples fórmulas juglarescas: "captatio benevolentiae", petición de soldada... todo ello en un estilo llano y asequible, sin renunciar a los toques de humor (un humor muy ingenuo, nada comparable al del Arcipreste de Hita). Por todo esto se llama a Berceo el "juglar a lo divino".
Los romances Con el paso del tiempo la Reconquista fue avanzando y la situación política se estabilizó. De modo que la épica, que había cautivado al público durante los siglos XII y XIII, entró en decadencia. Las gentes se interesaron cada vez menos por la audición íntegra de poemas que cantaban hechos tan remotos y pedían a los juglares que recitasen sólo algunos pasajes de especial emoción y dramatismo. De forma que estos fragmentos acabaron independizándose. Así nacieron, posiblemente, los romances Se trata de poemas eminentemente narrativos de versos octosílabos, con rima asonante en los pares. Su origen debió de ser el verso asonante de dieciséis sílabas de los cantares de gesta. Al mismo tiempo que se produjo esta fragmentación de los cantares de gesta, fueron apareciendo otros romances sobre hechos históricos contemporáneos de finales del siglo XIII y principios del XIV. Y a medida que el género se popularizó, los juglares pasaron a componer romances sobre otros temas. Los juglares cantaban los romances y el pueblo los retuvo en la memoria y los transmitió oralmente.
Clasificación de los romances Atendiendo a su temática, los romances suelen agruparse en tres ciclos distintos: - De tema épico nacional: sobre el Cid, los siete Infantes de Lara, Fernán González, el Rey Rodrigo y la pérdida de España... - Fronterizos: narran sucesos contemporáneos sobre la frontera de la Reconquista, frecuentemente desde el punto de vista de los musulmanes. - Novelescos y líricos: no están relacionados con ningún suceso histórico. Hablan de amor, de venganza, de misterio o de aventuras.
La Reconquista La Reconquista es la conquista por parte de los reinos cristianos del territorio de la Península Ibérica invadido por los musulmanes a principios del siglo VIII. Datación. Romancero Viejo y Romancero Nuevo Aunque fueron compuestos en los siglos XIV y XV, los romances no se recogieron por escrito hasta que a mediados del siglo XV se empezaron a incluir en los Cancioneros y sobre todo, en el XVI, en colecciones impresas de romances que reciben el nombre de Romanceros Este conjunto de romances tradicionales constituye el denominado Romancero Viejo. Los romances escritos por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII pertenecen ya al Romancero Nuevo. Autores como Góngora, Quevedo, Lope, Cervantes, etc. gustaron de este género y lo cultivaron enriqueciéndolo temática y formalmente. El romance es una composición poética que se ha mantenido hasta la actualidad.
La prosa castellana medieval La prosa literaria castellana no se desarrolla hasta el siglo XIII, en el reinado de Alfonso X el Sabio. El hecho de que en la época convivieran en la península tres culturas: la hebrea, la árabe y la cristiana (de origen grecolatino), fue aprovechado por el rey Sabio para crear la Escuela de Traductores de Toledo, destinada a facilitar el intercambio de conocimientos entre ellas. De este modo llegó a Europa, a través de la Península Ibérica, la cuentística oriental que se incorporó al legado ya existente de narraciones tradicionales de la cultura occidental, de origen clásico o cristiano medieval. Hacia 1251, apareció la primera colección de cuentos árabes traducidos: Calila e Dimna. Los árabes habían descubierto muy pronto el valor de su rica tradición oral e interesándose por su conservación, la recogieron por escrito. Esta colección de cuentos presentaba una estructura habitual en la cuentística oriental que también se introdujo en Europa: en ella, las narraciones independientes aparecían relacionadas entre sí gracias a una historia que les servía de marco y les confería unidad. Se trataba de una colección de cuentos con marco.
Don Juan Manuel No es hasta el siglo XIV cuando encontramos al prosista más importante de la literatura castellana medieval: se trata de don Juan Manuel. Sobrino del rey Sabio, continuó la labor de su tío en el desarrollo de la prosa en lengua romance. Nació en 1282 y murió en 1348. Miembro de la alta nobleza, fue un gran señor, rico y poderoso, que participó activamente en la turbulenta vida política de su tiempo. Estuvo muy vinculado a la orden de los dominicos, que tuvo gran influencia ideológica y cultural sobre él. Fue un gran defensor del orden estamental de la sociedad medieval, que empezaba a desdibujarse, y del papel tradicional de su clase en ese modelo de sociedad. Sus preocupaciones fueron las de un gran señor de su tiempo, aunque con una marcada inclinación al saber y a la cultura. Escribió varias obras, algunas de las cuales se han perdido, de tema muy variado: tratados de caza, de máquinas de guerra, de retórica, crónicas, etc. La más famosa de sus obras es El conde Lucanor o Libro de Patronio, que data de 1335, y es por tanto trece años anterior al Decameron de Boccaccio. Ambas son colecciones de cuentos inscritos en un marco narrativo y, aunque la finalidad y el estilo son muy diferentes, tuvieron gran importancia en el desarrollo del género. Uno de los rasgos más llamativos de don Juan Manuel es su conciencia de creador. Es el primer autor en castellano que muestra esta actitud.
Reflejo de ello es su interés por que su obra se transmita sin errores, para lo cual deja un original de sus manuscritos en el monasterio dominico de Peñafiel. Actitud de Don Juan Manuel Se ha relacionado también con su conciencia de autor el hecho de que no cite sus fuentes, a diferencia de otros autores. Mientras aquellos se enorgullecían de citar autores consagrados, don Juan Manuel parece no necesitar esa autoridad para apoyar su obra, Don Juan Manuel esperaba obtener fama y reconocimiento por su actividad literaria, lo cual es también poco corriente en su tiempo. Su presencia en la obra, al final de cada cuento, es reflejo de esta actitud, tan moderna como infrecuente en un autor medieval.
El conde Lucanor El conde Lucanor es una obra de intención didáctica que se inscribe en una amplia tradición literaria medieval que utiliza el cuento como vehículo de enseñanza y responde al ideal horaciano de "enseñar deleitando". Pretende instruir sobre la forma de salvar el alma conservando la honra, el estado y la hacienda, en una constante preocupación por encontrar la forma de atender simultáneamente los intereses materiales y espirituales, y de hacerlo, además, cada uno dentro de su estado (clase social). La obra ofrece enseñanzas prácticas mediante un "ejemplo" que tiene el valor de lo que proviene de la experiencia común y universal. Más que normas morales, da armas defensivas frente a lo hostil de la vida; ofrece normas prácticas de conducta. Está dirigida a los jóvenes de su clase, aunque aparentemente se dirija a un público más amplio. El uso de la lengua romance está relacionado con ese público culto, pero no clerical. Elige un vocabulario sencillo, dirigido a quienes no poseen grandes conocimientos ni saben latín. • Estructura El conde Lucanor se organiza en tres partes de características diferentes; 51 ejemplos, 180 sentencias (a su vez organizadas en tres grupos) y un tratado filosófico. Los ejemplos se reúnen en la primera parte de la obra. El ejemplo es una breve narración, de intención didáctica, con una enseñanza explícita al final. Los ejemplos fueron muy usados en la predicación religiosa medieval, y existieron muchas colecciones de cuentos con esa finalidad. Don Juan Manuel seguramente contó con las colecciones de los dominicos como fuente. Todas sus historias tienen orígenes documentados, bien árabes, bien clásicos, bien de la tradición oral europea. La comparación de sus cuentos con las fuentes de las que proceden demuestra su talento como narrador. En general don Juan Manuel actualiza las historias, humaniza los personajes y afina la estructura. Los ejemplos en la obra presentan una estructura común muy simple. - El conde Lucanor pide consejo a Patronio en relación con un problema concreto que tiene. - Patronio cuenta una historia que ejemplifica una situación similar. - Patronio señala las semejanzas entre la historia que ha narrado y el problema del conde y le aconseja sobre su caso. - Aparece el autor, don Juan Manuel, aprobando la utilidad del ejemplo y añadiendo unos versos que condensan la enseñanza y la generalizan haciéndola universal. Se trata, por lo tanto, de una colección de cuentos con marco. Cada una de estas partes corresponde a un plano diferente: en la primera y la tercera actúan dos personajes ficticios que forman un marco narrativo (uno da ocasión al otro de contarle una historia); la segunda
parte es ficción dentro de la ficción; la cuarta parte está en el plano de la realidad, y en ella aparece el autor. La enseñanza aparece reiterada en cada uno de estos planos: el "ejemplo", el comentario de Patronio y los versos del autor.
Juan Ruíz ,‘El arcipreste de Hita’. El libro de buen amor Vida Sabemos poco sobre su vida. Su obra está escrita en primera persona, pero eso no quiere decir que sea una autobiografía. Parece ser que estuvo en prisión (hay críticos que lo dudan) y aprovechó este tiempo para retocar su obra. Otros opinan que la "prisión" a la que alude Juan Ruiz es una simple Metáfora del mundo. Lo que no ofrece duda es el carácter de Juan Ruiz, irónico, crítico con su época y, sobre todo, vitalista. Para algunos, tras una apariencia desenfadada, se encuentra un hombre tremendamente serio. El Libro de Buen Amor Fecha Nos ha llegado en dos manuscritos, de 1330 y 1345. Hay quienes opinan que responden a dos versiones, la segunda ampliada por el propio Juan Ruiz en una hipotética estancia en la cárcel. Contenido y forma La obra narra, en más de 7000 versos polimétricos, la vida amorosa del Arcipreste, con un amplio repertorio de mujeres: solteras, casadas, moras, monjas, serranas...; se entremezclan fábulas y consejos para ejemplificar todos los sucesos. El libro se compone de: a) Episodios narrativos (en cuaderna vía): Aventuras del Arcipreste; Fábulas (de animales; sirven de ejemplo); Fragmentos alegóricos: Batalla de Don Carnal y doña Cuaresma. b) Digresiones didácticas. c) Composiciones líricas (en distintas formas métricas), religiosas (Cantigas) y profanas (serranas). Unidad en la obra En una obra tan variada (miscelánea) es difícil conseguir la unidad; se corre el riesgo de perderse en sucesos de segundo orden. El libro tiene unos elementos unificadores que intentan evitar la dispersión: - El protagonista, el Arcipreste, narrando en primera persona - La intervención de la Trotaconventos, alcahueta colaboradora del Arcipreste. Fuentes La obra se inspira en distintas fuentes (algo muy propio de la literatura medieval). Algunas de las más importantes son: -La literatura goliardesca francoitaliana (culto a Venus y Baco; tono anticlerical y muy crítico con la universidad y los poderes establecidos). -Pamphilus, obra anónima del siglo XII, erróneamente atribuida a Ovidio, que es traducida en el episodio de Don Melón y Doña Endrina. -Ovidio. -La literatura árabe (El collar de la paloma).
Estilo Destaca Juan Ruiz por un estilo popular (sobre todo en el lenguaje de la Trotaconventos o en las serranas), rico, variado. Su obra posee múltiples rasgos juglarescos, entre ellos el entregar la obra al pueblo para que la modifique, amplíe o corte a su gusto. Primordial en el Arcipreste es la tendencia a la amplificación. Intencionalidad ¿Qué pretendía Juan Ruiz al escribir su obra? ¿Ayudar al Buen Amor (intención moral) o servirse de él para mostrarnos el mal amor (intención irónico-burlesca)? Nunca lo dice a las claras, siempre juega con las palabras y las intenciones; insiste mucho en cómo se ha de leer el libro, pero nunca afirma sus verdaderas intenciones con rotundidad. El libro está concebido como una obra carnavalesca, de espíritu burlesco y transgresor (burlas sobre lo que se tiene por más serio y sagrado). Por eso, es más probable su intención burlesca.
LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XV Introducción Este siglo, con la caída de Constantinopla en poder de los turcos y con el descubrimiento de América, marca el inicio de la Edad Moderna. Hasta entonces, España vive entre pugnas nobiliarias que darán lugar al reinado, al final de la centuria, de los reyes Católicos y a la unificación del territorio nacional. Muy importante es la invención de la imprenta por Juan Gutenberg (1400-1468), que llegó en este siglo a varias ciudades españolas (Valencia, Zaragoza, Barcelona y Sevilla: 1476; posteriormente Salamanca, Zamora, Toledo y Burgos). El Humanismo Surge en España a finales de este siglo (y se desarrollará plenamente en el siguiente) el Humanismo: movimiento intelectual de origen italiano (Petrarca) que recupera los saberes de Grecia y Roma (parcialmente olvidados hasta entonces), su visión del hombre (cultura antropocéntrica, que coloca al Hombre en el centro de todos los saberes y artes) y la vida y su concepción del arte (escultura, arquitectura, literatura). Paralelamente a los estudios de las lenguas clásicas se lucha por dignificar el idioma vulgar. Focos culturales en el siglo XV Varios son los focos o centros culturales que influirán sobre la literatura española (y la europea) en este siglo. Los más destacables son: -La literatura italiana: *Dante, con La Divina Comedia, base de todas las alegorías escritas en este siglo. *La lírica: Petrarca y el Dolce stil nuovo, que influirán desde ahora y en todo el Siglo de Oro. -La lírica del amor cortés, de origen provenzal, base de los cancioneros cuatrocentistas. -La literatura latina, presente en los autores más cultos. Arte Mayor Dentro de la poesía culta tenemos dos estilos distintos: la poesía de Arte Mayor (versos con dos hemistiquios de longitud variable formados por dos silabas átonas entre dos tónicas): Al muy prepotente // don Juan el segundo
Esta poesía estaba reservada a materias de tema elevado: alegorías, vidas de santos, temas filosóficos... Es una poesía plagada de latinismos, hipérbatos, con un estilo buscadamente artificioso y complejo. Esta poesía se opone en su concepción al arte real; estos poetas intentan demostrar su mayor entidad intelectual... El escritor más importante de Arte Mayor es Juan de Mena, autor de el Laberinto de Fortuna, obra de inspiración alegórico-dantesca. Arte Real La poesía de arte real está escrita completamente en octosílabos (y tetrasílabos en los pies quebrados). La temática de esta poesía es la amorosa (salvo las Coplas de Manrique); siguiendo unas "normas" (todo un ritual amatorio) importadas de la lírica provenzal (trovadores franceses): es la lírica del amor cortés. El código amoroso de esta poesía proclamaba lo siguiente: -El poeta-amante se consagra por completo a una dama sin poder hacer nada por evitarlo: a esta situación se le llama vasallaje. -El vasallaje de amor ennoblece al amante. -La dama es de clase superior. Suele ser casada (y, por tanto, inalcanzable, aunque es una situación más propia de la lírica provenzal que de la castellana); el amor se convierte en osadía. -La dama no corresponde al amante: surge el tópico de la Amada Enemiga -La dama es un ser angelical; llegamos así a la Religio Amoris -Se oculta el nombre de la dama, bajo un seudónimo o senhal, para evitar calumnias. -El mayor mal del amante es el dolor por no ver a su dama (de ahí surgen tópicos como los Efectos del amor , el Furor Amoris o la herida de amor, el Vulnus Amoris . Debemos advertir que esta literatura suele ser un pretexto para mostrar el ingenio de los poetas (envíos; recuestas...; uso de tonos hiperbólicos); a veces no tienen nada de verdad (con frecuencia se trata de poesía por encargo); el amor total a una dama inalcanzable se presenta como un tópico literario, lo que no impide conductas reales muy diferentes. Los Cancioneros La poesía culta de la época se recoge en los cancioneros. Los más importantes son: Cancionero de Baena: 56 autores y más de 600 obras; destacan entre los mayores Macías y Villasandino y entre los jóvenes Francisco Imperial. Cancionero de Estúñiga. Debe su nombre a Lope de Estúñiga, primer autor recopilado. Los más representados son Carvajal y Juan de Tapia. Se recogen algunos romances (Carvajal) y muestra una preferencia por el arte real sobre el arte mayor. Los cancioneros seguirán apareciendo en el siglo XVI (Cancionero musical de Palacio; C. General de Hernando del Castillo...). No sólo recogerán poesía culta; también habrá muestras abundantes de lírica tradicional, bien anónima, bien recogida por autores conocidos, bien reelaboraciones de autores cultos imitando el estilo de la lírica tradicional Jorge Manrique Jorge Manrique nació en 1440 en una familia perteneciente a la alta nobleza. Participó activamente en los conflictos políticos de la época de Juan II de Castilla. Fue partidario
de la futura Isabel la Católica y murió heroicamente en batalla en 1479. Como era común en la época, Manrique combinó las armas y las letras. Aunque escribió poesía de temática amorosa, alcanzó la fama gracias a un poema de tono moral: las Coplas a la muerte de don Rodrigo Manrique, una elegía que lamenta el fallecimiento del padre del poeta.
Coplas a la muerte de don Rodrigo Manrique El poema se compone de 40 estrofas de 12 versos cada una, llamadas coplas de pie quebrado porque combinan versos octosílabos y tetrasílabos (pies quebrados) con rima consonante. Manrique lamenta la fugacidad de la vida y de las glorias humanas, la inestabilidad de la fortuna y el poder igualador de la muerte. Realiza un retrato moral del difunto y, destacando sus méritos personales, advierte que sólo la fama y el respeto fundados en la valía personal vencen al tiempo y perduran. Termina proclamando su esperanza en la vida eterna, que le proporciona serenidad y consuelo. Manrique no es un escritor innovador, ni en la forma ni en los temas, pero las coplas, expresión de la sensibilidad de su época, logran un admirable equilibrio entre sentimiento y expresión. El lenguaje es sencillo y sobrio. La estrofa, de ritmo lento y fúnebre, refuerza la hondura y solemnidad del contenido. La estructura del poema se organiza de lo general a lo particular, como si de una pirámide invertida se tratase. Empieza por consideraciones abstractas. Pasa luego a la evocación del pasado inmediato. A continuación, aparece el elogio del padre, para terminar con la presencia real de la muerte ante el lecho mortuorio del caballero. Los temas se presentan en el poema del siguiente modo: ü Meditación sobre la vida, la muerte y la fugacidad del placer (estrofas I a XIII). ü Evocación del pasado inmediato (estrofas XIV a XXV). ü Elogio del protagonista (estrofas XXVI a XXXIII). ü Aparición de la muerte, diálogo con don Rodrigo, oración y fin del poema (estrs. XXXIV a XL).
La obra supone un resumen del sentir medieval sobre la muerte (en algunos casos es un paso atrás; Manrique es más tradicional, más medieval que algunos de sus coetáneos: Fernando de Rojas). Es una recopilación, al final del periodo, de lo que en la Edad Media se opinaba sobre la muerte. También anticipa la obra algunas actitudes renacentistas. En especial la importancia que se da a la fama, hasta entonces no considerada (tras la muerte sólo importaba la vida del otro mundo, no el recuerdo que pudiera quedar entre los vivos).
La Celestina Se conservan dos versiones de la obra: La Comedia de Calisto y Melibea, de 16 actos, cuya primera edición de 1499 es anónima. En ediciones posteriores se incorporó la "Carta del autor a un su amigo", una especie de prólogo donde se explica la intención de la obra y algunas circunstancias de su creación. La obra no está firmada, pero el nombre de Fernando de Rojas aparece en unos versos
acrósticos que siguen a la carta. La Tragicomedia de Calisto y Melibea cuya primera edición es del año 1502. En ella se realizan importantes adiciones al texto y se insertan cinco actos nuevos entre los actos XIV y XV, de forma que la obra acaba teniendo 21 actos. El autor, Fernando de Rojas Los datos que se conocen sobre Fernando de Rojas proceden de la obra, y en general parecen exactos. Dice callar su nombre por considerar que la literatura es una actividad poco adecuada a su condición de jurista. Además se sabe que era un judío converso que quizás intentó, prudentemente, evitarse problemas por ello. El género El título de la obra y su forma totalmente dialogada la relacionan con el género dramático. Sin embargo, su excesiva extensión la hace irrepresentable. Además, los continuos cambios de escenario y el tratamiento del tiempo en algunas escenas son más propios de la novela que del teatro. En realidad la Celestina pertenece al género medieval de la comedia humanística, que engloba obras escritas en latín. Alcanzó gran difusión en Italia durante los siglos XIV y XV. La comedia humanística estaba pensada para ser leída en voz alta. El propósito La Celestina es una obra de encrucijada; se publica a caballo entre los siglos XV y XVI y refleja el mundo en crisis en el tránsito entre la Edad Media y el Renacimiento. Por un lado ofrece un pormenorizado retrato de las pasiones, una exaltación de la vida y de los sentidos propios del antropocentrismo renacentista. Por otro, el final trágico hace pensar en una visión teocéntrica propia todavía de la Edad Media, porque ese materialismo es castigado y conduce al caos. Todos los personajes son arrastrados a su propia aniquilación y se cumple, de ese modo, el propósito moral que anuncia el autor al inicio de la obra.
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TEXTOS DE LA LÍRICA MEDIEVAL 1.- JARCHAS: La siguiente jarcha es la más antigua que se conoce. Fue compuesta en el año 1042. ¡Tant’ amare, tant’ amare;
¡Tanto amar, tanto amar,
habib, tant’ amare!
amado, tanto amar!
Enfermiron uellos nidios,
Enfermaron (mis) ojos brillantes,
ya duelen tan male.
duelen con mucho mal.
El siguiente texto también es una jarcha:
Ay, mamma, meu habib
Ay, madre, mi amado
Vaise e non más tornarade.
Se va y no volverá más.
Gar, ¿qué faré yo, mamma?;
Di, ¿qué haré yo, madre?
¿No un beziello lezarade?
¿Ni un besito me dejará?
3.- VILLANCICO: Al alba venid, buen amigo, al alba venid. Amigo el que yo más quería, venid al alba del día Amigo el que yo más amaba venid a la luz del alba. Venid a la luz del día, non trayáis compañía. Venid a la luz del alba, non traigáis gran compaña.
ACTIVIDADES 1.- ¿Qué tienen en común, en cuanto al contenido, la jarcha, la cantiga y el villancico? ¿En boca de quién están puestas? 2.- ¿Con qué palabra se designa al enamorado en estas composiciones? 3.- Localiza las estructuras paralelísticas en estos textos y explica en qué consisten. 4.- Referencias a la naturaleza en los textos. ¿En cuál o cuáles de ellos se menciona? Localiza el vocabulario afectivo que aparece en los textos.
SOBRE LA LÍRICA TRADICIONAL Comentario de una jarcha
Garid vos, ¡ay yermaniellas!, ¿cóm' contenir el mío male? Sin el habib non vivreyo: ¿ad ob l'irey demandare?
La presente jarcha es un poema lírico de autor anónimo y que podríamos datar en torno a los siglos X-XI. Fue entonces cuando algunos poetas cultos árabes y hebreos acudieron a las coplillas populares que los mozárabes cantaban y recitaban. Prendados de la belleza de estas canciones, decidieron componer unos poemas (moaxajas) de introducción para engarzar, en la parte final, como broche de oro, la jarcha. Estos poemas están muy relacionados con otros, compuestos en otras lenguas peninsulares: las cantigas galaico-portuguesas, las cançós catalanas (ambas del siglo XIII) y las canciones y villancicos castellanos del siglo XV. Por lo tanto, podemos observar una clara unidad en la lírica popular de nuestra Edad Media. Los temas, los sentimientos, los recursos estilísticos son, también, muy similares. Si nos adentramos en el análisis de este texto podemos observar cómo una mujer se queja por la ausencia de su amado. Este tema es muy habitual en las jarchas. Para manifestar su pena, se dirige a sus hermanas (v.1), a las que pregunta (más para desahogarse que para obtener respuesta) sobre su dolor (v.2) y la difícil solución del mismo (v.4). En cuanto a la forma de expresión, nos encontramos ante cuatro versos octosílabos (rara regularidad en una jarcha) que siguen el esquema de una Copla: - a - a, con rima asonante. En un texto lírico es importante comentar aquellos recursos que contribuyen a destacar los sentimientos de su autor. Por ejemplo, el texto se inicia (v.1) con una apelación de la mujer enamorada. Ésta se dirige a sus hermanas (con un diminutivo, "yermaniellas", que siempre añade afectividad a la expresión) para poder desahogar sus penas. La expresión se refuerza con una interjección ("ay") y el uso de las exclamaciones, elementos todos propios de una sintaxis afectiva. A continuación (v.2) la mujer, angustiada, pregunta cómo resistir su mal. Nadie podrá responderle, pero eso, quizás, es lo de menos. La importancia que tiene el amor en su vida es evidente (v.3): no puede vivir sin su habib, sin su "amigo" (este vocablo aparece también en cantigas, cançós y villancicos, lo que demuestra la unidad de toda la lírica tradicional). De nuevo (v.4) otra pregunta de desahogo, de expresión de la pena de amor. Son, curiosamente, los dos versos pares (2-4) los únicos que riman; en ambos encontramos interrogaciones retóricas; en ambos se produce una estructura paralelística: adverbio interrogativo (cómo/ adónde) seguido de verbo (contenir/ l'irey). Todo ello nos hace pensar que ahí reside lo más importante del poema: el deseo de la amada de contar su mal de amores, de hacer a alguien partícipe de su pena, de aliviar su soledad, de mitigar su dolor.
En definitiva, cuatro versos breves pero intensos, capaces de transmitir una idea con fuerza y sentimiento, con intensidad, con la grandeza que sólo poseen las cosas naturales y sencillas. Si la literatura peninsular ganó esplendor con la épica, o fuerza moral con la clerecía, ya poseía de antemano lo que distingue a una obra de arte: el supremo don de hacer belleza con la palabra.
Lee las siguientes composiciones líricas tradicionales. Después, elige una e identifica: • • • •
el emisor y el recetor poéticos el tema o tópicos presentes en los poemas dos recursos estilísticos la medida y la rima del poema
A continuación escribe un breve texto comentando el poemilla.
A continuación tenéis una antología de textos líricos tradicionales medievales. Caballero, queráisme dejar, que me dirán mal.
y muéstraseme enemigo. ¿Como no venís amigo? ……………………………………….
¡Oh qué mañanica, mañana , la mañana de San Juan, cuando la niña y el caballero ambos se iban a bañar!
Entra mayo y sale abril: ¡tan garridico le vi venir!
Caballero, queráisme dejar, que me dirán mal. …………………………………………..
Entra mayo con sus flores, sale abril con sus amores, y los dulces amadores comiencen a bien servir. ………………………………………
Ya cantan los gallos amor mío y vete; cata que amanece. Vete, alma mía, más tarde no esperes, no descubra el día los nuestros placeres. Cata que los gallos, según me parece, dicen que amanece. ……………………………………….. Si la noche se hace escura y tan corto es el camino, ¿cómo no venís amigo? La media noche es pasada y el que me pena no viene: mi desdicha lo detiene, ¡qué nascí tan desdichada! Háceme venir penada
Salga la luna, el caballero salga la luna, y vámonos luego. Caballero aventurero, salga la luna por entero, salga la luna, y vámonos luego. Salga la luna, el caballero, salga la luna, y vámonos luego. Enviárame mi madre por agua a la fonte fría: vengo del amor ferida. .................................................... ¿Agora que sé de amor me metéis monja? ¡Ay Dios, qué grave cosa! ¿Agora que sé de amor de caballero,
¿agora me metéis monja en el monasterio? ¡Ay Dios, qué grave cosa! ……………………………….. Dentro en el vergel moriré; dentro en el rosal matarme han. Yo me iba, mi madre, las rosas coger; hallé mis amores dentro en el vergel. Dentro en el rosal matarme han. ……………………………………………… Lindos ojos habéis , señora, De los que se usaban agora.
Vos tenéis los ojos bellos Y tenéis lindos cabellos, que matáis, en sólo vellos, a quien de vos se enamora. Lindos ojos habéis, señora, De los que se usaban agora. ……………………………………………. Al alba venid, buen amigo, al alba venid. Amigo el que yo más quería, venid al alba del día. Amigo el que yo más amaba, venid a la luz del alba. Venid a la luz del alba, non traigáis compañía. Venid a la luz del alba, no traigáis gran compaña.
EL CONDE LUCANOR Prólogo En el nombre de Dios: amén. Entre las muchas cosas extrañas y maravillosas que hizo Dios Nuestro Señor, hay una que llama más la atención, como lo es el hecho de que, existiendo tantas personas en el mundo, ninguna sea idéntica a otra en los rasgos de la cara, a pesar de que todos tengamos en ella los mismo elementos. Si las caras, que son tan pequeñas, muestran tantísima variedad, no será extraño que haya grandes diferencias en las voluntades e inclinaciones de los hombres. Por eso veréis que ningún hombre se parece a otro ni en la voluntad ni en sus inclinaciones, y así quiero poneros algunos ejemplos para que lo podáis entender mejor. Todos los que aman y quieren servir a Dios, aunque desean lo mismo, cada uno lo sirve de una manera distinta, pues unos lo hacen de un modo y otros de otro modo. Igualmente, todos los que están al servicio de un señor le sirven, aunque de formas distintas. Del mismo modo ocurre con quienes se dedican a la agricultura, a la ganadería, a la caza o a otros oficios, que, aunque todos trabajan en lo mismo, cada uno tiene una idea distinta de su ocupación, y así actúan de forma muy diversa. Con este ejemplo, y con otros que no es necesario enumerar, bien podéis comprender que, aunque todos los hombres sean hombres, y por ello tienen inclinaciones y voluntad, se parezcan tan poco en la cara como se parecen en su intención y voluntad. Sin embargo, se parecen en que a todos les gusta aprender aquellas cosas que les resultan más agradables. Como cada persona aprende mejor lo que más le gusta, si alguien quiere enseñar a otro debe hacerlo poniendo los medios más agradables para enseñarle; por eso es fácil comprobar que a muchos hombres les resulta difícil comprender las ideas más profundas, pues no las entienden ni sienten placer con la lectura de los libros que las exponen, ni tampoco pueden penetrar su sentido. Al no entenderlas, no sienten placer con ciertos libros que podrían enseñarles lo que más les conviene. Por eso yo, don Juan, hijo del infante don Manuel, adelantado mayor del Reino de Murcia, escribí este libro con las más bellas palabras que encontré, entre las cuales puse algunos cuentecillos con que enseñar a quienes los oyeren. Hice así, al modo de los médicos que, cuando quieren preparar una medicina para el hígado, como al hígado agrada lo dulce, ponen en la medicina un poco de azúcar o miel, u otra cosa que resulte dulce, pues por -31- el gusto que siente el hígado a lo dulce, lo atrae para sí, y con ello a la medicina que tanto le beneficiará. Lo mismo hacen con cualquier
miembro u órgano que necesite una medicina, que siempre la mezclan con alguna cosa que resulte agradable a aquel órgano, para que se aproveche bien de ella. Siguiendo este ejemplo, haré este libro, que resultará útil para quienes lo lean, si por su voluntad encuentran agradables las enseñanzas que en él se contienen; pero incluso los que no lo entiendan bien, no podrán evitar que sus historias y agradable estilo los lleven a leer las enseñanzas que tiene entremezclados, por lo que, aunque no lo deseen, sacarán provecho de ellas, al igual que el hígado y los demás órganos se benefician y mejoran con las medicinas en las que se ponen agradables sustancias. Dios, que es perfecto y fuente de toda perfección, quiera, por su bondad y misericordia, que todos los que lean este libro saquen el provecho debido de su lectura, para mayor gloria de Dios, salvación de su alma y provecho para su cuerpo, como Él sabe muy bien que yo, don Juan, pretendo. Quienes encuentren en el libro alguna incorrección, que no la imputen a mi voluntad, sino a mi falta de entendimiento; sin embargo, cuando encuentren algún ejemplo provechoso y bien escrito, deberán agradecerlo a Dios, pues Él es por quien todo lo perfecto y hermoso se dice y se hace. Terminado ya el prólogo, comenzaré la materia del libro, imaginando las conversaciones entre un gran señor, el Conde Lucanor y su consejero, llamado Patronio.
EL CONDE LUCANOR Prólogo En el nombre de Dios: amén. Entre muchas cosas estrañas et marabillosas que nuestro Señor Dios fizo, tovo por bien de fazer una muy marabillosa; ésta es que de cuantos omnes en el mundo son, non a uno que semeje a otro en la cara; ca como quier que todos los omnes an essas mismas cosas en la cara los unos que los otros, pero las caras en sí mismas non semejan las unas a las otras. Et pues en las caras, que son tan pequeñas cosas, ha en ellas tan grant departimiento, menor marabilla es que aya departimiento en las voluntades et en las entenciones de los omnes. Et assí fallaredes que ningún omne non se semeja del todo en la voluntad nin en la entençión con otro. Et fazervos he algunos enxiemplos porque lo entendades mejor. Todos los que quieren et desean servir a Dios, todos quieren una cosa, pero non lo sirven todos en una manera; que unos le sirven en una manera et otros en otra. Otrosí, los que sirven a los señores, todos los sirven, mas non los sirven todos en una manera. Et los que labran et crían et trebejan et caçan et fazen todas las otras cosas, todos las fazen, mas non las entienden nin las fazen todos en una manera. Et así, por este exienplo, et por otros que serién muy luengos de dezir, podedes entender que, como quier que los omnes todos sean omnes et todos ayan voluntades et entençiones, que atán poco como se semejan en las caras, tan poco se semejan en las entençiones et en las voluntades; pero todos se semejan en tanto que todos usan et quieren et aprenden mejor aquellas cosas de que se más pagan que las otras. Et porque cada omne aprende mejor aquello de que se más paga, por ende el que alguna cosa quiere mostrar a otro, dévegelo mostrar en la manera que entendiere que será más pagado el que la ha de aprender. Et porque a muchos omnes las cosas sotiles non les caben en los entendimientos, porque non las entienden bien, non toman plazer en leer aquellos libros, nin aprender lo que es escripto en ellos. Et porque non toman plazer en ello, non lo pueden aprender nin saber así como a ellos cumplía. Por ende, yo, don Johan, fijo del infante don Manuel, adelantado mayor de la frontera et del
regno de Murçia, fiz este libro compuesto de las más apuestas palabras que yo pude, et entre las palabras entremetí algunos exiemplos de que se podrían aprovechar los que los oyeren. Et esto fiz segund la manera que fazen los físicos, que quando quieren fazer alguna melizina que aproveche al fígado, por razón que naturalmente el fígado se paga de las cosas dulçes, mezclan con aquella melezina que quieren melezinar el fígado açúcar o miel o alguna cosa dulçe; et por el pagamiento que el fígado a de la cosa dulçe, en tirándola para sí, lieva con ella la melezina quel’ a de aprovechar. Et esso mismo fazen a cualquier miembro que aya mester alguna melezina, que sienpre la dan con alguna cosa que naturalmente aquel mienbro la aya de tirar a sí. Et a esta semejança, con la merçed de Dios, será fecho este libro, et los que lo leyeren si por su voluntad tomaren plazer de las cosas provechosas que ý fallaren, será bien; et aun los que lo tan bien non entendieren, non podrán escusar que, en leyendo el libro, por las palabras falagueras et apuestas que en él fallarán, que non ayan a leer las cosas aprovechosas que son ý mezcladas, et aunque ellos non lo deseen aprovecharse an dellas, así como el fígado et los otros miembros dichos se aprovechan de las melezinas que son mezcladas con las cosas de que se ellos pagan. Et Dios, que es complido et complidor de todos los buenos fechos, por la su merçed et por la su piadat, quiera que los que este libro leyeren, que se aprovechen de’l a serviçio de Dios et para salvamiento de sus almas et aprovechamiento de sus cuerpos; así como Él sabe que yo, don Johan, lo digo a essa entención. Et lo que ý fallaren que non es tan bien dicho, non pongan la culpa a la mi entençión, mas pónganla a la mengua del mío entendimiento. Et si alguna cosa fallaren bien dicha o aprovechosa, gradéscanlo a Dios, ca Él es aquél por quien todos los buenos dichos et fechos se dizen et se fazen. Et pues el prólogo es acabado, de aquí adelante començaré la manera del libro, en manera de un grand señor que fablava con un su consegero. Et dizían al señor conde Lucanor, et al consegero, Patronio.