[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 20 DE DICIEMBRE DE 2014 |
Cubanísima Las paredes amulatadas MAYTEACOSTA|PAG.2
Matanzas, Cuba POR ITZEL ÁVILA |PAG. 2
Clarice la de laPoemas / 2 Cada Lispector: vez la soberanía invención nuevas naciones de va siendo más CREACIÓNMARKSTRAND|PAG.7 formas escribir débil,de más disminuida, PAG. 5 YANETmenos AGUILARSOSA | operante… y cada De estrenos vez más sometida a los y reestrenos Firmeza capitaldel comercio FAUSTO imperativos y PONCE/COLUMBAVÉRTIZDELA
de NETZAHUALCÓYOTL las finanzas… ALASAZÓN ÁVALOS | PAG. 6
FUENTE |PAG. 8
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Presentamos esta reseña puntual de Mayte Acosta sobre el acontecer actual de la capital cubana, con una mirada que apunta hacia percibir los pequeños grandes detalles de lo que nos ofrece el entorno. Y para ilustrar tal reflexión, qué mejor que las fotografías de la violinista, laudera y fotógrafa moreliana Itzel Ávila, en su aventura como voluntaria en Matanzas. Bellas imágenes ambas -la de las letras y la del registro fotográfico- para reverberar el ritmo y el puro sabor caribeño.
Cubanísima Las paredes amulatadas PORMAYTEACOSTA
E
s el día de los mulatos y las mulatas. Ese producto americano que extendió la mano de lo divino sobre este planeta. Hoy es el día de hacer tributo a uno de los mejores productos del sincretismo entre españoles y africanos, entre blancos y negros. Un producto de la identidad nacional, virginal y poderosa, soberbia y mágica, que aterriza en los caminos del caribe y se funde en la memoria de todos los olvidos. El tema de hoy sale de un momento en la semana, en la que alguien que quiero mucho me hace un comentario sobre observaciones, que alguien más había hecho sobre Cuba, observaciones a partir de un viaje, de esos furtivos, que las agencias de viajes convierten en semanas remotas de interacción con la realidad. Me decía que La Habana estaba destruida, que todo estaba muy viejo, que había muchos edificios derrumbados, suciedad en las calles y una infame pobreza. Seguramente quería saber mi opinión, y que esa opinión fuese contraria a la de la persona que había llegado deprimida de mi tierra, dice poco al respecto; en realidad es difícil seguirle explicando a la gente sobre Cuba, cuando yo misma no sé de qué se trata. A veces he dicho cosas como que Cuba se parece a mí, esperando con ese comentario que si alguien realmente me conoce entonces entenderá lo que digo, pero después recuerdo que tampoco me conozco y que los demás siempre me malinterpretan. Entonces termino por no saber qué decir. Generalmente los decires sobre este tipo de cosas se conflictúan con el sentido común. ¿A qué me refiero? Decirle a alguien que su tierra es fea es como decirle a una madre que su hijo lo es y esto no tiene que ver con la conciencia.
No es que no se observe que un hijo tiene acné en el rostro como una pared de mi tierra pueda tener los pellejos salidos y las heridas del tiempo. No es eso. Es como si no se viera el interior de las cosas, la profundidad de las ventanas y las puertas abiertas a un abismo singular. Lo singular es lo diferente, aquello que sólo pertenece a un fenómeno etéreo o inatrapable. Tengo la fortuna de haber caminado por calles de dos países distintos, cuando se camina por un sitio que no es tuyo y detectas que no es tuyo estás frente a la diferencia, no necesariamente frente a lo singular. He tenido la fortuna de caminar por calles de México, unas empedradas, bachudas, con jardineras, sin aceras, con aceras, limpias, sucias, cortas y largas, cada una de ellas pertenecían a distintos espacios: pueblos mágicos, pueblos locos, pueblos sucios, polvudos, apestosos, pueblos hermo-
sos, ciudades coloniales, ciudades frías, calientes, con aroma a jazmines, con aroma a mar, con aroma extraño, he caminado y he visto lo singular, y me han hecho parte de su memoria, y la memoria de mis calles infantiles están repletas de sueños amarillos, rosados y negros. Porque los países se parecen a la mente entornada hacia todo lo que te garantiza tu sentido de pertenencia. Cada una de esas calles caminadas contenía personas, miradas, movimientos, colores y formas. Cuando uno viaja debe viajar al mismo tiempo hacia los detalles de ese viaje. El viaje es el entorno, el entorno te permite comprender los elementos y los elementos el entorno; a veces, lo elementos se convierten en lo verdaderamente importante. Esto me permite regresar al principio de esta reflexión: los mulatos y mulatas. Esta persona que menciono olvidó mirar, olvidó mirar cuando caminaba o paseaba dentro de un autobús de turismo por las calles de La Habana. Si lo hubiera hecho habría de haber visto los cuerpos erguidos de mujeres y hombres, empinados de caderas, de rostro firme y sonrisa perenne, que a veces se sientan en las orillas de las banquetas a conversar con extraños, seguramente sobre temas de la complejidad social. A veces se sientan sobre mecedoras en portales de frescor tardío. Si hubiera mirado habría visto caminando mujeres sin maquillaje, faldas cortas, espaldas liberadas, cabello mojado por el sol, que bailan cuando andan, que andan bailando, que ríen a carcajadas, que observan la belleza de los cuerpos derramados por el viento azulado del caribe: olvidó mirar, porque si lo hubiera hecho se hubiese dado cuenta que todo el gentío cadencioso, que toda la alegría del mundo, anula cualquier pared descascarada.
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Matanzas, Cuba POR ITZEL ÁVILA www.itzelavila.com
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César Vallejo, cronista PERIODISMO ::Elpoetaperuano,autordeTrilce,fuetambiénunmagnífico,aunquepococonocido,autordepiezasperiodísticas.EscritasdesdeParís,donderesidía, perotambiéndesdeciudadescomoMoscú,muchasdeellasaparecenporprimeravezenlibroenCaminohaciaunatierrasocialista(FondodeCulturaEconómica). Aquíreproducimosalgunosdeesostextos. PORCÉSARVALLEJO El crepúsculo de las águilas París, noviembre de 1926 El contenido cósmico y cosmopolita de París es tan grande, su riqueza psicológica y social es tan universal, que en esta urbe se encuentran contenidas todas las demás urbes. París es Nueva York, Berlín, Londres, Roma, Viena, Moscú y, además, París. Ni Moscú se escapa de estar contenido en París. ¿Qué de original habrá en la capital rusa que no lleve el sello europeo que da París? El elemento comunista no va más allá de la máquina administrativa. En lo restante, Moscú conserva el tono ciudadano de la urbe europea contemporánea, cuyo paradigma es París; quienes han viajado de Moscú a París no sienten mayor cambio de normas y hábitos de vida social. He hablado con muchos de ellos y me han declarado que la vida de ciudad en Moscú no difiere esencialmente de la de París. Se ha dicho de la capital francesa que es una cosmópolis. Hay que añadir que esta cosmópolis ha progresado y evolucionado hasta convertirse en ciudad cósmica. En la cosmópolis los extranjeros viven de huéspedes a plazo más o menos largo y sus intereses materiales y espirituales conservan su sello de origen; en la ciudad cósmica, los extranjeros han llegado a un género de convivencia más permanente, más homogénea, humana y universal. En Buenos Aires, tipo representativo de cosmópolis, las colonias extranjeras no pierden su fisonomía social y los ciudadanos italianos, ingleses, rusos, españoles son siempre españoles, rusos, ingleses, italianos. En París, tipo representativo de ciudad cósmica, las colonias extranjeras pierden su fisonomía social y se parisianizan, es decir, adoptan el ritmo social de París. Y es que a París no se viene para enriquecer, como en Buenos Aires, ni para divertirse y pasar, como en Biarritz o la Costa Azul: a París se viene para vivir más amplia y noblemente, es decir, para permanecer. A París se viene, no ya en exploración económica o mundana, es decir, transitoria y egoísta, sino en exploración vital y humana, es decir, generosa y acendrada. La urbe cosmopolita es un fenómeno económico o mundano; la urbe cósmica es un fenómeno desinteresado y se apoya en perspectivas y necesidades de orden más generoso, más profundo y permanente. Si París ha sido acaso antes una simple cosmópolis mundana, he aquí que ahora es ya la ciudad cósmica. En esta urbe cósmica ocurren cada día mil cosas raras que marcan, por su rareza, los matices polares y las inquietudes extremas de la convivencia humana. Hoy es una dama pobre que la miseria arrastra al suicidio, arrojándose al Sena. Un guardia de policía la advierte desde un puente del río, saca su revólver y la amenaza con dispararle sobre la cabeza, que se debate a flor del agua, si la mujer no renuncia a suicidarse. Entonces la mujer, que quería morir, al ver que va a recibir un balazo en la cabeza si no obedece al guardia, se llena de miedo y haciendo un esfuerzo tan supremo como singularísimo, da unas cuantas brazadas y logra salir del río? El guardia, obedecidas sus órdenes y salvada la mujer, envaina su revólver y oculta entre sus mostachos una sonrisa candorosa y desmedida, que apenas cabe entre sus labios.
El mismo día es una multitud que se arremolina ante un affiche, en la calle Douane. El affiche dice textualmente: “Si buscáis trabajo, cuidaos de ir al restaurante x? de la rue Douane. Allí son unos ladrones. Me habían prometido 275 francos mensuales y no me han dado sino 200. La gorda Ángela, de la rue du Temple, es una vaca: ella me ha hecho arrojar del restaurante”. El gran affiche de marras, que lleva el timbre fiscal correspondiente, como en los affiches de la apoteosis de Jaurès, está firmado así: “María, la sirviente”. ¿Venganza?? ¿Publicidad?? ¿Réclame de la sirvienta o del restaurante?? Nadie lo sabe. La multitud lee y se renueva a cada instante, del mismo modo que ante el curso de los cambios, que emite la agencia Havas, por telegrafía sin hilos.
El mismo día es la Sociedad de Naciones, que se queja a grito herido de que muchas potencias olvidan o hacen que se olvidan de pagar su cuota respectiva para los gastos que demandan las asambleas de Ginebra. Se queja de que Bolivia debe 185.000 francos; Honduras, 99.997 francos; Lituania, 57.000; Nicaragua, 100.000; y El Salvador, 13.184 francos oro. La China, a la que se ha ofrecido un puesto en el Consejo de la Liga, debe 3.140.000 francos. “Y, cosa extraña y desconcertante -comenta un periódico de París- el Perú, que hasta ahora era considerado como El Dorado del mundo, debe, al 31 de julio último, 878.168 francos oro a Ginebra.” Adviértase bien cuáles son los países deudores a Ginebra: El Salvador, Nicaragua, Lituania, Bolivia, China y el
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Perú. ¡Estupendo! El mismo día es un cablegrama luminoso que anuncia, a media noche, en la Plaza de la Ópera, que un avión acaba de vencer a un águila de 2 metros de tamaño, a raíz de un terrible torneo de alas, a 700 metros de altura sobre los Estados Unidos. Las nobles y épicas plumas de la naturaleza han llovido sobre las montañas norteamericanas y los urgentes tubos de cobre y palpitantes esferas del avión han seguido jadeando en el espacio infinito. Y el mismo día es un ruidoso debate sobre la verdadera nacionalidad de Paul Gauguin, el gran pintor sintetista, precursor de todas las inquietudes artísticas d’après-guerre. Se trata de saber si Gauguin es francés o peruano. “Gauguin tenía en su sangre -dice André Warnod en un artículo reciente- elementos latinoamericanos, pues su madre fue peruana y, además, ello se siente en su pintura. Las gentes de allá no han tardado en reivindicarlo como suyo. Hay en él esa fuerza creatriz que se halla en el origen de todas las artes, y es verdaderamente milagroso cómo un hombre del siglo XIX haya podido conservar tan intactos y puros los dones transmitidos por sus antepasados.” Y al señor Warnod le responden otros críticos franceses, defendiendo la nacionalidad francesa de Gauguin. La polémica, iniciada ya hace muchos años, a raíz de la muerte del artista, acaecida en 1903, vuelve ahora a encenderse, esta vez en términos decisivos. ¿Gauguin es una gloria francesa o peruana? Mi distinguido amigo, el gran pintor peruano Felipe Cossío del Pomar, me ha dicho lleno de entusiasmo: -Gauguin, el nieto de Flora Tristán, es, sin disputa, peruano. Es menester que lo reivindiquemos como gloria nuestra. Una copiosa y seria documentación histórica lo prueba. Unámonos para esta campaña de reivindicación. En verdad, Gauguin es, por todos respectos, una sensibilidad peruana, cosa que tuve ya ocasión de afirmar hace mucho tiempo, en un artículo escrito para Paris Time. Los amores temáticos del gran pintor, su fuerza temeraria, su exceso insultante, su simplicidad están voceando los Andes, el Amazonas, el Cuzco. Necesario es reivindicar a Gauguin como peruano. Es el primer pintor de América y uno de los más grandes de todos los tiempos y países.
Nueva York, a la que podía echarse la culpa del materialismo excesivo, sino en París, que no podrá negarla. ¡Qué gloria para los fanáticos del progreso! ¡Qué triunfo para los futuristas! ¡Qué poderosa demostración de caballos de fuerza! Por las vastas avenidas que rodean al Grand Palais, donde está el Salón del Automóvil, pasean victoriosos de esta demostración los constructores de carros, los ingenieros convencidos, los sportmen y amateurs, las damas-pilotos y sus perros de lujo, los turistas de anteojos, con el inevitable señor Citroën a la cabeza. Dueños absolutos de la urbe, que todo lo soporta. Los chauffeurs, hoy más que nunca, van y vienen por todas partes, haciendo un ruido prepotente de bocinas sobre las orejas de los arcos históricos, sobre las cabezas insomnes de las estatuas inmóviles y, lo que es más, sobre las sienes grávidas de los sacerdotes recalcitrantes, de los aedos, de los sabios y de las mujeres encintas, a las que el más leve estremecimiento puede matar o hacer dar a luz niños ya muertos para siempre? Y qué contentos están, asimismo, los artistas incipientes de la época, que hacen versos cinemáticos, como el pobre Canudo; cuadros con temas neumo-gástricos, como Max Ernst, o estatuas formadas de calderas y termómetros, como mi inquieto amigo Decrefft. El apogeo de la ciencia industrial no ha sido hasta hoy mayor como en esta triple exposición de la velocidad. Así lo aseguraba ayer, paseando los múltiples stands del Salón del Automóvil, Paul Morand, el trashumante novelista de Rien que la terre, el escritor ultramoderno, que hace viajes en torno del mundo cada 24 horas y posee la virtud de desconcertar con su modernismo epiléptico y errátil a más de un escritor gordo, gigantesco, ramplón y sedentario. Algunos han salido al encuentro de este espasmo automovilístico de París. Al señor Morand se le ha dicho que las andanzas y vagabundeos son más fecundos cuando se operan por los senderos inciertos y sin fin del reino interior y no
*** El Salón del Automóvil de París* París, octubre de 1926 Hoy abre sus puertas al público de las cuatro esquinas del mundo el XX Salón del Automóvil de París. En estos mismos días se inaugura también una feria automovilística en la Puerta de Versalles y un meeting náutico a las orillas del Sena. Se ha esperado las primeras nieblas otoñales para lanzar, a la vez, estas tres exposiciones de la velocidad, con todos los honores del caso: asistencia del presidente de la República, discursos, exhibición de las modas suntuarias de la nueva estación y, sobre todo, concurrencia de los miles de personas del gran mundo, que acaban de volver de las playas o que vienen expresamente para estas fiestas del motor, desde los otros continentes. De este modo, el Salón del Automóvil constituye como la primera recepción social del año en París, después de las vacaciones de verano. La vida elegante de la ciudad sólo empieza con la apertura del Salón del Automóvil. Antes, hace quince o veinte años, la gran vida mundana parisiense empezaba cada año con el vernissage del Salón de Otoño. Un día vino la guerra, murieron varios millones de hombres en las trincheras y todo sufrió un cambio radical. De este cambio salió, como se sabe, mala ficha para los artistas y buena para los electricistas. Hoy son los automóviles los que mandan y no los cuadros ni las estatuas como sucedía en las sociedades del Renacimiento. Y este reinado social de la rueda no sucede siquiera en
Una de las fotos más célebres del escritor peruano.
cuando se llevan a cabo sobre sendas expeditas, en un hispano-suizo, en un aeroplano o en un transatlántico, con pasajes de primera clase, pasaporte diplomático, gorra de antílope y 100.000 francos en la cartera. Al señor Morand se le ha dicho que es menos interesante viajar, como él lo hace, en condición de empleado del Ministerio de Negocios Extranjeros, de Nueva York a Pekín o de Moscú a Barcelona, que viajar a pie, por cuenta propia de la duda a la fe, del dolor a la alegría, de la vida a la muerte o de Dios a la Nada. Al señor Morand se le ha dicho, además, lo que hace algunos años escribía yo, poco más o menos, a Alcides Spelucín: “El Universo está en usted mismo, en su jardín, en su cuarto”. Y se le ha recomendado al señor Morand, y en su persona, a todos los novelistas internacionales y poetas cosmopolitas de pega, que debe ya tomar un reposo, pues, según parece, está en peligro de atrapar en los caminos un “mal viento”, como se explicarían los quechuas de América. Ahora hay que esperar lo que van a decir las mujeres, en defensa de Paul Morand y de la manía viajera. Paul Morand es un escritor tan eminente y, ante todo, tan rápido, en el sentido viajero del epíteto, que su público por excelencia, además de ciertos escritores gordos, está formado de damas y de damas modernísimas. El erótico nuevo del temperamento femenino anda muy íntimamente vinculado a la literatura “nocturna” de Morand y a la velocidad moderna. “El amor a la velocidad -expresa Ernest Naefdeviene una verdadera pasión entre las mujeres. Éstas sienten la necesidad de la ruta y un regocijo avasallador en dirigir caballos de fuerza. Desgraciado del mozo que busca una novia y no posee un automóvil. Está perdido. El idilio actual se trasunta, no ya a la sombra de un sauce gemebundo, como en tiempos de Musset, sino en un épico Rolls Royce de seis cilindros. ¡Enamorados del primer cuarto de siglo xx! Os ha tocado amar sobre las rutas asfaltadas, a 80 ki-
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lómetros por hora. Se da un beso en un viraje y Dios sabe en qué garaje nacerá una criatura. Todos los países se quejan de la baja creciente de la natalidad. ¿No será la falta de automóviles la causa de ello? No sabremos decirlo. Lo que está fuera de duda es que la juventud actual deja ya de lado los matrimonios a base de amor y de agua fresca. En nuestra época se impone, antes que nada, la bencina. Dese un poco de bencina a una pareja y dejadla en un buen carro y ya verá usted cómo aumenta la población.” Así se expresa Ernest Naef, hablando de automóviles y mujeres. Y esto y mucho más se dirá en defensa de la literatura de wagon-lit, como es la de Morand y compañía. Sólo que estos argumentos en favor del automovilismo son argumentos de personas ricas y no de gente pobre. Probado está que el progreso sirve, al menos hasta ahora, al dinero y no a los míseros. En el Salón del Automóvil el carro que menos cuesta vale 10.000 francos, mientras los hay hasta de un millón. La carrera en automóvil en París empieza con un franco. El pobre, en estos casos, queda relegado al margen del festín. Mientras haya pobres, habrá siempre viajeros a pie, pese a todos los progresos en materia de locomoción. El progreso industrial es exclusivamente un fenómeno económico. Los servicios que de él emanen dependen de la capacidad económica de cada cual para adquirirlos. El progreso será bueno cuando sus beneficios estén al alcance de todos. En otros términos, la comodidad y bienestar de los hombres no depende tanto del progreso industrial y científico, sino de la justicia social. Si por hacer exposiciones automovilísticas, se descuida la justa distribución de las ganancias de la empresa constructora, entre patrones y obreros, de nada servirá que el hombre vaya a la Luna o coma estrellas fritas o escuche por inalambrana las músicas seráficas en cuerda viva. Unas parejas de novios seguirán besándose, repantigadas entre los cojines de un gran Renault, mientras otros se suicidan por hambre, arrojándose, precisamente, bajo las ruedas de los carros perfectos y brillantes.
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En otros términos, la comodidad y bienestar de los hombres no depende tanto del progreso industrial y científico, sino de la justicia social
*** Reportaje al “criado” de un hotel soviético Le pregunto al “sirviente” del Europa: -¿Hay más hombres o mujeres en este ramo de trabajo? -Hay más mujeres. Realmente, comparando mis observaciones en este terreno entre 1928, 1929 y 1931, contado que mientras antes los “sirvientes” eran en un 50% hombres, hoy son las mujeres las que figuran aquí en un 95%, por no decir en un 100%. En general, son jóvenes campesinas, ágiles y fuertes, capaces de levantar bultos y maletas y de realizar cualquier otra labor de fuerza. -¿Los hay viejos “sirvientes”? -Que yo sepa, no. Muchas veces, he preguntado: ¿qué se han hecho los viejos en Rusia? ¿Dónde están? Las respuestas varían. Unos me dicen que se han retraído a los campos. Otros afirman que murieron casi todos en la guerra europea y en las guerras civiles. Otros sostienen que han ido desapareciendo año por año, después de la Revolución de Octubre, eliminados lentamente por las nuevas formas de vida. No faltan quienes dicen que han rejuvenecido y hasta que han renacido en la sacudida de fondo de la revolución social. La verdad es que no se ven viejos en ninguna parte en Rusia. ¿Habrán traído los bolcheviques la juventud eterna al mundo?
-¿Qué edad tiene usted? -43 años. -¿De dónde es usted? -Nací en Beriózovo, en los Urales. El ejército del zar me trajo para pelear contra los alemanes. Vino la revolución y aquí me tenéis sirviéndola en la medida de mis posibilidades. -¡Valiente manera de servir a la revolución! -me dice aparte y con mofa el socialista austríaco. -Pero fíjese -le arguyo-. La conciencia clara que tiene de estar sirviendo a la revolución, es decir, de que es un “sirviente” de ella y no de ningún individuo en particular. Además, no olvide usted que ha dicho “en la medida de sus posibilidades”. Bastan estas dos circunstancias para filiar social, económica y políticamente a este hombre y para diferenciar su papel del de sus compañeros de trabajo del capitalismo. -¿Sabe usted leer y escribir? -le pregunta el
austro-marxista. -Naturalmente. He aprendido hace apenas pocos años, en 1927, en las Facultades Obreras del soviet. Si no venía la revolución, me habría quedado analfabeto para siempre. ¡He aprendido a leer a los 33 años! -¿Es muy duro el trabajo que hace usted? ¿En qué trabajaba antes? ¿Desde cuándo está usted en este hotel? -Estoy aquí hace tres años y medio. Antes, estuve en el campo, en Yaroslavl, cerca de Moscú, trabajando en la cría de puercos de un artel. Luego, sobrevino una refundición de esas tierras, uniéndose los arteles, las comunas, las cooperativas y los campesinos medianos, para formar de todo un koljós. Se organizó de otro modo el trabajo. Instalaron máquinas, con créditos y fondos del Estado. Nos consultaron entonces si queríamos aprender ahí mismo los nuevos trabajos con máquinas o escoger otra cosa. Casi todos optaron por el aprendi-
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zaje, mientras unos cuantos solamente escogimos otros derroteros. Yo preferí venir a Moscú, donde también se necesitaba trabajadores, y en la Bolsa de Trabajo, encontré este puesto del hotel. A mí me gustan las ciudades. -¿Se le impuso a usted, a la fuerza, este trabajo? -No. Se me dio a escoger entre otros en la Bolsa de Trabajo. Yo quise este puesto, porque como no tengo oficio ni especialidad alguna, puedo trabajar aquí con las únicas aptitudes que poseo y seguir, al propio tiempo, mis estudios. -¿Para qué estudia usted? ¿Y cómo se las arregla para estudiar y trabajar a la vez? -Estudio para mecánico de aviación, en la Facultad Obrera número 6 de Moscú. En el hotel termino mi jornada de trabajo a las 2 de la tarde. A las 4 estoy en la Facultad hasta las 7. -¿Cuánto paga usted para hacer sus estudios? -Nada. Todo se me da gratuitamente: clases, libros, práctica en los talleres, etcétera. -¿Y cuándo obtendrá usted su brevete? -Seguramente el año que viene. -¿Cuánto gana usted aquí? -3 rublos al día y la comida. -¿Duerme usted aquí? -No. Tengo mi habitación en los alrededores de Moscú y allí vivo con mi compañera y nuestro hijo, que tiene 7 años. -¿En qué trabaja su compañera? -Sabe idiomas y hace traducciones en el Comisariato de Trabajo. -¿Cuánto gana? -5 rublos al día. Entre ella y yo, ganamos 8 rublos. [...] -¿Cuánto pagáis por vuestra habitación? -25 rublos mensuales. Más 30 rublos de alimentación de mi compañera, unos 50 para nuestra cena con el chico, unos 30 para locomoción, 12 para la cooperativa y 25 de cuota para el Plan Quinquenal, hacen un total de 170 al mes. Nos quedan 70 u 80 rublos para espectáculos y para vestidos. -Es poco, me parece, para vestirse. -Es suficiente -arguye el “sirviente”-. Como irá usted observando, mi compañera y yo vestimos sumariamente. El chico, lo mismo. De otro lado, los precios de ropa en las cooperativas son de una baratura que se acuerda con nuestro peculio. Los 12 rublos que pagamos al mes a la cooperativa nos dan precisamente derecho a un carnet de compras, a precios baratísimos. -¿Y los 24 rublos para el Plan Quinquenal? -A fin de impulsar económicamente la realización del Plan Quinquenal los trabajadores aportan, según sus posibilidades y de modo absolutamente espontáneo, un tanto por ciento de sus salarios, hasta un límite máximo del 10%. Mi compañera y yo damos este porcentaje. El timbre del teléfono interrumpe tan interesante conversación y el “sirviente” nos abandona. Son las nueve y media del día. Es la hora en que se intensifica el servicio en el comedor del hotel. Mientras me instalo en mi habitación, el socialista austríaco, muy interesado en los informes del “sirviente”, me dice: -Nada de revolucionario ni del otro mundo encuentro, en verdad, en lo que nos dice este hombre sobre su situación personal en Rusia. Aproximadamente, es la misma posición que tienen los sirvientes en los Estados Unidos. [...].
De golpe A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS
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ay asuntos en la vida para los que no necesitamos de tanta explicación. Yo no quería ser padre y de pronto me latió. De golpe, también me ha pegado el espíritu navideño y sin querer advierto cómo es que los detractores de estas festividades nos hemos empeñado en denostarla sin razón. Al menos, en los últimos cincuenta años, ha surgido una legión de zombis de la navidad, una cofradía de greenchs que proclamamos a los cuatro vientos nuestra animadversión. A casi todos nos pone tristes, a otros nos parece ridícula. Particularmente me resulta hipócrita. Queramos o no, agnósticos o conservadores renegados, a todos nos afecta. A la mayoría no le queda otra que hacer de tripa corazón, poner cara de reno y hacerse presente en la casa de los parientes incómodos. Las hermanas que nunca se hablan se dan un abrazo en la sala; luego, en los pasillos, maldicen a la consanguínea porque todos los años – la muy dálmata (por perra y manchada)- sólo comparte medio kilo de espagueti para la cena. Es verdad que muchos de estos convivios son plenamente incómodos y sin embargo ahí estamos: como almas en pena, como muertos vivientes, ingiriendo falsedad. No es el pavo… la ironía es lo que abunda. Hacemos todo lo que no queremos con tal de que prevalezca la armonía familiar. Ah, y creo que también por el nacimiento de un tal Jesús, Rey de no sé qué. –Nadie ahí me lo ha podido explicar. Por otra parte, hay quienes nos enclaustramos desde temprano en los rincones más recónditos de nuestras cobijas. Desde ese tibio exilio lloramos la pérdida de algún ser querido… y eventualmente de nuestros familiares. Luego nos hacemos los duros, los reflexivos, los ateos, los iconoclastas. Finalmente terminamos por sollozar por todas esas ilusiones perdidas. Todo en pos de la Navidad. Ahora que tengo la fortuna de viajar por todo el mundo me he dado cuenta de que mexicanos y
mexicanas somos de lo más ridículos en eso de negarnos a la Navidad. Y es que vivimos atascados en el país de las apariencias. En muchos otros lares, la tregua y los tragos fluyen de manera honesta al menos durante la temporada… Ah, y también toman ponche: La palabra ponche es un anglicismo de la palabra punch, que significa golpe, sin embargo su origen proviene del hindi “pãc”, que denomina al número correspondiente a los ingredientes de un coctel que incluía: arrak (aguardiente de vino de palma), azúcar, limón, agua y té. La bebida en verdad que les pegó a los marineros de la Compañía Británica de las Indias Orientales, quienes en el siglo XVII lo llevaron a Inglaterra desde donde se extendió al mundo occidental y a sus colonias. Otras variedades de ponche provienen de Alemania o Corea. Supuestamente en México se extendió su gusto por parte de los franceses. –Será el sereno-. El caso es que esta bebida agridulce y caliente se caracteriza por una mezcla rica en orígenes y nutrientes. México ha tomado lo rico de muchos mundos. Podría ser que con tales herencias tamicemos lo esencial y que por estas fechas nos procuremos un ambiente más honesto, más cálido y entrañable. Quizá. El clima lo amerita.
LANOTA,LARECETA,OELREMEDIO
Ponche mestizo, cálido, y fluido: en una olla se hierven cinco litros de agua con dos ramas de canela y dos piloncillos. Se agrega un cuarto de kilo de tejocotes pelados, cinco tamarindos pelados, medio kilo de cañas peladas y cortadas finamente a lo largo, cinco manzanas en trozos. Luego de media hora integra un cuarto de guayabas rebanadas, un cuarto de ciruelas pasa y seis flores de Jamaica. Deja hervir media hora más. La bebida debe reposar un día completo antes de volver a hervirse. Cuela y aparta la fruta para servirla en un plato a quien guste tomarla aparte. Ya basta. Esta Navidad disfrutaré mi ponche sin estorbos.
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De infancias y poderes RESEÑAS ::Cineytelevisión.
Boyhood: el sentido de la vida PORFAUSTOPONCE
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oyhood (EE.UU., 2014) no es una cinta convencional: a través de una historia sencilla y en apariencia extremadamente cotidiana – con un par de pinceladas dramáticas pero nada catastróficas (al menos en su narrativa) –, Richard Linklater consigue realizar una película sumamente poderosa y conmovedora El filme cuenta prácticamente toda la infancia de Mason (Ellar Coltrane), de sus 5 a sus 18 años, edad en la sociedad considera que ya se es adulto; pero eso no es todo, de verdad vemos crecer al actor, es decir, la cinta se tardó exactamente 12 años en filmarse, así que los actores son los mismos de principio a fin, lo cual resulta impactante. Pero Boyhood no es una cinta efectista, el crecimiento de los actores no funcionaría sin esa historia y viceversa. En ese sentido, la película de Linklater es un concepto redondo y sólido. La historia de Mason (Ellar Coltrane) parece ser la historia de un niño promedio de una familia que podría considerarse disfuncional. Todo comienza cuando la madre de Mason (Patricia Arquette) decide que ella y sus dos pequeños, o sea Mason y Samantha (Lorelei Linklater), deben mudarse a una ciudad más grande para que así ella pueda ir a la universidad y darle a su familia una mejor calidad de vida. ¿Dónde está su padre? Por ahí… es decir, el papá de Mason (Ethan Hawke) se aparece de vez en cuando para convivir con sus hijos pero claramente parece ser un desastre. En fin, la vida de Mason y su familia sigue su curso de manera cotidiana: Mason crece, va a la escuela, lo vemos ganar interés por mujeres, tomar sus primeras cervezas y divertirse como todo adolescente “normal”. Y si bien se topará con varios incidentes, no son algo catastrófico: los mculas lo han hablado, pero le aseguro que pocas tienen la contundencia de Linklater.paraaás dramáticos son relatados como si fueran cualquier cosa. Mientras tanto, Mason sigue adelante con una sonrisa que parece decirnos que, pase lo que pase, todo va a estar bien. Entonces… ¿Cuál es el chiste de Boyhood? La conclusión. Los argumentos de la cinta nos llevan a una fuerte reflexión sobre el sentido de la vida o más bien sobre lo que nos han dicho que es el sentido de la vida. “¿Es el amor? ¿La conformidad? ¿El determinismo social?”, son algunas de las preguntas que vendrán a nuestra cabeza como un balde de agua fría. Seguramente se puede pensar que muchas películas lo han hablado, pero le aseguro que pocas tienen la contundencia de Linklater y su capacidad para movernos el tapete. Boyhood es sin duda una de las mejores películas del 2014.
Fotograma de Boyhood, de Richard Linklater.
de todas partes del mundo. Sólo estas personas con habilidades especiales podrán proteger estos artefactos y, más importante aún, impedir que caigan en malas manos. Si fallan, el mundo caerá en una nueva Edad Oscura. Desde el 8 de diciembre se puede ver este proyecto de ficción televisivo y se proyectará todos los lunes a las 20 horas y también tendrá repeticiones en las madrugadas. La ventaja es que es para todo el público porque ofrecen aventuras y situaciones extremas a las que se enfrentas los personajes. Aquí se ve al actor Flynn Carsen y también están Rebecca Romijn (Mística en la saga X-Men) en el papel de Eve Baird, una agente especial que se convierte en la guardaespaldas de un grupo de libreros cuyo cometido es salvaguardar la magia que aún queda en el mundo para que esta no caiga en manos equivocadas; Ezekiel Jones (John Kim), quien se gana la vida robando piezas de gran valor. Jake Stone (Christian Kane) es un experto en arte. Y Cassandra Cillian (Linfy Booth), es una joven con la capacidad de ejecutar complicadas ecuaciones matemáticas y visualizarlas en el espacio. Por otro lado, destacan Bob Newhart y Jane Curtin.
La nueva serie The Librarians, en Universal Channel PORCOLUMBAVÉRTIZDELAFUENTE
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niversal Channel estrena la serie The librarians, en la que, en diez capítulos, un grupo de jóvenes que trabaja en la Biblioteca Pública de Nueva York tienen una misión: Proteger al mundo de peligros sobrenaturales, resolver misterios imposibles y recuperar valiosos artefactos
Reparto de la serie The librarians.
En el primer episodio, la reliquia a encontrar y proteger es la corona del Rey Arturo, escondida durante siglos y una oscura hermandad de ninjas la desea para controlar la mencionada magiacentro de operaciones de The Librarians, su cuartel general, una biblioteca oculta bajo la biblioteca de Nueva York donde hay estanterías y vitrinas con los tesoros y los libros que los libreros han ido recuperando y archivando en sus misiones. La serie está basada en la franquicia cinematográfica con el mismo título que comenzó en el 2004, y su segunda y tercera parte se estrenaron en 2006 y 2008, respectivamente. La primera película fue considerada como la número uno de ese año en cable básico en Estados Unidos. La segunda estuvo entre las primeras cinco cintas para televisión en cable básico en Estados Unidos y ocupó el primer puesto del año entre las secuelas originales de películas por cable. Las historias están llenas de efectos especiales y excelentes escenografías. Cada episodio parece un filme, sin duda. Es muy excitante ver cómo también influyen hechos reales históricos acompañados por la ficción.