S U P L E M E N T O S O B R E T E M A S D E L A M U J E R | C A M B I O D E M I C H O A C Á N | N Ú M E R O 215 | J U E V E S 14 DE NOVIEMBRE D E 2 0 13
POR DINORAH AMBRIZ Cada vez es más común el lesbianismo por curiosidad, es decir, las mujeres dejan de lado los prejuicios y desean experimentar una relación erótica con otra mujer. Los términos más comunes para llamar a esta disposición por saber cómo es besar a otra chica son bicuriosidad o heteroflexibilidad, y cada vez es mayor el número de mujeres dispuestas a besar -y mucho más- a una chica para averiguar si es agradable hacerlo. Bendita curiosidad
Besé a una mujer y me gustó:
Lesbiana por curiosidad
Cuando se es niña o adolescente es relativamente normal, y hasta aceptado, el hecho de que las niñas experimenten con sus amigas. Se entiende que se está en una etapa de experimentación donde todo es un descubrimiento. «No resulta raro que, a veces, los primeros sentimientos románticos, los primeros juegos, o incluso un primer beso (por ver cómo se hace) ocurran con nuestra mejor amiga», escribe Silvia Carpallo, periodista especializada en sexología en su entrada para el blog Eros, de El País, que se titula «Saboreando la otra acera». La curiosidad, considerada sana, que se tiene en la niñez y adolescencia se va perdiendo conforme se crece y se aprende la normatividad en las relaciones sexuales. Se conoce entonces lo que se considera normal, permitido y debido, y de pronto resulta «raro» que una mujer heterosexual desee a otra mujer. Carpallo escribe sobre cómo suelen ser los típicos primeros encuentros de lesbianismo por curiosidad: en alguna fiesta tras unas cuantas cervezas, en el clímax de una crisis, como un juego o como escape a una relación fallida. Razones hay para elegir. «Acariciar su cuerpo ya parece otra cosa. La piel, las curvas, la figura, el recorrido y el tacto son diferentes, pero quizá por ello más excitantes. Los movimientos resultan torpes. Pareces estar reviviendo tu primera vez y casi sonríes: nunca pensaste que pudieras desvirgarte más de una vez. Abordar sus genitales puede que sea más curioso todavía. Al fin y al cabo, estos son como los nuestros, pero distintos», escribe Carpallo. Para la sexóloga, uno de los momentos clave es el sexo oral, pues es cuando se suele decidir
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