S U P L E M E N T O S O B R E T E M A S D E L A M U J E R | C A M B I O D E M I C H O A C Á N | N Ú M E R O 233 | J U E V E S 13 DE MARZO D E 2 0 14
Comprendiendo las infidelidades POR DINORAH AMBRIZ Las infidelidades tienen un lugar peculiar en las sociedades modernas y occidentales. Por un lado, se les señala y critica, son mal vistas; pero por el otro, en el fondo resultan en exceso familiares y comunes. Es decir, se espera y exige que no se cometan infidelidades, pero de alguna manera se consideran un aspecto ineludible de toda relación de pareja. Alrededor del 45 por ciento de las personas afirman haber sido infieles en algún momento de sus vidas, sin embargo se estima que
esta cifra es aún mayor debido a la dificultad de «confesar» que se ha sido infiel. «La infidelidad sí es común pero creo que también es porque está satanizado; socialmente está mal visto y prohibido, quizás si la educación que recibiéramos fuera otra no lo veríamos como algo malo o lastimoso», dice Talía, diseñadora gráfica y próxima madre de un bebé. Por su parte, Valeria, universitaria, comparte: «Pienso que la infidelidad es una conducta muy común en el ser humano y ciertas relaciones deberían ser replanteadas en torno a si deben ser
monógamas o no, ya que muchas veces la infidelidad ocurre a causa de conductas reprimidas. Considero que en parte es algo tan común porque hoy en día es muy fácil establecer relaciones frágiles». Las infidelidades no son lo mismo para todos Lo considerado infidelidad es diferente de pareja a pareja, pues entran en juego los compromisos y reglas acordadas en cada relación. Sin embargo, es común que por infidelidad se entienda cuando un miembro de la pareja desa-
rrolla vínculos físicos y/o emocionales con otra persona. Hay poca discusión en torno a si mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio es considerado infidelidad. Sin embargo, el debate comienza a ser más rico cuando se aborda la infidelidad emocional. Según una encuesta realizada por el periódico en línea estadounidense The Huffington Post, el 60 por ciento de los encuestados afirmaron que si su pareja desarrollara una conexión emocional estrecha con alguien más, lo considerarían infidelidad. Por el otro lado, casi el 20 por ciento aseguró
que sólo considerarían que hay infidelidad si el vínculo no sólo es emocional sino también físico. Por qué se es infiel Para comprender la infidelidad se entienden dos vertientes que confluyen. En el aspecto físico, las personas son infieles porque buscan enriquecer sus experiencias sexuales; es decir, no es que no se tenga satisfacción sexual, sino que se busca algo nuevo, variedad.
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DESCÚBRETE POR DINORAH AMBRIZ El mal olor provocado por el sudor en las axilas puede resultar algo embarazoso e incómodo para muchas mujeres. Nuestro cuerpo suda en distintas partes, por ejemplo, en la frente o las manos; sin embargo, este sudor carece del olor característico de otras zonas del cuerpo, como las axilas o la zona genital. El mal olor se genera cuando el sudor entra en contacto con las bacterias existentes en el cuerpo, conocidas como «flora bacteriana». Estas bacterias se nutren, en este caso, de lípidos, proteínas y agua existente en el sudor; las sustancias son descompuestas en el interior de las bacterias y des-
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¿Por qué huelen las axilas? nos disminuir, el mal olor corporal. En las axilas se puede aplicar talco o bicarbonato, que ayuda a mantener seca la zona y destruye bacterias; una forma de aplicación es mezclarlo con jugo de limón para untar en las axilas durante toda la noche y quitar durante la ducha en la mañana. El consumo de salvia -hierba de la familia de la menta-, también ayuda a disminuir la transpiración y se puede preparar en una infusión o en té. Por supuesto, deben cuidarse los alimentos que se consumen y mantener atención para identificar si la sudoración llega a ser patológicamente excesiva, lo que se conoce como hiperdrosis y que debe ser tratada con la medicación correspondiente.
pués se convierten en productos de desecho, que son los que producen malos olores. Las axilas, con los pies y la zona genital, son lugares con mayor concentración de bacterias debido a que proveen el entorno ideal para su desarrollo, es decir, son zonas húmedas, calientes y poco iluminadas. Para evitar el mal olor en las axilas no se recomienda recurrir a los desodorantes con antitranspirante, pues sus principales componentes activos son compuestos de aluminio y parabenos, y ambas sustancias han sido relacionadas a casos de cáncer de seno. Además de las cosas básicas, como un aseo corporal diario, pueden ser de ayuda algunas sencillas acciones para evitar, o al me-
Suplemento Mujer.es de Cambio de Michoacán. Director: Vicente Godínez Zapién. Coordinador: Arved Alcántara Betancourt Editora: Dinorah Ambriz Contacto: suplementomujer.es@gmail.
Comprendiendo las infidelidades VIENE DE LA PORTADA
En el ámbito emocional, expertos en el tema señalan que se es infiel cuando una persona encuentra que, por diferentes motivos, no puede expresar o compartir con la pareja ciertos deseos, pensamientos, emociones, etcétera. Ana von Rebeur, periodista e ilustradora argentina que ha ganado diez premios internacionales de humor gráfico, ha abordado el tema de la infidelidad en un libro y asegura que para que ésta exista se debe cumplir la «Regla de las C»: curiosidad, calentura y confidencialidad. «El infiel engaña porque puede hacerlo, ya sea porque halló quien busque aventura, porque se dio la situación o porque cree que nadie lo sabrá. Si supiéramos que contamos con confidencialidad absoluta y garantía de que nadie se enterará jamás, todos seríamos infieles. Si no lo somos es para no herir a nuestra pareja», asegura irónica Rebeur sobre la necesidad de relacionarse íntimamente con más personas. Un dolor evitable Al ser una vivencia tan común, es fácil que se considere la infidelidad como un hecho normal, o al menos inevitable. Pero a pesar de lo cotidiano de ello, es evitable en tanto se afronten con honestidad las necesidades, deseos y limitaciones de cada miembro de la pareja. Valeria dice al respecto: «No
creo que sean inevitables; depende mucho de las personas, su condición de pareja y el estado de la relación». «Yo creo que es complicado hablar de que las infidelidades son inevitables, depende mucho del concepto que se tenga en la pareja de infidelidad, de los acuerdos que se tengan en la relación y como se lleven a cabo; creo que la honestidad es una parte fundamental», opina Talía. Honestidad con nuestras necesidades y deseos Uno de los aspectos que abona al campo de las infidelidades radica en el casi nulo cuestionamiento de los esquemas amorosos y de los valores que rigen las relaciones de pareja. Es decir, se vive en una sociedad que establece la monogamia sexual y emocional como un ideal modelo de vida. Se crece en entornos que aceptan y favorecen la monogamia, y al ser adultos, las relaciones de pareja que se establecen no cuestionan si la monogamia es lo mejor para ellas; sin duda, para algunas será efectivamente lo mejor, pero no para todas. «Cuando dos personas se casan o comienzan una relación, nuestra sociedad supone que automáticamente existen derechos exclusivos sobre la sexualidad del otro. Los cuerpos y deseos de las personas se ven degradados a una simple propiedad, igual que un carro, una casa o una computadora (…) Mientras que la infi-
delidad es considerada un gran pecado, nuestra sociedad tiende a olvidar y perdonar acciones en igual medida, o mucho más, perjudiciales para una relación», asegura Noemí, en una carta abierta que se popularizó en Internet y que lleva por título «Soy la mujer que durmió con tu marido y no lo lamento». Sin duda, ante la infidelidad es necesario un cuestionamiento y
reflexión, individual y social, sobre lo que hemos aprendido que es correcto en las relaciones de pareja. Cada individuo debe plantearse, primero a sí mismo y luego ante la relación, cuales son las cosas que considera valiosas dentro de su vida en pareja, para después establecer compromisos personalizados, pues no todos tenemos las mismas necesidades. Es muy posible que dar por
sentada la exclusividad sexual y emocional dentro de las relaciones de pareja continúe llevando a engaños y rompimientos de compromisos. El esquema de relaciones de pareja que se ha considerado correcto se seguirá evidenciando como frágil mientras sea impuesto, o autoimpuesto, y no algo que se haga por creer en verdad que es la mejor manera de llevar una relación.
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DEL DICHO AL HECHO
DE CIENCIA Y OTRAS TENTACIONES
Matrimonios, en búsqueda de un código moral propio
Amistades químicamente especiales
POR DINORAH AMBRIZ Las cifras en torno a la infidelidad son alarmantes si se considera que el acto es considerado incorrecto y es socialmente penado. Parecen evidenciarse altos niveles de hipocresía y de inconformidad respecto a algo que la sociedad dice considerar correcto. Más de la mitad de todas las parejas, en algún momento durante su matrimonio, se enfrentarán a problemas de infidelidad; esto al mismo tiempo que más del 90 por ciento de las personas aseguran que engañar a la pareja es incorrecto. «Aun así, de todos modos engañamos, no porque tengamos que hacerlo, o porque nuestra pareja nos lleve a ello, o porque no podamos controlarnos a nosotros mismos. Engañamos porque tomamos una decisión; y sabemos que cuando cruzamos la línea y decidimos tener sexo con alguien que no es nuestra pareja, estamos rompiendo el acuerdo de monogamia», explica Tammy Nelson, sexóloga estadounidense y terapeuta especializada en relaciones de pareja.
cada pareja, sin embargo se pueden englobar en cuatro grandes rubros según un estudio realizado por el Instituto Mexicano de Sexología. Para la realización del estudio se encuestaron cerca de 150 parejas casadas con edad promedio de 35 años de México, Puerto Rico y Estados Unidos; esto con el fin de comparar el comportamiento de grupos con distintos valores, creencias, actitudes, conductas y procesos sociales. Según los autores del estudio, titulado «Causas de la infidelidad: Estudio transcultural», las razones más comunes para engañar son: pérdida de confianza, conflictos, desajustes, y falta de comunicación. En México, que se posicionó en el estudio como el país con mayor porcentaje de infidelidades, el principal motivo para engañar a la pareja fue el de «expectativas no cumplidas» con un 57 por ciento; el siguiente factor decisivo para ser infieles fue «problemas de comunicación y factores sociales», con casi un 20 por ciento, y le siguieron «rasgos de personalidad», con el 16 por ciento, y «condiciones ético sociales», con el siete por ciento.
Un país infiel Entre el 45 y 50 por ciento de las personas casadas son infieles, asegura una encuesta realizada por Ashley Madison, un sitio web pro infidelidad que funciona como página de citas para gente casada en busca de relaciones extramaritales. Las causas, o factores de riesgo, de la infidelidad cambian en
Códigos morales únicos para cada pareja «El dilema de cada pareja es encontrar una manera para construir un código moral propio en su relación; uno que les impida traicionar al otro miembro de la pareja», explica la sexóloga Nelson, quien además es autora de libros como The new monogamy -la nueva
monogamia-, y Getting the sex you want -Conseguir el sexo que quieras-. Cada pareja es responsable de crear integridad en su propia relación, y de establecer y asumir las responsabilidades que tienen consigo mismos y con el otro. Para una pareja puede ser muy importante tener un acuerdo de monogamia, pero para otra lo más valioso puede ser la honestidad y comunicación de sentimientos y necesidades. La monogamia -física y emocional- suele ser el asunto medular en torno a una infidelidad. Sin embargo, en lugar de aferrarse a ella y exigirla duramente, tal vez lo mejor sea cuestionarla y valorar si es la forma en que cada uno quiere vivir su vida emocional y sexual. «La monogamia es una elección. Es una decisión que se hace todos los días, aunque algunos días son más fáciles que otros. No es un voto único que se hace el uno al otro; no hay que esperar que la promesa que se hizo hace años sea una inoculación contra la infidelidad hoy. Un acuerdo de monogamia es algo que fluye y crece, cambia con el tiempo. Se modifica conforme crecemos y se desarrolla nuestro matrimonio; y este acuerdo debe ser revisado a menudo», asegura la terapeuta Nelson. La construcción de un código moral propio en cada matrimonio, que se base en las necesidades y deseos de cada uno, y que tenga por estandarte la honestidad, puede ser uno de los mejores caminos para evitar dañar a quien se ama.
POR DINORAH AMBRIZ La experiencia ha enseñado a muchas mujeres que las amistades femeninas tienen algo especial y único. Hoy en día, esto es reafirmado desde un punto de vista regido por el método científico. Un estudio realizado por la Universidad de Los Ángeles asegura que las amistades entre mujeres son efectivamente especiales, y afirma que tener amigas ayuda a las mujeres a fortalecer sus nociones de identidad y de protección del futuro. El estudio retomó investigaciones llevadas a cabo durante 50 años, y se identificó que el cerebro produce sustancias químicas dedicadas a ayudar a la creación y mantenimiento de lazos de amistad femeninos. Las mujeres, al encontrarse en situaciones de cualquier tipo de estrés, generan, entre otras sustancias, oxitocina. Esta hormona, explica el estudio, provoca en las mujeres la necesidad de proteger a las personas que se ama y reunirse con otras mujeres para asegurar la protección colectiva.
Esta necesidad de reunirse con personas del mismo sexo no se genera en los hombres, pues la testosterona, producida en ellos en grandes cantidades, inhibe y neutraliza los efectos de la oxitocina. A esto se suma que en las mujeres, que de por sí tienen mayor sensibilidad a diversos tipos de estrés, los estrógenos se encargan de aumentar la producción de oxitocina. La reunión con otras mujeres y el cultivo de lazos de amistad verdaderos y leales con ellas han demostrado ser estadísticamente significativos para reducir los riesgos de enfermedades de presión arterial y colesterol. En otras palabras, la salud de las mujeres que cuentan con amigas es mejor que la de aquellas que no establecen relaciones de amistad con otras mujeres. Esto, consideran los investigadores del estudio, puede ser una de las razones para explicar que las mujeres vivan en promedio más tiempo que los hombres. Sin duda, tener amigas ayuda a vivir más y mejor, así que para asegurar una vida plena, saludable y gratificante, tal vez sea buena idea comenzar a cuidar más nuestras relaciones con otras mujeres.
EN FOCO
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Las mujeres de mi vida española especialista en educación menstrual, aborda algunas actitudes que suelen haber hacia -casi seguramente- la mujer más importante en la vida de toda mujer: la madre. En la relación con la mujer que nos dio la vida resulta de vital importancia ver a la madre como una mujer que provee ciertas cosas, pero que habrá otras que simplemente no podrá o no querrá dar, puesto que como todas, es un ser imperfecto con limitadas posibilidades personales y sociales; esto lo explica Irusta, quien llegó a México a impartir una serie de talleres -sobre educación menstrual y relación con la madre- en distintas ciudades del país, y quien en Morelia fue acogida y trabajó en conjunto con el colectivo de mujeres La Carpa Roja.
POR DINORAH AMBRIZ Contar con un tejido de mujeres que enriquezcan, cuiden y alegren el día a día, puede ser una de las cosas más valiosas, necesarias y gratificantes en la vida de toda mujer. Los lazos de amistad honesta y profunda con otras mujeres se convierten en un tesoro que permite afrontar problemas y sentirse acompañada y protegida. Lazos intensos y remotos Las amistades femeninas tienen un lugar especial en la vida de toda mujer porque suelen ser relaciones intensas y complejas; además, las conexiones entre mujeres tienen un cariz especial y único en cuanto a emociones e intimidad. Este tipo de relaciones han sido definitorias para la vida de las mujeres desde tiempos inmemoriales; ellas, o la ausencia de ellas, son vitales incluso para quienes parecen no tener muchas afinidades con personas de su mismo sexo. La intensidad de estas conexiones ha sido patente desde hace muchos siglos. Por ejemplo, lo fueron sobremanera durante el tiempo en que el matrimonio fue concebido únicamente como una necesidad económica y social, y no como algo de lo que la mujer también pudiera obtener placer emocional o sexual; en ese contexto, tener amigas con las cuales compartir de todo era algo indispensable y bien visto por la sociedad. «Las amistades femeninas muy cercanas son especiales por razones que van más allá de los clichés de la TV de comer helado juntas en pijama y compartir clósets. Las mujeres de tu vida están ahí para todas las cosas serias y para todos los momentos en los que se ríe hasta que ya no se puede respirar. Celebran tus éxitos, ayudan a superar los fracasos y te ayudan a mantener salud mental aun cuando estás a punto de estallar», escribe la escritora y editora estadounidense Nina Bahadur, para la sección de mujeres del periódico en línea The Huffington Post. No siempre fluyen como la miel Sin embargo, no todo en este tema es bello; la potencial intensidad y belleza de las amistades femeninas suele ser mermada por actitudes poco constructivas. Para muchas mujeres resulta difícil vivir plenamente una amistad con otras mujeres porque en el camino se
Quitar los miedos y recelos
«
Las amistades femeninas muy cercanas son especiales por razones que van más allá de los clichés de la TV de comer helado juntas en pijama y compartir clósets».
interponen celos, envidias, necesidad de mostrarse superiores, entre otras actitudes. «Es verdad que todos los días las mujeres ‘enfrentan’ a otras mujeres en una competencia interminable que va desde las emociones hasta las posiciones labo-
rales (…) Las mujeres no hemos logrado madurar lo suficiente para reconocer que necesitamos de otras mujeres y que juntas podemos hacerlo mejor y esto sucede en todos los círculos en los que participamos», se afirma en «Las mujeres deberíamos apoyarnos
más y criticarnos menos», una entrada para el blog de Mamá Natural, sitio de Internet sobre temas de maternidad y crianza de hijos. Para ayudar, en parte, a comprender nuestra relación con otras mujeres Erika Irusta, pedagoga
Las actitudes que afectan la relación con la madre bien se pueden extrapolar a nuestras relaciones con otras mujeres. Es decir, en ocasiones, cuando las relaciones con otras mujeres no fluyen como la miel, sucede algo similar a lo que sucede en la relación con la madre, aunque en mucha menor intensidad. Se pone presión, se exige demasiado, se generan expectativas que impiden ver a la otra mujer como lo que realmente es. Al hacer esto, se genera una imposibilidad para comprender sus carencias y abundancias, y valorar sus aportaciones a la relación de amistad. Al poner tanta presión en una relación de amistad con otra mujer es posible que se generen amistades a medias y no explotadas en todo su potencial. Son mujeres que se quieren, pero detrás de filtros de hurañez, extrañeza, alejamiento o desconfianza. Una conclusión que puede obtenerse de los comentarios de Irusta, cuyo proyecto puede conocerse en su sitio de internet – www.elcaminorubi.com-, es la necesidad de asumir que las otras mujeres no son nuestras enemigas, ni hay necesidad de competencias o conductas de superioridad. Sin duda, estas actitudes son innecesarias en cualquier relación, pero lo son especialmente en las que tengamos con otras mujeres. Nuestra vida se enriquecerá y crecerá al contar con mujeres con quienes compartir penas y alegrías. En definitiva, los lazos que se pueden crear con otra mujer son únicos e irrepetibles, y se requiere un trabajo personal para poder construir y cultivar esa red de mujeres que harán de nuestra vida algo más bello.