[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 29 DE OCTUBRE DE 2016 |
Las lecciones de historia de
Andrzej Wajda POR SYLVAIN PROVILLARD | PAG. 6
En los muros de las calles: sobre el más reciente poemario de Carlos Higuera POR JORGE EDUARDO ORTIZ DE MONTELLANO GARCÍA | PAG. 3
Dialogar con la ciudad Los artistas callejeros ante los paisajes monolíticos citadinos POR ESTER PEÑAS | PAG. 2
Dylan Thomas: un legado profundo POR NOTIMEX | PAG. 4
Carne de mi carne CREACIÓN POR DIANA FERREYRA | PAG. 5
Citas para ser pensadas CARTAS APÓCRIFAS POR ESTEBAN MARTÍNEZ | PAG. 8
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SÁBADO 29 DE OCTUBRE DE 2016
Dialogar con la ciudad Los artistas callejeros ante los paisajes monolíticos citadinos POR ESTER PEÑAS
La ciudad como lienzo, el mobiliario público como paleta, la ciudadanía como parte fundamental de la obra. Los artistas callejeros cambian el paisaje monolítico de las ciudades españolas a través de obras que invitan a la reflexión.
A
ún no gozan de gran popularidad ni de justo reconocimiento dentro de nuestras fronteras pero los artistas urbanos españoles son una referencia en Europa, desde el santanderino Pejac (de los pocos que ha transitado por galerías de arte), hasta el onubense Man-o-Matic, «escritor de grafiti», como él mismo se denomina, pasando por el segoviano y melancólico Gonzalo Borondo o los madrileños Boa Mistura (cuyas intervenciones —así se denominan sus obras— pueden verse en Panamá, Sao Paulo, Berlín, Noruega o Sudáfrica). Actúan al límite de la ley con un objetivo: encender la llama de la crítica social. De entre todos, destaca SpY. Nadie conoce su aspecto y no deja rastro autobiográfico, por más que uno se empeñe en encontrarlo. Puede tener treinta o cincuenta años. Tal vez menos. O más. Qué importa. Comienza a actuar en los años ochenta, en Madrid, y, como la mayoría de los artistas urbanos, escoge el grafiti para significarse. Para reivindicar su modo de entender y de hacer arte. A mediados de los noventa, era ya un icono que se dio cuenta de las posibilidades que le ofrecía el propio espacio y decidió intervenir(lo) con una voluntad de mímesis y un modo de proceder siempre sutil. Su arte se ha desplegado en Francia, Alemania, Polonia, México, Estados Unidos o Japón. Su propósito es sorprender al espectador, que ha de estar atento para reconocer que algo en el contexto cotidiano ha sido modificado. Las intervenciones de SpY quiebran la inercia autómata del urbanita. Por ejemplo, Ellos, donde, en una valla publicitaria, podía leerse: «Piensan que eres estúpido»; por ejemplo una señal de tráfico pintada de blanco opaco, un smile en la luz ámbar de un semáforo céntrico de la capital; por ejemplo un símbolo olímpico de fútbol en una señal de ceda el paso ubicada frente al Bernabéu. No siempre hay un final feliz: «Hay muchos intentos fallidos, es una constante búsqueda de la idea y del medio, el entorno urbano es muy cambiante y está lleno de circunstancias que pueden rodear el éxito de una pieza». Sus intervenciones no pasan desapercibidas. Piramid es una estructura piramidal formada con vallas de contención, en Wrap envolvió con papel film (traslúcido) un coche de policía alemán, Cameras le llevó a instalar 150 cámaras de vigilancia en la fachada de un edifico madrileño,
En las fotos, intervenciones callejeras de SpY en Bilbao y Madrid.
o, por ejemplo, Leves, en la que agrupa de manera circular hojas caídas en un espacio deportivo, dan buena cuenta de que, cuando gusta, actúa a lo grande. Sus dos últimas intervenciones, recogidas por todos los medios de comunicación, fueron 0 likes, que consistió en colocar un cartel delante de un vagabundo que pedía dinero; en el cartel se veía un cero (0) junto al símbolo de ‘me gusta’ propio de Facebook. A las pocas horas, este mendigo obtuvo una recaudación insólita. La otra gran intervención de SpY, un mural en Bilbao con la palabra ‘crisis’ escrita con mil euros. Sí, mil euros en monedas de dos céntimos. No duraron ni veinticuatro horas pegadas a la pared. La crisis se esfumó. Esquivo ante los medios de comunicación, SpY se siente más a gusto en el anonimato. También es Jabs, Jabo y Mambo. Todos la misma persona y, al mismo tiempo, ninguna. Son alias tras los que se esconde la persona real. «No me muestro en entrevistas porque creo que no tiene ningún interés mi persona, lo realmente importante es enseñar mi obra y que la gente la pueda ver y disfrutar». La inspiración de su obra tiene múlti-
ples orígenes: «A veces, el lugar me sugiere una idea; a veces, una circunstancia social me lleva a desarrollar una intervención; otras veces, una idea me lleva a un lugar, y otras, simplemente quiero contar algo y busco la mejor manera de hacerlo. Procuro ser receptivo al diálogo con la ciudad, que ha sido durante años el marco donde me he expresado y he comunicado mis ideas». La interacción con la gente es fundamental: «Me gusta generar algún tipo de reacción con mi trabajo, procuro despertar y crear una conciencia más lúcida en los espectadores con mis intervenciones. La ironía y el humor son una manera de hacer cómplice al receptor, permiten crear un diálogo y hacen pensar que la obra comunica algo con lo que se puede sentir identificado. Son pequeños pellizcos de intención que hacen que la persona que los recibe vea eclosionada su rutina de urbanita. Si al transeúnte que ha visto la pieza le ha gustado, ve la obra como un acto romántico y se lleva consigo parte de la intervención». Su trabajo, como el de otros artistas urbanos, es autónomo y, por tanto, resulta de una manifestación artística que ocurre de manera independiente en el espacio público y no responde a intereses comerciales. «Es por mi cuenta y riesgo y sin control por parte de instituciones en forma y contenido», constata. Le gusta descontextualizar las reglas, especialmente en espacios deportivos. «Nos vemos a diario envueltos, invadidos, eclipsados por imágenes y cosas que no pedimos, que no hemos solicitado, para las que nadie nos pide permiso. Al encontrarnos con manifestaciones artísticas en la calle, parece producirse un alivio ante tanta masificación. No significa que sea totalmente una actitud de rechazo ante el entorno impuesto, sino más bien una invitación a reflexionar acerca de la avalancha de imágenes que conforma nuestro paisaje». Para SpY, la ciudad es un gran lienzo cambiante que nunca se agota. «El entorno urbano es un espacio susceptible de eventos y acontecimientos (por pequeños que sean) donde siempre pasan cosas. Los humanos interactuamos y nos manifestamos de una manera u otra. La condensación de estos eventos hace que la ciudad sude y que haya ciertas manifestaciones que propongan propuestas de cambio, ya sean artísticas o sociales, o simplemente traten de llamar la atención ante un sobreesfuerzo de la urbe». La espontaneidad del arte urbano, en definitiva, es lo que genera una conexión íntima entre el ciudadano y la obra: «Cuando la gente que es receptiva al diálogo con la ciudad encuentra estas pinturas, reconoce que no tienen un aspecto institucional ni parecen haber sido autorizadas, piensa que hay alguien que se dedica a realizar esas intervenciones de manera gratuita y desinteresada. Esta circunstan-
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cia conecta al receptor de la obra y ya pasa a formar parte de ella. Hay una clara diferencia entre arte urbano y arte público, se basa en el consentimiento de las autoridades que gestionan los espacios públicos bajo su supervisión para elaborar manifestaciones artísticas en ellos. Es decir, el artista trabaja con permiso y control de las autoridades. En el arte urbano esto es impensable».
«Hay quien lo identifica con vandalismo» -¿Cuánto tiempo puede transcurrir desde que tiene perfilada la idea de lo que va a hacer hasta que lo hace? Pienso en lo efímero de sus obras de arte, que terminan siendo, a la postre, retiradas por la ‘autoridad competente’ (salvo aquellas monedas de dos céntimos). ¿No le duele que sea tan perecedero algo que provoca tanta fascinación? -El trabajo que realizo tiene en sí mismo un carácter efímero, siempre tiende a desaparecer. Es algo normal y, de hecho, a veces lo provoco de manera activa, como en el ejemplo que has puesto de mi pieza Crisis, en Bilbao. No duró ni 24 horas instalada… -¿Vuelve al ‘lugar del crimen’ o permanece en él para observar la reacción que provocan sus intervenciones? Respecto al público que recepciona mis obras, he escuchado opiniones de todo tipo, pero generalmente son positivas, hay quien lo ve como un acto gratuito y desinteresado con el que se ven identificados y hay quien lo identifica como un acto vandálico. -Pienso en sus comienzos de graffitero. ¿Puede el arte ser ilegal? ¿Comprende que algunas intervenciones sean tipificadas como delitos? -Es bastante obvio que ciertas actuaciones están tipificadas como delito. Pero la historia del arte está llena de desnudos y no los catalogamos de pornografía. Pienso que es una cuestión de cómo influyen los expertos o los medios sobre la consciencia individual y colectiva. -¿Cómo distinguir una buena intervención de una gamberra, peor, de una estafa? -Supongo que no se puede hacer responsable a un artista de lo que piensa el público de su trabajo; la relación que guarda un artista con su obra es íntima y personal, y la consecuencia de esto debe generar un estado emocional que actué sobre los demás. -¿De qué trabajo se siente más orgulloso? -Los dos últimos proyectos en Bilbao, Crisis, del que hemos hablado’, y Soñar (palabra escrita a tamaño de coloso en Olabeaga) son con los que he disfrutado mucho en este último año. Texto obtenido de © www.ethic.es con permiso de su publicación.
Intervención callejera de SpY ern Bilbao, España.
En los muros de las calles RESEÑA :: Sobre La última arquitectura del viento, del poeta Carlos Higuera. POR JORGE EDUARDO ORTIZ DE MONTELLANO GARCÍA
L
a última arquitectura del viento, del poeta Carlos Higuera, nos invita a sumergirnos en la ciudad. Es más, en lo que resulta de la experiencia vital de sentir la urbe, en sus aspectos más vertiginosos; las luces, los ruidos, la música, la publicidad, la televisión; amparándonos en los sacrificios, en los frutos, en los recuerdos de los abandonos negados, con los pies en las grandes avenidas, con la mirada puesta en los días pasados, “cada paso una puerta, cada atardecer una bandera”. El diálogo interno es, en realidad, un diálogo con dios, con el creador; y también el reproche. Es posible entrar en comunicación con él, observando, perdiéndose en los reflejos luminosos de los charcos, distorsionados por las gotas de lluvia, que caen para limpiar nuestras culpas. Hay una historia de amor en cada ventana, a veces las cortinas corridas nos permiten ver adentro. La silueta de un beso, el arroyo recóndito de las palabras que se pronuncian quedamente. Se mezcla la embriaguez con la aflicción, el perfume de las habitaciones con los aromas revueltos de los mercados. Se busca el escape, la huída, por medio de las simbólicas aves, que cruzan la bóveda celeste, trayendo o robando un mensaje, una verdad incierta, una posibilidad que se disuelve en las esquinas de los rascacielos. Aves, que en momentos representan la vida, ligera, fugaz, sutil, fresca, y que en las noches de oscuras promesas, se convierten en la encarnación del sueño, que algo tiene de tétrico
y mucho de postración. Así que lo nocturno es el espacio ideal para indagar en el álbum numérico que se conforma con las casas y los edificios, en los rostros perdurables, en las pupilas nuestras y en las sombras de los otros, “naufragio y abismo de las cosas cotidianas y la ciudad llena de arena”. Los síntomas de la decadencia son más que volátiles en este paisaje de lo artificial, flotan entre el viento, se van de los dedos de las manos y de los registros clínicos. En este ambiente convulso de cosas y de vacíos, las evocaciones cobran corporeidad por delimitación con lo existente: “Ella voló, se abrió paso entre el cáncer y el polvo. Agitó sus alas de luz y partículas de miedo”. Después de todo, los fantasmas no son tan transparentes ni tan silenciosos. Otro sorbo de vino y encontrarás el mar, que es de agua y de metal, que se compone de planos y de plazas. Así que se busca el origen para comprender, el inicio de la cuerda. El poeta vuelve a los lejanos años en que trazaba la ruta de Colón sobre los mapas de la papelería. Nuestro avance por las vicisitudes del mundo se convierte en fórmula, para que podamos seguir caminando. Es posible ahogarnos en la superficie del pavimento. Siempre es peligroso, deberemos ser precavidos. Pero si es inminente que entremos en esa realidad, tendremos que aferrarnos a nuestras memorias y sacar del bolsillo de nuestro abrigo aquél manual de supervivencia: La última arquitectura del viento.
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Un legado profundo ARTÍCULO :: Se cumplen 102 años del nacimiento del poeta Dylan Thomas . AGENCIA NOTIMEX
A
mí no me interesa la poesía, sino los poemas, guardo una bestia, un ángel y un loco dentro de mí, mi búsqueda es saber cómo obran y mi problema es juzgarlos y vencerlos, derribarlos y elevarlos y que se expresen a sí mismos”, confesaba Dylan Thomas tras el éxito de 18 poemas, en 1934. Apenas veinte años después de su nacimiento, ocurrido el 27 de octubre de 1914, en Swansea, Gales, donde transcurrió una infancia marcada por una familia católica, que le inculcó el amor a las letras. Según sus biógrafos, dejó la escuela a los 16 años, decidido a enfocarse a las letras, de ahí que se encerraba durante horas a leer en la biblioteca de su casa, donde conoció a todos los grandes poetas de la lengua inglesa. Leyó a Shakespeare, Shelley, Keats y Byron, a todos los recitaba en voz alta y de memoria. Su primer libro, 18 poemas, fue publicado después de ganar un premio organizado por la revista Sunday Reference. El poeta tenía entonces 19 años. El compendio incluía trece poemas escritos entre 1933 y 1934 y otros cinco compuestos de mayo a octubre de 1934. De acuerdo con el sitio Biografiasyvidas, Dylan se negó a realizar estudios universitarios y prefirió una formación autodidacta. Escribió su primer libro y viajó a Londres, ciudad donde comenzó a relacionarse con personajes de la literatura, además de aumentar las borracheras. En esta época también conoce a quien sería su esposa, Caitlin Macnamara, y se dedicó a escribir en las revistas de vanguardia de la época. De acuerdo con datos del portal “Buscabiografías”, la poesía de Dylan se inscribía en el movimiento Nueva Apocalipsis, que representaba una reacción frente a la generación de Auden. La corriente Nueva Apocalipsis revaloraba el poder creador de la imaginación y la gran función alumbradora que el mundo cotidiano y el mítico, entremezclados, tienen para la poesía. En 1936 apareció su poemario 25 poemas, y en 1937 se separa de Caitlin, con quien tendría tres hijos.
Muertes y entradas y En el sueño campestre están consideradas como sus mejores obras. Otros de sus trabajos son El mapa del amor y Retrato del artista cachorro, apuntes autobiográficos. Aventuras en el tráfico de pieles, publicada póstumamente en 1954, contiene una novela inacabada y otros escritos en prosa. Thomas depura su lírica de todo lo que, según su teoría poética, sea bastardo: prosaísmos, evocación no transfigurada de la realidad, lenguaje coloquial y todo lo que sea sórdido y desquiciado y no conserve un hálito elemental de lirismo puro, romantizante. El caos es solamente aparente, pues alguna vez dejó ver Dylan Thomas que sus poemas estaban perfectamente reflexionados. Había método en
su locura, en esa poesía “orgiástica y orgánica” que nacía con voluntad de sacudida. El poeta realizó grabaciones para la BBC. Su personal voz y el poderoso arrastre de su sonoridad hicieron famosas sus lecturas públicas y sus grabaciones, por lo que realizó cuatro giras por Estados Unidos para leer su poesía en colegios y universidades. Durante el cuarto de sus viajes, en 1953, sufrió un coma etílico después de una intensa y prolongada depresión y murió en un hospital de Nueva York, a los 39 años. Aunque la turbulenta etapa final de su vida quizás haya contribuido a valorarlo de manera especial, no cabe duda sobre su importancia como poeta ni sobre sus elevadas dotes retóricas.
En mi oficio u hosco arte En mi oficio u hosco arte ejercido en la noche en calma cuando sólo rabia la luna y los amantes descansan con sus penas en los brazos, trabajo a la luz cantora no por ambición ni pan lucimiento o simpatías en los escenarios de marfil sino por el común salario de su recóndito corazón. No para los soberbios aparte de la rabiosa luna escribo en estas páginas rociadas por las espumas del mar ni para los encumbrados muertos con sus ruiseñores y salmos sino para los amantes, sus brazos abarcando las penas de los siglos, que no elogian ni pagan ni hacen caso de mi oficio o arte.
Y la muerte no tendrá señorío Y la muerte no tendrá señorío. Desnudos los muertos se habrán confundido con el hombre del viento y la luna poniente; cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios, tendrán estrellas a sus codos y a sus pies; aunque se vuelvan locos serán cuerdos, aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo, aunque los amantes se pierdan quedará el amor; y la muerte no tendrá señorío. Y la muerte no tendrá señorío. Bajo las ondulaciones del mar los que yacen tendidos no morirán aterrados; retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden, amarrados a una rueda, aún no se romperán; la fe en sus manos se partirá en dos, y los penetrarán los daños unicornes; rotos todos los cabos ya no crujirán más; y la muerte no tendrá señorío.
El escritor galés Dylan Thomas.
Y la muerte no tendrá señorío. Aunque las gaviotas no griten más en su oído ni las olas estallen ruidosas en las costas; aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten ya más la cabeza al golpe de la lluvia; aunque estén locos y muertos como clavos, las cabezas de los cadáveres martillearan margaritas; estallarán al sol hasta que el sol estalle, y la muerte no tendrá señorío.
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Carne de mi carne Diana Ferreyra Están dormidos en el suelo.
Si de ellos se pudiera
Tienen voces. Recuerdos.
dirían que sus pieles se encuentran colgadas en los museos de arte
Privilegiados por poseer fotografías en la memoria
contemporáneo
en las empresas de primer mundo:
como el día de su graduación el primer beso
pero nadie se da cuenta porque se subastan después
los quince años de una sobrina
el nacimiento de sus
son exportados con ganancias multimillonarias a cambio de maíz transgénico.
hijos. Están dormidos y se quejan con la mirada cubierta.
Algunos traen otras pieles
Son pisados
cuerpos de la nevada que no volverán a sentir
la gente no se acuerda de ellos.
Han pasado los años
la fiebre que no recordarán
los tiempos en que existían y eran útiles.
Acompañados por las vísceras de otros cabezas tiradas de sus ajenos
los vómitos de borrachos
músculos aún fuertes para cubrir a los
y la sed que no arderá.
las
por el cinturón de ojos de un neonazi
barato.
Todos tienen algo en común: están dormidos.
Sus quejas ya no se escuchan
De ellos quieren brotar nuevas historias
Como las veces en que decían "Puta madre
me están matando y nadie
convertir las suyas en colores y madejas de hilo para dirigir un papalote.
me oye".
Pero ya no pueden. También los acompañan los bebés arrojados en los puentes y arrollados
Sus bocas están cosidas con el sello del infinito
por llantas.
eyaculaciones de la calle
O abandonados en el calor de la basura
de chivo penetrando
y de las orinas
con las ilusiones de que una ramera de la televisión los arrope
amigos
y no los presente como la porquería del país.
aliento.
"Si hablan tanto de ellas ¿por qué no nos adoptan
porque somos
¿porque no estamos identificados
no tenemos una madre digna o
porque nuestro padre está procreando hijos e hijos pobres
sus imágenes fantasmales con las quejas de sus
y el calor de un buen sexo con la mierda de consolación y
Por eso esperarán hasta que alguien quiera hacer justicia.
con "la
lo que pasaron
en vez de llamarle "verga"?
buscando la pierna perdida entre las fosas comunes o para encontrar alguna de su agrado. "De seguro este muerto murió como yo
entre las balas y el refugio de
un coche" o la que tuvimos antes de que nos volaran una
granada en el pecho" "me hubiera gustado ayudar a este cadáver con mi otra mitad para cuidarnos mutuamente". Los de las fosas comunes callan más. No pueden hablar a falta de la respiración. Si de ellos saliera un eco dirían cómo llegaron hasta allí.
y no ser cadáveres encadenados al silencio; o esperar
hasta que los coman: al cabo son carne y el hambre no perdona.
En la lista de los dormidos están los mutilados
"parece de mi edad
sus fluidos con los gemidos de un cuerno
Pero saben que es mejor seguir callando hasta que los demás comprendan
cadáveres ahora?
chingada" en la mano
sus cenizas con las
Diana Ferreyra.
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Las lecciones de historia de Andrzej Wajda ENSAYO :: El más emblemático de los directores polacos falleció el 9 de octubre pasado a sus 90 años. A través de más de 50 películas, militantes o intimistas pero siempre cargadas de romanticismo, Andrzej Wajda reflexionó sobre la tumultuosa historia de su país en el siglo XX. POR SYLVAIN PROVILLARD sprovillard@hotmail.com Dios dio a los directores de cine dos ojos: uno para ver a través del objetivo y otro para ver lo que sucede a su alrededor. Andrzej Wajda
A
ndrzej Wajda simplemente no podía ignorar lo que pasaba a su alrededor. Su cine no podía ignorar las necesidades de la historia de su país, trágicamente encerrado entre la Alemania nazi y la URSS de Stalin. Andrzej tenía 13 años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial; su padre, capitán del ejército polaco, fue asesinado durante la Masacre de Katyñ en la primavera de 1940. El adolescente tuvo que trabajar para mantener a su familia y, al cumplir 16 años, se unió a la Resistencia polaca contra el ocupante nazi, formando parte del Ejército del Interior, compuesto en su mayoría por mujeres y jóvenes. Al fin de la guerra, otra resistencia empezó: una lucha de 44 años contra el gobierno comunista, principalmente a través de su apoyo incondicional al movimiento sindical de Solidarnoœæ (solidaridad) y a su líder Lech Walêsa. Todas las películas de más trascendencia de Wajda retratan de una forma u otra estos eventos históricos, desde su trilogía antibélica de los años 50 hasta su más reciente Katyñ (2007), sobre el asesinato de 20 mil oficiales polacos por el Ejército Rojo. Sus obras maestras, El hombre de mármol (1977) y El hombre de hierro (1981) son respectivamente un presagio y un retrato en tiempo real de las huelgas de los astilleros en Gdañsk, donde nació el movimiento Solidarnoœæ.
El trauma posguerra El cineasta polaco Andrzej Wajda, fallecido el 9 de octubre pasado a sus 90 años.
Al terminar la guerra, Wajda estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de Cracovia antes de entrar en la recién fundada Escuela Nacional de Cine, Televisión y Teatro en Lódz. En esta institución el cineasta tuvo como compañeros a Andrzej Munk, Janusz Morgenstern, Jerzy Kawalerowicz, Kazimierz Kutz y, al benjamín de la banda, Roman Polanski. Todos estos directores formaron parte de un grupo informal llamado Escuela polaca de cine, influenciado por el neorrealismo italiano y que aprovechó los cambios liberales de 1956 a 1963 para oponerse, temática y estéticamente, al realismo socialista, retratando la dolorosa historia polaca y derrumbando los mitos erigidos por el sistema comunista. Una generación (en polaco, Pokolenie) es justamente el título de la opera prima de Wajda, la obra fundadora de la Escuela polaca y la primera película de su trilogía de la guerra. Una generación, Kanal (Premio Especial del Jurado en Cannes, ex aequo con nada menos que El séptimo sello de Ingmar Bergman) y Cenizas y diamantes fueron filmadas entre 1954 y 1958, momento histórico de creación artística en Polonia, durante el cual se buscaba liberarse de la opresión stalinista después de su muerte. Estas tres obras tienen en común un tema: la vida de los polacos
durante la Segunda Guerra Mundial, describiendo la ocupación nazi de Varsovia y el Levantamiento del gueto judío en 1943; el Alzamiento de Varsovia en 1944 y el fin de la guerra. Mientras otros de sus colegas estaban analizando el carácter de los polacos a través del humor y la ironía, Wajda se interesó en las nociones de patriotismo y heroísmo. Su actor predilecto, Zbigniew Cybulski, apodado el James Dean polaco (también murió joven, a los 40 años, en un accidente ferroviario), protagonizó a varios de estos héroes del cotidiano. Las tres películas de guerra de Wajda tienen también en común un estilo visual, todas fueron rodadas en un blanco y negro expresionista, y con una fuerte carga simbólica que encuentra sus raíces en el Romanticismo polaco del siglo XIX. El mensaje de sus películas se transmite a través de las imágenes y no a través de los discursos de ciudadanos importantes, como era el caso en las cintas del realismo socialista. Su romanticismo es a la vez literario (oponiendo el sentimiento a la razón y el lirismo a la objetividad), estético (con la fantasía y la naturaleza idealizada) e histórico (a través de la descripción de revoluciones fracasadas y traicionadas). En Lotna (1959)
se pueden apreciar todos estos elementos en el retrato del final de la era romántica polaca, cuando en 1939, la caballería nacional ataca de forma suicida a los tanques alemanes.
El alma de un poeta y la voluntad de un caporal Tal era la definición de un director para Andrzej Wajda, sobre todo cuando éste tiene que lidiar con la censura de un régimen totalitario antes de realizar sus películas. El cineasta polaco consiguió confundir a los censores de forma inteligente y casi milagrosa, incluso en sus obras más críticas hacia el régimen. Así explicó cómo logró tal hazaña: “El principal problema del cine político no es aceptar o rechazar la injerencia de la censura, sino de concebir una obra que haga inoperantes los procedimientos de la censura. Sólo se puede censurar lo que no sobrepasa la imaginación de los censores. Creen algo verdaderamente original y los censores, al no entender, no usarán sus tijeras”. Con El hombre de mármol (1977) y El hombre de hierro (1981) Wajda produjo dos obras maestras que logran denunciar al gobierno polaco, que se dio cuenta demasiado tarde de
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Fotogramas de El hombre de mármol y El hombre de hierro, dos de las películas más emblemáticas de Andrzej Wajda.
la crítica escondida en ellas. Su puesta en escena utiliza un montaje en paralelo de dos historias temporalmente distanciadas por 30 años: la primera nos lleva a los cincuenta y examina el olvido en el cual cayeron los ídolos del estajanovismo polaco, y la segunda vincula esta historia con las luchas obreras de principios de los años 80 y el nacimiento del sindicato Solidarnoœæ. El mismo actor protagoniza las dos cintas: Jerzy Radziwilowicz es primero el albañil Mateusz Birkut, obrero modelo que se convierte en héroe del pueblo pero sobre todo en instrumento de propaganda soviética; en la segunda cinta interpreta a su hijo Maciej Birkut, obrero en los astilleros de Gdañsk e iniciador de las famosas huelgas (un personaje evidentemente inspirado por el propio Lech Wa³êsa, quien hace una aparición en la película). La implicación del director con el movimiento llevó al gobierno polaco a ilegalizar la productora de Wajda. Sin embargo, El hombre de hierro obtuvo la Palma de Oro en Cannes en 1981, y seguramente fue este reconocimiento que le salvó de estar encarcelado por el general Jaruzelski, quien estableció la ley marcial en diciembre de 1981 y mandó a la prisión a Walesa y a todos los líderes del sindicato. Al igual que Miloš Forman, quien se exilió en Estados Unidos después del fracaso de la Primavera de Praga en 1968, y Andréi Tarkovski, quien huyo a Suecia cansado de lidiar con las autoridades, Wajda también decidió dejar la censura comunista para poder seguir ejerciendo su profesión libremente. Las películas que dirigió en Alemania y Francia siguen hablando de guerras y revoluciones: en Danton (1983), protagonizada por Gérard Depardieu, describe la lucha de poder entre Robespierre y Danton durante las horas inciertas de la Revolución francesa; en Los poseídos (1988) adaptó a Dostoievski con el retrato de revolucionarios anarquistas que se proponen derribar el régimen zarista en 1870.
Steven Spielberg, el cual, a través de una carta a la Academia, influenció sobre el Óscar de Honor que recibió Wajda en 2000: “Wajda pertenece a Polonia, pero sus películas forman parte del tesoro cultural de la humanidad. El ejemplo de Andrzej Wajda nos recuerda a todos nosotros los cineastas que, de vez en cuando, la historia puede poner a prueba nuestro valor de forma profunda e inesperada; que nuestro público puede pedirnos ánimo espiritual; que podemos ser requeridos a arriesgar nuestras carreras para defender la vida civil de nuestro pueblo”. Wajda nunca paró de trabajar o, mejor dicho, de luchar por sus ideales. Su última cinta, Powidoki (Afterimage) es un biopic que retrata la vida del artista polaco de vanguar-
El deber de la memoria en la nueva Polonia Algunos meses antes de la caída del Muro de Berlín, el 24 de agosto 1989, se formó en Polonia el primer gobierno no comunista desde 1945. Andrzej Wajda fue elegido senador en este nuevo gobierno democrático y siguió dirigiendo películas enfocadas a eventos de la historia polaca. Korczak (1990) narra la historia real de un educador y pediatra judío que cuida a niños huérfanos en el gueto de Varsovia, una película que posiblemente inspiró La lista de Schindler de
Andrzej Wajda en los setenta.
dia Wladyslaw Strzeminski, perseguido por negarse a seguir la línea del partido comunista durante la era estalinista. Con este testamento fílmico, Wajda representará a su país en los Oscares por novena ocasión, y a la libertad por enésima ocasión. Decía Wajda: “Sólo el artista responde de lo que dice a su público. Es el instructivo de uso de su libertad. El artista a veces tiene que hacer entender a su pueblo lo que no quiere escuchar. De alguna manera necesita una libertad doble: libertad hacia el poder y libertad hacia el público”. Una libertad más que necesaria cuando se sabe que el actual gobierno conservador de Polonia volvió a meterse en los asuntos culturales: hoy como ayer, la lucha de Wajda sigue.
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Citas para ser pensadas CARTAS APÓCRIFAS :: POR ESTEBAN MARTÍNEZ
E
stimado lector de la presente: en anterior carta a este buzón, después de exponer contradicciones entre lo que propone y hasta impone la economía y los efectos de la puesta en práctica de esas propuesta y sus efectos negativos para tantos, servidor expresó que para que carajos servía dicha ciencia y los profesionales de la misma, los economistas, pues en poco o de nada sirven para la mayoría de los que respiramos en esta globalidad neoliberal. Este mi pensar sobre tan dolorosa realidad, en que vaya en aumento el número de los jodidos y el uno por ciento sea cada vez más rico. Por días esto ha atormentado y llenado mis pensares y han traído a los mismos los fantasmas de diversos personajes y sus decires. Como creyente que es servidor, uno de los más relevantes ha sido el de Cristo y sus siguientes palabras: “Más difícil de que un camello pase por el ojo de una aguja, es el que un rico entre en el reino de los cielos”… pero ese fantasma y sus palabras se fueron diluyendo, pues comprendí que correspondían, más que a otra cosa, a un deseo de desquite, de venganza de mi frustración, impropia de un buen creyente. Pero mi necesidad de terminar con mi congoja y enojo, continuó convocando a otros fantasmas y sus decires, como el que me recordó que él, hacía más de dos y pico siglos, ya había denunciado la explotación del débil por el poderoso, que, según su parecer, “el capital y el beneficio devoran los sueldos y las clases superiores de la nación oprimen a las más desfavorecidas”… no sea mal pensado, no el fantasma de Marx, no… era el del
considerado padre de la economía política, si, el de Adam Smith; otro de esos fantasmas fue el de J. Douglas Brown decano de la universidad de Princeton y destacado economista, quien me dijo que, en 1950, había advertido que “las respuestas a muchos de los problemas del mundo de nuestros días se encuentran en las humanidades, donde se podrá adquirir un conocimiento de los viejos valores que han sido la fuerza de la civilización occidental… (ya que) el conocimiento en los campos de la ciencia y de la ciencia social, por sí solos, puede ser dirigidos a fines desastrosos para nuestro modo de vivir”… ante este ver e interpretar la realidad de la problemática social, a servidor se le hace difícil comprender que, a nivel internacional, tantos países, por recomendación… e imposición del fondo monetario Internacional,… estén recortando la inversión en la enseñanza de las humanidades y estén alabando, exaltando, propiciando y aumentando la inversión en la formación de técnicos… usted, estimado lector, ¿Si puede explicárselo?. La brutal diferencia que se está dando entre la inmensidad de los pobres y los pocos privilegiados que lo tienen casi todo, trajo a mis pensares al fantasma de Stendhal, que si bien no fue economista, me recordó esta profunda reflexión sobre esa ciencia: “la riqueza de un país no la hace un pequeño número de fortunas colosales, sino la multiplicidad de fortunas mediocres”; ante esta verdad irrefutable me pregunté en qué pensarán los políticos que, sumisos seguidores de lo que recomienda, exige y termina por imponer el Fondo Monetario Internacional, como son,
entre otros, los recortes al gasto social y las reformas a las leyes laborales, que despojan o disminuyen de asistencia social a las mayorías y de los derechos adquiridos a los trabajadores, haciendo más precarios sus empleos, con la promesa de que es lo mejor para un futuro brillante para todos... olvidando el dicho de que con el tiempo, todos estaremos calvos o sea muertos. Por su parte, el fantasma del político galo, Mendes-France, que algo sabía de cuestiones financieras, me recordó lo siguiente: “Chateaubriand resumió la historia de la nobleza diciendo que había pasado de la edad del servicio a la de lso privilegios y de ésta a la de las vanidades. Las finanzas, que jamás abrían debido pasar de la edad del servicio público, no se contentan con vanidades. ¿Vamos a permitir que los demócratas y los constructores del mundo moderno se encierren en la edad de los privilegios?”. En lo personal, servidor piensa que estas citas de mis fantasmas son como para ser pensadas, de reflexionar sobre el sentido de las mismas y, en especial, la pregunta última de Mendes-France, por vigente en estos nuestros días, en lo que tanto de los integrantes de la élites del poder parece que han perdido el rumbo. Usted paciente lector que me ha seguido hasta aquí, ¿Qué opina?... recuerde que, como dice el refrán con todos se consigue todo. Como despedida le informo, estimado lector, que los fantasmas me siguen visitando; si me dan materia, le escribiré otra carta. Sin más, su seguro servidor. JUAN POLAINAS