[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 30 DE JULIO DE 2016 |
Kiarostami El sabor del cine POR SYLVAIN PROVILLARD | PAG. 7
Lo real del ciberespacio /y2 POR SLAVOJ •I•EKE | PAG. 2
Cuentos de hadas
Letras encontradas CARTAS APÓCRIFAS POR ESTEBAN MARTÍNEZ | PAG. 6
RELATO POR ERIKA TORREBLANCA | PAG. 4
Bajo el volcán CRÓNICA POR ANTHONY BOURDAIN | PAG. 5
Molli A LA SAZÓN POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 8
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Lo real del ciberespacio Construyendo la fantasía / y 2 POR SLAVOJ •I•EK
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o son ejemplos definitivos de este tipo de futur anterieur las famosas [N. del T.: el autor hace un juego de palabras intraducible: (in)famous, juega con los significados famoso e infame] “obras de iniciación” de Brecht, especialmente su The measure taken, frecuentemente descalificados como la justificación de las purgas estalinistas? 1 . A pesar de que las “obras de iniciación” son generalmente concebidos como un fenómeno intermediario, el pasaje entre las primeras obras carnavalescas, críticas de la sociedad burguesa y su posterior y “maduro “teatro épico, es crucial recordar que, antes de su muerte, cuando le preguntaron sobre qué parte de su obra anuncia efectivamente el “drama del futuro”, Brecht respondió inmediatamente: “The measure taken”. Tal como Brecht enfatizara una y otra vez, The measure taken es ideal para ser actuada sin el público observador, solamente con los actores actuando repetidamente todos los roles y así “aprender” las diferentes posiciones subjetivas -no tenemos aquí la anticipación de la “inmersión participativa” ciberespacial, en la cual los actores se involucran en el “educativo” role playing colectivo. A lo que Bretch apuntaba es a la participación inmersiva, la cual, sin embargo, evita la trampa de la identificación emocional: nos sumergimos en el nivel del sinsentido”, el nivel “mecánico” de lo que, en términos foucaltianos, uno estaría tentado en llamar “micro prácticas disciplinarias revolucionarias”, mientras que al mismo tiempo observamos críticamente nuestro comportamiento. ¿No apunta también esto a un uso “educativo” del juego de rol playing en los que, mediante la repetida puesta en acto de diferentes versiones de un mismo dilema básico, uno puede volverse consciente de las presuposiciones ideológicas y conjeturas que inadvertidamente guían nuestro comportamiento cotidiano? ¿No nos presentan efectivamente las primeras tres versiones de Brecht de su primera gran “obra de iniciación”, Der Jasager, con tal experiencia de hipertexto/ realidad virtual? En la primera versión, el muchacho “acepta libremente lo necesario”, sujetándose a la vieja costumbre de ser arrojado al valle; en la segunda versión, el muchacho se rehúsa a morir, demostrando racionalmente la futilidad de las viejas costumbres; en la tercera versión, el muchacho acepta su muerte, pero por motivos racionales, no por respeto a la mera tradición... Así, cuando Bretch enfatiza que, participando en la situación escenificada por sus “obras de iniciación”, los actores/agentes deben cambiar, avanzando hacia un nuevo estado subjetivo, apunta efectivamente hacia lo que Murray llama adecuadamente “la puesta en acto como una experiencia transformativa”. ¿En otras palabras, a propósito de las “obras de iniciación” de Brecht, uno debe-
Contra este discurso de “múltiples realidades”, uno debería insistir en el hecho de que el soporte fantasmático de la realidad es en sí mismo múltiple e inconsistente
ría hacerse una pregunta ingenua y directa: efectivamente qué se supone que nosotros, espectadores, aprendamos de ellos? No algún cuerpo de conocimientos positivos (en este caso en vez de tratar de discernir la idea Marxista envuelta en la escena “dramática”, sería ciertamente mejor leer directamente la obra filosófica misma...), sino una cierta actitud subjetiva, aquella de “decir SÍ a lo inevitable”, por ejemplo la de estar listo para el “auto borramiento”. De una forma, uno aprende precisamente la virtud de aceptar la Decisión, la Regla, sin saber por qué... En su muy poco apreciado filme The lost highway, David Lynch transpone lo vertical en lo horizontal: la realidad social (la cotidiana pareja moderna aséptica e impotente) y su suplemento fantasmático “reprimido” (el universo negro [N. del T.: en el sentido de género cinematográfico policial negro.] de las pasiones masoquistas y los triángulos edípicos) son directamente puestas una al lado de la, como universos alternativos. Esta coexistencia y mutuo envolvimiento de universos diferentes llevó a algunos críticos proclives a la New Age a proclamar que The lost highway se mueve en un nivel psíquico más fundamental que la fantasía inconsciente de un sujeto: a un nivel más cercano al de la mente de las civilizaciones “primitivas”, de la reencarnación, de las identidades dobles, de reencarnarse como una persona diferente, etc. Contra este discurso de “múltiples realidades”, uno debería insistir en el hecho de que el soporte fantasmático de la realidad es en sí mismo múltiple e inconsistente. Y esto es lo que hace Lynch en The lost highway: “atraviesa” nuestro
universo fantasmático post-capitalista no por medio de la crítica social directa (retratando la horrenda realidad social que sirve de su real fundamento), sino al escenificar abiertamente estas fantasías, sin la “elaboración secundaria” que usualmente enmascara sus inconsistencias. Es decir, la indecibilidad y ambigüedad de lo que se desarrolla en la narrativa del filme (¿son las dos mujeres actuadas por Patricia Arquette la misma?; ¿es la historia insertada de la más joven reencarnación de Fred sólo una alucinación, imaginada para proveeer una razón post-festum para el asesinato de su mujer, cuya verdadera causa es el herido orgullo machista de Fred debido a su impotencia, su inhabilidad para satisfacer a la mujer?) presenta la ambigüedad e inconsistencia de la estructura fantasmática que subyace y sostiene nuestra experiencia de la realidad (social). A menudo se afirmó que Lynch nos tira en la cara a nosotros, los espectadores, las fantasías subyacentes del universo negro. Es así, pero simultáneamente también deja visibles la INCONSISTENCIA de su soporte fantasmático. Los dos argumentos principales en The lost highway pueden así interpretarse como similares a lógica del sueño en la cual podemos simultáneamente “quedarnos con la bolsa y la vida” [N. del T.: El autor utiliza el dicho americano “have your cake and eat it” que significa que no se puede optar las dos posibilidades sin contradicción.] como en aquel chiste de “¿Café o té? Sí, gracias”: primero sueñas con comértelo, después con tenerlo/poseerlo, ya que los sueños no saben acerca de la contradicción. El soñante resuelve la contradicción escenificando dos
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situaciones excluyentes una después de la otra. Del mismo modo, en The lost highway, la mujer (la Arquette morocha) es destruida/asesinada/castigada, y la misma mujer (la Arquette rubia) elude al alcance masculino y desaparece triunfalmente... Para decirlo de otro modo, Lynch nos confronta con un universo en el que fantasías mutuamente excluyentes coexisten. La novela de Peter Hoeg The woman and the ape escenifica el sexo con un animal como una fantasía de una relación sexual completa. Es crucial en este caso que el animal sea por regla un macho, en contraste con la fantasía cyborg-sexual, en la cual el cyborg [N. del T.: Cyborg es la contracción de cybernetic organism: organismo cibernético.] es por regla una mujer. Por ejemplo, aquella en la cual la fantasía es la de una Mujer-Máquina (Blade runner) y el animal es un macho simio copulando con una hembra humana satisfaciéndola plenamente. ¿No materializa esto dos nociones vulgares estándar: aquella de la mujer que desea una pareja fuerte y animal, una “bestia”, no un histérico e impotente debilucho, y aquella del hombre que desea que su pareja femenina sea una muñeca perfectamente programada para satisfacer sus deseos, no un ser viviente real? Lo que hace Lynch al escenificar simultáneamente fantasías inconsistentes al mismo nivel es, en términos de la novela de Hoeg, algo así como confrontarnos con la insoportable escena de la “pareja ideal” que subyace a esta novela. La escena de un macho simio copulando con una hembra cyborg es la más eficiente manera de debilitar el poder que esta fantasía ejerce sobre nosotros. Tal vez en la misma línea, , de “actuar” el soporte fantasmático de nuestra existencia, hasta la fantasía “sado masoquista” que no puede jamás ser subjetivizada. Estamos así invitados a arriesgar la más radical experiencia imaginable: el encuentro con la Otra Escena que escenifica el forcluído núcleo del Ser del sujeto. Lejos de esclavizarnos a estas fantasías y así transformarnos en desubjetivizadas marionetas ciegas, nos permiten tratarlas en un modo lúdico y así adoptar hacia ellas un mínimo de distancia. Brevemente, lograr lo que Lacan llama la traversee du fantasme (el atravesamiento de la fantasía).”
El ciberespacio, con su capacidad de externalizar nuestras más íntimas fantasías en todas sus inconsistencias, abre a la práctica artística una posibilidad única de escenificar
las otras dos versiones en cierto modo reaccionan contra este trauma, “domesticándolo”, descolocándolo/traduciéndolo en términos más aceptables, de modo tal que, si viéramos sólo una de las dos versiones posteriores, su lectura psicoanalítica apropiada justificaría la afirmación de que estas dos versiones presentan una variación desplazada/ transformada de alguna escena fantasmática más fundamental. En la misma línea, podemos fácilmente imaginarnos cómo, cuando estamos obsesionados por alguna escena fantasmática, externalizarla en el ciberespacio nos permite adquirir un mínimo de distancia hacia ella, por ejemplo, someterla a una manipulación que generarían otras variaciones de la misma matriz. Una vez que agotamos todas las principales narrativas posibles, una vez que nos confrontamos con la matriz cerrada de todas las posibles permutaciones de la matriz básica subyacente a la escena de la que partimos, estamos obligados a generar también la “fantasía fundamental” subyacente en su forma perturbadoramente abierta y no distorsionada, “no sublimada”, por ejemplo, aún no desplazada, ofuscada por “elaboraciones secundarias” “La experiencia de la fantasía subyavente emergiendo a la superficie no es meramente un agotamiento de las posibilidades narrativas; es más bien como la solución de un rompecabezas constructivista./ .../ Cuando cada variación de la situación ha sido puesta en juego, como en las últimas fechas de un largo campeonato, la fantasía subyacente viene a la superficie./.../ Privada de la elaboración de la sublimación, la fantasía es demasiado desnuda e irreal, como el niño llevando a su madre a la cama. La fantasía suprimida tiene una
“/.../ la expresión “realidad psíquica” misma no es simplemente sinónimo de “mundo interno”, “dominio psíquico”, etc. Si la tomamos en el sentido más básico que tiene para Freud, esta expresión denota un núcleo dentro de aquel dominio heterogéneo y resistente y que está sólo en ser verdaderamente “real” comparado con la mayoría de los fenómenos psíquicos”. 6
Construyendo la fantasía La estrategia del “atravesamiento de la fantasía” en el ciberespacio puede aún ser “operacionalizada” de un modo mucho más preciso. Permítasenos retornar por un momento a las tres versiones de Brecht de Der Jasager: estas tres versiones parecen agotar todas las posibles variaciones de la matriz provista por la situación básica (tal vez con la inclusión de la cuarta versión, en la cual un muchacho rechaza su muerte, no por motivos racionales, por innecesarios, sino a partir de un puro miedo egoísta -para no mencionar la misteriosa quinta versión en la que el muchacho adhiere “irracionalmente” a su muerte aun cuando la “vieja costumbre” no lo obliga a hacerlo...). Sin embargo, ya al nivel de discernimiento de una lectura “intuitiva”, podemos sentir que las tres versiones no están al mismo nivel. Es como si la primera versión presenta el núcleo traumático subyacente (la situación de “pulsión de muerte” de aceptar voluntariamente el radical auto-borramiento) y
carga emocional tremenda, pero una vez que su energía ha saturado la estructura de la historia, pierde su tensión” 2 . ¿No es esta “pérdida de la tensión” de la fantasía fundamental otro modo de decir que el sujeto la atravesó? Por supuesto, como Freud enfatizara a propósito de la fantasía fundamental “Mi padre me pega”, subyacente a la escena explícita “Pegan a un niño” que obsesiona al sujeto, esta fantasía fundamental es puramente una construcción retroactiva, dado que nunca estuvo primero presente en la conciencia y luego fue reprimida 3 .A pesar de que esta fantasía juega un rol proto-trascendental dando las coordenadas definitivas de la experiencia de la realidad del sujeto, éste nunca es capaz de asumir/subjetivar completamente en la primera persona del singular -precisamente como tal puede ser generado por el procedimiento de la variación “mecánica” en las fantasías explícitas que obsesionan y fascinan al sujeto. Evocando el otro ejemplo clásico de Freud, esforzándose para mostrar cómo los celos masculinos patológicos implican un no reconocido deseo homosexual hacia la pareja masculina con la cual pienso que mi mujer me engaña, llegamos al enunciado subyacente “Yo lo AMO” mediante la manipulación/permutación de la afirmación explícita de mi obsesión “Yo lo ODIO” (porque amo a mi mujer, a quien sedujo) 4 . Podemos ver ahora cómo el universo puramente virtual, no-real, del ciberespacio puede “tocar lo Real”. El Real del que hablamos no es el crudo real presimbólico de la “naturaleza en sí”, sino el núcleo duro espectral de la “realidad psíquica” misma. Cuando Lacan equipara lo Real con lo que Freud llama “realidad psíquica”, esta última no es simplemente la vida psíquica interior de los sueños, deseos, etc., como opuesta a la realidad externa percibida, sino el núcleo duro de los primordiales “apegos pasionales” 5 , los cuales son reales en el sentido preciso de resistir al movimiento de simbolización o la mediación dialéctica:
El filósofo, sociólogo, psicoanalista y crítico cultural esloveno Slavoj •i•ek
Lo “real” sobre lo que el ciberespacio pasa los límites es entonces la repudiada fantasmática del “apego pasional”, la escena traumática que no sólo nunca tuvo lugar en la “vida real”, sino que tampoco fue jamás fantaseada conscientemente. ¿No es el universo digital del ciberespacio el medio ideal en el cual construir tales semblanzas puras que, aunque no son nada “en si mismas” sino puras presuposiciones, proveen las coordenadas de nuestra entera experiencia? Puede parecer que el imposible Real debería oponerse al dominio virtual de las ficciones simbólicas: ¿no es lo Real la semilla traumática de lo Mismo, amenaza contra la cual buscamos refugio en la multitud de universos simbólicos? Sin embargo, nuestra lección fundamental es que lo Real es simultáneamente el opuesto exacto de un tal núcleo duro no virtual: una pura entidad virtual, una entidad que no tiene una consistencia ontológica positiva: sus contornos sólo pueden
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ser discernidos como la causa ausente de las distorsiones/desplazamientos del espacio simbólico. Es solamente de este modo, a través de tocar el núcleo de lo Real, que el ciberespacio puede ser usado para contrarrestar lo que uno estaría tentado en llamar la práctica ideológica de la desidentificación. Es decir, uno debería invertir la noción estándar de ideología como proveedora de la firme identificación a sus sujetos, constriñéndolos a sus “roles sociales”: ¿qué sería si, en un nivel diferente (pero no menos irrevocable y estructuralmente necesario), la ideología es efectiva precisamente por medio de la construcción de un espacio de falsa desidentificación, o falsa distancia hacia las reales coordenadas de la existencia social del sujeto? 7 . ¿Es esta lógica de desidentificación indiscernible del caso más elemental de “No soy solamente un americano (marido, trabajador, demócrata, gay...), sino, bajo todos esos roles y máscaras, un ser humano, una compleja y única personalidad” (donde la misma distancia hacia la característica simbólica que determina mi lugar social garantiza la eficiencia de esta determinación), hasta el caso más complejo el ciberespacio jugando con nuestras múltiples identidades? La mistificación operativa en el perverso “es sólo un juego” del ciberespacio es entonces doble: no sólo son los juegos que jugamos en él más serios de lo que tendemos a suponer (no es que, al modo de una ficción, de “es sólo un juego”, un sujeto puede articular y escenificar -sadismo, “perverso”, etc. -características de su identidad simbólica que nunca sería capaz de admitir en sus contactos intersubjetivos “reales”?), sino que también cabe lo contrario, por ejemplo: el muy celebrado juego con múltiples, cambiantes personas (identidades construidas libremente) tiende a confundir (y así falsamente liberarnos de) los constreñimientos del espacio social en los cuales nuestra existencia es atrapada.
Referencias Título original: The real cyberspace. cyberspace between perversion and trauma http://www.egs.edu/faculty/zizek/zizekthe-cyberspace-real.html Tomado de http://bibliotecaignoria.blogspot.mx/
Notas Ver Bertolt Brecht, “The measure taken”, en The Jewish wife and other short plays, New York: Grove Press 1965. Para una lectura detallada de The measure taken, ver el capítulo 5 de Slavoj Zizek, Enjoy your symptom!, New York: Routledge 1993. 2 Murray, op.cit., p. 169-170. 3 Ver Sigmund Freud, “A child is being beaten”, en Sexuality and the Psychology of Love, New York: Touchstone 1997, p. 97-122. 4 Ver Sigmund Freud, “Psychoanalytical notes upon an autobiographical account of a case of paranoia”, en Three case histories, New York: Touchstone 1996, p. 139-141. 5 En relación a este término, ver Judith Butler, The psychic life of power, Stanford: Stanford University Press 1997. 6 J.Laplanche / J.B.Pontalis, The language of psychoanalysis, london: Karnac Books 1988, p. 315. 7 Me baso aquí en Peter Pfaller, “Der Ernst der Arbeit ist vom Spiel gelernt“, en Work & culture, Klagenfurt: Ritter Verlag 1998, p. 29-36. 1
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Cuentos de hadas RELATO :: POR ERIKA TORREBLANCA
lla es durante el día. Tiene alas tornasol, un ligero destello morado y su cuerpo irradia luz. Se alegra con facilidad, llora con facilidad, se enoja con facilidad, siente con facilidad. Intenta siempre poner orden al caos sin conseguirlo, pero no desiste en la tarea. Se promete que algún día estarán los cajones limpios. Es analítica, a veces miedosa, insegura. Aunque ama volar, lo hace por diversión. Se ha convencido que para vivir prefiere planear bajito y caminar disfrutando el paisaje. Todavía no consigue nadar. De hecho, le da miedo el agua. Tiene un nido en la parte alta de su árbol favorito para poder apreciar el bosque. Lo decoró con ramas, flores y plumas de aves de colores brillantes. Desde ahí ama ver los atardeceres, la luz del día que pinta de naranja su hogar. Tiene aroma a frutas cítricas con zarzamoras. Su perfume se queda en el ambiente para provocar una sonrisa a quien la recuerda. Le gusta provocar felicidad, apapachar y abrazar a los demás. No busca pleitos y huye de las discusiones sin sentido. En todo caso prefiere dejar ganar, de todos modos, ella nunca pierde. Podría enternecerse con lo más mínimo. Le sorprende la vida. Ama con todo su ser. Sus ojos la delatan fácilmente. En cuanto al gusto, se inclina por los sabores dulces. Es cliente frecuente del café con helado de vainilla y difícilmente le dice “no” a un pedazo de pastel. Tiene un toque infantil que provoca simpatía. Un corazón que se aloca cuando no debería y se tranquiliza durante la tormenta. Manos pequeñas para hacer trabajos finos y ojos muy grandes para mirar siempre más allá de su rutina. A veces sonríe a solas, no puede evitar hacerlo con cierta malicia.
Ella llegó a habitar las noches, prefiere los colores oscuros, las palabras retadoras, su pasión es incitar. Sonríe cuando llega a desordenar los espacios, las vidas. Se sabe superior e inminente triunfadora de las batallas, las que elige pelear por diversión. Nunca mide los efectos de sus actos pero está dispuesta a enfrentar las consecuencias. Se ha entregado placenteramente a su maldición: vivir en los recuerdos, tener siempre ese sabor a sangre en los labios, ser el mensaje oculto entre líneas, el frío en las manos del escritor, el filo en la espada del enemigo. Su presencia se nota cuando entra al salón del castillo, prefiere las fiestas donde no es invitada. Utiliza un perfume maderoso con notas orientales para evocar la parte más negra del bosque donde habita. Su risa escandalosa combina perfectamente con sus caderas indiscretas al bailar y aunque vuela, prefiere hacerlo en tacones altos para alargar visualmente las piernas. Tiene un fulgor azulado para atraer a sus víctimas. Resplandece y se apaga trazando el camino a ninguna parte hasta lograr perderlos. Su veneno adormece los sentidos, se instala cómodamente entre los poros y devora desde adentro a sus portadores. Luego se dan cuenta horrorizados que se quedaron sin memoria, todo se lo ha llevado. Entonces es muy tarde. Para cuando consiguen juntar las piezas del rompecabezas en que se convirtieron, ella ya está brillando en otros lugares en otros tiempos. Quizá recuperen todas sus partes, pero vivirán eternamente con la sensación de haber extraviado algo. Le da por desaparecer, a veces por largos periodos. Su naturaleza le impide permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Cuando un esquema es explotado, explorado y conquistado hasta volverlo cotidiano, comienza a inquietarse y a alzar la mirada para ubicar nuevos escenarios. Ama las calles vacías en la madrugada, el escalofrío, el olor del tabaco, el sabor del chocolate amargo y del vino dulce. Odia la rutina. Sonríe a solas, no puede evitar sentir cierta ternura.
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l hada y la bruja se unieron en el mismo cuerpo. De repente se confunden: el hada ha aprendido a convertir a sus enemigos en sapos mientras que la bruja decora con flores negras y espinas la enredadera que la protege.
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Bajo el volcán CRÓNICA :: Anthony Bourdain opina sobre la importancia de los mexicanos en la economía de EE.UU. POR ANTHONY BOURDAIN
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os estadounidenses aman la comida mexicana. Consumimos nachos, tacos, burritos, tortas, enchiladas, y tamales en enormes cantidades, y cualquier otra cosa que parezca mexicana. Nos encantan las bebidas mexicanas: felizmente tomamos grandes cantidades de tequila, mezcal y cerveza mexicana cada año. Nos encanta la gente mexicana, tanto como con certeza empleamos a muchos de ellos. A pesar de nuestras actitudes ridículamente hipócritas hacia la inmigración, exigimos que los mexicanos cocinen un gran porcentaje de los alimentos que comemos, que cultiven los ingredientes que necesitamos para hacer esa comida, que limpien nuestras casas, que corten el césped, que laven los platos, que cuiden de nuestros hijos. Como cualquier chef le dirá, toda nuestra economía de servicios –el negocio de los restaurantes tal como lo conocemos–, en la mayoría de las ciudades norteamericanas, se vendría abajo de la noche a la mañana sin los trabajadores mexicanos. A algunos, por supuesto, les gusta decir que los mexicanos están “robándose los empleos en Estados Unidos”. Sin embargo, en dos décadas como chef y empleador, nunca he tenido a UN SOLO chico norteamericano en mi puerta solicitando un trabajo para ser lavaplatos, portero o incluso como ayudante de cocinero. Los mexicanos hacen gran parte del trabajo en este país que los estadounidenses, quizá, simplemente no quieren hacer. Amamos las drogas mexicanas. Tal vez no usted personalmente, pero “nosotros”, como nación, sin duda, consumimos cantidades titánicas de ellas, recorremos extraordinarias distancias y gastamos grandes sumas para adquirirlas. Nos encanta la música mexicana, las playas mexicanas, la arquitectura mexicana, su diseño de interiores, y las películas mexicanas. Entonces, ¿por qué no amamos a México? Juntamos las manos y encogemos los hombros por lo que sucede al otro lado de la frontera. Tal vez estamos avergonzados. México, después de todo, siempre ha estado ahí por nosotros, para dar servicio a nuestras necesidades y deseos más oscuros. Ya sea para vestirnos como idiotas, perder el conocimiento por el alcohol, quemarnos con el sol en ‘Spring Break’ en Cancún, lanzar unos pesos a desnudistas en Tijuana, o tostarnos el cerebro con drogas mexicanas, pocas veces mostramos nuestro mejor comportamiento en México. Ellos han visto a muchos de nosotros en nuestro peor momento. Ellos conocen nuestros deseos más oscuros. Al servicio de nuestros apetitos, gastamos miles y miles de millones de dólares cada año en drogas mexicanas, mientras que al mismo tiempo gastamos de miles y miles de millones más tratando de evitar que esas drogas lleguen a nosotros. El efecto en nuestra sociedad está a la vista en todas partes: ya sea que se trate de niños cabeceando y con sobredosis en la pequeña ciudad de Vermont, de violencia de pandillas en Los Ángeles, vecindarios quemados en Detroit, está ahí para verlo. Lo que no vemos, sin embargo, lo que no hemos notado realmente, y no parece que nos importe mucho, es los 80.000 muertos, la mayoría víctimas inocentes en México, sólo en los últimos años. 80,000 muertos. 80,000 familias que han sido afectadas
HTTP://ANTHONYBOURDAIN.TUMBLR.COM/
El chef y escritor Anthony Bourdain.
directamente por la llamada “guerra contra las drogas”. México: nuestro hermano de otra madre. Un país, con el que, nos guste o no, estamos inexorable y profundamente involucrados en un abrazo estrecho, pero a menudo incómodo. Mírelo. Es hermoso. Tiene algunas de las más deslumbrantemente hermosas playas de la tierra. Montañas, desierto, selva. Arquitectura colonial preciosa. Una trágica, elegante, violenta, absurda, heroica, lamentable, desgarradora historia. El vino mexicano rivaliza con el toscano por su magnificencia. Sus sitios arqueológicos, restos de los grandes imperios, no tienen igual en ningún lugar. Y por mucho que pensemos que lo conocemos y lo amemos, apenas hemos arañado la superficie de lo que realmente es la comida mexicana. NO es queso derretido sobre un trozo de tortilla. No es simple ni fácil. No es nada más “comida de amigos” para el medio tiempo [de un juego]. Es, de hecho, antigua, más incluso que las grandes cocinas de Europa y, a menudo profundamente compleja, refinada, sutil y sofisticada. Preparar una verdadera salsa de mole, por ejemplo, puede demorarse DÍAS para crear un balance de ingredientes frescos (siempre frescos), laboriosamente preparados a mano. Podría ser, debería ser, una de las cocinas más interesantes del planeta, si le pusiéramos atención. Los cocineros de la vieja escuela de Oaxaca hacen algunas de las salsas más difíciles de preparar y matizadas de la gastronomía. Y algunos de la nueva generación, muchos formados en cocinas de Estados Unidos y Europa, han regresado a casa para llevar a la comida mexicana a nuevas y emocionantes alturas. Es un país por el que me siento particularmente apegado y agradecido. En casi 30 años de cocinar profesionalmente, casi cada vez que entré a una nueva cocina, fue un chico
México: nuestro hermano de otra madre. Un país, con el que, nos guste o no, estamos inexorable y profundamente involucrados en un abrazo estrecho e incómodo.
mexicano quien me cuidó, me respaldó, me enseñó qué era qué, estaba ahí cuando los cocineros más como yo, con antecedentes como los míos (me escapaba para ir a esquiar o surfear) me quedaba ahí, [mirando] como bicho raro. He tenido la suerte de saber de dónde vienen algunos de esos cocineros para ir a casa con ellos, a las pequeñas ciudades pobladas en su mayoría por mujeres, donde en la noche las familias se reúnen en el teléfono del kiosco del pueblo a la espera de las llamadas de sus esposos, hijos y hermanos, quienes se han ido para trabajar en nuestras cocinas, en las ciudades del Norte. He sido lo suficientemente afortunado para ver de dónde viene esa afinidad por la cocina al presenciar a madres y abuelas preparando muchas cosas deliciosas, con orgullo y amor verdadero, con alimentos hechos a mano, pasadas de sus manos a las mías. En años de hacer televisión en México, este es uno de los lugares en los que, como equipo, somos más felices cuando termina la jornada de trabajo. Nos reunimos alrededor de un puesto callejero y pedimos tacos suaves con salsas frescas, brillantes y deliciosas; bebemos cerveza mexicana fría, mezcales humeantes. Con los ojos húmedos, escuchamos canciones sentimentales de músicos callejeros. Miramos a nuestro alrededor y reafirmamos, por enésima vez, el extraordinario lugar que es este. La creencia popular es que México nunca va a cambiar. Eso es irremediablemente corrupto, de arriba a abajo. Es inútil resistirse: al cuidado, a la esperanza de un futuro más feliz. Pero hay héroes por ahí que se niegan a pasar de largo. En este episodio de lugares desconocidos, nos encontramos con algunos de ellos. Personas que están de pie ante las circunstancias, exigiendo rendición de cuentas, exigiendo un cambio a un gran costo personal, incluso aterrador. Este show es para ellos. El presente texto sirvió para presentar un episodio de Parts Unknown (http://cnn.it/ 1pXHjwD), programa de CNN, dedicado a México, en 2014. Publicación original (en inglés): http://bit.ly/1kGaJrP. Traducción y adaptación: equipo de contenido de Foro Financiero (www.forofinanciero.com).
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Letras encontradas CARTAS APÓCRIFAS :: POR ESTEBAN MARTÍNEZ
¿Está seguro?
S
abe a ciencia cierta, en verdad quién es, respetable lector de la presente? Si es así, felicitaciones. Lo digo porque no es lo corriente. Servidor lo ignoraba y al intentar averiguarlo pudo comprobar que a muchos de sus prójimos les ocurría lo mismo. Vea cómo fue ese descubrimiento. Cansado de que en los medios me advirtieran de que no hay que ser pesimista, ni ningunearse ante nadie ni ante ninguna situación adversa, pues cada uno puede ser muy capaz de forjar su destino si se lo propone; de que una y otra vez me recomendaran dejar a un lado eso de sentirse víctima, y también el sentimiento de culpa o el echar la culpa a otros de nuestras desgracias, pues lo cierto es que vivimos ya en sociedades abiertas en las que todo individuo tiene su oportunidad, por lo que si se es pobre y/o infeliz se debe más bien, más que a otra cosa, a que uno no tiene la voluntad para superar esas situaciones. Movido por esa corriente de los pensares, me puse a buscar, y en ese busca-busca fui descubriendo que poco, y mucho de ello equivocado, es lo que sabía sobre mi persona. No ignoraba, por supuesto, que servidor, como todo prójimo, era una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios, concebida en pecado por culpa de la curiosidad de Adán y Eva, pecador igualmente por tanto (¿pues quién no es curioso?; únicamente los muertos), pero que fui redimido por la sangre de Cristo en la cruz, y que se me había concedido la gracia, como a todo humano, de libre albedrío. Mas ese mi conocimiento no me ayudó mucho para explicarme y comprender quién era yo (¿será por insuficiencia de materia gris o por malicia, tan abundante en nuestra especie?). El caso es que al hablar a otros del tema fui descubriendo que a la mayoría le pasaba lo mismo. El llegar a ese punto de mi investigación me hizo profundizar en la misma, lo que me llevó a ser tres personas al mismo tiempo: ser individuo sujeto a juicio, abogado defensor y fiscal, para así, conforme a la ley y apego a Derecho, aclarar si era culpable por motivos agravantes, para recargar mi culpabilidad y aumentar mi castigo; culpable con circunstancias atenuantes o con circunstancias eximentes, las cuales, las últimas, me librarían de toda criminalidad y, por lo tanto, de todo castigo por no ser responsable. Ese autojuicio, por así llamarlo, fue aclarando que mi yo es mucho más complejo de lo que creía, ya que es movido por muchas pulsiones (palabra de la que no sabía su significado, pero que el diccionario me enteró que fue acuñada por S. Freud para designar los instintos humanos), y también de que es objeto de influencias y hasta presionado por lo que me rodea: prójimos, sentimientos, situaciones sociales e incluso objetos. Así fue como me enteré de que puedo ser víctima de complejos propios o de los que padecen los prójimos, como los tan conocidos de inferioridad, superioridad, el de Edipo, Electra, Peter Pan, Münchhausen o el de Cenicienta, y sufrir fobias como la del pánico escénico, la claustrofobia, agorafobia, aerofobia, acrofobia, etcétera. En esa búsqueda de qué y quién soy fui des-
cubriendo y confirmando que en modo alguno estoy libre de ser sometido al llamado “lavado de cerebro”, que muchas veces es llevado a cabo por la propaganda política y la publicidad comercial, haciéndome perder el modo personal de pensar y hablar, de cambiar mi aspecto personal y hasta de mi caminar. También el miedo generado por alguien o a algo es factor de mudanzas en mi yo, tanto en lo físico como en lo mental, y así el libre albedrío que tengo por la gracia de Dios se lo lleva el diablo, con lo que me convierto en un ente heterónomo, con lo que puedo caer en la perversa contradicción del llamado “síndrome de Estocolmo”. Y si lo anterior no fuera suficiente, está y hay que contar con la anomia, que desintegra al individuo, propiciando conductas antisociales del mismo; la anomia, además, es producida por estructuras sociales, y cuando se da ese caso, la sociedad se rige por el denominado “Darwinismo social”, sinónimo de la “ley de la selva”, donde impera la ley del más fuerte. Respetado lector: no habrá escapado a su entendimiento que en la presente hay un grupo de palabras que no son de uso común, incluso entre personas con una educación media, pero servidor (perdón por la audacia) las considera imprescindibles para que cada quien tenga un profundo significado de las mismas y así contar con elementos para mejor defender sus derechos y dignidad. El que las desconozca o ignore (como a servidor le pasaba) puede encontrarlas en diccionarios o internet. Servidor no lo hizo por no privarlos del placer que da todo descubrimiento y por cuestión de espacio. Con mis mejores deseos. EL TÍO LOLO *
¿A qué se debe?
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espetable Tío Lolo: estoy de acuerdo con usted; como ha expuesto en carta a este buzón, cada ser humano es un nudo de contradicciones difíciles de desatar, lo que hace difícil desarrollar una personalidad clara y precisa, por lo que la mayoría se encuentra braceando desesperadamente en el agitado mar de la confusión y de la duda, sobre todo de cuando tienen que elegir entre el bien y el mal, tan difícil decisión que puede dar como consecuencia el marasmo, es decir, a la suspensión, a la inmovilidad en lo moral y/o en lo físico, aunque no faltan los que (¿por ignorancia, desidia, temor, conveniencia?), de todos los entes que pudieran ser, dejan que vaya tomando forma el rufianesco y brutal Míster Hyde que termina imponiéndose a la forma del bien intencionado pero ingenuo Doctor Jekyll que haber sido. ¿Y eso a qué se debe? Ese hecho es uno de los que más desconcierta e inquieta a servidor; en ocasiones, ocurre que, una posible respuesta es que a las criaturas humanas, a lo largo de su vida, desde la cuna hasta la tumba, en verdad lo que más los excita, encanta y más satisface es el juego, como informó Johan Huizinga, filósofo e historiador, holandés él, en su conocido libro Homo ludens. Esa teoría, una vez más, se ha confirmado y puesto en evidencia en estos días de junio, con los campeonatos
jugados en Europa y América, con el deporte de las patadas, el futbol, que se ha convertido en la comidilla del día en todos los medios de comunicación, de acaloradas conversaciones entre amigos y comentarios de desconocidos que se escuchan en transportes o lugares públicos y hasta los dueños de cantinas y restaurantes anuncian que en sus negocios pondrán en sus pantallas tal o cual partido, como anzuelo para atraer clientes. Por lo escrito hasta aquí, considero que puede juzgarse que hay sus diferencias entre juego y deporte. Para Huizinga así es; para él, el progreso de nuestra sociedad, basado en el consumismo (pues sin él sufriría un colapso), con su técnica e industrialización, ha ido perdiendo importancia el elemento lúdico en beneficio de la competencia, que por su acuciante persecución del triunfo puede llevar a cometer actos aberrantes y de una saña brutal. Huizinga también nos advierte que en todo juego, e incluso en el deporte, pueden existir y existen tramposos y aguafiestas. Mario Vargas Llosa, por su parte, critica a las diversas prácticas deportivas y a los profesionales de esas actividades por regirse por “unas tablas de valores vigentes donde el primer lugar lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse para escapar del aburrimiento es la pasión universal. Otros autores, la mayoría, reconocen que el deporte es el más grande espectáculo de masas en nuestros días, y que eso se debe a que es comunicación, sentimiento y acción, porque da satisfacción, sensación de logro, y cuando se juega (o se es espectador), se tiene la sensación de ser diferente, por lo cual el deporte tiene el gran poder de convocar e integrar a las masas, por eso es importante… y ahí está su talón de Aquiles… ya que esas sus virtudes han sido… y son manipuladas por los hombres de las élites del poder (políticos, financieros, dueños de los medios de producción) para encauzarlas en beneficio de su muy particulares intereses. La cuestión es problemática, ¿No es así? Por lo menos para servidor lo es, por lo que le sigue desconcertando e inquietando la actitudes de los millones de partidarios de los deportes, sus entusiasmos desbordados cuando sus equipos ganan y su tristeza, que puede llegar a las lágrimas cuando su equipo pierde… y me desconcierta e inquieta cuando su entusiasmo se transforma en fanatismo y les hace capaces de insultar a los integrantes de equipos contrarios y sus seguidores, enzarzarse en peleas campales con otros partidarios fanáticos de equipos que enfrentan al suyo, peleas que a veces hasta tienen sus muertos. También me desconcierta e inquieta que esa indignación que incluso pide la cabeza de los culpables en las derrotas, sea alimentada por periodistas… Sean o no del ramo deportivo… y lo mismo me desconcierta y alarma que no suceda lo mismo, que no haya millones de individuos (y periodistas) que ni siquiera derraman una lágrima cuando se enteran de que un niño muere por falta de asistencia o ha sido abusado… ni pidan la cabeza del autor o los autores de tales hechos. ¿A qué se debe esa situación? Servidor no se la explica; usted Tío Lolo, o cualquier otro posible lector de la presente ¿Puede hacerlo? Que Dios nos guarde de todo mal. CANDIDO PEREGRINO
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SÁBADO 30 DE JULIO DE 2016
Kiarostami, el sabor del cine ENSAYO :: Uno de los más grandes cineastas de la historia ha muerto: el iraní Abbas Kiarostami falleció a los 76 años después de una carrera y una vida plena, valiente y poética. El que fue invitado de honor del Festival de Morelia hace cuatro años nos deja sublimes obras como El sabor de las cerezas, Ten, Close-up, Copia fiel y El viento nos llevará . POR SYLVAIN PROVILLARD sprovillard@hotmail.com He llegado con el viento en el primer día del verano El viento me llevará en el último día del otoño. Abbas Kiarostami
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bbas Kiarostami nació efectivamente un 22 de junio, en el umbral del verano, pero no se cumplió la profecía que él mismo esperaba: el viento no quiso esperar el fin del otoño para llevarse al cineasta iraní, quien se despidió de este mundo en el calor estival parisino el pasado 4 de julio, dos días después de otro gran director, el incomprendido Michael Cimino (El francotirador). Hace nueve años, dos gigantes del séptimo arte, Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni, murieron un mismo 30 de julio: la maldición veraniega todavía persigue a los grandes cineastas. A excepción de los cinéfilos más aferrados, el nombre de Abbas Kiarostami no provoca mucho más que absurdas conversaciones del estilo: -Es el polaco ese, ¿no? -No, creo que estás pensando en Kieslowski. -¡Claro, ya sé, es el finlandés! -No, creo que lo confundes con Aki Kaurismäki. Kiarostami es iraní. -¿En serio? Entonces no lo conozco. Si bien no ha alcanzado una inmensa notoriedad pública, su renombre internacional vino principalmente del reconocimiento de sus pares. Akira Kurasawa declaró a propósito de sus filmes: “Las palabras no pueden describir mis sentimientos hacia ellos… cuando murió Satyajit Ray me deprimí mucho, pero después de haber visto las películas de Kiarostami, agradecí a Dios el habernos dado a la persona correcta para tomar su lugar”. Para Martin Scorsese, el cineasta persa representa el nivel más alto del arte en el cine. Incluso el ególatra Jean-Luc Godard (quien decía que su nombre en inglés era la mezcla de God y art, o sea Dios y arte) proclamó: “El cine nace con Griffith y termina con Kiarostami”.
De originales y copias Hace seis años escribí mi primera reseña en este periódico. Recuerdo claramente mis ganas de compartir mi admiración por una película: Copia fiel. Inicialmente fui a ver esta cinta para disfrutar de la belleza y del talento de Juliette Binoche, quien acababa de ganar el Premio a la Interpretación Femenina en el
El cineasta iraní Abbas Kiarostami.
Festival de Cannes. Salí de la sala con la impresión de haber sido testigo de una obra maestra tejida con un guión laberíntico sobre el amor y las relaciones humanas, y dentro de ellas lo que es original y lo que es una mera copia, lo que es real y lo que es ficción. Para el cineasta, la mentira siempre ha sido una forma de aproximarse a la verdad. Obliga así al público a interpretar su obra y cuestionar su posición de autor. Copia fiel es la penúltima obra de ficción de Kiarostami y la primera que realizó fuera de su país, en un pueblo encantador de la Toscana. Esta cinta toma la forma de un homenaje a Roberto Rossellini, con el cual muchos comparan a Kiarostami, sobre todo por sus primeras películas en las cuales el iraní filmaba la realidad tal cual era. Su primer cortometraje, El pan y la calle, se remonta al año 1970 y está totalmente inspirado por el neorrealismo italiano. Para grabar la escena en la cual se confrontan un infortunado niño y un perro agresivo, Kiarostami se opuso a su director de fotografía que deseaba separarla en planos distintos: el niño que se acerca, su mano cuando entra y cierra la puerta, y luego el perro. El neófito director quería filmar todo en un solo plano para agregar tensión dramática y no perturbar el ritmo y la estructura del filme. Al final, esta escena necesitó cuarenta días de filmación, y fue precursora del estilo y de los temas cinematográficos de Kiarostami, quien se convirtió en una figura esencial de la Nueva Ola iraní, llamada Cinemay-e motafavet (Cine diferente). La infancia es casi el tópico exclusivo de sus cintas de los años setenta y ochenta: un muchacho pobre de 14 años se enamora de una joven de una familia burguesa en Experiencia, un adolescente quiere obtener a todo precio un boleto para un partido de futbol
Abbas Kiarostami y fotogramas de dos de sus películas más conocidas: Copia fiel y El sabor de las cerezas.
del equipo nacional en El viajero, niños padecen el exceso de tarea escolar en Deberes. ¿Dónde está la casa de mi amigo? es la primera obra de lo que los críticos nombraron la trilogía de Koker, un pueblo iraní donde se desarrolla también la trama de Y la vida continúa y A través de los olivos. Estas dos últimas fueron realizadas a principios de los noventa y abordan temáticas diferentes: Kiarostami nos ofrece su visión del valor de la vida con el relato del terremoto que devastó el norte de Irán en 1990, causando 50 mil víctimas. La segunda cinta trata de lo que siguió: un furioso impulso por vivir y las ganas de reconstruirlo todo. El crítico Hamid Dabashi explicó que, a pesar de la situación política de Irán, el realizador tenía preocupaciones creativas distintas: “Kiarostami intentaba releer la realidad a partir de una tabla rasa que daría nuevamente sentido al mundo y la confianza en éste”. Desgraciadamente, Kiarostami, quien esperaba volver a rodar en su país, no lo pudo hacer. Este heredero de la doble cultura iraní, oriental y occidental, descansa en un país que sigue herido por el fundamentalismo religioso.
La docuficción para leer el mundo Close-up fue la película con la cual Kiarostami cambió drásticamente de rumbo artístico: por primera vez mezcló ficción y realidad, utilizando la herramienta del “cine en el cine”. Este docuficción sigue el proceso de un hombre que se hizo pasar por el director Mohsen Makhmalbaf para estafar a una familia. La cinta, que presenta una reflexión sobre la identidad humana, hizo de Kiarostami un cineasta reconocido y hasta venerado en el occidente: directores tan diferentes como Tarantino, Scorsese, Moretti, Herzog y Godard incensaron la película, lo que permitió estrenarla en toda Europa. A pesar de la censura y del constante juego de negociación con las autoridades, Kiarostami nunca dejó de creer en el poder del cine y decidió seguir rodando en su país. En 1997, su cinta El sabor de las cerezas fue seleccionada para el Festival de Cannes. El Comité de censura iraní bloqueó la película que trata del suicidio, tema prohibido por el gobierno. Finalmente, un día antes de la ceremonia de clausura, Teherán mandó el filme y ganó la Palma de Oro. En los años 2000, Kiarostami grabó únicamente con cámaras de video y aprovechó para regresar a sus primeros amores: las artes plásticas, la fotogra-
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fía y la poesía. Kiarostami nunca fue un alumno brillante, ya que pasaba su tiempo dibujando y pintando, talento que le permitió estudiar en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Teherán. El director persa fue ilustrador y diseñador gráfico antes de ser cineasta.
En los años 2000 sus obras Ten (conversaciones de nueve mujeres y un niño teheraníes que se suben a un coche), Five (secuencias contemplativas dedicadas a Ozu) y Ten on ten (reflexión sobre el trabajo de director en su película Ten) dejan a un lado la narración convencional para enfocarse en el sentido profundo de la imagen y del testimonio. Filmar diálogos dentro de un carro era también una herramienta estilística recurrente en la obra del iraní, incluso en su última película, la intimista Like someone in love, filmada en Japón. El exilio del director al final de su vida se debió a la censura cada vez más fuerte del régimen, claro ejemplo de ello es Jafar Panahi, su ex asistente de dirección y realizador de El globo blanco y Sangre y oro (con guiones del propio Kiarostami), quien tiene prohibido hacer películas, dar entrevistas y salir de Irán durante 20 años. Sin embargo, este director desafía la primera de estas censuras filmando clandestinamente: su obra Taxi, claramente inspirada por Ten, ganó el Oso de Oro en 2015. Por culpa de la triste, absurda y peligrosa censura, Kiarostami estuvo obligado a rodar sus dos últimas obras en el extranjero, al igual que Andréi Tarkovski, por el cual el persa tenía una gran admiración: “Sus obras me separan completamente de la vida física y son las películas más espirituales que he visto”, decía Kiarostami. El cineasta, pintor, fotógrafo y poeta tenía una forma fascinante de amasar la misma materia, obra tras obra, a la manera de un escultor de imágenes. Un crítico de Time Magazine alguna vez dijo: “Kiarostami encontrará un lugar tranquilo y escuchará al corazón de un hombre, hasta su último latido. Y luego escuchará más todavía”. Ojalá hagamos lo mismo con su obra.
Kiarostami, recientemente fallecido.
Molli A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS
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a gente que se dedica a estudiar restos de otras vidas infiere que los usos del metate y del molcajete propiciaron el consumo de semillas, incluso antes de la domesticación de cereales como el maíz. Opino que tales instrumentos gastronómicos también sustentaron el origen de la comida mexicana. Evocamos una época, Mesoamérica, que se remite a 7 mil años antes de Cristo, mucho antes del tiempo que se atribuye a los morteros egipcios. Refiero herramientas de molienda; los primeros utensilios de cocina de este lado del mar. Nueva y poderosa dimensión de dientes y muelas. Una ayuda, adicional al fuego, para incluir esos alimentos difíciles de digerir aunque dotados de un alto contenido energético. Comenzaba el Cenolítico Superior. Hasta este momento, la alimentación se basaba en carne, frutas, nueces y algunas raíces, lo que hacía que la vida se dedicara casi por completo a la caza y a la recolección. La existencia era ardua del amanecer al ocaso. A diferencia de Europa y Asia donde las civilizaciones capitalistas se comenzaban a cocer a fuego lento, en Mesoamérica existía una circunstancia: el aprovechamiento de granos diferentes a los que estaban forjando un nuevo orden mundial a través de la agricultura. Nos referimos a semillas que, a diferencia del trigo, el arroz o el propio maíz, no era necesario cultivar ni cocer para comerlas. Chía, pepitas de calabaza, cacahuates, amaranto, entre muchas otras, se comenzaron a moler en combinación con infinidad de hierbas silvestres, chiles, nueces, insectos, especias y cacao, para constituir la base de la cocina prehispánica. Este tipo de nutrición se gestaba gracias a instrumentos cóncavos, cavados en piedras basálticas, en cuerpos de origen volcánico tallados para dar pie a la nueva molienda. El nombre metate proviene del náhuatl, metátl, significa: muela. La palabra molcajete se com-
pone de molli, que refiere a la salsa o guisado y de caxitl, es decir: cajete, que no es más que una excavación. Molcajete y metate se tallan en una sola pieza e incluyen una herramienta complementaria llamada temolote (rodillo para triturar); el primero es un cuenco redondo sostenido en tres patas; el segundo, es ligeramente cóncavo y se distingue por una plataforma rectangular, inclinada, que puede o no sostenerse en tres o cuatro patas; ambos, por su origen volcánico, prodigan variedad de sales minerales a los alimentos que son mortajados sobre ellos. Por tamaño y morfología se puede deducir que el molcajete es más antiguo que el metate: es más fácil de transportar y se utiliza para pequeñas cantidades de variados alimentos, mientras que las características de mayor envergadura, disposición y peso del metate, hacen pensar en el sedentarismo; en una cocina (verbo y sustantivo), que ya incluía la molienda de semillas capitales como el maíz. Tanto en ruinas arqueológicas como en mercados públicos, en restaurantes fusión gourmet, y en algunas cocinas amorosas del México contemporáneo, se encuentran metates y molcajetes. Se preservan por la sabrosura así como por la sugestiva textura que otorgan a la comida.
LA NOTA, LA RECETA, EL REMEDIO Tanto en hechos como en etimologías, el platillo mexicano por excelencia se basa en el uso y posibilidades de metates y molcajetes. Se trata del mole: molienda de chiles, semillas, hierbas y cacao trabajados comedidamente por los siglos de los siglos… amén. Así como para el mole, la posibilidad de usar molcajete y metate para confeccionar otras salsas y pastas deliciosas y con alto valor nutritivo, está vigente. Es cuestión de incorporar alas y raíces culturales a la cocina contemporánea.