[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 16 DE MAYO DE 2015 |
Crónica
Cómo te has dejado llevar a un callejón sin Sabina PORNEKTLIROJAS|PAG.2
Las canas de mi madre PORCAMILACIENFUEGOS |PAG.3
Goeritz: cien años de arte abstracto y monumental POR SONIA SIERRA | PAG. 4
Infusión PORNETZAHUALCÓYOTLÁVALOS ROSAS ROSAS|PAG.5
A la llana y sin rodeos PORJUAN GOYTISOLO |PAG.6
Una idea millonaria en cómputo PORMANUELLÓPEZMICHELONE| PAG.7
Los Vengadores y Maigret PORFAUSTOPONCEYCOLUMBA VERTIZ DE LA FUENTE | PAG. 8
2|LETRAS~CAMBIODEMICHOACAN
SÁBADO16DEMAYODE2015
Crónica Cómo te has dejado llevar a un callejón sin Sabina PORNEKTLIROJAS Para Bernie
A
rrojé mi pantalón al piso. Mágicamente, el sudor se había transformado en polvo de hadas, en el polvo de la fée clochette (la Campanita de los bohemios), a quien buscamos a de bar en bar, en las noches perdidas donde nos encontramos envueltos en las notas de la negra noche en que pisamos el acelerador para huir de las arenas movedizas de la cotidianeidad, atravesando el bajío como conductores suicidas, haciendo mucho-mucho ruido, para hacer como si hubiera donde hacerse fuerte, y llegar por fin a ponernos un trago más escuchando quinientas noches para una crisis. O quinientas crisis para una noche, porque cuesta llegar al Auditorio Telmex de Guadalajara desde la humilde Morelia de humildes sueldos y humildes personas que han perdido (o nunca la han tenido) la costumbre de perderse en las megaciudades. Un concierto de veinticinco que duró más de tres horas, con catorce canciones de programa y once de encore en varias etapas. El concierto abrió con Lili Marlene cantada, por supuesto, por Marlene Dietrich. En el fondo, una pantalla donde se proyectaron los dibujos de Sabina, tomados de su libro Muy personal y animados para acompañar a la música por, seguramente con la ayuda de Flash y After Effects. Una referencia más a los veinte, treinta, fue una proyección con mujeres a la Belle Époque que acompañó Pero qué hermosas eran. Todas sus canciones sobre México salieron a trabajar: “Viridiana”, “Y nos dieron las diez”, “Por el boulevard de los sueños rotos”, con foto de Chabela Vargas y el Sabina joven con el que nos enfrentamos en Mentiras piadosas. Muchos lo conocieron con “Y nos dieron las diez”, dicen. Yo lo conocí con “Pobre Cristina” interpretada, increíblemente, en Siempre en domingo, programa que yo ni veía porque detestaba a Raúl Delasco y a los cantontos telebizca. Era el destino. Un destino común porque lo comparto con su incontable número de adoradores (devotos, los llamó La Jornada). Sabina abre con “Ahora que”, precedido por expresiones que él lanza de viva Jalisco y viva México, cabrones. Tengo materia para ejercer el perdón. “Diecinueve días y quinientas noches”. “Barbie superstar”, en una versión mucho mejor que la del disco. Al terminarla, explica la gira y su relación con el disco. Luego, viene “La Magdalena” en formato de voz y teclado, con Mara Barros de puta hermosa, debajo de un farol. “A mis cuarenta y diez”, con introducción de armónica. “Donde habita el olvido”, con apertura de guitarra a lo Santana. “Ése no soy yo” (It ain’t me, baby), un estreno prometido, que es una vieja canción de Bob Dylan, traducida libremente). Continúa “Peces de ciudad”, que Sabina dedica al escultor Jonás Gutiérrez. Vienen a trabajar “Viridiana” y la rubia platino. “El caso de la rubia platino” es cantada por Jaime Asúa. Una rima octosílaba de Sabina que, pienso, debe estar en su libro de poemas. Sigue “Cerrado por
FOTOS: GABRIELA PÉREZ MONTIEL CUARTOSCURO.COM
Sabina envejece, como los hombres. Se mantiene, como las leyendas
derribo”. “Pero qué hermosas eran” tiene un video hermoso, del que hablaré luego. Toca “Más de cien mentiras”, la que aprovecha para presentar cantando a sus músicos. Los músicos, a los que llama su familia: Josemi Pérez Sagaste en el saxofón tenor, el clarinete, la flauta transversa y los teclados; Jaime Asúa en la guitarra, Antonio García de Diego en guitarras y teclado; Pancho Varona en la guitarra y el bajo; Pedro Barceló en la batería, Mara Barros en coros y percusiones, y todos en los coros, las ocurrencias, las actuaciones dramáticas. Los presenta con octosíla-
bos para cada uno de ellos dentro de “Más de cien mentiras”. En sus conciertos suele hacer esto, aunque puede variar de canción de fondo. Atrás, en la pantalla de imagen, aparecen fotos de ellos cuando niños. Sigue “Noches e boda” e “Y nos dieron las diez”, ligaditas a través de sus tres cuartos tradicionales del corrido. Aquí parece que el concierto se va a acabar. La gente, con las lucecitas de sus celulares, con las palmas de sus manos, con su naquez futbolera, le aclama. Ésos o-e, o-a, Joaquín, Joaquín, ya saben. Y entonces sale Jaime Asúa a abrir el primer encore. Grita “somos Los Ramones”. Sigue el espectáculo. “Conductores suicidas”, “La canción de las noches perdidas” (cantada por su corista, Mara Barros), “Y sin embargo te quiero”, también hecha por ella, que da paso a “Y sin embargo”, ya con Sabina, como en el disco 2 de Nos sobran los motivos, aunque ahí creo que canta Olga Román. Y sigue “Por el Boulevard de los sueños rotos”, “Princesa”. Todas las personas de la parte baja del Auditorio están en pie y mueven sus bracitos rítmicamente (o, al menos, intentan seguir el ritmo). Sabina vuelve a salir del escenario, pero la gente, arrítmica y feliz, extasiada e intoxicada, sigue aplaudiendo hasta que consigue el segundo encore. El Auditorio Telmex, enterito, cantaba. En un acto que parece que es performance extra escénico, una chica le tira unos calzoncitos sexis, que él levanta y que le da pie a hacer unas bromillas. Muchos comentarios son los mismos que los del concierto en el D.F.: el ictus sufrido, la explicación de la gira con el dis-
LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 3
SÁBADO16DEMAYODE2015
Las canas de mi madre CRÓNICA :: CAMILA CIENFUEGOS
D co con el mismo chiste de “en mi casa sólo se oye buena música” (con la dérision incluida), la broma con el Chicharito, las ganas de regresar a México (o a Guadalajara que es casi lo mismo), las bromas de apertura de “La Magdalena”, el “llevo quinientas noches celebrando la impúdica belleza de estar triste”. Sabina es todo un depresivo, pienso, pero capaz de hacer tanta belleza. Hay una enorme tristeza en sus dibujos, casi todos mujeres y casi todas desnudas, muchas de ellas a lo Pola Neri. El uso tremendo de los negros, de los rojos para las bocas como heridas, con labiales corridos, medias de puta, posturas de sexo, ojos de vendimia, diría Quevedo. Tristeza de líneas y colores, tristeza de textos y líneas melódicas. Y, sin embargo, a mí Sabina me da ganas de seguir adelante. Me ayuda a soportar, a explicarme un poco la vida. La banda sonora, dice la “Canción de los (buenos) borrachos” que, como una novela, me presenta una visión del mundo más cercana al Deseo. Su voz, que ahora ya se entrega a la impúdica belleza del desafine, está muy bien protegida por la de Mara Barros, quien, casi psíquica, busca, espera y cacha el tempo de Sabina, a quien le gusta atrasarse, adelantarse, detenerse para hacer una variación o una broma. Las guitarras tenían fuertes influencias de Santana y Pink Floyd. Hubo una referencial inclusión de la armónica tocada, obviamente, a lo Bob Dylan. Usó muchos quotes a lo largo de las rolas: una guitarra que abría “Conductores suicidas” con unos compases de “Guadalajara, Guadalajara”; Pero qué hermosas eran terminando con Kalinka, con el estribillo en ruso (Kalinka maiá, mi Kalinka) y una letra en honor de Jalisco. Para el encore, sale Antonio García de Diego acompañado sólo por su guitarra. Vuelve Sabina con “Tan joven y tan viejo”, “Amores que matan”, “Pastillas para no soñar”, que hace con un platillo en cada mano. Y, finalmente, se despiden todos, cantando a capella en el centro del escenario, juntos, quizá abrazados, un fragmento de “La canción de los (buenos) borrachos”. Muy ad hoc. Medio mundo está briago. Todos menos yo, porque debo regresar a Morelia. La gente sale por los pasillos, baja por las escaleras, hace enormes filas en el baño, suda, da pasitos arrastrados, se abraza, y muchos cantan “La canción de los (buenos) borrachos”, que han mantenido en la cabeza mientras salen, hombre masa, y ama, recuperando su individualidad. Algunos hacen porras o yo no sé qué, al Atletic. Están muy borrachos: ¿de cerveza o de Sabina? El concierto ha sido muy emotivo, más que aquel de Morelia en el que lo vi hace tanto en el Teatro Morelos. Sabina envejece, como los hombres. Se mantiene, como las leyendas. Los fieles rezamos cuando cantamos al dios de los perdidos para que nos mantenga los oídos sanos y no nos deje llegar a un callejón sin Sabina.
ale vuelta a esa tortilla, chamaca! Nomás te casas con un ranchero y vas a ver que chinga te va a poner”. Para mi madre la cocina era importante, pero no tanto como el estudio, por eso hizo pocos gestos cuando salí chama de mi pueblo, Aguililla, para irme a eso de la estudiada a Morelia. Mi madre era como una de tantas madres mexicanas, de esas hechiceras que podían convertir a tres jitomates, cinco chiles, un kilo de masa y frijoles en todo un banquete para seis tragones pelones de hospicio, y como toda madre, ella comía una vez que todos terminábamos. Mi madre sonríe poco, pero cuando lo hace, acompaña sus arrugadas muecas con abundantes lágrimas. Se la pasa rezando, de hecho no para de rezar por sus hijos desbalagados tanto en México como en EU. Se ponía a rezar con tanta seriedad que hasta el más ateo podría afirmar que dios sí existe, pues ahí estaba de prueba mi madre que seguro negociaba con el todo poderoso más rezos a cambio de garantizarnos bienestar. Las canas de mi madre empezaron a hacerse presentes en su negra melena cuando nos hicimos adolescentes. Yo lo noté en mis esporádicas visitas que el tiempo o el dinero me permitían para verla en el pueblo. Ya egresada de la universidad, cuando vino a Morelia para la fiesta de graduación, pude notar que eran pocos los cabellos negros que gradualmente perdían la guerra ante un nutrido y creciente contingente de blancas canas que se apoderaban de su cabeza. Mi madre había envejecido pero no su semblante y espíritu. —¿Y ora qué vas a hacer? —Pus buscar trabajo, amá. —Ah… ¿y de qué? Pos no sabes hacer nada. Contrario a mi madre, mi padre pensaba que ya “licenciada” no necesitaría de más dinero, así que me recortó el presupuesto dizque para comprarse una camioneta más nueva. A mí se me apachurraron las tripas y la verdad sentí miedo de tener que regresar a Aguililla derrotada, pero ahí estaba mi jefecita nuevamente, que seguro le daba un pellizco a la caja de la carnicería de mi padre para mandarme dinero, hasta que con el tiempo me hice autosuficiente, y aunque no lo crean, luego yo le mandaba sus “centavos” para que se com-
prara algo. Claro, no se comparaba con la dolariza de mis hermanos que viven en “el Gabacho” pero yo también hacía mi luchita. Lo más increíble era que no gastaba nada, todo lo ahorraba para su hija menor, o sea, yo. Siempre insistía en darme dinero para regresarme a Morelia. —¡No pues, amá, yo tengo! —Ándale, ándale —me insistía con la mano estirada que empuñaba algunos billetes mexicanos y dólares, y que obstinadamente introducía en mis bolsillos vacíos. Ahora las canas han ganado por completo la guerra en la cabeza de mi madre que nunca se
DANIEL COTRINA
preocupó por disimularlas. Incluso en mi melena se hace notoria la presencia de algunas de ellas, pero la vanidad y los tintes me permiten esconderlas, y luego eso resulta ser motivo de debate. —¿Y pa´cuándo te piensas casar? Nomás faltas tú —me dice sin dejar de tejer una chambrita para uno de tantos nietos. —Pus ya pronto, amá. Igual y me consigo un ranchero de por acá que tenga mucho dinero —le respondo en plan de iniciar controversia. —¡Cabrona! Si no sabes ni voltear una tortilla… Ya me imagino la chinga que te va a poner. —Ay, mamá… ¡no empieces, por favor!
Ahora las canas han ganado por completo la guerra en la cabeza de mi madre que nunca se preocupó por disimularlas. Incluso en mi melena se hace notoria la presencia de algunas de ellas, pero la vanidad y los tintes me permiten esconderlas, y luego eso resulta ser motivo de debate.
4|LETRAS~CAMBIODEMICHOACAN
SÁBADO16DEMAYODE2015
Cien años de arte abstracto y monumental RESEÑA ::ElartistamexicanodeorigenalemánMathiasGoeritzllegóaMéxicoen1949.Fueaquídondedesarrollósutrayectoria,yaunquesuobraespoco mediáticadejóunahuellaimportanteconemblemáticosproyectosenelpaísyelmundo.PORSONIASIERRA
P
rolífico, multidisciplinario, internacional y complejo son adjetivos que definen mucho del ser y el quehacer de Werner Mathias Goeritz Brunner, escultor, pintor, arquitecto y maestro mexicano de origen alemán nacido en Danzig, Alemania, el sábado 4 de abril de hace un siglo. Muchas de las obras de Mathias Goeritz son poco conocidas, pero a él se deben por ejemplo grandes y emblemáticos proyectos que son iconos de la ciudad de México, como el Museo Experimental El Eco, de 1953; las Torres de Satélite — hechas en colaboración con Luis Barragán y Chucho Reyes—, que datan de 1957; el proyecto de la Ruta de la Amistad, que comprende 19 esculturas de artistas de 17 países y que se crearon en el contexto de las Olimpiadas de 1968. Reconocido como uno de los grandes artistas abstractos que dejó huella en la escultura monumental y el arte urbano en México, Goeritz ideó el concepto de Arquitectura emocional. Creó la Serpiente de El Eco, que se considera la primera escultura primaria del mundo, como lo reseña la investigadora Lily Kassner en su Diccionario de escultores mexicanos del siglo XX.
Su paso por el mundo. Nieto de un pintor académico de finales del siglo XIX, Goeritz se convirtió en artista pese a que su madre quería que fuera médico. Kassner reseña que estudió en la Escuela de Artes y Oficios e hizo a la par estudios universitarios de Filosofía e Historia del Arte; durante años viajó y vivió en lugares fuera de Alemania y se acercó a grupos artísticos. Dejó su país en 1941, vivió en España y norte de África. Fue en 1949 cuando partió a México por invitación de Ignacio Díaz Morales, fundador de la Escuela de Arquitectura de Guadalajara; después vivió y trabajó en el DF, donde desarrolló una obra, un trabajo de docencia y un pensamiento en torno de varias disciplinas y, en particular, del arte abstracto, que no era bien visto por los muralistas. Aunque estaba en México, siempre mantuvo un vínculo con artistas de todo el mundo, con grupos de vanguardia como Zero. Kassner, autora de los catálogos de la obra del artista y del libro Mathias Goeritz, que se publicó a comienzos de año, dijo previo a la presentación de la edición que Goeritz es uno de nuestros grandes artistas, pues su obra, aunque poco conocida, es de importancia vital porque fue quien introdujo el concreto y la placa de hierro en México y que la escultura abstracta se debe a él. Más allá de El Eco, la Ruta de la Amistad o las Torres de Satélite, Goeritz es autor de una vasta obra en muy distintos sitios del país y del mundo: vitrales o ambientaciones de luz que se conservan en las iglesias de San Lorenzo y Tlatelolco (en gran medida, se han destruido los de la Catedral Metropolitana); obras como las Torres de Automex en Toluca; el Muro Amarillo, en Tlalnepantla, o la monumental pieza Energía, en Chapultepec. Además de en el DF, creó arte urbano en Monterrey, EE.UU., Holanda, Austria e Israel, país en que concibió el monumento Laberinto de Jerusalén. Fue uno de los seis escultores que dieron forma al Espacio Escultórico de la UNAM y, posteriormente, al conjunto del Paseo Escultórico, donde
FONDO MATHIAS GOERITZ. CENIDIAP/INBA
Mathias Goeritz en Teotihuacan, en 1957. Fotografía de Z. Sharkey.
creó la pieza llamada Corona del Pedregal. Como artista dio vida a una amplia obra abstracta que integraba dorados, monocromos e incluso murales abstractos; también produjo diseños. Fue el líder del movimiento “Los Hartos”, que consiguió apoyo de muchos artistas en México; escribió los manifiestos Arquitectura Emocional y L’art merde (El arte mierda). En los años 50 no sólo fue maestro de talleres en Arquitectura de la UNAM, sino que fue uno de los creadores de la escuela de Artes en la Universidad Iberoamericana. Exposición-homenaje. Su periplo y su propuesta de una arquitectura emocional se registra en la exposición El retorno de la serpiente. Mathias Goeritz y la invención de la arquitectura
emocional, que exhibe el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía hasta el 13 de abril, en Madrid, y que llegará a México, al Palacio de la Cultura Banamex, el 27 mayo, y viajará en octubre al Museo Amparo de Puebla. Francisco Reyes Palma, curador de esta exposición, habla de los aportes de la obra de Goeritz: “Tuvo un programa, un proyecto y una visión del arte capaz de incorporar muchos elementos, desde la parte propagandística hasta las religiones, la historia misma del arte, el uso del gran arte del pasado. Esas cosas pesan en su obra. Hay quienes señalan que ese uso de elementos lo hace plagiario, pero en realidad él hacía un reacomodo de los elementos del arte vivo y de la historia del arte. Eso le daba una organicidad a su trabajo y lograba efectos; con las Torres de Satélite, por ejemplo, logró generar un símbolo que encarna la noción de país moderno. Era una persona muy apasionada, con una capacidad de movilización que pocos artistas tienen”. Al presentar el libro Mathias Goeritz, Kassner dijo: “La trascendencia de sus aportaciones a la arquitectura y escultura, la mayor parte de ellas producidas en nuestro país, que provocaron polémica en su aparición, es ahora indiscutible. Su obra, cuya variedad y excelencia ostentan cada vez más reconocimiento al paso de los años, realzan la importancia de su impronta en diversos ámbitos del arte contemporáneo, pues fue principalmente prolífico y visionario, creador plástico y precursor del minimalismo”.
LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 5
SÁBADO16DEMAYODE2015
Reyes Palma considera que Goeritz es una presencia central en el arte conceptual y que, en todo caso, ha sido también “una figura muy manoseada, muy distorcionada, muy jaloneada y poco entendida”. Sobre esto, detalla: “Mathias deja una estela de experimentos muy fuerte. Al momento de la disputa que tiene con Barragán (por la autoría de las Torres de Satélite) se establecen banderías muy fuertes e irreconciliables. Mi postura ahí es que realmente había habido un proceso de trabajo distinto, que no era el característico caso de una subordinación a un despacho de arquitectos, sino que se estableció una cierta forma de patrocinio”. Agrega que aunque algunos arquitectos dicen que Goertiz se apoderaba de la obra de otros, más bien, “Mathias absorbía la situación cultural, integraba un montón de cosas”. La arquitectura emocional. Fue en México donde Goeritz dio vida a esa noción. Arquitectura emocional, de acuerdo con el guión de la exposición, es un principio ideado por el propio artista en un manifiesto publicado en 1954, que fundamenta toda la teoría y estética de su trabajo, tanto en el diseño de edificios, como en pintura, escultura, grafismo o en la poesía visual. El guión de la exposición detalla que con ello “Goeritz apelaba a la necesidad de idear espacios, obras y objetos que causaran al hombre moderno una máxima emoción, frente al funcionalismo, al esteticismo y la autoría individual”. El planteamiento de Mathias Goeritz —explica el curador— es posicionarse desde la lógica de un arte que busca tener un efecto e influencias, con lo cual hace mezclas, de lo que absorbe, de lo que vive. Dice que si bien esa noción la plantea en México, nace antes, en su estancia en España y África, y que está muy vinculada con la Guerra Fría. Más allá de las obras específicas, Francisco Reyes Palma destaca hechos y momentos clave de Mathias Goeritz en México: su trabajo como educador; la apropiación de las escalas y de la noción de la monumentalidad de los muralistas; su apropiación y encantamiento con el pasado prehispánico. y su constante relación con las vanguardias.
Mathias Goeritz fotografiado por Nicolas Muller en 1948.
Infusión A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS
S
utiles y maravillosos placeres. Lo sencillo de la elegancia. La embriaguez de la costumbre. El medio ambiente de mi padre. Su recámara, un recinto poético. La Habitación Doble de Charles Baudelaire. Ilu-minada con luces filtradas a través de una ventana emplomada. Habilitada con un aromático secreter de encino. Amueblada con un reposet de piel. Tapizada a lomo de libros. Enmarcada en un gobelino de rústica estampa europea. Erotizada como el lecho profuso de Sherezade. Lo más fascinante: en su buró, un vaso de cristal cortado coronado con una exuberante manzana. Apenas sumergida en las transparencias. Bóveda siempre viva. Roja sensual sempiterna en la cima de un baluarte. ¿Qué sortilegio? ¿Qué de aquel encanto? ¿Qué tesón malabárico entre el cilindro cristalino y la redonda plenitud? ¿Por qué ese fractal afrutado? La fascinación de tan gentil ocultismo se sublimaba con la paciencia del ritual. El elixir contenido brotaba en perfume hasta el tercer día de su incorporación. La tapa de manzana era retirada con discreción para dar paso a la sagrada ingesta del patriarca. Sólo una vez me convidó del prodigioso brebaje. En silencio. Con la mirada. Sin preguntas. Sin explicación. Tome el cáliz con ambas manos y lo rendí a mis entrañas. El agua se regodeó primero en mis papilas revelando la esencia más etérea de la poma; incolora aunque fragante y cautelosamente sabrosa. Fui bautizado con el resabio líquido del pecado original. Años después supe el nombre que algunos daban a ese tipo de libaciones. Se trataba de una in-
fusión en frío. Un refresco para el alma, una sustancia etérea, la sutil caricia del sabor, el agua a punto de la tentación. Sin azúcar, libre de calorías, embebida de lo elemental: vitaminas, minerales y partículas de oxígeno ¡Ah! y apropiada de eso que el amor deja sin que se lo pidas: un sabor que no se va, pero que nunca puedes capturar. Humectante, hidratante, desintoxicante, oxigenante, ligera, elegante, estimulante, fresca y reconfortante: un sorbo que ilumina la conciencia del consumo; un alimento que satisface sin otorgar más de lo que necesitas. Mejor una infusión que un agua saborizada, mejor ingredientes vitales y mortales en lugar de colorantes, químicos y conservadores. Mejor un amor fugaz a un arrebato artificial.
LANOTA,LARECETAOELREMEDIO
Procura frutas, vegetales, especias y hierbas aromáticas. Juega elegantemente con los ingredientes. Elige la combinación que mueva tus sentidos. Dispón una jarra de cristal con agua cristalina. Corta en rodajas los cítricos. Deja caer enteras las frutillas. Corta las hierbas con delicadeza. Incorpora las especias con mesura. Tapa con delicadeza. Coloca en refrigeración por más de un día. Sirve tu vaso con tiento y equilibrio. Bebe y vive. Toronja + menta. Naranja + arándanos. Menta + pepino. Limón + naranja + jengibre. Pera + romero. Arándanos + lavanda. Kiwi + pepino. Manzana + canela + pimienta negra. Zarzamora + frambuesa + fresa + menta. Naranja + lima + limón real + toronja. Frambuesa + pétalos de rosa + vainilla. Manzana + ciruela + salvia.
6|LETRAS~CAMBIODEMICHOACAN
SÁBADO16DEMAYODE2015
A la llana y sin rodeos DISCURSO ::PORJUANGOYTISOLO*
E
n términos generales, los escritores se dividen en dos esferas o clases: la de quienes conciben su tarea como una carrera y la de quienes la viven como una adicción. El encasillado en las primeras cuida de su pro-moción y visibilidad mediática, aspira a triunfar. El de las segundas, no. El cumplir consigo mismo le basta y si, como sucede a veces, la adicción le procura beneficios materiales, pasa de la categoría de adicto a la de camello o revendedor. Llamaré a los del primer apartado literatos, y a los del segundo escritores a secas, o más modestamente incurables aprendices de escribidor. A comienzos de mi larga trayectoria, primero de literato, luego de aprendiz de escribidor, incurrí en la vanagloria de la búsqueda del éxito -atraer la luz de los focos, “ser noticia”, como dicen obscenamente los parásitos de la literatura- sin parar mientes en que, como vio muy bien Manuel Azaña, una cosa es la actualidad efímera y otra muy distinta la modernidad atemporal de las obras destinadas a perdurar pese al ostracismo que a menudo sufrieron cuando fueron escritas. La vejez de lo nuevo se reitera a lo largo del tiempo con su ilusión de frescura marchita. El dulce señuelo de la fama sería patético si no fuera simplemente absurdo. Ajena a toda manipulación y teatro de títeres, la verdadera obra de arte no tiene prisas: puede dormir durante décadas como La regenta o durante siglos como La lozana andaluza. Quienes adensaron el silencio en torno a nuestro primer escritor y lo condenaron al anonimato en el que vivía hasta la publicación del Quijote no podían imaginar siquiera que la fuerza genésica de su novela les sobreviviría y alcanzaría una dimensión sin fronteras ni épocas. “Llevo en mí la conciencia de la derrota como un pendón de victoria”, escribe Fernando Pessoa, y coincido enteramente con él. Ser objeto de halagos por la institución literaria me lleva a dudar de mí mismo, ser persona non grata a ojos de ella me reconforta en mi conducta y labor. Desde la altura de la edad, siento la aceptación del reconocimiento como un golpe de espada en el agua, como una inútil celebración. Mi condición de hombre libre conquistada a duras penas invita a la modestia. La mirada desde la periferia al centro es más lúcida que a la inversa y al evocar la lista de mis maestros condenados al exilio y silencio por los centinelas del canon nacional católico no puedo menos que rememorar con melancolía la verdad de sus críticas y ejemplar honradez. La luz brota del subsuelo cuando menos se la espera. Como dijo con ironía Dámaso Alonso tras el logro de su laborioso rescate del hasta entonces ninguneado Góngora, ¡quién pudiera estar aún en la oposición! Mi instintiva reserva a los nacionalismos de toda índole y sus identidades totémicas, incapaces de abarcar la riqueza y diversidad de su propio contenido, me ha llevado a abrazar como un salvavidas la reivindicada por Carlos Fuentes nacionalidad cervantina. Me reconozco plenamente en ella. Cervantear es aventurarse en el territorio incierto de lo desconocido con la cabeza cubierta con un frágil yelmo bacía. Dudar de los dogmas y supuestas verdades como puños nos ayuda a eludir el dilema que nos acecha entre la uniformidad impuesta por el fundamentalismo de la tecno ciencia en el mundo globalizado de hoy y la previsible reacción violenta de las identidades religiosas o ideológicas que sienten amenazados sus credos y esencias. En vez de empecinarse en desenterrar los pobres huesos de Cervantes y comercializarlos tal vez de
Encajar la trama novelesca en el molde de unas formas reiteradas hasta la saciedad condena la obra a la irrelevancia y una vez más, en la encrucijada, Cervantes nos muestra el camino.
El escritor Juan Goytisolo, Premio Cervantes 2014.
cara al turismo como santas reliquias fabricadas probablemente en China, ¿no sería mejor sacar a la luz los episodios oscuros de su vida tras su rescate laborioso de Argel? ¿Cuántos lectores del Quijote conocen las estrecheces y miseria que padeció, su denegada solicitud de emigrar a América, sus negocios fracasados, estancia en la cárcel sevillana por deudas, difícil acomodo en el barrio malfamado del Rastro de Valladolid con su esposa, hija, hermana y sobrina en 1605, año de la Primera Parte de su novela, en los márgenes más
promiscuos y bajos de la sociedad? Hace ya algún tiempo dediqué unas páginas a los titulados Documentos cervantinos hasta ahora inéditos del presbítero Cristóbal Pérez Pastor, impresos en 1902 con el propósito, dice, de que “reine la verdad y desaparezcan las sombras”, obra cuya lectura me impresionó en la medida en que, pese a sus pruebas fehacientes y a otras indagaciones posteriores, la verdad no se ha impuesto fuera de un puñado de eruditos, y más de un siglo después las sombras permanecen. Sí,
LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 7
SÁBADO16DEMAYODE2015
mientras se suceden las conferencias, homenajes, celebraciones y otros actos oficiales que engordan a la burocracia oficial y sus vientres sentados (la expresión es de Luis Cernuda), pocos, muy pocos se esfuerzan en evocar sin anteojeras su carrera teatral frustrada, los tantos años en los que, dice en el prólogo del Quijote, “duermo en el silencio del olvido”: ese “poetón ya viejo” (más versado en desdichas que en versos) que aguarda en silencio el referendo del falible legislador que es el vulgo. Alcanzar la vejez es comprobar la vacuidad y lo ilusorio de nuestras vidas, esa “exquisita mierda de la gloria” de la que habla Gabriel García Márquez al referirse a las hazañas inútiles del coronel Aureliano Buendía y de los sufridos luchadores de Macondo. El ameno jardín en el que transcurre la existencia de los menos, no debe distraernos de la suerte de los más en un mundo en el que el portentoso progreso de las nuevas tecnologías corre parejo a la proliferación de las guerras y luchas mortíferas, el radio infinito de la injusticia, la pobreza y el hambre. Es empresa de los caballeros andantes, decía don Quijote, “deshacer tuertos y socorrer y acudir a los miserables” e imagino al hidalgo manchego montado a lomos de Rocinante acometiendo lanza en ristre contra los esbirros de la Santa Hermandad que proceden al desalojo de los desahuciados, contra los corruptos de la ingeniería financiera o, a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta y Melilla que él toma por encantados castillos con puentes levadizos y torres almenadas socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad. Sí, al héroe de Cervantes y a los lectores tocados por la gracia de su novela nos resulta difícil resignarnos a la existencia de un mundo aquejado de paro, corrupción, precariedad, crecientes desigualdades sociales y exilio profesional de los jóvenes como en el que actualmente vivimos. Si ello es locura, aceptémosla. El buen Sancho encontrará siempre un refrán para defenderla. El panorama a nuestro alcance es sombrío: crisis económica, crisis política, crisis social. Según las estadísticas que tengo a mano, más de 20 por ciento de los niños de nuestra Marca España vive hoy bajo el umbral de la pobreza, una cifra con todo inferior a la del nivel del paro. Las razones para indignarse son múltiples y el escritor no puede ignorarlas sin traicionarse a sí mismo. No se trata de poner la pluma al servicio de una causa, por justa que sea, sino de introducir el fermento contestatario de ésta en el ámbito de la escritura. Encajar la trama novelesca en el molde de unas formas reiteradas hasta la saciedad condena la obra a la irrelevancia y una vez más, en la encrucijada, Cervantes nos muestra el camino. Su conciencia del tiempo “devorador y consumidor de las cosas” del que habla en el magistral capítulo IX de la Primera Parte del libro le indujo a adelantarse a él y a servirse de los géneros literarios en boga como material de derribo para construir un portentoso relato de relatos que se despliega hasta el infinito. Como dije hace ya bastantes años, la locura de Alonso Quijano trastornado por sus lecturas se contagia a su creador enloquecido por los poderes de la literatura. Volver a Cervantes y asumir la locura de su personaje como una forma superior de cordura, tal es la lección del Quijote. Al hacerlo no nos evadimos de la realidad inicua que nos rodea. Asentamos, al revés, los pies en ella. Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia. * Discurso pronunciado al recibir el Premio Cervantes 2014.
Una idea millonaria en cómputo TECNOLOGÍAS ::PORMANUELLÓPEZMICHELONE
P
or motivos que no tiene sentido explicar aquí, en los pasados meses tuve que hacer un sinfín de trámites en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Me pedían actas de nacimiento, certificados de estudios, equivalencia de promedio, títulos, examen de inglés TOEFL, fotografías de tamaño infantil (con fondo blanco), etcétera. Tuve que ir a diferentes dependencias para hacerme de algunos papeles que no tenía o bien, para hacer trámites que antes no había hecho y que ahora se me exigían. Y después de meses de bregar en esto, hallé que esta tramitología hace la vida de cualquiera miserable. Me explico: por muchos años he trabajado en diferentes centros de la UNAM y en cada uno de ellos he tenido que dar fotografías tamaño infantil con fondo blanco, actas de nacimiento, copias de mis certificados, y así hasta la náusea. Esto es ridículo. Las montañas de papel que se guardan en algo que se denomina eventualmente “archivo muerto”, llenan gavetas y espacio en toda la UNAM. El papel tiene que protegerse además, de las inclemencias del tiempo, de las eventuales goteras en algún centro de trabajo, etcétera. Es decir, el papeleo genera muchos problemas de más. Y he aquí mi idea, que me parece podría ser un negocio millonario. Lo pondré a manera de pregunta: ¿por qué la UNAM no tiene un servidor central de documentos digitalizados? Imaginen que ustedes se inscriben en la UNAM, entregan sus papeles. Éstos se digitalizan y listo, cada vez que necesitemos en la UNAM algún papel o se nos requiera algún documento, la dependencia que nos lo pida podrá inmediatamente decirnos si ese documento ya se tiene o no. Evidentemente habrá que validar esos documentos escaneados. Por ejemplo, podría uno ir UNA SOLA VEZ a una dependencia, mostrar documentos originales, que se escanearían ahí mismo y listo, podría uno no tener necesidad de volverlos a llevar en la siguiente oportunidad que se los exigieran. Podrían estar ya en un servidor de documentos, ya validados como originales. Un servidor de documentos digitales suena a un buen negocio y si, además, quien lo ofrezca
da el servicio de escaneo, podría hacer muchísimo dinero. Y que conste, la UNAM es solamente un ejemplo, pero hospitales, instituciones gubernamentales, y cuanto centro de trabajo que se les ocurra, podría acceder a un servidor central de información. Hay quien dice que podrían ocurrir accidentes: la tecnología no tiene palabra de honor. Y por supuesto, podría venir una tormenta solar (que parece que tiene ciclos de once años) y dar al traste con muchísima información relevante. Pues sí, es cierto, pero claramente para eso se hacen respaldos. Ya hay dispositivos que pueden grabar información en discos ópticos de forma tal que garantizan poder ser leídos hasta en los siguientes mil años. Cabe decir que la propia UNAM tiene un acervo electrónico de las calificaciones de los alumnos y, de hecho, en el supuesto que alguien se metiera subrepticiamente a cambiar alguna calificación de un alumno en particular, las inconsistencias en los datos (entre los archivos respaldados y los que se crean), saldrían a la luz eventualmente, por ejemplo, en la revisión de estudios, el paso anterior que debe hacerse antes de recibirse en una licenciatura. Es decir, ya cierta cantidad de información se guarda de manera electrónica, y como hay respaldos y sistemas en espejo el temor de perder la información o que ésta se corrompa se minimiza. Otro ejemplo de esto son los bancos. Debido al número de transacciones que se pueden hacer en un día normal, los bancos tienen acervos electrónicos y, además, mantienen respaldos incluso no necesariamente en este país, sobre toda la información crediticia de sus clientes. Imaginen el dineral que estaría en juego si esa información desaparece. Sería el caos, el cual se minimiza como posibilidad al tener “backups” en otras partes. Vamos, distribuyendo la información, no centralizándola. Díganme que no es una gran idea. Si se aceptara por parte de alguna institución grande, probablemente quienes la implementaran podrían tener mucho trabajo y bien remunerado, amén de dar un servicio a los usuarios, eliminando de tajo todo este circo de trámites en el cual estamos inmersos finalmente.
8|LETRAS~CAMBIODEMICHOACAN
SÁBADO16DEMAYODE2015
Los Vengadores y Maigret RESEÑAS ::Cineytelevisión.
Los vengadores: la fe en la humanidad PORFAUSTOPONCE La nueva cinta de superhéroes es como un platillo de comida rápida que pregona estar hecho con los mejores ingredientes… y sí, resulta que al final, uno no se siente tan mal por haberse dado un festín de comida chatarra. La película gira en torno a una inteligencia artificial atrapada en el cetro de poder que pertenecía a Loki, hermano de Thor. En un inicio se encuentra en manos de la malévola organización Hydra, sin embargo Los Vengadores se encargarán de recuperarlo. Pero bien dicen que la curiosidad mató al gato, y en este caso el gato es representado por Iron Man (Robert Downey Jr.), quien decide construir un sistema de defensa que proteja a la humanidad de los posibles ataques alienígenas, sin embargo, la entidad con la que Stark está trabajando resulta ser algo incontrolable. El resultado: Stark crea a Ultrón (voz de James Spader), una entidad de inteligencia artificial que está convencida de que la mejor manera de proteger a la humanidad es protegerla de ella misma, o sea, aniquilándola. Para poder vencer a Ultrón, los súperhéroes deberán controlar sus egos y entender que, al final del día, son seres humanos con miedos —lo cual aplica también para el engreído de Thor— que los hacen vulnerables y capaces de cometer errores mortales. Interesante resultan los conflictos internos de cada uno de nuestros superhéroes: Capitán América (Chris Evans), Iron Man, Thor (Chris Hemswort), Hulk (Mark Ruffalo), Hawkeye (Jeremy Renner) y Black Widow (Scarlett Johansson). Incluso nuestros villanos, Pietro (Aaron TylerJohnson) y Wanda (Elizabeth Olsen). Los vengadores: La era de Ultrón es un Blockbuster ideal, con acción, estupendos efectos, buenas actuaciones, villanos peligrosos, héroes que las pueden todas, y momentos conmovedores, que
Protagonistas de Los vengadores: La era de Ultrón.
por momentos parecen extraídas de una película de cine de arte. Y sin embargo, la cinta es lo que es: un producto de entretenimiento con vitaminas adicionales que hacen pensar que no perdimos el tiempo durante dos horas.
Maigret en Eurochannel PORCOLUMBAVÉRTIZDELAFUENTE Asesinatos, desapariciones o el crimen organizado son algunas de las problemáticas que debe enfrentar y combatir el inspector Jules Maigret, un comisario ficticio de la policía judicial francesa creado por el escritor belga en lengua francesa Georges Simenon. Eurochannel trasmite el ciclo “El inspector Miagret” todos los días en América Latina. En México se proyecta a las 19 horas. Maigret es conocido por su increíble capacidad de comprender la naturaleza de sus investigados. Este personaje aparece en varias películas protagonizadas por el actor francés Bruno Cremer, y son las que vuelven a proyectarse en este canal de paga. El policía está presente en 75 novelas y 30 cuentos de Simenon. Maigret conquistó admiradores por sus características particulares, entre ellas el comportamiento taciturno y al mismo tiempo ingenuo. Según se puede desprender de la obra de Simenon, el personaje nació en 1887 en el pueblo (ficticio) de Sant-Fiacre, inspirado en Paray-leFrésil, cerca de la ciudad de Moulins (departamento de Allier, región de Auvernia). En 1907 Maigret empieza la carrera de medicina, pero al año siguiente la abandona y se traslada a París donde empieza a trabajar en la policía. En 1913 se casa con su inseparable mujer Louise Leonard, yéndose a vivir al apartamento del Boulevard Richar Lenoir, que no abandonarán hasta su jubilación. Es incansable bebedor de cerveza, así como fumador de pipa (esto último sin duda como un homenaje a Sherlock Holmes).
El actor francés Bruno Cremer como el inspector Miagret.
Cremer representó el personaje en esta serie de televisión francesa titulada Inspector Maigret, que duró desde 1991 hasta 2005. Se pasan episodios como “El inspector Maigret y el asesinato en el jardín” (Meurtre dans un jardin potager, 1999), dirigido por Edwin Baily. El elenco está integrado por Cremer, Geneviève Fontanel, Michèle Simonnet y Rémy Kirch. Aquí un mendigo es encontrado muerto en un jardín. El arma es la misma con la que se produjo otra muerte semanas atrás. Nadie admite haber conocido a la víctima, pero el inspector Maigret piensa diferente y entra en el caso. En busca de una respuesta, investiga a personas próximas al lugar, como la extraña familia Fouly, un grupo de jóvenes y dos hermanas sospechosas que no se hablan directamente desde hace unos 30 años. También repiten El inspector Maigret y el caso de los ricos (2000), dirigida por Denys GranierDeferre con la actuación de Cremer, Alexandre Brasseur, Michel Duchaussoy y Caroline Sihol. En este episodio el abogado de negocios millonarios monsieur Parendon llama al inspector Maigret a su mansión después de recibir una carta anónima con una amenaza para su familia. Al principio la investigación parece simple, sin ningún asesinato cometido y sin acusados. Sintiéndose provocado por el posible asesino, que cree está en la casa, el detective intensifica su investigación y encuentra pistas que lo llevan al primer sospechoso, pero no está seguro de su propia conclusión. Antes de esta serie se hizo otra en Inglaterra (protagonizada por Michael Gambon), pero la que transmite esta televisora es de Francia, siendo Cremer quien más veces ha recreado al policía. El actor nació el 6 de octubre de 1929 en Saint-Mandé y falleció el 7 de agosto de 2010 en París. Su fama mundial inicio precisamente con el inspector. Es grato volver a ver estas cintas policiacas cuya trama atrapa desde el inicio al espectador.