Mujer.es 07 Agosto de 2014

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S U P L E M E N T O S O B R E T E M A S D E L A M U J E R | C A M B I O D E M I C H O A C Á N | N Ú M E R O 254 | J U E V E S 7 DE AGOSTO D E 2 0 14

POR DINORAH AMBRIZ El 9 de agosto pone las miradas sobre uno de los sectores poblacionales que enfrentan más discriminación a lo largo del mundo, el indígena. Con ello se busca fortalecer la respuesta internacional para los problemas que los indígenas enfrentan en torno a sus derechos humanos y calidad de vida. El Día Internacional de las Poblaciones Indígenas se conmemora desde 1993 y recuerda la fecha en el que se realizó la primera reunión del Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indígenas por parte de la Comisión de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. Las poblaciones indígenas en México

Un día para las poblaciones indígenas

Aunque el país tiene una constitución multiétnica, expertos en el tema aseguran que las poblaciones indígenas aún no tienen garantía de una libre determinación ni han sido integradas a los modelos vigentes de desarrollo económico y social. En México, la población indígena está constituida por más de 12.7 millones de personas, esto según datos del año 2000 del Consejo Nacional de Población, y siguiendo –para calcular el tamaño de la población– el criterio, que consiste en la identificación de personas que vivan en hogares donde al menos uno de los miembros hable alguna lengua indígena o declare pertenecer a algún grupo indígena. Según datos del Inegi del año 2000, en México se hablan alrededor de 85 lenguas indígenas, de las cuales, quince son consideradas como las mayoritarias al ser habladas por más de 100 mil personas, dentro de estas, la náhuatl es la principal. Así se estima que alrededor del seis por ciento de la población mexicana habla una lengua indígena. Los estados que cuentan con mayor presencia indígena son Yucatán, donde representan el 65.5 por ciento de la población; Oaxaca, 55.7 por ciento; Quintana Roo, con 45.6 por ciento, y Chiapas, con 30.9 por ciento. En general, las poblaciones indígenas, al igual que otras minorías que viven en el país, padecen tratos desfavorables por tener un origen étnico distinto al predominante. En México, a pesar de contar con un marco normativo nacional

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DESCÚBRETE

Para un cabello hasta la cintura POR DINORAH AMBRIZ Tener una cabellera cuyas puntas lleguen a la cintura es deseo de muchas, sin embargo, el crecimiento estancado en el pelo es también una realidad extendida. Conseguir que el cabello crezca a un ritmo saludable puede lograrse si se le proporcionan las condiciones favorables. El ciclo de vida del cabello consta de tres fases: crecimiento, reposo y caída; es por ello que es común observar que en algunos meses el pelo crece más rápidamente que en otros. Así, aunque los cuidados en la alimentación y tratamiento del cabello pueden favorecer su crecimiento, una vez que la cabellera ha cumplido su fase de crecimiento para entrar a

la fase de reposo, no hay manera de seguir forzando su alargamiento, pues ha alcanzado su límite personal. El ritmo de crecimiento del cabello está influido por cuestiones genéticas y de alimentación, entre otras, pero en promedio crece alrededor de 0.40 milímetros por día, lo que significa alrededor de 14.6 centímetros por año y 1.2 por mes. La alimentación para un cabello largo debe ser rica en proteínas, que ayudan en la construcción de células nuevas -y por tanto, nuevo cabello-; por su parte, los carbohidratos y grasas proveen la energía necesaria para el desarrollo de los tejidos. Algunos de los alimentos nutritivos para el crecimiento del pelo son el salmón, rico en proteína y grasas omega-3; huevo y almendras, que

contienen biotina, suplemento que suele ser consumido en pastillas para favorecer el crecimiento del cabello; y aguacate, cuyas grasas estimulan niveles de colágeno y elastina. Para nutrir el cabello también se pueden aplicar mascarillas o usar ciertos champús. Una de las mezclas más recomendadas, y cuyos ingredientes están presentes en diversos productos comerciales para pelo, se puede preparar en el hogar. Para ello, basta con licuar un cuarto de cebolla, el jugo de dos limones, un chile verde, y cinco cucharadas de aceite de oliva. La mezcla se agrega a champú suave o de bebé y se deja reposar por cinco días antes de usarlo -el fuerte olor de los ingredientes desaparece cuando el cabello se seca.

Suplemento Mujer.es de Cambio de Michoacán. Director: Vicente Godínez Zapién. Coordinador: Arved Alcántara Betancourt Editora: Dinorah Ambriz Contacto: suplementomujer.es@gmail.

Un día para las poblaciones indígenas VIENE DE LA PORTADA

que reconoce la pluriculturalidad y prohíbe la discriminación racial, la mayoría de las personas indígenas ve maltratados sus derechos debido a su color de piel y otros rasgos físicos que denotan su procedencia racial. El acceso a servicios básicos se considera una de las maneras más tangibles para conocer la calidad de vida a la que tiene acceso un individuo; en el país, los servicios básicos, como educación, salud, vivienda, seguridad y alimentación, no suelen ser alcanzables para las poblaciones indígenas. El 94 por ciento de los indígenas no tiene acceso a al menos uno de los servicios básicos, mientras que el 64 por ciento carece de acceso a tres o más tipos de servicios. Respecto a servicios de salud y educación, el 75 por ciento de los indígenas no es derechohabiente de ninguna institución federal de salud y tres de cada diez indígenas mayores de quince años no saben leer ni escribir, mientras que más del 50 por ciento de los niños en edad de ir a la escuela no recibe ningún tipo de instrucción escolar.

Indígenas mexicanas Las mujeres indígenas en el país se enfrentan a un panorama de doble discriminación, la racial y la de género. «De manera particular, las mujeres indígenas en México viven una situación doblemente vulnerable por el hecho de ser mujeres e indígenas a la vez», se asegura en el documento «Fechas conmemorativas: una visión de género», elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres en México. Para estas mujeres es común la vivencia de agresiones a sus derechos sexuales y reproductivos, como esterilizaciones forzadas, agresiones sexuales en clínicas públicas y violencia obstétrica. Aunque estas prácticas han sido documentadas por organizaciones civiles a lo largo de todo el país, sobresalen los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas por tener mayor incidencia de estos casos. Otra situación a la que las indígenas mexicanas se enfrentan es el pobre acceso a servicios educativos, que aunque ya de por sí es bajo para este sector poblacional, es particularmente bajo para el género femenino. La tasa de analfabetismo indígena en

hombres es de 9.0 por ciento, mientras que en las mujeres es de 15.3. Lo mismo sucede con la remuneración de su trabajo, que por lo general realizan en áreas de baja especialización como empleadas o jornaleras, o en el mercado informal del sector servicios. Así, el 20 por ciento de las mujeres indígenas trabajadoras mayores de doce años no recibe ningún tipo de ingreso monetario; mientras que el 57.5 por ciento recibe menos de dos salarios mínimos, esto según Cecilia García, directora general de la Asociación Anauatlali Pro Derechos de la Propiedad Rural. Pese a las dificultades que enfrentan, las mujeres indígenas han destacado en sus comunidades y regiones por protagonizar iniciativas con las que buscan cambiar su situación; por ejemplo, son ellas las que encabezan proyectos comunitarios de atención y educación para la salud, producción y comercialización artesanal, organización para la producción y microempresas productivas y de servicios. Respecto a la situación de las poblaciones indígenas, pero sobretodo de las mujeres, María Estela Rojas Fajardo, quien es socióloga y profesora universitaria

en Morelia, asegura: «De los más pobres entre los pobres de México son los indígenas, pero las más pobres todavía son las mujeres indígenas. Cuando nosotros vemos a una indígena que viene a la ciudad a vender sus productos, busquemos la manera de tratarla con respeto, de igual a igual, y valorar el trabajo que hace. No se

trata de ser paternalistas, sino de tratarlas como iguales. Darles un trato que las dignifique». Sin duda, un día al año dedicado a la situación de las poblaciones indígenas alrededor del mundo es importante, pero más valioso será conservar el interés por proteger sus derechos y calidad de vida durante el resto del año.


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DEL DICHO AL HECHO

DE CIENCIA Y OTRAS TENTACIONES

Los indígenas en un mundo globalizado

Terapia para la vida sexual

POR DINORAH AMBRIZ México se posiciona como uno de los países a nivel global con mayor riqueza étnica, al tiempo que también es escenario de profundas manifestaciones de discriminación hacia esta diversidad. Discriminación latinoamericana En América, México ocupa el segundo lugar con la mayor cantidad de pueblos indígenas, sólo después de Perú, y a nivel internacional ocupa el octavo lugar. Estas poblaciones residen, en la mayoría de los casos, en zonas rurales y de alta marginación; alrededor del 70 por ciento de los indígenas vive en localidades donde hay menos de tres mil habitantes, siendo estos espacios los que tienen más carencias en términos de infraestructura, comunicaciones y servicios. La discriminación hacia las poblaciones indígenas no es privativa de México; de acuerdo con un estudio realizado por el Banco Mundial en Latinoamérica en 1990, las poblaciones indígenas latinoamericanas comparten la situación de vivir en entornos de pobreza crónica donde sus condiciones de vida son peores que las del resto de la población rural. Las poblaciones indígenas también suelen presentar los peo-

res indicadores de salud en sus respectivos países, esto es alta mortalidad general, infantil y materna. Las líneas generales de comportamiento demográfico en los pueblos indígenas son también señales de su poco acceso a servicios de salud y de planificación familiar: tienen altos índices de enfermedades infecciosas que no presentarían complicaciones de ser atendidas, alta fecundidad temprana e intervalos cortos entre los nacimientos. Una globalización que no ayuda La situación de las poblaciones indígenas no puede ser comprendida ni abordada sin la consideración del entorno global donde se insertan. La modalidad de globalización vivida alrededor del mundo no es el entorno más favorable para el bienestar de las poblaciones indígenas. El contexto internacional de globalización constituye una fuente de peligros para las culturas originarias al tiempo que obstaculiza que se les considere como iguales, esto lo asegura María Estela Rojas Fajardo, quien es socióloga y profesora universitaria en Morelia. Así, el modelo de globalización vigente no promueve la diversidad cultural, que necesita de diálogo entre culturas, sino que busca el predominio de un tipo de cultura y provoca la desaparición

de otras. «La globalización sí tiene un impacto muy fuerte en el ámbito de la diversidad cultural, yo diría que negativo. Esto en el sentido de que intenta globalizar, es decir, homogeneizar la manera de pensar, de vivir, de observar el mundo y comportarse», explica la profesora Rojas. La discriminación a las poblaciones indígenas encuentra fomento en la globalización en tanto se valora un único tipo cultural «alto, blanco, ilustrado, con recursos y con un estilo de vida occidental», explica la socióloga Rojas y añade: «Los mestizos en México seguimos viendo, no todos por fortuna, a las etnias indígenas como personas atrasadas, con un pensamiento cerrado, que no entienden cosas. Incluso a veces como personas con problemas cognitivos que no van a aprender jamás y eso no es así». Ante el poco diálogo intercultural en México y en Latinoamérica todos tenemos una gran responsabilidad. En palabras de la académica: «Tenemos que buscar cómo hacer para lograr observar que las otras culturas tienen el mismo peso y valor y buscar puentes y correas de transmisión para que haya diálogo que permita aceptarse como iguales». Así, con un trabajo conjunto, será posible proteger las culturas locales y combatir la discriminación a la que se enfrentan las poblaciones indígenas.

POR DINORAH AMBRIZ La salud de la vida sexual individual y de pareja es uno de los aspectos más importantes para el bienestar integral de una persona. Para los momentos en que la vida sexual no marcha bien y resulta necesario tratar problemas sexuales cuando estos no tienen causas físicas-, existe la terapia sexual. En la actualidad, la terapia sexual ayuda a muchas personas a tratar disfunciones como inapetencia sexual, eyaculación precoz, disfunción eréctil, trastorno de aversión al sexo, o vaginismo. Como parte del tratamiento, en estas terapias se busca trabajar sobre los sentimientos de angustia y vergüenza que suelen aparecer cuando la vida sexual se ve dañada. Este tipo de terapia surgió en la segunda mitad del siglo pasado, cuando la vida sexual no solía salir del interior de los dormitorios, y los comportamientos sexuales no eran discutidos ni tratados fuera de esas cuatro paredes. Los investigadores pioneros en este tratamiento fueron dos estadounidenses, Virginia Johnson y William Masters, que realizaron experimentos de sexualidad humana a gran escala. Dos de los libros básicos sobre el tema de

comportamiento sexual, y publicados por este dúo de investigadores, son La respuesta sexual humana en 1966, e Incompatibilidad sexual humana en 1970. En la fundación de la terapia sexual Johnson jugó un papel vital, pues permitió que las primeras investigaciones científicas en el área tuvieran una perspectiva femenina; así, para la época, la desmitificación de los problemas sexuales tenía una inusual consideración de la mujer. «Ellos lo vieron como algo muy importante y tomaron los problemas sexuales seriamente como parte de la vida de las personas. Lo que fue realmente innovador fue lo mucho que se habló de la pareja y la función sexual de la mujer», explica sobre el origen de este tipo de terapia Paula Hall, psicoterapeuta sexual. A la fecha, esta modalidad terapéutica trata disfunciones sexuales, problemas de identidad de género, parafilias, víctimas de abuso sexual, entre otros problemas sexuales que tienen una importante carga psicológica. Este tipo de terapia se puede hacer de manera individual, en pareja o grupal, y suele durar de un par de meses a varios años de sesiones semanales. En la mayoría de los casos, alrededor del 90 por ciento, las personas que atienden terapias sexuales tienen altos porcentajes de resultados positivos y logran tener vidas sexuales más plenas y placenteras.


EN FOCO

Los famosos días fértiles

POR DINORAH AMBRIZ

menstrual durante las fases premenstrual y menstrual.

Los días del ciclo menstrual durante los cuales se ovula y se está en la etapa más fértil son una de las preocupaciones constantes para las mujeres que no desean quedar embarazadas y también para aquellas que desean el embarazo con fuerza. Sin embargo, a pesar de ser un tema de interés constante por ambos lados, suele haber numerosas dudas y confusiones en torno a estos días.

Conocer cuándo el cuerpo ovula

Una parte de todo un ciclo Por días fértiles se conoce al lapso de tiempo en el marco del ciclo menstrual en donde el cuerpo se encuentra más propenso a generar vida; sin embargo, este lapso no puede ser entendido de manera integral si no se le relaciona a las otras tres fases del ciclo. El ciclo menstrual, dependiendo del enfoque médico y teórico, se suele dividir en tres o cuatro fases; siendo esta última clasificación la que proporciona más detalle y comprensión de este ciclo femenino. La duración de cada fase está sujeta a la extensión del ciclo de cada mujer, pues éste puede variar de manera natural entre los 21 y los 35 días en las mujeres adultas, y entre 21 y 45 días en las mujeres jóvenes. En un ciclo de 28 días, considerado la regla aunque no es la norma para la mayoría de las mujeres, la fase menstrual sucede del día 1 al 6, la fase pre-ovulatoria del día 7 al 13, la ovulatoria del 14 al 20, y la pre-menstrual del día 21 al 28 del ciclo. Los días para generar vida La ovulación, momento del ciclo en el que uno de los ovarios -ubicados en las puntas de las trompas de Falopio- libera un óvulo al útero o matriz, es posible gracias a la acción de los estrógenos durante las fases menstrual y preovulatoria. Es debido a los estrógenos que la matriz se engrosa para recibir al óvulo maduro. El momento de la ovulación suele tener una duración de menos de 24 horas, y ocurre -tomando por referencia el ciclo de 28 días- alrededor del día 14 del ciclo. Así, los días de mayor fertilidad se suelen considerar los tres previos y los tres posteriores al día de la ovulación. Es durante esta etapa cuando hay mayores probabilidades de que un espermatozoide fecunde el óvulo, y cuando ello no sucede, el óvulo se destruye dando paso a una caída de los estrógenos y un aumento de progesterona, la otra hormona que protagoniza el ciclo

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Para no ir a contracorriente del ciclo menstrual y los días fértiles, sea que una quiera o no ser madre, es importante poder identificar las señales del cuerpo para poder determinar los días más fértiles. Aparte de conocer la duración del ciclo menstrual para calcular el respectivo día de ovulación, otra fuente de amplio conocimiento sobre la propia fertilidad es el fluido cervical. La observación de este fluido, que no toma más de cinco o diez minutos al día, permite identificar de manera clara la fertilidad en el cuerpo. El fluido cervical cambia durante las cuatro fases del ciclo menstrual. De manera general,

aunque tiene sus particularidades en cada mujer, el fluido es de color blanco y en poca cantidad durante la fase pre-ovulatoria, más transparente y elástico durante la fase ovulatoria, y opaco y cremoso en la fase pre-menstrual. Los cambios en este fluido son ocasionados por los cambios hormonales, que ocasionan que el cérvix produzca diferentes tipos de secreciones. Las modificaciones del flujo suceden de manera gradual en el cuerpo y comienzan a ser evidentes antes del día de ovulación, lo que permite la planificación de la vida sexual para evitar o buscar el embarazo. El flujo durante la fase ovulatoria acelera la velocidad de los espermatozoides liberados en la vagina para que pasen por la apertura cervical y recorran el cérvix para llegar al óvulo. Además, este

flujo también preserva de mejor manera la vida del esperma, permitiéndole vivir hasta cinco días dentro de la vagina y cérvix. Para identificar el flujo cervical de la fase fértil se deben buscar algunas señales. La primera es la cantidad de humedad en la vagina; durante los días no fértiles la vagina presenta una sensación de sequedad y hay cantidades mínimas o nulas de un fluido espeso, cremoso y de color blanco opaco. Por el otro lado, durante la fase fértil el fluido es más húmedo, elástico y cremoso. Por lo general en esta fase la mujer percibe el aumento de fluido en su ropa interior, al masturbarse o al tener relaciones sexuales. Durante los días con mayor fertilidad dentro de esta fase, el flujo es particularmente mojado, delgado, acuoso y transparente; su con-

sistencia es muy similar a la de la clara de huevo. Para conocer el tipo de fluido que se tiene, se recomienda que la mujer dedique algunos minutos al día para explorar su vagina y entrada del cérvix con la ayuda de sus dedos. Para muchas esto puede resultar algo desagradable o incómodo de hacer, sin embargo, esto comienza a superarse cuando se toma conciencia de que el conocimiento del propio cuerpo no es motivo de vergüenza ni repulsión. Si se desea una observación más exacta del fluido se puede hacer uso de herramientas como los microscopios detectores de fertilidad, que rondan los 500 pesos y permiten observar más claramente las señales de la fertilidad en la saliva -que durante los días fértiles presenta cristalizaciones en forma de helecho.


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