Letras 17 de agosto

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 17DEAGOSTODE2013 |

El paladión o la flor de la mente El mito y la historia OMAR ARRIAGA | PAG. 2

CUENTO

La chica más guapa de la ciudad CHARLESBUKOWSKI|PAG.4

Lucha de robots para aprender a programar MANUELLÓPEZMICHELONE|PAG.6

POEMA

La mañana está en clama ALFREDTENNYSON|PAG.7

MIR(Í)ADA

Posicionamientos iniciales, de nuevo. El arte y las artes JUANCARLOSJIMÉNEZABARCA|PAG.8


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El paladión o la flor de la mente Acerca del mito y la historia POROMARARRIAGA A un lado un rey divino, que sostiene con su cuerpo los atributos de la soberanía cósmica; al otro, seres tendencialmente sin cara y sin nombre, omnividentes inquisidores: entre ambos extremos corre toda la historia política Roberto Calasso

I

E

l mito del laberinto de Creta en cuyo centro yacía el Minotauro, presto a devorar a quien se arriesgara en él es uno de los más arcaicos de la mitología griega. Hay quien incluso afirma que su origen data de un período anterior a la llegada de los pueblos helénicos. Sobre su iconografía, varios elementos pueden destacarse. El primero, insoslayable, el propio laberinto, cuya forma, se ha dicho, alude a la morfología del cerebro; posible metáfora de la incursión en un terreno ignoto en el que mora un monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano, capaz de destruir a quien ingresa sin la seguridad que confiere el conocer el camino de regreso al punto partida, ocultando el pecado de orgullo cometido por un rey tirano y una reina lujuriante. Esto en el mito, por supuesto. Encima del laberinto, una explanada para la danza donde las princesas, hermanas del monstruo, tejen con sus movimientos un baile en el que está cifrado el secreto del recinto: la entrada y la salida a través de los múltiples meandros. Cuenta la historia que Minos (antigua palabra cretense que al parecer significaba rey) pidió a los dioses una señal para convertirse en soberano de una nación que agrupaba entonces más de cien ciudades, ya que sus hermanos también ostentaban el mismo derecho a la sucesión. Un dios atendería sus ruegos. De las aguas del mar surgiría un toro blanco que lo señalaba como el nuevo rey; así que juró sacrificar la bestia al dios que lo había escuchado: Poseidón. El nombre de Poseidón es significativo para el desarrollo de esta historia, porque cuando Minos decidió no sacrificar al toro para vanagloriarse con su belleza sobrenatural a causa de su triunfo, la reina enloqueció amorosamente. Prendada del animal, Pasifae acudió al más hábil constructor que residía en Cnosos, Dédalo, quien confeccionaría un disfraz de vaca para que la reina pudiera copular con el bruto. De esa afición carnal nacería en el monstruo engendrado el gusto por la deglución humana, motivo de la edificación del laberinto también por el mismo artífice.

II En tiempos de Egeo, gobernante ateniense (como el otrora desterrado Dédalo), se dice que Creta invadió lo que después sería la Hélade, como consecuencia del asesinato de uno de sus hijos, imponiendo a dicha metrópoli un tributo anual de siete muchachos y siete muchachas vírgenes que serían sacrificados al toro humano, cuya conformación, continuando con lo que decíamos al inicio, recuerda las figuraciones antropomórficas de los palacios de Mesopotamia. Aquí es donde aparece la efigie de Teseo, el héroe de Atenas, hijo del rey Egeo, quien viajaría a la capital del imperio cretense para concluir con la monstruosa tributación: encubierto como uno de los muchachos destinados al sacrificio, cautivó en la explanada a Ariadna, la hija menor de Minos, que tras recibir la promesa del

héroe de casarse con ella luego de terminar con el Minotauro, le entregó una madeja de hilo que éste debía atar en la entrada para regresar sobre sus pasos una vez finalizada la tarea. Pero el sentido de la historia no radica solamente en los hechos visibles. Los mitos se interpretan no como meros episodios humanos, pues estos no son sino la parte manifiesta de lo que sucede en aquel otro estadio que preside a los demás: el divino. Poseidón como Zeus (entre otros dioses) pertenece a una generación precedente en el orden de la fuerza. Creta invadía Atenas a la sazón, pero el poder de la Hélade no hacía sino ir en aumento y, con ella, el de sus dioses. Descendientes de aquellos, surgidos de la misma fuente, si bien, apareciendo como nuevas y rutilantes emanaciones, estas deidades cumplían los augurios sobre una sucesiva transferencia de poder: en el cielo, pero también en la tierra.


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Parece que Teseo llevó consigo al abandonar Creta (así como a la princesa Ariadna) la estatua del numen sobre el que se había fundado la ciudad. Luego que Atenas alcanzara preeminencia en el mundo griego, en el mito del héroe residiría escondido el sentido verdadero, visible únicamente para los iniciados. Era nada más y nada menos que la alianza entre varios de los nuevos dioses para tomar el control (sobre todo el pacto entre dos, en apariencia antagónicos, incluso enemigos declarados abiertamente), cerrando así el ciclo durante el que Creta había dominado la región. “Se trataba de la translatio imperii de Creta a Atenas: los dioses daban el relevo, de los meandros ocultos del laberinto a la evidencia frontal de la acrópolis. Y todo sucedía a través de Teseo, porque había que hablar de otra cosa: de doncellas sacrificadas, amores, duelos, abandonos, suicidios, y el melodrama humano debía cubrir con sus arias y con su parloteo la sustancia muda del pacto divino”, expresa Roberto Calasso. Es algo antiguo el ocultamiento de los actos políticos por medio de las pasiones humanas y sus puestas en escena; caso similar al de Troya, cuando la disputa por una mujer y el robo del Paladión, símbolo de Atenea, habrían evidenciado la transferencia del poder de Asia a la Hélade, es decir, al continente europeo.

III La translatio imperii que aquí se vuelve notoria por la interpretación de un mito, sin duda ha tenido versiones particulares dondequiera que la supremacía de un Estado es destronada. Releyendo La visión de los vencidos, de Miguel León-Portilla, la transferencia de poder entre mexicas y conquistadores habría sucedido, de igual modo, desde el influjo de unos dioses, pasando por su silencio, hacia la introducción de una nueva deidad justificadora del mundo recién creado por un coito violento; sin mencionar la construcción de nuevos santuarios sobre los que ya existían (indicador de los grados diversos de la cultura en formación). En el mundo occidental, la estatua del numen, el Paladión, sustraído u obsequiado, se ha sucedido incontable cantidad de veces. Terminada la guerra civil en los Estados Unidos, por ejemplo, Francia quiso hacerle un regalo con motivo del aniversario de su independencia. El presente elegido fue una estatua. Antes de terminar el proyecto, sin embargo, Alemania arrebató a los franceses una porción de su territorio: los signos de las conflagraciones futuras parecían haber sido puestos en evidencia. El siglo XX vería cómo las guerras civiles, esta vez europeas (malamente denominadas mundiales), verificaban el mismo cometido que en la antigüedad: Francia (aunque quizá pudiera decirse, las naciones del Mediterráneo) perdía su poder y a punto de ser tomada por Alemania, amigablemente los Estados Unidos intervenían, reclamándolo para sí. En cierto sentido, la transferencia de poder había tenido lugar años antes y las guerras posteriores no serían sino su constatación: Alemania no podía mantener el poder, puesto que el Paladión de Europa ya no le pertenecía: siendo Francia el país que lo había mantenido en su poder lo había trasladado a otra latitud del globo. Los nuevos mitos y las nuevas estructuras de la divinidad, o de lo que alguna

vez fue la divinidad, se reconfiguraron; siempre se reconfiguran de acuerdo al mundo conocido, pero también de acuerdo a lo que desconocemos y callamos, que quizá sea lo más importante.

Los nuevos mitos y las nuevas estructuras de la divinidad, o de lo que alguna vez fue la divinidad, se reconfiguraron

Aunque recordados por todos, raramente seríamos capaces de reparar en estos mitos. Parece que el reino denominado los Estados Unidos, que aglomera mucho más que cien ciudades, habría sufrido un revés en su propio laberinto hace algunos años, al comienzo de este milenio: con la muerte de ese doble Minotauro que era el símbolo de su voraz poder económico, presuntamente por ciudadanos del Cercano Oriente, la translatio imperii ha quedado nuevamente denotada, aunque parezca que sigue manteniendo su poder. De cierto, lo más visible es que ha emigrado al Oriente (como el anverso de aquel mito doble que iba de Asia a Europa en la antigüedad), sin que pueda decirse con certeza cuál es la forma del numen del que se despojó a los Estados Unidos (tal vez su estructura ya ni siquiera sea material y su forma, multitudinaria); si bien, es casi seguro que éste no se hallará en el Oriente Próximo, sino entre la India y China, ambos, prestos a librar la siguiente batalla por la supremacía. Que Dios esté muerto o que la forma de lo que antiguamente era la divinidad no sea identificable, poco interesa. Parece que las historias siguen presidiendo la mente y que los hechos del gran teatro del mundo no son sino la parte ostensible de una guerra incesante que se libra en otro orden de la fuerza, cuyas batallas más trascendentales por ahora parece ir ganando China. “La utilidad de la historia –que un día debió surgir del mito–, y de los historiadores –dice Calasso–, consiste en presentarnos y contarnos cosas que pueden revelar su sentido a centenares, millares de años de distancia”. De la paródica y condensada estructura mental de los Estados Unidos a la múltiple e inmensa intranquilidad del Oriente, hay detalles que escapan a nuestra visión. Ojalá un día alguien pueda contarnos esta historia y revelarnos su sentido.


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CREACIÓN

La chica más guapa de la ciudad Charles Bukowski* (Andernach; 16 de agosto de 1920 - Los Ángeles; 9 de marzo de 1994)

C

ass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero y serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. Era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. Su pelo era negro y largo y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decía que estaba loca. Lo decían los tontos. Los tontos no podían entender a Cass. A los hombres les parecía simplemente una maquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía. Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. Su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. Sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no las sacaba todo el partido posible. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: “No tienen agallas -decía ella-. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas... todo fachada y nada dentro...” Tenía un carácter rayando la locura; Un carácter que algunos calificaban de locura. Su padre había muerto del alcohol y su madre se había largado dejando solas a las chicas. Las chicas se fueron con una pariente que las metió en un colegio de monjas. El colegio había sido un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. Las chicas envidaban a Cass y Cass se peleó con casi todas. Tenía señales de cuchilladas por todo el brazo izquierdo, de defenderse en dos peleas. Tenía también una cicatriz imborrable que le cruzaba la mejilla izquierda; pero la cicatriz, en vez de disminuir su belleza, parecía por el contrarío, realzarla. Yo la conocí en el bar West End unas noches después de que la soltaran del convento. Al ser la más joven, fue la última hermana que soltaron. Sencillamente entró y se sentó a mi lado. Yo quizá sea el hombre más feo de la ciudad, y puede que esto tuviera algo que ver con el asunto. - ¿Tomas algo? - Claro, ¿Por qué no? No creo que hubiese nada especial en nuestra conversación esa noche, era sólo el sentimiento que Cass transmitía. Me había elegido y no había más. Ninguna presión, Le gustó la bebida y bebió mucho. No parecía tener edad, pero de todos modos le sirvieron. Quizás hubiese falsificado el carnet de identidad, no sé. En fin, lo cierto es que cada vez que volvía del retrete y se sentaba a mi lado yo sentía cierto orgullo. No sólo era la mujer más bella de la ciudad, sino también una de las más bellas que yo había visto en mi vida. Le eché el brazo a la cintura y la besé una vez. - ¿Crees que soy bonita?- preguntó. - Sí, desde luego. Pero hay algo más... algo más

que tu apariencia... - La gente anda siempre acusándome de ser bonita. ¿Crees de veras que soy bonita? - Bonita no es la palabra, no te hace justicia. Buscó en su bolso. Creía que buscaba el pañuelo. Sacó un alfiler de sombrero muy largo. Antes de que pudiese impedírselo, se había atravesado la nariz con él, de lado a lado, justo sobre las ventanillas. Sentía repugnancia y horror. Ella me miró y se echó a reír. - ¿Crees ahora que soy bonita? ¿Qué piensas ahora, eh? Saqué el alfiler y puse mi pañuelo sobre la herida. Algunas personas, incluido el encargado, habían observado la escena. El encargado se acercó. -Mira -dijo a Cass-, si vuelves a hacer eso te echo. Aquí no necesitamos tus exhibiciones. - ¡Vete a la mierda, amigo! -dijo ella. - Será mejor que la controles -me dijo el encargado. - No te preocupes -dije yo. - Es mi nariz -dijo Cass-, puedo hacer lo que querrá con ella - No -dije-, a mí me duele. - ¿Quieres decir que te duele a ti cuando me clavo un alfiler en la nariz?

- Sí, me duele, de veras. - De acuerdo, no lo volveré a hacer. Animo Me besó, pero como riéndose un poco en medio del beso y sin soltar el pañuelo de la nariz. Cuando cerraron nos fuimos a donde yo vivía. Tenía un poco de cerveza y nos sentamos a charlar. Fue entonces cuando pude apreciar que era una persona que rebosaba bondad y cariño. Se entregaba sin saberlo. Al mismo tiempo, retrocedía a zonas de descontrol e incoherencia. Esquizoide. Una esquizo hermosa y espiritual. Quizás algún hombre, algo acabase destruyéndola para siempre. Esperaba no ser yo. Nos fuimos a la cama y cuando apagué las luces me preguntó: - ¿Cuándo quieres hacerlo, ahora o por la mañana? - Por la mañana -dije, y me di la vuelta. Por la mañana me levanté, hice un par cafés y le llevé uno a la cama. Se echó a reír. - Eres el primer hombre que conozco que ha querido hacerlo por la noche. - No hay problema -dije-. En realidad no tenemos por qué hacerlo. - No, espera, ahora quiero yo. Déjame que me refresque un poco.


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Se fue al baño. Salió enseguida, realmente maravillosa, largo pelo negro resplandeciente, ojos y labios resplandeciente, toda resplandor... Se desperezó sosegadamente, buena cosa. Se metió en la cama. - Ven, amor. Fui. Besaba con abandono, pero sin prisa. Dejé que mis manos recorriesen su cuerpo. Acariciasen su pelo. La monté. Su carne era cálida y prieta. Empecé a moverme despacio y queriendo que durara. Ella me miraba a los ojos. - ¿Cómo te llamas? -pregunté. - ¿Qué diablos importa? -preguntó ella. Solté una carcajada y seguí. Después se vistió y la llevé en coche al bar, pero era difícil olvidarla. Yo no trabajaba y dormí hasta las dos y luego me levanté y leí el periódico. Cuando estaba en la bañera, entro ella con una hoja: una oreja de elefante. - Sabía que estabas en la bañera -dijo-, así que te traje algo para tapar esa cosa, hijo de la naturaleza. Y me echó encima, en la bañera, la hoja de elefante. - ¿Cómo sabías que estaba en la bañera? - Lo sabía. Cass llegaba casi todos los días cuando yo estaba en la bañera. No era siempre la misma hora, pero raras veces fallaba, y traía la hoja de elefante. Y luego hacíamos el amor. Telefoneo una o dos noches y tuve que sacarla de la cárcel por borrachera y pelea pagando la fianza. - Esos hijos de puta - decía-, sólo porque te pagan unas copas creen que pueden echarte mano a las bragas. - La culpa la tienes tú por aceptar la copa - Yo creía que se interesaba por mí, no sólo por mi cuerpo. - A mí me interesas tú y tu cuerpo. Pero dudo que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo. Dejé la ciudad y estuve fuera seis meses, anduve vagabundeando; volví. No había olvidado a Cass ni un momento, pero habíamos tenido algún tipo de discusión y además yo tenía ganas de ponerme en marcha, y cuando volví pensé que se habría ido; pero no llevaba sentado treinta minutos en el West End cuando ella llegó y se sentó a mi lado. - Vaya, cabrón, has vuelto. Pedí un trago para ella. Luego la miré. Llevaba un vestido de cuello alto. Nuca la había visto así. Y debajo de cada ojo, clavado, llevaba un alfiler de cabeza de cristal. Sólo se podían ver las cabezas de los alfileres, pero los alfileres estaban clavados. - Maldita sea, aún sigues intentando destruir tu belleza.... - No, no seas tonto, es la moda. - Estas chiflada. - Te he echado de menos -dijo - ¿Hay otro? - No, no hay ninguno. Solo tú. Pero ahora hago la vida. Cobro diez billetes. Pero para ti es gratis. - Sácate esos alfileres. - No, es la moda. - Me hace muy desgraciado.

- ¿Estás seguro? - Sí, mierda, estoy seguro. Se sacó lentamente los alfileres y los guardo en el bolso. - Porque la gente cree que es todo lo que tengo. La belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa. - Vale -dije-, tengo mucha suerte. - No quiero decir que seas feo. Sólo que la gente cree que lo eres. Tienes una cara fascinante. - Gracias. Tomamos otra copa. - ¿Qué andas haciendo? -preguntó. - Nada. No soy capaz de apegarme a nada. Nada me interesa. - A mí tampoco. Si fueses mujer podrías ser puta. - No creo que quisiera establecer un contacto tan íntimo con tantos extraños. Debe ser un fastidio. - Tienes razón, es fastidioso, todo es fastidioso Salimos juntos, por la calle, la gente aún miraba a Cass. Aún era una mujer hermosa, quizá más que nunca. Fuimos a casa y abrir una botella de vino y hablamos. A Cass y a mí, siempre nos era fácil hablar. Ella hablaba un rato yo escuchaba y luego hablaba yo. Nuestra conversación fluía fácil sin tensión. Era como si descubriésemos secretos juntos. Cuando descubríamos uno bueno, Cass se reía con aquella risa... de aquella manera que sólo ella podía reírse. Era como el gozo del fuego. Y durante la charla nos besábamos y nos arrimábamos. Nos pusimos muy calientes y decidimos irnos a la cama. Fue entonces cuando Cass se quito aquel vestido del cuello alto y lo vi... Vi la mellada y horrible cicatriz que le cruzaba el cuello. Era grande y ancha. - Maldita sea, condenada, ¿Qué has hecho? -dije desde la cama - Lo intenté con una botella rota una noche. ¿Ya no te gusto? ¿Soy bonita aún? La arrastré a la cama y la besé. Me empujo y se echo a reír: - Algunos me pagan los diez y luego, cuando me desvisto no quieren hacerlo. Yo me quedo los diez. Es muy divertido. - Sí -dije-, no puedo parar de reír... Cass, zorra, te amo... deja de destruirte; eres la mujer con más vida que conozco. Volvimos a besarnos. Cass lloraba en silencio. Sentí las lágrimas. Sentí aquel pelo largo y negro tendido bajo mí como una bandera de muerte. Disfrutamos e hicimos un amor lento y sombrío y maravilloso.

Por la mañana, Cass estaba levantada haciendo el desayuno. Parecía muy tranquila y feliz. Cantaba. Yo me quedé en la cama gozando su felicidad. Por fin, vino y me zarandeó. - ¡Arriba, cabrón! ¡Chapúzate con agua fría la cara y la polla y ven a disfrutar del banquete! Ese día la llevé en coche a la playa. No era un día de fiesta y aún no era verano, todo estaba espléndidamente desierto. Vagabundos playeros en andrajos dormían en la arena. Había otros sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. Las gaviotas revoloteaban, estúpidas pero distraídas. Ancianas de setenta y ochenta, sentadas en los bancos, discutiendo ventas de fincas dejadas por maridos asesinados mucho tiempo atrás por la angustia y la estupidez de la supervivencia. Había paz en el aire y paseamos y estuvimos tumbados por allí y no hablamos muchos. Era agradable simplemente estar juntos. Compré bocadillos, patatas fritas y bebidas y nos sentamos a beber en la arena. Luego abracé a Cass y dormimos así abrazados un rato. Era mejor que hacer el amor. Era como fluir juntos sin tensión. Luego volvimos a casa en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass que viviésemos juntos. Se quedó mucho rato mirándome y luego dijo lentamente “NO”. La llevé de nuevo al bar, le pagué una copa y me fui. Al día siguiente, encontré un trabajo como empaquetador en una fábrica y trabajé todo lo que quedaba de semana. Estaba demasiado cansado para andar mucho por ahí, pero el viernes por la noche me acerqué al West End. Me senté y esperé a Cass. Pasaron horas. Cuando estaba ya bastante borracho, me dio el encargado. - Siento lo de tu amiga. - ¿El qué? -pregunté. - Lo siento. ¿No lo sabías? - No - Suicidio, la enterraron ayer - ¿Enterrada? -pregunté. Parecía como si fuese a aparecer en la puerta de un momento a otro. ¿Cómo podía haber muerto? - La enterraron las hermanas - ¿Un suicidio? ¿Cómo fue? - Se cortó el cuello. - Ya. Dame otro trago. Estuve bebiendo allí hasta que cerraron. Cass, la más bella de las cinco hermanas, la chica más guapa de la ciudad. Conseguí conducir hasta casa sin poder dejar de pensar que debería haber insistido en que se quedara conmigo en vez de aceptar aquel “NO”. Todo en ella había indicado que le pasaba algo. Yo sencillamente había sido demasiado insensible, demasiado despreocupado. Me merecía mi muerte y la de ella. Era un perro. No, ¿Por qué acusar a los perros? Me levanté, busqué una botella de vino, bebí lúgubremente. Cass, la chica más guapa de la ciudad muerta a los veinte años. Fuera, alguien tocaba la bocina de un coche. Unos bocinazos escandalosos, persistentes. Dejé la botella y aullé “¡MALDITO SEAS, CONDENADO HIJO DE PUTA, CALLATE YA!”. Y seguía avanzando la noche y yo nada podía hacer. * Charles Bukowski habría cumplido 93 años.


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Lucha de robots para aprender a programar TECNOLOGÍA::MANUELLÓPEZMICHELONE

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a programación de computadoras es una actividad fascinante. El hecho de decirle a la máquina qué hacer de forma que no haya ambigüedad es en muchos sentidos un arte y una ciencia. Por ello se pasan algunos años en las universidades, para poder entender y aplicar las técnicas más comunes en este asunto que es el programar máquinas. Hoy en día se programa en lenguajes de alto nivel y el código en ensamblador (de bajo nivel y por ende, difícil de usar), se ha dejado solamente para los casos de necesitar hacer algún proceso en la computadora que debe realizarse muy rápidamente. Sin embargo, en los años ochenta del siglo pasado, pensar en usar ensamblador no era algo para unos pocos y de hecho, era algo más común de lo que pensamos. La realidad es que las computadoras de esos años eran de 8 bits, con procesadores que corrían a 1 ó 2 MegaHertz, que comparado con las máquinas actuales, que corren a GigaHertz, se nos hacen hasta primitivas. La necesidad de ese entonces de hacer procesos más rápidos obligaban a usar ensamblador y, evidentemente, esto exigía entender más íntimamente el procesador que se usaba, los registros internos, las instrucciones de control, etcétera. Por ello, cuando Silas Warner (que murió en el 2004), escribió RobotWar, originalmente para el sistema de cómputo PLATO, aunque se trataba de un juego, en el fondo era un sistema para aprender los conceptos de la programación a nivel ensamblador. El juego original de los años setenta se

portó a una Apple II y fue publicado por la empresa MUSE en 1981. El juego es una batalla entre robots que se programan en un lenguaje particular en donde se toman en cuenta las características de los robots: registro de velocidad, del radar, de los daños recibidos, del disparar a otros robots, del movimiento de los robots, etcétera. Una descripción de todas las instrucciones, variables, estructuras de control, etcétera, pueden verse aquí. Así, cada usuario programa su propio robot y cuando los programas son cargados a la memoria, se puede ver la batalla en acción. Gana, desde luego, el robot que sobreviva sobre los demás. RobotWar fue un éxito en muchas comunidades, particularmente las académicas. Por ejemplo, en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM se hacían torneos de RobotWar con regularidad en los años ochenta. Los académicos se divertían, sin duda, y el reto era crear el mejor robot que venciera a los que se presentaran a la batalla. Evidentemente parece aburrido, pero cuando se jugaba contra otros programadores de robots, se creaba un ambiente de lucha, de competencia, inigualable, a la par que se empezaba a entender la programación de bajo nivel. · La idea de RobotWar no ha desaparecido y existen trabajos relacionados al respecto: · Color Robot Battle, para la computadora TRS-80 de color, que salió a la luz pública el mismo año que RobotWar de Apple II. · RoboWar, un juego similar, disponible

para la Mac y ahora disponible también para Windows. · Crobots es un juego relacionado que usa una versión simplificada del lenguaje de programación C para programar a los robots. En Crobots la batalla se despliega con caracteres ASCII. · MindRover, es una implementación reciente de conceptos tomados de RobotWar y Roboit Odyssey, aunque con un nuevo paradigma incluido, basado en componentes múltiples y circuitos, más que en programación. · RoboCode es la idea de RobotWar implementada en Java (código abierto) y con soporte (al menos hasta el 2001). Sin embargo la idea no se ha detenido aquí. Kuato Studios ha decidido construir un juego que se basa en esta misma premisa, con robots programables, pero con un look & feel que hace que todo este trabajo de programar tu propio robot para luchar contra otros se vuelva mucho más atractivo. El juego se llama Hakitzu, de la empresa Kuato Studios, la cual tiene su sede en Londres y Palo Alto,California, quienes han armado un equipo de desarrolladores formidable, incluyendo a SRI, que fueron quienes construyeron el software SIRI para Apple, así como diseñadores de Sony Playstation, Idea Works, Blitz, Konami, entre otros. Lo interesante es que a diferencia de otros videojuegos de batallas, aquí hay que programar el robot que luchará por nuestra causa y sólo lo podremos ver actuar cuando esté en el ring virtual.


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CREACIÓN

La mañana está en calma... Alfred Tennyson La mañana está en calma, sin rumores; en calma, La premisa básica es que Kuato piensa que los niños y jóvenes juegan mucho videojuegos. ¿Podrían aprender al estar jugando? Hay mucho interés porque los jóvenes de ahora entren al mundo de la programación, pero es claro que lo árido del tema hace que en los primeros diez minutos pierdan el interés. Así pues, como dice Frank Meehan: “Si no hay diversión, no tiene sentido nada entonces”. Hay que motivar todos los sentidos. Así, Meehan dice: “Los niños nos han dicho que les gusta jugar, los logros, las recompensas, los retos, los acertijos…”. David Miller, autor de presentaciones multimedias muy enriquecidas, con muchos elementos, indica: “No se puede aprender a menos de que haya un enganche emocional. Esto es lo que debería ser la enseñanza: el uso enriquecido de medios como una forma para entender algo”. Aparte de la motivación de construir robots que pelean, dice Meehan, los juegos para aprender tienen que cubrir tópicos que interesen a los chicos y que normalmente no son cubiertos en el curriculum tradicional. Tuvimos mucha retroalimentación de los niños, quienes nos dijeron: ‘queremos aprender a programar, hacer apps, películas, juegos, cosas en 3D, photoshop, etcétera. Y esto es lo que Kuato ha hecho, enfocarse en estos temas”. “Lo primero que hemos hecho fue la enseñanza apropiada para codificar juegos en las plataformas móviles”, dice Meehan, pero su visión no se detiene ahí. La idea de Kuato es avanzar en las tecnologías actuales para crear un tutor personal inteligente, virtual y artificial, que prácticamente pase la prueba de Turing y que pueda ser entonces usado para enseñar cualquier cosa que se deseé, en cualquier dominio del conocimiento”. Suena demasiado ambicioso, pero bueno, hay que ver las propuestas de Kuato en las tabletas y dispositivos móviles y entonces juzgar. Kuato piensa liberar un API más adelante para el control de la iteración del juego, por lo que cualquier dominio en principio debería ser posible de programar. Los retos incluyen biología (aprender sobre formas de vida en un nuevo planeta por lo que se puede tener granjas para hacerse de alimentos y poderse defender), química, o incluso idiomas y poesía. “Queremos destilar la inteligencia de un maestro y la empatía a una máquina para que los niños aprendan estos conceptos”, dice Miller. “Estamos trabajando duro con la gente de la Inteligencia Artificial para emular las virtudes de los profesores reales. Y ésta es la meta a largo plazo. Los juegos deberían ser una experiencia de aprendizaje en lugar de ser una experiencia de estar enseñando algo”, concluye.

como para ofrecerse a un dolor más tranquilo; y tan sólo, chocando con las hojas marchitas, el fruto del castaño se desliza hasta el suelo. Calma y profunda paz en estas altas lomas y en gotas de rocío que inundan las aliagas, y en esas telarañas de plata, que entre el oro y el verde centellean. Calma y tranquila paz en la llanura vasta que a lo lejos se tiende, con boscajes de otoño, y en las granjas pobladas y en torres que se tornan menudas y se mezclan con el mar murmurante. Calma y profunda paz en el aire anchuroso, en las hojas que torna rojizas la otoñada, y si en mi corazón hubiere alguna calma, será desesperanza tranquila, solamente. Calma sobre los mares y plateado sueño y correr de las ondas, que van a su reposo; y calma de la muerte en aquel noble pecho, que alienta, pero sólo con las aguas profundas.

Poeta inglés nacido en Somersby, Lincolnshire en 1809. Su padre, descendiente del Rey Eduardo III de Inglaterra, lo educó bajo estrictas formas clásicas. Estudió en Trinity College, Cambridge donde ganó la Medalla de oro Chancellor y se unió al grupo literario “Los apóstoles”, iniciando desde entonces su larga carrera literaria. En 1830 escribió los primeros poemas líricos, seguidos diez años después por “The Lady of Shalott”, “The Lotus-eaters”, “Morte d’Arthur” and “Ulysses”, obras elogiadas por la crítica. Entre sus grandes logros pueden señalarse: “In Memoriam” (1850), famosa elegía escrita durante diecisiete años en memoria de su mejor amigo, Arthur Hallam; “La carga de la Brigada Ligera” (1855); “Enoch Arden” (1864), y “Los Idilios del Rey” (1859-1885). Fue nombrado Lord, laureado como poeta nacional y consagrado como el más importante poeta de la era victoriana. Falleció en 1892 (Selección: Marco Antonio Regalado).


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MIR(Í)ADA

Posicionamientos iniciales, de nuevo. El arte y las artes JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA

juancjimeneza@gmail.com

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on el inicio de actividades de las carreras en Historia del Arte en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM, tanto en Morelia como en Oaxaca, una descarga de emoción se apodera de mi estado de ánimo. abre con la perspectiva del tiempo y las experiencias por venir. Este entusiasmo es el de quien se siente parte de algo más grade que si mismo, y es por ello que vuelvo a las preguntas iniciales de quien se aventura en la crítica e historiografía de las artes. ¿Qué hacemos con ello? Un posicionamiento fundamental en el ejercicio profesional de la Historia del Arte tiene que ver con la definición del objeto de estudio al que se dedica como disciplina. No es sencillo, desde el nivel de los estudios universitarios hasta la práctica profesional posterior al egreso, adscribirse a una sola definición del Arte como objeto de estudio puesto que la pregunta “¿qué es el Arte?” se mantiene permanentemente en el debate de círculos académicos, artistas y público en general. La Historia del Arte no es como la Filosofía, la Psicología o la Fisiología; ramas del saber que cuentan con elementos etimológicos en su nomenclatura que permiten definirles con relativa claridad respecto a su objeto de estudio. Para muchas personas es suficiente determinar los campos del saber de estas ciencias al decir: “filos-amor y sofía-conocimiento. Filosofía es amor al conocimiento; psico-mente y logía-estudio. Psicología es el estudio de la mente”. En realidad no es tan simple como eso, pero ya es algo. Por su parte, la Historia del Arte es un campo del saber complejo que conjunta otros dos: “His-

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Nuevos futuros colegas, una comunidad creciente con la cual interactuar, generar intercambios y mayor cobertura de las coyunturas humanas manifestadas en el arte y de las artes manifestadas en los hechos actuales.

toria” y “Arte”. Así, se trata de una disciplina que se ejerce en el intersticio de dos dimensiones del conocimiento, autónomas entre sí. A lo anterior se suman las diferentes definiciones que existen sobre Arte; circunstancia caracterizada por su diversidad y que cambia de acuerdo al autor o institución que se consulte para ello, a su época y a la perspectiva desde la cual dicha definición se enuncia. La Historia del Arte también involucra una compleja situación en cuanto a su adscripción a los campos del saber. ¿Es una rama de la Historia o es una ciencia autónoma? ¿Es una ciencia o una pseudociencia? ¿Forma parte de las Ciencias Sociales? ¿Es más correcto considerarla dentro del campo más amplio de las Humanidades? ¿O forma parte de las Ciencias del Arte? ¿Cuáles son éstas? Vayamos acotando la situación en lugar de problematizarla sin fin. Recuerdo aquí una de las más ideas más difundidas del historiador de arte austro-británico E. H. Gombrich (1909-2001) y que inicia la introducción del célebre libro The Story of Art: “Verdaderamente no hay tal cosa como el Arte. Hay sólo artistas”. Esta frase lapidaria puede alimentar el facilismo abundante de nuestros días, a partir de lo cual se entiende que el artista incluso come artísticamente. Lo que haga ha de entenderse como arte, así sean ensayos, equivocaciones, malas obras, bocetos e incontinencias viscerales. Por eso hay que

Hasta hace poco, la Universidad de Morelia era una de las dos únicas instituciones de educación universitaria que formaba licenciados en Historia del Arte a nivel nacional. Somos una comunidad pequeña. Ahora el espectro se

complementar esta idea con las acotaciones autocríticas que Gombrich apuntó para su propio decir, y así dimensionar mejor su sentido. Los malentendidos están a la orden del día. “Una vez éstos [los artistas] fueron hombres que tomaron tierra coloreada y bocetaron las formas de un bisonte en el muro de una cueva; hoy algunos compran sus pinturas, y diseñan posters para carteleras; ellos hicieron y hacen muchas otras cosas. No hay peligro de llamar todas estas actividades ‘arte’ mientras tengamos en mente que tal palabra puede significar muchas cosas diferentes en tiempos y lugares diferentes, y mientras demos cuenta que ‘Arte’ con letra mayúscula no tiene existencia”. Y para complementar lo anterior, consulto la opinión de Félix Azúa en torno al tema: “[…] el Arte y las artes son dos asuntos enteramente diferentes. Tan diferentes entre sí como el Tiempo y los relojes. El Tiempo no es el singular de los relojes, sino algo enteramente distinto y quizás ajeno a la existencia misma de los relojes”. De manera que el término “Arte” corresponde a un concepto filosófico, llevado comúnmente a una dimensión genérica y universalizadora; mientras que las artes son los oficios particulares en que se involucra el ejercicio de las técnicas. Azúa considera que las “[…] artes se muestran en el presente; el Arte flota en la intemporalidad, es decir, en el instante de la simultánea creación

y destrucción del Mundo”. Por tanto, es pertinente hablar de las técnicas empleadas por el arte y del arte empleado por las técnicas, porque sus operaciones tendrán una finalidad en sí mismas y no una finalidad en el “[…] desarrollo de la Idea hacia la hecatombe del mundo y la aparición de la faz de Dios y del Saber Absoluto”. Elementos mencionados por Azúa que pertenecen mayormente a disquisiciones filosóficas y discusiones metafísicas que a investigaciones sobre las prácticas artísticas, tanto del presente o el pasado. Recupero lo anterior con el propósito de fundamentar una serie de conclusiones determinantes en un plano laboral, pragmático: 1) la Historia del Arte forma parte de las Humanidades y a sus circunstancias epistemológicas y metodológicas se atiene; 2) “el pasado no está poblado por abstracciones sino por hombres y mujeres” como dijera Gombrich, y es por ello que el objeto de estudio se basa en las obras realizadas por estas personas en circunstancias temporales y geográficas específicas. La construcción conceptual para el desarrollo de conocimiento es una herramienta fundamental, sin embargo dicha construcción debe ser guiada por lo que las obras y sus testimonios (orales, documentales) indican de la producción artística concreta. Más allá de la Historia del Arte, lo que ejercemos es la historia de las artes.

Belsay Maza, fotógrafo en trabajo de campo; aspecto del taller La Veta Gráfica (Veta Grande, Zacatecas) de Alberto Ordaz y Karina Lozano; y aspecto de la exposición Arte grotesco y degenerado, mayo 2013, en Morelia.


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