[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 6 DE FEBRERO DE 2016 |
Notas sobre el Salón de Invierno Muestra gráfica en el Ex Convento de Tiripetío POR ALEJANDRO DELGADO | PAG. 2
El renacido Drama y aventura POR FAUSTO PONCE Y LUCIANO CAMPOS | PAG. 6
Autonomía de las mujeres y políticas públicas POR CARMEN R. PONCE MELÉNDEZ | PAG. 4
Mexican curious POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 7
Lluvia interna POR ADRIANA PINEDA | PAG. 8
Envejecer, ¿una enfermedad? POR CECILIA LAVALLE | PAG. 8
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Notas sobre el Salón de Invierno Muestra gráfica en el Ex Convento de Tiripetío POR ALEJANDRO DELGADO
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n México, como en otras capitales del mundo, se emularon las exposiciones de temporada. En la década de los sesenta eran conocidas las actividades de festivales de teatro a inicios de cada estación del año, siendo el más famoso el Festival de Otoño de teatro, que se llevara a cabo en distintos foros escénicos de la capital auspiciados por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Las exposiciones colectivas de temporada no se hicieron esperar en las artes plásticas, algunas de ellas eran mostradas en museos, siendo la más notoria la que se celebraba en la planta alta de la Librería de Cristal ubicada pasando calle del Palacio de Bellas Artes. El poeta acambarense Manuel Aguilar de la Torre fue quien organizaba las exposiciones en esa terraza, desde donde se lanzó para ser el director fundador del Museo de Arte Contemporáneo de Morelia. En ésa y otras muestras públicas de temporada abundaba toda una variedad de estilos, escuelas y tendencias predominando obras de autores “fuera del círculo oficial”. De hecho, en el medio se decía que esas exposiciones eran de consolación para aquéllos que, no disfrutando del favor oficial, quedaban fuera del calendario de exposiciones del mencionado instituto. En el Distrito Federal la demanda de espacios de exposición iba en aumento, no aumentando los espacios ni la disposición de las autoridades a construir y brindar opciones a más productores de arte. Coexistía con lo anterior la rebatinga por espacios por parte de los seguidores de la llamada “escuela mexicana” (muralistas y grabadores, principalmente), contra la llamada “generación de la ruptura” (siendo sus principales exponentes José Luis Cuevas, Manuel Felguérez y Sebastián, entre otros). En 1972 Fernando Gamboa, el nuevo director del Museo de Arte Moderno, inicia la apertura de algunos espacios para artistas noveles mexicanos, lo que aviva la rebatinga ya existente de años atrás. Las exposiciones de temporada han desaparecido en el olvido en la ciudad capital. En la Morelia de mediados de los setenta la Secretaría de Turismo estatal organizaba exposiciones de primavera promovidas y montadas por “el señor Valladares”, en tanto la Dirección de Promoción Cultural, dirigida por Alfonso Espitia Huerta, en coordinación con la Asociación de Artistas de la Plástica Michoacana (AAPM), se proponen llevar a cabo anualmente la Exposición de Invierno en la Casa de Artesanías. Los miembros de la AAPM, en cuyo liderazgo se encontraban Efraín Vargas, Nicolás de la Torre, Felipe Hincapié, Gerardo Pérez Lozada y Alejandro Delgado, consideraron que la exposición ofrecía la
Obras de Luis Zárate (arriba) y de Veronica Buccio (abajo) en el Salón de Invierno del Ex Convento de Tiripetío.
posibilidad de mostrar la calidad y diversidad de los creadores locales; a la vez ofrecía la posibilidad de venta de obras dada la proximidad de la navidad. Recién abierta la Casa de la Cultura de Michoacán, en 1977 se exhibe la primera Exposición de Invierno en la que participaron los siguientes artistas: Jorge Venegas, Felipe Alejo Magaña, José Luis González, Martorell, Rafael Flores, Carlos Zamarripa, Pedro Kowalski, Marcela Ramírez, Gabriel Torres, Teresa Osorio, María Angélica Zavala, Eusebio Torres, Adrián García, Deborah Morris, José Prado Velázquez, Roberto Alanís, Mario Herrera, Gilberto Ramírez, José Carlos Herrera, Nicolás Zavala, Carlos Olvera, Luis Paredes, Arturo
Solís, Blanca Oviedo, Eugenio Altamirano, Juan Vázquez, Josefina Loaiza, Feliz Tapia, David Aguilar, Salvador Mora, José Luis Linares, Felipe Hincapié, Francisco Rodríguez Oñate, Alejandro Delgado y Efraín Vargas, entre otros. Como todo en la existencia institucional mexicana, al cambio de administración se borra lo poco logrado e implementa un nuevo parteaguas por el equipo gubernamental entrante. Al inicio de la gestión del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas se abrogan las funciones de la Dirección de Promoción Cultural, decretando la instauración del Instituto Michoacano de Cultura (IMC), con Homero Aridjis en su dirección. En su corta administración del IMC, Aridjis arremete contra todo que signifique “provincianismo” e impulsa con privilegios a exponentes del arte del Distrito Federal por él caracterizados como “artistas de talla internacional”. El susodicho falla en su intento por excluir de la programación la Exposición de Invierno dada la oposición de la AAPM, la que se transforma en Salón de la Plástica Michoacana, aglutinando a la mayoría de productores plásticos del estado. Tras el conflicto no conocido por el público durante la organización del Segundo Festival Internacional de Poesía en Morelia, Homero Aridjis dimite del cargo; siendo suplido por Humberto Urquiza Marín, y es gracias a la presión de los miembros del Salón de la Plástica Michoacana que sobrevivió el ya titulado Salón de Invierno. Es durante la administración del gobernador Luis Martínez Villicaña en el que los funcionarios culturales ratificados por
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Saúl Juárez, el nuevo director del IMC, logran desmantelar el Salón de Invierno. Y se suceden varios años hasta que el director Irineo Rojas permite la reactivación del Salón de Invierno, que ya no resulta apoyado ni concurrido como en los años anteriores. En los años subsecuentes, ya sin la presencia de la AAPM y el SPM, se logran realizar un par de Salones de Invierno perdiendo fuerza frente a exposiciones colectivas de carácter competitivo. Lo paradójico o irónico del tema es que, aún siendo enemigo de los concursos, los actuales certámenes pictóricos llevan el nombre de Efraín Vargas –quien fue un verdadero artista honesto, talentoso y comunitario. De Efraín Vargas hemos recogido, algunos, que las exposiciones colectivas son, con todo y la necedad de la gente en procurar o encontrar rivalidades, una acción de “ojo de águila” que tiene el poder de mirar desde las alturas la generalidad y singularidad del paisaje pictórico visual en su conjunto. La educación visual no se inicia en las escuelas sino observando el trabajo y las obras de los artistas. Del Salón de Invierno surgieron amistades hasta hoy vivibles, ahí no existieron las absurdas y ridículas limitantes o excluyentes categorías de pintores con estudios escolásticos o dedicados autodidactas, no se segregaba a nadie por su etnia, clase social o generación, como sucede en la actualidad. Una exposición colectiva tiene la posibilidad de no ser un mero escaparate para la venta sino un espacio convivencial de intercambio; cuando varias visiones hablan el discurso de la razón e imaginación se amplía. El tiempo es un coliseo de paradojas. Con algunos años en su haber de museógrafa y estando como en un interinato en la dirección del Museo Ex Convento de Tiripetío (dependencia de la Universidad Michoacana), Elizabeth Moreno se propuso, escuchando a pintores, la organización del Primer Salón de Invierno el año de 2014, para lo que extendió convocatoria a cuanto artista visual estaba a su alcance. A tal invitación acudieron más de una veintena de productores visuales inaugurando el mencionado salón. Estando lejos y a la vez cerca de Morelia, el Ex Convento de Tiripetío es más visitado por turistas extranjeros que por el público de Morelia. Es a veces y para un desconocido visitante muy difícil encontrar el museo, dado de que en la carretera Morelia-Pátzcuaro no existe anuncio o indicador que señale la entrada de la desviación hacia el museo. Por otra parte, ni las autoridades turísticas ni aun las universitarias deparan en promover seriamente la existencia de ese lugar, que ha sido dignamente restaurado y cuidado por el personal que ahí labora. Quienes han dirigido el museo lo han hecho de la mejor forma posible aun con presupuestos bajos –como los acostumbrados con las instituciones de cultura–. Hacer visible la existencia y actividades del Ex Convento es lo que Elizabeth Moreno se ha propuesto. Y aun estando a sólo veinte minutos de la capital Morelia la tarea de ese llevar y traer no deja de ser una rutina cansadora. De facto fui invitado a participar en el pasado Salón de Invierno, pero dado que deseaba exponer un par de obras en gran formato su transporte me fue prácticamente posible. Eso me hizo preguntarme sobre cuántos no participaron por la misma razón. Pero la cosa es que ese salón se llevó a efecto con un interés público “raro”, como raramente sucede en la ciu-
dad abigarrada de exposiciones. Usualmente se dice de una muestra colectiva que se expusieron obras “de dulce y de manteca” o “de todos los chiles” cuando se expresa sobre obras contemporáneas. Lo que sí pudimos apreciar fue una variedad en la que predominaban trabajos de recién egresados de la escuela de arte, que denotaban acabados recientes y una carga de novedosismo académico – con excepciones, lo normal en circunstancias fuera del aula taller–. Previstas de lo que consciente o inconscientemente se intentó como realismo, surrealismo o una mezcla de la moda por el llamado gótico y el hiperrealismo, la muestra denotó, en la mayoría, un interés por la experimentación, la cual no se hace decididamente visible debido, probablemente, al temor a la muchas veces infundada crítica del medio. Con todo, el éxito del Salón de Invierno radica más en el logro de su realización que suscitó interés por la continuación de su organización anual. Elizabeth Moreno ha sido nombrada directora del Ex Convento en cuestión. Ella, en los pocos meses a cargo del lugar, ha ido incrementando el interés de individuos y grupos artísticos e investigadores de otras áreas para que visiten ese espacio, propongan y realicen actividades de diversa índole, lo que llevará más personas a conocer el hermoso Ex Convento de Tiripetío y así nos parezca más cerca que lejano.
Arriba de estas líneas, en orden de las comillas del reloj: obras de Olga Narvaes, Mariano Magaña, Guadalupe Trejo Jasso, Héctor García Moreno y Julián Hernández León. A la derecha: árbol de Gina Flores, y abajo: paisaje de Gerónimo Mateo y obra de Fabiola Ospina.
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Autonomía de las mujeres y políticas públicas ARTÍCULO :: POR CARMEN R. PONCE MELÉNDEZ *
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a afirmación de que las políticas públicas inciden positivamente en el logro de la igualdad de género se sustenta en la convicción del papel activo que, como una condición clave para alcanzar el desarrollo, debe desempeñar el Estado en la construcción de sociedades igualitarias. En este contexto, las políticas públicas son una herramienta fundamental para impulsar las transformaciones hacia mayores niveles de justicia, además de expresar la decisión política de los gobiernos de avanzar en la solución de los problemas de desigualdad que afectan a las mujeres. Las políticas de género basadas en la igualdad como horizonte y como principio deberán hacer posible que las mujeres detenten mayor autonomía y poder, que se supere el desequilibrio de género existente y que se enfrenten las nuevas formas de desigualdad. En este contexto, la justicia de género puede definirse entonces como el logro de la igualdad entre mujeres y hombres en conjunto con las medidas para reparar las desventajas que llevan a la subordinación de las mujeres, y para permitir su acceso y control a los recursos. La autonomía y el empoderamiento de las mujeres constituyen un requisito indispensable para el logro de la igualdad de género. Por su parte, la autonomía como concep-
to político es “la capacidad de las personas para tomar decisiones libres e informadas sobre sus vidas, de manera de poder ser y hacer en función de sus propias aspiraciones y deseos en el contexto histórico que las hace posibles”. En relación con el género, la autonomía se ha de definido como “el grado de libertad que una mujer tiene para poder actuar de acuerdo con su elección y no con la de otros”. En tal sentido, hay una estrecha relación entre la adquisición de autonomía de las mujeres y los espacios de poder que puedan instituir, tanto individual como colectivamente. La autonomía significa entonces para las mujeres contar con la capacidad y con condiciones concretas para tomar libremente las decisiones que afectan sus vidas. Para el logro de una mayor autonomía se requieren muchas y diversas cuestiones, entre ellas liberar a las mujeres de la responsabilidad exclusiva de las tareas reproductivas y de cuidado, lo que incluye el ejercicio de los derechos reproductivos, poner fin a la violencia de género, y adoptar todas las medidas necesarias para que las mujeres participen en la toma de decisiones en igualdad de condiciones. Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) son tres los niveles de autonomía: la económica, la políti-
ca y la física. Este y otros conceptos son analizados en el documento “Políticas públicas sobre la igualdad de género. Un aporte a la autonomía de las mujeres”, de María Cristina Benavente R. y Alejandra Valdés B. En este documento se analizan siete políticas públicas del mismo número de países: la Ley 11340, mejor conocida como María da Penha, de Brasil; la política de lucha contra la violencia doméstica de Uruguay; la política de garantía de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), de Colombia; la política de paridad y alternancia de género en los órganos de elección del Estado Plurinacional de Bolivia; la política de paridad y alternancia en la ley electoral de Costa Rica; la reforma previsional de Chile, y la política de Gasto Etiquetado para las Mujeres y la Igualdad de Género (GEMIG), de México. Todas estas políticas, diversas y orientadas a resolver distintos tipos de problemas, tienen en común el hecho de que abordan la desigualdad de género y avanzan en entregar mayor autonomía a las mujeres. Se fundan en la convicción de que la igualdad implica formas de convivencia en la que es prioritario reasignar recursos y servicios para reducir las brechas existentes en cuanto a la plena titularidad de derechos. En el caso de México, la política analizada
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aborda directamente el rol redistributivo del Estado como garante de la igualdad, asegurando que un porcentaje del presupuesto federal nacional será destinado a políticas, programas y actividades para mujeres, en lo que se ha denominado el gasto etiquetado para las mujeres. El objetivo es “lograr el bienestar y la igualdad sustantiva (de hecho) entre mujeres y hombres, ello implica financiar programas, medidas y acciones públicas que entiendan (identifiquen) y atiendan las especificidades de género, las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres en los distintos ámbitos de la vida, y se enfoquen a eliminar las expresiones de violencia, discriminación y desigualdad por motivos de género”. Se ha puesto énfasis en el cumplimiento de derechos en los ámbitos de salud, educación y desarrollo social y económico; es decir, se ha previsto actuar especialmente contra la injusticia económica y las injusticias sociales y culturales. Aunque el Gasto Etiquetado para las Mujeres y la Igualdad de Género es muy reducido, pues apenas representa el 1% del total del gasto público anual, éste adquirió el carácter de Norma Oficial a partir de 2008. Liberar a las mujeres de la responsabilidad exclusiva de las tareas reproductivas y de cuidado, lo que incluye el ejercicio de los derechos reproductivos; poner fin a la violencia de género, y adoptar todas las medidas necesarias para que las mujeres participen en la toma de decisiones en igualdad de condiciones, permitirá su empoderamiento y autonomía. Sin duda, la mejor forma de propiciar autonomía económica es obteniendo ingresos propios, por eso es tan importante proteger y apoyar a las mujeres en el mercado laboral, donde enfrentan serios problemas de discriminación, bajos salarios y violencia laboral; sumados a las limitaciones importantes que implica su carga de trabajo de género (cuidados y tareas domésticas). De acuerdo con los resultados del censo económico 2013 del Instituto Nacional de Estadística y geografía (Inegi), la proporción más alta de población ocupada femenina se ubica en los sectores de comercio y servicios privados no financieros (ver gráfica), con una participación de 34.3 y 40.0%, respectivamente. La participación femenina más reducida corresponde a los sectores de construcción, minería, electricidad, agua y gas, pesca y agricultura. Cabe destacar que en la industria manufacturera el porcentaje de población ocupada femenina alcanza el 30.0%. En la categoría de personal ocupado no remunerado (que considera a propietarios de los negocios y sus familiares, socios activos, etcétera) se presenta la proporción de mujeres más alta (49.5%). Los negocios o establecimientos en donde las mujeres no remuneradas participan más a nivel nacional son las tiendas de abarrotes; salones, clínicas de belleza y peluquerías; restaurantes y papelerías. En síntesis, es más alto el número de mujeres que trabajan (en el mercado laboral) sin remuneración que el porcentaje masculino. Esto no permite alcanzar la autonomía económica y tampoco la política o la del cuerpo, pues las tres están estrechamente relacionadas. * Economista especializada en temas de género. Twitter: @ramonaponce
Envejecer, ¿una enfermedad? ARTÍCULO :: POR CECILIA LAVALLE*
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e llega un mensaje por correo electrónico con el título “¿Cómo curar las mejillas caídas?”, y lo primero que se me ocurre preguntar es “¡¿desde cuándo envejecer es una enfermedad?!”. En ese caso, claro, las mujeres de mi edad (54, para quienes tengan curiosidad) sin una sola cirugía plástica ¡estamos enfermísimas! Tenemos los senos caídos, los glúteos caídos, las mejillas caídas, los párpados caídos. Y, desde luego, más de una tiene también el ánimo caído. Entonces, va siendo hora de poner algunos puntos sobre las íes. Bajo el rubro de “belleza”, casi toda la publicidad está diseñada para que las mujeres nunca de los nuncas nos sintamos bien con nosotras mismas. Se ha delineado un estándar al que sólo se puede llegar cincelada (basta ver el auge de la cirugía plástica), moldeada (basta ver el auge de los gimnasios) y con ingestas mínimas (basta ver el auge de los productos farmacéuticos). Y no importa lo que cada mujer haga o, más propiamente, se haga, de todas maneras nunca será suficiente. Porque de eso se trata. Oigo a mujeres muy jóvenes hablar de su segunda o tercera cirugía, porque sus senos eran demasiado chicos o demasiado grandes. Porque su brazo, nariz, barbilla, abdomen o lo que sea era demasiado lo que sea. Oigo a mujeres muy jóvenes hablar de fajas que les impiden comer y respirar profundo (como los corsés del siglo XVII). Veo a mujeres muy jóvenes llegando al límite en los gimnasios para bajar una, dos, tres tallas, ¡y ya están flaquísimas! Oigo a mujeres de mi edad o más jóvenes o más grandes hablar de la primera, segunda o quinta cirugía, y planear la próxima. Veo a mujeres de mi edad o mayores, lucir como si tuvieran 10 o 20 años menos, y, de todas maneras sienten que no es
suficiente. Veo a mujeres insistir en parecerse a las que eran a los 20 años, hasta que logran no parecer sino una caricatura de sí mismas. Veo, en fin, una espiral perversa que manda mensajes a las niñas para que parezcan jóvenes, a las jóvenes para que parezcan adultas, a las adultas para que parezcan jóvenes, y a las adultas mayores para que desaparezcan o, al menos, no parezcan lo que parecen. No, no me gustan mis párpados caídos, ni cómo se han caído otras partes de mi cuerpo. Y, honestamente, no recuerdo ni a mi madre ni a mi abuela haberse quejado por ello; así que deduzco que el hecho de que no me guste tiene que ver con el bombardeo mediático. Y es preciso reflexionar en ello, porque de otro modo no hay escapatoria, dado que el mensaje permanente es: “nunca estás bien como estás”. Hay, mirémoslo bien, enormes intereses económicos detrás de hacernos sentir constantemente inadecuadas, imperfectas, insuficientes. ¿Qué pasaría si las mujeres se sintieran bien en sus cuerpos? ¿Qué pasaría si, tengan el cuerpo que tengan, se sintieran perfectas? ¿Qué pasaría si las mujeres se sintieran bien con su edad? ¿Qué pasaría si, tengan la edad que tengan, se sintieran perfectas? De entrada se me ocurre que muchos negocios estarían en quiebra. Y muchas farmacéuticas estarían en problemas. Apreciarnos y querernos como somos es un reto de enormes proporciones. Así que si me van a levantar algo, que sea el ánimo y que sea con una conversación llena de buen humor. *Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género. email: cecilialavalle@hotmail.com
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«El renacido»: drama y aventura RESEÑAS :: Cine y televisión.
Un súper héroe sin súperpoderes POR FAUSTO PONCE La cinta El renacido (The revenant, Estados Unidos, 2015), del mexicano Alejandro González Iñárritu, que se estrenó ayer aquí, es una historia de sobrevivencia, venganza y coraje cobijada por paisajes imponentes y un frío inhumano, a momentos asombrosa, pero la mayor parte del tiempo fantasiosa, como una cinta de súper héroes. La historia, basada en la novela homónima de Michael Punke, gira en torno a un trampero del siglo XIX llamado Hugh Glass (Leonardo Di Caprio), quien durante una expedición es atacado con su grupo por indios arikaras con arco y flecha. Tras sobrevivir, nuestro protagonista tiene la mala suerte de sufrir un nuevo ataque… Y es ahí, en medio de la crueldad del invierno, cuando es traicionado por sus compañeros. Solo y con un pie en el valle de la muerte, Hugh Glass busca desesperadamente sobrevivir, valiéndose de los recursos de la naturaleza y de su ingenio. Por momentos la cinta promete ser inspiradora y poderosa; es capaz de transportarnos a exquisitos planos de naturaleza espiritual que nos hacen reflexionar sobre la vida y la muerte; sin embargo, todo el tiempo se cae de manera abrupta. ¿Cuál es el problema? Ver al personaje de Leonardo Di Caprio arrastrarse por su vida y curarse casi casi por obra y gracia del Espíritu Santo resulta sumamente inverosímil y, por lo mismo, pierde relevancia y se vuelve su-
Leonardo Di Caprio en el papel protagónico de El renacido.
mamente aburrida. Después de brutales ataques y caídas estrepitosas, sin penicilina y sin férulas, nuestro personaje parece más resistente que Supermán: es prácticamente indestructible. Las referencias de carácter espiritual que hablan sobre el vínculo entre el ser humano y la naturaleza, en su mayoría, resultan sumamente cursis e insoportables. Pareciera que Leonardo Di Caprio y Tom Hardy realizan una estupenda labor actoral y logran transmitirnos que están en un lugar donde pega un frío brutal; pero al saber que de verdad están en una locación donde hay un frío brutal, uno se pregunta: ¿qué tanto están actuando? Si El renacido se hubiera vendido como una cinta de súper héroes, sería fenomenal, pero al no ser así resulta ser un drama carente de verosimilitud. Con todo y eso, está nominada al Óscar como Mejor Película y Leonardo Di Caprio compite, entre otras categorías, en la de Mejor Actor.
Una producción impecable POR LUCIANO CAMPOS El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu se empeña en hacer producciones complicadas y brillantes. Después de urdir complejas tramas, como la trilogía de Amores Perros, 21 Gramos y Babel, de técnica narrativa similar, ahora da un salto hacia el relato lineal y sorprende con The revenant (El renacido), un viaje de su-
pervivencia y venganza ubicada en el Siglo XIX. La película es completamente de Leonardo Di Caprio, en el papel de su vida, y de Emmanuel Lubezki, con una fotografía preciosista de audaces desplazamientos en gélidas locaciones naturales, aprovechando la luz solar. Aunque simple, la anécdota basada en la novela de Michael Punke presenta momentos insólitos en la vida de un rudo trampero que tiene como único aliciente en la vida el amor que le profesa a su joven hijo inseparable. En una fatal jornada debe enfrentar dos tragedias consecutivas: Es atacado por un enorme oso grizzli, en una escena llena de realismo y con una coreografía impecable, y en otro momento presencia, impotente, un horroroso momento que lo convertirá en un hombre de corazón deshecho, muerto en vida, y que encontrará en el odio el único motivo para vivir. González Iñárritu crea una atmósfera sobrecogedora, como un infierno blanco que aporta una precisa experiencia vicaria de la indefensión de los primeros pobladores de América, quienes pasaron por una etapa durísima de la evolución humana, obligados a sobrevivir en un bioma hostil y peligroso, donde prevalecía el más fuerte. Los escenarios de Canadá y Argentina permiten al realizador desarrollar esta producción extrema, que mezcla aventuras y drama, en iguales dosis, con estupendas actuaciones y personajes de profundas dimensiones emocionales.
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Mexican curious A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS
D El renacido inicia con una trepidante escena de acción: un grupo de cazadores es atacado por una serie de nativos, quienes provocan una masacre por motivos diversos. Su líder está en busca de una persona. Los guerreros son motivados por el hurto. De nueva cuenta el director mexicano juega con el efecto mariposa. El ataque desencadena una serie de acontecimientos inesperados, que generan una completa distorsión en los propósitos del grupo. Y como van surgiendo las atrocidades, las personalidades también se van deformando, en algunos casos con resultados monstruosos. La contemplación de la sangre derramada extrae la peor versión de cada ser humano. En la lucha por la supervivencia emergen sentimientos de traición, rencor, aniquilación. Di Caprio hace mucho cine físico y con escasos diálogos. No solamente demuestra que es un estupendo intérprete, más que una estrella de Hollywood, sino que además está capacitado para la acción en condiciones extremadamente adversas. El guión lo reta en escenas extenuantes, en movimientos a caballo, en ríos congelados, en rutas nevadas, en luchas bajo cero. Su gran reto, superado, es expresarse, mayormente, con gesticulaciones. Tom Hardy, su contraparte, también hace su gran trabajo dramático. Habituado a participar en aventuras, aquí hace una labor exquisita como el duro compañero de cacería que, movido por la avaricia y la desesperación, se sorprende a sí mismo incurriendo en el crimen, lo que lo moverá a seguir derribando enemigos en la búsqueda de la impunidad. El amasijo entero es moldeado finamente por González Iñárritu, que mantiene en el aire el extenso relato de 156 minutos. El ritmo es impecable, con una sucesión imparable de momentos elevadísimos de acción, violencia, muerte, lealtad y, finalmente, la redención, con un final ambiguo que deja una angustiosa historia o un epílogo de consuelo. Se agradece la audacia del director mexicano. En su pasado proyecto triunfó con la agridulce Birdman, el viaje existencial de un actor decadente que quiere relanzar su carrera. Y ahora, al otro extremo de la línea, esto. Revenant (El renacido) es una gran película.
ejaríamos de ser “genuinos” si no ensalzáramos anécdotas, inventáramos chistes, atornilláramos albures y apostáramos sobrenombres. Es la típica ocurrencia mexicana. En ocasiones genial; otras, ñoña y sin sentido. Aunque lo eminente, a nivel de fogón y licuadora, es la invención de antojitos de pícara alegoría, pletóricos de sazón popular y bañados en paradójicas mixturas exóticas, aunque locales. Pongamos de ejemplo a las enchiladas suizas: que si son rojas aluden a los colores de la bandera helvética; que si verdes ilustran el paisaje alpino. Que si fueron inventadas por un suizo enamorado de un oaxaqueño, creadas en el restaurante La Parrilla Suiza o en Sanborns de los Azulejos -pura lengua sazonada.Ya sabemos que en este país de “rica historia”, poco sabemos de registros y patentes. Ni en Ginebra ni en Davós ni en Berna reconocen como ciudadanas a las enchiladas de cualquier tipo (excepto a las de los brasileños). Por supuesto, los suizos, tan decentes y golosos ellos, han hecho trascender al cacao, saben de nuestra picardía y usan varios chiles (mexicanos y no mexicanos) en algunos de sus refinamientos culinarios. Claro, los relojeros han escuchado de nuestras maravillosas tortillas hechas a mano y también de la mano chaquetera que impuso a Maseca en la mayoría de las mesas americanas, no sin antes darle cuerda a “gordas” cuentas financieras. Y como canta la Sonora Santanera: “Y los de los bancos… ¡lo saben, lo saben!”. Y existe otro curioso reclamo ancestral además de la restitución del penacho de Moctezuma (magníficamente resguardado en el Museo de Etnología en Viena, Austria), la denominación de origen de las tortas cubanas. Porque una vez que las doñitas de la Delegación Cuauhtémoc se enteraron de que tal invención gastronómica no era del régimen socialista, sino parte del bufete endémico de la Ciudad de México, pusieron el grito en el cielo y reclamaron la intervención de la Sociedad de Autores y Compositores, del Sindicato de Pinches y Garnacheras del Centro Histórico, del Consulado de México en Pinar del Río, y de la propia Presidencia de la República. Dicen que a Fidel Castro apenas le dieron tiempo justo de probarlas con eso de la foxeada denominada: “Comes y te vas” -¡uf!-. A punto estuvimos de otra crisis de “Cochinos”. Ya metidos en sutilezas, Daisy Valera, licenciada en química nuclear de origen cubano, acosada verbalmente por taxistas de “la capirucha” por sus “piernotas y doble pechuga”, describe el mencionado lonche, a través del periódico en línea Havana Times. Sus palabras, textuales, a continuación: “es una especie de big-size-sandwich…comida multicultural… obscenidad dietética con la que nos comparan a las mujeres cubanas. Básicamente, una acumulación de carnes… y quién sabe qué más. Algo capaz de alimentarte por las siguientes dos vidas” sin embargo, la autora del artículo “La torta cubana de México” no sólo reconoce la nacionalidad mexica del bocadillo. Al ser entrevistada por A la sazón también ofreció disculpas a las esposas de los choferes y de las locatarias de fondas y torterías, por el daño moral y la crisis internacional que pudo implicar la tremenda confusión sexual: “chico, tu diles a estas mujeres que ellos confunden hacer el amor con las ganas
de ir al pipirín”, apuntó. La torta cubana tiene varios posibles orígenes según la vox populi chilanga: la obviedad, de las llamadas “tortas de todo” de una afamada cantina ubicada en la calle República de Cuba; la fonda El Rabanito, cerca del Metro Hidalgo, en un recoveco cercano a Paseo de la Reforma (supuesto umbral de las tortas de todo México, según un reportaje “de fondo” trasmitido por la televisión, en la década de los setentas por el periodista Jacobo Zabludobsky); y, otras mentadas Tortas Don Polo, cuya especialidad eran las mezclas con pierna “y como las cubanas tienen muy buenas piernas” –pues qué pena ajena-. Está claro: a los mexicanos nos encantan las habladas (las llamadas “carnes”) y, por supuesto, las tortas. Y, a final de cuentas, a la cubana cada quién le pone lo que quiere.
LA NOTA, LA RECETA, EL REMEDIO Noticias del Imperio: a la caída de Fernando Maximiliano José, Archiduque de Austria, Príncipe de Hungría y de Bohemia, Conde de Habsburgo y Príncipe de Lorena, el que fuese su Mayordomo, en el Castillo de Chapultepec, huyo a Coahuila junto con su familia…y con todos los apuntes que había perfeccionado para los antojos del bien intencionado Emperador de México. Por su parte, María Carlota Amelia, prima de la Reina de Inglaterra, Gran Maestre de la Cruz de San Carlos y Virreina de las Provincias del Lombardovéneto, una vez enclaustrada en el Palacio de Lorena, enloqueció por la muerte de su marido y un mucho, también, al sentir frustrada su voracidad imperial. Al arreciar la Revolución en el norte de México, la familia del susodicho y ya difunto intendente emigró a la capital y recurrió al arrullado recetario para fundar y sustentar un restaurante: Café Imperial, donde se dispensaban viandas con nombres publicitariamente apropiados, tales como el panque imperio y las enchiladas suizas. Todo esto, antes de que Sanborns se hiciera famoso y fundara un nuevo orden comercial y gastronómico para el México pos- revolucionario.
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SÁBADO 6 DE FEBRERO DE 2016
CREACIÓN
Lluvia interna Adriana Pineda X La preeminencia del silencio a veces se vuelve un pusilánime sentimiento frente al verano. Nos escudamos en una supuesta intimidad o tranquilidad; los ojos asidos a un hilo de lluvia -desdibujándose en el cristal de la ventana- se entretienen, nos envuelve un frágil equilibrio, porque siendo sinceros un cúmulo de incitaciones arropamos… Desatar lo que disimulamos es lo que quisiéramos, sin embargo encadenamos la voz, para que sea la razón la que se imponga sobre esa naturaleza bruta con que nacemos… ¿De qué color se ilumina un silencio?: de renuncia... ¿Por qué callamos lo que somos? ¿es que acaso la cobardía se vuelve virtud?... Sin voz, frente a un despejado abismo germina un sueño azul. Es absurdo, pero a pesar de los años, la esperanza se infiltra en el silencio. ¡Ese anhelo es el peor de los engaños! La adversidad y la tristeza se acumulan: más un instante basta para infiltrar una pasión. Los sueños tienen desde ahora dos cascabeles incitando a la fantasía… Frente a un jarrón de cobre, me vino a la memoria la palabra: abrasadora. Si el cobre toma cuerpo, se funde en la fragua, aquella mañana de primavera me sentí en ebullición, ante aquel azaroso regalo de luz que eran tus ojos… Pero la palabra se escondió entre mis pechos; mi rostro era espejo de la metálica dureza de la fría vasija de cobre. Entonces otras palabras vinieron: azófar… durabilidad… Ellas llevan la impronta del tiempo… ¡aún así me cimbró tu luz! No había inocencia en la mirada... Los códigos se volvieron el scherzo de una promisión… ¿A dónde nos lleva la tempestad?... Me reduje a ser un volcán. ! 12! Pero no podía propagar mi alegría frente al viento… Así que aquí estoy siguiendo una gota de lluvia… Si se engendra la tempestad, vendrá la calma, la paz, la costumbre: vivir como golem, inanimadamente. El arrebato engendra problemas, así que pusilánimemente se consume la llama… Desquebrajamos un horizonte… La razón o eso que llamamos cordura se empeña en extirpar las apetencias… Nos arrebatamos esos giros o esas posibilidades de ser esencia, de ser libres… Se ha ido la primavera y desde esta soledad hago el inventario de un recuerdo -que lo sigo estirando para no olvidar-. Angustioso es el silencio, cobra forma ad perpetum para los soñadores: finalmente se consume, nos reduce… No se trata de olvidar lo que hemos andado, pero hacer una pausa y extraviar el peso de la monotonía renueva la alegría de callar… Deambular en los circuitos de la razón contra los del instinto nos margina. Nos reducimos a resistir no a vivir… De pronto mi ventana es un espiral… No sé a dónde me lleve este silencio pero sabernos vivos y haber coincidido me ha dado un pretexto para ejercitar la nostalgia y darle intensidad a mi lluvia interna… Un halo transitó de mis sueños a tus ojos… ¿El deseo tiene cordura? Si la conciencia o la razón prohíben desear: soy el ser más irracional: un descontrol me mantiene -como autómata- viendo llover, buscando en la nada un rastro de tu faz… Después de mucho peregrinar, un instante estuvo reservado para un nosotros. El velo del miedo se desliza, ¿dónde nace lo intangible?... La gota de lluvia se ha ido… Del libro Insubordinaciones. Cavilaciones.