[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 3 DE DICIEMBRE DE 2016 |
¿Por qué Cactux? Breve recuento de espacios de cultura en Morelia POR ALEJANDRO DELGADO | PAG. 2
Poemas CREACIÓN POR FREDY VILLANUEVA | PAG. 4
Leonard Cohen se ha ido CREACIÓN POR JAIME LÓPEZ | PAG. 5
De la utilidad de lo inútil FRAGMENTO POR NUCCIO ORDINE | PAG. 6
De la información que damos sin quererla dar CIENCIA Y TECNOLOGÍA POR MANUEL LÓPEZ MICHELONE | PAG. 8
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SÁBADO 3 DE DICIEMBRE DE 2016
¿Por qué Cactux? Breve recuento de espacios de cultura en Morelia POR ALEJANDRO DELGADO
E
l centro de Morelia, tan presumido turísticamente, se ha llenado de zapaterías, aparadores y tiendas de colguijes, bisuterías de cristalitos, joyas de plástico, adornos par atuendos, franquicias chinas y japonesas de bocadillos de arroz apelmazado, toda clase de “antros” cheleros, micheladas, torterías y comida rápida; de todo lo que es consumible, cercano y barato para gusto de las muchedumbres de la clase media estudiantil y empleados del comercio y la burocracia que efectúan sus labores cotidianas en el Centro Histórico. Los ricos han estado reubicando sus residencias y entretenimientos en las zonas altas de la ciudad previendo las cada vez más crecientes e intensas inundaciones, que el cambio climático global garantiza cada temporada de lluvias. La mayoría de los lugares de encuentro, reunión y esparcimiento de la ciudad se caracterizan por una especie de “exclusividad” no declarada. Restoranes, cafeterías, bares (o “antros”) y centros nocturnos se distinguen unos de otros por el tipo de clientela que a ellos asiste. La segregación más notoria es de carácter “generacional”, seguida por las de fondo clasista, grupal incluyendo algunas por “preferencia sexual”. Sólo el centro Cactux Gastrocultural no se ha adecuado a esas formas cursis provincianotas o “usos y costumbres” asumidas por décadas de prejuicios de toda clase. El rumbo por años llamado Jauja es un barrio de gente trabajadora y era famoso porque ahí se vendían flores y arreglos para la Noche de Muertos. Esquinado en las calles Nacozari y 1 de Mayo, teniendo cercano el templo de San José, ahí está Cactux. Con una entrada de acceso más parecida a una antigua cerrajería que a un centro de degustación, Cactux ha adquirido notoriedad por la muy variada asistencia de clientela. Jóvenes de diferentes “hondas” se distribuyen en mesas “artesanales hechizas” con gente de diversas edades y ocupaciones. Ya a nadie extraña encontrase ahí con albañiles, herreros, profesores, secretarias, grupos de oficinistas, artistas, estudiantes de artes e incluso “fresas” y “hipsters”, que bajan desde Altozano por pura curiosidad a degustar alguna de las variadas combinaciones en platillos sui géneris o los pulques curados, cervezas artesanales y mezcales de diversa procedencia. Anteriormente al año 2010 Tzitzi y América Delgado (quienes en esas fechas eran también promotoras de la ya lograda Ciclovía), a la par con Mizael Sánchez y otras amistades, promocionaron en diversos centros de reunión pública “los Digestivales”, “degustaciones” de platillos regionales originarios que fueron acompañados por “saboreadas” de mezcales de diversas regiones del país. En estas actividades pioneras en la República se mostraban las formas de preparación de diversos
Hay quienes asisten a Cactux por uno o varios motivos a la vez. Los motivos o excusas para degustar en convivencia son preponderantemente gastronómicos
platillos originarios y se ofrecían conferencias documentativas sobre el origen histórico de usos y costumbres tradicionales de alimentación. Esas actividades fueron siempre respaldadas por la presencia de obras pictóricas y música de artistas locales simpatizantes de algo “nuestro pero diferente”. Después de un intento fallido, al abrir Cactux en el interior de un domicilio particular el establecimiento abrió sus puertas en el ya mencionado barrio. El éxito de su existencia cundió rápidamente en 2010. Hay quienes asisten a Cactux por uno o varios motivos a la vez. Los motivos o excusas para degustar en convivencia son preponderantemente gastronómicos. El diseño, la sazón y adiestramiento cocinero de los platillos ha sido labor cuidadosa de Tzitzi. Los tacos de jamaica, los humus o
kebabs y otras variedades de platillos híbridos de culinarias árabes, brasileiras, europeas y mexicanas. Otra excusa es la degustación liberiana de cervezas artesanales, pulques y mezcales genuinos. Cactux fue, a nivel nacional, el primer lugar en ofrecer y promover el consumo de cerveza artesanal (La Bru es testigo inicial de lo que ahora es moda nacional). Por su cuenta, América inició ahí las saboreadas de mezcales en directo producidos por agaveros de varios estados, lo que pronto tomó moda en el país. La excusa restante pero no de menor importancia es la presencia de obras de arte, pinturas, dibujos, fotografías, esculturas que artistas de toda talla exponen frecuentemente en el lugar, y la fuerte presencia de un muy variado espectro musical y escénico. Cactux es un pretexto para buscar fuera de lo común.
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La historia de lugares, grupos, asociaciones civiles o negocios que se han propuesto espacios de convivencia social con el arte y la cultura tiene en su haber una reducida gama con diversas peculiaridades. En los sesenta y setenta los pioneros fueron los “cafés literarios” en el interior del café Casino, al que asistían poetas y aficionados a la literatura y las discusiones de carácter político, actividad que feneció con la toma de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en 1966 por el ejército. Otro fue Acuario, organizado y dirigido por Blanca Valdez Ortiz, donde por primera vez en Morelia se incorporaron actividades de todas las artes con otras actividades surgidas de grupos de la sociedad civil. Pronto Acuario se hizo novedad dado que ahí se realizaron los primeros murales graffiti y performances (llamados entonces happenings). Al par de años, con la participación de José Luis Rodríguez Ávalos y el entonces grupo de teatro de la Escuela Popular de Bellas Artes, Acuario se transformó en Espacio Escénico, conservando su carácter activista de difusión cultural. A mediados de los setenta abre sus puertas el cafégalería de Las Rosas, patrocinado y sostenido por la historiadora Esperanza Ramírez Romero, los profesores universitarios Alfonso Espitia Huerta y Salvador Molina, abundando en el lugar exposiciones pictóricas, fotográficas, conferencias de historia, literatura y cultura general. A finales de esa década aparece Café y Arte, promovido por el entonces Instituto Mexicano del Café, combinando diferentes actividades del arte con eventos de convivencia pública de distintos tipos. A una calle de distancia se abre un café mezanine Del Olmo (precisamente en la esquina del actual café Del Olmo), de corta vida pero muy agitada actividad de los “viernes culturales” señaló nuevas posibilidades de acción entre la cinematografía y la acción escénica; de hecho ahí se realizaron las primeras experiencias de lo que hoy llaman video maping en las paredes y techo del local. Entrados los ochenta, José Luis Rodríguez, con el apoyo de Sergio Verduzco, logran revivir el Espacio Escénico en una bodega transformada en la entonces “salida a Guadalajara”; las artes vuelven a aparecer públicamente sin el eterno raquítico y tacaño apoyo institucional. Ya en plena década abren sus puertas lugares donde, además de lo artístico, se ofertan diversos “entremeses” de bocadillos y bebidas diversas. Cobran notoriedad El León de Mecenas y La Librería de la Calzada. Es en La Librería donde, de acuerdo con la posibilidad de sus recursos, Cristina Paz hace notar un trato diferente y digno para con los artistas locales. Algo se recababa y se hacían modestos pagos a los artistas y conferencistas, aunado todo colateralmente a la venta de libros de una gran diversidad de editoriales que ahí se ofertaban. Para nuestro asunto (Cactux) no sobra mencionar que en diversos espacios se ha explotado a los artistas como “relleno”, a quienes ni siquiera ofrecen o les cobran la taza de café consumida durante la actividad en escena. Son La Librería y el Foro La Mueca los espacios que marcan un diferente carácter con relación a la comunidad moreliana. El Foro La Mueca ha sobrevivido con dificultades difíciles de percibir públicamente. A este espacio ya se han dedicado reportajes locales y extranjeros. Es La Mueca un espacio donde disciplinadamente se activan varias disciplinas de arte y de interés de pensamiento crítico. A los muecos se les van horas en-
Sin afanes de presunción, cosa de la que los cactusianos no se ufanan, Cactux fue, a nivel nacional, el lugar pionero en dar a conocer las cervezas artesanales y las “saboreadas” de mezcal – ahora tan de moda en todo México–.
Fotos cortesía de Alejandro Delgado.
sayando puestas en escena y conciertos (o combinación de ambos), se imparten ahí talleres para niños y adultos en el conocimiento y la práctica de las artes plástica o algunas materias relacionadas con el arte escénico. A inicios del milenio cierra La Librería de la Calzada, dejando un entra-
ñable hueco en el ambiente cultural. El Foro La Mueca continúa trabajando. Sin afanes de presunción, cosa de la que los cactusianos no se ufanan, Cactux fue, a nivel nacional, el lugar pionero en dar a conocer las cervezas artesanales y las “saboreadas” de mezcal –ahora tan de moda en todo México–. Los principales medios locales de información han puesto una casi nula atención al lugar y a lo que acontece en él. Cactux no encaja en los criterios de cursilería, “elegancia turística” y distinción de anquilosados esquemas de gusto y convivencia. Pese a lo mencionado Cactux supera los niveles de atención y atracción de las negociaciones y centros de reunión acostumbrados. “En seis años Cactux Gastrocultural se ha consolidado como un espacio cultural de referencia en el país por la propuesta artística que ha marcado este foro. Desde sus inicios el compromiso ha sido ofrecer a las personas que nos visitan un lugar confortable donde el arte se ve, se escucha y se acompaña con alguno de nuestros platillos o bebidas. En este año ha sido muy importante para Cactux consolidándose como uno de los espacio musicales más importantes en el país, que pasa desde la música tradicional del estado, el rock, pop, jazz, blues, indie; algunos grupos que nos visitaron este año fueron La Gusana Ciega, Los Rebel Cats, la Gardfiel, la Matilde Band, Salón Victoria, Comisario Pantera, Don Serafín Ibarra y los Carácuaros, Los Jilguerillos del Huerto y Los Capoteños, por comentar algunos. Pero también se ha fortalecido el compromiso con grupos locales donde Cactux ha servido como plataforma para poder mostrar el talento de los músicos locales siendo un espacio que se distingue por su apertura a las diferentes manifestaciones musicales En cuanto a la gráfica se siguen realizando exposiciones; en este 2016 se han tenido más de 30 artistas, también por cuarto año consecutivo se realizó el concurso de pendones del día de muertos. En cuanto a las cervezas se abrió el espacio para ofertar seis cervezas locales artesanales, esto para coadyuvar al fortalecimiento de los negocios locales que están apostando por apuntalar una industria michoacana de cerveza artesanal. Estos seis son pocos para mostrar la riqueza de un estado habido en manifestaciones artísticas, contrarrestando la situación de abandono por parte las instituciones hacia las artes, una sociedad sin expresiones artística es una sociedad condenada a la explotación por parte del Estado, por eso éste y otro espacio en Morelia son necesarios para seguir ofreciendo espacio de expresión para nuestros artistas.” (Gilberto Pérez Baeza, entrevista). Gilberto, uno de los tres propietarios de Cactux, se quedó corto. Mencionemos sobre el compromiso sin censura para con los artistas que ahí muestran su trabajo. A diferencia con las instituciones y otros espacios (excepto La Mueca), Cactux proporciona el transporte, montaje y publicidad de las obras, los bocadillos y cóctel de apertura de la exposición no cerrando sus criterios de exposición sólo a notables en las artes visuales. Se han efectuado allí numerosos encuentros y congresos de ecologistas, literatos, cinematografistas y organizaciones de la sociedad civil. Se puede decir que “haz barrio” ha sido una práctica que Cactux antecedió a la propuesta oficial y que, sin tanto bombo y platillo, presupuesto económico… o relumbrón, Cactux supera las actividades de la Secretaría de Cultura de Michoacán.
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CREACIÓN
Poemas Fredy Villanueva Propongo daniel
Mi madre por qué fumas Porque espero dejar de pensar en falos
Propongo daniel escribirte en el techo con la sangre del ciempiés
Porque lo hacemos regularmente con intervalos de una a dos horas
de ciempiés con la sangre
Nos cansamos comenzamos de nuevo y otra vez dos horas
Propongo que tu falo no se achicharre con el encendedor en la punta
Porque daniel te propongo continuar pensando en falos
cigarro
Porque el tiempo en manera recta lineal quién nos niega que también
Propongo luces apagadas cuestión de intimidad con pies y manos
es falo.
Propongo tú arriba lápiz falo Propongo déjame de hablar después esto no es falo Te propongo no me regales nada el pito en el culo
Sebastián
En los mejores tiempos no se cobra Te propongo un trio con tu padre y algún primo
Que tu lengua ya no es una madre
Te propongo dejar esto a un lado el cigarro la pistola el edificio un lápiz
Que tu padre no te ha provisto de materia
un tornillo
Que tu hermana regurgita la comida para sus hijos
Un plátano un pedazo de carne una catedral encendida en viernes
Que tus sobrinos cagan en la calle a falta de escusados
sábados
Que tus primos son adictos al pelo y a la televisión incandescente
Te propongo daniel que dejemos de pensar en falos
Que tus abuelos fallecieron antes que tu nacieras
Equivocamos imposibles
Que tu familia padece cáncer en el ombligo
Porque Javier drogado después violación no es falo
Que tu papá otra vez está vivo y vino a buscarlos
Porque desnudo en la calle huir de la muerte no es falo
Que tu mamá no murió en el parto se fue a Alemania a besar a un nazi
Porque escupir hacia el cielo en la mañana no es falo
Que tu primo hermano segundo en la cadena se enlistó en la primera
Carretera y luz de camiones con gente no es falo
colonia para marte
Calle tres de la mañana y con lluvia en los calzones no es falo
Que soportas a tu abuelo roncar en el baño donde se hospeda
Mujer preñada y marca de fierro caliente no es falo
Que construiste una máquina para tender la cama sin necesidad de
Iglesia con mujeres que lloran no es falo
madre
Fumadores en cáncer después del funeral no es falo
Bendita ola y el ahogo de los niños
Las manos del hombre que nos masturba no es falo
Me clavan en la pared llena de humedad y hongos verdes
nada es falo hasta que lo ponemos en nuestra boca Con saliva y dientes en juego Propongo daniel que escuchemos a los gatos gritar mientras nos apareamos Propongo daniel jugar a que no amamos al mismo hombre Propongo daniel que todos los hombres cojan con los hombres que doblan su edad Propongo daniel que grabemos nuestra lívido y la pongamos en botellas de litro Propongo daniel que comencemos a escribir las partes inconclusas de nuestras recetas Propongo dejar de pensar nuevamente en falos Equivocamos imposibles Porque daniel si está la radio escucharé a mis sobrinos muertos Porque daniel si jugamos a besarnos la tierra hueca encontrará salida Porque daniel te espero con cigarros todos los días afuera
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Sebastián Me esfuerzo por poner el acento en la a y no
CREACIÓN
en el nombre En el camino al pueblo que se desbarata Cerillos en agua Ponerme la camisa antes que tu injerto padre llegue Y tus piernas mutiladas por la polio Y tus facciones Me aviento el agua hirviente en la cara para ser iguales
Leonard Cohen se ha ido Jaime López
Hay que hacerlo en el petate a falta de colchón a falta de níquel y oro Me sofoco con el cigarro para tener un poco más de aire Hazme aire con ese abanico que tienes ahí
En la Tierra hace frío, es un frío baldío para el cual no hay abrigo, Leonard Cohen se ha ido
colgando
y yo sigo esperando
Me mutilo los miembros para ser solo un
ese vuelo en atraso
tronco y que me hagas leña te calientes
que empezó equivocado cierto jueves extraño, pero en cuanto haya calma
Que tu madre está en la cárcel por alimentar
y aterrice este trauma,
a sus hijos con una vaca viva y no muerta
en su honra, mi alma
Que tu padre es la carnada
cantará a media asta
El tiempo envuelto en dientes
y Montreal Monterrey
Y que mastica y traga nuestras piernas y su
en mi ser ha de ser
sangre
while Democracy is
Y que calienta y que nos mata con su lengua
leaving the U.S.A.
y esos dientes Que tus hermanos no existen y los inventas para no estar solo Sebastián te caliento Porque eres media mujer medio hombre Un centauro con faldas sin volcanes Sebastián yo te caliento Porque eres centro y punta y suela y dedos Sebastián solo yo te caliento Porque eres pan podrido en cazuela rota en esta estufa Sebastián solo yo te caliento Porque eres plátano negro Y yo el hombre que no ha comido en cinco días.
Fredy Villanueva nació en Morelia, Michoacán, en 1995. Estudiante de la Facultad de Letras de UMSNH. Sus textos fueron elegidos para leerse en el XIV Congreso Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura desarrollado en Toluca en marzo del 2016, así también fue aceptado para leer sus textos en el 4TO. Encuentro Nacional de Creación Literaria y Edición "Efrén Hernández", llevado a cabo en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato el pasado mes septiembre. Fue incluido en la Antología Poética-visual "Los Animales" dirigido por Erik Moya. Asistió al taller "Historia de Cine Documental", impartido por el cineasta Christian Díaz Pardo y organizado por el Festival Internacional de Cine de Morelia. Co-delegado estatal de Red Nacional de Estudios Lingüísticos y Literarios (REDNELL) y Premio Padre de la Patria de la generación 20142015.
(escrito tras la tristísima noticia al abordar un vuelo México-Monterrey)
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De la utilidad de lo inútil FRAGMENTO FRAGMENTO:: . Introducción del libro La utilidad de lo inútil. POR NUCCIO ORDINE Y es precisamente tarea de la ûlosofía el revelar a los hombres la utilidad de lo inútil o, si se quiere, enseñarles a diferenciar entre dos sentidos diferentes de la palabra utilidad Pierre Hadot, Ejercicios espirituales y ûlosofía antigua
E
l oxímoron evocado por el título La utilidad de lo inútil merece una aclaración. La paradójica utilidad a la que me reûero no es la misma en cuyo nombre se consideran inútiles los saberes hu-manísticos y, más en general, todos los saberes que no producen beneûcios. En una acepción muy distinta y mucho más amplia, he querido poner en el centro de mis reflexiones la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier ûnalidad utilitarista. Existen saberes que son ûnes por sí mismos y que —precisamente por su naturaleza gratuita y desinteresada, alejada de todo vínculo práctico y comercial— pueden ejercer un papel fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. En este contexto, considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores. Pero la lógica del beneficio mina por la base las instituciones (escuelas, universidades, centros de investigación, laboratorios, museos, bibliotecas, archivos) y las disciplinas (humanísticas y científicas) cuyo valor debería coincidir con el saber en sí, independientemente de la capacidad de producir ganancias inmediatas o beneûcios prácticos. Es cierto que con mucha frecuencia los museos o los yacimientos arqueológicos pueden ser también fuentes de extraordinarios ingresos. Pero su existencia, contrariamente a lo que algunos querrían hacernos creer, no puede subordinarse al éxito económico: la vida de un museo o una excavación arqueológica, como la de un archivo o una biblioteca, es un tesoro que la colectividad debe preservar con celo a toda costa. Por este motivo no es cierto que en tiempos de crisis económica todo esté permitido. De igual manera, por las mismas razones, no es cierto que las oscilaciones de la prima de riesgo puedan justiûcar la sistemática destrucción de cuanto se considera inútil por medio del rodillo de la inflexibilidad y el recorte lineal del gasto. Hoy en día Europa se asemeja a un teatro en cuyo escenario se exhiben cotidianamente sobre todo acreedores y deudores. No hay reunión política o cumbre de las altas finanzas en la que la obsesión por los presupuestos no constituya el único punto del orden del día. En un remolino que gira sobre sí mismo, las legítimas preocupaciones por la restitución de la deuda son exasperadas hasta el punto de producir efectos diametralmente opuestos a los deseados. El fármaco de la dura austeridad, como han observado varios economistas, en vez de sanar al enfermo lo está debilitando aún más de manera inexorable. Sin preguntarse por qué razón las empresas y los estados han contraído tales deudas —¡el rigor, extrañamente, no hace mella en la rampante corrupción ni en las fabulosas retribuciones de ex políticos, ejecutivos, banqueros y superconsejeros!—, los múltiples responsables de esta deriva recesiva no sienten turbación alguna
por el hecho de que quienes paguen sean sobre todo la clase media y los más débiles, millones de inocentes seres humanos desposeídos de su dignidad. No se trata de eludir neciamente la responsabilidad por las cuentas que no cuadran. Pero tampoco es posible ignorar la sistemática destrucción de toda forma de humanidad y solidaridad: los bancos y los acreedores reclaman implacablemente, como Shylock en El mercader de Venecia, la libra de carne viva de quien no puede restituir la deuda. Así, con crueldad, muchas empresas (que se han aprovechado durante décadas de la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas) despiden a los trabajadores, mientras los gobiernos suprimen los empleos, la enseñanza, la asistencia social a los discapacitados y la sanidad pública. El derecho a tener derechos —para retomar un importante ensayo de Stefano Rodotà, cuyo título evoca una frase de Ha-
No se trata de eludir neciamente la responsabilidad por las cuentas que no cuadran. Pero tampoco es posible ignorar la sistemática destrucción de toda forma de humanidad y solidaridad
nnah Arendt— queda, de hecho, sometido a la hegemonía del mercado, con el riesgo progresivo de eliminar cualquier forma de respeto por la persona. Transformando a los hombres en mercancías y dinero, este perverso mecanismo económico ha dado vida a un monstruo, sin patria y sin piedad, que acabará negando también a las futuras generaciones toda forma de esperanza. Los hipócritas esfuerzos por conjurar la salida de Grecia de Europa —pero las mismas reûexiones podrían valer para Italia o España— son fruto de un cínico cálculo (el precio a pagar sería aún mayor que el supuesto por el frustrado reembolso de la deuda misma) y no de una auténtica cultura política fundada en la idea de que Europa sería inconcebible sin Grecia porque los saberes occidentales hunden sus remotas raíces en la lengua y la civilización griegas. ¿Acaso las deudas contraídas con los bancos y las ûnanzas pueden tener fuerza suûciente para cancelar de un solo plumazo las más importantes deudas que, en el curso de los siglos, hemos contraído con quienes nos han hecho el regalo de un extraordinario patrimonio artístico y literario, musical y ûlosóûco, cientíûco y arquitectónico? En este brutal contexto, la utilidad de los saberes inútiles se contrapone radicalmente a la utilidad dominante que, en nombre de un exclusivo interés económico, mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clási-
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cas, la enseñanza, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería inspirar toda actividad humana. En el universo del utilitarismo, en efecto, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que un cuadro: porque es fácil hacerse cargo de la eûcacia de un utensilio mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte. Ya Rousseau había notado que los «antiguos políticos hablaban incesantemente de costumbres y de virtud; los nuestros sólo hablan de comercio y de dinero». Las cosas que no comportan beneûcio se consideran, pues, como un lujo superûuo, como un peligroso obstáculo. «Se desdeña todo aquello que no es útil», observa Diderot, porque «el tiempo es demasiado precioso para perderlo en especulaciones ociosas». Basta releer los espléndidos versos de Charles Baudelaire para comprender la incomodidad del poeta-albatros, majestuoso dominador de los cielos que, una vez descendido entre los hombres, sufre las burlas de un público atraído por intereses muy distintos. Este alado viajero, ¡qué torpe y débil es! Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco! ¡Uno, va y le fastidia el pico con la pipa, Y al que volaba, enfermo, cojeando otro imita! [Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule! | Lui, naguère si beau, qu’ilest comique et laid! | L’un agace son bec avec un brûleguele, | l’autre mime,en boitant, l’inûrme qui volait!].
Y no sin irónica desolación, Flaubert en su Diccionario de lugares comunes deûne la poesía como «del todo inútil» porque está «pasada de moda», y al poeta como «sinónimo de lelo» y «soñador». De nada parece haber servido el sublime verso ûnal de un poema de Hölderlin en el que se recuerda el papel fundador del poeta: «Pero lo que permanece lo fundan los poetas» («Was bleibet aber, stiften die Dichter»). Las páginas que siguen no tienen ninguna pretensión de formar un texto orgánico. Reûejan la fragmentariedad quelas ha inspirado. Por ello también el subtítulo —Manifiesto— podría parecer desproporcionado y ambicioso si no se justificara por el espíritu militante que ha animado constantemente este trabajo. Tan sólo he querido recoger, dentro de un contenedor abierto, citas y pensamientos coleccionados durante muchos años de enseñanza e investigación. Y lo he hecho con la más plena libertad, sin ninguna atadura y con la conciencia de haberme limitado a esbozar un retrato incompleto y parcial. Y como a menudo ocurre en los florilegios y las antologías, las ausencias acaban siendo más significativas que las presencias. Sabedor de estos límites, he subdividido mi ensayo en tres partes: la primera, dedicada al tema de la útil inutilidad de la literatura; la segunda, consagrada a los efectos desastrosos producidos por la lógica del beneûcio en el campo de la enseñanza, la investigación y las actividades culturales en general; en la tercera parte, valiéndome de algún brillante ejemplo, he releído algunos clásicos que, en el curso de los siglos, han mostrado la carga ilusoria de la posesión y sus efectos devastadores sobre la dignitas hominis, el amor y la verdad. He pensado en unir a mis breves reflexiones también un excelente (y por desgracia poco conocido) ensayo de Abraham Flexner de 1937, publicado de nuevo de nuevo en 1939 algunos añadidos. Entre los más acredi-
tados fundadores del Institute for Advanced Study de Princeton—nacido con el objetivo expreso de proponer una quête libre de cualquier atadura utilitarista e inspirada exclusivamente por la curiositas de sus ilustres miembros, entre los cuales querría al menos recordar a Albert Einstein y Julius Robert Oppenheimer—, este célebre científicopedagogo estadounidense nos presenta un fascinante relato de la historia de algunos grandes descubrimientos, para mostrar cómo precisamente aquellas investigaciones científicas teóricas consideradas más inútiles, por estar privadas de cualquier intención práctica, han favorecido de forma inesperada aplicaciones, desde las telecomunicaciones hasta la electricidad, que después se han revelado fundamentales para el género humano. El punto de vista de Flexner me ha parecido muy eficaz para limpiar el terreno de todo equívoco: crear contraposiciones entre saberes humanísticos y saberes científicos — como ha sucedido muchas veces a partir de los años cincuenta, después del famoso ensayo de Charles Percy Snow— habría deslizado inevitablemente el debate hacia las arenas movedizas de una polémica estéril. Y, sobre todo, habría conûrmado un total desinterés por la necesaria unidad de los saberes—por la indispensable nueva alianza sobre la cual ha escrito páginas esclarecedoras el premio Nobel Ilya Prigogine—, desafortunadamente hoy cada vez más amenazada por la parcelación y la ultraespecialización de los conocimientos. Flexner nos muestra de forma magistral que la ciencia tiene mucho que enseñarnos sobre la utilidad de lo inútil. Y que, junto a los humanistas, también los científicos han desempeñado y desempeñan una función importantísima en la batalla contra la dictadura del beneficio, en defensa de la libertad y la gratuidad del conocimiento y la investigación. Por lo demás, la conciencia de la distinción entre una ciencia puramente especulativa y desinteresada y una ciencia aplicada
El saber constituye por sí mismo un obstáculo contra el delirio de omnipotencia del dinero y el utilitarismo. Todo puede comprarse, es cierto.
estaba ampliamente difundida entre los antiguos, como atestiguan las reûexiones de Aristóteles y algunas anécdotas atribuidas a grandes cientíûcos de la talla de Euclides y Arquímedes. Se trata de cuestiones fascinantes que, sin embargo, podrían conducirnos demasiado lejos. Ahora me interesa subrayar la vital importancia de aquellos valores que no se pueden pesar y medir con instrumentos ajustados para evaluar la quantitas y no la qualitas. Y, al mismo tiempo, reivindicar el carácter fundamental de las inversiones que generan retornos no inmediatos y, sobre todo, no monetizables. El saber constituye por sí mismo un obstáculo contra el delirio de omnipotencia del dinero y el utilitarismo. Todo puede comprarse, es cierto. Desde los parlamentarios hasta los juicios, desde el poder hasta el éxito: todo tiene un precio. Pero no el conocimiento: el precio que debe pagarse por conocer es de una naturaleza muy distinta. Ni siquiera un chequeen blanco nos permitirá adquirir mecánicamente lo que sólo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasión. Nadie, en deûnitiva, podrá realizar en nuestro lugar el fatigoso recorrido que nos permitirá aprender. Sin grandes motivaciones interiores, el más prestigioso título adquirido con dinero no nos aportará ningún conocimiento verdadero ni propiciará ninguna auténtica metamorfosis del espíritu. Ya Sócrates lo había explicado a Agatón, cuando en el Banquete se opone a la idea de que el conocimiento pueda transmitirse mecánicamente de un ser humano a otro como el agua que ûuye a través de un hilo de lana desde un recipiente lleno hasta otro vacío: Estaría bien, Agatón, que la sabiduría fuera una cosa de tal naturaleza que, al ponernos en contacto unos con otros, ûuyera del más lleno al más vacío de nosotros, como ûuye el agua en las copas, a través de un hilo de lana, de la más llena a la más vacía.
Pero hay algo más. Sólo el saber puede desaûar una vez más las leyes del mercado. Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme. Puedo enseñar a un alumno la teoría de la relatividad o leer junto a él una página de Montaigne dando vida al milagro de un pro-ceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo,
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quien da y quien recibe. Ciertamente no es fácil entender, en un mundo como el nuestro dominado por el homo oeconomicus, la utilidad de lo inútil y, sobre todo, la inutilidad de lo útil (¿cuántos bienes de consumo innecesarios se nos venden como útiles e indispensables?). Es doloroso ver a los seres humanos, ignorantes de la cada vez mayor desertificación que ahoga el espíritu, entregados exclusivamente a acumular dinero y poder. Es doloroso ver triunfar en las televisiones y los medios nuevas representaciones del éxito, encarnadas en el empresario que consigue crear un imperio a fuerza de estafas o en el político impune que humilla al Parlamento haciendo votar leyes ad personam. Es doloroso ver a hombres y mujeres empeñados en una insensata carrera hacia la tierra prometida del beneficio, en la que todo aquello que los rodea — la naturaleza, los objetos, los demás seres humanos— no despierta ningún interés. La mirada ûja en el objetivo a alcanzar no permite ya entender la alegría de los pequeños gestos cotidianos ni descubrir la belleza que palpita en nuestras vidas: en una puesta de sol, un cielo estrellado, la ternura de un beso, la eclosión de una flor, el vuelo de una mariposa, la sonrisa de un niño. Porque, a menudo, la grandeza se percibe mejor en las cosas más simples. «Si no se comprende la utilidad de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte», ha observado con razón Eugène Ionesco. Y no por azar, muchos años antes, Kakuzo Okakura, al describir el ritual del té, había reconocido en el placer de un hombre cogiendo una ûor para regalarla a su amada el momento preciso en el que la especie humana se había elevado por encima de los animales: «Al percibir la sutil utilidad de lo inútil — reûere el escritor japonés en El libro del té—, [el hombre] entra en el reino del arte». De una sola vez, un lujo doble: la flor (el objeto) y el acto de cogerla (el gesto) representan ambos lo inútil, poniendo en cuestión lo necesario y el beneûcio. El libro La utilidad de lo inútil, del profesor y pensador calabrés Nuccio Ordine, ha sido editado por Acantilado y traducido por Jordi Bayod.
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De la información que damos sin quererla dar CIENCIA Y TECNOLOGÍA :: POR MANUEL LÓPEZ MICHELONE
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esde hace ya muchos años hemos sabido que muchas empresas venden la información de sus clientes. No es de extrañarse pues que de pronto recibamos llamadas de un banco X, promocionando una nueva tarjeta o servicio porque seguro nos va a interesar. Claramente estos procedimientos empezaron a molestar a las personas y no hay día en que uno no reciba más de una llamada para ofrecernos algún servicio o producto. Y quien llama sabe nuestro nombre completo, la dirección donde vivimos y datos que no deberían saber, pero que claramente fueron entregados en esta venta de nuestra información privada por parte de la empresa que hizo la venta. Hoy en día se supone que las compañías están obligadas a mantener la privacidad de los datos y hasta donde entiendo, es una obligación de todas las empresas que reciben datos de sus clientes. Vamos, es por ley. Sin embargo, debido al descontrol anterior, se han tenido que implementar mecanismos en donde uno por ejemplo, puede hablar a un teléfono para registrarse y así prohibir que nos hablen para ofrecernos nada de nada. Yo tomé una acción más simple, pues dudo de todos estos mecanismos: cambié el número de mi teléfono y listo. Pero vayamos ahora a Internet y observemos algo que plantea más o menos lo mismo que ha estado pasando con la venta de información privada de los clientes. Por ejemplo, entro a una tienda virtual como Amazon y veo los libros que hay sobre física, o bien, entro a la página de microcontroladores Arduino y navego en las diferentes secciones para ver los productos que tienen y cómo pueden ayudarme a los proyectos que tengo en mente. Hasta ahí todo muy bien, pero entonces entro a Facebook y, oh sorpresa,, podemos encontrar que los anuncios que me pone la
red social tienen que ver con las búsquedas o páginas que antes vi. ¿Cómo es posible esto? Sin duda las diferentes empresas se ligan unas con otras y probablemente Facebook tenga algún acuerdo para poder anunciar los productos y bienes que le pueden interesar a los usuarios de la red social, basándose en las búsquedas y páginas que visitan. Lo interesante de todo esto es que aquí no parece haber ninguna regulación al respecto y las empresas en internet parece que pueden comprar, vender o intercambiar este tipo de información sobre nuestras preferencias de forma tal que pueda ser usado como mejor les parezca a las compañías que realizan este tipo de prácticas. Por ejemplo, recordemos cuando salió el servicio de Google, Gmail. Un sistema de correo gratuito que hoy en día usa mucha gente. Google indicaba (al menos originalmente era así, no sé si hayan cambiado estas cláusulas), que ellos revisaban los correos de Gmail vía robots, para encontrar palabras claves en los mismos. Así, si yo escribía un correo que hablase de ajedrez, probablemente recibiría propagandas y ofertas sobre juegos de ajedrez, relojes especializados para la práctica de este juego, libros de ajedrez, etcétera. Esto es, de alguna manera, como la antigua práctica -ahora ilegal- de vender la información privada de los clientes. En el caso de las redes sociales es claro que no tienen más datos de los que les hayamos dado, pero de alguna manera estamos cada vez dando más información simplemente con las búsquedas que hacemos, es decir, cada vez hacen de cada uno de nosotros un perfil más claro de nuestras predilecciones e intereses. Mi pregunta es si eso no debería considerarse ilegal. Usted, lector, lectora, ¿qué piensa?