Mujer.es 23 Enero de 2014

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POR DINORAH AMBRIZ El lazo que se crea entre madre e hija es, para muchos, la relación más complicada que existe. El vínculo que se genera en esta relación es muy profundo y tanto las alegrías como los conflictos que se generan alrededor de él suelen ser muy intensos. «Creo que la relación madrehija es la relación humana más compleja que existe y la de más amor-odio. Es algo muy fuerte: una mujer, naciendo de un cuerpo de mujer, con todo el juego de espejos que hay detrás (…) Por eso hay tantas mujeres adultas que siguen sin resolver los problemas con sus madres», dice Adriana Lestido, fotógrafa argentina que ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional a capturar la intensidad del vínculo entre madres e hijas. Una relación que no deja de mutar

Relación madre-hija,

la más compleja

La manera en que madres e hijas se relacionan es algo que nunca deja de modificarse. En general puede decirse que una hija se encuentra en constante búsqueda de la aprobación materna; y cuando ella percibe un rechazo de su madre, aunque no sea intencional o consciente, la sensación de dolor y malestar puede quedar por siempre impresa en sus emociones. Por su parte, una madre tiende a asimilar los éxitos y fracasos de la hija como señales que indican qué tan bien desempeñó su rol en la crianza; a esto se suma la dificultad que encuentran algunas madres en aceptar de manera profunda cuando las hijas toman decisiones de vida que se alejan de lo que ellas consideran correcto. Las relaciones de género también influyen en la conexión que las hijas generan con sus madres, pues el hecho de que los hombres no estén íntimamente relacionados con el proceso de crianza, provoca que madres e hijas estrechen aún más. El vínculo inicial, cuando las hijas son pequeñas, suele ser muy estrecho y fluido, pues para ellas la madre es la mujer de referencia con más autoridad y presencia. Pero este es apenas el inicio de una relación que enfrenta muchos retos. La adolescencia, etapa significativa El primer cambio fuerte que enfrenta la relación es la etapa de la adolescencia de la hija, pues la PASA A LA SIGUIENTE PÁGINA


DESCÚBRETE POR DINORAH AMBRIZ La piel de las axilas oscurecida o manchada puede ser suficiente para hacerte sentir insegura respecto a la ropa que usas y los movimientos de tus brazos. Afortunadamente, estas manchas son algo que se puede eliminar fácilmente. El oscurecimiento de la piel en las axilas afecta a muchas mujeres y puede tener diversas causas. En algunos casos se debe a un padecimiento conocido como Acantosis nigricans, que provoca cambios en la pigmentación de la piel debido a que el cuerpo desarrolla una resistencia a la insulina. Sin embargo en la mayoría de las ocasiones las axilas se manchan por otros motivos. El sudor, al ser una sustancia que facilita la reproducción de bacterias y acumula-

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Contra las manchas en las axilas las axilas tres veces por semana. Usar la piedra pómez es otro remedio fácil y efectivo; lo único que se debe hacer es tallar suavemente las axilas durante la ducha, con esto se eliminan las células muertas y cualquier residuo de desodorante. El limón es uno de los blanqueadores naturales más efectivos pero debe usarse con cuidado pues puede provocar otro tipo de manchas en la piel; para usarlo basta tallar las axilas con medio limón antes de bañarse, dejarlo actuar por un par de minutos, y asegurarse de quitarlo por completo en la ducha. Ante todo, siempre es recomendable acudir con especialistas para asegurarse que las manchas no se deben a un padecimiento de salud.

ción de células muertas, es una de las causas más comunes; los químicos contenidos en los desodorantes también pueden oscurecer la piel, así como rasurarse en exceso o mantenerse expuesta al sol por mucho tiempo -aun cuando las axilas no reciban los rayos solares de forma directa-. Se puede recurrir a remedios naturales que ayudan a eliminar estas manchas, y de paso nos evitan tener que usar productos blanqueadores con más químicos. El bicarbonato de sodio es uno de los remedios más populares, y lo único que se tiene que hacer es aplicar una vez a la semana una pasta hecha a base de bicarbonato con agua. El yogur natural también funciona para aclarar la piel y se tiene que dejar actuar por diez minutos sobre

Suplemento Mujer.es de Cambio de Michoacán. Director: Vicente Godínez Zapién. Coordinador: Arved Alcántara Betancourt Editora: Dinorah Ambriz Contacto: suplementomujer.es@gmail.

Relación madre-hija,

la más compleja VIENE DE LA PORTADA

inconformidad que se siente ante lo que antes se consideraba agradable, también afecta la idealización que había de la figura materna. Por su parte, en ocasiones, las madres tratan de mantener el control que tenían sobre los distintos aspectos de la vida de la hija como reacción ante este primer enfrentamiento en la relación. En otras palabras, es durante la adolescencia cuando se viven por primera vez, y de manera intensa, los juegos de aceptación-rechazo, y alejamiento-acercamiento. Para algunos expertos, es muy importante la forma en que se abordan las discusiones en esta etapa; mientras que las hijas adolescentes pueden encontrar en las discusiones un medio de comunicación con su madre, para la madre son fuente de frustraciones y dolor. «Las hijas suelen usar las discusiones para actualizar a sus madres acerca de sus vidas y decirles que lo que están haciendo es importante para ellas (...) Sin embargo, las peleas suelen empezar prácticamente de la nada, pero suben de tono con rapidez hasta que se oye a la hija decir: ¡Te odio!, y la madre se enfada», explica Terri Apter, psicóloga colaboradora en un estudio realizado por la

Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña, sobre la relación entre madres e hijas. Esta etapa suele ser muy intensa y desgastante para la relación entre madre e hija. Como ejemplo basta saber que, según este estudio, las chicas adolescentes discuten con sus madres cada dos días y medio, y sus pleitos tienen una duración de quince minutos; en cambio, los chicos adolescentes discuten con sus madres cada cuatro días y la discusión dura menos de la mitad. ¿Todo se soluciona en la adultez? En ocasiones, la adultez es el escenario donde madres e hijas logran sanar las heridas que pudieron haberse hecho la una a la otra. Sin embargo, son muchos los casos donde la relación se da por sentada y ninguna de las dos partes busca reflexionar sobre ella; esto puede provocar que se cargue durante toda la vida con bultos emocionales que sólo dificultan la relación. «Yo creo que una mujer no lo es del todo hasta que no logra ver a su madre como otro ser humano con una historia previa a la hija y con sus propios deseos. Pero eso puede llevar toda la vida o no darse nunca», comparte la fotógrafa Lestido, quien busca que en sus imágenes no sólo se muestre el

discurso de idealización de la madre, sino también otros sentimientos que existen en esta relación, como agotamiento, rivalidad y miedo. Para expertos en el tema, el momento en que madres e hijas se separan es otra etapa importante; la distancia que se impone entre las dos al no vivir bajo el mismo techo puede permitir que se valoren la una a la otra como mujeres, más allá de los roles de madre e hija. «Así como cuando uno nace hay que cortar el cordón umbilical, ese cordón con la madre hay que cortarlo en muchísimos momentos. Y no estoy hablando de una ruptura, sino de todo lo contrario, porque separarse es lo que permite tener otro tipo de relación con la madre. Es vital porque aprender a separarse es lo que permite unirse», dice Lestido sobre esta relación donde hay un amor tan intenso. Del mismo modo, la relación puede encontrar nuevos aires cuando una hija se convierte en madre, pues esto le permite ponerse en los zapatos maternos y empatizar con ella. Pero esta etapa no es garantía de nada, pues también puede ser ocasión de revivir las discusiones y diferencias entre ellas. Sin duda, es de vital importancia saber construir una relación sana y amorosa con nuestras ma-

dres. No todas las mujeres se convierten en mamás, pero indudablemente todas somos hijas, y la relación con la mujer que nos crió siempre influirá en la forma en que nos aceptamos y comprendemos a nosotras mismas.

Siempre será importante reconocer cuando en la relación hay culpabilidad, resentimientos, dependencias o rencores; sólo así se podrá empezar el camino para construir una relación libre y de amor pleno.


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DEL DICHO AL HECHO

DE CIENCIA Y OTRAS TENTACIONES

Aprender a valorar nuestra femineidad, Erika Irusta en Morelia

Meditación contra la ansiedad y la depresión

POR DINORAH AMBRIZ La relación entre madres e hijas suele ser de gran complejidad, donde los resentimientos acumulados pueden convertirse en una pesada carga que, consciente o inconscientemente, no nos deja vivir plenamente esta relación de amor. Comprender para poder sanar Para sanar esta relación puede bastar ser conscientes de los problemas y trabajar para lograr un lazo donde haya respeto, verdadera comunicación y empatía. Sin embargo, a veces no es suficiente la buena intención y se necesita una persona que comprenda la relación y pueda ver lo que madres e hijas no ven al estar inmersas en la dinámica que han ido construyendo a lo largo de los años. «Sí, mi madre y yo. La primera y más íntima relación de nuestra vida, aquella que, en esta sociedad del padre, suele tener más heridas; aquella sin la cual nuestro lugar en el mundo no sería posible», dice Érika Irusta, pedagoga española que se ha dedicado a estudiar la corporalidad femenina y el ciclo menstrual, y quien visitará México en marzo para ofrecer dos talleres, uno sobre el conocimiento del ciclo y el otro sobre la relación entre madre e hija. Irusta, quien también es doula, es la fundadora de Camino Rubí, proyecto que empezó en 2010 y que se enfoca en las mujeres y la relación que tienen con su propio cuerpo. El taller «Mi madre y yo, encontrando nuestro sitio» aborda uno de nuestros vínculos más íntimos: el que tenemos con la mujer que nos enseñó a ser mujeres. «Este taller va enfocado a poder revisar la relación con nuestra madre (…) Nosotras aprendemos sobre nuestro cuerpo y a relacionarnos con él a partir de nuestra madre y el grupo de mujeres a nuestro alrededor», explica Érika, quien añade que el taller no sólo está dirigido a madres e hijas con una relación conflictiva, sino a todas las mujeres que quieran entender cómo se ha configurado

esta relación. En el taller se buscará no sólo comprender este lazo, sino también sanarlo. «Entre madres e hijas hay una brecha que duele y sobre la cual vamos a trabajar», explica Érika, quien prefiere hablar de los talleres como experiencias de aprendizaje, donde se comparten cosas y se derriban muros para poder crear nuevos espacios, pero esto no significa que las experiencias serán de angustia o miedo, pues Irusta se asume como experta en saber crear espacios de seguridad emocional. «Habrá llanto pero de los que liberan, y habrá muchísimas risas», dice Érika sobre este taller que busca que las mujeres reflexionen sobre la relación con su madre. En los talleres también se abordará el término de mujer como concepto de género con el fin de adquirir consciencia plena de lo que aprendemos de nuestras madres, tanto de manera explícita como implícita, y poder ver cómo en ocasiones pasamos muchos años arrastrando cargas familiares que no tienen por qué ser nuestras. Érika Irusta asegura que sanar la relación con nuestra madre es esencial para poder construirnos como la mujer que en verdad queramos ser. «Yo entiendo por mi experiencia que sin resolver nuestro nudo con la madre, no nos encontramos en nuestro sitio.

Siempre vamos contra nuestra madre o a su favor, pero nunca en nuestro sitio, donde seamos lo que en verdad queremos ser». No es un enfoque místico Algunas mujeres sienten recelo para acercarse a estos talleres porque temen sentirse incómodas en un ambiente demasiado místico o extraño al suyo, sin embargo, el enfoque de Érika Irusta puede ser lo que necesitan muchas para sentirse cómodas pues ella no se acerca a la mujer de una manera mística, también conocida como feminismo espiritual. «Me parece increíble y maravilloso que se haga este feminismo espiritual. (…) Yo respeto un montón el misticismo pero me dedico más desde la parte más científica, crítica, pedagógica y antropológica. Creo que esto es importante porque define la forma en que nos posicionaremos en los talleres: desde un punto de vista que es más ecléctico y donde no se involucra ningún tipo de ritual», dice Érika, quien asegura que para entender y recuperar nuestro cuerpo es importante trascender las etiquetas desde una visión crítica. Las ciudades que esta pedagoga española visitará en nuestro país son Morelia, el 8 y 9 de marzo; Guadalajara, el 15 y 16; Cancún, el 22 y 23, y la Ciudad de México, el 29 y 30 de marzo.

Para más información como costos y esquemas de pago se puede consultar con el colectivo de mujeres La Carpa Roja, a través de su correo electrónico lacarparoja@gmail.com, quienes participan en la organización de estos talleres en nuestra ciudad.

POR DINORAH AMBRIZ Hay ciertas medicinas que no vienen en frascos ni en receta escrita; la meditación es una de ellas, y puede ser la mejor manera de combatir etapas de ansiedad y depresión. Un reciente estudio, realizado por la Universidad John Hopkins, y publicado en la revista científica «Journal of Internal Medicine», asegura que la meditación ha probado ser igual de efectiva que la medicina alópata para tratar los episodios de ansiedad y depresión que, en mayor o menor medida, todas llegamos a padecer. «La meditación proporciona tanto alivio a algunos de los síntomas de ansiedad y depresión, como otros estudios han encontrado en los medicamentos antidepresivos», explica uno de los

investigadores. La meditación es una técnica de relajación que ha sido desarrollada en distintos métodos y por distintas tradiciones de pensamiento, pero suelen tener en común que se pone atención a la respiración para lograr un estado de relajación física y mental. La forma de meditación empleada en el estudio fue la ‘meditación centrada’ que se basa en concentrar la atención en el proceso de respiración, y reconocer los pensamientos e ideas que surgen sin emitir un juicio sobre ellos. En otras palabras, este tipo de meditación budista nos permite concentrarnos por completo en el presente, lo que nos da un estado de relajación y tranquilidad. El estudio asegura que dedicar media hora diaria a la meditación puede ser una de las mejores maneras para lograr un equilibrio emocional alejado de estrés, ansiedad y tristeza.


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EN FOCO

¿Relaciones abiertas para todos? POR DINORAH AMBRIZ Casi siempre, en algún momento de la vida de toda mujer surge un deseo: el de no tener que elegir entre dos personas que se quieren. Es decir, poder vivir una relación donde el amor sea libre y se pueda tener la oportunidad de conocer a otra, u otras, personas en un plano más íntimo que el de la amistad. Sin embargo, la educación que se ha recibido, o las pautas sociales que establecen la monogamia en las relaciones sentimentales, o el instinto primitivo y animal de posesión, o tal vez todas a la vez, impiden que en la vida práctica una mujer se conciba realmente en una relación abierta donde el amor sea más libre. La popularidad de las relaciones abiertas Este tipo de relaciones sentimentales han adquirido cierta popularidad luego de que varias parejas de famosos optaran por conducir sus relaciones de esta manera. El matrimonio de Ashton Kutcher y Demi Moore fue declaradamente abierto, y se sabía que ambos tenían la libertad de mantener relaciones con otras perso-

nas. El acuerdo de esta pareja era que ambos podían tener otra relación, siempre y cuando lo hablaran con anterioridad. Otros matrimonios de famosos que viven este tipo de amor son el de Angelina Jolie y Brad Pitt, y el de Will Smith y su esposa Jada Pinkett. El amor libre, por supuesto, no es igual en todas las relaciones; así cada pareja establece los acuerdos que le acomodan mejor y que le parecen más sanos y respetuosos para su convivencia. Por ejemplo, la actriz y modelo Tilda Swinton, conocida por interpretar a la bruja blanca en Las crónicas de Narnia y a la nadadora en El curioso caso de Benjamin Button, habló en una entrevista sobre su relación de amor libre. Swinton afirmó vivir con John Byrne, su compañero sentimental de más de diez años y con quien crió a unos gemelos, pero también vivía con Sandro Kopp, un actor alemán con quien mantenía una relación sentimental. Este tipo de relaciones no sólo se han puesto bajo los reflectores gracias a estas parejas. Por ejemplo, la autora estadounidense Jenny Block, se ha convertido en una defensora pública de la poligamia y ha plasmado sus ideas en su libro Love, sex and life in open marriage -Amor, sexo y vida en

el matrimonio abierto-. «No somos criaturas monógamas, ese es un estilo de vida que se escoge», ha dicho Block, quien además asegura que la monogamia es una hipocresía de la moral en las sociedades occidentales. «Vivimos en una sociedad en la que la infidelidad es aceptada, si no bienvenida, mientras que los matrimonios abiertos son cuestionados. ¿No es mejor ser honestos sobre nuestros deseos? No proclamo que esto sea posible en todas partes o que todos estemos listos para eso, sino que es algo que funciona para nosotros y otras personas». Quiero, pero no sé si soy capaz Para muchas mujeres, del mismo modo que a sus parejas, vivir una relación abierta puede ser algo que genera sentimientos encontrados. Por un lado se desea la libertad de mantener relaciones afectivas y sexuales con otras personas, pero por el otro, se siente un retortijón en la boca del estómago al imaginarse a la pareja haciendo lo mismo. Lo más básico es cuestionar los valores que cada uno ha aprendido, en este sentido, cuestionar el valor que cada quien da

a la monogamia. Y luego, se deben llegar a acuerdos en la relación que puedan satisfacer las necesidades de ambos. La estadounidense Lisa Diamond, psicóloga investigadora en la Universidad de Utah, ha estudiado las relaciones abiertas y asegura que, si son bien establecidas, estas relaciones pueden llegar a ser tan exitosas como las monógamas. Diamond reconoce ciertos patrones de comportamiento que tienen en común las relaciones abiertas exitosas. El primer punto es que las relaciones o matrimonios abiertos funcionan mejor cuando ambas partes de la pareja están convencidas que la monogamia no es natural y consideran que lo mejor es una relación de poligamia. Las parejas abiertas exitosas también se tienen mucha confianza y hablan entre sí antes de empezar otra relación. Por supuesto, cada pareja establece reglas particulares; por ejemplo, habrá quienes quieran saber lo menos posible de la nueva pareja, y otras que prefieran saberlo todo. Otra cosa en común que tienen las relaciones abiertas exitosas es que la tercera persona siempre es puesta al corriente de la situación, es decir, sabe que está bajo un esquema de amor libre y

que existe una pareja principal. Finalmente la psicóloga Diamond recomienda que se haga un periodo de prueba, es decir, plantearse en situaciones para tener una idea de lo que verdaderamente sentimos al ver a nuestra pareja con otra persona; por ejemplo ir a un bar y ver coquetear a tu chico con otra mujer. Por otro lado, el miedo es una de las cosas más comunes a la que se enfrenta cualquier persona que considera la posibilidad de tener una relación abierta. Se teme que la nueva pareja sea mejor, sin embargo, se debe considerar que esto puede pasar incluso en la monogamia. Ema, de 32 años y que vive una relación abierta dice: «Si esta persona está conmigo es porque lo ha decidido libremente y no por sacrificio, significaría que cada día me elige y lo elijo para continuar juntos el camino». Sin duda, las relaciones abiertas no deben ser impuestas, del mismo modo que no lo deben ser las relaciones monógamas. Lo importante será auto conocerse bien para saber si se tiene la capacidad de ser congruentes y recíprocos, así como para conocer lo que puedes soportar y lo que no; sólo así se podrán establecer las reglas para este tipo de relaciones.


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