[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 24DEAGOSTODE2013 |
Elena Garro Recordada y con porvenir YANETAGUILAR AGUILARSOSA SOSA||PAG. PAG.22 YANET
El México en llamas de Elena Garro PATRICIA DE SOUZA | PAG. 3
POESÍA
Cinco poemas MERCYFRAUSTO|PAG.4
CREACIÓN
Intravesía EDUARDOSAAVEDRA|PAG.8
Un manuscrito que debía salvarse de las llamas RITAGROMBOWITZ|PAG.5
FORMAS BREVES
Stephen King te dice cómo escribir una novela JAIMEMARTÍNEZOCHOA|PAG.6
Vivir y morir de amor GREGORIOMARTÍNEZMOCTEZUMA|PAG.7
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SÁBADO24DEAGOSTODE2013
Elena Garro A 15 años de su muerte, recordada y con porvenir PORYANETAGUILARSOSA
D
esde 1958, cinco años antes de que viera la luz su más importante novela: Los recuerdos del porvenir, Elena Garro (11 de diciembre de 1916-22 de agosto de 1998) ya se había descubierto como una brillante escritora con la publicación de su primer libro de obras de teatro Un hogar sólido, publicado ese año bajo el sello de la Universidad Veracruzana que dirigía Sergio Galindo. Desde ese entonces se comenzó a delinear como una autora fundamental que a quince años de su muerte -se cumplieron el jueves- está viva a través de las distintas ediciones de sus obras que circulan en las librerías mexicanas. En torno a Elena Garro, la primera esposa de Octavio Paz, se han tejido muchos mitos. Para algunos, se trata de una autora marginada, su nombre no forma parte del canon de la literatura mexicana y ello conlleva a que sus obras no sean lectura obligatoria en secundarias, preparatorias y universidades; dicen que es una escritora que ronda un circulo vicioso, no se reedita porque no se vende y no se vende porque no forma parte del canon ni es lectura obligada y no es lectura obligada porque aún se le considera una traidora. Pero visto en panorama, varias obras de Elena Garro han sido editadas en los últimos quince años y circulan en librerías. El año pasado Joaquín Mortiz hizo la edición 49 de Los recuerdos del porvenir y ya prepara el lanzamiento, para octubre, de una edición conmemorativa por los cincuenta años de primera edición, que según el colofón salió el 25 de noviembre de 1963.
La escritora mexicana Elena Garro.
Nubia Macías, directora general de Grupo Planeta, editorial que tiene los derechos de esa novela, asegura: “Para Planeta es sin duda una autora muy simbólica y exitosa, que se mantiene como un long seller a lo largo de los años, lo cual demuestra que tiene no sólo un amplio número de lectores, sino además nuevos lectores. Su obra es luminosa y nosotros sabemos que circula muy bien y es pedida en todas las librerías”. En entrevista vía correo electrónico, la editora señala que la edición número 50, la conmemorativa, se publicará en octubre, con un tiraje inicial de 5 mil ejemplares e irá acompañada de una selección de fotografías de época de la escritora. Aunque esa novela es sin duda la obra más conocida de Garro, en librerías circulan otras ediciones importantes como los tres tomos de Obras Reunidas que ha publicado el Fondo de Cultura Económica, entre 2006 y 2010, y cuyo primer tomo, que integra Cuentos ya tuvo una primera reimpresión en 2010 y cuyos tirajes suman 7 mil ejemplares, de los cuales se han vendido más de seis mil volúmenes, de 2007 a 2009. El tomo de Novelas ha vendido más de cuatro mil ejemplares de 2010 a 2013, y el volumen de Teatro ha registrado ventas cercanas a los 5 mil 400 ejemplares de 2009 a 2013. En las librerías mexicanas también circulan otras de sus obras: La casa junto al río, publicada por Ediciones B en 2011; y Testimonios sobre Mariana y Semana de colores, ambos editados por Porrúa en 2006.
Los montajes de Elena La biógrafa de la autora de Andamos huyendo, Lola, Reencuentro de personajes, Y matarazo no llamó, Inés y Mi hermanita Magdalena, Patricia Rosas Lopátegui, dice que Elena Garro aun no es una escritora que ocupa el lugar que merece en las letras y que no se lee porque no forma parte del canon de la literatura mexicana y, por lo tanto, no es lectura obligatoria en las escuelas. “No tenemos duda de que Elena Garro es una gran escritora, pero desafortunadamente no se difunde su obra; de nada sirve que se edite, por ejemplo, el Fondo de Cultura que le rindió un merecido homenaje al publicar tres volúmenes de Obras Reunidas, no es suficiente porque mientras Elena no esté en el canon y sea una lectura obligatoria, no será leída ni buscada; Elena es leída y buscada únicamente por los superespecialistas de literatura mexicana, es una élite, una minoría que la leen, investigan y estudian”, dice Rosas Lopátegui. La obra de Elena Garro no sólo ha sido editada a lo largo de estos últimos años por Joaquín Mortiz, Ediciones Castillo, Porrúa, Grijalbo, Seix Barral y Ediciones B, también circula de mano en mano y de escenario en escenario. Guillermo Schmidhuber, catedrático de la Universidad de Guadalajara y estudioso de su teatro, asegura que Felipe Ángeles es sin su pieza más montada pero casi siempre por estudiantes universitarios, no por las instituciones culturales.
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“No me extrañaría pensar que Elena es la más representada norte sur este y oeste de México. Se lee más su obra que la de otros dramaturgo/ as mexicanas. El teatro no ha sido adoptado por el Poder, como sí ha sido la pintura y la narrativa. Debería haber un montaje de El gesticulador (de Usigli) y de Felipe Ángeles (de Garro) para que se presentara en todo México, pero no, más importa el teatro comercial de baja categoría”. El autor de En busca de un hogar sólido I y II, obra de teatro sobre la muerte de la narradora, cuentista, dramaturga y luchadora social -que está en escena en Querétaro bajo la dirección de Leonardo Kosta y ha tenido puestas en Monterrey y Buenos Aires-, afirma que en Europa y Estados Unidos no montan teatro de Elena ni teatro hispanoamericano porque no lo comprenden, en cambio sí se estima la narrativa. Fuera de México, Elena Garro es poco conocida, editada y traducida en general, pero su novela Los recuerdos del porvenir sí ha logrado tener traducciones. Nubia Macías, directora general de Grupo Planeta, señala: “Se ha traducido al italiano, al alemán, al francés, entre otros. Se ha editado antes en la SEP; en este momento la secretaría no nos ha informado si lo contempla como parte de sus próximos programas”. Schmidhuber, por su parte, dice que Elena Garro “poco se traduce aunque las universidades la estudian y de cuando en cuando hay algún Festival o Congreso, pero a cambio hay multitud de tesis sobre los cuentos de Garro y algunas sobre su teatro”. La biógrafa y agente literario de Garro, dice que en Estados Unidos las únicas dos obras que han traducido al inglés son Los recuerdos del porvenir por la Universidad de Texas que la editó en los años 60 y que tiene los derechos y la sigue editando y la edición conformada por “Busca mi esquela” y “Primer amor”, que obtuvo el Premio Sor Juana, de ese libro se hizo una sola edición de una sola tirada de mil ejemplares que ya no circula y no se ha vuelto a editar. “Los recuerdos del porvenir es su obra más difundida, pero no se compara con los tirajes que ha tenido Pedro Páramo de Juan Rulfo que sí forma parte del canon y es lectura obligatoria. Si hacemos una encuesta en secundarias y preparatorias sobre si saben quién es Juan Rulfo, lo van a saber, si les preguntas quién es Elena Garro la respuesta va a ser negativa”, afirma Rosas Lopátegui. La polémica también ha marcado la vida de Garro en estos últimos quince años, una polémica que incluye a Patricia Rosas Lopátegui, su biógrafa y quien tiene los derechos de autor al ser su agente; Helena Paz Garro, la hija de Elena y Octavio Paz; y a Je-sús Garro, sobrino de la escritora. Una disputa que tiene que ver con la herencia y la propiedad de los archivos y derechos de autor. El más reciente “escándalo” se suscitó el pasado 14 de julio, durante la conmemoración, adelantada, de los cincuenta años de Los recuerdos del porvenir, cuando Jesús Garro insultó a Rosas Lopátegui porque, según él, los despojó de parte del archivo de la narradora; la biógrafa asegura que tiene un contrato firmado por las “dos Elenas” donde la nombran representante y albacea de la escritora poblana. Ante ese panorama, Guillermo Schmidhuber concluye: “Elena vivió la vida que quería vivir y si la volviera a vivir acaso repetiría los mismos logros y las mismas limitaciones. De joven soñaba con ser bailarina clásica y ser una mujer culta, pero logró más que eso. Y por eso seguimos hablando de ella”.
Elena Garro y Octavio Paz.
El México en llamas de Elena Garro PORPATRICIADESOUZA*
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s fácil imaginar la escena: Elena Garro escribiendo en una pieza iluminada, Octavio Paz no muy lejos, presintiendo el movimiento agitado, la respiración intensa de ella, la esposa. Pero, más allá de la relación tortuosa con él, del amor secreto por Bioy Casares, visitado en sus Testimonios sobre Mariana, sus quejas, el mito de la histérica y loca (el estereotipo se hizo fácil, era impetuosa, brillante, impaciente), es extraño que novelas como Los recuerdos del porvenir (1963) no tengan la misma importancia que Pedro Páramo de Juan Rulfo o La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes. Esta novela sucede durante la guerra de los cristeros en México, entre 1926 y 1928, con una Isabel Moncada, Julia Andrade, Gregoria Juárez y el general Francisco Rosas, héroe caído, todos personajes en el centro de la épica novelesca que la autora recrea con precisión, de un tempo limpio, impecable, casi un reloj. Muchas veces se ha pensado que el Ixtepec de Garro es como el Comala de Rulfo o el Macondo de García Márquez, que por su obsesión por representar la epopeya azteca —por ejemplo, en el relato “La culpa es de los tlaxcaltecas”, en el que México es el indio, el marido ideal— la borraron del mapa por atreverse a dar su propia versión de los hechos. Demasiado silencio sobre ella, infame, muchas opiniones Elenagarro-libroencontradas, pocas veces escuché hablar de la autora antes de vivir en México y sentir, mientras la leía, que recorría con sus novelas ese latido terrible y desesperado de la historia de México, la caída de Tenochti-
tlan y los problemas para instalarse definitivamente en la modernidad. Todavía queda definir qué es la Modernidad. Al margen de esa búsqueda y del deber de memoria de algunas autoras mexicanas, volvería a decir que entre este libro sobre México y la vida de Elena Garro hubo simetría perfecta: ella es de alguna forma esta historia sorda, a veces fatalista y dramática de la historia de México, es su yo. En esa historia de humillaciones y traiciones (que ella encarna también como mujer), ella encuentra una justificación política (y una salida) a su proyecto como escritora para inscribirlo en la historia de su país. Aunque las mujeres de sus novelas están marcadas por “un color local”, lo que Garro busca es crear nuevos arquetipos, rescatar los rasgos menos consensuales de sus personajes, la carne hablante de la epopeya azteca y, sobre todo, son lenguaje, el lenguaje de Garro que está cargado de intensidad, de pathos en el mejor sentido, mitos y referencias históricas. En el trazo general de la historia de una etapa de México, lo que Enrique Florescano llamaba “representar el alma nacional”, ella impone personajes de experiencias límites y abismales, entre la noche y el día, de significados míticos y extraños rituales, danzas con atuendos típicos, dramas y desgarros de la guerra. Es testigo y es protesta. Así la mariposa que quiso gozar de algún placer se lanza al fuego porque lo ve brillar y se da cuenta, tarde, que también puede quemar. * Patricia de Souza es autora de la novela El último cuerpo de Úrsula (reeditada por Excodra, 2013).
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CREACIÓN
Cinco poemas Mercy Frausto 1
con el anhelo, la inocencia,
Regálame una palabra y el poema estará completo,
la alegría
radiante como el medio día
jugando a ser sirena,
redondo como fruto de primavera.
colgando estrellas de mar en las nubes, regando escamas de luna a lo largo de la playa...
Basta una palabra puesta sobre la cama, aterciopelada y dulce, deslizándose entre los dedos.
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Basta un murmullo que se transforme,
Rasgo el resplandor de la luna
que cobre vida
y parto la noche en dos.
y suene como tus pasos que se acercan
¿Cómo encuentro el vaho que dejé en la aurora?
que inundan la oscuridad Un suspiro que llene de pájaros tus manos
Olvidé mi último instante en la oscuridad
y concluya el canto con las letras de tu beso...
perdí el suspiro entre las sábanas. Mis dedos bajan como cascadas nocturnas
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y ríos luminosos recorren la geografía del tiempo.
Cuando apago la luz el cielo se viene abajo
La noche partida en dos no conoce el pasado,
con todo el peso de las estrellas,
no concede ventajas,
la luz líquida de la luna se derrama,
no perdona los pecados sin usar;
el agua de cristal se ahoga entre mis manos...
transcurre silenciosa, rodeada de grillos y almas en pena...
Si oprimo el interruptor, comienza la música. En la oscuridad baila el silencio
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y acaricia la voz perezosa del recuerdo. Se balancea la rama del durazno desnudo
La voz me tomó por sorpresa,
y al ritmo del poema,
sonidos comenzaron a poblar mi cuerpo,
la ternura da flores y frutos...
como grillos, como aves, deshaciendo el silencio frio,
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dotándome de cantos ancestrales.
...Desperté recordando el mar,
Sonidos de aleteo es mi canto,
los pies edificando un cuerpo sobre la arena,
mariposas, peces con escamas de obsidiana.
el sol repitiendo milagros. Las aguas profundas anidan cantos de sirena
Es mi verso la luz primera,
y las caracolas repiten la voz del infinito.
el primer beso, la caricia nueva,
Desperté bajo el peso del azul,
el amor recién inventado...
con los destellos de la noche a lo largo de mi voz, y la marea elevándome hasta las alas del sueño
La sorpresa se volvió el signo,
y el nácar llenándome de besos...
la voz creó el nombre, el nombre inició el verso,
Desperté recordando el mar como quien vuelve a la infancia,
el verso decidió el canto...
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Un manuscrito que debía salvarse de las llamas RESEÑA :: PORRITAGOMBROWITZ
M
e enteré de la existencia de Kronos en el curso del año 1966, no recuerdo bien qué día. Entré en la habitación de él como lo hacía a veces, cuando dejaba la puerta abierta. Estaba sentado en su mesa de trabajo y, casi enseguida, me dijo: “Ya ves, me dispongo a escribir en mi diario íntimo; cada tanto anoto aquí mis cosas privadas”. Pude ver que no se trataba del papel blanco habitual sino más viejo y de un formato más grande; era un documento como un gran libro abierto con hojas sueltas. Me pareció natural que tomara notas ya que estaba escribiendo un Diario para Kultura [la revista de los emigrados polacos en Francia]. No experimenté especial curiosidad. Yo no me metía con sus escritos, yo no leía ni hablaba polaco. La segunda vez fue en el verano de 1968. Cansado, enfermo, desbordado por el trabajo administrativo que le exigía cada vez más su obra, me pidió que lo ayudara y me puso al tanto, también, de sus “negocios”. Me enseñó cómo leer un contrato, cómo responder la correspondencia. Me mostró distintas carpetas que guardaban su correspondencia y algunos manuscritos. Me indicó, sin abrirlo, dónde se encontraba su diario íntimo que él había denominado Kronos, y me dijo: “Si se incendia la casa, recoges Kronos y los contratos y corres lo más rápido posible”. En el momento de su muerte, en julio de 1969, cuando me instituí en su legatario universal, la única directiva que yo tenía acerca de ese manuscrito era la de salvarlo de las llamas antes que todos los otros archivos. Comprendí que Kronos era, para él, la cosa más preciosa. Lo coloqué en el centro de mi vida como una fuerza secreta pero activa. Consagré muchos años a recoger los testimonios pendientes que había en aquella época, a reunir los documentos que podían echar luz sobre ese manuscrito. A comienzos de 1970, seis meses después de su muerte, yo me instalé en Italia, cerca de Maria y Bodhan Paczovski, nuestros amigos más afines, quienes me asesoraron sobre los asuntos polacos durante ese período difícil. Yo llevaba conmigo, en el auto los archivos, entre los que figuraba Kronos. Llevaba todo en dos valijas. Maria y yo nos abocamos al trabajo. Pasamos a revisar el contenido de las carpetas y Maria me iba traduciendo lo esencial. Así fue que abrimos por primera vez Kronos. Guardado en su carpeta rosa salmón en forma de carterita, en cuya portada se veía, escrito a mano por Witold en letras mayúsculas: KRONOS. Había numerosas páginas totalmente cubiertas por su bella escritura regular, sobre el papel del Banco Polaco [de Buenos Aires]. Yo iba pasando las grandes hojas amarillas. Miraba desfilar su vida, año tras año. Era sobrecogedor. Un enigma. Un tesoro. Tiempo después Maria y yo comenzamos a traducirlo sistemáticamente de principio a fin. Hice una fotocopia -todo en un solo ejemplar- de la totalidad del manuscrito, en el mismo gran formato. Deposité el original en una caja de seguridad de un banco cercano a mi domicilio. Durante nuestras sesiones de
El escritor Witold Gombrowicz.
trabajo, Maria tomaba entre sus manos una de las hojas de esa fotocopia y me dictaba su traducción, palabra por palabra, a menudo con giros gramaticales polacos. [.] Concluimos la primera versión en francés de ese desciframiento [de nombres] en el curso de 1972. Yo agregué, a continuación, las notas de Gustave Kotkowski, de Alejandro Rússovich y las de Wojciech Karpinski. Continué para integrar mis propios descubrimientos con el correr de los años. Fui corrigiendo y tipié de nuevo todo en mi pequeña Olivetti portátil. [.] En abril de 1952 Gombrowicz lee el Diario de André Gide durante sus vacaciones en Salsipuedes [Córdoba]. De regreso a Buenos Aires, escribe su diario de Salsipuedes, el primer boceto de su Diario, publicado algunos meses después en Kultura. El 6 de agosto de 1952 le escribe una carta a Giedroyc [director de la revista] que revela que ha reflexionado seriamente sobre la manera de escribir su propio Diario: “En este momento escribo una suerte de diario -como ese de Salsipuedes que le envié-. [.] El Diario de Gide no me ha inspirado especialmente; me ha permitido, sin embargo, vencer ciertas dificultades esen-
Witold Gombrowicz y su viuda Rita.
ciales que me obstaculizaban hasta el momento de realizar ese proyecto (yo pensaba que un diario debía ser ‘privado’, y él me ha permitido descubrir la posibilidad de un diario privado-público)”. [.] Así es que Kronos es el complemento escondido, privado, del Diario. Según entiendo, ambos fueron escritos al mismo tiempo en dos planos diferentes. [.] Kronos es la búsqueda obstinada del armazón de su ser. [Witold] retrocedió hasta los límites más lejanos de su memoria para reencontrar su pasado. Exploró el conocimiento de sí mismo para que fuera útil a su Diario público. Me impresionó la manera con la que él se trataba, como en su vida, con distancia y objetividad. Me reencontré con su voluntad y su disciplina para atenerse a los hechos, y solo a los hechos. Ni más ni menos. [.] Hay que considerar, sin embargo, que Kronos es una sucesión de marcas o señales tan personales que no dan una idea exacta del papel que cumplieron en su vida ciertas personas. Kronos disipó también las ambigüedades sobre su sexualidad, algo tan importante para una obra en la que juega a tal punto lo existencial. [.] Su amor de juventud es el punto de partida de su reflexión acerca de su concepción del hombre ferdydurkiano. Su total despojamiento, su condición de desposeído durante los años de guerra, a veces me recuerda a Job. Es su grandeza, esa de haberse mostrado en toda su humanidad, tanto en sus pasiones como en su miseria. * En Polonia, acaba de ver la luz Kronos, misterioso cuaderno del escritor Witold Gombrowicz (1904-1969), complemento escondido de su famoso Diario. Rita Gombrowicz es viuda del autor polaco, quien en la introducción a Kronos que hoy presentamos cuenta cómo fue descifrando los despojados textos breves que conforman el libro. © La Nación.
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Stephen King te dice cómo escribir una novela FORMASBREVES.Mientrasescribo escribo,deStephenKing,editadoporEdicionesdeBolsillo..JAIMEMARTÍNEZOCHOA
F
amoso por sus truculentas novelas de terror, algunas de las cuales han sido llevadas al cine con notable éxito, Stephen King es también autor de un pequeño y provechoso manual para aprender a escribir. En Mientras escribo, el autor de Carrie hace una remembranza de su incursión en la literatura y la manera en que, poco a poco, fue aprendiendo algunos trucos que le sirvieron para mejorar la calidad de sus obras. El libro resulta notable en más de un aspecto, pues si bien King es un best selleriano de amplia prosapia, reconocido como un multiventas en todo el mundo, es también un autor que dice escribir por placer y cuyas historias sirven de radiografía de lo peor del mundo estadounidense. Es en Estados Unidos quizá donde los escritores pueden alcanzar una mayor proyección a edad temprana y después perfilar lo que se considera una carrera profesional. En tanto que en otros países, como en Méxi-
El escritor Stephen King.
co, la pasión por la literatura significa una osadía, pues el escritor, además de escribir debe dedicarse a otras actividades para garantizar su vida doméstica, en la Unión Americana un escritor joven, con talento y oportunidades, puede vivir de escribir si logra acomodar, de vez en cuando, algún cuento o un relato extenso. La mayoría de las publicaciones pagan por palabra a sus autores y para ser aceptado no se requiere de otra cosa que calidad. Es también abundante el número de agencias de escritores y de editoriales, además de que prácticamente todas las universidades cuentan con diplomados de creación literaria y revistas en las que los escritores noveles pueden hacer sus pininos. En México, ni siquiera la gran cantidad de premios literarios que se ofertan al año ni las becas oficiales han logrado crear algo por el estilo. Por el contrario, pareciera que este sistema de poyo estatal a la escritura ha provocado, más bien, una contracción de la literatura, pues la repetición de nombres nos
mueve a las sospechas de corrupción. En todo caso, el nivel de recursos entregados tanto a becarios como a premiados no es compatible con el de escritores de calidad que existen en México. Igualmente, los talleres literarios no son sinónimos de calidad o pluralidad sino de que la mediocridad hoy está muy bien repartida. Es así que gente conocida por ser poeta da talleres de narrativa, otros que han ganado una beca dan cursos de cómo ganar becas y aquellos que ni siquiera han terminado la carrera de letras ya se sienten con ánimos de darles consejos a otros. En EE.UU. todo funciona de una manera diferente en parte porque hay más recursos y apoyos y también porque no se privilegia el amiguismo ni se fomenta la mediocridad. King, como heredero de todo esto, no condena ni el sistema de ayudas de un gobierno ni los talleres literarios, pero marca su distancia, observando que, a la larga, lo único que le funciona a un escritor es escribir y leer. De nada sirve escuchar las recomendaciones
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Stephen King.
de otros si no se tiene pasión, talento y voluntad. Bajo estas premisas, el autor da una serie de consejos insoslayables sobre el arte de poner por escrito obsesiones a veces primitivas sobre la sociedad en la que se vive. Uno debe dejarse guiar por sus obsesiones, dice King, y esperar que el trabajo y la paciencia rindan sus frutos. Descree de las musas o más bien acepta aquel dicterio según el cual cuando las musas llegan deben encontrarlo a uno trabajando. Es la disciplina, la vida ordenada, el tesón y la lucha, lo que a final de cuentas arrojará el resultado de nuestra solitaria labor. Otro gran asunto del libro es considerar que si bien uno escribe por el placer de contar historias, esta actividad es, a final de cuentas, también una forma de ganarse la vida. King no hace énfasis en el utilitarismo de la literatura, pero tampoco cree en el ideal de que el escritor debe encerrarse en un castillo, alejado del mundanal ruido para pergeñar sus novelas. Piensa, en contra, que el escritor debe saber construir sus historias con inteligencia y talento pero también vivir de ello. En algún momento confiesa que una de las preguntas que suelen hacerle con frecuencia es si escribe por dinero. Responde que no y cuenta que su primera motivación es darle salida a sus obsesiones. Ciertamente, si uno lee con atención los consejos de King se da cuenta que estamos ante un autor que privilegia, por encima de todo, la atención del lector. De ahí a que la construcción de personajes, de historias, de tramas, de diálogos, obedezca a la necesidad de que el lector no se aburra ni la pase mal. King no esconde su filia bestselleriana, aunque su honestidad lo aparta de todos esos escritores mercantilistas que escriben de acuerdo a las tendencias del mercado. Su máxima es: Escribe con la puerta cerrada, corrige con la puerta abierta. Es decir, a la hora de escribir no hay que ponerles límites a la imaginación; a la hora de corregir, hay que hacer recortes y aceptar las sugerencias de los demás. Tiene otra, que no es suya sino que pertenece al ámbito de las frases universales: Escribir es humano, corregir es divino. Pese a todo esto, es muy claro que las reglas para escribir que puede recomendar un autor no son extensivas a todos los aficionados a la escritura. Se debe tomar lo que sirva y lo demás desecharlo porque, como el mismo autor de El resplandor dice, en literatura es el autor y nadie más que él, el que dicta el rumbo de sus historias. ¿Y es fiel King a estas premisas? Al menos en las novelas que he leído sí.
Obra de Rafael Flores.
¿Una novela erótica mexicana? RESEÑA. Vivirymorirdeamor amor,deAdaNovelo.PORGREGORIOMARTÍNEZMOCTEZUMA
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nvuelto en un sobre de plástico transparente lacrado con una etiqueta redonda que dice a la letra “Sólo para mayores de 18 años” encontré en la mesa de novedades de una pequeña librería coyoacanense un libro de forros violeta que invitaba a rasgarlo o, al menos, a tomarlo y leer el texto, si lo había, de la cuarta de forros o contraportada. En efecto, había uno. A pesar de los evidentes disparates, los ídem lugares comunes me atrajeron. En seguida transcribo el texto, que, eso sí, cumple su función de enganchar o desencantar al posible lector: “Los ingredientes de esta ardiente novela son la Zona Rosa a mediados de los setenta, una hermosa veracruzana como personaje protagónico que se encontrará de frente con la revolución sexual y la libertad en lo laboral, que la llevará a descubrir el placer en muchas de sus formas posibles. Viaje en el tiempo a una ciudad que cambió aceleradamente, vista desde la pluma encendida de Ada Novelo que nos cuenta excitada, inflamada de pasión, lujuria y sexo los descubrimientos, para llevarnos a la narración erótica más candente del año”. Me la llevé. Se trata de Vivir y morir de amor (Nada Editores, México, 2012), de Ada Novelo, que así se “vende” al lector interesado en la literatura erótica –con tintes aparentes de pornografía, en este caso–. Haciendo a un lado la cursilería del título, que bien podía ser un pretexto irónico, desde las páginas iniciales la autora –de la cual en la primera solapa sólo se dice que es oriunda del Distrito Federal,
que nació en la década de los cincuenta en un matriarcado– consigue atrapar la atención del lector con la descripción de la jarocha susodicha, pero, conforme avanza éste en la lectura, no logra amarrar una buena trama y la historia de Day –nombre de la sensual protagonista– se desvanece, se le va de las manos y en su lugar, la atención se enfoca en Karina, una tapatía hermosa, cachonda y liberal, que se convierte en la verdadera protagonista de la novela al darle gusto al gusto o cauce a sus instintos sexuales. De esta manera, la novela se debilita, pues la primera historia –la de Day– desaparece por completo de la trama, tanto que parece un cuento inconcluso y la de Karina surge con más fuerza y empuje para eclipsar a la de la jarocha, aunque al final, en el verdadero clímax de Vivir y morir de amor, sus historias se entrecruzan previsible y forzadamente para participar en un sexteto o práctica de poliamor. En suma, uno esperaría que Ada Novelo cumpliera cabalmente algo de lo anunciado en el texto de contraportada o de la advertencia de la mayoría de edad, pero su novela (con no pocos nexos con la literatura rosa) concluye con lo que apenas podría ser considerado como la obertura de un magno concierto. Incluso, apenas podría ser aceptable el incluirla en el género de novela erótica. No obstante, a su favor podemos decir que se lee de una sentada y que, débilmente, se suma a un coro que cada vez más hace escuchar su voz en esta sexualizada y tolerante sociedad mexicana de principios del siglo XXI.
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CREACIÓN
Intravesía Eduardo Saavedra