Mujer.es 02 Enero de 2014

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La copa menstrual, alternativa ante toallas y tampones POR DINORAH AMBRIZ Para muchas, la copa menstrual es algo completamente desconocido; para otras, es una cosa extraña que genera interés pero también algo de repulsión, y para algunas más, es la mejor alternativa que pudieron encontrar para vivir su ciclo menstrual. «La primera vez que escuché hablar de la copa menstrual me dio asco. Imaginaba que si la usara, mis manos quedarían llenas de sangre como si hubiera matado a alguien. Pero tras investigar y ver que las personas que la han usado la recomiendan mucho, me decidí a usarla. La verdad estoy muy

feliz de haberlo hecho, la encuentro muy cómoda y han cambiado para bien las ideas que tenía sobre mi menstruación», comparte Mónica, quien lleva usando la copa por siete meses. Por su parte, Natalia, de 33 años, dice: «Tengo que admitir que sí me tomó un rato para acostumbrarme, pero una vez que lo logré ya no la cambié por nada. Para mí ya no tiene sentido usar nada más porque la copa es lo mejor para mi cuerpo y para el ambiente». Una nueva, pero muy vieja alternativa La copa menstrual funciona como contenedor de la sangre mens-

trual y se patentó en 1937 por la estadounidense Leona Chalmers, aunque hay quienes aseguran que ya existían copas rudimentarias desde finales del siglo XIX, casi al mismo tiempo en el que se comenzaron a comercializar las primeras toallas femeninas desechables. A pesar de ser una alternativa antigua para atender el sangrado menstrual, la copa no tuvo una buena aceptación en su época, pues implicaba que las mujeres tuvieran contacto directo con sus genitales. En cambio, los tampones fueron mejor recibidos por el mercado a inicios del siglo XX, en parte gracias al aplicador que permitía un contacto menos directo con el sangrado.

Hoy, tras décadas de predominio de toallas y tampones en el mercado de la higiene femenina, la copa comienza a estar bajo los reflectores y se presenta como una interesante alternativa por sus beneficios a la salud íntima de las mujeres, así como al medio ambiente. Uso de la copa por salud Para algunas usuarias de la copa menstrual, lo que las llevó a decidirse fue el conocimiento de los químicos y materiales sintéticos con los que se fabrican toallas y tampones. Desde hace años existe información sobre lo perjudiciales que

pueden ser para nuestra salud el uso de estos productos. Sin embargo, esta información suele pasar desapercibida por dos razones principales: la poca difusión que se le hace y las apabullantes campañas publicitarias de la industria de productos de higiene femenina. En el 2009, la Universidad de Illinois ya aseguraba que los tampones contienen asbesto. «La industria del tampón incluye asbesto en sus productos con la intención de hacer sangrar más a las mujeres durante su periodo menstrual y favorecer así el aumento de

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