RECOPILADOR: WENDY GUADALUPE CALVO CARRERA
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LA SORTIJA DE ESMERALDAS LA BRUJA DE HIDALGO EL HOMBRE SIN CABEZA EL CASINO DEL DIABLO EL FANTASMA DEL JARDÍN LA NOVIA DEL VESTIDO BLANCO LA CASA EMBRUJADA LA MULA CABEZA LEYENDA DEL APARECIDO DE TAPALPA EL PUENTE DEL CLÉRIGO LA CAPILLA ENTERRADA LA MOMIA VIVIENTE LOS OJOS DE LOS PERROS LA FINCA EMBRUJADA LA NIÑA DE LA ESTACIÓN TERMINAL AÉREA LA MUÑECA DEL MERCADO LA BRUJA XIX EL BAÑO AYÚDAME LA NIÑA DEL PANTEÓN
LEYENDAS DE TERROR MEXICANAS
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LA SORTIJA DE ESMERALDAS
Lba era una dama anciana perteneciente a la aristocracia mexicana quien poseía una vasta fortuna. Desgraciadamente se encontraba sumamente enferma y no tenía herederos, pues durante su juventud no fue capaz de procrear hijos. En la noche de un jueves santo tuvo una pesadilla en la que vislumbró a detalle la manera en que iba a morir. Una semana más tarde fue a entrevistarse con el clérigo del pueblo: – Ay padre es que le juro que sentí la presencia del mismísimo Satanás. – No se deje influenciar por las leyendas mexicanas que cuenta la gente. El demonio no existe. -La muerte está cerca, Lo sé. Quiero pedirle que cuando yo muera mis posesiones sean repartidas entre la gente que menos tiene. – Por supuesto doña Alva, que yo me encargaré de que su última voluntad se cumpla. Replicó el clérigo. Transcurrieron un par de semanas, cuando una mañana se escucharon doblar las campanas de la parroquia. La gente se enteró de la muerte de la anciana. Increíblemente se veía en los rostros de la mayoría de los pueblerinos que les afectó dicha noticia, ya que dicha señora había dado el dinero para la construcción de la clínica y de varios orfelinatos. Al entierro únicamente asistió el sacerdote y uno de sus acólitos quien lo protegió de la lluvia con la ayuda de un paraguas. Al término de la ceremonia ambos se dirigieron a sus respectivos hogares. Sin embargo, uno de los enterradores notó como doña Alba llevaba una gran joya colocada en una de sus manos. Esperó hasta que la luna lo alumbrara lo suficiente y cabo hasta que pudo abrir el féretro. En efecto, en el dedo anular de la mano derecha, la octogenaria tenía puesta una sortija de esmeraldas.
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Por más que intento arrancarla, no lo consigo con lo que resolvió cortar el dedo y posteriormente retirar el anillo con más calma. Estaba volviendo a poner la tierra sobre el ataúd, cuando se dio cuenta escuchó el grito de una mujer. Volteo y vio horrorizado como la figura espectral de doña alba lo apuntaba con el índice de su mano amputada. El hombre murió en el acto y así concluyó esta leyenda mexicana
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LA BRUJA DE HIDALGO
N un cuarto de adobe alejado del pueblo de Singuilucan, vivía un señor junto con su esposa. Él era conocido entre la gente por su trabajo, aunque de su esposa se corría el rumor de que era bruja, cosa que el señor ignoraba. Un día sus amigos le comentaron a él lo que la gente decía y también le dijeron que la comida que llevaba a su trabajo estaba hecha con sangre de recién nacido, por lo que, lleno de dudas, decidió tenderle a su mujer una trampa y confirmar si aquello que le habían dicho era cierto. Así que ese mismo día llegó a su casa diciéndole a su mujer que estaba tan cansado que iría a dormir. Ella le dijo que también iría a dormir en cuanto terminara de guisar lo que comería al día siguiente en el trabajo, comida que misteriosamente siempre consistía en un pocillo con fritanga (tripa rellena con sangre cocida en alguna salsa de tomate). Ya acostado, el señor le hizo un agujero a su cobija, por donde espiaría a su esposa. Pasado un tiempo el señor comienza a observar que su esposa como poseída por algo, cortaba de su larga cabellera negra un cabello que ennudado en su pierna logra que ésta se desprenda de su cuerpo. Terminado este acto que horrorizó al señor ella dejó la pierna junto al tlecuil (fogón), a la vez que iba transformándose en guajolote, el cual salió volando de la casa y convertido en el cielo en una luz parpadeante que se perdió en la oscuridad. Aterrado por lo sucedido, pero a la vez indignado por la traición de su mujer, el señor quemó la pierna echándola al tlecuil y decidió esperar desde su escondite. Ya cerca del amanecer la pieza se iluminó al regreso de la bruja, que traía consigo sangre de niño dentro de una tripa para cocinar la suculenta fritanga que comería su marido en el trabajo. Al convertirse el guajolote en mujer, ésta comenzó a buscar con desesperación su pierna que jamás encontró.
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Dicen que al día siguiente, cuando ya todo el pueblo sabía la noticia, la gente unida decidió quemarla en leña verde en el centro del pueblo.
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EL HOMBRE SIN CABEZA
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se memorable día el ferrocarrilero desde el mediodía empezó a beber las aguas espirituosas de las verdes matas, comió, tomó y anduvo bailando toda la tarde, luego cenó, siguió bailando parte de la noche, y ya beodo recordó que tenía que hacer el cambio de vía de las once de la noche, así bien borracho se fue a cumplir con su trabajo, hizo el cambio de vía y se recostó pensando, descanso un rato mientras pasa el tren, luego vuelvo a hacer el cambio de vía para el tren que pasa a las seis de la mañana y me voy a continuar disfrutando de la fiesta sin ningún pendiente de trabajo, pero para su mala suerte se quedó profundamente dormido con la cabeza recostada sobre el riel que le servía de almohada, el ferrocarril pasó a su hora y ni el ruido y movimiento de los rieles lo despertaron, el tren le cercenó la cabeza, la música de la fiesta seguía escuchándose, la gente seguía divirtiéndose, mientras el cuerpo del ferrocarrilero yacía sin vida tirado bajo las vías y su cabeza entre los durmientes. Hasta la media mañana del siguiente día la gente se enteró de lo sucedido, el Comisariado Ejidal avisó a las autoridades de Lerdo para que se llevaran el cuerpo decapitado del desafortunado trabajador de los ferrocarriles y se lo entregaran a sus familiares para que le dieran cristiana sepultura. El fantasma del ferrocarrilero se aparece caminando por la vía, esta alma en pena se aparece ya muy noche, y es aterrador porque es el puro cuerpo sin cabeza, camina y camina por las noches y en su mano derecha lleva colgando la cabeza, y sus ojos brillan cuando se encuentra con gente viva, los que se han topado con esta aparición corren o se desmayan del susto.
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EL CASINO DEL DIABLO
Uenta la leyenda que hace muchos años atrás en la ciudad de Hermosillo, Sonora ocurrió una especie de aparición extra normal del diablo. La historia dice que en un casino de la colonia Country Club, que era un lugar para fiestas, un 31 de diciembre se ofreció una gran fiesta de año nuevo. Este lugar era el más llamativo y la sensación en esos tiempos, a donde acudían todos los jóvenes de cualquier tipo de nivel social a bailar y disfrutar del ambiente y de una noche de diversión. Todos los jóvenes estaban muy entusiasmados por asistir, sobre todos las muchachas quienes se arreglaban de una forma muy especial. Duraban días buscando el mejor vestido, horas haciendo su peinado y sin más decir, sus mejores zapatos para bailar toda la noche con algún muchacho. Muchas de ellas llegaban a pensar que encontrarían al amor de su vida. Ese día una joven llamada Linda, tenía muchas ganas de ir a ese baile, tanto que duró días buscando el mejor vestido y tardó varias horas en arreglarse para convertirse en la joven más bonita del lugar. Al terminar de arreglarse fue con su mamá para avisarle que ya se iría al famoso baile, pero la mamá de Linda no la dejó ya que ella estaba en cama muy enferma y según su madre no le había dado pedido antes. Linda se había molestado mucho porque no podría ir al baile así que se fue a su cuarto y estuvo algunas horas encerrada, hasta que no aguanto más. Decidió escaparse por la ventana de su cuarto, para esto ya tenía a sus amigos fuera de su casa. La estaban esperando para irse. Llegaron al baile, entraron muy contentos y lo mejor aún es que tocaría una de las mejores bandas de la época. Linda era una joven soltera y sin compromisos. Linda se convirtió en la joven más bonita de toda la noche, tenía varias propuestas para bailar pero ella no las aceptaba ya que estaba esperando al hombre más guapo, caballeroso, y con un gran aroma.
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De pronto entre la multitud salió un guapo muchacho de cabello negro, ojos enormes, vestido elegantemente, nadie conocía al joven apuesto, todos se preguntaban quién era. El joven invitó a bailar a Linda, ella aceptó rápidamente y dijo que era a quien ella estaba esperando. Se fueron al centro de la pista para bailar toda la noche. A la media noche mientras bailaban Linda sentía mucho calor, sentía que algo la quemaba en su espalda, voltio a ver y miró una mancha en su vestido, así que decido ir al baño a quitarse esa mancha pero al llegar y verse bien el vestido aquella mancha no era una mancha, tenía pintada la mano de aquel apuesto y caballeroso hombre estaba marcada en su vestido. Ella pensó que era una simple mancha de su mano, así volvió a la pista de baile y terminó de bailar con aquel hombre. Después un hubo un fuerte olor a azufre, comenzó a aumentar la temperatura. Todas las personas que estaban presentes en el baile miraron hacia el centro de la pista. Para encontrarse ante los ojos de todos una pata de gallo y otra de cabra que les salían al joven del pantalón. Linda se desmayó de la impresión. Comenzó a salir mucho humo y desapareció el joven. Todos los presentes salieron corriendo hasta que el casino quedó en llamas. Pero lo más curioso es que sólo quedaron las paredes que aún se ven a lo lejos de la ciudad. No se supo que pasó con Linda, mucho menos quién era ese misterioso hombre, muchos dicen que fue internada tras una crisis nerviosa, otros que están con el demonio. Después de lo que sucedió ese día el casino cerró sus puertas ya no se volvió a realizar ningún evento. El casino se encuentra actualmente en un cerro, a la vista de cualquier hermosillense, hay casas, edificios, pero es habitado muy poco ese sector por miedo a que vuelva a suceder algo similar, aunque estén solo las paredes del casino.
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EL FANTASMA DEL JARDÍN
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llá por el año de 1851 vinieron a Aguascalientes varias personas procedentes de Guadalajara e invitadas por don Mariano Camino, iniciador de la Primera Exposición de Industria, Artes, Agricultura Minería que se verificaría en las Fiestas de San Marcos de ese año. Entre estas personas venía don Felipe Rey González, de la familia de don Luis González, uno de los primeros colonos del Pueblo, a establecer una tienda de Feria durante la temporada y seguir en el año comerciando en abarrotes si la suerte le favorecía. El Sr. don Felipe construyó su casa al lado Norte del Jardín (Calle Flora), donde sus descendientes, hasta la fecha, ocupan dicha morada. En esta vez la suerte protegió al Sr. González y reunió la cantidad de ocho mil pesos que sumados a su capital le daban cuarenta mil pesos. Hasta aquí la verdad. Temeroso el Sr. González de que alguna vez lo sorprendieran los cacos, tuvo la idea de sepultar su capital con buen número de alhajas de oro macizo, que hacían fuerte capital, en un lugar fuera de la casa y escogió éste en el ángulo Norte y Oriente del Jardín, al pie de un gran fresno, entre un bosque de rosales. Construyó una fuerte caja de lámina y madera y ahí hizo su depósito. Desde ese día el Sr. González se paseaba solo por ese lado del jardín y lo tomó por costumbre a la hora del Alba y las oraciones de la noche; aunque la mayor parte del día permanecía con sus amistades sentado en la balaustrada y frente a su tesoro, jugando albures con apuestas fabulosas. Una tarde se desarrolló entre sus amigos, con motivo del juego un fuerte pleito que llegaron a las pistolas, resultando un muerto y dos heridos al final; muchos años después permaneció la cruz del difunto, en la pared de la primera casa de la calle Flora y Rivera que fue donde el extinto cayó.
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El Sr. González fue preso y con ese motivo se enfermó de gravedad, ofreció a la Virgen del Pueblito una solemnísima misa de tres padres, orquesta y cohetes si lograba su libertad y a los nueve días salió libre; solo que la enfermedad siguió su curso empeorando a cada día; reforzó su promesa a la Virgen y murió sin cumplir su ofrecimiento. Después todos los vecinos aseguraban que se aparecía paseando por el jardín a las mismas horas, y que cuando pasaban gentes por ahí les hablaba con insistencia, y a tal extremo llegó la visión, que ya nadie podía transitar por ese lugar. De aquí nació la idea en el pueblo del fantasma del Jardín.
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LA NOVIA DEL VESTIDO BLANCO
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e dice que hace muchos años alrededor de 1873, en esta villa de Patos (hoy llamada General Cepeda) vivía un joven militar que estaba enamorado de una bella jovencita que había pedido en matrimonio y debido a las costumbres de antes la novia era depositada en la casa de los padrinos de la boda, y ahí permanecía sin salir hasta la fecha en que se iba a realizar el matrimonio. El joven pretendiente pertenecía a la guarnición que comandaba el Gral. Victoriano Cepeda, en esta plaza y un día antes de que los jóvenes se unieran en matrimonio, hubo una acción de armas entre el Congreso y el Gobierno del Estado que se efectuó en un rancho cercano a esta población llamado San José del Refugio. Ese mismo día el joven pretendiente va en busca de su amada para avisarle que tenía que ir pero que regresaría para que se efectuara el casorio, diciéndole a su amada que estuviera lista, que él llegaría a tiempo. Pero el joven sin saber que esperaba la muerte en esa acción de armas no pudo llegar a la cita, y la joven enamorada y llena de ilusiones, se alistó poniéndose su vestido de novia y así esperó y esperó convencida de que su amado joven regresaría como se le había prometido, pero la joven perdió la razón desde ese momento que le avisaron que el joven militar había muerto en batalla y duró muchos años, vagando y recorriendo las calles. Siempre se le veía con el vestido de novia blanco que salía de la Iglesia de San Francisco de Asís y se dirigía por la calle de Gral. Cepeda hacia el sur y al llegar a la calle de Zaragoza da vuelta por la casa del Dr. Jesús Vitela hasta la calle de Guerrero, por la casa de la Sra. Isidra Téllez y da vuelta por la calle de Juárez hacia el norte y entraba a la casa de los padrinos donde la tenían depositada. Y así murió aquella joven esperando la llegada de su amado, aunque su cuerpo fue el que dejó de existir, su espíritu seguía vagando con la esperanza de que algún día regresaría su amado, los padrinos tuvieron que dejar la casa después de la muerte de la
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joven, porque a diario se aparecía, la vivienda quedó abandonada porque la gente le tenía miedo a la novia vestida de blanco. Y así trascurrieron los años, hasta que mis suegros adquirieron esta casa a pesar de lo que la gente les advertía, mi esposo Reyes Esquivel y sus hermanos crecieron en esta casa en compañía de la novia vestida de blanco y se acostumbraron a verla entrar a su casa y recorrer el patio y desaparecerse en un granero que se encontraba en el fondo del patio, mis cuñados alzaron el vuelo y partieron de esta casa quedándose mi esposo Reyes, mis 8 hijos y yo con sus padres hasta que fallecieron. Ahora mis hijos y mis nietos han crecido en esta casa acompañados de la novia vestida de blanco, la gente la ha visto que va como flotando porque sus pies no tocan el suelo. El sentir y ver su presencia, más que miedo, creo que sería más bien un ejemplo de amor y fidelidad, que ni la muerte la ha dejado desistir de esa eterna espera de su amado. Su vestido es de encajes de color blanco, de los modelos de novia de aquella época. Entre sus manos trae un ramo de flores blancas y una chalina del mismo color que le cubre la cabeza y la cara. Su caminar es erguido, y así recorre las calles hasta entrar a mi casa y perderse entre las sombras del patio trasero.
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LA CASA EMBRUJADA
uenta una leyenda de Querétaro que en una hermosa casa situada en el campo vivía una madre con sus tres hijos. Como la mujer se encontraba tan sola, decidió unirse a un hombre que le hacía la corte desde hacía tiempo. Pero el hombre era malo, y pasado un cierto tiempo empezó a maltratar a los hijastros: los golpeaba, los amenazaba, el mal alimentaba y les restringía el agua. De los tres niños, el padrastro odiaba más a la pequeña que contaba con diez años. Con ella se ensañaba más; hasta que un día arrojó a la criatura por las escaleras y murió al instante. Para escapar al merecido castigo de la justicia, el cruel hombre, junto con la mujer y los niños restantes, huyeron hacia una ciudad desconocida. La casa quedó vacía, y pronto fue habitada por otra familia. Los nuevos habitantes se quejaban de que escuchaban gritos y llantos lastimeros, y voces que no sabían de dónde procedían. A veces escuchaban golpes en una puerta y voces infantiles rogando que les dieran comida y agua. Pero lo más terrible era que veía a una niña vestida de blanco que se paraba al borde de la escalera y era empujada por una mano invisible que la arrojaba hacia abajo. La escena se repetía día con día, y la familia, sumamente asustada, se vio en la necesidad de abandonar la casa embrujada, la cual desde entonces sigue desocupada, aunque los que pasan cerca de ella aseguran oír voces infantiles clamando clemencia.
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LA MULA SIN CABEZA
is abuelos, que vivían en lo que ahora ya es una ciudad, pero en los años 20´s aún era un pueblo de cientos de habitantes, circulaba la leyenda de la mula sin cabeza, que a todas las malas personas se les aparecía, era como un emisario del mismo demonio, para agradecer a los que se dedicaban a esparcir o proclamar las maldades. De boca de mi abuela, cuenta que aunque mi abuelo, no era una mala persona, siempre fue renuente con la religión, se consideraba ateo, y digo que se consideraba, ya que una situación que le paso, le hizo cambiar de parecer. El abuelo tenía la única tortillería del pueblo, por lo que tenía que ir a todas las rancherías, a comprar el maíz, para realizar su masa, esto era una vez cada semana, ya que lo que compraba, le aguantaba esos días, en una de esas ocasiones, el último de los granjeros que le vendía el producto, tuvo un inconveniente, y tardo más de lo programado, por lo consiguiente, el abuelo en la carreta con su burro, salió con rumbo a su pueblo, ya entrada la noche. Salir a esas horas de la noche, en aquellas épocas era algo que nadie hacía, era muy arriesgado y se le tenía más miedo a los muertos y aparecidos que a los vivos que no eran tan malos como hoy en día. Y al pasar por un montón de piedras, la carreta sufrió un desperfecto, con lo que tuvo que detenerse, el burro empezó a ponerse inquieto, y de un tirón se quitó amarras y corrió como desaforado, con el miedo en las entrañas el abuelo, solo le quedo esperar, pero lo que llego, le dejo helado, era la mula sin cabeza, que había pasado a su lado, saliendo fuego de su cuello, buscando algún alma para llevar al reino de su amo. Al ser ateo el abuelo, no sabía qué hacer, empezó a rezar, ya que su esposa si era religiosa, algo que hizo que el animal o lo que parecía una mula, se fuera sin buscarlo, desde ese día, fue el más fiel feligrés en la iglesia del pueblo, y nunca más salió tarde de un lugar.
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LEYENDA DEL APARECIDO DE TAPALPA
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arta, una mujer de mediana edad, iba cada domingo a misa de doce para confesarse y así expiar sus pecados. El padre Bernardo ya estaba harto de las cuitas de esa señora, pues aunque sus historias variaban un poco, terminaban siendo tan fantásticas como una leyenda de terror. A pesar de eso, su percepción cambió aquel día lluvioso de octubre, cuando la mujer le contó que había visto una aparición en su casa: – Se trata de un hombre de complexión robusta y de baja estatura que clama justicia. – ¿Usted lo conoció en vida señora Marta? – No, padre. Lo que me aterra es que esa figura fantasmal dice conocerle a usted. – ¿A mí? ¿Acaso le mencionó algún sitio en donde nos hayamos encontrado? – Ahora que lo menciona, y haciendo un poco de memoria creo recordar que mencionó algo relacionado con abedules. Al oír ese nombre, el rostro del párroco palideció, pues recordó como en aquella finca él había asesinado a su hermano menor. Después de eso, huyó de ese pueblo y se
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estableció en Tapalpa suplantando la identidad de un cura, que dicho sea de paso jamás llegó a la comunidad. – ¿Te dijo algo más hija? – No. Solamente que viniera a contárselo a usted, ya que es la persona con la que quiere entablar una comunicación. – Muy bien, Marta vete a tu casa y vuelve la próxima semana. El padre esperó a que anocheciera, encendió el sirio más grande que tuvo a la mano y rezó como nunca antes, ayudado de una vieja Biblia. El reloj marcó las 12 horas con 12 minutos y la puerta de la iglesia se abrió de par en par. Las bancas volaron hacia una esquina, impulsadas por una ventisca infernal. – Ahora te escondes aquí tratando de ser algo que no eres. Pagarás por tu crimen. Susurró el aparecido. – No dejaría que ella fuera tuya. Respondió Bernardo. El alma en pena pronunció unas palabras en un lenguaje extraño, mismas que hicieron que el cura se transformara en polvo.
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EL PUENTE DEL CLÉRIGO
llá por el año de 1649 ocurrió esta verídica historia transformada por los años en macabra leyenda. Por el rumbo de los llanos en la parcialidad de Santiago Tlatelolco; cruzando el puente de Texontlali, en una casa muy elegante, vivía el religioso don Juan de Nava, que tenía a su cuidado una sobrina muy linda, llamada doña Margarita Jáuregui. La cual conoció en una fiesta de sociedad a un caballero portugués de muy buena presencia y malas maneras llamado don Duarte de Zarraza, quien la enamoró fácilmente. El cura prohibió terminantemente aquel amorío, pues conocía la fama de mujeriego del portugués, pero sus reclamos fueron ignorados y los enamorados se veían en secreto. Dos veces el religioso Juan de Nava habló con Duarte en tono violento prohibiéndole que se acercara tan solo a su casa o al puente, pero en contestación recibió una blasfemia, burlas. Y tanto se opuso el sacerdote a esos amores y tantas veces reprendió a la sobrina y a Zarraza, que este decidió quitar del medio al clérigo, porque según dijo, nadie podía oponerse a sus deseos. El perverso portugués decidió matar al clérigo el 3 de abril, ya caída la tarde lo vio venir por el puente y se acercó, no se sabe que discutieron, pero de pronto, Duarte de Zarraza sacó un puñal con su escudo grabado y lo clavó de un golpe furioso en el cráneo al cura. El Fray de Nava cayó herido de muerte y el portugués lo arrastró unos cuantos pasos y lo arrojó a las aguas lodosas debajo del puente. Acto seguido el culpable se ocultó para después huir a Veracruz, en donde permaneció cerca de un año. Pasado ese tiempo, el portugués regresó, decidió ir a ver a Margarita, para pedirle que huyera con él, ya que estaba muerto el cura su tío. Esperó la noche y se encaminó hacia el puente, pero no pudo pasarlo, de hecho jamás llegó a cruzarlo vivo. Lo descubrieron muerto, horriblemente desfigurado el rostro por una mueca de espanto, como espanto sufrieron los descubridores, ya que don Duarte de Zarraza yacía estrangulado por un horrible esqueleto cubierto por una sotana hecha jirones, manchada de lodo y agua pestilente.
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Las manos descarnadas de aquél muerto, estaban pegadas al cuello de Zarraza, mientras brillaba a los primeros rayos del sol de la mañana, la hoja de un puñal que estaba clavada en su cráneo. Leyenda mexicana El Puente del Clérigo No había duda, el clérigo había salido de su tumba pantanosa en la que permaneció todo el tiempo que el portugués estuvo ausente y al volver a la ciudad emergió para vengarse.
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LA CAPILLA ENTERRADA
e cuenta que en Guanajuato, hubo una capilla que sufrió un terrible derrumbe, y todas las personas que acudían a ella Domingo a Domingo para presentarse puntuales a la misa, tanto monjas, padres y las personas que se encontraban ahí en ese momento, quedaron absolutamente sepultadas; las personas de afuera que presenciaron el trágico accidente, no pudieron hacer nada al respecto, pues esto ocurrió demasiado rápido como para actuar inmediatamente, también se dice que en esa capilla había mucho oro que era entregado como limosnas para las personas necesitadas o de escasos recursos, pero ese oro también termino sepultado. Muchos curiosos han intentado excavar en busca de ese oro, pero todos han muerto en el intento, esto debido a que se derrumba el agujero por el cual están bajando haciendo que estos también queden sepultados. Otras personas afirman que cuando llega la fecha exacta del derrumbe, aun se siguen escuchando las campanadas de la capilla y peor aún, se siguen escuchando los lamentos de esas pobres almas que quedaron sepultados bajo la tierra.
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LA MOMIA VIVIENTE
Esta leyenda también se centra en Guanajuato y cuenta la leyenda que hace un tiempo las momias de Guanajuato regresaron de una "gira" de Estados Unidos. Ese mismo día del regreso, un hombre decidió entrar al museo, este entro y comenzó a recorrer el museo junto a otros visitantes, pero hubo algo que le llamo la atención al hombre, pues una momia hacía falta, pero este pensó que aún no había sido colocada en su lugar, más tarde, cuándo este salió del museo ya era noche, y este al estar apuntó de irse, observó como un auto se acercaba rápidamente hacía una mujer, el hombre corrió para salvar a la mujer, quitándole del medio, aquella mujer le agradeció y le extendió la mano para agradecerle, pero ocurrió algo muy extraño, pues uno de los dedos de la mujer se desprendió y se convirtió en piedra, en ese momento, el hombre salió corriendo al ver tal acto, mientras que la mujer, simplemente entro al museo.
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LOS OJOS DE LOS PERROS
n todo México el 1 y 2 de Noviembre se festeja el día de los muertos, y ese día las personas suelen hacer altares con comida y otras ofrendas a sus familiares difuntos. Un día un hombre tuvo la curiosidad de saber si eran ciertas las leyendas de que los muertes regresaban de la tumba sobre todo en el día de los muertos; pero este no sabía cómo comprobar eso, pero en ese momento el hombre recordó lo que dicen de los perros, de que ellos pueden ver espíritus, cosas que los humanos no podemos, así que decidió frotarse un poco de lagañas (las lagañas son secreciones secas de los ojos, que todo animal mamífero posee) este decidió frotarse las lagañas de un perro sobre sus ojos para comprobar si así podía ver a los muertos, pensó que era una buena idea, así que lo hizo, después se escondió en una esquina de su casa, esto después de colocar la comida u ofrendas en su altar. Al día siguiente los vecinos que sabían lo que este había planeado, fueron a buscarlo a su casa, porque este no había salido en todo el día; tocaron la puerta durante un tiempo para que este abriera, pero nunca abrió ni se escuchaba nada, por lo que sus vecinos decidieron entrar a la casa del hombre, pero al entrar los vecinos quedaron sumamente petrificados, pues descubrieron al cuerpo del hombre en una esquina en posición fetal y además muerto, con un rostro que solo reflejaba terror y nada más.
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LA FINCA EMBRUJADA
n Puebla se cuenta sobre un velador que no le temía absolutamente a nada; muchos de los lugareños sabían de las historias que se contaban acerca sobre esta finca, en donde preferían no pasar cerca de la finca, pero este valedor de nombre Juan como dije no le temía absolutamente a nada, además de que este necesitaba el dinero, así que tomo el trabajo de velador en esta finca, así que una vez con el trabajo, pronto comenzó su labor, Juan empezaba a escuchar voces en la finca e incluso a ver cosas extrañas, pero el valiente hombre jamás mostró terror ante estos hechos, Juan enfrentaba cara a cara los sucesos, simplemente vigilando de que nadie más estuviera en ese lugar. Así pasó mucho tiempo e incluso las personas pensaban que estaba loco por no temerle a sucesos sobrenaturales. Paso tiempo y se dice que Don Juan murió y fue enterrado en esa finca, muchas personas aseguran que hoy en día se puede ver a Don Juan, aun cumpliendo su labor, aún después de la muerte.
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LA NIÑA DE LA ESTACIÓN TERMINAL AÉREA
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a anteriormente hable sobre esta pequeña niña, pero la volveré a mencionar solo para que la conozcan aún mejor. Esta peculiar niña ronda las estaciones de noche y se cuenta que quienes caminan por los pasillos en las noches, normalmente cuando están casi desolados, se les aparece el fantasma de esta pobre niña de aproximadamente 8 años de edad quien esta les pide que si por favor le ayudan a amarrarse las agujetas (cordones o cuerdas) de los zapatos, si aceptas y la ayudas a amarrarle las agujetas al momento en el que te agaches para tomar las agujetas te darás cuenta que la pobre niña no tiene piernas. En otra versión de esta historia se dicen que las personas que se encuentran con la niñita, esta les pedirá que si quieren jugar con ella, pero al momento de aceptar o negar, la niña arroja su muñeca a las vías donde para sorpresa de muchos al voltear a donde cayó la muñeca, en lugar de encontrar la muñeca que la niña arrojo, se encontraran con una cabeza cercenada que según se dice, es de la persona que mato a la pobre niñita.
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LA MUÑECA DEL MERCADO
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uenta la leyenda que en un mercado en la Ciudad de México, se encuentra una muñeca cerca de la entrada de dicho mercado, esto solo como un adorno de bienvenida, pero muchos aseguran haber visto que esta muñeca se mueve sola por las noches, por lo que algunas personas han comenzado a temerle. Un día un grupo de jóvenes decidió averiguar si realmente está muñeca se movía por si sola en las noches, así que los jóvenes fueron muy tarde al mercado, subieron al tejado del mercado y se quedaron esperando tal suceso, pasaron algunas horas, pero no ocurría absolutamente nada, así que los jóvenes para pasar el rato empezaron a jugar cartas, hasta que uno de ellos volteo a donde estaba muñeca y está ya no estaba ahí, rápidamente los jóvenes comenzaron a buscarla con la mirada, pero no la podían ver, hasta que uno de los jóvenes miro detrás suyo y justamente ahí estaba la muñeca, en ese momento los jóvenes salieron corriendo sin voltear atrás y jamás quisieron volver a visitar ese mercado.
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LA BRUJA XIX
sta historia me ocurrió cuando tenía 17 años, en ese entonces vivía en un pueblo llamado Galeras, situado en el departamento de Sucre en Colombia. Desde niño siempre fui susceptible a experimentar cosas paranormales, intuía que había sido algún tipo de “don” heredado por generaciones. Mi abuelo fue quien me enseñó a través de historias y leyendas acerca de las muchas cosas extrañas que pudieran rodear a este fenómeno; pero me llamaba más la atención el saber de brujas y espantos que atormentaban a la gente o cosas sin explicación que de tanto en tanto ocurrían y que sabíamos por gente que conocíamos o parientes que llegaban y contaban alguna historia inverosímil acerca de eso. Galeras era un pueblo pequeño y rural en las sabanas sucreñas, ahí predominaba la ganadería y las tradiciones se trasmitían de generación en generación. Esas tradiciones me fueron heredadas por mi abuelo, durante gran parte de mi niñez me enseñó todo lo que había que saber para identificar a una bruja y como defenderse de sus hostigamientos y maldiciones. El mencionaba que los primeros pobladores usaban varas de Ají para golpearlas y darles muerte y que para atraparlas había que mermar su fuerza a través de oraciones católicas cantadas al revés, todo aquello me parecía fascinante y aunque nunca había visto una, siempre escuchaba rumores que ciertas mujeres eran brujas dentro de la comunidad, yo no lo creía porque su aspecto era normal y tenían un buen trato con las personas. Mi abuelo decía que ese era su disfraz que nunca bajara la guardia o corría el riesgo de que me atacaran para sacrificarme. Así crecí con esas enseñanzas y advertencias. No fue hasta que cumplí los 17 que todas aquellas historias cobrarían sentido y lograrían salvarme de un destino nefasto. En ese tiempo en que casi cumplía la mayoría de edad, asistí a una fiesta popular en el pueblo con un amigo llamado Jaime, éramos muy amigos; pero no solo eso compartíamos historias y cuentos de brujas, ya que él de igual forma había sido enseñado y preparado, nunca imaginé que en ese momento estuviera de novio con la nieta de una conocida bruja de la región y cuando me enteré no dudé en advertirle el peligro que corría y fui involucrado de la peor forma. Esa noche ella llegó con su gesto de soberbia y haciendo alarde del control que ejercía en mí amigo. Cosa que de principio me molestaba y no dudé en jugarle una broma, cosa que no fue tomada con humor por ella, en cambio me lanzó una mirada de odio y aberración junto con una advertencia. -No sabes con quien te metes…me las vas a pagar…
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Sentí un poco de extrañeza y me reí de ella, sin saber quién era en realidad; pero al ver el rostro desencajado y temeroso de mi amigo que me veía como diciéndome que eso había sido un error de mi parte, sentí que algo no andaba bien. La fiesta continúo y mi amigo se la pasó apartado con su novia alejados de mí todo el tiempo, me di cuenta que en realidad Jaime hacia lo posible para que su novia no estuviera cerca de mí. Cosa que me pareció extraña. Al término de la fiesta me quise despedir de mi amigo; pero él se retiró rápidamente del lugar sin decir nada y tomado de la mano de su novia, al cual tenía por nombre Valkiria. Al día siguiente, sería muy temprano cuando escuché unos toquidos insistentes en la puerta de mi casa. La abrir era Jaime con su rostro lleno de preocupación, apenas abrí la puerta y él se introdujo muy nervioso en la casa, me miró y me dijo que la noche anterior había cometido una equivocación al burlarme de su novia ya que era nieta de una bruja muy poderosa de la región conocida como Carmen “La Maluca” y que debía ser cuidadoso ya que su novia era vengativa, sin más, así como entró, salió de la casa y no lo volví a ver. Cuando escuché la revelación, sentí una pequeña corriente recorrer mi cabeza y caí en la cuenta que había sido imprudente. Me quedé con cierto temor de que pudiera pasar algo y recordé al abuelo y sus enseñanzas así que en cierta manera estaba tranquilo; pero al llegar la noche me invadió una intranquilidad que me hizo tener insomnio y un estado de vigilia en el que a cada rato me paraba para revisar que las ventanas estuvieran bien cerradas. Yo vivía en un cuarto solo, alejado de la casa donde vivían mis padres, así que la tensión era grande y no quería importunar a mis viejos con mis dudas y temores. Así pasaron 3 semanas y poco a poco se me fue diluyendo el temor y la incertidumbre, hasta una noche de viernes. Recuerdo haber estado durmiendo en mi habitación y tenía la luz de una lámpara encendida. Repentinamente me desperté después de tener un mal sueño y al revisar la hora eran 2:34 am. Me volví a acostar meditando en el sueño que acababa de tener el cual poco a poco se fue desvaneciendo y me acomodé para volver a dormir. Apenas estaba alcanzando el sueño cuando escucho algo inusual entre el silencio nocturno, algo hizo eco dentro de la habitación y me alerté. Me incorporé para revisar que había sido y me quedé sentado en la cama intentando escuchar algo y entonces sucedió. El sonido de un fuerte golpe en la lámina del techo hizo eco y un estruendo que me alertó, luego note como la lámina se pandeaba por el peso de algo que comenzó a caminar haciéndola rechinar y crujir la madera de los travesaños. De inmediato quise identificar si era un animal; pero de haberlo sido hubiera sido enorme, era improbable. Las pisadas eran fuertes y eso me invadió de pánico, a mi mente llegó un pensamiento:
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“Vino por mi…” Lo único que hice fue ingenuamente taparme con la sábana de pies a cabeza como si aquello me fuera a proteger del peligro que seguramente rondaba fuera de mi cuarto. Recé, recé mucho y no sé cuántas oraciones aprendidas a lo largo de mi vida para protegerme de lo que fuera. No sé cuánto tiempo estuve tapado y rezando con frenesí, escuchando golpes y crujidos en el techo y de pronto se hizo el silencio, poco a poco me fui desprendiendo de mi sábana y me asomé apenas, el reloj marcaba las 3:02 am; pero a mí se me había hecho una eternidad. Con cautela esperé a escuchar algo y pareció que todo había acabado me quedé intranquilo y traté de dormir abrazando un crucifijo que me había dado mi abuelo. Nada más paso por esa noche. Sin embargo en las noches posteriores pasó lo mismo y volvía hacer lo mismo, así duré una semana presa del miedo y con el terror que me producía que llegara la noche y tener que dormir. El punto crítico llegó una madrugada; apenas dieron las 3:00 am y me despertó un destello que provenía del exterior. Con sorpresa me asomé para ver de dónde provenía esa luz y al ver, sentí un escalofrío recorrerme completamente, en tanto mi corazón comenzó a latir fuertemente. Afuera estaban suspendidas unas luces extrañas y al verlas detenidamente pude ver que eran fuegos, unas bolas amorfas que parecían emitir algún tipo de fuego amarillo que hacia un ruido peculiar como a ramas quemarse y tronar. No pude ver cuantas eran; estaba petrificado de ver aquello y así como estaban, poco a poco se fueron haciendo hacia arriba hasta que por fin desaparecieron de mi vista. Sin comprender del todo que había sido todo eso, me quedé pasmado por un buen rato viendo a la ventana y la cerré. La noche siguiente ocurrió lo mismo, era como un
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hostigamiento constante que estaba mermando mi cordura y poco a poco el miedo me iba consumiendo. Harto de esa situación recordé que mi abuelo guardaba algunas cosas para ahuyentar a las brujas y claramente lo que vi se trataba de eso, Pensaba en la amenaza de Valkiria, la novia de Jaime y su maldita abuela. De ahí provenía el acoso. Finalmente su amenaza se estaba cumpliendo, así que tenía que hacer lo necesario para poder librarme de esas maldiciones. Leyendo un poco en cuadernos viejos y revisando las cosas del abuelo de inmediato recordé algunos remedios y los llevé a cabo, todo sin que mis padres supieran. Lo primero fue fabricar una cruz con una planta de la región llamada Yuca o mandioca, la puse debajo de mi cama y otras pequeñas en puertas y ventanas. Una escoba de cabeza detrás de mi puerta y dormía con la ropa colocada al revés. De algún modo los ruidos cesaron, aunque veía las luces a lo lejos de tanto en tanto. Eso me tranquilizó un poco y las noches volvieron a ser tranquilas, aunque algo tensas. Pasaron los días y me volví a reencontrar con Jaime, para mi sorpresa había terminado con Valkiria y tenía otra novia que no conocía; pero al parecer estaban bien. Con eso pensé que había terminado el episodio de esa mujer y su abuela bruja; pero estaba equivocado. Fue una noche de sábado que me había quedado en mi casa, luego de no ir a una fiesta, leía un libro: “100 años de soledad” y estaba tan metido en la lectura que me dieron las 2:00 am, tuve la necesidad de ir al baño y para hacerlo tenía que salir al patio y caminar algunos metros, así lo hice. Como era un gran patio había muchos árboles alrededor y 3 cocoteros que se mecían con el viento nocturno y estrellado. Al ver que el baño estaba lejos y en la penumbra, me dio un poco de temor. Así que no dudé en hacer mi necesidad en las raíces de un árbol de nísperos que había cerca de mi puerta. Sentí alivio mientras vaciaba mi vejiga y de pronto el sonido de algo que movía las ramas de la copa del árbol me alertó, al voltear vi que las ramas se movían violentamente como si algo las moviera con fuerza y de primer instancia pensé que era algún buitre; pero luego intuí que se trabaja de algún ladrón o alguien que se intentaba meter en la casa. Sin dudar tomé un palo y me armé de valor, vociferando a lo que estuviera ahí. El valor se me acabó cuando de improviso salió volando una enorme ave negra por entre las ramas del árbol. El batir de sus alas era casi ensordecedor y de principio pensé que era un buitre por el plumaje negro; Pero luego de ver, noté con horror que se trataba. Era un guajolote de tamaño considerable. El vuelo que hacía, lo hacía con mucho esfuerzo, solo sus enormes alas parecían aguantar el peso de aquello, aun no terminaba de digerir aquello cuando el horror me pegó en el rostro al ver la cabeza de aquel animal. No era común, tenía el cuello corto lleno de verrugas abultadas y azuladas, sobre el cual cargaba una cabeza calva repleta de estas carúnculas; pero no tenía pico ni “moco” o el
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apéndice que sale de este animal, sino algo parecido a un rostro humano, deforme y horrible, sus ojos eran amarillentos y parecían emitir un brillo que inquietaba. Aquello era un monstruo horrible que me produjo un miedo de muerte, que hizo que me quedara petrificado. El vuelo de esa aberración llegó a la copa de unos de los cocoteros en donde se postró y me observó vigilante por un largo rato con esos ojos amarillos y de pronto un horrible graznido salió del cogote de aquella cosa, era un horripilante sonido parecido al ruido que hacen los gatos al copular, gruñidos horribles que me erizaron la piel y me llenaron de un terror absoluto, aquellos ruidos hicieron que corriera al interior de mi casa y atrancara la puerta con una cómoda y coloqué el colchón en la ventana como para impedir que aquello entrara. Por esa noche no pude dormir y me aferré a la cruz de yuca y recé frenéticamente pidiendo perdón a Dios e implorando que me salvara de aquello. De alguna forma el cansancio me venció y desperté acostado en el piso de mi cuarto, no lo soporté más y corrí con mi abuelo a contarle lo que me había estado pasando y el evento de la noche anterior. Él vivía algo alejado por lo que me tomó casi todo el día llegar; pero al hacerlo y luego de platicar mi calvario, muy determinado me miró y me dijo sin duda que él se encargaría, que no me preocupara. Se paró de la silla y abrió la puerta de su ropero viejo de donde saco un libro viejo forrado en piel y cerrado con un broche de latón manchado por el tiempo. Antes de abrirlo me dijo que me fuera para mi casa y que todo estaría bien, que le tuviera confianza. Así lo hice y al llegar la noche me quedé asustado contando las horas, me quedé dormido y nada más paso, al igual que las noches subsecuentes, todo marchó bien, el acoso que había estado sufriendo, había pasado o al menos eso parecía, no entendí o no quise saber que había hecho mi abuelo para liberarme de aquello; pero hasta el día de hoy nunca he vuelto a saber de brujas o de apariciones de estas en donde vivo.
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EL BAÑO
o recordaba la última vez que tomé un baño de tina por la noche después de trabajar y más aún después de una mudanza que me dejó totalmente exhausta, me había mudado a una nueva casa, más amplia y con techos altos, de estilo antiguo en el centro de la ciudad, me la habían dejado a muy buen precio y databa de los años 30s de cuando la ciudad estaba en su mejor momento comercial, por lo que las construcciones eran macizas y llenas de detalles incomparables. Al principio olía a humedad y a viejo, ahora se podía percibir un olor a pintura que de principio calaba en la nariz; pero te terminabas acostumbrándote. Aun con algunas cajas sin desempacar lo que más me llamo la atención fue la hermosa tina de estilo “vintage” y sus cuatro patas de latón que le daba un aspecto agradable y te invitaba a sumergirte en ella por un largo rato. Mientras la llenaba con el relajante sonido del agua, cepillaba a mi gata “Juno” de raza snowshoe que había rescatado de un refugio y cuya rara heterocromia me había enamorado desde que lo vi maullando de frio en una caja de cartón. Habíamos sido compañeras desde hace mucho y aún estaba renuente de vivir en la nueva casa, la sentía tensa y sin ganas de explorar. Mientras le ponía sales al agua e intenté poner alguna música suave en mi iPhone, recordé la recomendación de una amiga al decir que un baño de tina era más relajante con la luz apagada, música suave y una copa de vino rosado. Quise intentarlo así que, encendí una enorme veladora de vainilla, apagué las luces, me metí en la bañera y el contacto con el agua sobre mi cuerpo de inmediato hizo su efecto en mis cansados sentidos. Tanto que olvidé poner la música, mientras acomodaba la cabeza en una toalla y vi a Juno sobre un toallero observándome fijamente y ronroneando como desaprobando el que estuviéramos en un lugar extraño, ella siempre me acompañaba en mis baños; pero esa vez estaba algo tensa moviendo su cola con nerviosismo. Mientras cerraba mis ojos, la obscuridad me fue envolviendo, las penumbras y sombras mezcladas por la tenue luz de la veladora hacían del momento algo extraño. Quise intentar quedarme totalmente a obscuras y apagué la veladora, enseguida todo se volvió negro. No sé cuánto tiempo estuve así y sentí inquietud y hasta una corriente helada a pesar de que el agua estaba tibia. No me agradó esa sensación y enseguida volví a encender la veladora, pensando en las tonterías que mi amiga me había recomendado. Por extraño que parezca la luz era menos intensa, la pequeña llama azul de la veladora apenas iluminaba unos centímetros; pero era suficiente para ver a mi alrededor. El agua de la bañera era muy relajante, mis sentidos poco a poco se fueron acostumbrando a esa sensación de calma y somnolencia que gradualmente comenzó a inundar mis sentidos. Apenas iba entrando en estado de relajación profunda cuando sentí la cola de Juno ondear cerca de mis pies, en un acto reflejo moví el pie para ahuyentarla y comenzó a maullar nerviosa, sentí que saltó al piso del baño y comenzó a maullar, pero
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este era un maullido distinto al de mi gata y venia del centro del cuarto, por alguna extraña razón no había entendido hasta ese momento lo que ocurría hasta que abrí los ojos y vi a Juno en el toallero viendo al centro del cuarto y en posición de alerta, emitiendo pequeños maullidos nerviosos. Al voltear a ver me di cuenta que había un gato negro y me sorprendí mucho de ver al animal ahí maullando con un par de ojos amarillos y unos colmillos blancos muy largos. Eso hizo que me incorporara de prisa y con la inercia, tiré la vela con el pie y se me quedé en las penumbras, solamente la luz que provenía del cuarto que se colaba por debajo de la puerta iluminaba apenas el piso del baño, quise encontrar mi celular; pero no podía hallarlo. Ya con la inquietud doblegando mi mente, decidí que era momento de parar en ese juego de la tina y tiré del tapón para vaciarla y tomar un baño rápido. Por alguna extraña razón pensaba que debido a eso mi mente me estaba divagando imaginando cosas. Juno parecía estar calmada; pero no quería bajar de toallero, cuando por fin encontré el celular, lo tomé y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza cuando vi que la luz que salía por debajo de la puerta se apagaba; pero el alma me volvió al cuerpo cuando intenté encender la del baño y me di cuenta que no había. Se había ido al menos en mi casa. Encendí el móvil y tenía 5% de pila, por lo que apenas emitía una débil iluminación, aproveché entonces para poder bañarme, vestirme y acostarme. Al meterme de nuevo en la bañera noté que estaba estancada un poco de agua y supuse que mis cabellos habían tapado la coladera, a menudo pasaba eso, se me caía mucho el pelo, así que me agaché para quitar lo que obstruía la coladera y sentí que había mucho cabello, algo inusual, era la primera vez que utilizaba la tina y eso me causó extrañeza, mi mano se llenó de pelos y jalé para quitarlos, eran demasiados, al momento de sentir algo extraño además del pelo, quise tomar el celular para ver mejor que era aquello y escuché de nuevo los maullidos en medio del cuarto. Al correr la cortina de baño, me di cuenta que estaba de nuevo ese gato negro ahí, maullando con desesperación, mientras que Juno hacia siseos nerviosos y agresivos al animal extraño que estaba ahí. Los ojos amarillos parecían emitir una luz que iluminaba sus bigotes al maullar y eso me inquietó, empecé a llenarme de ideas aterradoras al ver que sus colmillos eran inusualmente largos y blanquecinos. No sé cuánto tiempo estuvimos Juno y yo alertas, un leve ruido a mis pies me hizo voltear y al mirar de nuevo a donde estaba el gato, este había desaparecido. Abrí con cautela la regadera y al sentir que salía el agua me tranquilicé, vi con alivio que aquello que impedía correr el agua no lo hacía más. No había nada ahí. Me bañe rápido y a tientas Salí de aquel baño para vestirme y acostarme no quería saber nada más. Culpaba al cansancio todas esas alucinaciones, al sentir que Juno se trepaba en la cama y se acercaba a mi ronroneando me tranquilizo mucho, abrace al animal como si el me fuera a proteger de todo lo malo, pero ella al igual que yo éramos frágiles y temerosas. Me quedé dormida y tuve algunas pesadillas que no recordaba al momento de pararme con falta de aire y sudando por algo horrible que quizá había soñado, eran las 3:24 am. Me volví a acostar y veía el techo fijamente en tanto mis párpados se hacían pesados. Apenas iba cayendo en el sueño
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cuando sentí que algo caminaba en mi pecho, era ligero y supuse que era mi gata siempre hacia eso, al sentir el contacto de sus bigotes en mi barbilla abrí los ojos para abrazarle y sentí el horror paralizarme de pies a cabeza. Era el gato negro, tenía su hocico cerca de mi nariz y sus brillantes ojos amarillos miraban los míos con esas luces de muerte que me hicieron temblar. No emitía ningún ruido y entonces recordé algún cuento en que decían que los gatos te robaban el aliento y el alma. Cuando abrió el hocico para mostrar sus largos colmillos; pensé que era todo y que terminaría ahí muerta por el extraño animal. No termine de pensar eso cuando de improviso saltó Juno y tumbó al gato por un lado de la cama haciéndolo huir al baño y mi gata lo siguió.
Lo siguiente fue lo más horripilante que hubiera podido experimentar. Los gatos comenzaron a pelearse emitiendo maullidos y gruñidos que inundaron la habitación, parecía que se estuvieran masacrando entre ellos. Lo primero que sentí fue angustia de saber que mi gata estaba siendo lastimada y me paré enseguida; pero al hacerlo y entre los gruñidos de los animales logre percibir el gemido lastimero de una mujer que se quejaba por algo que la lastimaba. Ese sonido provino del baño, mis rodillas se doblaron
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al escuchar aquello tan claramente, sentí un pavor paralizante que hizo que cayera sobre la cama totalmente asustada y angustiada por todo lo que pasaba. De pronto se hizo el silencio y volvió la luz; pero el foco parpadeaba por la falta de corriente. Con voz entrecortada comencé a llamar a Juno y solo había un mortal silencio. No sabía que hacer estaba petrificada por el temor y abrazando mis rodillas para no bajarme de la cama, temía que algo me tomara por los tobillos apenas los pusiera en el piso, la puerta de salida estaba muy lejos y no tenía esperanzas de llegar y salir a tiempo, para quitar los tres seguros de una enorme y pesada puerta. No sabía qué hacer, siempre había sido atea y no creía en nada, en ese momento quise tener toda la fe del mundo para creer en un Dios salvador. Volví a llamar a Juno casi en susurros y no obtuve respuesta, el terror hizo que llorara de angustia y de alguna forma el sueño me venció en esa posición con mi frente apoyada en las rodillas. La luz de la mañana hizo que despertara y enseguida un torrente horrible de recuerdos de la madrugada hizo que saltara de la cama y me vistiera rápidamente para salir de la casa. Al hacerlo lo primero que vi fue a una señora ya de edad que barría la calle, al verme con mi rostro de preocupación me preguntó si estaba bien. A lo que respondí que no. Estaba tan alterada que le conté mi odisea sin temor a que me fuera a tildar de loca. Con el rostro sorprendido la anciana me dijo que no había escuchado nada a pesar de haberse levantado de madrugada todo estuvo en silencio, su casa estaba a un lado de mía. Le pregunte entonces por los antiguos moradores y me comentó que había vivido una pareja de recién casados, la joven estaba embarazada y tenían muchas ilusiones por ese bebé, de tal manera que habían buscado un espacio amplio como el de mi casa para poder atender al niño; pero por complicaciones en el embarazo, tuvo que irse a vivir con su mamá. Por lo que el esposo la alcanzo después y dejó la casa. Sin embargo nunca supo que fueran acosados por algo y mucho menos que tuvieran gatos, ella entendía que mucha gente tenía a estos animales para protegerse de lo malo; pero no comprendía porque me sucedió eso a mí. Me quedé en las mismas, sin respuestas. Sus afirmaciones no hicieron más que pensara que todo había sido producto de mi imaginación producto del cansancio, o bien de algún principio de enfermedad, lo cual me asustó y no sabía a quién recurrir. La angustia se apoderó de mí y me sentí terriblemente sola. Para colmo no sabía nada de Juno, se había quedado en la casa y no quería volver ahí. Vencí mi temor al pensar que estaría atrapada ahí con hambre y sed buscándome en un lugar extraño, herida. Al pensar esto último hizo que corriera a la casa en su búsqueda, sin importarme nada. Al abrir la pesada puerta de madera, vi que todo estaba en desorden por la mudanza; pero todo como lo había dejado. Cerré la puerta y caminé lentamente hacia mi habitación, no había dado un par de pasos cuando sentí un cosquilleo en mi cabeza y luego un golpe de viento leve que me hizo parpadear y alucinar; pero esta vez era distinto. Caí en un letargo extraño que me hizo ver que en realidad estaba en mi casa; pero era diferente. Había muebles antiguos, fotografías igual de antiguas que colgaban de la pared
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y un hombre parado en medio de la habitación, que al verlo sentí pánico. Estaba solamente ahí sin hacer nada, vestía un traje negro de época, peinado con betún que le hacía brillar el pelo y un par de lentes redondos que lo hacían parecer muy formal, parecía preocupado, no me vio y se pasó como si nada, el hombre era el mismo que parecía estar retratado con una mujer muy bonita el día de su boda, en un cuadro que estaba sobre la mesita de centro. Entonces lo entendí, no pertenecía ahí, era mi casa; pero era otra época, lo que veía era un vórtice de tiempo que me mostraba una escena ocurrida tiempo atrás en lo que ahora era mi casa. Intenté moverme; pero el letargo me lo impidió, de algún modo estaba atrapada ahí sin poder hacer nada. Entonces me quedé viendo la escena que ocurría ante mis ojos, el hombre buscaba a la esposa, el llevaba unas maletas enormes de piel y broches de latón y un pequeño maletín negro que me indicó que era doctor por su nombre grabado en él. Dejó las maletas y caminó lentamente hacia la habitación de donde provenían unos murmullos y risitas, pegó el oído a la puerta aunque no hubiera sido necesario, incluso yo desde donde estaba pude escuchar la conversación. Era claro que la esposa lo engañaba y estaba con el amante, lo más inquietante era lo que se decían y una revelación hizo eco en aquel lugar. Se burlaban por haberle hecho creer al hombre que el hijo que había criado era de él, la verdad es que la pareja de amantes se había puesto de acuerdo para hacer esa charada con el hombre, que afligido y se apartó de la puerta derramando una lágrima y de la decepción llegó la ira. Apretando los puños, corrió a la cocina y regresó con un enorme cuchillo, violentamente abrió la puerta de la habitación y dentro la esposa estaba acostada, conversando con otro hombre, ambos cubrían su desnudez con una sábana satinada, cuando vieron la furia y las intenciones del esposo ofendido, el amante corrió para alejarse de él y como pudo salió de la casa sin que se lo impidieran. La mujer presa del pánico suplicó y el esposo descargó toda su ira en cada golpe de cuchillo que le propinó, la sábana satinada y las paredes de la habitación se comenzaron a cubrir de sangre, la orgia sangrienta terminó cuando el cuerpo de la mujer dejó de luchar y moverse. El hombre se quedó parado mucho rato, viendo su obra y el maltrecho cuerpo de lo que quedaba de su mujer. De pronto surgió la figura de un pequeño gato negro que se trepó a la cama y empezó a maullar lastimeramente por la mujer, el rencor por ver que algo amaba a la mujer que lo había engañado, produjo que tomara al animal por la cabeza y le enterrara el cuchillo en la panza, el gato hizo un maullido de dolor y agonía que se perpetuo por varios minutos hasta que se desangró. El hombre tiró el cuchillo y tomó sus lentes salpicados de sangre y los limpió con frialdad, luego tomo el cuerpo de su esposa y la metió al baño, colocándola en la bañera. Fue por su maletín y varias herramientas y cometió otra atrocidad: empezó a desmembrar el cuerpo de la mujer. Mientras platicaba con ella y le decía que la amaba. Aquello fue tremendamente alucinante y horroroso, no quería seguir viendo, entonces luego de terminar de cortar los pedazos, limpió los restos y los metió en las maletas que llevaba,
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abrió la regadera para que se limpiara la sangre y de pronto notó que la abundante cabellera negra de su mujer había tapado la coladera de la tina, mientras intentaba quitar los pelos, repentinamente volteó a verme y en ese momento la “alucinación” terminó, estaba de nuevo en mi casa, con mis muebles y las cajas de la mudanza. El movimiento volvió a mí y me senté al no comprender que había sido todo aquello que vi. Por alguna extraña razón ese “viaje” me había dejado muy cansada y caminé hasta la habitación donde le llamaba a Juno una y otra vez. Las fuerzas me faltaron y me derrumbé en la cama, quedándome completamente dormida. Seria de noche cuando desperté, estaba a obscuras y solo se veía la luz del reloj que parpadeaba marcando las 12:00. Mi cabeza estallaba e intente encender una lámpara de buró. No encendió así que de nuevo supuse que no había luz. La puerta del baño estaba entre abierta y de pronto escucho un maullido que provenía del interior. Aun con la somnolencia me paré tambaleante y caminé hasta el cuarto de baño para ir por Juno y salir de ahí. Quise encender la luz y solo parpadeaba el foco por la corriente baja. Con susurros comencé a llamar a Juno y de pronto sentí algo en mis pies, un bulto tieso y húmedo que me produjo una mala sensación y al ver con la poca luz, me di cuenta que era Juno la que estaba en el piso toda tiesa y herida de la panza, había muerto, tenía las vísceras expuestas. Aun no terminaba de ver eso cuando algo llamó mi atención. Al ver mi reflejo en el espejo vi algo más; pero me produjo pánico y fue lo que había escrito en el con sangre: “Tú sigues…” Al leer esto, la luz del baño se apagó completamente y me dejó en total obscuridad, en ese momento comencé a sentir el frío de la muerte y supe que no saldría jamás de ahí con vida. Lo siguiente que recuerdo es haber despertado en mi cama y de nueva cuenta la luz del reloj parpadeaba marcando las 12:00 am, intuí de inmediato lo que sucedería al escuchar que del baño un gato maullaba. Me paré de la cama y salí abriendo la pesada puerta, afuera todo estaba quieto y no había personas en la calle seria de madrugada y no había luz en toda la colonia, me fui caminando por la obscura calle y desaparecí entre sus penumbras, nunca más volví a esa casa y nunca más volví a ver a mi gata Juno.
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AYÚDAME
anuel y Elisa eran un matrimonio, que buscando tranquilidad, se habían cambiado a una cabaña cerca del pueblo que había visto nacer a los dos y en donde se habían conocido, buscando salir de la gran ciudad y enseñarles a sus 3 pequeños hijos lo que era vivir en el campo, compraron una cabaña que tenía mucho tiempo en venta, por muy poco precio, algo que fue importante para que se animaran a realizar dicha compra. Dos de los hijos eran varones, que solo se llevaban 1 año, y niña que era mucho más pequeña, siempre fue retraída, pero desde que habían llegado a la cabaña, fue mucho más, y algo que empezó a llamar la atención, primero de los dos hermanos y después de la madre y el padre, fue que la pequeña se quedaba por horas en una de las esquinas de lo que era su recamara, y siempre arañando la madera, como queriendo destruirla. La pequeña de no más de 6 años, solo decía “ayúdame” y por las noches, se ponía a rascar la madera, algo que no dejaba de preocupar a todos los integrantes de la familia. La cambiaron de habitación, y parecía que todo cambiaba, pero en la madrugada, la veían que de nuevo entraba a la habitación, en donde se quedaba por horas y solo diciendo “ayúdame”. Fue tanto el terror de los padres, que desesperados empezaron a investigar si había pasado algún acontecimiento en esa cabaña, y se dieron cuenta por personas del pueblo cercano, que en esa casa, un señor había dicho que a su hija la habían raptado y se buscó por semanas a la pequeña, sin poder encontrarla, al paso del tiempo el hombre había amanecido en el lago ahogado, todos pensaron que había sido por la soledad o la tristeza de la pérdida de su pequeña niña. Ayúdame Pero nada, era lo que parecía, ya que el hombre se había suicidado, por escuchar los lamentos de su hija, al conocer esto, los padres, empezaron a quitar las maderas que su pequeña hija arañaba y encontrando lo que esperaban, ahí estaba el pequeño esqueleto de la niña perdida, amarrada, por lo que parecía el padre. Al encontrar esto, dieron parte a las autoridades rurales, y dieron por cerrado el caso que había pasado ya muchos años atrás, desde esa fecha, la niña nunca más volvió a decir la palabra “ayúdame”.
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LA NIÑA DEL PANTEÓN
ace ya algunos años un grupo de jóvenes platicaba cerca de un cementerio, ellos se encontraban tranquilamente fuera de una tienda, comenzaron a contar historias de miedo, hubo uno que llamo la atención de todos, ya que la historia había sucedido en el cementerio que se encontraba a unas calles, según la leyenda por las noches un hombre se aparecía en el cementerio y caminaba por el lugar. Uno de los jóvenes reto a dos de ellos para que entraran al cementerio, ambos aceptaron, debían cruzar el cementerio, el resto de los amigos los esperarían del otro lado. Los jóvenes entraron pero pronto se perdieron, no lograban encontrar la salida, unos minutos después observaron como una niña salía de la oficina del cementerio, ellos rápidamente fueron a encontrarla y pedir direcciones, ella con gusto los guio a una de las murallas del cementerio, al llegar les dijo que ella siempre salía por ahí, los dos jóvenes se observaron y le preguntaron cómo salía si la muralla era alta y no había forma de que una niña la escalara sola, en eso la niña solo se rio y dijo que ella salía así, de pronto solo dio media vuelta y atravesó la muralla.
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RESEÑA BIOGRÁFICA
endy Guadalupe Calvo Carrera Nació el 14 de septiembre del año 2000 en un pueblito que lleva por nombre Huautla de Jiménez que se localiza en la sierra mazateca del estado de Oaxaca. Tiene un hermano menor que lleva por nombre David Isaí calvo carrera. Sus padres son Faustino calvo Garcia de 40 años de edad y norma carrera allende de 41 años de edad. Desde que era muy pequeña sus papás le inculcaron el gusto por el trabajo y la participación en todo evento.
Durante su educación primaria sus papás se dieron cuenta de que tenía talento para el canto, además formo parte del primer mariachi mixto de la localidad de Huautla de Jiménez. Fue muy antisocial durante su niñez ya que se dedicó a aprender más sobre el arte (pinturas, poesía, oratoria). Siempre destaco como estudiante ejemplar durante su educación básica. 37
LEYENDAS DE TERROR MEXICANAS
En MĂŠxico, en cada pueblo remoto o cercano a las ciudades cuenta entre sus tradiciones con una serie de relatos espeluznantes que los habitantes suelen narrar a quienes los visitan. Historias como La finca embrujada, la momia entre otras historias las cuales, forman parte de los testimonios populares incluidos en Leyendas de terror mexicanas, de obra para todos los amantes de las narraciones de espantos contadas por nuestros abuelos.
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