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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 29 DE ABRIL DE 2017 |

Aproximaciones a

José Antonio Alvarado COMPILACIÓN Y PRESENTACIÓN: RAFAEL CALDERÓN | PAG. 2

Que nadie robe a la noche sus fantasmas POR JOSÉ ANTONIO ALVARADO | PAG. 5

Viajar entre palabras POR LUCÍA RIVADENEYRA | PAG. 2

De las alegorías de la muerte

Tres poemas de ayer y el Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Morelia 2017 POR RAFAEL CALDERÓN | PAG. 6

POR ÁNGEL JOSÉ FERNÁNDEZ | PAG. 3

De opiniones breves y sustanciosas POR GASPAR AGUILERA DÍAZ | PAG. 4

Noticias sobre «Las palabras cansadas de volar solamente nombran» POR JOSÉ MENDOZA LARA | PAG. 4

Tras el telón de acero DIARIO SIN CABEZA POR ERNESTO HERNÁNDEZ DOBLAS | PAG. 7

Quitapesares A LA SAZÓN POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS | PAG. 8


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SÁBADO 29 DE ABRIL DE 2017

Aproximaciones a José Antonio Alvarado COMPILACIÓN Y PRESENTACIÓN: RAFAEL CALDERÓN

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ara reconocer la presencia insoslayable del poeta José Antonio Alvarado (Zacapu, Mich., 1943) he procedido a recuperar tres voces de trascendencia, mismas que sirven para conocerlo. Estas opiniones son de autores contemporáneos suyos. Se trata de textos de Gaspar Aguilera Díaz, José Mendoza Lara y de Ángel José Fernández publicados en diferentes momentos y que se registran en las diferentes ediciones de los títulos de su poesía; seguidos de un fragmento que sirve de presentación al título Tres poemas de ayer: “La muerte del Quijote”, “Sobrevivencias de una muerte” y “Que nadie robe a la noche sus fantasmas” e invitar a los lectores del suplemen-

to Letras de Cambio, que acertadamente dirige Víctor Rodríguez, a conocer un poco de la poesía de Alvarado con el poema “Que nadie robe a la noche sus fantasmas” y que nuevamente pone en circulación con aquellos dos poemas Jitanjáfora Morelia Editorial y le sigue un texto que permite ubicar en estos días las lecturas y mesas del Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Ciudad de Morelia 2017 que culminará con la mesa de homenaje dedicada a José Antonio Alvarado el día de hoy a las 18:00 horas en el Auditorio Principal de Palacio Clavijero, con la participación de Lucía Rivadeneyra, Silvia Figueroa Zamudio, José Mendoza Lara, Rafael Calderón y la presencia del poeta.

APROXIMACIONES A JOSÉ ANTONIO ALVARADO

Viajar entre palabras POR LUCÍA RIVADENEYRA

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e agradan los homenajes cuando los elegidos están presentes. Uno los puede observar, aplaudir y mirar a los ojos. Da gusto verlos sonreír, negar pícaramente o asentir con la cabeza. Me conmueve verlos llegar, por lo general, con quienes aman, con quienes han sido solidarios a través del tiempo. Además, ya en el momento, uno se entera de historias nunca antes reveladas. Por ejemplo, en el homenaje por sus setenta años, me enteré que José Antonio Alvarado en sus mocedades participaba en radionovelas, que hace mil años en un periódico publicó versos de infancia, que es un profesor viajero… Hace 74 años, José Antonio Alvarado nació en Zacapu, Michoacán, y ha andado por el mundo buscando palabras y no sólo las ha encontrado sino que las aprehende y las obsequia desde 1969. Habitación sin muros ve la luz en ese año. En 1973, publica Para la hora del té. En ambos poemarios, ya desde entonces, aparecen ciertas constantes de su poesía: el mar, el silencio, la soledad, ambientes naturales; objetos poéticos que a todo creador seducen, sin duda. No obstante, en Para la hora del té empieza a hablar de la ciudad y de la noche. Alvarado escribe en servilletas, como todos lo hacemos o lo hemos hecho en momentos de urgencia, pero él lo confiesa en alguno de sus poemas. Poco a poco, refleja sus lecturas y sus vivencias en su quehacer literario. Se revela como un buen lector de los poetas Carlos Pellicer y José Carlos Becerra Y escribe “A puerta cerrada”, dedicado a este último; es cuando empieza a inclinarse por poemas de largo aliento. Asimismo, incorpora muchos elementos de la naturaleza.

Te hablaré del bosque que viene a sentarse tristemente

(a la orilla del pueblo a contemplar tu muerte … Hay que saber mirarte Prendido por el pico de un pájaro entre la realidad y el mundo Saber que tu voz es el aire que sostiene las habitaciones (dispuestas al amor después de la catástrofe Y que esta ciudad que tú inventaste te condena a ser (frase en los laberintos de la incomprensión y el tedio … Cuando escribo hay un tren pasando por la cabecera de la cama Está próximo el amanecer Soy un náufrago saliendo del océano de las resurrecciones Sobre la almohada el esqueleto de las palabras. En 1982, publica Algo ha quedado roto desde entonces, en él hay más de algún epígrafe de Becerra. Es en este material donde se puede advertir cómo, poco a poco, sube el tono cálido de sus versos. … Lo sabía como lo sabía tu pelo cuando la ternura nos sellaba los labios y entre tu mano y mi mano y tu cuerpo y mi cuerpo no había espacio.

Luego llegan Ejercicio del sueño, también de 1982, e Interrogatorio de barandilla y otros textículos, en 1984, aquí encontramos poemas breves, con cierta dosis de humor, como por ejemplo: IMAGEN: ALEJANDRO DELGADO


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Hay días a los que les ponemos preservativo para no embarazarnos de tristeza y corramos el riesgo de parir un verso

Sólo una cama de hospital nos muestra lo que somos un número notas indescifrables con pastas de aluminio … … tal vez existe la humedad necesaria para ver florecer la semilla del amor en los labios

Después vendrán La pequeña Frankestein (1985), El cangrejo del mar (1998), Poemas (1998). Van aquí algunos versos para la memoria y el regocijo, de La muerte del Quijote (1999), justamente del poema “La muerte del Quijote” en el que muestra su necesidad de abundar y en donde mezcla lo inconcebible, pero real, con lo real inconcebible:

Por qué pienso eso ahora desde esta cama de hospital con la cabecera signada con el número 12 y una vez más con la necesidad imperiosa de orinar es absurdo que de todas las cosas que siento pienso imagino Sólo esta pueda interesarle a la enfermera

Mariana; y La noche y otras cosas que ignoro, como poemas inéditos al menos en su antología. En ellos se habla de la muerte, el ombligo, la copa de los pinos, las pestañas, las sombras. Sí, poemas inéditos, como este homenaje por su trayectoria. A través de los encuentros y del trato con José Antonio Alvarado uno puede advertir su interés por Michoacán, su Estado; por la ciudad de Xalapa, por la docencia, por las sorpresas inevitables de la cotidianidad, por la vida, vamos. Hace muchos años que he disfrutado de su cordialidad y de sus palabras. Sé que desde nuestro primer encuentro, lo confieso y lo parafraseo, entre nosotros, “algo ha quedado unido desde entonces”. Felicidades, José Antonio y ¡Salud!

En 2001, obsequia El dragón en el espejo, en donde la naturaleza está más presente que nunca, a pesar de los espejos. Aquí hay un poema al padre “Sobrevivencias”, de donde tomo algunos versos:

De la verdad del alba de esos brazos sedientos de tu cuerpo de ese cuerpo que el amor no quiere cargar como equipaje muerto …

(Siempre pensé en la muerte como una cicatriz pero ahora sé que es también una llaga expuesta a la gangrena)

Y como nadie sabe de tus ojos de los miedos con los que cada mañana saludas al espejo…

Hacia 2002, tenemos Descubriendo a

… Y no hay peor dolor que el de entregar al polvo los labios sin tus besos como luciérnagas que mueren sin conocer el alba

En 2000, ofrece “Las palabras cansadas de volar solamente nombran”, uno de mis poemas predilectos porque lo percibo como una ensoñación; como versos arrancados a la anestesia, a la angustia, a la enfermedad, a la sala de urgencias. Me provoca la desesperación que se gesta entre el insomnio y la necesidad de dormir o el sueño alterado, el horror entre la repetición de imágenes arbitrarias y la lógica de estar despierto y querer estar dormido. Es un material preñado de compulsión y desesperación, de recolección de frases hechas en la cotidianidad, pero rescatadas por el poeta, con la lógica que ofrece la poesía en un espacio desconocido. “Ponga aquí sus valores” me pide la mujer embarazada mostrándome un sobre. –No traigo nada de valor– contesto. El reloj, los lentes, las llaves, el dinero y tres plumas Ella los recibe y va tomando nota Y me doy cuenta que son las mismas cosas que cada mañana guardo en los bolsillos como si fueran necesarias para enfrentar el mundo … “Un teléfono a dónde llamar para que vengan a recoger sus ropas y valores” mis valores –pienso con amargura– treinta y cuatro cincuenta un reloj y unas plumas será esta la vida un ir y venir de mercaderes… …

APROXIMACIONES A JOSÉ ANTONIO ALVARADO

De las alegorías de la muerte POR ÁNGEL JOSÉ FERNÁNDEZ 1

(...) el lector de este libro de José Antonio Alvarado está a punto de vivir una experiencia que de antemano se intuye rica

A

lgo ha quedado roto desde entonces no sólo es un acto por perseguir lo inalcanzable; nos remite a los engranajes del sueño, donde cobran figura e imagen los hechos del hombre que se preocupa por vivir y dejar huella; las preocupaciones son de una constante lucha entre el acto de la escritura, una voz de permanencia y una constancia que alcanza los logros de una identidad y cuyos mensajes no sólo rebasan el espasmo de vivir, sino que ubican al lector ante un innumerable y original enfoque de una poesía que ahora empieza a adquirir lugar en las letras mexicanas. Poesía ésta, como la de otros poetas de su generación, que llena un vacío y se reafirma en los entornos de nuestra literatura.

2 De toda posible lectura, la más válida, aquella que no sólo miran los ojos del lector, es la que mayormente aprecia los universos sensibles que la contienen. Y el lector de este libro de José Antonio Alvarado está a punto de vivir una experiencia que de antemano se intuye rica pues el lector se posesiona de una visión múltiple de una obra unívoca, donde el tema central es el clamor de la muerte, un tema tan vivo de vigor que sólo logra abarcarse a través de inigualables y múltiples carismas, donde se presencian las infaustas muertes de

los seres, los recuerdos, los hechos malos, los objetos de todos los días y la muerte de los rencores entre los espacios que sus propios hallazgos brindan a lo inmoral. José Antonio Alvarado, al prepararnos este libro, va más allá de lo simple artesanal. Convoca sus versos al arrebato de los retumbos de la experiencia sensible, sensible más que sensitiva. Sensitiva, su cauce acarrea lo sublime. Sensible sólo a partir de la violencia donde se sublima la rabia y se hace acompañar de la inevitable trascendencia del vivir cotidiano, en la participación de todos los elementos imaginables de la imaginación. Los poemas aquí están, quedan ya presentes y a punto de ser objeto de la lectura: son un viraje a través del tiempo y la desolación, una especie de viaje hacia las semillas de los hombres y no solamente porque aquí nos encontramos y los textos en sí mismo se representen y expliquen por ellos mismos, sino porque su temporalidad venga de presente hacia atrás, de los último de la producción hacia lo primero digo de rescatarse. Esto quiere decir que los poemas de este volumen antológico contemplan en el lector su propia imagen y al mismo tiempo expresan los mundos invocados del poeta y los predicados muestran rasgos pertinentes de experiencias, anhelos, contingencias, y resultados, experiencia, en una palabra que desea comunicarnos bajo el tamiz de un universo arrepentido, jamás desnudo sólo con


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las ropas de la amargura aunque al fin y al cabo al recuperar nuestra lectura la obra en su conjunto nos haya dejado representados ejes y enfoques de un solo mundo y nos deje un mensaje solo a nuestro pequeño cosmos sensible: esa ternura al pie de su elevación de realidad amarga, consecuciones de lo perenne, revitalizadores de lo perfecto, si lo perfecto es lo realizado, una presentación, en suma, del amor en la infinitud de sus caracteres, presagios y acontecimientos. La obra logra ir más allá. Sus particulares hechuras dan no la idea de lo fragmentario sino que consecuentan lo transgredible, lo atribulado que exige la experiencia, y acaso esto sea lo más importante de la obra de José Antonio Alvarado, las recurrencias de aquellos elementos que por haber sido vividos se experimentan y por experimentarse se resuelven en ese más allá de la intuición poética que es la realidad misma que plasman los productos, y que apuntan hacia una indudable univocidad de estilo. Obra gastada bajo los estipendios del vivir, sus imágenes reposan en ese movimiento que queda preciso frente al silencio, justamente a manos de la acción de lo recuperable. Obra de etapas modulares, de abismos reiterados y obligatorios discernimientos sobre lo palpable, los poemas de José Antonio Alvarado pertenecen al terreno de lo aprehensible y jamás habitan las afueras de la irrealidad de sus hechos, los vanos academicismos, los imperturbables vacíos o los taludes del ripio acomodaticio. Es poesía vivificada en la resequedad de la ternura, entre los paños de la verdad misma, la misma que está a punto de hablar cuando hablando para sí el poeta y consigo mismo antes que con nadie. José Antonio Alvarado decide abandonar la ciudad de su silencio, y nos entrega una nostalgia de sus poemas. Y, como en toda antología, y, como todo antologador que se precie, ha tenido en cuenta los implícitos y más que un corriente de presencias ha preferido el rigor de quien se siente verdugo de sus propios actos y aconteceres. Una vez realizada la selección, se descubren los antecedentes secretos: el punto de partida es esa alegoría que pondera tras de sí a muerte, esos avances en caballo de la tristeza que da igual a verdad, a sentimiento no de culpa sino de verdad, y la irremisible violencia de lo que se asimila en todos los días de la vida y del trabajo de la creación del mundo. Hecha la depuración, resulta hasta catártica la noble enseñanza de la autocrítica, que no es sino hija del oficio y hermana consanguínea de la terquedad definitiva. José Antonio Alvarado pertenece a esa generación de poetas mexicanos que han nacido entre los años cuarenta, generación que ha quedado marcada con los acontecimientos de Tlatelolco y que con las publicaciones de Poesía en movimiento y la Asamblea de poetas jóvenes de México parecería resultar escindida de los entornos de la literatura mexicana contemporánea, pues en ninguna de esas antologías quedan vísperas o rastros de un grupo de poetas muy importantes que no se han imbrincado en mafias revisteras o en las ediciones marginales, marginales o independientes, sino como un enclave que apenas vive rezumbando entre esos mares solitarios. Joven y en plena madurez, José Antonio Alvarado grita su voz de presente en nuestra literatura, con el paso firme de quien se sabe, al principio y al fin, poeta.

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APROXIMACIONES A JOSÉ ANTONIO ALVARADO

De opiniones breves y sustanciosas POR GASPAR AGUILERA DÍAZ 1

Imágenes conmovedoras y húmedas por el mar, el bosque y los espejos, testigos nocturnos de la piel, el hastío y la lluvia

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a evocación de la muerte, la recuperación de la soledad, el sueño y el amor, son las constantes poéticas en la obra de José Antonio Alvarado. Imágenes conmovedoras y húmedas por el mar, el bosque y los espejos, testigos nocturnos de la piel, el hastío y la lluvia. Las escenas recuperadas de la realidad, van apareciendo con la sencillez y profundidad que provoca la complicidad y sobre todo la reconstrucción participativa del lector, por las atmósferas y sensaciones en la piel y los ojos en los poemas eróticos; la desolación más contundente en ocasiones que la muerte y una ironía corrosiva que fabula y corre el maquillaje de la formalidad en los poemas breves. Habitación sin muros (1969), Para la hora del té (1973), Algo ha quedado roto desde entonces (1982), constituyen hasta ahora el itinerario poético que forma un oficio sólido que en su sentido del ritmo y la capacidad de evocar con sordidez, ironía o nostalgia, encuentra su mejor expresión.

2 Del epigrama al poemínimo hay sólo un trecho y el paso mortal del poema serio al

verso breve e ingenioso como latigazo contundente en plena cara seria de la poesía, está resuelto aquí en naturalidad y soltura. Respuesta a un interrogatorio de barandilla y otros textículos, de José Antonio Alvarado, es el divertimento creativo y agudo después de libros escritos en otro espacio vital y poético como Algo ha quedado roto desde entonces, Editorial universitaria 1982, y Ejercicio del sueño, IMC, 1982, en los que el ánimo que los sostiene va de la mano con la reflexión evocativa sobre los eternos temas de la literatura: el amor, la muerte y la existencia. En Respuesta a un interrogatorio de barandillas y otros textículos, el poeta se arriesga con audacia contra la solemnidad y el verso largo explicativo; cada poema es una síntesis corrosiva del microcosmos social, amoroso y político, donde la ironía y la ternura se van entrelazando en filigrana como los dibujos japoneses en los granos de arroz o los ingeniosos y punzantes del entrañable Efraín Huerta. Si la poesía es el puente hacia la verdadera realidad por el misterio de la palabra, estos breves textos, desacralizados, desenfadadamente eróticos, nos ayudan a pasar optimistas al otro lado de lo acartonado y frío.

APROXIMACIONES A JOSÉ ANTONIO ALVARADO

Noticias sobre «Las palabras cansadas de volar solamente nombran» Las palabras cansadas de volar… constituyen un hito en nuestra poesía

POR JOSÉ MENDOZA LARA

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osé Antonio Alvarado (Zacapu, Michoacán, México, 1943). Con este poema grande alzado de una anécdota de dolor (que no deja de hacer brotar ciertas sonrisas) derramándose por el librito, José Antonio se permite –definitivamente– ponerse a residir en el aliento amplio de su expresión madura. Las palabras cansadas de volar… constituyen un hito en nuestra poesía. El tiempo y el modo de deletrear la síntesis de su sincronía, las ubicaciones espaciales, las personas, los parientes, el instrumento del nosocomio y los objetos que se esgrimen, ciertamente por la excepcionalidad de una urgencia de salud (en la que la enfermedad no es necesariamente el contenido del mensa-

je), alcanzan otra expresividad, otro modo de ser y hacer el coloquio, valiéndose de las palabras asidas al vuelo, desasidas del vértigo y de la evasividad de sus sentidos para que solo nombren la insospechada intensidad de sus aparentes sinsentidos: fuera y dentro de la supuesta tragedia, el morir no conlleva el gran escándalo que se decía; nada épico o intolerablemente metafísico u ontológico sucede, salvo lo lúdico de las palabras, su conjuro para que acontezcan y simplemente nombren lo acontecido. El poema corrobora el hecho inevadible de que siempre estamos morbivientes, vivos y desfalleciendo en el transcurso de lo contingente que es la víspera.


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CREACIÓN

Que nadie robe a la noche sus fantasmas José Antonio Alvarado Poética Lo importante De la palabra Es que hace carne Y tiembla Y nos deja A ojos vista La belleza 1 Prepárate a brillar Ya verás que basta sólo un poco de humus Para que las raíces negras de mi pluma Tracen tu cuerpo sobre el papel que lo soporta todo Hasta un verso de amor Prepárate a brillar Porque voy a esculpirte en obsidiana Allá donde la plata de tu sexo Oriente al navegante Prepárate a brillar Paja sobre paja Bajo la luna llena 2 Anochecí pensando En los frutos posibles Cuando los primeros rayos De tu cuerpo Se fueron metiendo En los recuerdos Como un barco pirata 3 Quién robó los fantasmas a la noche Provocando al cuchillo a que nos hiera Que devuelvan el canto de los grillos El llanto de las mujeres por los agonizantes El chillido de la parturienta La respiración agitada de los amantes Para que nadie muera degollado 4 Me equivoqué de día O el día se equivocó y anduvo loco Buscándome en el traje que no era Dando las buenas tardes a quien no conozco Me calcé los zapatos del martes Y es hasta ahora 23:45 Que levantan su llaga de protesta 5 El llanto inunda la habitación con su polilla Y hasta los pasos ausentes le arrancan un lamento a la casa Los muebles murieron en su sitio Los espejos amanecieron con negros manchones en el centro de su vacío Todo grita ahora su condición de fantasma 6 Toma esta daga para el hueco del árbol Y este muslo para la mordedura de serpiente Vas a destruir al minotauro

Que su lengua Áspera a veces Nunca hiera a mansalva Que estalle dinamita En el ojo arrepentido de mirar Y que a la mañana siguiente Ya no recuerde nada 8 Cuándo decir Es junio quebradizo Naufragio del pez espada Que harto del silencio Persigue a la gaviota Cuándo decir Es lluvia contra la imagen sucia Que recogen los charcos Cuándo decir Es bastarse a sí mismo Para destruirse (Y también para amarse) Negro escorpión Que se descubre Más vale –entonces– Quedarse gota de agua Colgado de la hoja Como el recién ahorcado 9 Hay días en que esto de vivir Me pone melancólico Y me da por limpiar Los zapatos que existen en la casa Por pensar en un Mallarmé borracho Y por bañar al perro Cortarle los bigotes Por revisar las cuentas del mercado Y terminar el día diciendo Puta madre Cómo será vivir siempre a tu lado

Ya conoces mis flancos vulnerables 7 Tomo este verso Es el nacimiento de mis piernas

Este poema y Sobrevivencias de una muerte fueron recuperados de la edición 75 poetas y narradores (Homenaje a Sor Juana en III centenario de su fallecimiento). Edición a cargo de José Mendoza Lara, que sirvió como proyecto del Material de Lecturas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, 1995.


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APROXIMACIONES A JOSÉ ANTONIO ALVARADO

Tres poemas de ayer y el Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Morelia 2017 POR RAFAEL CALDERÓN

1.

TRES POEMAS DE AYER. En 1995 – el año de la gran crisis mexicana de fin de siglo XX– José Antonio Alva-rado ha rebasado medio siglo de vida. Su actividad poética ejerce en este sentido un claro en el bosque. Es su mejor carta de presentación. Justo ese año –en el III centenario de la muerte de Sor Juana– tiene en sus manos la conclusión de dos poemas memorables. Estos reflejan una identidad intermedia de su trayectoria entre la escritura y el legado de su vida. El primero no es exactamente un poema: es la serie que bajo el título Que nadie robe a la noche sus fantasmas refleja el ejemplo del verso breve y contundente, la estrofa con amor y la exploración del lenguaje, el descubrimiento de sus entrañas: son versos irónicos y encierran la pasión entre lo que dice y el cómo lo expresa; el segundo es Sobrevivencias de una muerte que sin duda un lector atento sabe que está relacionado con la muerte de su padre y registra en sus estrofas la recta final de una vida. Por lo que quiero referir que estos dos poemas son tomados como ejemplo de modelo de su evolución que sirve para anotar la dimensión de aquella etapa de su poesía. El poema Sobrevivencias de una muerte registra expresiones que colindan con las entrañas del dolor, la muerte, la despedida, pero más extensamente –escribió José Mendoza Lara– “con los poemas, artículos, ensayos y antologías de José Antonio Alvarado las letras nicolaitas y michoacanas han recuperado una capacidad de osadía temática y de estilos que no había sido constatada en nuestro medio en las décadas recientes”. Esta expresión indagatoria no termina ahí sino que con estilo registra la posteridad a un tiempo iluminador: “Heredero de una gran tradición de universitarios que se han nutrido de la práctica de la libertad crítica y creativa y en la expresión autentica de un lirismo inteligente, José Antonio Alvarado nos proporciona a los lectores de esta transición de Siglos, la posibilidad de acceder a una escritura que deviene de la versatilidad de una generación como la de La espiga y El Laurel (1947- 1953), transcurre por las opciones juveniles de los años sesenta y setenta, e incurre en la madurez al mediar esta década que pone fin al milenio”. Y, termina con un dato precisiones, como decir: “El poema Sobrevivencias de una muerte, con el que iniciamos la segunda serie de los Cuadernos de Literatura Michoacana, así nos lo corrobora”. En este poema además registra la despedida, y habla de la muerte. Por este suceso de la naturaleza termina el largo diálogo entre la vida y la muerte. Pero esto incluye la angustia del sufrimiento y observa con nostalgia el día a día. Sabe que se enfrenta a la realidad de su propia soledad que, le llega, y disipa con dolor escribiéndolo ante el resultado del poema. No son precisamente coplas a la muerte de su padre; en sí es un poema que habla de la muerte y el sufrimiento. Algunas estro-

(...) el poema de Alvarado ayuda a comprender esa legión de poemas magníficos que desde Michoacán se han escrito

fas incluyen un recuerdo o son detalles vividos y con la intemporalidad recupera parte, pero suficiente con lo que anota, para decirlo y comprender que es el final de la vida. El poema es una despedida, y asimismo un reencuentro con su propia vida transitoria. El reto en todo caso es enfrentarse a aquella circunstancia. Mayor por supuesto es la ley de la naturaleza. Sin embargo, la cuenta regresiva empieza como recuento de lo que se vivió, de la convivencia, el amor perdurable y la sólida imagen de aquellos recuerdos. “Como la noche al alba/ todo se rompe en el punto en que se une/ sin lograr distinguir/ si es la unión/ o la ruptura/ lo que duele”. A lo largo de la poesía mexicana se han escrito magníficos poemas con este tema, pero con pocos se puede comparar este poema de Alvarado. En su sentimiento, con el aroma de las palabras y el peso específico que otorga al significado de las palabras. Posiblemente venga a nuestra mente que un antecedente para Alvarado es aquel que se llama La muerte del mayor Sabines, pero habrá quien haga diferencias sustanciales. Por mi parte, creo que el poema de Alvarado ayuda a comprender esa legión de poemas magníficos que desde Michoacán se han escrito. Esto seguro que es un poema que emparenta más con nuestra tradición y de manera específica con Ángeles de la Muerte de Francisco Elizalde García –que su autor escribe con motivo de la muerte de su madre– pero la intensidad del dolor por delante reitera la función que desde la soledad se sobrevive al posible olvido y que es capaz solamente de encapsula la poesía. Alvarado dice con sincera vocación esa pasión de su vida: “Pero hoy quería escribir/ que te vi consumirte/ como un día lo hiciste con la vida/ –y te aseguro que no idealizo nada–/ después de 19 días y noches/ sin saber dónde empieza/ o donde termina la batalla”. Como resumen necesario me permito decir que José Antonio Alvarado, Gaspar Aguilera Díaz y José Mendoza Lara, en su poesía, tienen registrada por voluntad propia la continuidad de esa individualidad. Pero, su mayor virtud, está en la escritura frecuente del verso libre y el ejercicio de cierto coloquialismo; sin dejar de lado la capacidad de la música, el ritmo, la esencia del lenguaje y su sonido. Llevan en rigor un estilo más libre y personal, pero condicionado al verso por el ritmo y el sonido de las palabras, con una riqueza que están explorando para perfección de la tradición poética que ayudaron a consolidad en estos tiempos. Específicamente decir en el caso de José Antonio Alvarado que registra el coloquialismo simultáneo del versículo largo. Posiblemente marca distancia generacional con los demás autores, pero nunca quieto. Es dueño de una obra que rebasa esta frontera. Inscribe su poesía por periodos intensamente creativos. El primer salto a la escena de la poesía sucedió entre 1969-1973 con Habitación sin muros y Para la hora del té; el siguien-

te Algo ha quedado roto desde entonces y Ejercicio del sueño, extendiéndose con La pequeña Frankestein y los breves poemas de Interrogatorio de barandillas y otros textículos; el periodo intermedio de su vida: dos poemas largo: Sobrevivencias de una muerte y Que nadie robe a la noche sus fantasmas, suma dos antologías de autores por él leído y releídos: Nosotros somos yo, de Ramón Martínez Ocaranza y, Junio, de lluvia vestido, de la poesía de Concha Urquiza; para llegar finalmente con otra etapa de intensidad lírica entre el fin de siglo y la transición del tercer milenio: Las palabras cansadas de volar solamente nombra, La muerte del Quijote, El cangrejo y el mar y algunos poemas que no están del todo visibles. Ya en el siguiente siglo sale a relucir El dragón en el espejo… y es una lista que no termina afortunadamente. Por ello, cuando surge esa huella del romanticismo, en su escritura, permite Alvarado a su poesía colindar con temas como el amor, la muerte y la sobrevivencia al posible olvido. Como recordar que La muerte del Quijote tiene esa añeja tradición de rendir homenaje a la celebra obra de Cervantes. Algunos autores, como los modernistas, no sólo otorgaron reconocimiento al manco de Lepanto, sino que lo celebraron y de él bebieron la fuente de la literatura en lengua española; el caso más sobresaliente fueron de alguna forma los sonetos de Rubén Darío, que están de forma paralela los de Antonio Machado y toda una legión de lectores del siglo XX. Posiblemente esto detalles son los que impulsaron a Alvarado escribir su homenaje con el tema de la muerte del Quijote y reproducir la recreación de este acto de la naturaleza como tema de la desaparición física. Debo decir que en este poema su autor alcanza esa fuerza que ocupa una tributación así, pero va un poco más allá: rompe el silencio, abre puertas de relecturas, extiende esta batalla por la novela que funda el idioma y se centra en el tema de la muerte –justamente como ejemplo de proyección– solida voluntad del diálogo que ejerce con obras clásicas de la literatura y que lo han acompañado en ciertos momento con la escritura de su poesía. Otro tema ilustrativo es el asunto de esos giros inéditos en la poesía de José Antonio Alvarado: el por poemas breve que es donde levanta el ánimo del lector y lo despierta, lo vuelve parte de su complicidad y el diálogo estético y discursivo levanta ánimos y recrudece con ironía sueños… Son una suerte de poética, para conocer al autor de cuerpo entero; es el resumen del vocabulario que con su pluma toca. En resumen están presente versos que sirven para reconocer que a la inversa del poema largo, en los breves agujones habla del otro, pero tomando en cuenta la distancia del tiempo, la propia expresión del lenguaje: la voz, el ritmo, el sonido y clasifica con intensidad esa palabra de su poesía que tiene tintes autobiográficos.


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DIARIO SIN CABEZA 2. EL ENCUENTRO NACIONAL DE POETAS JÓVENES CIUDAD DE MORELIA 2017. La ciudad de Morelia, reconocida como una de las más bellas de nuestro país, se ha distinguido por albergar la cultura y las artes en sus recintos y espacios públicos, y por ser formadora de grandes figuras artísticas en distintas disciplinas, sin embargo, en el terreno de la literatura y, particularmente, de la poesía, ha quedado un hueco en los últimos años, debido a la falta de espacios y oportunidades para los jóvenes creadores, que han demostrado su calidad estética a través de sus obras y que, si bien, han encontrado cobijo a nivel local, el reconocimiento nacional se ha visto truncado para la mayoría. Por estas razones se organiza el Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes, visto como la oportunidad perfecta para proyectar a las y los jóvenes que actualmente están movilizando la creación poética en nuestro estado, generando un punto de reunión entre ellos y sus homónimos de otros estados, así como con editoriales y revistas electrónicas altamente reconocidas. El Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes nace de la iniciativa de dos jóvenes poetas nacidos en los años ochenta: Daniel Wence, egresado de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas de la UMSNH, y Leonarda Rivera, egresada de la Facultad de Filosofía “Samuel Ramos” de la UMSNH y maestra en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ambos con trayectoria poética y publicaciones a nivel nacional. Se han dado a la tarea de revisar meticulosamente la trayectoria y obra de los invitados, para poder ofrecer en nuestra ciudad un evento sin precedentes y de gran impacto, tanto para la comunidad artística, estudiantil y profesional como para el público en general pues, si bien, durante décadas anteriores se llevaron a cabo importantísimos encuentros literarios, es un quehacer que recientemente ha sido abandonado o se han realizado eventos de menor impacto. Sin embargo, por la propia experiencia, saben que los encuentros literarios siempre generan vínculos y redes que permiten el crecimiento de las y los asistentes. Han encontrado en su generación (finales de los setenta a principios de los noventa) la energía y la creatividad suficientes para marcar en nuestro país un importante periodo histórico-literario en el que las letras han llegado a socializarse de tal modo que pueden hablar por la sociedad en general, al recoger voces diversas lingüística, geográfica, estética y formalmente, dada la variedad de temas y recursos utilizados. Este proyecto plantea la premisa de establecer un diálogo entre poetas de toda la república mexicana, de hasta 35 años de edad, destacados por su trayectoria, su reconocimiento y renombre a nivel nacional. Cada una y uno de los poetas invitados han figurado con su obra en revistas, editoriales y/o premios de literatura de nuestro país. Su intención es reunir en la ciudad de Morelia, jóvenes poetas en torno al intercambio de la palabra escrita y el establecimiento de diálogo con los poetas nóveles del estado de Michoacán, así como jóvenes de nivel medio superior y superior y con la comunidad en general. Por otro lado, saben reconocer que la poesía representa una oportunidad perfecta para establecer comunicación en torno a la construcción de ciudadanía y cultura de paz, como un beneficio extra para la

Tras el telón de acero ERNESTO HERNÁNDEZ DOBLAS El toreo es un arte misterioso, mitad vicio y mitad ballet. Es un mundo abigarrado, caricaturesco, vivísimo y entrañable el que vivimos los que, un día soñamos con ser toreros. Camilo José Cela

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l torero en su soledad redonda, tiembla y goza frente a la posibilidad de caer herido o muerto. El público también; como todo público, está presente para ser parte del rito y acompaña en su estremecimiento callado al torero y al toro. No únicamente son ésas las emociones y los impulsos que han llevado a torero y público a encontrarse, sin embargo, es verdad que laten bajo el arte del toreo. La tauromaquia, entre muchas cosas que es, también es un quehacer humano y animal, en donde las polaridades de la vida se dan cita. Rostros de la luna, masculino y femenino. Violencia y ternura en un ramo de pasos en donde la danza, el teatro y la poesía en movimiento se convierten en juegos efímeros para los ojos tendidos. El torero en su soledad, fuma tardes y soles, y olés, esos mantras mitad llenos de angustia y mitad de celebración. Es la catarsis de los anónimos que corean al sacerdote, al mago, al invocador de lo invisible que habita en lo visible, es decir, de aquello que nos constituye como humanos, lo cual, por cierto, es también animal, vegetal, mineral y fuerza ciega exigencia sus derechos. Pensarnos únicamente racionales o que lo racional es la única y mejor manera de estar y aprehender el mundo, es algo que más de una vez ha demostrado su derrota. Ni el cerebro racional ni la lógica y sus frutos, tienen jamás la verdad absoluta de nada. Son vías, formas, herramientas. Tan válidas como el sueño, la locura y la poesía. Es decir, todos aquellos movimientos que sacan de quicio al hombre, que lo sacan de sus casilleros, de sus cuadriculadas fórmulas de amaestramiento. El toreo es razón y locura, crueldad y belleza, profundidad del espíritu y animalidad puesta en juego.

Alguna vez quise ser torero. Hasta la fecha no entiendo la razón de ello. Fue parte de uno de los muchos azares y relámpagos que han llegado a mi vida, para encontrarse a un ser que la mayoría de las veces ha dado el sí. Alguna vez quise ser torero. Así entonces, de pronto, un día a los quince años me vi en un ruedo, frente a un animal bravo que embestía a la menor provocación. No tenía muchos recursos en ese entonces, no sabía realmente lo que era torear ya que iba iniciando, pero nuevamente, eso invisible, mitad instinto y mitad poesía, me sacó a flote. Más que torear, de pronto me vi soñando entre la bruma de tardes de toros. De pronto, durante seis años de mi vida, recorrí senderos donde las polaridades de la vida me vinieron a ver irremediables para marcarme con sus rosas y navajas. En mi soledad redonda, supe lo que era el miedo, y la exquisita satisfacción no de vencerlo ni dominarlo siquiera, sino de que fuera precisamente el miedo la música de fondo con la que la magia del toreo de vez en cuando aparece. Antes de torear el estómago se contrae y la boca comienza a secarse. Una especie de nudo en la garganta va anunciando cada minuto que por eso mismo se alarga. A veces, aparecen imágenes de muerte o sufrimiento. La posibilidad de morir o de salir herido se hace latente con la contundencia de una gota de agua en medio de la noche. Y, sin embargo, una vez que se cruza el ruedo y todo está rodeado de sol, música, arena y rostros, poco a poco el miedo se armoniza con el conjunto. Y aparece el toro, y el torero le sale al encuentro sin pensarlo ya, con algo en el pecho que igual es una campana o el canto de una sirena. El torero en su soledad redonda, tiembla y goza frente a la posibilidad de caer herido o muerto. En medio de ello, si la suerte, su capacidad y el toro se lo permiten, surge el misterio llamado arte, que no es otra cosa que la representación de los contrarios en armonía y belleza. Las bodas del ser con lo que es.


8 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN

comunidad moreliana, pues permite la sensibilización de creadores y lectores, así como la experiencia social y personal llevada al arte, como una manera de reflexionar sobre las realidades que se viven en el lugar de origen de cada poeta. Finalmente, han buscado también la equidad de género, propuesta a través de la selección de poetas invitados, pues piensan siempre en equilibrar en cantidad entre hombres y mujeres, lo que permitirá escuchar voces femeninas y masculinas y sus expresiones artísticas. Las y los invitados son oriundos de diferentes estados de la República Mexicana y Michoacán tiene una presencia especial y de trascendencia. Estos poetas integrarán las mesas de lectura del encuentro y, además, se contemplan mesas dedicadas a proyectos editoriales independientes, así como una mesa final en la que se realizará un homenaje al poeta de Michoacán, con una vasta trayectoria. En el 2013, el encuentro estuvo dedicado a la poeta Lucía Rivadeneyra, y la mesa de homenaje contó la participación de José Ángel Leyva, Claudia Hernández de Valle Arizpe, Gaspar Aguilera, José Mendoza Lara y Rafael Calderón. En ese entonces participaron poetas como Ingrid Solana, Luis Paniagua, Fernando Trejo, Hugo Plascencia, Iván Cruz Osorio, Fernando Carrera, Manuel Becerra, Tania Carrera, Beatriz Pérez Pereda, Saúl Ordoñez, Karen Plata, Luis Téllez-Tejada, Armando Salgado, Dalí Corona, Julieta Gamboa, Antonio Cienfuegos, Manuel Iris, Rodrigo Flores Sánchez, Eduardo de Gortari, entre muchos más. En el 2016, el encuentro estuvo dedicado a Homero Aridjis, y en la mesa de homenaje participaron Joaquín Díez Canedo, Humberto Musacchio y Jorge Ortega. Y entre los poetas participantes estuvieron Ricardo Cazares, Nadia Escalante, Rosario Loperena, Yelitza Ruiz, Leticia Cortés, Ingrid Brigas, Diana del Ángel, Yolanda Segura, Daniel Bencomo, Verónica Arredondo, Lorena Huitrón, Horacio Warpola, Xel-ha López, Arturo Loera, Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, entre muchos otros. Asimismo se presentaron las editoriales Mantis, Filodecaballos y Mangos de Hacha. Este año 2017 el poeta homenajeado es José Antonio Alvarado, y en la mesa participaran José Mendoza Lara, editor de su poesía, Lucía Rivadeneyra y Rafael Calderón. Y entre los participantes se reitera la presencia de poetas mexicanos de distintas partes del país, con invitación especial a los de Michoacán. En esta ocasión participan desde España voces novedosas como Elena Medel, que radica en Madrid, y Armand Virallonga (Catalunia). Han considerado importante dejar evidencia tangible del resultado del encuentro, de su calidad y de la calidad de sus participantes, por esta razón se planifica la publicación de una antología poética que recogerá una muestra de los poemas más representativos de cada asistente, como un elemento que permita la trascendencia y la continuidad del encuentro y que permita al público conocer, conservar y compartir la obra de los autores. Y que en todo momento reconoce la trayectoria del poeta homenajeado y con un poema de éste abre la lectura como una manera de pensar en una época que combina el rigor de la calidad poética y el secreto de su búsqueda.

SÁBADO 29 DE ABRIL DE 2017

Quitapesares A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

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n la época prehispánica el pulque era una bebida ritual y privilegiada. Sólo podían consumirlo: los señores principales, viejos, ancianas, los que iban a ser sacrificados a Huitzilopochtli, en--fermos y mujeres a punto de parir o en plena lactancia. Sin embargo, hubo fiestas es que hasta las niñas podían emborracharse. El néctar del maguey era reservado para quién lo merecía y para quién lo necesitaba, pero habitualmente embriagarse estaba prohibido y era castigado. La reincidencia era penada con la muerte. Con la Conquista de México el consumo de pulque se liberó entre la población indígena y se multiplicó de manera dramática. No sólo se olvidaban las penas subyugadoras y emocionales, también se aliviaba el hambre. Durante el Virreinato todos los intentos por prohibirlo fracasaron. La bebida cobró importancia como atenuante del malestar social, pero también como causa delictuosa; acaso el bálsamo mexica pudo ser mínimamente regulado no obstante el escándalo, el robo y demás violaciones. Incluso, congregaciones religiosas como la Jesuita, llegaron a dedicarse por completo a su explotación. Así fue que la utilidad del pulque también cobró interés económico y generó haciendas. Llegó a ser tan popular que durante el motín de la Ciudad de México en 1692, fue protagonista de las arengas: “excederían el número de diez mil los amotinados… reconocí no ser solos indios…sino de todos colores… y no se oía otra cosa que… “¡Viva el Santísimo Sacramento! ¡Viva la Virgen del Rosario! ¡Viva el rey! ¡Vivan los santiagueños! ¡Viva el pulque!” narró, en su momento, Carlos de Sigüenza y Góngora. Así como las injusticias el consumo del pulque se generalizó entre la población mestiza. El caudal aguamielero se desbordó. Para la época del Porfiriato las haciendas pulqueras vivieron una época de esplendor, princi-

palmente, en el estado de Hidalgo, aunque también destacaron en las regiones que ahora ocupan los estados de: Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz. Al menos existía una pulquería en cada colonia de la Ciudad de México. En los albores de la Independencia fue motivo de chantajes y abusos desde ambos bandos: hubo Realistas que lo liberaron de impuestos con tal de congraciarse con la población, e Insurgentes que echaban mano de sus tributos, y viceversa. A través de los siglos las pulquerías se constituyeron como espacios gastronómicos, de recreo, convivencia y manifestaciones artísticas populares. Se comía rico en sus afueras, se platicaba, se jugaba, se apostaba, se bailaba, y se escuchaba música. Los parroquianos se relajaban y tejían ilusiones al interior de estos antros que llegaron a enarbolar nombres como “Las buenas amistades”, “El Porvenir”, “Al pasito pero llego”, o “Las preocupaciones de Baco”. Grandes fortunas en el país se constituyeron gracias al pulque, pero la incipiente industria que incluso proyectó un pulqueducto así como el embotellamiento y exportación de la bebida, no soportó tres cosas: la fermentación perpetua, la emergencia de la cerveza y la fama negra, de insalubridad y causa de idiotez pública, que le forjaron personajes como Fray Servando Teresa de Mier, José Vasconcelos, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles (estos dos con notorios intereses norteños en la industria de la cebada).

LA NOTA, LA RECETA, EL REMEDIO Proteínas de calidad, Vitaminas del Complejo B, riqueza en micronutrientes (minerales) y variedad de prebióticos, son motivos para que el pulque, popular y científicamente sea considerado como que: “sólo le hace falta un grado para ser carne”.


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