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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 13 DE AGOSTO DE 2016 |

Max Jacob El hombre humillado POR MARCO ANTONIO REGALADO | PAG. 2

Poemas CREACIÓN POR MAX JACOB | PAG. 3

Los barrios de la blanca Esmirna, según Homero Aridjis ENTREVISTA POR GREGORIO MARTÍNEZ MOCTEZUMA | PAG. 4

Predicciones modernas POR ESTEBAN MARTÍNEZ | PAG. 5

Mujeres cautivas ARTÍCULO POR TERESA ULLOA ZIÁURRIZ | PAG. 6

Amy y Janis, el jade y la perla CINE POR SYLVAIN PROVILLARD | PAG. 7

Añoranzas A LA SAZÓN POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 8


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Max Jacob El hombre humillado POR MARCO ANTONIO REGALADO

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l poeta y crítico francés Michel Leiris, escribió de Max Jacob sobre su muerte que fue: “víctima de una barbarie que vio solamente en ese cristiano por iluminación al judío denostado que era por nacimiento”. Hace 73 años, en enero de 1943, Max Jacob inició el camino final de su vida. La casa de su infancia en la villa de Quimper fue asaltada y saqueada por la Gestapo. Lo buscaban por su ascendencia judía. “¡Cuánto odio!”, escribió Jacob, “han saqueado mi casa natal y todos mis recuerdos de familia!”. Fue el primer paso de un vía crucis ya previsible desde que su amigo Conrad Moricand perdiera el puesto público que desempeñaba bajo la ocupación alemana y desde el cual protegía al poeta. “¡Sí! ¡Lo sé por Conrad! ¡El puesto que tenía me salvó la vida! Pero él ya no está allí y ya no tengo protector”, escribió, afligido, a un amigo. Max Jacob había nacido en Quimper, Bretaña, el 11 de julio de 1876, en el seno de una humilde familia judía. Su padre era sastre. Al terminar sus estudios secundarios se instaló en París donde realizó los más variados oficios: desde barrer almacenes hasta astrólogo, profesor de piano, pintor o crítico de arte. De tendencia surrealista, su obra está influida por la estética de los cubistas, con quienes trabó estrecha amistad. Cuando llegó a París, procedente de la Bretaña, trabajó en un almacén. Ése fue el momento en que vivió su única historia de amor. A partir de 1901 entabló una estrecha amistad con André Salmon, Guillaume Apollinaire y Pablo Picasso, con quienes compartió su vida en Montmartre, en el hoy célebre Bateau-Lavoir. Siguiendo el consejo del pintor, que le sugirió que viviera como un poeta, dejó su empleo, se dedicó a pintar, escribir, ayunar y frecuentar Montparnasse. En 1911 había publicado, gracias al mecenazgo de Picasso, el primero de sus grandes libros: Las obras burlescas y místicas de San Matorel, muerto en el convento de Barcelona. Fue muy cerca Montparnasse, en la rue Ravignan, donde tuvo lugar uno de los acontecimientos claves de su vida: la aparición de Cristo en su habitación el 7 de octubre de 1909. Fue el comienzo de un largo camino hacia la conversión al catolicismo. El 18 de febrero de 1915 fue bautizado en Notre-Dame de Sion, con Picasso como padrino. En 1917 publicó uno de los principales libros de la vanguardia poética de la primera mitad del siglo XX: Le cornet à dés, que lo consagró como un maestro del poema en prosa. He aquí uno de ellos, “La calle Ravignan”: «No es posible bañarse dos veces en el mismo río», decía Heráclito el filósofo. Sin embargo, siempre son los mismos los que pasan. A las mismas horas, van alegres o tristes. ¡A todos ustedes, transeúntes de la calle Ravignan, les he dado los nombres de

Max Jacob, sentado (enmedio), junto a Amedeo Modigliani, Andre Salmon y Ortiz de Zárate, en Montparnasse, Paris, en 1916. Abajo, el poeta en su hogar parisiense en 1940.

los difuntos de la Historia! ¡Aquí viene Agamenón! ¡Aquí viene la señora Hanska! ¡Ulises es un lechero! Patroclo está aún al principio de la calle cuando ya tengo a mi lado a un Faraón. Cástor y Pólux son las señoras del quinto. Pero a ti, viejo trapero, a ti que, en la encantada mañana, vienes a recoger los restos aún vivos cuando apago mi buena y vieja lámpara, a ti, a quien no conozco, misterioso y pobre trapero, a ti, trapero, te he dado un nombre noble y famoso, te he llamado Dostoievski.

En esa época publicó sus primeros volúmenes, teorizó sobre el poème en prose y se relacionó con los pintores cubistas y los poetas dadaístas. Los escritos de esos años, El cubilete de dados (1917), Le laboratoire central (1921), Visions infernales (1924) y Les penitents en maillot rose (1925) constituyen la parte más importante de su obra. Además publicó, poco a poco, en prosa: Las meditaciones de un judío converso, además de cuentos, novelas y textos diversos en tres volúmenes que dedicó al monje Matorel (19091911-1912). Desatada la persecución, el martirio no tardaría en llegar. En diciembre del 43 su hermano Gastón fue arrestado y deportado a un campo de concentración; en enero de 1944 su hermana menor Myrté-Léa fue arrestada en París; el 24 de febrero, el poeta, que se niega a huir o a esconderse, es arrestado en el pueblo de San Benoît-surLoire, donde había residido por espacio de veinte años. Cuatro días después es transferido al campo de prisioneros de Drancy. Privado de atención médica, muere de una congestión pulmonar una semana después, el 5 de marzo. Había escrito: “Si soy demasiado pesado para ir hacia Dios, camilleros cárguenme, y si no tienen camilla, fabriquen una con mis sufrimientos entrelazados”. Max Jacob fue un poeta entrañable a quien la prisión y la muerte no tomaron de sorpresa. Ciudadano de una época turbulenta, había intentado prepararse para


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afrontarlas con dignidad, llegado el momento. Ya el 26 de noviembre de 1936, en carta a su amigo Marcel Moré, deliberando entre la brutalidad ascendente del nazismo y la posibilidad de una derivación intolerante del Frente Popular francés, subrayó claramente y en primer lugar su identificación con todas las víctimas: “Cuando los judíos sean martirizados, me inscribiré para el martirio. Lo mismo cuando sea el turno (que está cercano) de los católicos”. Era, pues, un poeta y un hombre compasivo por compartir la pasión, el dolor, de los perseguidos con injusticia. Pero compasivo, sobre todo, en el sentido de reconocer en los demás su propia y frágil naturaleza humana, como en el poema “Tristeza”: ¡Ay, no quedan esperanzas! Mi alma está triste. Ni padre, ni madre, ni hermano, ni amigo. Mi miseria impertinente. Ah, si no obstante se supiera cuán tierno y contrito me ha hecho la desventura.

Jacob supo ser estoico sin renunciar a la esperanza. En el tren, camino al campo fatal de Drancy, envía a su amigo Conrad Moricand una nota escrita con la certeza serena de que no ha de volver: “Te escribo desde el vagón que me lleva a Drancy. Que

Era, pues, un poeta y un hombre compasivo por compartir la pasión, el dolor, de los perseguidos con injusticia. se haga la voluntad de Dios. Los gendarmes son simpáticos”. Temple sin temeridad ni aspavientos el de este hombre sencillo y discreto, a quien Picasso y Modigliani retrataron con penetración y afecto. En su obra póstuma, Derniers poèmes en vers et en prose (1945), el autor era ya un hombre humillado que pensaba que a través de Cristo y su sublimación encontraría su personalidad humana. A pesar de los esfuerzos de sus numerosos amigos para que fuese liberado, Max Jacob falleció en el campo de concentración. Este hombre humillado, nunca quiso ser un héroe. Él era, ante todo, un poeta, que varias décadas antes de aquella época de horror ya se afirmaba en el propósito de no permitir que ninguna adversidad quebrantase su voz: “Escribiré pues, aún entonces, mis versos sobre los puños de mi camisa Ah, mis pobres canciones, que a mi pesar extraño”. * (“La Rue Ravignan”: “On ne se baigne pas deux fois dans le même fleuve”, disait le philosophe Héraclite. Pourtant, ce sont toujours les mêmes qui remontent ! Aux mêmes heures, ils passent gais ou tristes. Vous tous, passants de la rue Ravignan, je vous ai donné les noms des défunts de l’Histoire ! Voici Agamemnon ! voici Mme Hanska ! Ulysse est un laitier ! Patrocle est au bas de la rue qu’un Pharaon est près de moi. Castor et Pollux sont les dames du cinquième. Mais toi, vieux chiffonnier, toi, qui, au féerique matin, viens enlever les débris encore vivants quand j’éteins ma bonne grosse lampe, toi que je ne connais pas, mystérieux et pauvre chiffonnier, toi, chiffonnier, je t’ai nommé d’un nom célèbre et noble, je t’ai nommé Dostoïevsky.)

CREACIÓN

Poemas Max Jacob Cementerio

La madre del cura

Si a mi marido lo echáis

Yo que golpeo en vuestra ventana,

Irá a parar al cementerio,

Con mi saco y con mi bastón,

Rosa blanca, rosa blanca y rosa roja.

Con mis zuecos, mi pobre ropa, Ha de llegar mi hijo a cura.

Mi tumba es como un jardín,

No juntaré ya más los restos,

Como un jardín roja y blanca.

En el camino toda mi vida. "Madre, envíame a los hermanos,

El domingo iréis, rosa blanca,

de allí me iré para el seminario."

A pasearos por allí,

Ni siquiera hace diez años

Blanco mugueto y rosa blanca.

Que mi hombre el granjero ha muerto. -Venderemos pared y techo

Para los muertos Tía Yvonne

para que subas al altar,

Una corona de alambre

que al seminario te puedas ir.

Les trae de su jardín,

Hijo mío, tú irás a Nantes.

De alambre pintado y flores de satín,

Cuando vendí tierras y granja

Blanco mugueto y rosa blanca.

Me fui por campos y por calles Para a las ferias ir a cantar.

Si Dios quiere resucitarme

A la madre del cura todo se le perdona,

Yo subiré al Paraíso, rosa blanca,

Sin purgatorio, el paraíso tendrá

Con una aureola dorada,

Y ya pronto en el presbiterio

Blanco mugueto y rosa blanca.

Iré a la puerta a ver quién llama. Entre usted pues, que soy la madre

Si mi marido volviese,

Del señor cura, o de Monseñor

Rosa blanca y rosa blanca,

O del Papa si lo merece.

Juntito a mi tumba viene, Blanco mugueto y rosa blanca.

Yo que golpeo en vuestra ventana, Con mi saco y con mi bastón,

Acuérdate de nuestra infancia, rosa blanca,

Con mis zuecos, mi pobre ropa, Ha de llegar mi hijo a cura.

Cuando en el muelle jugábamos, Blanco mugueto y rosa blanca.

Tomado de literaturafrancesatraducciones.blogspot.mx


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Los barrios de la blanca Esmirna, según Homero Aridjis ENTREVISTA :: Recuperamos una entrevista con el autor michoacano, a propósito de su novela Esmirna en llamas, de 2013. POR GREGORIO MARTÍNEZ MOCTEZUMA tallereando@yahoo.com.mx

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smirna en llamas (Fondo de Cultura Económica, México, 2013) es un recorrido por los barrios que formaban parte de la “blanca Esmirna” durante los aciagos días de septiembre de 1922, que, según la historia oficial, consagraron a un héroe turco y, de acuerdo con la visión del soldado derrotado (quizás el entonces joven Nicias), fueron un infierno para griegos, armenios y europeos que habitaban en la ciudad. Apoyado en testimonios orales y en apuntes autobiográficos de su padre, así como en referencias históricas y literarias, con pelos y señales, con láminas ilustrativas, el escritor michoacano va trazando, mediante las impresiones de un joven soldado derrotado que regresa a su tierra, la tragedia personal y familiar del narrador y la de un pueblo que parecía estar saliendo de un paraíso para ser expulsado directamente al infierno. En suma, Esmirna en llamas deviene en sentido homenaje al padre y en recuperación de la memoria familiar, así como en una tácita y desgarrada denuncia contra la guerra y la injusticia, es decir, en última instancia, contra esa forma extrema de sinsentido que es la guerra, el mayor absurdo del hombre contemporáneo. A continuación, una entrevista con el poeta y novelista nacido en Contepec en 1940.

—Esmirna en llamas me parece una novela interesantísima por diversos factores, como que es un regreso a la infancia, es parte de la memoria no sólo familiar, sino histórica del mundo, así, me gustaría que me dijera cuál es el germen que lo movió a escribirla… —Sí, básicamente el germen es que mi padre era griego y había crecido en un pueblo que se llama Tire, entre Esmirna y Éfeso; entonces él, después de que hubo la guerra entre los turcos y los griegos de 1918 a 1922, en que estos últimos perdieron la guerra, fue de los últimos en salir de Esmirna, pero esa guerra fue también el fin de un mundo, ¿no?, para él y para mucha gente porque Esmirna era la ciudad levantina por excelencia, la ciudad de la tolerancia, donde vivían griegos, armenios, turcos, judíos, europeos, alemanes, ingleses, franceses… Era una ciudad comercial, turística; una sociedad de convivencia… —Cosmopolita, ¿no? —Exactamente, cosmopolita… —Entonces el germen proviene, quizás, de las charlas, la memoria de su padre y que, efectivamente iba transmitiendo a sus hijos, en este caso, a usted, además de los apuntes que les dejó… —Sí, él murió en 1986 y antes de morir, años antes, hizo unos cuantos apuntes autobiográficos sobre su experiencia allá, él no era escritor, no era intelectual, él era comerciante y eran apuntes muy sinceros, muy directos: “fuimos, vivimos, me pasó esto, me pasó lo otro”, eran vivenciales y de primera mano. Entonces para mí fue muy importante porque cuando yo empecé a planear escribir este libro, el contrapersonaje, es decir, el

JORGE VARGAS-CONACULTA

El poeta y narrador Homero Aridjis.

conflicto histórico visto por los ojos de mi padre, que lo vivió, porque uno como escritor tiene muchos problemas, en principio, quién va a ser el narrador, si va a ser en primera persona, que es el que está viendo, o en tercera persona. Yo estoy contando mi historia, luego hay muchos documentos, testimonios de gente diversa, entonces tampoco quería hacer un libro, un libro de ensayo histórico, porque no soy historiador… —Usted esencialmente es poeta. —Sí. —Eso evidentemente, aparte de algunas palabras o pasajes, se puede inferir, y no solamente en eso, sino en la misma estructura de la novela… —Sí. —Es decir, los párrafos son cortos, son como ideas completas y con imágenes impactantes. —Sí, claro, porque yo quería hacer una cosa de primera mano, de alguien que está viviendo ese momento, está sufriendo la derrota de un ejército, está viendo la desbandada de soldados, el aluvión de refugiados desesperados que buscan salirse, que llegan a Esmirna tratando de huir y los barcos no están, se han ido, todo ese tipo de desesperación, así, de último momento, ¿no? —Por cierto, ¿habrá otras entregas? Me parece que va pensando un poco en toda esa épica griega… —Sí. —Por lo menos en el famoso Homero, La Ilíada… —Sí, porque a mí me interesaba mucho, porque mi padre me puso Homero y los griegos de Esmirna, los griegos del Asia Menor, a diferencia de los griegos de Grecia continental, ponían a sus hijos nombres históricos,

nombres culturales, el área, por ejemplo, donde otro que nació en Esmirna fue Aristóteles Onassis, se llamaba Aristóteles, mi padre me puso nombre griego, como eran minoría cultural y religiosa; digo, porque era un mundo musulmán, entonces los griegos afirmaron su cultura, pero desde los nombres y eran el Homero, el Aristóteles… —Pero en este caso también parece predecir un poco su destino… —Sí, claro. —Así también le implantó el germen de la palabra. —Ah, sí, claro, además entre los posibles lugares de nacimiento de Homero estaban Esmirna, Quíos, que está enfrente, en el mar Egeo, las islas éstas enfrente de Esmirna porque está en la costa, en una bahía, y enfrente está Quíos, está Samos, están otras islitas y todos esos lugares probables del nacimiento del posible Homero. Entonces para mí también era muy interesante acercarme a ese mundo antiguo. —Sí, que además, de un modo u otro, siempre ha estado ligado a usted a través de su obra poética. —Sí. —También se puede decir que su padre quemó las naves, literalmente, salió de Esmirna y… —Nunca volvió… —Ya no regresó a Grecia… —No, porque era otro país. —Esa novela también es una manera de reivindicar la memoria de su padre. —Ah, sí, claro que sí, es que, cuando mi infancia en Michoacán, mi padre tenía esas memorias, esos recuerdos recurrentes, que le volvían, le volvían, porque todo fue muy traumático, es como él vivió como en el in-


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fierno… —¿Del infierno al paraíso? —Exacto… —Porque supongo que Contepec fue una especie de edén para él… —Exactamente, fue un lugar donde vivió muy feliz, aunque llegó en un México todavía que estaba en las brasas de la Revolución, porque él llegó en 1926, entonces todavía no se habían apagado los incendios de la Revolución Mexicana y mi madre la había vivido un poco también en su infancia y adolescencia, pero no de una manera tan violenta como fue en las batallas ésas que ocurrieron en el norte de México, que fueron realmente batallas muy grandes… —Sí, la batalla de Torreón, incluso como la de Celaya... —Sí, todas, pero éstas en Michoacán, en el pueblo, que era más bien un lugar de paso, pasaban bandidos, pasaban revolucionarios, era más bien un pueblo pequeñito de saqueo. Sí, porque ya es otro México, muy interesante la llegada de él en los años veinte de este México incendiado, donde iba por los caminos y encontraba gente colgada de los árboles, un México de saqueo y también muy idílico, porque, como diría López Velarde, el edén subvertido, si se cae bajo, porque es ese e d é n subvertido, porque eran pueblos idílicos, hermosos, pero al mismo tiempo había violencia. —Hasta el día de hoy, ¿verdad? —Sí, es un lugar de paso porque está pegado al Estado de México. Y ahí es la entrada a Michoacán, entonces éste es un pueblo estratégico, militar, de turistas… Para mí es un poquito, casi como se dice, la serpiente del paraíso, porque tiene uno que tener mucho cuidado, cuando voy, visito los santuarios de la mariposa monarca, hay narcos, hay talamontes, hay una violencia que está camuflada entre los árboles, entre ese paisaje muy tranquilo, hay esta violencia. Creo que hemos perdido un concepto de país, cuando era más joven pensaba que México aspiraba a la democracia, aún aspiramos, y ahora vemos que el país ha caído en la cleptocracia; es decir, que todo es robar, esto se volvió un país de cleptómanos de una corrupción tremenda. La violencia no es gratuita… —En la novela hay fragmentos que son de un colorido épico; ¿qué tanto tiene que ver la narración del padre y qué tanto la creación o recreación del artista? —Ah, pues se cuenta la narración del padre porque fue de primera mano, pero también mi experiencia literaria de Grecia; es decir, porque pues, como decía, se dice que por ahí había nacido Homero, entonces estaba Heráclito, el filósofo, es una zona de templos griegos, por allí estaba Troya, toda esa zona era de una enorme riqueza cultural griega, yo la visité y por excelencia es el mundo griego; digo, desde luego está Atenas, está Peloponeso, está todo eso, pero esa zona del mar Egeo, de la costa, es por excelencia la Grecia antigua.

Predicciones modernas CARTAS APÓCRIFAS :: POR ESTEBAN MARTÍNEZ

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preciado lector: en anterior carta a este buzón, servidor admitió que la llamada en la actualidad perspectiva o futurología la veía como un arte, o una disciplina que persigue descubrir el porvenir pero que, igualmente, puede ser una ciencia cuando, para predecir un hecho futuro, se apoya en uno o más indicios ya conocidos: la presente intenta explicar ese mi pensar. Por necesidad, tendré que hacer a un lado los ritos mágicos e incluso sacrificios humanos que hacían los brujos de las primitivas tribus con los que se intentaba saber que había qué hacer para remontar hechos que afectaban negativamente o bien para propiciar que continuaran si esos hechos beneficiaban a la comunidad; igualmente prescindiré de las profecías consignadas en la Biblia, las atribuidas a San Malaquías, Nostradamus o Cagliostro, consideradas todas ellas como las más ciertas y dignas de tomarse en cuenta por unos, y tan cuestionadas por otros. Tampoco tomaré en cuenta las adivinaciones de los oráculos de las antiguas Grecia y Roma (Delos, Epiro, Olimpia, Cumas, Marte y Fauno) en las que pitonisas, sibilas y sacerdotes de esos centros dizque entraban en trance (o sea que se ponían en unión mística con sus dioses), para así conocer la voluntad de los mismos y el mejor medio para cumplir con esas voluntades; por necesidad, asimismo, nada más me limitaré a nombrar a algunos de los otros medios de predecir el futuro, como lo son la astrología y sus horóscopos, la nigromancia, la cartomancia, la que lo intenta a partir de pormenores meteorológicos o los sueños, pues todos esos medios, si tratara de exponerlos y cómo interpretarlos harían larga en demasía la presente. Por esa razón, servidor se limitará a hablar de los dos grupos de visionarios, pronosticadores, futurólogos (o como quieran llamarlos), que vienen enfrentándose desde las últimas décadas del pasado siglo: los teóricos (entre los que están la mayoría de los premios Nobel de Economía y los tecnócratas), que apoyados en altos y profundos estudios de las matemáticas, defienden y aseguran que el capitalismo (y por lo tanto los hombres que lo encarnan) es lo mejor de la humanidad, pues junto a la defensa que hacen de la propiedad privada, el individualismo, su empreño por disminuir el poder del Estado y la soberanía de las naciones y aumentar por todos los medios el poder y la libertad de la iniciativa empresarial, han sido (y son) los principales y más poderosos promotores, casi los protagonistas, del progreso de la ciencia y la técnica con lo que (el capitalismo y los capitalistas) han contribuido al bienestar y felicidad del género humano como ninguna otra ideología e incluso religiones, por lo que, para que siga y hasta aumenten el bienestar y la felicidad de los humanos en el futuro, es necesario reformar las leyes existentes, “adelgazar” al Estado y debilitar la soberanía de las naciones lo más rápidamente posible, no importando si por el momento esas medidas causan tensiones y sufrimientos a las personas, pues no hay de

Los teóricos y escribas críticos del capitalismo opinan que es de risa loca la pretensión del mismo de ser el protagonista principal del progreso de la ciencia y la técnica

otra, ya que hay que aguantarlas para conseguir un mundo mejor para las futuras generaciones. Esta es, de manera general, la visión y los pronósticos de los partidarios del capitalismo. Por otra parte, los teóricos y escribas críticos del capitalismo opinan que es de risa loca la pretensión del mismo de ser el protagonista principal del progreso de la ciencia y la técnica, pues ese progreso, como tantos otros, es un producto social debido al esfuerzo plural, colectivo que viene de los inicios de la historia humana, por lo que tal presunción no es más que otra demostración del desmesurado deseo de los capitalistas de hacer de su propiedad todo lo que existe. Estos mismos críticos, desde las últimas décadas del siglo pasado, vienen denunciando que las propuestas e imposiciones del poder del capital están convirtiendo a los ciudadanos del mundo en miserables súbditos de los que detentan el poder económico y que todas las recomendaciones y reformas impulsadas por los capitalistas producirían intensos sufrimientos físicos y psicológicos a la mayoría de las personas, funesta predicción que ha ido más allá de lo que temían los autores de la misma. Es en, grosso modo, la visión y los pronósticos de los críticos del capitalismo. ¿Dónde cree usted, amable lector de la presente, esté la verdad? Servidor se reserva la opinión, es mi derecho, como el de usted el juzgar conforme a su criterio. Que la felicidad sea suya y la disfrute. JUAN SERENDIPIA


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Mujeres cautivas ARTÍCULO :: P OR TERESA ULLOA ZIÁURRIZ*

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on el paso de los años podría pensarse que las sociedades avanzan y se acercan al ejercicio cada vez más pleno de sus derechos. Muchas personas piensan que las mujeres y las niñas ya estamos en condiciones de igualdad respecto a los varones, puesto que existen programas, leyes, campañas y festejos como el Día Internacional de la Mujer, pero nada más falso que eso. Frente a una campaña mediática y los discursos gubernamentales que echaron las campanas al vuelo por la entrada en vigor del nuevo Sistema Penal Acusatorio (SPA) adversarial y sus bondades, nadie ha mencionado que es más garantista de los derechos de las y los acusados que el sistema inquisitivo que ya de por sí lo era. Contrario a lo que pueda existir en el imaginario colectivo, la realidad sigue siendo adversa, cruda y terriblemente injusta para las mujeres y las niñas en México, aun con todo lo que haya podido avanzarse, y no lo digo desde la visión de la extrema derecha que ataca los derechos humanos alegando que el debido proceso es una desgracia; tengo claro que frente al debido proceso, que es un derecho de las personas acusadas, siempre está el derecho al acceso a la justicia, que es un derecho de las víctimas. Hoy, frente al nuevo sistema penal, la suerte de las víctimas estará determinada por el hecho de que no haya errores en la cadena de custodia de documentales públicas o privadas; por la forma en que la o el Ministerio Público (MP) impute el delito y haga la acusación. Dicen los expertos que una buena acusación no debe durar más de 15 minutos, lo que raramente sucede por falta de pericia del MP. Con el SPA se le ofrece al imputado la posibilidad de una suerte de confesión –cuando elige el procedimiento abreviado–, con lo que se suspende el procedimiento y se le garantiza la pena mínima del delito del que se le acusa. Aun así, nos ha tocado litigar casos en que se le otorga el amparo a un hombre de 26 años, quien sustrajo de su casa a una niña de 13, la usó como su pareja sexual, además de que tenía intención de prostituirla y mandarla a vender droga. La autoridad alegó que había “error de tipo” por el atraso sociocultural del imputado, sin valorar la diferencia de edades, ni el interés superior de la niña. Esto sucede porque no existe interés en planear seriamente una estrategia nacional con enfoque de género y el acceso a la justicia en el ámbito que mejor demuestra la hostilidad del sistema penal en perjuicio de las mujeres y las niñas. Asimismo, el SPA que entró en vigor hace unos días supuestamente orienta sus beneficios a la víctima del hecho delictivo mediante una adecuada representación legal y la defensa de sus intereses a cargo de un o una asesora jurídica, así como por parte de la o el fiscal y/o agente del MP, que a la vez debe garantizar el pleno respeto a los derechos humanos de la persona imputada. Escrito así suena razonable. No obstante, cuando se discutió y aprobó el nuevo Sistema Penal Acusatorio, los temas de las mujeres fueron excluidos y hoy encontramos que los perpetradores cuentan con un sistema más garantista que el sistema inquisitivo – como ya decíamos párrafos arriba–, lo cual

implica una tendencia a poner límites a la actuación del poder punitivo del Estado (Carbonell, 2008). Esta lógica actuará en favor de los acusados de violencia sexual, secuestro, trata, tráfico y delincuencia organizada, por ejemplo. Así, el SPA es una mala copia del derecho anglosajón (o common law), es patriarcal y fue concebido para garantizar los derechos de los presuntos culpables y no de las víctimas. Por lo tanto, es falso que equilibre los derechos de las víctimas (especialmente de mujeres, niñas, niños y adolescentes) con los de sus victimarios. Una de las fallas más importantes del SPA es la tipificación de los delitos. A la fecha no ha sido posible encuadrar aquellos contenidos en leyes especiales como delincuencia organizada, trata de personas, tráfico de migrantes, secuestro, etcétera, lo cual –nuevamente– afecta directamente el derecho de las víctimas al acceso a la justicia. Más aún, resulta prácticamente imposible que la jueza o el juez logren reclasificar un delito si el MP lo valoró incorrectamente, lo cual también actúa en perjuicio de los derechos de las víctimas. Si a esto agregamos que existe el interés de realizar procesos abreviados en donde se desechan muchas pruebas presentadas, como los testimonios de niñas y niños –o se resta valor a la desigualdad en las relaciones de poder entre el agresor y su víctima–, el inculpado se favorece con penas reducidas o incluso puede salir libre si paga fianza. De más está decir qué va a suceder con delitos como la violencia familiar, la violencia sexual o el acoso callejero, delitos que se tratarán de conciliar. Tendríamos que preguntarle al autor de la reforma –tanto la local en el Estado de México como la federal–, el hoy diputado César Camacho Quiroz, cuál fue el objetivo, porque hasta donde hemos visto, no es la presumida panacea, sino un sistema que generará mayor impunidad e injusticia, sobre todo en los delitos que atentan contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes. Todo lo anterior ya está ocurriendo en nuestro país porque, además de todo, ni jueces, ni ministerios públicos, ni policías se

encuentran capacitados para responder a este nuevo modelo. En la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y El Caribe, tenemos ya varios casos emblemáticos en donde la justicia parece no existir y sí, en cambio, el aumento de los ya numerosos entuertos jurídicos que debemos enfrentar. Laura es el nombre de protección de una joven secuestrada y asesinada a manos de la delincuencia organizada en algún lugar de México, donde no ha sido posible encuadrar los delitos en materia de delincuencia organizada, por lo que el juez ha declinado la competencia hacia otro estado (ya que los hechos ocurrieron en este último), aun cuando la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia organizada (Seido) fue la primera instancia en tomar conocimiento del caso, según lo marca la Ley Federal de Delitos en Materia de Secuestro (artículo 23, último párrafo). Lo que sí hizo fue consignar la delincuencia organizada por separado bajo el sistema inquisitivo. En virtud de que el crimen ocurrió hace varios años, no ha sido posible que la autoridad determine con cuál sistema de justicia habrá de desarrollarse el procedimiento, y lo mismo ocurre con los poderes de justicia en los estados. En este caso, la jueza natural declinó la competencia a un juez de control de otro estado, cuando en la fecha en que declinó no estaba aún vigente el SPA. El resultado no es nada más que el proceso se alarga irremediablemente, haciendo a un lado la debida diligencia para las víctimas, sino que las autoridades no atinan a saber cómo se deben fundamentar sus resoluciones y recursos legales, si con el sistema inquisitivo o con el nuevo SPA, con lo cual los acusados seguramente están felices. Así pues, al mar de injusticias que hoy es México habrá que agregar el SPA como herramienta obstructiva para el acceso a la justicia de mujeres, niñas, niños y adolescentes víctimas. * Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (Catwlac).


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Amy y Janis, el jade y la perla ENSAYO :: Con cuatro décadas de diferencia y apenas 27 años de vida, Janis Joplin y Amy Winehouse se volvieron iconos de la música. Dos recientes documentales, Amy, ganador del Oscar este año, y Janis: little girl blue, por estrenarse en México, cuentan las vidas de estas dos estrellas fugaces. POR SYLVAIN PROVILLARD sprovillard@hotmail.com y anhelos. Los festivales Monterey Pop y Woodstock se volvieron todavía más míticos por el éxito de sus documentales. No es un azar que Janis Joplin estuviera presente en ambos festivales, casi como una desconocida en 1967 en Monterey (lugar de su increíble interpretación de Ball ‘n chain con su grupo Big Brother and the Holding Company) y como la Reina Hippie dos años después en Woodstock. Tal vez el reto más espinoso para los rockumentalistas sea salir del conservador formato que consiste en intercalar entrevistas con canciones. Existen otros formatos posibles, como el que fue usado en el primer documental sobre Janis Joplin (1974), mostrando únicamente imágenes de archivo, sin voz en off ni entrevistas de personas que no fueran la protagonista. El documental que se estrena este año, Janis:little girl blue, es un filme construido de forma clásica pero la fuerza de la Bruja Cósmica en el escenario y la atinada elección de los documentos presentados al espectador (ocho años de trabajo de recopilación) hacen más amena esta biografía, sobre todo porque aun el público que conoce sus canciones no sabe tanto de su vida (¿será mejor así?).

Cada situación mala es una canción de blues a punto de ocurrir. Amy Winehouse En el escenario hago el amor a 25 mil personas diferentes. Luego me voy sola a casa. Janis Joplin

Q

Quizá sea disparatado intentar erigir un puente entre dos cantantes que, si bien tienen rasgos análogos, no comparten tantas cosas como el inconsciente colectivo nos quisiera hacer creer. Me atreví a establecer un paralelo entre la Dama Blanca del Blues y la Diva del Soul al ver los dos recientes documentales sobre sus vidas. Al igual que el séptimo arte, el universo de la música es notoriamente misógino (solamente hay ocho mujeres en la lista de los 100 mejores artistas de la revista Rolling Stone) y, en este mundo de hombres, Janis “Pearl” Joplin y Amy Jade Winehouse forman parte de las escasas mujeres que alcanzaron el estatuto de icono en la historia del rock. Ambas lo lograron gracias a calidades semejantes: voces extraordinarias, sensibilidad a flor de piel, temperamento volcánico, y vidas efímeras y caóticas. El mito que se construyó alrededor de ellas se fortaleció por pertenencer al famoso club de los 27, creado en 1971 por las muertes sucesivas a los 27 años de Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison, al cual se agregó posteriormente Brian Jones (fundador de los Rolling Stones), encontrado sin vida en su alberca en 1969. La sociedad de los veintesieteañeros eternos se extendió primero con la muerte de Kurt Cobain (también objeto de un documental el año pasado) en 1994 y con la de Amy Winehouse en 2011. Todos ellos siguieron los pasos malditos del padre del blues y legendario Robert Johnson, fallecido en turbias circunstancias a la misma edad fatídica el 16 de agosto de 1938.

¿Soul sisters? Al investigar a profundidad sobre las vidas de ambas intérpretes y conocer los documentos visuales que las retratan, me di cuenta de algunas coincidencias anecdóticas y, sin embargo, sorprendentes. Amy y Janis no son de los nombres más comunes en el mundo anglosajón: Janis está en el lugar 774 de los nombres más comunes en Estados Unidos, Amy en el lugar 68. Sin embargo, la directora del documental Janis: little girl blue se llama… Amy Berg mientras que la madre de Amy Winehouse se llama… Janis. Además está en desarrollo un biopic sobre Janis Joplin, que sería interpretada por… Amy Adams. Encontré incluso una improbable tesis de maestría en filología de la Universidad de Belgrado titulada Las vidas bipolares de Janis Joplin y Amy Winehouse, que intenta demostrar la correlación entre sus enfermedades mentales y su creatividad artística. Los encabezados del segundo y tercer capítulos son citas de las propias cantantes: “Soy víctima de mis propios adentros: Janis Joplin” y “Soy mi peor enemiga: Amy Winehouse”. Fascinante. Más allá de estas trivialidades, el puente

Cartel promocional de Janis:little girl blue.

colgante que une a Joplin y Winehouse es, en principio, temporal. Nacieron y murieron con 40 años de intervalo: Janis sucumbió a una sobredosis en 1971, en plena época hippie, 13 años antes de que naciera Winehouse, quien tuvo que vivir su estrellato en la era de la frivolidad de las redes sociales y del acoso perpetúo de las cámaras (hoy en día, con nuestros celulares, todos somos paparazi). De ahí deriva la primera diferencia en el tratamiento de ambos documentales: Amy utiliza miles de horas de grabaciones privadas y públicas para hilar la trágica vida de la cantante londinense, mientras Janis: little girl blue se sirve de las entrevistas, testimonios y sobre todo cartas escritas por la propia Janis a sus familiares y amigos, leídas en el filme por la cantante folk-rock Cat Power.

Sex, docs and rock n’ roll Las estrellas de la música siempre han ofrecido un tema apasionante para los cineastas, quienes se han acercado a artistas para rodar sus rockumentaries e, incluso, han participado en la expansión de su mito. Los filmes acerca de los Rolling Stones son un perfecto ejemplo de ello: la banda más longeva de la historia del rock fue protagonista de más de 20 documentales, desde conciertos filmados (Shine a light de Martin Scorsese), narraciones cronológicas (Crossfire Hurricane), crónicas de ensayos (Sympathy for the devil de Jean-Luc Godard) y de giras (Gimme Shelter y Cocksucker blues, censurado por mostrar el uso de drogas y desnudos). Algunos documentales que bien hubieran podido permanecer como simples festivales filmados se convirtieron en retratos musicales de una generación, incluidos sus miedos

Blue little girls Al revelar pedazos de vida aparentemente anodinos, el director de Amy (Asif Kapadia, también autor del magnífico documental sobre el piloto brasileño de Fórmula 1 Ayrton Senna) logra contar una apasionante y perturbadora historia, sobre todo en cuanto al nefasto papel jugado por el padre de la cantante. Cuando se trata de entender la personalidad de figuras públicas, los documentalistas regresan a menudo a la infancia y adolescencia de sus protagonistas, a veces con atajos y clichés simplificadores para intentar explicar su rebeldía, su genio e incluso sus adicciones. Para Amy y Janis, el cuento de la niñez infeliz al estilo David Copperfield no funciona: claro que ambas cantantes tuvieron sus traumas y dificultades para ser aceptadas, evidentemente sufrieron como muchos jóvenes de la soledad y la incomprensión, pero existen más factores que las llevaron a vivir intensa y trágicamente. Ambos documentales consiguen demostrar que Amy Winehouse y Janis Joplin eran seres mucho más complejos de lo que uno suele imaginar. Estas mujeres hipersensibles y frágiles expresaban sus sentimientos a través de la música, arte que se convirtió, a la vez, en imprescindible escapatoria para soportar este mundo y en cárcel dorada. Pienso en la metáfora del biopic que Julian Schnabel dirigió sobre el pintor Jean-Michel Basquiat, otro artista que dejó este mundo a los 27 años: en la película, el grafitero underground narra a su madre una alegoría sobre el lugar del artista: “Un príncipe, encerrado en una torre de la cual no podía salir, solía golpear su corona sobre las barras de metal y creaba así el sonido más hermoso que resonaba a millas alrededor. Llenaba todo el mundo y a todas las personas con belleza”. Así las cosas, Amy y Janis eran princesas.


8 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN

SÁBADO 13 DE AGOSTO DE 2016

Ambos documentales consiguen demostrar que Amy Winehouse y Janis Joplin eran seres mucho más complejos de lo que uno suele imaginar Lista subjetiva de mis diez documentales de rock favoritos:

Don’t look back El padre del rockumentary. Bob Dylan, joven, arrogante y carismático. Buscando a Sugarman Increíble historia de Sixto Rodríguez, Don Nadie en Estados Unidos y estrella adulada en Sudáfrica, que si fuera ficción, no la creeríamos. Amy La tragedia moderna de la primera víctima de la era del selfie. Woodstock El cinema-vérité retratando a la generación hippie. El último vals Martin Scorsese filma el concierto de despedida de The Band, grupo infravalorado que solía acompañar a Bob Dylan. Dig! El (exagerado) conflicto entre dos bandas de la Costa Oeste de Estados Unidos, The Dandy Warhols y The Brian Jonestown Massacre, para acceder a la fama sin hacer concesiones. Anvil! La historia de Anvil La historia contada por los perdedores: la trayectoria de un grupo que tenía todo para alcanzar la fama y no lo logró. This is Spinal Tap! Hilarante falso documental sobre un grupo de rock pesado. Pink Floyd: Live at Pompeya Excepcionales grabaciones en las ruinas e imágenes de la banda trabajando sobre Dark side of the moon. ¿Qué más se puede pedir? Let it be La decadencia del imperio beatleiano.

Cartel de Amy, de Asif Kapadia,

Añoranzas A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

L

os tacos al pastor eran los mejores tacos del mundo: están implantados en mi ADN chilango a fuerza de perdurable sabrosura y buenos recuerdos. Son parte de una infancia aliñada en noches gozosas: de riqueza gastronómica, concordia urbana, barullo popular y paseos campechanos. Eran todo un espectáculo: profusa carne adobada, apretada en capas de sabor, formando contundentes estratos de maciza y grasa, girando a pasitos -como vueltecita de danzón-, dorándose en un abrazo de fuego vertical, sudando suculencia, desgajándose sobre una tortilla hasta formar un taco, un taco coronado por un trozo de piña acróbata, un taco rebozado con trozos de cebolla y cilantro, un taco que al final del show suspiraba profundo al ser bañado en salsa. Se confeccionaban con una técnica especializada: el corte de carne en su modalidad de bistec (marinada previamente en un aderezo con base en achiote) se apilaba aleatoriamente mientras era perforada, en su centro, por una varilla de hierro giratoria. Las lonjas, se incorporaban formando un componente macizo y suculento con forma de trompo. Se mostraban con una entrega admirable: cuando la carne del exterior de la pila estaba ligeramente dorada, era el momento justo para que el taquero rebanara la mencionada sección con el objetivo de ofrendarla, y para que las capas más profundas pudiesen asarse. Al corte, los finos mantos se despeñaban sobre la tortilla que el pastorero tentaba. En una mano el cuchillo y en otra la tortilla. Amén. Según recuerdo, los puestos de tacos al pastor ocupaban un espacio místico: cada esquina de la ciudad más híbrida y disimulada del Planeta. Eran parajes donde al paso mundano cantaba el fuego y circulaba un delicioso aroma, como en las antiguas hogueras en que los extenuados pastores o cazadores presenciaban la alquimia de sus alimentos, mientras charlaban con sus pensamientos y digerían,

confortados, pedazos de adobada existencia. Yo vivía en Villa Coapa, al sur, en la delegación del Tlalpan, en un multifamiliar de clase media, entre edificios, y departamentos tipo dúplex. Era feliz estudiando en la Primaria Niger, asistiendo a la matiné, enamorando a la Mujer Maravilla del festival de verano, explorando sueños de laberintos y casas abandonadas, jugando a las olimpiadas en los andadores, ejecutando la Operación Dragón en el gimnasio de los Hermanos Yáñez, huyendo del Beto Loco, nadando en mi pecera, armando batallas campales contra los boy scouts, impostando la selva tropical en un pequeño jardín, haciendo excursiones al canal de Cuemanco, sumergiéndome en las ilustraciones de un libro, jugando de vaquerito en el equipo de futbol americano, escuchando a Queen en un radio de baterías. Y era muy feliz buscando una pira nocturna para masticar el gusto de una urbe que cenaba tacos al pastor. Ahora vivo en Morelia ¡Extraño ese sabor!

LA NOTA, LA RECETA, EL REMEDIO Los tacos al pastor, o tacos de trompo, tienen un origen relacionado con una considerable migración libanesa que tuvo lugar durante los años sesenta. Tanto en las ciudades de Puebla como de México al adaptar el shawarma árabe (sí, el mismo que le encanta a Tony Stark) se sustituyó el cordero por carne de puerco. Paulatinamente, la receta se fue mexicanizando, o “tropicalizando” hasta llegar a la celebrada corona de piña. Actualmente, la carne se marina en una combinación de achiote, vinagre, especias y chiles, que varía con cada taquero. Los tacos al pastor también se asemejan a otras comidas como los gyros griegos o el döner kebap, de Turquía. Se trata de platillos relacionados con la gastronomía del Antiguo Imperio Otomano, pero no sé qué tanto con mis memorias corporales.


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