Letras 31 de agosto

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 31 DE AGOSTO DE 2013 |

La bestia El infierno de los migrantes NOÉ NOÉ ZAVALETA ZAVALETA || PAG. PAG. 22

Para ganar en ajedrez MANUEL LÓPEZ MICHELONE | PAG. 5

FORMAS BREVES

Escribir es humano JAIME MARTÍNEZ OCHOA | PAG. 6

Cuentos de amor, pasión y muerte YANET AGUILAR SOSA | PAG. 7

MIR(Í)ADA

La Crítica de Arte es más que un dolor de cabeza JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA | PAG. 8


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La bestia El infierno de los migrantes POR NOÉ ZAVALETA

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aravanas de madres que buscan a sus hijos van y vienen, misiones de observación documentan una y otra vez el viacrucis que enfrentan los migrantes en su paso por territorio mexicano rumbo a Estados Unidos, y nadie hace nada para poner fin a ese infierno migratorio. El pasado 28 de mayo integrantes de la Misión de Observación de la Ruta Migratoria (Morm), acompañados de reporteros, hicieron un recorrido a bordo “La Bestia” en el tramo Tabasco, Chiapas y Veracruz, y constataron que los migrantes siguen siendo objeto de un sinnúmero de abusos. Por ejemplo, el pasado 31 de mayo dos mujeres centroamericanas fueron baleadas cerca de las vías del tren, entre la estación Pakal-Nah y Salto de Agua en Chiapas, por resistirse a pagar la “cuota” a un comando armado que controla esa región. Días después, el 4 de junio, en la estación de Medias Aguas, en Sayula de Alemán, Veracruz, el salvadoreño, Jorge Al-

FOTOS: FÉLIX MÁRQUEZ (CUARTOSCURO)

berto Pérez León, fue atacado por otro grupo delincuencial que intentaba bajar del tren a dos menores que se negaron a pagar la “cuota” para poder subir al lomo de “La Bestía”. Pérez defendió a los menores y recibió cinco balazos en el tórax y las piernas que lo tienen hospitalizado. Su estado de salud es grave. Antes de esos dos hechos, el 1 de mayo, una decena de indocumentados hondureños resultaron heridos en la congregación de Las Barrancas, en Cosoleacaque, Veracruz, al ser lanzados del tren en marcha. Inicialmente, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, dijo que se había tratado de una riña y más tarde tuvo que recular. A raíz de ese incidente, la Misión de Observación de la Ruta Migratoria (Morm) organizaron un recorrido de seis días en el que recorrieron nueve puntos del sureste mexicano que abarcan los estados de Chiapas, Tabasco y Veracruz. Integrada por padres franciscanos, activistas del Movimiento Migrante Mesoamericano y representantes de la Comi-

sión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), otros defensores de centroamericanos, la misión recorrió a contraflujo — de norte a sur— el trayecto que día con día toman los hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos, en busca del llamado “sueño americano”. Pero en el trayecto, se enfrentan todo tipo de situaciones: secuestros, extorsiones, desapariciones, humillaciones, maltrato e injusticias. Nadie duerme por el temor a ser víctimas de “Los Maras” —que habitan y delinquen en el sureste mexicano—, o de la organización de Los Zetas, cuyo coto de poder se encuentra en los estados de Tabasco y Veracruz. “Nos encontramos con tragedia tras tragedia, con auténticas historias de velorio”, reseña fray Tomás González, encargado del alberque de migrantes centroamericanos en Tenosique, Tabasco, demarcación en donde inicia la travesía migratoria en suelo mexicano, hostal y comedor gratuito que surgió a la par de la matanza de


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73 inmigrantes en la congregación de San Fernando en Tamaulipas. Rubén Figueroa, activista del Movimiento Migrante Mesoamericano y amenazado de muertes en diversas ocasiones por la delincuencia organizada., completa: “Pareciera que las autoridades alientan la violencia en la ruta migratoria como una forma de detener o inhibir la migración por consigna en Norteamérica; si no es así, que nos demuestren lo contrario”. Durante el recorrido por Orizaba, Amatlán de los Reyes, Acayucan, Cosoleacaque, Coatzacoalcos y Las Choapas (Veracruz), Chontalpa, Huamanguillo, Tenosique (Tabasco) y Palenque (Chiapas), Elvira Arellano, activista de “Familia Latina Unida”, resume su sentir: “El tren es de la delincuencia organizada, de una horda de delincuentes que le quiere quitar la libertad a nuestros hermanos mesoamericanos”. En una reunión con senadores, los activistas de Morm lamentaron que pese a los hechos de sangre, muerte, desapariciones y secuestros de migrantes las autoridades mexicanas no hagan nada para frenar esa pesadilla. Rubén Figueroa fue directo en su juicio. Dijo que los migrantes siguen siendo vistos como “mercancía”, pues representan una derrama económica muy fuerte para el crimen organizado. “Y en contraste, tenemos la garita migratoria más grande del continente. No queremos reconocer a los migrantes como víctimas, cuando desaparecen nadie se da por enterado”. En entrevista, el activista añade que las políticas de migración en México presentas muchas deficiencias porque, en lugar de una salvaguarda migratoria hay una “cacería de migrantes”, al carecer de una forma digna de transportación. ”La indiferencia de las autoridades desencadena omisión y complicidad con la delincuencia. Esa pareciera que es la visión estratégica del Estado mexicano para frenar, para decir ‘stop’ a la migración”, dice. Hace unas semanas Figueroa volvió a denunciar que recibió nuevas amenazas en las afueras del albergue de “La 72” en Tenosique, Tabasco. “Una persona se acercó al albergue de forma sospechosa, le pregunté que necesitaba, él me dijo andaba buscando a una persona, le dije que no podía venir a buscar a nadie y que por favor se retirara del lugar. El sujeto me respondió que quien era yo para pedirle eso. Le respondí que ese era mi trabajo. “Pues a la mierda con tu trabajo, no te metas con nosotros, porque te van a encontrar embalsamado, ya lo veras”, replicó el sujeto.

“La maldita cuota” Desde el momento mismo en que los migrantes centroamericanos ingresan a suelo mexicano ya saben que tienen que cubrir una cuota de 400 dólares si desean viajar en el lomo del tren de Tenosique, Tabasco, hasta Orizaba, Veracruz. “Ya nos llegaron. Vinieron ayer por la noche y pidieron la cuota de aquí. Nos garantizan que con esos 100 dólares podremos transitar sin problemas de aquí (estación de Pakal-Na, en Palenque, Chiapas) a Chontalpa (estación ubicada en Huimanguillo, Tabasco)”, cuenta un hondureño costeño. —¿Y ya pagaron? —les pregunta el

reportero. “Hay que pagarlos, no tenemos ese dinero; otros compañeros ya lo pagaron, nosotros vamos a ver como lo juntamos. Nos enviaron a dos hombres, de menor rango, pero por lo que hemos escuchado abajo del tren piden el dinero por la buena, arriba, lo bajan a uno, lo machetean o secuestran”, dicen los hondureños en Palenque. En Coatzacoalcos, Veracruz, “la puerta de entrada al crimen autorizado”, como resume el activista del Morm, Rubén Figueroa, los hondureños narran las “cuotas” que han tenido que pagar en sus distintos traslados por Tabasco, Chiapas y Veracruz. “Son 100 dólares de Tenosique a Palenque, 100 para pasar a Chontalpa, 100 para llegar a Coatzacoalcos y 100 más para Tierra Blanca”, refieren en los bajos del Puente Verde de Coatzacoalcos. En la conversación, algunos de ellos preguntan al reportero que tan ciertos son los ataques armados en Veracruz, en clara alusión al hecho sucedido en Las Barrancas, municipio de Cosoleacaque. En Huimanguillo, cerca de las vías del tren, el ambiente es hostil, los migrantes no quieren saber nada de derechos humanos,

activistas y medios de comunicación. A lo lejos, los “halcones” hacen su trabajo, Observan, hablan y hablan por teléfono. En los comedores que abundan por la zona, se percibe el miedo. El reportero intenta conversar con un grupo de migrantes y la recepción no es la mejor: “A mí no me tomes fotografías, ni a mi carnal tampoco; no debemos nada, pero uno corre peligro ustedes no”, dice y se aleja. Una mujer que vende comida a los migrantes dice al reportero: “Es mejor no hablar, yo vendo comida a migrantes, pero vienen ustedes hablan conmigo y hay gente (sic) que va a pensar que en nuestra conversación les pude haber dicho no sé qué tanta cosa, y me pueden meter en problemas. Ya no es como antes, yo no voy a decir nada. Que les vaya bien”. Ya en Las Choapas, un hondureño que bajó del tren a comer, rumia su suerte: “Ya pagamos 100 a los mareros (Los Maras) en Chiapas sólo para poder subir al tren, desgraciadamente muchos de quienes nos asaltan y extorsionan también son de nuestro país, eso me empinga (encabrona), ahora que lleguemos a Coatzacoalcos hay que pedir monedas para pagar otra cuota a los narcos”. Edmison, del departamento de Francisco Morazán, explica que las historias de extorsiones, asaltos, secuestros y desapariciones de migrantes centroamericanos en México son conocidos hasta en los lugares más recónditos de la República catracha. “La voz se corre, hay mucha gente que no tuvo éxito, se regresa a mitad del camino en México y uno ya sabe lo que le espera; pero es preferible pasar casi un mes de pesadilla aquí, lejos de tu familia, a seguir con la vida insoportable en Honduras, con la mara en guerra, con desempleo y mucha pobreza”, dice.

“Todos somos uno” Alexander, otro hondureño, narra su experiencia: “Venimos 20, pero los 20 somos uno, tenemos que cuidarnos entre todos, ya pagamos la cuota, pero ya no traemos dinero y la comida la hemos tenido que venir racionalizando, apenas llevamos doce días en suelo mexicano y ya no vamos a per-


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mitir más extorsiones”. El tren para en la estación de Tancochapa, en las Choapas, Veracruz a 52 kilómetros de Coatzacoalcos. En auto, el trayecto se hace en no más de 60 minutos, pero en el lomo de “La Bestia” el recorrido es de cuatro a cinco horas. Nicaragüenses, hondureños y guatemaltecos en su mayoría van trepados a los largo de los veinte vagones. Otros lo hacen dentro del tren, pero tienen que pagar de 20 a 30 pesos a cada uno a los maquinistas. En el recorrido, los migrantes centroamericanos piden dinero a los mexicanos que se cruzan en su camino, con el argumento de que llevan días sin comer o simplemente apelan a la caridad. La suma que llegan a conseguir dura poco en sus manos porque tarde o temprano se utilizará para pagar las cuotas al crimen organizado. En ocasiones, los migrantes llegan a caminar largas distancias y en su camino tienen que ocultarse entre la maleza, adentrarse en los pueblos y confundirse entre la población para no ser extorsionado. Tan sólo en la congregación de “El Ceibo”, municipio de Tenosique, los migrantes centroamericanos llegan a caminar hasta 57 kilómetros. “Nos lleva hasta dos días, porque tenemos que ir escondiéndonos de la delincuencia y de la Policía Federal. Pernoctamos entre la maleza y ya en Tenosique, a esperar a que pase el tren”, relata Alejandro, un joven salvadoreño de 21 años, quien emprenderá un segundo intento por llegar a Estados Unidos.

la mente: El Pájaro y El Chava, identificados como presuntos líderes de la delincuencia organizada. Al Pájaro lo describen como un sicario musculoso, que siempre viste camisetas sin mangas, para lucir sus tatuajes. Dicho sujeto siempre se hace acompañar de 20 personas, quienes se encargan de asaltar a los migrantes arriba del tren y de privarlos de su libertad para cobrar a sus familiares una cantidad por su rescate. El Chava es un sicario que siempre lleva consigo una R-15. Este sujeto opera en la región de Tierra Blanca y Orizaba y su grupo se encarga de cobrar las cuotas. “Si no pagas, te tira del tren, te machetea o te mata”, narra un grupo de migrantes. “Sabemos el modus operandi de los delincuentes, cómo los apodan, quienes son los líderes, los tatuajes que los distinguen. Se trata de 20 personas se suben al tren con armas largas y cortas, machetes, y atracan a todo mundo. “Toda esa información está en manos de las autoridades estatales y federales y no pasa nada”, dice o eso se le hemos dicho a la autoridad y no pasa nada, dice Rubén Figueroa, del Movimiento Migrante Mesoamericano. En Tenosique, Tabasco, revela, se han interpuesto más de 100 demandas penales ante las procuradurías estatal y federal y “la indiferencia y pasividad son notables”. En la mayoría de los nueve puntos que recorrió la Misión de Observación de la Ruta Migratoria no pasó desapercibido la presencia de “vigías del camino” o “halcones”, jóvenes mexicanos y centroamericanos que se entremezclan con los inmigrantes que desean llegar a Estados Unidos y que buscan monitorear todos los movimientos de los tripulantes.

“Veracruz, Foco Rojo” El padre Tomás González, encargado del albergue “La 72” dice que el territorio veracruzano representa un “foco rojo” para los migrantes porque son víctimas de violencia, desapariciones y vejaciones. Rubén Figueroa, integrante del Movimiento Migrante Mesoamericano, secunda al religioso: La acentuación de la violencia y las vejaciones contra migrantes en suelo veracruzano arreció con Fidel Herrera y se recrudeció con Javier Duarte. En el actual gobierno, dice, la interlocución con la directora de Atención a Migrantes, Claudia Ramón Perea, ha sido nula y de “oídos sordos”. La funcionaria duartista, agrega, se ha dedicado a “minimizar” los secuestros y extorsiones a los centroamericanos en el territorio veracruzano, en aras de no dañar la imagen pública de la administración priista y la del propio Duarte.

La “riña” que despertó a todo un pueblo “Salgan del monte, no tengan miedo”, gritó, micrófono en mano, Julio Pérez, a los migrantes centroamericanos que se encontraban ocultos entre la maleza, varios de ellos, ensangrentados y golpeados severamente. El perifoneo “urgente” funcionó: poco a poco, cientos de inmigrantes de Honduras, Guatemala, El Salvador empezaron a salir de sus escondites, luego de ser arrojados del tren por un grupo criminal o arrojarse por su propia cuenta ante el temor de ser asesinados. Era el 1 de mayo y la noche previa un grupo armado de más de 20 personas tomó por asalto el tren y decenas de centroamericanos fueron arrojados al suelo desde “La Bestia” en movimiento. El incidente ocu-

Repatriación voluntaria rrió en la congregación de Las Barrancas, municipio de Cosoleacaque. Esa misma noche, todo el pueblo de Las Barrancas salió en auxilio de los extranjeros. La pequeña localidad, que sobrevive de la siembra de maíz y de los ingresos de sus albañiles, herreros y obreros de Minatitlán, se volcó con botellas de agua, comida, ropa limpia y consuelo para los migrantes que vivieron 30 minutos de terror. Julio Pérez cuenta en entrevista que un vecino lo alertó de que un migrante llegó hasta su casa ubicada a la orilla de las vías del ferrocarril, con la mano cortada y del rostro ensangrentado. El hombre herido le pidió auxilio porque habían sido atacados con machetes y armas cortas. “Con el aparato de sonido les dijimos a los migrantes que no tuvieran miedo, que salieran del monte; ellos tenía miedo que los volvieran a atacar, después de insistirles a través de una bocina, poco a poco fueron saliendo”, cuenta Julio. En su reporte sobre ese incidente, el Morm dice lo siguiente: “Para los defensores, la inequidad en la protección de los migrantes redunda en la escasez de apoyo a las personas y manifiesta la ausencia de políticas generales de protección y promoción de derechos humanos, y no se observa por ninguna parte la intención clara de proteger la dignidad, integridad ni la vida de las personas”.

“El Chava y el Pájaro” En el recorrido por Veracruz, los migrantes tienen dos nombres bien grabados en

A Carlos Argueta, Manuel Benítez y Samuel Domínguez, hondureños de 20 años, les duro cinco días la ilusión de llegar a Estados Unidos. Los tres suplicaron a agentes del grupo Beta, el brazo vigilante del Instituto Nacional de Migración, y personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, su “repatriación voluntaria”, ante el temor a caer en manos del crimen organizado. Y es que apenas subieron al tren alguien se les acercó y les pidió una cuota 400 dólares que ni siquiera llevaban consigo. Llevan un día entero sin comer. Su rostro está demacrado. En el parque PakalNa, cerca de la estación ferrocarrilera de Palenque, Chiapas, consiguieron un trabajo “chapeando” y cargando muebles, en una casa, en donde se ganaron 30 pesos cada uno. Arguetta, Benítez y Domínguez narran que desde que entraron a suelo mexicano, personal al servicio de la delincuencia organizada los empezó a hostigar para cubrir su cuota. De lo contrario, les advirtieron, que serían tundidos a machetazos y bajados del tren en movimiento. Atemorizados, los tres hondureños oriundos del departamento de Comayagua, optaron por pedir a las autoridades mexicanas su repatriación voluntaria. En el parque Pakal-Na, la primera estación para empezar el trayecto de “La Bestia”, cerca de un centenar de hondureños reposa luego de haber pasado su primera escala en suelo mexicano, caminaron 57 kilómetros en la congregación El Ceibo, durmieron una noche o dos en el albergue de Tenosique, Tabasco, y recién llegados a Chiapas, saben que los peligros apenas inician.


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Para ganar en ajedrez ARTÍCULO :: POR MANUEL LÓPEZ MICHELONE

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oy en día el ajedrecista, desde el principiante hasta el consagrado, tiene acceso a mucha información, a demasiada -diría yo. Hay bases de partidas, que son como cinco millones de ellas o más. Hay discos compactos con monografías de aperturas, de finales, de combinaciones. Hay sitios web que muestran las últimas partidas de los más importantes torneos. Se pueden incluso seguir en vivo. Hay desde luego, libros que pueden conseguirse incluso de manera muy legal en Internet o bien, comprarlos en los Estados Unidos y esperar unos días para que lleguen a México. En fin, que la cantidad de información ajedrecística actualmente es prácticamente inacabable. Por ello, hay que pensar muy bien en qué información comprar o usar porque con la escasez de tiempo, hay que ser muy prácticos y si se quiere progresar, ganar en ajedrez, hay que saber cómo aprovechar el tiempo al máximo. Así pues, van algunas recomendaciones para quien de verdad quiera mejorar y por qué no, ganar en ajedrez: · Tiempo: Por una parte, considere que para progresar hay que estudiar. Alguien le preguntó a Kasparov lo siguiente: ¿Cómo puedo progresar en ajedrez si no tengo tiempo? A lo que el excampeón del mundo le respondió: “¿cómo quiere mejorar si no tiene tiempo de estudiar?”. Y la respuesta lo dice todo: si quiere mejorar tiene que buscar tiempo para tomar los trebejos y sentarse a estudiar. Por ósmosis, créame, no mejorará en su nivel de juego. · Disciplina y método: No basta con tener tiempo libre, sino además, hay que aprovecharlo y sentarse con seriedad a estudiar. Ponga su tablero y analice partidas, vea posiciones del medio juego, resuelva combinaciones, etc., pero con disciplina y métodos. Si está aprendiendo a lidiar con una variante de la defensa siciliana, pues no se canse a la tercera página de variantes. Pregúntese por qué el autor de la monografía dice que una jugada es buena o mala. Intente discernir por usted mismo qué planes tiene cada bando. Hay que hacer un trabajo que a veces se antoja monumental, pero que es la única manera de aprender y progresar. Si se toma el estudio a la ligera, posiblemente pase un buen rato, pero los beneficios de un mejor nivel ajedrecístico en cierto tiempo, no ocurrirán. · Salir de la zona de confort. Si quiere mejorar tiene que esforzarse. Los amantes del ejercicio físico dicen: “no pain, no gain”, algo así como “si no duele, no sirve”. Esto significa que para mejorar en ajedrez no basta con ver una partida por aquí, un final por allá, una combinación simpática, etc. No, se necesita esforzarse para tratar de descubrir por uno mismo las ventajas y desventajas de las jugadas que se están analizando. Ningún jugador, inclusive Kasparov o Fischer, eran proclives a la flojera, a creerle al comentarista sobre el valor de una jugada, etc. Al contrario, dudaban de todo y por ello mejoraron aunque cabe decirlo, esos jugadores son ejemplos de constancia, de esfuerzo, de trabajo.

· Estudie deliberadamente. El estudio deliberado es precisamente el estudio que se hace para hacerse de una nueva habilidad, para mejorar específicamente en algo. De nuevo, siguiendo la analogía del gimnasio: si quiere desarrollar los bíceps tendrá que hacer ejercicios que definitivamente incrementen la masa muscular que se quiere desarrollar. En ajedrez pasa lo mismo: se necesita estudiar con sistema, deliberadamente un tema, para que éste se convierta en un trabajo constante y a la larga veamos los frutos del estudio. Por ejemplo, si desea mejorar su nivel combinatorio, debe ver muchos ejercicios de táctica e intentar resolverlos. En caso de no resolver uno, no vea la solución de inmediato, márquelo y regrese al ejercicio más tarde. Esfuércese por hallar la solución aunque le lleve más tiempo. Si no hay esfuerzo, si no trabaja para eliminar sus defectos, no habrá mejora en su nivel de juego. · Juegue partidas de entrenamiento con amigos o contra la computadora desde la posición que está estudiando. Intente jugar partidas contra reloj, simulando las condiciones del torneo. No importa si gana o no (probablemente casi nunca le ganará a la computadora). Lo que interesa es ver si su entendimiento del tablero ha mejorado, lo cual puede ocurrir si trabaja, repito, con constancia. · Juegue en torneos. Si no juega no puede saber si ha progresado. Al terminar la partida -si se puede- analícela con su rival. Tome nota de lo que su contrario vio y que usted quizás despreció. Una vez terminada la competencia, ponga a su motor de ajedrez favorito y pídale que analice la partida. Hallará muchísimas cosas. Kasparov decía que no hay partida perfecta, in-

cluso habiendo ganado se pueden encontrar todo género de problemas que se pasaron por alto. Si hace todo esto probablemente pueda mejorar y jugar un ajedrez más sólido. Esto, créame, no lo logrará en uno o dos meses. En ocasiones puede llevar un año para darse cuenta de que entiende más de ajedrez, que juega mejor y por ende, hallará que el esfuerzo valió la pena. Sin embargo, debe quedarle claro también que en este juego no hay garantías. Observe a los ajedrecistas de elite. No hacen otra cosa que jugar al máximo nivel y de pronto salen de ese reducido grupo de grandes jugadores por razones difíciles de explicar. Algo pasa y empiezan a sufrir descalabros en su nivel de juego. Topalov o Leko son clásicos en este sentido. El húngaro Peter Leko por muchos años estuvo entre los 10 mejores del mundo y ahora no pinta como antes en el escalafón mundial. Topalov, el excampeón del mundo 2005 de pronto algo le pasó y no ha podido recuperar su anterior forma. De ganar los torneos con muchos puntos de ventaja sobre sus rivales, ahora queda relegado a la parte baja de la tabla de las competencias. Eso quizás habla de lo rudo que es el ajedrez de torneo y lo difícil que es mantenerse vigente jugando al mejor nivel. En esa proporción, en la medida que juegue y se dedique al juego ciencia, hallará satisfacciones como vencer a un archienemigo local, o ganar uno que otro torneo del club donde participa. Sin embargo, puede que nada salga bien y que su ajedrez se quede estancado por alguna razón. Si este es el caso, habrá que reconsiderar qué está haciendo para ver por qué no progresa. Pero no se desanime. Afortunadamente uno mejora cuando verdaderamente estudia, aunque haya por ahí uno que otro descalabro.


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Escribir es humano FORMAS BREVES. Sobre los escritores, su obra, sus fans y demás curiosidades.. JAIME MARTÍNEZ OCHOA

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se imbécil volvió a escribir, ¿ya viste? Sí, acabo de hojear el suplemento. Bueno, al parecer nadie le ha dicho que hace el ridículo. ¿Quién le dijo que escribir es juntar palabras sin ton ni son? Creo que ni Cantinflas lo hace mejor que él. Déjalo. ¿A ti que te va? Nada. Pero da muina que le publiquen y, sobre todo, que se crea la quintaesencia de la poesía. ¿Acaso es poesía lo que escribe? Siempre pensé que era prosa. Él le llama prosa poética. ¿En serio? En serio. Entonces está mal. Mira: «La luna es el espejo por donde cae el estío que llueve sobre la playa tormentosa en donde los bañistas acuden a recibir su dosis de bienaventuranza mientras las ranas croan su infinito malestar existencial...». Y así sigue, casi dos páginas. Tienes razón: Cantinflas se le queda corto. ¿Sabes? Lo prefería cuando era periodista. Al menos en el periodismo existen ciertas reglas. También llegó a escribir cuentos. Creo que incluso ganó un premio. Pues yo no le conocía esa vena. O sea que estamos ante un genio renacentista. Nada menos: escribe crónicas periodísticas, cuentos y ahora prosas poéticas. Pues al menos le echa ganas, ¿no crees? Si a eso se le llama echarle ganas. Y tiene sus grupos de fans, no creas. ¿Estás segura?

¿No has visto su página de face? Cada vez que sube sus ridiculeces le aparecen un montón de Me gusta. Y sé que en los bares se forma un círculo a su alrededor, donde las chicas prácticamente beben de su boca. Sé de esas reuniones. Las he visto de lejos. Son un primor estos genios progresistas que despotrican contra su país gracias a los estipendios universitarios que reciben. Por cierto, ¿no nos corroerá la envidia? Mira: «Las espadas flamígeras se hunden en el atardecer como emblemas de otros tiempos que vienen a hablarnos de la supresión de los dinosaurios y el advenimiento de un cosmos en el que será posible bailar descalzos al fuego de hogueras de resplandor infinito...» No, nos puede corroer la envidia. Ése es el arte de decir mucho y no decir nada. O de juntar palabras absurdas en oraciones sin ningún sentido, sólo para deslumbrar a las plateas, ¿no crees? En esto de las letras, niña, todo es posible. He leído a gente que cree que todavía es factible la escritura automático. Otro acaba de inventar el realismo sucio. «La luna se adueña de mis suspiros y la marea me trae recuerdos de pulpos bañados de mercurio, con peces que saltan en órbitas de luz purpurina...» Qué bobo. Te digo. Tengo una teoría: Escribe así porque resulta muy fácil. ¿Crees? Yo pensaba lo contrario. No, mira: escribir a lo pendejo, sin ningu-

na lógica, obedeciendo al impulso de tu cerebro, resulta muy sencillo. Recuerda lo que decía el clásico: escribir es humano, corregir es divino. Él escribe como humano y después no corrige. La gusta esta vulgaridad o, para mencionar palabras ostentosas, esta postura kitsch hacia la vida. Es el poeta kitsch. ¿Te gusta el título? Le queda perfecto. El traje a la medida para el rey del lugar común, ¿no crees? Y da un taller literario, ¿cómo ves? Eso no me resulta raro. Los escritores buenos escriben, los mediocres ofrecen talleres. Y sus amigos son como él: escrituras bohemias, alcoholizadas, desencajadas, sin un ápice de talento o trascendencia. Te decía que escribir así es muy sencillo. En cambio, tener ritmo, control de las palabras, largo aliento, ofrecer una prosodia clara, eso, mi amigo, no es nada sencillo. Pues él cree que lo complicado es hermoso. ¿Lo será? Mira: «Pájaros que saludan el amanecer con voces de guitarras roncas y dardos de sol que atraviesan la penumbra rosada de humo de cigarrillos árabes, con panteras ahítas de belleza deslumbrante tumbadas en los rincones...». Alguien tendría que decirle que deje de hacer el ridículo. No seré yo. ¿Con quién me divertiría los domingos? Tienes razón.


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Cuentos de amor, pasión y muerte RESEÑA. Héctor Manjarrez reúne 12 relatos en el libro Anoche dormí en la montaña. POR YANET AGUILAR SOSA

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l relato que más le gusta a Héctor Manjarrez, de su nuevo libro de cuentos, el tercero en su celebrada carrera literaria, ocurre en un México de antaño, el que despertó con la Revolución Mexicana y luego la padeció, el que tuvo que renacer tras la guerra civil. La protagonista es Amelia, depositaria de los sueños, apasionada del amor y prisionera del temor y de las convenciones sociales. Los doce cuentos de Anoche dormí en la montaña están plagados de hombres, pero en casi todos las protagonistas son mujeres y son ellas las que habitan y nutren estas historias en las que se habla del amor, de la pasión, de muerte, de la guerra, de la vida cotidiana y de la historia. “Creo que todas las mujeres de este libro son personas muy interesantes, todas son diferentes, las circunstancias y edades y ciudades, y nacionalidades son diferentes, pero me parece que todas son mujeres muy interesantes”, afirma el narrador, poeta, dramaturgo y ensayista Héctor Manjarrez (Ciudad de México, 1945). En varias de esas historias surge para ellas la posibilidad de tener otra vida; sin embargo, señala Manjarrez, el último cuento — ”Amelia” — no la tiene. “La historia es la de una mujer que nació antes de la Revolución; es el cuento más largo del libro y en cierto sentido es el cuento que me gusta más”. El autor de los libros de cuentos No todos los hombres son románticos y Ya casi no tengo rostro, puntualiza y corrige: sus relatos no son una reflexión, quizás un reflejo. “No sé si podamos decir que sea una reflexión, un filósofo probablemente reflexione y un escritor refleje; no sé hasta qué punto ese reflejar del escritor sea un acto completamente consciente, uno refleja pero a veces ni siquiera sabe lo que está reflejando. Esto lo digo para no arrogarme a mí como escritor una capacidad de reflexión de la que quizás no soy capaz”.

Un testigo

Manjarrez se acepta más como un testigo de momentos, de historias cotidianas, de naciones como Cuba y Nicaragua, de ciudades como la de México, París y Londres. También testigo de personajes, ahí aparece Fidel Castro, de Tomás Borge, el ideólogo y fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional. “Creo que hay tres casos en los que los personajes están a trasluz, o un poco a trasluz de la historia, uno en Cuba, otro en Nicaragua y otro en el último cuento con la Revolución Mexicana. Pero no son una reflexión”. Aun cuando lo escribió en los años ochen-

ta, el cuento que más vivo tiene es el de Nicaragua, que se titula “Una pura y dura”, al que le hizo apenas un par de cambios para actualizarlo. “Hice dos cambios mínimos solamente para mostrar el paso del tiempo o cosas que se entendían en ese momento y que ahora no se entenderían en absoluto. Había algo sobre Tomás Borge y ahora ya no hay nada sobre él, pero en aquella época Borge era como la Virgen de Guadalupe del Sandinismo, ahora es una de las vergüenzas del sandinismo”. Nicaragua está viva porque ahí estuvo y reporteó, porque creía estar viviendo la historia. En No todos los hombres son románticos Héctor Manjarrez incluyó un cuento llamado “Nicaragua” que ahora quitaría porque le parece bastante malo. “Es un fallido cuento político, los cuentos políticos son muy difíciles y es muy fácil que fallen que se vean ridículos después y muchas veces en el mismo momento”. Manjarrez es considerado uno de los escritores del siglo XX con una voz literaria depurada y potente. Con todo, dice que los libros que él escribe se escriben solos, que él no los planea. “Siempre tengo la impresión de que van a ser cuentos, pero no siempre son cuentos”. Escribe y de repente ese cuento se convierte en una novela o muchas veces en nada, no van a ningún lado, entonces los deja y los guarda en una carpeta. “Como 30 o 40 por ciento de lo que he escrito nunca se ha publicado porque no quiero que se publique, no es bueno. Son historias que nunca acabaron; hay unas que si acabaron pero que no están bien”. — ¿Es usted muy exigente? — Lo necesario. — ¿Muy autocrítico? — Lo necesario. — ¿Reescribe mucho? — Cada historia es diferente, hay unas que se escriben rápido y fácil, hay otras que se reescriben. Escribir es borrar, puede ser aumentar, pero yo encuentro que borrar es más importante.


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MIR(Í)ADA

La Crítica del Arte es más que un dolor de cabeza JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA juancjimeneza@gmail.com

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a crítica de arte es mediación. Entre las obras, los artistas y los públicos. Y en el caso específico de la crítica de las artes visuales, lo es en un sentido más: en la articulación de dos elementos u objetivos centrales que son consideración de las obras. De una objetividad construida como coherencia, sostenida desde el punto de vista de la conciencia teórica de las pautas de verisimilitud, de articulación del lenguaje bajo premisas contrastadas que puedan compartirse y socializarse. Aceptando que la crítica es eminentemente una disciplina del lenguaje, el aspecto central en la fundamentación de la crítica debe ser ampliar y flexibilizar al máximo el terreno de aplicación del lenguaje crítico, concebirlo como un diálogo entre críticos y artistas con los públicos. Es decir, la crítica de arte ha de ser concebida como una instancia muy abierta y diseminada, que en lugar de ejecutarse fijando posiciones normativas sobre la producción de los artistas, buscara construir la objetividad de sus propuestas en términos de diálogo, en cuyo despliegue se pretendería establecer la dimensión de verdad en el presente de las propuestas artísticas. Los planteamientos normativos y los encuadramientos taxonómicos de carácter historicista resultan obstáculos para el adecuado y efectivo desarrollo de la crítica como actividad comunicativa. Se trata de un diálogo sobre las obras con los propios artistas (y no sobre su vida e intimidad) para después expandir dicho diálogo como un elemento más de crítica de la cultura, e incluso de crítica social. El ejercicio de la crítica artística y cultural tiene el deber de diversificarse, ante la proliferación de múltiples mediaciones y filtros que intervienen en la cultura del espectáculo (propiamente entorpecedora de instancias críticas y de oposición): la televisión comercial, los medios impresos de farándula, entre otros. No basta reducir las formulaciones textuales en diarios, revistas especializadas o libros. Sin renunciar a esta vía textual, la crítica puede ejercerse a través de otras plataformas de comunicación, como la puesta en pie de iniciativas que propicien el encuentro de las distintas prácticas artísticas entre sí y confrontándoles con la teoría, o en el planteamiento de exposiciones concebidas en función del diálogo entre artistas y con las obras capaz de incidir en

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saber ver y saber decir. En su Teoría del Arte (2002), el español José Jiménez escribe que el buen ejercicio de la crítica de arte se alcanza cuando se produce una buena articulación entre el saber ver y el saber decir, pues es ahí don-

de se sitúa la dimensión de objetividad que hay que demandarle a esta disciplina. Y con “objetividad” se excluye su connotación normativa, necesaria o metafísica; se trata de una cualidad argumental y aterrizada en la

Es una actividad comunicativa, una disciplina generadora de conocimiento. una crítica del mundo presente. Internet, videos, audios, conferencias, charlas -en auditorios o espacios abiertos-, interviniendo y participando en presentaciones artísticas: todo esto es un campo disponible para el ejercicio de la crítica en marcos socializados. En cuanto a la relación que se estable entre la crítica del arte y la historia del arte, José Jiménez identifica como problemática la inscripción de la primera en la segunda. En su opinión, el modo de trabajar de los historiadores de arte, la metodología que utilizan y los planteamientos que guían su actividad tienen mucho más que ver con un tipo de problemas distintos a los que se suscitan a través del análisis del tiempo presente y a través de las

manifestaciones culturales del presente, que son las que tienen lugar en el arte contemporáneo. Sin embargo, José Fernández Arenas opina de manera distinta. “El hecho de que aún perduren entre nosotros los términos de historiador de arte, como sinónimo de los que estudian las obras artísticas del pasado, y crítico de arte, definiendo a los que se detienen en el arte contemporáneo con espíritu analítico y divulgador, pudiera dar a entender que existen dos historiadores de arte distintos: uno que busca en la historia pasada, dedicándose a cultivar ‘momias’, y otro a poner en la palestra a los artistas ‘vivos’.” Si los objetivos fundamentales de la historia del arte son, por un

lado, la valoración estética y, por otro, la valoración histórica de la obra artística, parece que ello establece la división entre crítica del arte e historia del arte. Pero bien puede afirmarse que se trata de dos objetivos de una misma disciplina, señalados como tales en un ordenamiento lógico, pero no en la práctica. Carácter estético y carácter histórico son simultáneos en una obra, y el juicio valorativo ha de comprender ambos niveles, tan inseparables como los términos forma/contenido y signo/significado. En otras palabras, si una primera vista a la cuestión parece indicar que las obras del pasado han de valorarse en términos históricos, y las del presente bajo una perspectiva crítica, bien pueden invertirse dichos postulados para generar una renovación constante del conocimiento resultante de ambas actividades: valorar críticamente las artes del pasado, al tiempo que se van historiando las propuestas del presente. Y tratándose de inversión de términos, Francisco Calvo Serraller lleva más allá el tema en su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, citando a Lionnello Venturi, autor de una Historia de la crítica de arte publicada en la década de 1920. Reclamaba de la crítica de arte para que sirviera de modelo a la historia y la teoría del arte. “Afirmó, por ejemplo, que la intuición crítica se forjaba en comunidad de experiencias con los artistas contemporáneos y que era esa experiencia del arte actual la que nos enseñaba a ver el arte del pasado, con lo que nos propuso invertir el modo tradicional de hacer historia del arte, que él consideraba inviable sin un talante crítico: ‘El principio esencial de la historia crítica del arte’ –escribió‘puede ser formulado de la manera siguiente: la historia del arte es tarea de la crítica del arte.” La Crítica es más que sólo “un dolor de cabeza para los artistas” o una ocupación excéntrica de protagonistas petulantes (como se presenta para el imaginario colectivo). Es una actividad comunicativa, una disciplina generadora de conocimiento.


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