[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 2 DE AGOSTO DE 2014 |
Malcom Lowry Sin miedo al dragón nocturno PORMARCOANTONIOREGALADO |PAG.2
APROPÓSITO DEGAZA ERICHOBSBAWN|PAG.4
LÍMITESENEL CORAZÓN
SANTIAGOAUSERÓN|PAG.4
DIEZGRANDES NOVELASOLVIDADAS JAVIERSANTILLÁN|PAG.7
Un sabor perfumado ALASAZÓNNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOSROSAS|PAG.5
Diarios de bicicleta CREACIÓNDAVIDBYRNE|PAG.6
Diez joyas ocultas del cine mundial ELTERCEROJOSYLVAINPROVILLARD| PAG. 8
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SÁBADO2DEAGOSTODE2014
Malcom Lowry Sin miedo al dragón nocturno PORMARCOANTONIOREGALADO
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a vida, si algo es, es un cambio constante, una transformación incesante, y esto no es otra cosa que estar dentro de la maldición de Heráclito. “Nadie se baña dos veces en las mismas aguas”, decía el filosofo griego, “por lo tanto, todo está sujeto al cambio”. Desde que aprendí esto en la preparatoria, la maldición me acompaña a cada instante y vivo aterrado por ella, viéndome cambiar frente al espejo y sin poder hacer nada para impedirlo. Tal concepción está en la base del arte del escandaloso, olvidado y genial Malcolm Lowry, que como se sabe va y viene con toda justicia e injusticia a ocupar los escaparates de la literatura. Lowry se aparta claramente del cuerpo principal de la filosofía y el pensamiento estético de Occidente. Estaba tan convencido del avance sin metas de la vida (un mero discurrir incesante) que no podía imaginar un cielo final estático y eterno, así como no podía imaginar “un perpetuo orgasmo espiritual”, claro, todo esto bajo los influjos del alcohol, para mitigar sus miedos escribiría el poema:
ellas autobiográficas, apenas concluidos los estudios secundarios en Leys, un colegio de
Lowry se aparta claramente del cuerpo principal de la filosofía y el pensamiento estético de Occidente
El miedo como única compañía Cómo empezó todo esto y por qué estoy aquí en el rincón de este bar con su agrietada pintura marrón -mezcal, coñac, cerveza-, dos sucias escupideras y el miedo como única compañía: miedo de la luz, de la primavera, de la enfermedad, de los pájaros y de los autobuses con lejanos destinos, de los estudiantes que van a las carreras y de las muchachas saltando con el viento en sus caras. Solo, sin más compañía que el miedo, miedo de la fuente y sus flores: todas las flores que el sol ilumina son mis enemigas, todas en estas horas muertas. ¿En estas horas muertas?
La imposibilidad de concebir lo estático — junto con dos cosas: la creencia de que todo está conectado con todo y todo tiene valor simbólico, según el cual el universo está en proceso de creación; y, como el fuego, tiene la ley de crecer o perecer— constituye el fondo doctrinal de las novelas de Lowry. Sin duda alguna, Malcom pertenecería a ese selecto club de escritores brillantes que asumen la autoinmolación de la creación en el alcohol, una estirpe como a la que pertenecen Jack London, Hemingway, Mailer, Rulfo y Onetti, entre otros pocos. Lowry fue un novelista y poeta inglés, y aún cuando la historia de la literatura canadiense le considera un autor propio, no sin motivos ya que el mismo Lowry acabó adquiriendo aquella nacionalidad, el escritor vio la luz por primera vez en Birkenhead, Inglaterra, el 21 de julio de 1909. De temperamento inquieto, según cuentan sus notas biográficas, algo que se desprende de la lectura de sus novelas, todas
El escritor británico Malcom Lowry.
Cambridge, se enroló —gracias a los oficios de su padre, quien en un exceso de buena voluntad lo llevó en su lujosa limusina al puerto, procurándole así, sin proponérselo, la animadversión del resto de la tripulación— en un carguero que salió de Liverpool en 1927 con rumbo a Extremo Oriente. Fruto de aquella singladura, que tras cruzar el Canal de Suez le llevaría a Shanghai, Hong Kong, Yokohama, Singapur y Vladivostok, nacería Ultramarina,
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su primera novela, publicada en 1933. Hay algunos prestigiosos críticos, quienes pese a darse cuenta de tamaño desatino se permiten imaginar y hasta creen ver una primera versión de Bajo el volcán. Lo que en realidad se nos refiere en sus páginas es la historia de niño bonito que se embarca en un buque de carga por capricho y quiere ganarse el respeto de los marineros curtidos mediante el extraño método de hacerlo todo mal. Ultramarina ya presagia los grandes asuntos sobre lo que girara la obra de Lowry: la búsqueda del más alto ideal humano en la degradación, los extraños lazos que unen a la gracia con la culpa y la representación mediante símbolos de la realidad más acuciante. Estaba en un barco; era sólo un sucio marinero que observaba el mar; nada más. Un sucio marinero que no oía el susurro del agua corriendo por un jardín, sino la putrefacta agua de sentina que caía por el flanco del barco…
En 1935 marchóse a Cuernavaca, México, que sería el escenario de su obra maestra, Bajo el volcán (1947), que está considerada como una de las mejores del siglo XX. Esta obra, escrita en la década de 1930, relata mediante una visión grotesca y de pesadilla, el último día de la vida de un cónsul inglés, alter ego del autor, contraponiendo imágenes, pensamientos y descripciones que están marcadas por la presencia del alcohol, la incomunicación y la muerte. La novela no logró el reconocimiento de la crítica y el público hasta después de la muerte del autor. Lowry vivió algunos años en Hollywood, donde trabajó como guionista. La técnica narrativa que emplea en esta novela está sin duda en deuda con el arte del cine. Malcom Lowry, escribió más tarde el poema: Después de la publicación de Bajo el volcán Que horrible es el éxito, peor que ver tu casa en llamas y las vigas cayendo, una tras otra, mientras asistes, sin testigos, a tu condena. La fama, como una borrachera, consume lo mejor de ti mismo y, sórdida, te muestra que sólo trabajaste para ella. Ojalá que nunca me hubiera besado esa puta, y haber seguido siempre en las sombras de la destrucción y el fracaso.
Lowry ya había viajado bastante, había navegado al lejano oriente y a los Estados Unidos y Alemania. Después de Cambridge, Lowry vivió brevemente en Londres, donde conoció a Dylan Thomas, entre otros. Después de esto se mudó a Francia, donde se casó con su primera esposa, la ex estrella de Hollywood Jan Gabrial, en 1934. Ésta fue una unión turbulenta y, después de una ruptura, Lowry la siguió a Nueva York (donde él ingresó al Hospital Bellevue en 1936 debido al alcohol) y luego a Hollywood, donde comenzó a escribir guiones para la pantalla. La pareja se mudó después al hotel Casino de la Selva en Cuernavaca, México, a finales de 1936, en un intento final de salvar su matrimonio. No tuvieron éxito y a finales de 1937 Lowry se quedó solo en Oaxaca y entró en otro oscuro período de exceso alcohólico que culminó en ser deportado del país. En 1939 se cambió a Canadá y el siguiente año casó con su segunda esposa, Margarite Bonner, una actriz y escritora. La pareja vivió y escribió en una cabaña en la playa cercana a Dollarton en la Columbia Británica. Aunque la pareja viajó a Europa, Estados Unidos y el Car-
El alcohol era una especie de dragón al que Malcom temía y enfrentaba continuamente
la síntesis de aquella novela. Editados por Tusquets en el libro El trueno más allá del Popocatépetl y traducidos por el poeta Juan Luis Panero: Sin miedo al dragón nocturno
ibe, y Lowry continuó bebiendo en demasía, este parece ser un período relativamente tranquilo y productivo. Duró hasta 1954, cuando comenzó un nuevo periodo nómada, viajando a Nueva York, Londres y otros lugares. Lowry murió el 26 de junio de 1957 en la villa de Ripe, Sussex del Este, donde estaba viviendo con su esposa, por la ingestión de alcohol y posiblemente una sobredosis de antidepresivos. En 1984 Bajo el volcán fue llevada a la pantalla por el director John Huston. Cabe destacar asimismo una recopilación de sus poemas, Poemas selectos (1962), así como su libro de relatos Oscuro como la tumba donde yace mi amigo (1968) y la novela Lunar caustic (1968). El alcohol era una especie de dragón al que Malcom temía y enfrentaba continuamente; su obra es una de las más claras y explícitas influencias de muchos escritores, entre otros de Roberto Bolaño. Sus poemas tienen
Todas las nociones de libertad están asociadas al alcohol y nuestro ideal de vida se reduce a una cantina donde los hombres puedan sentarse y hablar o tal vez pensar sin miedo al dragón nocturno. O quizás otra cantina sin letreros de “Aquí no se fía” y con su crédito ilimitado donde –aparte de innumerables botellas de cervezanos podamos sentar –bien borrachos y lo suficientemente locosa escribir tratados sobre una tierra prodigiosa en la que los hombres beben un vino maravilloso que les emborracha suavemente, sin vómitos ni resacas, mientras tejen el sueño de otra cantina en la que beberán siempre gratis, con la puerta abierta, mirando pasar el viento.
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A propósito de Gaza ARTÍCULO ARTÍCULO::PORERICHOBSBAWN
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l historiador marxista Eric Hobsbawn publicó este artículo sobre el conflicto entre Israel y Gaza en el año 2009. A 5 años de su publicación y a dos años de la muerte de su autor, las palabras del británico de origen judío siguen más vigentes que nunca ante la nueva ofensiva israelí, que ha dejado ya más de 800 muertos y 5 mil heridos. Durante tres semanas la barbarie ha sido mostrada ante un público universal, que ha observado, juzgado y, con pocas excepciones, rechazado el uso del terror militar por parte Israel contra un millón y medio de habitantes bloqueados desde 2006 en la Franja de Gaza. Nunca antes las justificaciones oficiales de la invasión han quedado tan claramente refutadas como ahora, con la combinación de cámaras y aritmética; ni el lenguaje de las “objetivos militares” con las imágenes ensangrentadas de niños y la quema de escuelas. Trece muertos de un lado, 1.360 de otro: no es difícil establecer dónde está la víctima. No hay mucho más que decir acerca de la terrible operación de Israel en Gaza. Excepto para aquellos de nosotros que somos judíos. En una larga e insegura historia como pueblo en la diáspora, nuestra reacción natural a los actos públicos ha incluido inevitablemente la pregunta: “¿Es bueno o malo para los judíos?” En este caso, la respuesta es inequívoca: “Malo para los judíos”. Es claramente malo para los cinco millones y medio de judíos que viven en Israel y los territorios ocupados desde 1967, cuya seguridad se ve amenazada por las acciones militares israelíes que sus gobiernos adopten en Gaza y en Líbano, acciones que demuestran su incapacidad para lograr sus objetivos declarados y que perpetúan e intensifican el aislamiento de Israel en un Oriente Medio hostil. Desde el genocidio o la expulsión masiva de palestinos de lo que queda de su tierra natal no ha habido otro programa práctico que la destrucción del Estado de Israel, y sólo una coexistencia negociada en igualdad
de condiciones entre los dos grupos puede proporcionar un futuro estable. Cada nueva aventura militar, como las de Gaza y el Líbano, hará que esa solución más difícil y fortalecerá al ala derecha israelí y a los colonos de Cisjordania, que encabezan el rechazo a la solución negociada. Al igual que la guerra del Líbano en 2006, Gaza ha oscurecido las perspectivas de futuro para Israel. También ha oscurecido las perspectivas de los nueve millones de judíos que viven en la diáspora. Permítanme que no me ande con rodeos: la crítica de Israel no implica antisemitismo, pero las acciones del gobierno de Israel causan vergüenza entre los judíos y, sobre todo, dan pie al acutal antisemitismo. Desde 1945, los judíos, dentro y fuera de Israel, se han beneficiado enormemente de la mala conciencia de un mundo occidental, que se había negado a la inmigración judía en la década de 1930, unos años antes de que se permitiera o no se opusiera
Límites en el corazón ARTÍCULO ::PORSANTIAGOAUSERÓN
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ueridos amigos, no quiero resultar invasivo con temas tan dolorosos, pero lo que está sucediendo en Gaza es terrible, no puede ser justificado como reacción defensiva y no debe quedar impune, al menos en nuestro juicio personal, aunque para otra cosa nos hayamos de sentir por desgracia impotentes. No tengo ninguna gana de ejercer de hombre público con necesidad de aliviar su mala conciencia, de revestirme del compromiso con los débiles como si fuera un traje de escena, pero siento la necesidad de expresarme como una voz más, atenazada por el horror, y de unir mi reflexión a la de muchos. El Estado de Israel ocupa territorios, incumple los acuerdos internacionales y masacra inocentes impunemente porque goza del beneplácito de las finanzas internacionales, del veto de los Estados Unidos en la ONU y del consentimiento en cadena de sus aliados. Las amenazas de Hamas se acabarían de inmediato con el reconocimiento del Estado Palestino y el
al genocidio. ¿Cuánta de esa mala conciencia, que prácticamente eliminó el antisemitismo en Occidente durante sesenta años y produjo una época dorada para su diáspora, queda en la izquierda hoy? La acción de Israel en Gaza no es la de un pueblo que es una víctima de la historia, ni siquiera es el “pequeño valiente” Israel de la mitología de 1948-67, con un David derrotando a todos los Goliaths de su entorno. Israel está perdiendo la buena voluntad tan rápidamente como los EE.UU. de George W. Bush, y por razones similares: la ceguera nacionalista y la megalomanía del poder militar. Lo que es bueno para Israel y lo que es bueno para los judíos como pueblo son cosas que están evidentemente vinculadas, pero mientras no haya una respuesta a la cuestión de Palestina no son y no pueden ser idénticas. Y es esencial para judíos que se diga.” Eric Hobsbwan
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Un sabor perfumado A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS
respeto de los acuerdos. Israel fuerza las normas más allá de toda razón porque el propósito de sus dirigentes no es la convivencia, sino la anexión de territorios, la sumisión del enemigo o su exterminio. ¿Cómo es posible que un pueblo que ha sufrido tantas persecuciones a lo largo de la historia hasta llegar al holocausto carezca de sensibilidad para entender que moralmente no puede acabar con su diáspora a costa del derecho de otro pueblo? ¿Puede servir el estatuto de víctima para legitimar el de verdugo? El Estado teocrático y militarizado de Israel contradice a su propio Dios obedeciendo a un entramado de intereses más bien endemoniados, de rostro oscuro e hipócrita, alejado del escenario del conflicto. Sus razones son de dominio y no una promesa de fertilidad en la Tierra de Promisión. ¿Quién está engañando a los colonos invasores? También está escrito en el viejo Libro: la vida nunca germinará donde se siembra el odio. El conflicto de Oriente Medio nos atañe a todos porque en él se manifiesta la cara oculta del poder, el horror que se disfraza de creencia. Por lo menos hemos de intentar que los palestinos no se sientan enteramente abandonados viendo morir a sus hijos bajo los escombros. Que tampoco se sientan solos los israelitas a quienes las razones de su Estado les queman por dentro. La insensatez debe tener un límite. Palestinos e israelitas que odiáis la suciedad de la guerra, marcad ese límite en vuestro corazón, yo lo marco en el mío. El deseo que os transmito como un creyente ciego les parecerá pueril a algunos. Mas que los viejos fariseos se preparen en silencio para rendir sus últimas cuentas, porque sus razones habrán sido vanas y caerán en el olvido. Vuestros hijos, en cambio, derribarán los muros, dibujarán nuevos países sobre la arena, compartirán el agua, las canciones y los libros.
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uiero compartirte uno de esos paisajes que me han dejado maravillado por su singularidad, por su belleza contrastante, por disponer de cultivos al estilo Campos Elíseos en espacios agrestes confeccionados en las suertes de la audacia natural. Me refiero a universos encantadoramente disparejos. Si desciendes de Zitácuaro hacia Tierra Caliente, rumbo a Tuzantla, la carretera zigzagueante junto a pequeñas cañadas, lomas y arroyos te abrirá telones a diestra y siniestra. En ese vaivén automovilístico, los sentidos de la vista, el olfato y la temperatura se mezclan en una sensación embriagadora. Tras decantarse del frio serrano, la tibia calidez del ambiente se regodea en la piel mientras alienta el ascenso del aroma frutal aliñado en la humedad terrena. El rubor termina por subir a tu cabeza y probable sientas un cosquilleo eléctrico en la base del cráneo. Ya se habrán dilatado en tu mente las imágenes de arboledas simétricamente dispuestas que se precipitan desde las colinas hacia tus pupilas. Un paisaje fantástico se acentúa con las canteras que emergen de prados tersamente podados, mientras que en el altozano una dimensión paralela, con forma de ruinoso acueducto, pronuncia salmos nostálgicos. Cada macizo vegetal, rodeado en su propio cajete, es un arrebato biológico que se agarra al suelo y a las rocas como si le fuera la vida en ello. Ante tal frenesí, su corteza se desgaja como canela y sus ramas se estiran en un gesto de arrojo horizontal que sólo encuentra tregua en el pálido verdor de sus gruesas y acartonadas hojas lobuladas. No cabe duda que es una especie que se aferra a su faena. Un día encontré, en medio de un malpaís emplazado a manera de balcón desde el Volcán Jorullo, un escueto guayabo que ofrendaba al mundo una sola fruta. Sólo un paradigma de entereza pudo sacarle jugo a las rocas ígneas. Las huertas de guayaba que se vuelcan desde el
oriente al sureste michoacano son motivo de citas mundiales. Y es que el cultivo de este fruto se localiza en confines de países como Cuba, la India o México. Se deduce que cierta magia abreva sólo en algunos calderos. No en vano, la guayaba es el fruto comercial más sustancioso, aunque paradójicamente el menos valorado del mercado. Más allá del plátano, la fresa, la manzana, el kiwi o la sandía, cinco de las frutas más célebres de nuestro planeta, la guayaba se revela extraordinaria por absorber la mejor y mayor combinación de nutrientes proveniente de la luz, el agua, el aire y la tierra, en una síntesis prodigiosa que sólo coincide en ambientes mágicos. Y no obstante, sus frutos resultan incómodos para muchas personas por el contraste entre su rígida y delgada capa exterior y lo blando de su estrato interior repleto de semillas. Al parecer, parte de la humanidad no gusta del sabor de los contrastes. Realmente no podría sostener, en ningún caso, que una fruta sea superior a otra. Lo que me queda muy claro es que son raros los sabores que integran un perfume como lo hace la guayaba. Es a lo que llamo ofrendar una esencia extra sensitiva.
LANOTA,LARECETAOELREMEDIO
Científicos indios reivindicaron a la modesta guayaba al atribuirle propiedades antioxidantes superiores a cualquier fruta. El Instituto de Investigaciones de Hyderabad puntualizó que en cada 100 gramos de guayaba hay casi 500 miligramos de sustancias antioxidantes. La proporción supera hasta tres veces a manzanas, naranjas o papayas, otros agentes reconocidos por su eficacia para combatir los radicales libres y fomentar la regeneración celular. En la India, la guayaba es considerada la fruta de los pobres. El doctor Sreeramulu, uno de los investigadores, prefiere referir sus riquezas, por lo que sentenció: “ninguna fruta mantiene tan alejados a los médicos”.
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CREACIÓN
Diarios de bicicleta (fragmento) David Byrne Nueva York En Nueva York voy en bicicleta casi a diario. Cada vez es menos peligroso, pero tengo que ir con bastante cuidado al circular por las calles, a diferencia de cuando pedaleo por el carril bici del río Hudson o por otros caminos protegidos. En años recientes se han añadido un montón de carriles bici, y las autoridades municipales aseguran que actualmente hay más que en ninguna otra ciudad de Estados Unidos. Desafortunadamente, la mayoría de ellos no son lo bastante seguros como para poder desplazarse tranquilamente, lo cual sí ocurre en el ya casi terminado carril del Hudson o en muchos carriles bici europeos. Esta situación está cambiando, poco a poco. Algunos de los nuevos carriles, son ya más seguros, situados entre la acera y los coches aparcados o protegidos con una barrera de hormigón. Entre 2007 y 2008, el tráfico de bicicletas en Nueva York se incrementó en un 35 por ciento. Es difícil saber cuál ha sido el orden de los factores: si el aumento de carriles es lo que ha inspirado un mayor uso de la bicicleta o si ha sido al revés. Sospecho felizmente que, al menos de momento, el departamento de transporte y los ciclistas de Nueva York están del mismo lado. A medida que aumenta el número de jóvenes artistas y creativos que se instalan en Brooklyn, también lo hace el número de ciclistas que cruzan los puentes. El tráfico de bicicletas por el puente de Manhattan se cuadruplicó el año pasado (2008), y el del puente de Williamsburg se triplicó. Y estas cifras continuarán aumentando mientras la ciudad siga haciendo mejoras respecto a los carriles bici, los aparcamientos para bicicletas y otros servicios. En este sentido, la ciudad se está anticipando, hasta cierto punto, a lo que ocurrirá en un futuro no muy lejano: mucha más gente usará la bicicleta para ir a trabajar o por diversión. Montado en una bicicleta, al estar ligeramente por encima de la altura de la vista de los peatones y los coches, se obtiene una visión perfecta del ajetreo de la ciudad en que se vive. A diferencia de muchas otras ciudades norteamericanas, en Nueva York, por lo menos una vez al día, casi todo el mundo tiene que salir a la calle y encontrarse con otra gente: todo el mundo tiene que hacer a diario una breve aparición pública como mínimo. En una ocasión tuve que hacer un viraje brusco para no atropellar a Paris Hilton, que cruzaba la calle con el semáforo en rojo y su perrito en brazos, mirando a su alrededor como diciendo: «Soy Paris Hilton, ¿no me reconocéis?». Desde el punto de vista de un ciclista, se puede ver casi todo. Justo delante de un teatro del centro de Manhattan, un hombre pasa por mi lado en una bicicleta: una de esas lowriders de sillín bajo y manillar alto. Es un hombre mayor, de apariencia normal, excepto por un loro monstruosamente grande que lleva sujeto delante de la bici. Sigo pedaleando y pocos minutos después otra ciclista con loro pasa junto a mí. Esta vez se trata de una mujer de calzado práctico y pinta de leer a Jane Austen. Va en una bici normal, pero también lleva un loro (más pequeño) sujeto detrás… No puedo oír qué música lleva. En la entrada del restaurante paquistaní de mi barrio, en el revistero junto a la barra, hay una revista llamada: InvAsian: A Journal for the Culturally Ambivalent. ¿Qué tienen ciertas ciudades y sitios, que promueven actitudes específicas? ¿Son solo imaginaciones mías? ¿Conforma la infraestructura urbana la vida, el trabajo y la sensibilidad de sus habitantes? Sospecho que bastante. Mucho, me temo. Todo este discurso acerca de carriles bici, edificios feos y densidad de la pobla-
ción no reflexiona solo sobre estas cosas, sino también sobre en qué clase de gente nos convierten esos lugares. No creo que sean imaginaciones mías pensar que la gente que se muda a Los Ángeles procedente de otro lugar, inevitablemente pierde mucho de su lugar de origen y acaba creando una obra de estilo angelino y convirtiéndose en un personaje angelino. ¿Cambia nuestra conducta creadora, social y cívica según sea el lugar donde vivimos? Yo pienso que sí. ¿Cómo sucede esto? ¿Es algo que nos impregna subrepticiamente a través de la presión del entorno y las conversaciones intrascendentes? ¿Se debe al agua, a la luz, al clima? ¿Tiene Detroit una sensibilidad propia? ¿Y Memphis? ¿Y Nueva Orleans? (Sin duda.) ¿Austin? (Ciertamente.) ¿Nashville? ¿Londres? ¿Berlín? (Diría que sin duda hay un sentido del humor berlinés.) ¿Düsseldorf? ¿Viena? (Sí.) ¿París? ¿Osaka? ¿Melbourne? ¿Salvador? ¿Bahía? (Absolutamente.) Hace poco estuve en Hong Kong y un amigo de allí me comentó que China
¿No acaba convirtiéndose cualquier creencia colectiva en una especie de verdad?
carece de historia de compromiso cívico. Tradicionalmente, en China solo se tienen que compaginar dos aspectos de la vida: el emperador y su burocracia, y la propia familia. Y aunque esta pueda ser bastante extensa, no incluye a los vecinos ni a los compañeros de trabajo, así que gran parte del mundo queda excluido. Al diablo con ellos. Mientras el emperador o sus ministros no me acosen, y mi familia esté bien, el mundo va bien. Ya me había quedado pasmado ante el grado de destrucción en cualquier cosa relacionada con el placer social y la interacción ciudadana en Hong Kong: la absoluta dejadez en mercados, parques, paseos marítimos, carriles bici (por supuesto). Me asombraba ver cómo cosas diseñadas para el bien común eran en poco tiempo derribadas, privatizadas o reemplazadas por un bloque residencial o de oficinas. Según mi amigo, la vida cívica no forma parte de la cultura. Así pues, al menos en este caso, la ciudad es un fiel reflejo físico de cómo esa cultura se ve a sí misma. La ciudad es una manifestación en tres dimensiones de lo social y lo personal; y lo que estoy sugiriendo es que, a su vez, la ciudad, su realidad física, refuerza esa ética y la recrea a través de las sucesivas generaciones y de la gente que ha emigrado a ella. Las ciudades perpetúan la forma de pensar que las creó. Quizá cada ciudad posea una sensibilidad única, pero nos faltan palabras para definirla, o tal vez no las hayamos identificado aún. Seguimos sin saber exactamente qué hace únicos a los ciudadanos de cada ciudad. ¿Cuánto tiempo hay que residir en una ciudad para que uno empiece a comportarse y pensar como la gente de allí? ¿Y dónde empieza esta ciudad psicológica? ¿Hay un punto en el mapa donde las actitudes cambian? ¿Sucede lo mismo a la inversa? ¿Hay un lugar donde los neoyorquinos se convierten de repente en vecinos de Long Island? ¿Habrá en la autopista carteles con una fotografía de Billy Joel avisando a los automovilistas: «Atención: está usted entrando en la zona del estado de ánimo de Nueva York»? Vivir en la ciudad de Nueva York ¿fomenta un talante agresivo y directo de no andarse con tonterías? ¿Es así como definiríamos el estado de ánimo neoyorquino? Hace poco me contaron que los cariocas (los residentes en Río) tienen una actitud parecida de «Vale, vale, al grano». ¿Es esto un legado de los diversos estratos de coyunturas históricas que conforman la esencia anímica de una ciudad en particular? ¿Es de ahí de donde procede? ¿Es una visión del mundo que está en constante transformación y evoluciona lentamente? ¿Repercuten la política y las leyes locales en cómo nos percibimos unos a otros? ¿Tiene que ver con la mezcla socioeconómica y étnica, y son determinantes las diferentes proporciones del mejunje urbano, como en una receta? ¿La evanescencia de la fama y del glamour cubre todo Los Ángeles como nata montada? En este mejunje, las comunidades latinas y asiáticas apartadas del ámbito del famoseo, ¿se mezclan y conforman en una clase única de fusión sociopsicológica? Esto, y la manera en que la brumosa luz se refleja sobre la piel, ¿hace que cierto tipo de creatividad y de actividades de ocio resulten más apropiados allí? Quizá haya un poco de mito en todo esto, un deseo de asignar un aura única a cada lugar. Pero ¿no acaba convirtiéndose cualquier creencia colectiva en una especie de verdad? Cuando una gran cantidad de gente actúa como si algo fuera cierto, ¿acaso no acaba siendo «verdad», no objetivamente, sino en el sentido de que determinará la conducta de aquella? El mito de la singularidad del carácter urbano y de la sensibilidad propia de cada ciudad existe porque queremos que exista. Diarios de bicicleta, David Byrne , Mondadori, 2010.
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Diez grandes novelas olvidadas LECTURAS DE VERANO ::PORJAVIERSANTILLÁN
E
sta pequeña selección recoge obras por completo olvidadas por el gran público y otras algo menos, algunas de ellas han tenido incluso numerosas ediciones en español pero, en todo caso, por sus méritos merecerían mucha más atención. La correspondencia de Fradique Mendes, José María Eça de Queirós La inteligencia y el humor incomparables de este genio de la literatura portuguesa y universal alcanzan cotas sorprendentes en esta obra. Junto a los valores habituales en la literatura de Eça de Queirós, su humor aquí es inigualable. Podemos encontrar en Woody Allen o en Les Luthiers réplicas modernas de un humor tan inteligente, que nos habla desde el siglo XIX. Cuadernos de Serafino Gubbio operador, Luigi Pirandello Serafino Gubbio es un cámara de cine cuya perplejidad ante el mundo nos traslada las inquietudes siempre presentes en la obra del genial Nobel italiano, y en particular el desasosiego del hombre ante la deshumanización de la nueva sociedad. Escrita en 1915, fue revisada en 1925. ¿Qué no diría hoy Pirandello de esta sociedad posmoderna? Adiós a todo eso, Robert Graves Entre las menos conocidas de las obras de Graves, Adiós a todo eso es una extraordinaria novela autobiográfica que relata el drama de la Primera Guerra Mundial, que Graves vivió en primera línea. En el Soma padeció los horrores de la guerra de trincheras, fue dado por muerto y presenció la muerte de muchos miles de compañeros, jóvenes de 20 años, muchos de ellos alumnos como él de Oxford. Pocas novelas de trasfondo bélico logran transmitir tal veracidad y argumentos tan poderosos contra la guerra propiciada por los nacionalismos. Al mismo tiempo, transmite el saludable vitalismo de Graves. La muerte feliz, Albert Camus Esta pequeña novela no vio la luz en vida de Camus, que la escribió a los 23 años, antes que El extranjero, a la que se parece en varios aspectos, lo que habla de la genialidad de la obra. Pese a que su autor no quiso publicarla y a que es obviamente una obra de juventud, es sumamente recomendable para los admiradores de Camus. La invención de Morel, Adolfo Bioy Casares Genial, deliciosa novela breve del escritor argentino, premio Cervantes. Posiblemente sea una de sus obras más leídas, pero siempre vale la pena recomendar esta joya del género fantástico que nos habla sobre la inmortalidad, el amor y la soledad con una trama que a Borges le pareció perfecta. La espuma de los días, Boris Vian Gran literatura con toques surrealistas y por momentos un tanto esperpénticos: casas que menguan, tiempo que no respeta las pautas y da saltos, ironía por doquier, crítica irreverente de las instituciones y un homenaje agridulce al amor y al jazz. Encontramos aquí al mejor Boris Vian, un autor al que vale la pena conocer.
Las cosas del campo, Juan Antonio Muñoz Rojas Es sólo un pequeño diario, tal vez levemente novelado, sobre la vida en un cortijo andaluz. La gran sensibilidad del poeta que fue Muñoz Rojas se expresa con enorme sencillez y el resultado es literatura que se bebe como agua fresca. Dámaso Alonso escribió a Muñoz Rojas sobre esta obra: “Has escrito el libro de prosa más bello y más emocionado que he leído”. La piqueta, Antonio Ferres Ferres es uno de nuestros grandes clásicos vivos. Novelista, cuentista y poeta, en esta, quizás su mejor obra, relata maravillosamente la pequeña epopeya de una familia de humildes emigrantes a punto de ser desahuciados. Cincuenta años después de su primera edición, la desafortunada actualidad del asunto avalaría su lectura, pero su valor va mucho más allá de esa circunstancia, pues es una de las obras llamadas a permanecer como clásicos del siglo XX español.
Las ciudades invisibles, Italo Calvino Obra inclasificable, se puede hablar de una novela compuesta por el relato que hace Marco Polo a Kublai Kan sobre ciudades que ha conocido; quizás ciudades imaginarias, tal vez reflejo de otras reales. Entre lo onírico, lo poético y lo metafórico, la obra es de una enorme belleza: todo un hallazgo literario. Uno de esos libros que pueden abrirse por cualquier página y releerse indefinidamente. Andanzas del impresor Zollinger, Pablo D’Ors El talento de Pablo D’Ors ha producido esta pequeña joya con sabor a Centroeuropa, a cuya literatura rinde tributo, de cuyas fuentes bebe el autor y a la que dedica numerosos guiños. Es difícil lograr más en menos páginas. Con tal sensibilidad y eficacia literaria, el hermoso relato el de los avatares de Zollinger es capaz de conmover a cualquier lector. © El Mundo (España).
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10 joyas ocultas del cine mundial ELTERCEROJO ::Enunintentoporrecordarmismásfuertesimpresionescinematográficas,recopiléunalistade10filmespococonocidosoquetuvieronunéxito comerciallimitado.Lespresento,contodasubjetividad,películasinternacionalesdelosúltimos20añosquememarcarondemaneraindeleble.PORSYLVAIN PROVILLARD
E
n tiempos estivales, las buenas cintas se hacen todavía más escasas en cartelera que durante el resto del año. Las películas para niños y las grandes producciones hollywoodenses de acción y aventura se adueñan de las salas oscuras. Por lo tanto, los cinéfilos suelen buscar DVDs de obras sobresalientes, que se les escaparon en el pasado, para saciar su sed de buen cine. Me permito aconsejarles algunas de las pequeñas grandes películas de mi filmoteca ideal. 1. ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993)
El director sueco Lasse Hallström reunió un elenco extraordinario para esta singular obra independiente que narra la vida de una familia en un pueblo imaginario de Iowa. Johnny Depp encarna a Gilbert, un joven que se enamora de Becky (Juliette Lewis) pero que tiene que cuidar a su madre obesa mórbida y su hermano menor que tiene retraso mental -este papel lo protagonizó un joven de 18 años llamado Leonardo DiCaprio, su interpretación fue tan convincente que algunos espectadores pensaron que sufría realmente de un problema cerebral. ¿A quién ama Gilbert Grape? es a la vez una obra de cruda realidad y una comedia romántica inolvidable. 2. Buffalo ‘66 (1998) Cuando todo el mundo se precipitaba a las salas oscuras para ver Titanic, fui a ver dos veces seguidas Buffalo ‘66, una cinta que me conmovió como pocas. Billy Brown -interpretado por el guionista, productor, director, editor y musicalizador de la cinta Vincent Gallo- sale de la cárcel después de cinco años. Sus padres (excéntricos Anjelica Huston y Ben Gazzara) no saben dónde estuvo su hijo durante ese tiempo y, para regresar a su casa, Billy decide secuestrar a una joven bailarina (preciosa Cristina Ricci) para hacerla pasar por su esposa. Buffalo ‘66 es un retrato desesperado de la soledad humana y la historia del más tierno secuestro de la historia del cine. Olviden a Kate y Leo, la pareja del año 1998 es Cristina y Vincent. 3. Eureka (2000) Película japonesa de tres horas y media rodada en sepia, narra el reencuentro de un adulto y dos adolescentes sobrevivientes de una toma de rehenes en un autobús, que desemboca en masacre. El antiguo chofer regresa al pueblo donde había ocurrido el drama dos años antes, encuentra a los
dos niños que viven solos y se muda con ellos. Los tres tienen que reaprender a vivir a pesar del trauma. Eureka es una película iniciática, un road movie psicológico y un thriller policiaco. 4. La mejor juventud (2003) Fue producida para la televisión y terminó ganando un premio en el Festival de Cannes. Es la historia de una familia italiana a través de varias generaciones, entre 1966 y 2003. Esta saga sigue la vida de dos hermanos que no se resignan a aceptar el mundo tal como es sino que tratan de mejorarlo como pueden. Es también un recuento de los eventos que marcaron la historia de Italia en la segunda parte del siglo XX y el retrato de una generación, a veces ingenua y violenta, a veces iluminada y generosa. 5. Beautiful city (2004) La distribución de esta joya del cine iraní fue tan mala que ni siquiera tiene título en español. Asghar Farhadi, ganador hace dos años del Oscar a la Mejor Película Extranjera con Una separación, dirigió esta obra shakesperiana de amor y muerte en el difícil contexto político iraní actual. Akbar cumple 18 años y en el centro de detención juvenil donde se encuentra, es la peor noticia de todas: condenado a muerte, ahora sabe que puede ser ejecutado en cualquier momento. Su mejor amigo A’la y su hermana van a tratar de convencer a la víctima de perdonar a Akbar para salvar su vida. 6. Una historia violenta (2005) El director canadiense David Cronenberg nos acostumbró a películas visualmente perturbadoras (La mosca, Cuerpos invadidos, Extraños placeres) y al adaptar la novela gráfica Una historia violenta, nos regala una asombrosa alegoría de la propagación de la violencia tanto en un individuo como en la sociedad, en particular la estadounidense. Viggo Mortensen interpreta a Tom Stall, un esposo y padre de familia ejemplar que se convierte en héroe mediático al matar a dos ladrones en un bar. Un extraño acude a su casa y afirma que Tom es en realidad un gánster con un pasado violento. La felicidad de la familia termina y empieza el momento de enfrentar la verdad. 7. Nueva York en escena (2008) El genial guionista Charlie Kaufman (¿Quieres ser
De izquierda a derecha, escenas de Eureka, Nueva York en escena y ¿A quién ama Gilbert Grape?
John Malkovich?, El ladrón de orquídeas, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) dirigió su primer largometraje en 2008. Como su título original lo indica, Synecdoque, New York, el filme narra la vida de un director de teatro (Philip Seymour Hoffman) que decide poner su vida en escena de manera delirante durante décadas. La nueva locura cinematográfica de Kaufman es una reflexión tragicómica sobre el lugar del artista en el mundo. 8. El caballo de Turín (2011) Según el director húngaro Béla Tarr, ésta es su última película, porque sabe muy bien que el público en general ya no quiere ver el tipo de filmes que él hace y ama. Su cine es lento, repetitivo, contemplativo y, supongo, aburridísimo para el 99.9 por ciento de los espectadores. Sin embargo, El caballo de Turín (Oso de Plata en Berlín) fascina por su profundidad y sencillez. La descripción meticulosa de seis días de la vida de un campesino, su hija y su caballo, es sobre todo un juego de pistas y metáforas que representan la historia del fin del mundo moderno: una sublime alegoría. 9. This must be the place (2011) This must be the place (Un lugar maravilloso) es la penúltima obra de Paolo Sorrentino, quien ganó este año el Oscar a la Mejor Película Extranjera con La gran belleza. La actuación de Sean Penn como rockero jubilado es una de sus mejores interpretaciones y la cinta reviste un interés mayor por la originalidad de su guión. El músico retirado, famoso, rico y aburrido en su mansión irlandesa, decide encontrar al soldado alemán, que vive ahora en Estados Unidos, que fue el torturador de su padre en los campos de concentración. 10. Holy motors (2012) Léos Carax, el enfant terrible del cine francés, es también un director maldito. Esta obra maestra no recibió ningún premio en Cannes y tampoco logró atraer el público en general. Denis Lavant, alter ego del director, interpreta a un actor que a su vez encarna a una docena de personajes. Homenaje al séptimo arte, Holy Motors llegó a las pantallas como un tsunami: desconcertante, irreverente, delirante, surrealista, poético, lúdico, absurdo, desgarrador, libre y salvaje. El realizador galo demuestra nuevamente su amor al séptimo arte: “el cine es una isla hermosa dentro de un gran cementerio”, sentencia.