“Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.”
Martin Luther King
(1929-1968)
Martin Luther King, nació en Atlanta el 15 de Enero de 1929 en el seno de una familia bautista. Siendo un niño de tan sólo seis años sintió en propias carnes la discriminación que sufrían los negros cuando los padres de dos amigos les prohibieron jugar con él por el color de su piel. La situación de segregación social y racial que vivían los negros de su país, y en especial los de los estados sureños, le llevó a estudiar Teología en la Universidad de Bostón, convirtiéndose en pastor bautista en 1954. En ese mismo año se hizo cargo de la Iglesia Bautista de la ciudad de Montgomery (Alabama). Muy pronto dio muestras de su carisma y de su firme decisión de luchar por la defensa de los derechos civiles de los negros con métodos pacíficos, inspirándose en la figura de Gandhi y en la teoría de la desobediencia civil de Henry David Thoreau. Una de sus primeras acciones conocidas fue un boicot masivo que duró casi un año contra la segregación en los autobuses municipales, a los cuales no tenían acceso la gente de color. La fama de Martin Luther King se extendió rápidamente por todo el país y enseguida asumió la dirección del movimiento pacifista estadounidense. En 1960 aprovechó una sentada espontánea de estudiantes negros en Birmingham (Alabama), para iniciar una campaña de alcance nacional. En esta ocasión, Martin Luther King fue encarcelado y posteriormente liberado gracias a John Fitgerald Kennedy, entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, logrando en esta ocasión la igualdad de acceso a las bibliotecas para los negros, Poco a poco iba comiendo terreno a la desigualdad social de la época. Esto no le haría merecedor de muchos amigos, de hecho tenía enemigos incluso entre la gente de color, ya que existían grupos radicales que eran partidarios de acciones violentas contra los blancos para conseguir más rápidamente igualdades sociales.
En el verano de 1963, su lucha alcanzó uno de sus momentos culminantes cuando encabezó una gigantesca marcha sobre Washington, en la que participaron unas doscientas cincuenta mil personas, ante las cuales pronunció uno de sus más bellos discursos por la paz y la igualdad entre los seres humanos “I have a dream” (“Tengo un sueño”).
Él y otros representantes de organizaciones antirracistas fueron recibidos por el presidente Kennedy, quien se comprometió a agilizar su política contra el segregacionismo en las escuelas y en la cuestión del desempleo, que afectaba de modo especial a la comunidad negra. No obstante, ni las buenas intenciones del presidente, quien moriría asesinado meses más tarde, ni el vigor ético del mensaje de King, parecían suficientes para contener el avance de los grupos nacionalistas de color contrarios a la integración y favorables a la violencia, como Poder Negro, Panteras Negras y Musulmanes Negros. En 1964 fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz que le llevó a conseguir mayor audiencia y reconocimiento social a nivel mundial. En Marzo de 1965 encabezó una manifestación de miles de defensores de los derechos civiles que recorrieron casi un centenar de kilómetros, desde Selma, donde se habían producido actos de violencia racial, hasta Montgomery. La lucha de Martin Luther King tuvo un final trágico: el 4 de abril de 1968. La bala fue precisa. y el reverendo quedó tendido en el suelo del segundo piso del balcón del hotel Lorraine, en Memphis (Tennessee) Aunque hubo un acusado y sentenciado: James Earl Ray, la propia familia de King siempre pensó que detrás de la muerte del reverendo hubo algo más. Incluso, Dexter King, uno de sus hijos, se entrevistó en la cárcel con Ray y afirmó que no creía que él fuese el asesino. Para los aficionados a las teorías de la conspiración, resulta difícil creer que un ladrón de poca monta como era Ray pudiera orquestar un asesinato de esa magnitud en las narices del FBI, que vigilaba cada movimiento de Martin Luther King, por considerarlo un peligroso agitador, y sobre todo,
un comunista en potencia. Las claves de su muerte, como el del ex presidente John F. Kennedy y su hermano Robert, en la misma década, quedarán para siempre selladas en los archivos secretos del FBI, pero alimentan aún más la leyenda alrededor de un personaje trascendental en la historia estadounidense..