Caleidoscopio Ciencia Ficción

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Jován Benítez / @Jovan_Benitez Dirección General Alejandra Olguín / @aleOlguin Dirección Editorial Jovany Cruz / @JovanyCF Diseño Editorial Alejandra Canchola / @canchola_ale Columnista Alejandra Isla Columnista

En portada: Alunizaje interior Técnica: Mixta

Marianne E. Castillo / @maryludens Prensa Querétaro

Mariana Alcántara, 2016, CDMX

Daniel García / @Garcia_Danyel Prensa Pachuca

Imagen basada en el concepto de la cuarta dimensión, donde el interior es también el exterior. La luna estuvo todo el tiempo dentro de nosotros. Concepto inspirado en “Viaje al centro de la Tierra” y “De la Tierra a la Luna” de Julio Verne y un homenaje a Georges Méliès.

Teresa Cuevas / @teresays Prensa Pachuca

Colaboradores Víctor Valencia, Arturo Pagola, Lorena Aguirre, Crocuta Crocuta, Pablo Alfredo Diosdado, Daniela Frutos, Alejandro Galindo, Fernando Torres

Contacto Comentarios, colaboraciones y venta de espacios: editorialcaleidoscopio@gmail.com

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4 6 Daniela Guadalupe Frutos Granados

9 Crocuta Crocuta

Daniel García

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13 Pablo Alfredo Diosdado Vallejo

16 Arturo Pagola Trigueros

18 Víctor Valencia

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Marianne Castillo

25 Jován Benítez

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30 Alejandro Galindo Sandoval

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EDITORIAL

El ser humano siempre ha buscado la forma de ir un paso más allá, y la literatura y el cine han sido los caminos preferidos para lograrlo. Por eso, en esta edición aterrizamos las naves en distintos espacios, épocas y llegamos hasta un asteroide; contamos también con las colaboraciones de dos magníficos ilustradores que encontramos andando por distintas dimensiones. Disfrute, estimado lector.

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Daniela Guadalupe Frutos Granados Morelia, Michoacán

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leamos sueños escritos en papel, y aunque sabemos que cuando terminen será una mentira, los guardamos en el alma una y otra vez. Así de confundida caminaba entre las calles Cerré aquél viejo libro El ángel, vivía justo enfrente de mi cubiertas de hojas por el porque; ¿Quién en su habitación, me gustaba mucho ver otoño, hay muchas hissano juicio lee un cuen- cuando cepillaba sus alas, podía torias que merecen ser to que comienza con: tardar todo el día ahí sentada en contadas, como aquella «había una vez»?, esta- el balcón con mi café en la mano vez que miré las alas que ba harta, soñar no era izquierda viendo hacia su ventana, le colgaban de la espalda a esa señora, eran granuna opción, la vida era si no fuera por ese día. des, yo sabía que podía lo que estaba pasando y haber volado los 40 años no sirve de nada leer una anteriores de su vida; nadie las veía y yo historia cuando sabes que será mentira. no encontraba la razón, eran enormes Somos diminutos en este mundo, y si el de color blanco, pero un blanco puro, un sistema solar es pequeño, el planeta que blanco brillante, de ese blanco que no poblamos es más pequeño entonces tú y existe y que nadie va a conocer. yo, somos nada dentro de la nada que está justo dentro de un sistema solar que viene ¡Nadie le veía sus alas!, era un ángel siempre siendo nada… y si te pones a pensar, ahí lo supe, tal vez no de esos que te cuentan es donde comienza a cobrar sentido que pagué la música, sonaba más o menos como lo más a rítmico que escuché desde hace ya mucho tiempo, lo más inestable de una vida estaba en esa canción.

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que caen del cielo, sé que puedes imaginarte lo hermosas que pudieron ser esas alas si no se las hubieran cortado. Estas cuatro paredes no me dejan recordar bien como era mi vida allá afuera, estas puertas de acero y los cinturones que envuelven mis manos, cada vez que me dejan libre escribo una huella en papel de que esta historia existió. Mis 25 años de vida fueron en esa calle larga y angosta, donde cada otoño eran incontables las hojas que caían de los árboles, y ella, el ángel, vivía justo enfrente de mi habitación, me gustaba mucho ver cuando cepillaba sus alas, podía tardar todo el día ahí sentada en el balcón con mi café en la mano izquierda viendo hacia su ventana, si no fuera por ese día. Como todas las mañanas apagué la música, sí, esas canciones que dejan al descubierto las inestables vidas de las personas, asomé la mitad de la cabeza por el balcón, hacía frío y podía resfriarme, esa mañana su ventana estaba cerrada, la puerta abierta y el aire era diferente. Algo no iba bien, decidí tomar mi capa azul, y salir de mi casa; en cuanto cerré mi puerta levanté la mirada y vi lo más sorprendente que un ser humano haya podido ver en toda su existencia, las alas tiradas en el suelo, el ángel amarrado con una cadena en la entrada y a su lado una especie de ángel mismo pero este era de color negro, el negro más oscuro que mis ojos hayan podido ver, sonreía y se burlaba cuando la veía tirada en el piso. En ese momento el viento me empezó a hablar, ¡Lo juro!...

Entonces desperté, el sudor me recorría de pies a cabeza, era el sueño más cruel que había tenido en mi vida, la piel estaba erizada, cuando me levanté vi mis manos llenas de sangre, mi ropa desgarrada, entonces pensé; ¿Fue este un sueño o…?, quien iba a saberlo en la casa todo seguía igual, el desayuno en la mesa, la nota de mi madre, el refrigerador vacío y el viento era tan frio como el de ese sueño; no me fijé pero tomé la capa azul, apagué la música, asomé mi cabeza por el balcón… tiré la taza de mi mano izquierda, estaba pasando todo lo que en mi sueño había pasado, tenía miedo de ver ese ángel en la casa de enfrente que no existía, pero tenía miedo de ver la ventana cerrada, suspiré, tomé el valor necesario y salí a ver que sucedía. Fue ahí cuando todo cobraba sentido, la sangre, la ropa… no estaba en mi casa, estaba en la casa que soñé. Mi enfermera me dice que todo lo que hablo es una ilusión, yo no lo creo, ellos me tienen aquí ¿Te digo cual es la razón?, a ellos no les conviene que se sepa que el ángel negro era yo…

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Naturaleza del Cambio, TĂŠcnica digital, 2015 Fernando Torres Rojo


Asteroide

5-Cora Crocuta Crocuta Pachuca, Hidalgo

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uentan los ignorados ancianos que existió un acontecimiento importante que destruyó para siempre la vida en el asteroide 5-Cora; Tres especies habitaban en el planetoide: los astutos Zéngarev (cazadores infatigables, hambrientos, estranguladores de siete pupilas); los indomables Krojuros (parduzcos colosos y guerreros) los anélidos Lórala (creadores de vegetación por sus altas capacidades herbolarias). Las dos primeras especies pronto desestabilizaron al ecosistema pues se sobrealimentaron de los Lórala hasta casi acabar con ellos. Fue entonces que los Zéngarev liderados por el hipnotista Xálendra atacaron a los Krojuros para subsistir. Tras largos meses de intenso combate, el fuerte de Frakrurej y sus valientes soldados Krojuros se vieron derrotados. «Xálendra, ¿qué harás con mi pueblo? ¡Xálendra! ¿qué has hecho? », gritaba Frakrurej encadenado. «Ravpaqah estará satisfecho», dijo Xálendra «¡TÚ QUE SABES DE LOS DIOSES!». Los Krojuros varones fueron desangrados en honor a Ravpaqah, Dios del engaño; se organizó un festín en el que los Krojuros hembra cocinaron a sus críos, maldiciendo las infancias robadas. La gula de los Zéngarev terminó por provocar la extinción de los Krojuros: Los Zéngarev obligados a nutrirse se tragaron a sus hermanos, padres e hijas; uno a uno fueron muriendo. Dicen que Xálendra se escondió en los purpúreos desiertos. El asteroide, desolado, se llenó de inmundicia.

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Testigo del Tiempo, TĂŠcnica digital, 2014 Fernando Torres Rojo


Daniel García Pachuca,Hidalgo

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l día en que Ocaso se convirtió en adulto, la humanidad celebraba la extinción del tiempo. No era el fin de la línea de tiempo de los humanos, más bien, se celebró el decreto mundial que abolía el uso de medidas de tiempo. Ni segundos, minutos o años volverían a ser mencionados o usados, aunque siguieran haciendo efecto sobre la vida en la Tierra. La última fecha registrada en un calendario fue el jueves primero de mayo del año 2092. Sonriente, limpio y engreído, Ocaso comenzó su habitual viaje a la Unidad Administradora de Tiempo (UAT) que quedaba a 25 minutos desde su edificio. Cuando su reloj marcó las 7:54, descendió los 2 kilómetros desde su habitación hasta la acera en sus habituales 40 segundos. Ocaso cambió la sonrisa por una mueca parecida a una sonrisa, producto de saber que era el último día que le preocupaba cuanto tiempo le tomaba hacer algo. No sabía si se sentía feliz o si extrañaría la rutina. Ocaso llegó 8:03 a la estación de Cohetes de Corto Alcance, cansado de seguir manteniendo la mueca que simulaba una

sonrisa. Después de caminar unos cientos de metros y ver decenas de los nuevos vehículos amarillos, subió al viejo Dragon V12, aquella cápsula roja y desgastada que lo había llevado a la luna por 7 años ininterrumpidos, y cambió su mueca agridulce por una cara llena de dolor; la espalda necesitaba píldoras de tiempo urgentemente. Por primera vez en 40 años, Ocaso entró desesperado a la UAT. Observó su muñeca, y su dolor se contrarrestó con la sensación de alegría al ver que su reloj-injerto marcaba las 8:19. Una vez más estaba a tiempo… pero la mueca que lo acompañó al descender por su edificio lo volvió a llenar, aunque esa mueca evolucionó en una expresión de miedo: nunca más sentiría lo que era ser puntual. El nuevo adulto llegó a la Sala de Suministro, una bodega de 200 metros cuadrados, y se dirigió hacia las ventanillas que atendían 25 ancianas. Cuando llegó a la ventanilla 13, no perdió tiempo en descargar su frustración. —Necesito dos píldoras Cronos de 500 miligramos, ¡Y las quiero rápido!

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Gladis, inexpresiva (como las otras 24 ancianas), tomó su escáner ocular, apuntó hacia Ocaso y después de ver los resultados del análisis de pupila, gritó: —¡Tres Letargo de 500 miligramos, ventanilla trece! 5 segundos después del grito, Gladis dio de mala gana 2 píldoras de color verde fluorescente a Ocaso. —Esto no es lo que pedí. Dije Cronos, las blancas, largas y asquerosas. —El escáner dice que hoy cumples 50 años. Dejas de ser un niño, las normas de la UAT dictan que no se le puede proporcionar la píldora que acelera el tiempo a los mayores de medio siglo. Ocaso se marchó furioso de la UAT, pero no podía hacer algo, ya que después de 50 años de educación por almacenamiento digital, lo que mejor sabía era obedecer. Al llegar a su habitación, Ocaso ingirió la primera Letargo. Se sentó a observar su pecera, que contenía especies extintas hace millones de años en miniatura, traídas de vuelta gracias a las mentes menos brillantes de su época. Después de lo que él creía había sido una hora de observar sus criaturas, pasó de su habitación a la cocina para hidratar algunos alimentos. 12

Se acercó al balcón a observar el reloj kilométrico que atravesaba el cielo y comenzó a llorar al ver que sólo habían pasado 2 minutos desde que observó la pecera. Triste y desesperado, viajó por un día (25 minutos reales) con destino a la UAT. Suplicó que le otorgaran cientos de Cronos, pero ninguna anciana pudo hacer algo. Regresó a la Tierra y buscó por días una sola pastilla que hiciera digerible el tiempo que vivía. Después de dos días de búsqueda, Ocaso se rindió ante el cambio y tomó en un solo trago las dos Letargo sobrantes. Si ya no había tiempo por medir, ¿Qué sentido tenía seguir preocupándose por cómo se sentía su paso?


Pablo Alfredo Diosdado Vallejo Celaya, Guanajuato

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n el año 2063 el presidente de los Estados Latinos Americanos, Miguel Corona Domínguez, anunció su renuncia ante las represalias por parte del Gobierno Mundial. Al poco tiempo se decretó el cierre al libre comercio entre América y Europa. La purificación de oxígeno dejó de ser gratuita en las zonas afectadas por las Guerras de Pilar, acontecimiento nuclear en el año 2021 por la falta de recursos alrededor de todo el mundo.

ve, el trabajo escaseaba, la salud pública estaba en el fondo de lo más oscuro. La construcción de muros gigantescos parecía un acto de egoísmo, pero lo que para los africanos era muerte, para los europeos era su salvación. Norteamérica al poco tiempo comenzó a emitir protesta, sin embargo la tensión entre las más grandes naciones concluyó en un acuerdo, algo sumamente despiadado: entre menos humanos, más espacio para habitar.

El Gobierno Mundial era conformado por los países más poderosos, y por otros pocos que pudieron sobrellevar la desgracia de la masacre de la guerra. Dos años después de que Latinoamérica se quedara sin su más grande líder, y sin un espacio en el gobierno mundial, se anunció una noticia devastadora; un meteorito chocaría contra la Tierra en el año 2067, y éste traía consigo el olor a muerte para todo el continente Africano. Las numerosas protestas comenzaban a brotar en las fronteras de Europa y Asia, los pueblos africanos buscaban una mirada de compasión de sus vecinos, sin embargo, las intenciones de contención eran otras. La sobrepoblación era un problema gra-

Llegó el día del gran impacto; todos alrededor del mundo prendían sus televisores, fuera de madrugada, fuera de mañana. Los ojos del planeta se posaron sobre la devastación de la cuna de la humanidad, de un continente entero y, en un instante, más de sesenta mil millones de almas fueron consumidas en el abrazador fuego y tierra del golpe de aquel coloso. Pasaron cuatro meses, las naciones más poderosas entraron al continente africano a tomar sus territorios correspondientes, a descontaminar las zonas para ser habitadas por nuevos ciudadanos. Las cenizas marcaron el comienzo de una nueva era, una era que pronto se tornaría en una tiranía global.

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Los restos del meteorito podían verse desde las praderas más lejanas; el Gobierno Mundial encontró una estructura dentro del enorme cuerpo celeste que se desmoronaba a pedazos, la instalación no era humana. En distintas exploraciones gubernamentales fueron extraídas armas, máquinas, recursos e incluso algunos experimentos alienígenas que pronto fueron adoptadas por los humanos. Como si el hombre hubiera dado un gran salto dos mil años en el futuro. La devastación y la represión global comenzó. La burguesía aliada al gobierno comenzó a emerger como la sociedad más pura de la humanidad, los pobres y los de clase media comenzaban a ser marginados a zonas poco habitables y en condiciones deplorables alrededor de todo el mundo. La medicina dio un salto enorme en el tiempo, pero sólo los ricos podían pagar los nuevos tratamientos, el SIDA y el cáncer se volvieron como la lepra lo era en el siglo XX.

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El meteorito estaba hecho de un recurso no renovable, Melirio le llamaban, tres gramos de este mineral tenía la capacidad de alumbrar a media Asia, lo más exquisito para los inversionistas, carecía de radiación. Pronto se comenzó a contrabandear este material, además de las transacciones legales. Hasta que todo el mundo fue alimentado por este recurso latente en virus. En el año 2081 una sepa de virus brotó en Europa, los infectados presentaban indicios de rabia y carencia de razonamiento, los síntomas comenzaban con salpullido en la espalda, de pronto la piel comenzaba a carcomerse sola hasta presentar los síntomas más graves: descontrol del cuerpo y hostilidad. Después el virus atacó Asia y pronto América. El virus fue llamado RONAT-2, o RT-2. Los científicos trataban de encontrar una cura para esta nueva pandemia que acosaba el mundo. Año 2083, algunas mutaciones del RT-2 han comenzado a cambiar a las nuevas generaciones de humanos, los niños no presentaban síntomas de enfermedad, sin embargo se detectó en múltiples experimentos que los niños infectados tenían una fuerte actividad mental; algunos eran capaces de comunicarse por telequinesis, otros podían manipular la mayoría de las energías en su entorno. El pueblo aclamaba a estos niños


como los salvadores de la nueva era; la tiranía del Gobierno Mundial comenzaba a opacarse. No fue hasta que los líderes mundiales dieron un comunicado: se recluiría a todos estos niños hasta que se supiera, por medio de estudios, que eran inofensivos; todos sabíamos que el Gobierno tenía miedo a perder su control. Como el viento, no tardó en hacerse escuchar un rumor; los niños que eran capturados o entregados, eran asesinados. Grupos rebeldes comenzaron a emerger, a criar a los niños en las sombras del secreto. Las comunicaciones eran limitadas, pues el Gobierno Mundial tenía un sistema de vigilancia que contaminaba hasta las aguas de los mares. Pronto en el canal mundial se anunció que el virus RT-2 en realidad era propagado por los niños infectados, se les denominó «Le Enfant Inferno» o LEI por sus siglas, y se dijo en una conferencia global que no se toleraría que solaparan o escondieran a estos niños, se castigaría con la muerte por traición a la humanidad. Los rebeldes dudaron un poco… Año 2103, los niños LEI habían crecido, unos tenía 23 años, otros 27, bien entrenados por exmilitares rebeldes. La situación en la Tierra había empeorado, los infectados por el RT-2 contaminaron a un tercio de la población mundial, de los cuales la mitad se volvían bestias hostiles. El primer golpe de los niños LEI se dio en una cede del Gobierno Mundial en Madrid, las televisoras fueron saboteadas, el mundo presenció el poder de los LEI. Como el alba, esto desencadenó revueltas en todas las ciudades. El Gobierno Mundial trataba de suprimir los grandes números de personas por la fuerza, las maquinas «Diemas» tenían un poder de supresión de hasta 2000 personas por minuto, sólo un arma de todo un arsenal. La guerra había comenzado. Los rebeldes tenían sus apuestas en los niños LEI, el gobierno tenía su poder supresor, los infectados marginados por el virus. La tierra se estremecería con esta cuarta guerra mundial, la historia del mundo parecía llegar a su fin.

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Retorno José Arturo Pagola Trigueros Pachuca, Hidalgo

—¿Ubicación?. —Desconocida, capitán.

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Había aprendido a apreciar aquella voz artificial, aunque le diera únicamente respuestas frías y pesimistas, después de todo era lo único que escuchaba desde que se averiara el transmisor hacía ya tres semanas, de cualquier forma desde el escape sólo se oía ruido y voces entrecortadas apenas audibles, quizá, sólo quizá la falla de comunicación se debiera a la enorme distancia a la que se encontraba de cualquier cosa, lo cual no era en absoluto más alentador pero era una esperanza a la cual aferrarse, podrían ubicarlo con base en la transmisión, pero sin ella… Era curioso que con tan fascinante tecnología aún pudieran tener desperfectos los aparatos, a pesar de los avances, a pesar de las pruebas, suponía que simplemente el campo eléctrico que protegía a la nave no resistía el ataque brutal de un cañón láser disparando a quemarropa, ni el impacto abrasador al salir de la atmósfera a gran velocidad, pensándolo bien se alegraba de que sólo fallaran el navegador automático, el sistema de posicionamiento universal, el campo eléctrico de protección y la comunicación, aunque empezaba a preocuparle la velocidad con que se consumía el combustible a pesar de que había dejado de utilizar los propulsores dos semanas atrás cuando decidió que no había forma de reparar el sistema de ubicación, en fin, se encontraba ciego, perdido e incomunicado, con la única compañía de aquel viejo androide de servicio sin protocolos de navegación.


Si tan sólo hubiera tenido más tiempo, si tan sólo hubiera visto las señales de lo que se avecinaba, si hubiera prestado más atención. Ya era tarde, los demás debían estar igual que él, perdidos, alejados, sumergiéndose cada vez más en la inmensidad o muertos, no lograron llegar a la estación principal, el ataque se adelantó como cabía esperar, pero ni siquiera eso lo anticipó, cada uno tuvo que arreglárselas, buscar medios de transporte, recolectar provisiones. La ferocidad del ataque y la expulsión vehemente y repentina del planeta acabó por dispersarlos, si tan sólo se hubiera mantenido consciente para no perder de vista a los demás y mantener una ruta conocida, si tan sólo hubiera logrado presentar batalla, si tan sólo hubiera podido despedirse, si tan sólo pudiera ver sus ojos una vez más. Miró por la ventana por enésima vez, la vista era impresionante, espectacular y sobrecogedora, el silencio y la inmensidad eran casi asfixiantes, la pasmosa tranquilidad, inquietante; una oscuridad profunda extendida hasta el infinito, sólo interrumpida por millones de minúsculas motas brillantes regadas por doquier, un laberinto imposible de luz y polvo, polvo que formaba de pronto densas nubes de colores inimaginables que hacían volar la imaginación, mirando aquel maravilloso y apabullante paisaje se perdía en sus recuerdos, recuerdos de tiempos mejores, de ilusiones, de sonrisas, de miradas, su mirada, recordaba su rostro, amable y apacible, su sonrisa amplia a juego con sus grandes ojos oscuros, expresivos y tiernos, recordaba su piel suave y sus caricias dulces…

Un fuerte estruendo lo despertó de sus sueños, miró alrededor, pero no vio nada alarmante, un golpe aún más fuerte lo sorprendió y luego otro y otro. —Hemos entrado en una lluvia de asteroides capitán, tenemos numerosas fallas, perdemos combustible —dijo el androide presionando botones y girando la cabeza de una pantalla a otra a gran velocidad—. —No es posible encender los propulsores. Se precipitó hacia el medidor de combustible y le dio un vuelco el corazón, sin escudo protector los asteroides habían impactado de lleno en la nave, ocasionando rupturas en el fuselaje y una fuga masiva de combustible, el tanque estaba vacío, todo había terminado. Se alejó de los controles y se dejó caer en el suelo ignorando las inútiles alertas y afirmaciones del androide, cerró los ojos e intentó perderse de nuevo en sus recuerdos… —Hola —abrió los ojos, la voz era clara, venía del interior de la nave, pero no era del androide, era una voz conocida, se levantó y se precipitó a toda velocidad hacia el transmisor —Hola —repitió la voz, no era posible, debía estar soñando, sí, seguramente seguía perdido en sus sueños. Aún así, presionó el botón para comunicarse y tomó aire. —Hola…

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Víctor Valencia García Pachuca, Hidalgo

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T

enía un cometa azul en el cabello, ojos castaños que brillaban como las estrellas, y vivía en Marte.

Paralizado en medio de un jardín imposible, el comandante segundo Herrera esforzaba cada neurona para evitar que colisionaran, chorreaba sudor dentro de su caso. «Herrera, responda, ¿dónde diablos se encuentra? Informe su ubicación». Ella se acercaba con suavidad, fluctuando como hierba fresca, un jaguar que oscilaba al acecho con sus ojos estelares clavados en los de Herrera. Ella, que vivía en una cueva de Marte sin ningún equipo visible de sustentación vital, entre plantas alienígenas de colores extravagantes tan improbables como la vida misma. Ella, que estaba ahí desde sólo la creación sabía cuándo, y que ahora se acercaba despacio e imparable como el amanecer hacia el comandante segundo Herrera. «¡Carajo! Responda, debemos partir de inmediato». «Bienvenido», dijo una suave voz dentro del casco del astronauta, una voz que evocaba el sonido del terciopelo azul des-

garrándose despacio, muy despacio. El cerebro de Herrera estaba al borde del colapso. «Por favor, no tengas miedo», susurró ella dentro de la cabeza de Herrera, «soy consciente que esto parece demasiado fantástico para una criatura como tú, pero no tengas miedo». Esta vez no es el intercomunicador, pensó, ella me está hablando directo en mi mente. Fuese el tono de su voz, los ojos que evocaban noches en calma, o el mechón azul de su largo cabello, pero Herrera se calmó, la respiración se desaceleró hasta moderarse. A su paso, ella tocó con sus finos dedos el pétalo azul con lunares carmesís de lo que parecía un tulipán, tan grande que le llegaba por el hombro. El tulipán pareció hacer un gesto de reconocimiento, se inclinó y siguió a la figura ondulante. «Quítate el casco», la petición tenía matices de mandato; una parte de la razón de Herrera decía que eso era suicidio, «tranquilo, estás aquí, conmigo, nada te pasará», ella estaba a cinco, a dos, a un paso, al alcance de la mano enguantada del traje. «¡Carajo! Responda, ¡¿dónde cuernos


se encuentra?! ¡Respon...!» El siseo del aire escapando cuando Herrera liberó el seguro del casco silenció los bramidos del intercomunicador, luego el casco rebotó contra la piedra marciana de la cueva, después el astronauta cayó de rodillas y, por un instante, pensó que moría... El aire, aunque escaso, era respirable, como si estuviera a 5 mil metros sobre el nivel del mar allá en su natal Tierra. Tardó bastantes bocanadas en habituarse, mientras ella lo observaba a sus pies respirar con agitación. ¿Cómo es posible?, quiso preguntar, pero la voz de terciopelo en su cabeza lo interrumpió: «porque tenemos fisiología en común, este jardín que te rodea da aire suficiente para mi supervivencia y de un invitado, es pequeño, pero con el tiempo crecerá lo necesario para albergar a una raza completa». Aún de rodillas, Herrera vio los pies de ella, fue subiendo la vista despacio: los tobillos, las rodillas, la piernas, la cadera... Sin la protección del casco miró que ella estaba cubierta por una fina capa de pelambre y nada más, como un gato recién nacido, de colores que variaban las tonalidades del azul. De pie, vio que el rostro carecía de bello, y el azul se acentuaba en un mechón de su largo cabello, los ojos de estrellas le sostenían la mirada. Trató de dar explicaciones, pero de nuevo fue interrumpido, «no es necesario, sé que estás aquí porque tu planeta está muriendo, sé que la humanidad busca un nuevo hogar donde esparcir sus semillas, sé que debes volver pronto con tu tripulación o quedarás varado en este planeta rojo, y también sé que me deseas...» Las pupilas

de Herrera se dilataron, ella no necesitó mover los labios para hablarle, pero ¡por la madre Tierra!, deseaba que esos labios se movieran sobre los suyos. Herrera sufrió un ataque de desesperación, quería tomarla en ese momento, en ese jardín extraterrestre, la mente apagada por el único anhelo de ser uno con ella. Embistió hacia su cuerpo, unos dedos finos pero firmes lo zanjaron al momento. «No, así no, debes estar por completo seguro, no sólo tu cuerpo, sino también tu mente, de lo contrario no funcionará». Se concentró en olvidar todo, la razón del por qué estaba ahí, olvidar que era la última esperanza de una humanidad caníbal que había destruido la Tierra, que buscaba una escapatoria, un nuevo planeta donde habitar. «Sólo tienes que estar seguro por completo, decir que sí también con la mente». Desechó todo su entrenamiento, sus objetivos, desechó a toda la humanidad: sí, dijo Herrera. «Entonces ven». El fino pelambre lo tomó de la mano encaminándolo entre gladiolas purpúreas, dientes de león cuyos colores simulaban eclipses lunares, una boca de dragón tan roja como la arena marciana, girasoles inverosímiles de un amarillo opaco... y todas las plantas parecían seguir su paso. Llegaron a un claro de tierra suave, en un extremo del jardín, ella le comunicó que se despojara de su traje, lo hizo lo más rápido posible, luego se recostaron juntos, Herrera besó con fiereza eso labios que hablaban sin moverse, pasó su mano por el cometa azul del cabello de ella, acarició todo el suave pelambre, y ni siquiera escuchó el rugido de la nave que partía...

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Cuando despertó, la paz lo inundaba. No sabía si era de día o de noche ¿cómo saberlo? Siquiera conocía cuánto había dormido. Buscó el cuerpo de ella, y la vio parada a su lado, vertiendo líquido amarillento de un pote de forma extravagante alrededor de Herrera. Quiso levantarse para atraerla a su lado, pero sus piernas parecían ancladas a la tierra rojiza. «Tranquilo, es más fácil si lo tomas con calma». Trató de hablar sin poder hacerlo. «Verás, no son la única raza en búsqueda de nuevos hogares. Y también, por si aún no lo comprendes, no son los primeros en llegar aquí». Ella terminó de verte el líquido, dejó el pote y tomó un recipiente de donde extrajo un fino polvo que esparció sobre el cuerpo de Herrera. El astronauta, abandonado en el planeta rojo, intentó levantarse, utilizó toda su fuerza, su voluntad, quiso correr hacia su traje para volver con la tripulación y advertirles, pero era demasiado tarde, sus pies comenzaban a enraizar a la tierra y en su boca germinaban botones de flores.


Lorena Aguirre Guadalajara, Jalisco

E

stá obscuro y mi cuerpo se ha paralizado. Estoy consciente; dormito con los ojos abiertos. El techo me parece más cercano, como si pudiera sostenerlo al estirar la mano, a cada pulsación y sensación de derrumbe. La habitación luce esta noche más pequeña y sombría. La cortina pareciera ser color negra con lúgubres y enfermos matices ilusorios. La ventana entreabierta como siempre me ha gustado y también, como siempre, se encuentra parada del otro lado aquella sombra delgada a la que no se le percibe mirada. Me resulta una rutina predecible. Cierro los ojos y en esa realidad mi reloj de muñeca marca las cuatro quince de la madrugada. Surrealistas y horroríficas han resultado las ultimas veladas, ¿sueño o no sueño? Procedo a despertar o quizás a soñar. Mi boca se encuentra seca, mi cuerpo hierve. Tomo del buró la jarra de barro, lleno tan solo medio vaso y me conforto diciéndome:

- Con eso basta. Repito, ¿Sueño o no sueño? Hacia arriba poco a poco me hago. Dejo caer mis pies al suelo, abandono la cama y camino rumbo a la ventana. Las luces rojas y verdes siguen ahí, danzan, como los enjambres de mosquitos y moscas sobre mí. La luna sigue plateada. Pienso que parece ser éste el sueño; retrocedo y se me pierde el habla, mi vientre hierve y el calor se extiende. Terminado aquel efecto, con pesadumbre, regreso a la cama a gritos ahogados. Tendido allí de nuevo dormito. La sombra sigue ahí, esta vez no la veo pero la puedo sentir, lo abarca todo. Pálido de nervios sonrió al techo latente. Siento cómo se acerca, cómo se aleja. Aprieto los párpados y se vuelve aun más fuerte, cae todo el peso de mi vida sobre mí. Ese cuerpo inmóvil que es el mío, que se encuentra en la cama en la que me tendí, parece no obedecer pero aun así siento cómo se mueve.

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Desesperado pataleo y berreo. Como sombras se duplican mis extremidades, mi brazo derecho etéreo abandona mi brazo derecho físico a cada extensión del mismo. Encorvo mi espalda y abandona a mi otra espalda. Giro la cabeza sobre la almohada y queda opuesta a mi cabeza. Cuatro piernas, cuatro brazos, dos torsos, dos cabezas… Peleo por mover mi carne y resulta en vano. Acéptalo, morí, me digo, pero en ese instante todo se vuelve a repetir… El techo, la habitación, la cortina, la ventana, la sombra, el reloj…


¿Qué le pasó al cine? Marianne Castillo Querétaro

M

i decepción comenzó con la mujer a mi lado que no paraba de hablar en fuertísimos susurros. Quería, con toda honestidad, apuñalarla. Sólo un fino corte en la garganta y quizá retomaría hilo de la historia. Dios, cómo extrañaba ese cine. —El cine acribillado y a quien ya nadie guardaba el debido respeto. Ese cine tan reciente —pero tan olvidado— al que aún puedo oler pudriéndose en mi memoria. Llámenme sentimental, pero extraño ese cine; el evento maravilloso; el lugar sagrado sin quince minutos de anuncios ni propaganda política. Ya saben… donde la gente chiflaba y gritaba «cácaro» como un necesario rito de inicio. Ya sospechaba el inicio de una nueva era con el descarado aumento en la tarifa de entrada, pero nada me preparó para verle convertirse en otra fría y dura industria; sedienta y arrogantes. No crecí en una gran ciudad, así que complejos con pantalla grande eran escasos. Y si bien los estrenos era mejor dicho lo viejo de Hollywood, esperar a disfrutar

del estreno era toda una experiencia ¡Qué hermoso era entrar al complejo bajo la hipnosis en la que te sumergía el olor a mantequilla derretida! Ahora son miles de complejos, todos sin alma. Miles de películas, pero sin magia; el refrito del refrito del refrito. Pero eso no es lo que me decepciona. Son, en realidad, los pequeños detalles que me sacan de quicio como que ahora hay que ir forrado con más de ciento cincuenta pesos para que a cambio te den un horrible boleto, tan frágil que con el menor movimiento se rompe. Adiós al placer de coleccionar los viejos boletos de cartón. Antes cada centavo valía la pena. Ahora, hasta por respirar cobran. ¿Recuerdas cuando había una barra con condimentos para tus palomitas? Olvídalo. ¿Quieres cheedar?; cáele con cuatro pesos. ¡Los nachos te los sirven en bolsa! ¿Y el queso extra? ¡Pfft! Si antes ya venían bañados en caliente y deliciosa consistencia amarilla. Cada que mi formo en la fila de caja, me hago a la idea de hacerme de voluntaria para un asalto.

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Después llega la hora de entrar a la sala. Honestamente, el único cambio que ha sido para bien de la experiencia es la asignación de asientos. Aunque admito había algo de aventurero en eso de marcar territorio con ayuda de amigos y sudaderas, sobre todo si la sala estaba llena. Tener que negociar con el vecino para no acabar separado del grupo en algún horrible asiento trasero. En fin, ahora uno llega y se aplasta y ¡PUM! Vienen los quince minutos de cortos. A veces, en ese lapso, me da una especie de amnesia y no sé si estoy realmente en una sala con sonido surround o en la sala de mi casa, con el altavoz de mi televisión. Dios, y yo que me moría de la risa cuando veía un filme de los cincuenta y descubría antes les obligaban a ver anuncios publicitarios en vez de avances de otros filmes. Lo más triste de todo, y lo que me arrastró a esta melancólica reflexión de lo que alguna vez fue el cine en primer lugar, es que en definitiva la magia se ha perdido y la gente prefiere estar en su teléfono que en la historia. Y sí, esas cosas ocurrían antes. ¿Pero acaso no era un evento fuera de lo común? Ver toda una sala unida en la expulsión de algún escandaloso... Ahora hasta es raro escuchar un «¡shh!», porque ya nos hemos resignado a vernos distraídos por la fría luz que proviene de la pantalla de un móvil, el horrible golpe arrítmico en nuestro respaldo y, como me ocurre ahora a mí: el descarado cuchicheo que pretende ser un «susurro». ¿Qué tanto le dices mujer? Sí, es bueno comentar pero al menos comenta algo interesante. Nunca me había visto obligada a proferir «¡Shh!» en toda mi vida. Y aun así, la mujer continuó, reflejo de su desinterés con lo que solía ser el respeto a la experiencia de ir al cine. Quisiera matarla, pero gracias a Dios existe la moral y la ley. Apenas y pude entender la trama de la película. Ahí van mis doscientos pesos… ¿Qué le pasó al cine?


Ceremonia Alejandra Canchola

La primera presentación en México de Nas, el regreso del dúo británico Disclosure y el reencuentro del grupo mexicano Titán son las sorpresas que esperan a los asistentes de la 4ta edición del Festival Ceremonia este 2016.

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l Foro Pegaso será testigo de la presentación de bandas como Nas, Flume, Gesaffestein y la reunión, después de once años, de Titán, banda de rock electrónico conformada por Jay de la Cueva, Emilio Acevedo y Julián Lede. El cartel del festival es encabezado por la banda inglesa Disclosure, cuyo regreso a México es de los más esperados del año, gracias a la fama que los hermanos Lawrence han ganado entre los amantes del género electrónico. Al evento asistirán grupos de Chile, Francia, Reino Unido y México que han sido invitados por su música y no tanto por su venta de boletos. «En Ceremonia apostamos por esas bandas que están cambiando el juego al rededor del mundo», dijo Hugo Díaz, curador del festival. Ceremonia se mantiene como festival responsable al impulsar talento mexicano con los showcases de las disqueras emergentes Platino Records y Finess Records; y al ofrecer Transporte Seguro: camiones que saldrán desde 5 puntos de la Ciudad de México. Los boletos de Transporte Seguro estarán a la venta en los mismos puntos que los boletos del festival: Ticketmaster y la taquilla del Auditorio BlackBerry. «Es una manera de disfrutar el festival, pues conoces gente y regresas seguro a tu casa», recomendó Díaz. El festival, que desde su primer año apuesta al Hip-hop y la música electrónica, se llevará acabo en el Foro Pegaso (Estado de México) el próximo 9 de abril a partir de las 12:00 horas.


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Jován Benítez Querétaro

La ciencia ficción es un tema recurrente en la pantalla grande, gracias a este genero es que se exploran nuevos mundos, sensaciones fuera de lo normal y sobre todo la difícil tarea de crear escenarios que obviamente no son de este mundo. Durante años, los productores de estas películas nos mostraron que en verdad se podía viajar desde una butaca al espacio o a algún laboratorio de un científico loco. Pero si algo podemos rescatar, fuera de los efectos especiales, es la música, pues ¿Qué sería de una película sin música? Así que aquí les traigo el top 5 de las mejores canciones para películas de ciencia ficción.

5- Put On Your Sunday Clothes (Wall- E) El simpático robot Wall-E nos enseña un mundo no muy alejado de lo que puede pasar si seguimos tratando a nuestro planeta como hasta ahora. Esta canción si bien no tiene un tono “espacial“, nos permite entender un poco de la personalidad del personaje principal y su apego a la cultura humana.


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4- Come and get your love (Guardianes de la Galaxia) Para mi, esta es una de las películas mas entrañables de la franquicia MARVEL, en ella podemos ver a los malos que, al final, se convierten en los buenos de la historia. Fuera del guión, es uno de los soundtracks que más disfruto escuchar, ¿Una gran canción para empezar el trabajo sucio?

3 – Jhony B. Good (Volver al futuro) Y claro que esta es una película de ciencia ficción, el ir y venir de una época a otra, alterando el flujo constante del tiempo y las consecuencias que esto puede traer al mundo de Marty y el Doc. Quién no recuerda la escena en la que Marty interpreta un rock and roll que, según la historia, después sería interpretado por Chuck Berry. Go go… go Johny go go.

2- Over the moon ( E.T ) Clásico de clásicos, E.T el extraterrestre es de esas cintas que pueden pasar los años y simplemente no dejan de sorprender, con una orquesta impresionante… esta película nos hace vibrar en todas y cada una de las escenas, y para este top 5 no podía dejar pasar esta canción que se puede escuchar justo cuando E.T va en la bicicleta y de fondo se puede ver una magnífica luna.

1- The Imperial March ( Star Wars ) El cine de ciencia ficción no sería lo mismo sin esta franquicia, Star Wars es una revolución en cuanto a guión, efectos y música. Puede que no seas muy fan de las películas, pero si escuchas esta canción estoy casi seguro que sabes de qué película se trata… May the force be whit you.

Es posible que se me pasaran muchas canciones y películas en este top, pero creo que lo mas importante es que sin estos soundtracks no podríamos disfrutar de nuestras películas de la misma manera, y es que no basta con sonidos ambientales, si no se tiene una buena canción de fondo es muy poco probable que el público la pueda recordar.


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Imagina un globo que viaja entre las estrellas… Ciencia y Cine en romance …buen juego de semántica el que ahora pienses en viajes interestelares cuando siempre te encuentras en uno Alejandro Galindo Sandoval Pachuca / Querétaro

Viajar sobre el espacio estelar en globo es menos descabellado que atravesar un agujero de gusano que, según la teoría de la relatividad general, permitiría una excursión por el tiempo o, mejor aún, unir Universos lejanos. La ciencia es con frecuencia desafiada por los sueños que recurren al cine. Ciencia y Cine sostienen un vínculo amoroso que a la luz de la lógica parece un imposible. Pero la distancia es un factor que fortalece sus lazos. En este caso siempre es así. La ciencia está enamorada del cine y ofrece todo de sí para aceptar el desafío y conquistarlo. También reta, trabaja sin reposo para destruir al imposible que se mofa de ella sentado en el sofá, como si disfrutara de un espectáculo. Es posible que demore, pero está consciente que el tiempo es relativo, y cuando uno va despacio camina con la seguridad de llegar lejos.

Tripulados… …los científicos en un globo imposible convertido en una nave posible, inician la historia que no termina porque tarda lo que una vida. Así transcurre Interestelar, el filme de los hermanos Nolan (Christopher y Jonathan) que hacia 2014 llegó a ser comparada con la ficción-no-ficción de la Gravedad del mexicano Alfonso Cuarón.

Interestelar, más que una sarta de fantasías, es un gran mensaje a la humanidad, primero, para entender que aunque nos creamos dueños del Universo, poseemos apenas una pizca de la punta del témpano en términos de las cualidades de un monstruo, para el que constituimos apenas la fracción de un grano de mostaza.


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No obstante estemos lejos de ser el centro, en nuestra naturaleza respira el poder de realizar el sueño de habitar la belleza de la estrella que supone al amor platónico: inalcanzable, fuera de foco…, como quisiera la voz del buen Cerati a partir de la “Persiana americana”. Entonces la fantasía de los Nolan es ficción fallida cuando quisieron que sus sueños estuvieran fundados en las ecuaciones que buscan la luz de la verdad. Un guion que acude a la exactitud científica del físico teórico Kip Thorne, quien además fungió como productor ejecutivo. Bien serviría el proyecto cinematográfico como un noble producto de divulgación científica que ayuda a entender la complejidad de las teorías sobre las estrellas, que establece incluso un puente con los fenómenos que cuando escapan de nuestro dominio se tornan experiencias sobrenaturales, cuentos de fantasmas. Después de ver Interestelar, queda algún residuo de emoción compartida, un sabor a intriga, la sensación de «¡eureka!» del científico loco que acaba de resolver el misterio, el latido de un corazón que atraviesa el horizonte de sucesos para hacerse uno con el amor imposible. Entonces la demora y la fe de la Ciencia por robar el corazón del Cine amado cobran relevancia, callan bocas incrédulas y revierten papeles: la ciencia antes desafiada vence y pide más a los motores de la imaginación porque esta ficción dejó de serlo. Frontera del espacio-tiempo, tal que los eventos a un lado de ella no pueden afectar a un observador situado al otro lado 


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Fernando Torres Rojo

Arturo Pagola Trigueros

Diseñador Gráfico, amante de la ilustración y el diseño editorial. Su trabajo ha sido distinguido en los libros Amazing Layout Design (China) e Impacto Latino por la Universidad de Palermo.

Licenciado en Diseño Gráfico por la universidad La Salle Pachuca; colaborador frecuente e integrante del equipo editorial de la revista CUADRO ULSAP de 2012 a 2014. Ha participado en exposiciones y concursos como el Concurso Literario ‘El mundo se acaba mañana’ en 2011, en el cual obtuvo el primer sitio con su cuento corto ‘Explosiones’.

Lorena Aguirre Estudiante de la Licenciatura en Artes Audiovisuales de la Universidad de Guadalajara. Ha fungido como guionista de dos cortometrajes premiados a nivel nacional en concursos lanzados por el Instituto de Transparencia e Información Jalisco y Mercedes-Benz México.

Pablo Alfredo Diosdado Vallejo Estudiante en la licenciatura de Derecho de la Universidad de Celaya. Se ha dedicado a escribir pequeños cuentos. Ha tenido múltiples participaciones en diversas convocatorias.

Víctor Valencia Náufrago de la instrucción universitaria desde inicio del siglo, francotirador sistemático de concursos literarios, antologado en publicaciones foráneas, actual reportero en la revista Acrópolis (Hidalgo), le gusta el chocolate.

Crocuta Crocuta Psicópata, estudiante de las artes oscuras. Amigo de monstruos y depravados. Herido de muerte exhala sus frustraciones en escritos.

Daniela Guadalupe Frutos Granados Estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la UVAQ, originaria de Tacámbaro Michoacán, actualmente radica en la Capital Michoacana. Ha ganado premios en concursos de cuento a nivel escolar. Amante de la danza y la literatura como la mejor forma de expresión para el ser humano.

Alejandro Galindo Sandoval Editor de La Recoleta, pluma silente y amante de lo ajeno.


Participa en nuestra convocatoria y env铆a tu colaboraci贸n a: editorialcaleidoscopio@gmail.com



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