Letras 28 de noviembre de 2015

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 28 DE NOVIEMBRE DE 2015 |

Llegar a Blurhépecha

Pesadumbres

Sobre el reciente disco de Efrén Capiz

La lectura y la sociedad del conocimiento / 1

CRÓNICA NEKTLI ROJAS | PAG. 2

A LA SAZÓN NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS

El número Pi y la mecánica cuántica

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TECNOLOGÍA MANUEL MICHELONE | PAG. 4

ARTÍCULO JOSÉ ANTONIO MILLÁN | PAG. 5

Agonía fuera del muro CREACIÓN ROSARIO CASTELLANOS | PAG. 8


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Llegar a Blurhépecha Sobre el reciente disco de Efrén Capiz CRÓNICA :: NEKTLI ROJAS

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or fin Blurhépecha. Han pasado desastres, tragedias, nacimientos y renacimientos, mientras Blurhépecha esperaba su momento de aparecer. El jazz michoacano, antes tan poco poblado, se ha llenado de nuevos residentes, se ha expandido. Han aparecido en el país numerosas grabaciones de jazz. Los coordinadores del departamento de música de la SECUM han cambiado varias veces, los mismos secretarios de cultura han sido desplazados por otros. Artistoides se han encumbrado y han descendido a los infiernos. Los cielos han enfurecido y se han calmado, ríos de emociones se secado y nuevos manantiales han brotado... mientras Blurhépecha seguía en el limbo. Pero no fueron tiempos tranquilos. Efrén se pasó toda la espera buscando músicos, haciendo grabaciones con todos, arreglando tonos, enderezando los entuertos de aquéllos que perdían notas, compases, tiempos, tonos. Efrén llevaba a todos sus conciertos su equipo de grabación, además de su batería. ¿Me dejas conectarme a la consola?, preguntaba a los sonidistas. Acomodaba mil cables, ponía micrófonos. Luego, en el estudio que hizo en su casa, editaba, limpiaba, se enojaba. Ya casi, decía, ya casi. Ya escribí el proyecto, ya grabé con fulano, ya me hizo mengano el saxofón... Se iba a Guanajuato a buscar un guitarrista que quisiera trabajar, le pedía a un bajista que estudiara los ritmos. Porque Efrén, que es un metrónomo humano, no permite que los demás se equivoquen. Oye los errores, sufre, quiere matar la grabación. Cuando yo llegué a Morelia, Efrén era ya un mito: por su talento indudable, por su leyenda negra, por los padres que lo echaron a este mundo. Admirado por muchos, otros tantos lo alucinaban o lo criticaban o lo sufrían. Había historias de sobremesas de músicos que, al oír hablar de Efrén, daban rienda suelta a sus instintos. Pero nadie se atrevía jamás a negar su talento. Ya entonces Efrén hablaba de ese proyecto que le daba vueltas en la cabeza: fusionar el jazz y la música purhépecha. Ya en el 2000 estaba tocando con su banda, por la que pasaron David Villanueva, Omar Martín, Remi Álvarez Michael McLaughing, Neftalí López y muchos músicos más. Este disco, Blurhépecha, debió haber salido a la luz hace diez años. En aquel entonces, Chamorro había grabado con Parceiro su jazz que fusionaba ritmos con sones. Los músicos cubanos habían fusionado el jazz con los ritmos negros hacía rato; Géraldine Equiluz, por su parte, había demostrado la imposibilidad de tales fusiones. Zapata no había grabado su fusión con los sones huastecos, ni Betsy Pecanins su Azul Tequila. Efrén había colocado algunos de sus temas en discos en donde acompañaba a otros, pero no lograba sacar un disco con sus piezas. De modo tal que esta noche Efrén paga una deuda enorme: la que tenía con el jazz mexicano… la que te-

El lugar le queda chico a Efrén. Las cien sillas de plástico que el Centro Cultural de la UNAM en Morelia puso en el patio principal, fueron ocupadas. Había gente de pie, o puesta por ahí por donde se pudiera

Portada del disco y programa de mano.

nía consigo mismo. El lugar le queda chico a Efrén. Las cien sillas de plástico que el Centro Cultural de la UNAM en Morelia puso en el patio principal, fueron ocupadas. Había gente de pie, o puesta por ahí por donde se pudiera. Estaba presente la familia de Capiz, amigos,

seguidores, amontonándose ese viernes 23 de octubre. Gracias por el espacio, claro, pero Efrén se merecía un teatro. Estuvo el Sistema Michoacano. Lo entrevistaron, lo fotografiaron. Memo Wusterhaus juzgó que habían estado los que debían. Tal vez, si somos deterministas. Y, a pesar


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de todo el cariño y los aplausos de los presentes, considero que el espacio debió haber sido más grande, más protector. Efrén ha llegado a los cincuenta años. Su vida personal nunca ha sido fácil. Ha tenido que enfrentarse con muchos demonios, entre los cuales, desafortunadamente, se encuentra el juicio superficial de otros músicos locales y fauna que los rodea. Eso explica, en parte, el retraso. Pero Efrén también ha contado con otros apoyos, sin los cuales no hubiera podido sacar adelante el disco. Demasiado quisquilloso, con una extraña manera de relacionarse, obsesivo, muchas veces roto, Efrén se ha superado a sí mismo para poder concluir este proyecto. “Los proyectos son como grados académicos: tú sabes lo que cuestan, los años que les dedica uno”, me dijo el doctor en desengaños. De pie sobre el escenario, Efrén afirmó que su búsqueda era por la originalidad y para crear una identidad del jazz mexicano. Yo creo que, a lo largo de tantos años de jazz mexicano, ya se ha creado una identidad o, más bien, una diversidad identitaria. Las personalidades que pueblan el país del jazz tienen voces muy diferentes y muy interesantes. Tienen propuestas originales y atrevidas. Y todas ellas, en conjunto, conforman la identidad del jazz mexicano. Freejazzeros, boperos, inetiquetables, iconos, renegados, jóvenes, ególatras, malportados, especialistas en fusiones y en di(s)fu(n)siones, todos han aportado algo al jazz. Yo detesto el concepto de nacionalidad porque todos nacemos donde podemos en un mismo planeta, y porque las fronteras son conceptos político-económicos. Sin embargo, respeto el apego que muchos tienen por su sistema cultural, por su significación sociomítica. Y es en este sentido que hablo de jazz mexicano y que me gusta incluir en él a descendientes de argentinos, chilangos, michoacanos, gringos residentes y demás. Y que me parece válido tomar influencias de todas las culturas que nos conforman, las que nos van quedando más cerca por razones muchas veces misteriosas. En ese territorio del jazz mexicano, definitivamente está la propuesta de Efrén como una parte importante, no sólo porque sea original o porque era necesaria la exploración de esta fusión del jazz con la música purhépecha, sino porque Capiz es un gran músico y uno de los más grandes talentos del jazz mexicano. No es sólo un baterista que toca bien: es un profesionista muy completo, capaz de hacer arreglos, de entender los componentes armónicos y melódicos, que ha estudiado las composiciones de la música mexicana en varios perídos históricos, que sabe de las tradiciones purépechas, románticas, clásicas, contemporáneas de México. Es un oído que ha escuchado todo eso desde la formación jazzística y desde su primera formación artística como bailarín folklórico. Del disco, ha salido un tiraje de mil ejemplares, pero sólo cincuenta le ha proporcionado la Secretaría de Cultura. Los demás, dijo Efrén, están siendo auditados. Yo huelo una historia que probablemente nunca tendré ganas de averiguar porque debe de estar llena de líos y mengambrea. En el concierto participaron David Villanueva al piano, Israel Almanza en el bajo, Jasmine Lovell-Smith en el sax soprano y Frida Contreras en la voz. Porque Efrén decidió que algunas de las piezas tenían que ser cantadas, como Flor de canela o Lindo Michoacán, a las que Efrén ha hecho arreglos de jazz, que Frida se esmeró

Efrén Capiz en el concierto, zapateando con Eva Capiz. Fotos de Nektli Rojas.

En el disco habitan mucho más músicos: todos los que Efrén pudo cazar, pudo coleccionar para que le hicieran parte de la música que él tenía en la cabeza, en la parte del cerebro que conecta el nervio auditivo con el éter

en seguir. También le toca a ella hacer el tema, en scat, de Pátzcuaro blues, rola que, contó Efrén, iba a ser estrenada en el Jazztival 2009 y no lo fue. Yo imagino la sórdida historia que se esconde detrás de esas palabras. La saboreo. La escupo. Como siempre, David hace un trabajo muy digno: calienta primero y luego ya se siente más a sus anchas para continuar, a través de las piezas, sus solos de piano. El trabajo de Almanza es muy firme, estupendo por momentos. Y la elección de un saxofón soprano me parece muy buena: su timbre combina muy bien con las intenciones sonoras de la fusión buscada. Efrén construye varios solos excelentes a lo largo de las diez piezas interpretadas en escenario Blurhépecha —las mismas que conforman el disco—; pero en Cambio climático, una pieza que escribió por encargo de Dominique Jonard, Efrén entró en su solo como en una casa mágica. Ya no veía nada, no veía a nadie, ni siquiera a la muchacha que pasó delante de él varias veces, medio desnuda en el frío horrible con el que Paty, lacrimosa y terrible, nos había visitado. Efrén miraba hacia adentro: se encontraba únicamente con él mismo. Habitaba su solo en 6/8 con contratiempos y redobles

sin perderse nunca: estaba en el país del solo, en la ciudad de calles que daban vueltas coro tras coro y en donde caminaba, respiraba, se plantaba como su único habitante posible. Encima de un charquito de lluvia, Efrén había colocado un tableado. Dos. En Son colorado, empezó en la batería y, ya con sus botines de baile, se trasladó al tableado a hacer un zapateado de cinco, precioso, en tempo, y bailaba mientras David hacía un solo de piano. Eva Capiz se unió a su hijo. Y otra vez me ocurrió lo mismo que me ha venido pasando a través de los años cada vez que escuchaba a Efrén Capiz: aprendí que el ritmo se lleva con los pies y las manos porque se lleva, en realidad, con el corazón, con las sístoles y las diástoles en tiempo fuerte y débil, con las tarquicardias en redoble, las arritmias en contratiempo, las emociones que doblan el tempo. Efrén regresó a bailar batería. En el silencio comprendí que yo no sé nada del transcurso del tiempo, pero, mientras lo oía, creía entender, como el que cree atrapar, con el rabillo del alma, la gloria de Dios. En el disco habitan mucho más músicos: todos los que Efrén pudo cazar, pudo coleccionar para que le hicieran parte de


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la música que él tenía en la cabeza, en la parte del cerebro que conecta el nervio auditivo con el éter. Es que Efrén nunca está satisfecho, ni con él ni con los demás. Pareciera que un día escuchó con claridad la música de las esferas y su recuerdo lo estuviera torturando desde entonces con su perfección, y le manchara de imposible los performances humanos. Los pies en los botines, las manos en las baquetas, el oído en lo perfecto, Efrén nunca puede ser saciado. Han pasado varias vidas en el viaje de este disco. Y varias manos: las de Aarón Cruz, ese increíblemente maravilloso bajista, las de Roberto Vizcaíno, las guitarras de Lelo de la Rea y de Ken Bassman, el

Y me da un salto el corazón: Efrén está ahí, con el micrófono en la mano, agradeciendo, mientras el disco está en la mesa de ventas. Era justo. Era hora. sax de Diego Maroto, por supuesto, el piano de David Villanueva, la voz de Frida, entre muchos otros. En la parte de atrás, veo logos de la Secum, Conaculta, Gobierno del Estado, que me hablan de todos los recorridos burocráticos y personales que Efrén ha recorrido, que me susurran todas las historias que han ocurrido. Veo a Héctor, entonces coordinador del Departamento de Música, dándose cabezazos y hablando con Efrén, veo a Iván Lara sonriendo, a Efrén llegando tarde, cargando con sus fierros, guardando y perdiendo archivo en su computadora, a Wusterhaus tomando fotos, a Aarón tocando los cielos, a Ethel riendo y llorando y construyendo el camino hacia delante. Los veo a todos borrosamente. Y me da un salto el corazón: Efrén está ahí, con el micrófono en la mano, agradeciendo, mientras el disco está en la mesa de ventas. Era justo. Era hora. Sé que Efrén tiene mucho material grabado y muchísimo potencial en su cabeza de músico maldito. Toneladas de talento que ofrecer. Quisiera poner una plegaria en el aire, la plegaria de los sueños cumplidos, de lo futuros abiertos, de las posibilidades concretadas, para que los dioses cuiden a los artistas, para que el Lobito regrese, para que Raúl sane, para que Efrén siga grabando. Amén.

Con Jasmine Lovell-Smith y Frida Contreras.

Pesadumbres A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

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no de los factores más nefastos en nuestra alimentación es la desmesurada combinación de ingredientes. Y es que, en pos del placer culinario, o del mero atasque, nos pasamos de papa y de chorizo. Bien nos valdría ser moderados durante el mayor tiempo de nuestra existencia para dar pie a que, en ocasiones especiales, nos demos un auténtico gusto que no denigre nuestra condición física y, en cambio, reconcilie panza y alma La más onerosa mezcla es la de proteínas. Se trata de los alimentos más elaborados así que sus estructuras son difíciles de asimilar. Muy común es la combinación de huevo con longaniza o queso con carnes. En estos casos, la digestión se prolonga por horas y la mayor de las ocasiones no se logra, lo que trae como consecuencia un terrible cansancio; también, un cúmulo de alimentos podridos en el aparato digestivo. Gases. Agruras; luego, terribles enfermedades. La cruda verdad es que las proteínas no digeridas se transforman en productos tóxicos y sarro en nuestras venas. Tampoco es conveniente revolver proteínas con carbohidratos —una costumbre muy común, por cierto—. Por ejemplo: tacos (tortilla con carne). La razón responde a que las primeras se digieren a través de jugos gástricos ácidos; los hidratos de carbono, en cambio, se desdoblan a través de jugos alcalinos. Si empacamos proteínas y carbohidratos al mismo tiempo, la combinación de jugos se neutraliza lo que interrumpe la digestión; es decir, concluye precozmente el aprovechamiento de alimentos. Un lapsus interruptus sin duda. La combinación de carbohidratos no implica gravámenes ni desperdicio: tacos de arroz, verduras con legumbres, cereal de trigo con arroz y hojuelas de maíz —¡correcto! —; tacos de frijoles, espagueti con verduras, tor-

titas de arroz con lentejas, o hamburguesas de habas con amaranto y jalea de chía, son mixturas apropiadas. Valga decir que, en todo caso, las combinaciones de carbohidratos y verduras o de carne con vegetales también son de lo más providentes. La ventaja de no combinar ciertos alimentos es que éstos se digieren en forma rápida, lo que implica un ahorro de energía y la posibilidad de poder comer, con frugalidad, en más ocasiones. Un metabolismo acelerado, por la cantidad y brevedad de alimentos, te hará estar activo y de de mejor humor; es decir, más vivo que en otras ocasiones. Tu organismo tendrá sólo lo que necesita y no cargas inútiles.

TODO EL AMOR QUE RECIBES ES TODO EL AMOR QUE DAS Y claro que el espíritu humano tan bizarro y epicúreo acostumbra a nuestra panza a machacar. Somos omnívoros, los mayores fajadores del reino animal; por supuesto que podemos con todo; tanto como un boxeador se ingre a recibir cualquier cantidad y tipo de madrazos; aunque eso no lo haga mejor arquetipo. Todo está en lo que uno quiera obtener. Básicamente, es un asunto de economía: menos carga, menos tiempo, menos peso, más energía. Sé que algunas de estas sugerencias te parecerán arduas. —Ok. Lo son—. Se trata de un cambio en la cultura alimenticia, así es que recomiendo no tomarlas a pecho — so pena de fastidiarte—, pero sí bastante en cálculo. Quizá podrías aplicar, paulatinamente, aquellos principios que en realidad te convenzan por haberlos investigado y digerido por cuenta propia. Siempre habrá oportunidad de buenos bocados, así es que será mejor que reserves un lugar a los manjares, en lugar de atragantarte todos los días con vulgares revolturas.


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La lectura y la sociedad del conocimiento / 1 ARTÍCULO :: I. De la información al conocimiento. POR JOSÉ ANTONIO MILLÁN -Ahora digo -dijo a esta sazón Don Quijoteque el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho

La información como punto de partida

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a «sociedad de la información» se nos presenta como una realidad al tiempo dominante y huidiza; pero que eso no nos asuste. Sepultados por miríadas de nuevos términos, por convulsiones empresariales y financieras, por promesas y despliegues asombrosos, no hemos tenido aún el reposo suficiente para analizar qué hay en realidad dentro de ella, e incluso más: qué hay para nosotros, qué nuevos márgenes de acción nos permite. La información nos rodea desde hace décadas, creciendo exponencialmente: hace treinta años, la documentación de construcción de un gran avión pesaba tanto como la propia aeronave. Hoy las cosas son del mismo modo, pero la documentación ya es mayoritariamente digital. Igual que las revistas científicas, en número constantemente creciente; y los corpus de leyes y jurisprudencias locales, autonómicas, nacionales y comunitarias; y las noticias sectoriales, generales y locales; y las informaciones de las empresas; y las transacciones corporativas; y un océano de patentes, de informaciones sobre procesos y productos. A ello hay que sumar los esfuerzos gigantescos por incluir en formato digital muchos de los libros y revistas de las grandes bibliotecas; y los documentos de los archivos. ¿Nos olvidamos de algo? Por supuesto: de los datos sobre los datos. Los catálogos: de

nuevas cosas y de antiguas bibliotecas y archivos, los directorios, los resúmenes y las bibliografías, los compendios de informaciones: por área geográfica, por personas, por tema, por fecha... ¿Y los datos sobre datos sobre datos? Pues también: ahí están los catálogos de catálogos, los descriptores de descriptores; los recursos sobre recursos... Es difícil no sentir vértigo: a una sociedad en crecimiento constante y que genera ingentes cantidades de documentos, se une la recuperación de gran parte del acervo producido en épocas anteriores, y a todo ello las herramientas para organizarlo y ordenarlo. Todo pasa a formato digital; todo acaba formando parte de la Web: todo está al alcance de la mano. Unas como informaciones abiertas, accesibles a cualquiera; otras, de acceso restringido. Pero la masa total es ingente: medio billón de páginas web, según los últimos datos; es decir: quinientos mil millones de páginas de información... al otro lado de la pantalla. ¿Cómo comprender su magnitud?: supongamos que se reparte una obra del tamaño de la enciclopedia Espasa a cada hombre, mujer, adolescente, bebé o anciano de Madrid (por tanto, muchas casas recibirían varias obras, y acabarían con cuatro o cinco paredes cubiertas por ellas). Ahora pensemos: todas las obras son diferentes. Y a continuación: podemos hojear cualquiera de ellas. Inmediatamente. ¿Qué experimentamos? ¿Felicidad o vértigo?

Tenerlo todo: no tener nada Lo contó Borges en forma alegórica en su

célebre relato La biblioteca de Babel. Esa fabulosa biblioteca contenía (dicho en palabras de hoy) toda la información posible, porque cualquier posible conjunto de palabras estaba en alguna de sus inagotables estanterías. Libros buenos y malos, mediocres; falsos y auténticos, medio falsos y medio verdaderos: todos. ¿Les suena a algo? La Web es nuestra Biblioteca de Babel. Pero necesitamos utilizarla... Espigar el hilo de un dato que necesitamos; averiguar en esta masa de informaciones de muy diversa procedencia cuál es — 16’! la que nos hace falta: compararla con otra, seguirla hasta donde nos sirve, y no más allá. Localizar una tercera y una cuarta. Sacar conclusiones parciales; ponerlas en cuarentena. Buscar luego otra fuente diferente, seguir sus hilos. Volver sobre las ideas puestas en reserva y avanzar en conjunto. Repetir el ciclo una, diez veces: crear documentos provisionales, difundirlos y recibir las realimentaciones de otros. Al final -con suerte- comprender, resumir y actuar. Las operaciones que acabamos de describir no son extraordinarias: son las habituales y necesarias en múltiples procesos diarios. Y no se limitan a la simple búsqueda de información: implican algo más. Y además — 17’! se aplican a infinidad de campos. Lo que se buscaba han podido ser elementos para una investigación médica, ideas de explotación empresarial, rastros de personas o de hechos del presente o del pasado, funcionamientos de compañías o de instituciones, experiencias industriales, precedentes legales, pistas sobre nuestra competencia, ideas, señales de alarma, claves para la comprensión, para la investigación, para el negocio...


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Decíamos que la mayor parte de las operaciones intelectuales que utilizan la herramienta de la Web no pretenden sólo «recuperar información». Intentan construir un conocimiento. Esa es la meta real de las personas, de las corporaciones y de las instituciones. Y conocimiento no es información; reparemos en los matices: La información -es algo externo -es informe -es rápidamente acumulable -se puede automatizar -es inerte

El conocimiento -es interiorizado -es estructurado -sólo puede crecer lentamente -sólo es humano -conduce a la acción

La llave de plata Un personaje del escritor fantástico H. P. Lovecraft emprende la búsqueda de una ciudad con cuyas cúpulas doradas en el sol de la tarde había soñado tantas veces. Perdido entre las marañas de callejuelas puede, por fin -gracias al auxilio de una mágica llave de plata-, acceder a ella. Cuando lo logra, descubre que no es otra que su propia ciudad natal: manifestada o revelada bajo una nueva luz. Sí: la ciudad onírica estaba dentro de su ciudad real (podemos extrapolar nosotros ahora) como el conocimiento está dentro de la información: agazapado, polvoriento, esperando la llave mágica. Y ya es hora de revelar nuestro secreto: la llave mágica del conocimiento es la lectura. Será necesario repetirlo, porque estamos subyugados por la magnitud y las virtudes de los nuevos prodigios tecnológicos, y al tiempo deberemos reaprender las potencialidades y las maravillas de algo que consideramos trivial, sólo porque lo poseemos ya, y porque nos acompaña desde hace muchísimo tiempo. La lectura es la capacidad de los humanos alfabetizados para extraer la información textual. (Existe también la «lectura de las imágenes» de la que habremos de hablar igualmente...) Y es hora de avanzar la tesis central de estas páginas: la lectura es la llave del conocimiento en la sociedad de la información. La colosal acumulación de datos que ha constituido la sociedad digital no será nada sin los hombres que los recorran, integren y asimilen. Y esto no será posible sin habilidades avanzadas de lectura. Es cierto que el acceso a la información digital exige nuevos saberes. Algunos de ellos antes estaban confinados a profesiones muy especializadas (los documentalistas, los bibliotecarios). Pienso en la capacidad de manejar bases de datos, en la utilización de palabras clave para las búsquedas, en el uso de operadores booleanos (Y, O), en la indización de la documentación propia... Todo ello es real: son saberes nuevos, antes reducidos a una práctica profesional, y hoy necesarios hasta para el escolar que prepara un trabajo. Pero además de ellos, y vitalmente —22’! necesarios para la conversión de las informaciones halladas en conocimientos, está la habilidad tradicional de lectura. Que no nos extrañe: el desarrollo humano no avanza en zigzag ni a saltos, sino que normalmente construye sobre lo anterior. La lucha por comprender y utilizar las nuevas tecnologías digitales exige muchas cosas nuevas, sí; pero presupone las antiguas. Y la más importante de ellas es la lectura.

¿Qué hay en la lectura? La lectura es una habilidad de un tipo muy

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Es cierto que el acceso a la información digital exige nuevos saberes. Algunos de ellos antes estaban confinados a profesiones muy especializadas (los documentalistas, los bibliotecarios). desarrollado: de hecho es la suma de varias habilidades psicológicas que se adquieren y se ejercitan a edad temprana. Como ocurre con las facultades humanas que usamos desde siempre (la maravilla del lenguaje, de la percepción visual), es difícil darnos cuenta cabal de su complejidad. La lectura comprende, en un principio, la capacidad de discernir una letra de otra: ¿qué tienen que ver las siguientes formas entre sí?

Aaa A Poco: y sin embargo todas son la a. ¡Qué entrenamiento visual y gráfico, qué finura de apreciación requiere identificar los signos a través de tipografías, tamaños y características diferentes! A continuación, está la habilidad para leer bloques completos de letras: las palabras. Como los lectores de este texto son avezados en la tarea, no reparan (por fortuna) en la forma en que la están realizando. Los lectores avanzados no leemos letra a letra, sino que más bien reconocemos las formas típicas, globales, de cada palabra (lo que los expertos llaman «la forma de Bouma»), y las interpretamos en conjunto:

vista, sino además las que se encuentran a sus costados: eso hace que podamos leer cada línea de texto en sólo dos o tres saltos de vista (en vez de en los setenta u ochenta en que lo haríamos si leyéramos letra a letra).

Pues bien: los lectores que no llegan a este estadio de lectura por bloques no han alcanzado el pleno desarrollo de la habilidad. Leerán despacio y mal... Más maravillas: las letras convocan sonidos en nuestra mente, pero los lectores avanzados leemos en silencio. Esto es nuevo en la historia: no ha sido siempre así. Durante muchos siglos la lectura, incluso la lectura solitaria, fue siempre en voz audible. ¿Cómo lo sabemos? Un pasaje de las Confesiones de San Agustín (siglo IV después de JC) nos relata el asombro que sintió cuando sorprendió a San Ambrosio leyendo en soledad... ¡en completo silencio! Las personas con escasas habilidades lectoras murmuran cuando leen. Otras no emiten ningún sonido, pero practican lo que se conoce como subvocalización: su glotis se mueve imperceptiblemente. Ni unas ni otras han interiorizado la conversión directa de texto en significado, y por lo tanto son lectores defectuosos y poco hábiles.

Dar forma a la información Y ya es hora de que avancemos un paso más, y de camino nos acerquemos a lo que es el auténtico objetivo de estas páginas. En realidad, —28’! nuestra forma de leer actual rápida, silenciosa, eficiente- fue surgiendo en paralelo al desarrollo de lo que hoy llamaríamos tecnologías editoriales. Los lectores de antiguos manuscritos leían en voz alta, entre otras cosas porque los textos estaban escritos sin separación de palabras: intenteustedsihaceelfavorleerestaristradeletrassinpronunciarla

Y no para ahí la cosa: somos capaces de descifrar no sólo la palabra en la que fijamos la

A medida que avanza la construcción del espacio gráfico y tipográfico en los libros, aumenta la finura de la información suministrada; a medida que los procedimientos de representación textual se refinan, los sistemas de lectura avanzan, mejoran y se automatizan. Es una dialéctica entre mejoras tecnológicas y habilidades psicológicas: en su desarrollo mutuo llegan a la evolución y eficiencia que conocemos en el libro y la lectura modernas... Ambas han crecido juntas. Los desarrollos editoriales y tipográficos fueron preparando el terreno para lograr una extracción de información rápida y eficiente. Por una parte se crearon tipos de letra claros y legibles. Por otra, se desarrollaron diseños de página adecuados a las capacidades de lectura (líneas sin demasiados caracteres, blancos para dar descanso visual). Al tiempo, se crearon los primeros dispositivos de interactividad textual avant la lettre: márgenes amplios para acomodar los comentarios manuscritos del lector, páginas en blanco para sus adiciones y comentarios... La producción de las obras reforzó estas características facilitadoras de la lectura: papeles de un color claro uniforme (pero no tan blancos como para que la luz reflejada hiriera los ojos); impresiones claras y nítidas, encuadernaciones que permiten el manejo cómodo de la obra... Los recursos tipográficos ayudaron desde muy pronto a que el lector comprendie-


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El número Pi y la mecánica cuántica TECNOLOGÍA :: POR MANUEL MICHELONE

ra la jerarquía de los contenidos. La división en capítulos con sus títulos y apartados estructuró las obras. Las notas al pie, las apostillas y el cuerpo menor permitieron diferenciar al texto principal de los elementos laterales, o menos importantes. Las entradas de los capítulos, los cuadros sinópticos y los esquemas resumieron la información para una consulta rápida. Mientras tanto, la paginación permitió crear índices de contenido, y su unión con la ordenación alfabética creo los índices analíticos. Todas las tecnologías de acceso interno a la información estaban dispuestas, y pervivieron con pocas modificaciones durante cinco siglos. Los lectores avanzados, aliados con estos dispositivos refinados de apoyo a la lectura, buscaron, encontraron y compartieron información, y crearon durante mucho tiempo la cultura de nuestra sociedad.

Hasta aquí Bien: llegados a este punto, el lector ya debería tener claras ciertas cosas, que pasamos a recapitular: · el manejo de la información en la sociedad actual exige capacidades desarrolladas de lectura · la lectura es una suma de habilidades complejas · la forma editorial de los libros ha contribuido al desarrollo de esas habilidades, y al tiempo las favorece En la segunda parte iremos más allá: cómo la lectura permite no sólo la construcción del conocimiento, sino también su comunicación. Y para finalizar exploraremos la consecuencia natural de estas premisas: los colectivos que quieran afianzar su posición en la sociedad de la información deben favorecer la lectura. ¿De qué manera? © 2000 José Antonio Millán http://jamillan.com y Federación de Gremios de Editores de España. http://www.federacioneditores.org/ José Antonio Millán es licenciado en Filología Hispánica. Ha sido director editorial de Taurus Ediciones. Dirigió la edición en CD-ROM del Diccionario de la Real Academia y del Centro Virtual Cervantes en Internet. Es autor de novelas y cuentos, entre ellos C., el pequeño libro que aún no tenía nombre, traducido a numerosas lenguas. Forma parte del comité ejecutivo del Instituto Español de Historia del Libro y la Lectura. Es gestor del sitio web especializado en temas de lengua y edición http:// jamillan.com

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os físicos han descubierto una conexión escondida entre una fórmula matemática famosa (que tiene unos 350 años de conocerse) y la mecánica cuántica. Al menos un matemático ha dicho que el descubrimiento se trata de “ingeniosa pieza de magia”. El matemático británico John Wallis publicó su fórmula para calcular Pi como el producto de una serie infinita de fracciones en 1655. En un artículo publicado esta semana en el Journal of Mathematical Physics, los físicos de la Universidad de Rochester anunciaron que han descubierto que esta misma fórmula coincide con los cálculos de los niveles de energía del átomo de hidrógeno. Aunque Wallis no es considerado como uno de los matemáticos más importantes del mundo, se codeaba con los grandes nombres de la ciencia en su momento histórico. Inicialmente buscaba ser médico cuando ingresó a la universidad, a la edad de 13 años, pero eventualmente se interesó más por las matemáticas, particularmente en el tema de la criptografía, donde sin duda destacó. Además, tenía una gran habilidad para hacer cálculos mentales en su cabeza, asunto que hacía con frecuencia y que le llevó a largos períodos de insomnio. En uno de sus récords, Wallis calculó en 1685 la raíz cuadrada de un número de 53 cifras (27 cifras es el resultado) en una noche que no podía dormir, y recordó el resultado al día siguiente. Wallis publicó en 1656 su trabajo más famoso, Arithmetica Infinitorum, conteniendo su ya ahora fórmula clásica de Pi. Curiosamente, Christopher Huygens se mantuvo escéptico a los resultados de Wallis hasta que éste lo fue a ver para explicarle su trabajo. El valor de Pi ha sido tomado por mucha gente como mítico, en parte porque no puede escribirse con un 100 por ciento de precisión. La cantidad de cifras de Pi no se termina. El físico Tamar Friedman junto con Carl Hagen, no estaban trabajando en nada que tuviese que ver con el número Pi e indican “simplemente cayó encima de nosotros” cuando Hagen estaba tratando de mostrarle a sus estudiantes una técnica particular para aproximar los estados energéticos de los sistemas cuánticos, en este caso, el del átomo de hidrógeno. Pero cuando se sentó a resolver el problema por él mismo, notó algo en los errores:

Cerca del 15% para el estado de más baja energía del átomo (estado base), 10% para el primer estado excitado. Intrigado, le preguntó a Friedmann y pronto se vieron estudiando el modelo del hidrógeno de acuerdo a Bohr. “En las órbitas de más baja energía, la trayectoria del electrón es difusa”, explica Hagen, “pero en estados más excitados, las órbitas se vuelven más definidas y la incertidumbre decrece”. Y Friedmann dice: “Lo curioso es que trajo una conexión especial entre física y matemáticas”, y agrega “encuentro fascinante que una fórmula pura matemática del siglo 17 caracterice un sistema físico que se descubrió 300 años después”. Pero ¿exactamente qué le dice esto a los científicos? Nadie sabe. Da la impresión que finalmente las matemáticas tienen una influencia mucho mayor de la pensada, en lo que se refiere a los fenómenos físicos y cabe quizás decir que ya el gran Galileo Galilei lo habría descubierto cuando dijo que el lenguaje de la física eran las matemáticas.


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CREACIÓN

Agonía fuera del muro Rosario Castellanos Miro las herramientas, el mundo que los hombres hacen, donde se afanan, sudan, paren, cohabitan. El cuerpo de los hombres prensado por los días, su noche de ronquido y de zarpazo y las encrucijadas en que se reconocen. Hay ceguera y el hambre los alumbra y la necesidad, más dura que metales. Sin orgullo (¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra Que todavía la especie no produce?) los hombres roban, mienten, como animal de presa olfatean, devoran y disputan a otro la carroña. Y cuando bailan, cuando se deslizan o cuando burlan una ley o cuando se envilecen, sonríen, entornan levemente los párpados, contemplan el vacío que se abre en sus entrañas y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano. Yo soy de alguna orilla, de otra parte, soy de los que no saben ni arrebatar ni dar, gente a quien compartir es imposible. No te acerques a mí, hombre que haces el mundo, déjame, no es preciso que me mates. Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren de algo peor que vergüenza. Yo muero de mirarte y no entender.

CÉCILE VEILHAN.TIF

De Poesía no eres tú 1948-1971 (1972).


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