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S U P L E M E N T O S O B R E T E M A S D E L A M U J E R | C A M B I O D E M I C H O A C Á N | N Ú M E R O 303 | JUEVES 3 DE SEPTIEMBRE D E 2 0 15

CUARTOSCURO

Sindicato de Empleadas Domésticas, triunfo tras 15 años POR DINORAH AMBRIZ El pasado domingo 30 de agosto, en un hecho sin precedentes en el sindicalismo del país, más de 100 trabajadoras del hogar de diferentes estados se reunieron para conformar el Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (Sinacttraho), con el que se busca dignificar el trabajo de más de dos millones 300 mil personas que realizan esta actividad en México, donde cerca del 95 por ciento son mujeres y la mayoría son migrantes centroamericanas, indígenas y menores de edad.

El nacimiento del sindicato, el cual está pensado para que pueda ingresar cualquier trabajadora del hogar, es resultado de años de lucha de mujeres que se han organizado en la Red Nacional de Trabajadoras del Hogar en México, que agrupa alrededor de cuatro mil trabajadoras pertenecientes a diversas organizaciones, entre ellas el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), del Distrito Federal; la Red de Mujeres Empleadas del Hogar, en Guerrero; el Colectivo de Mujeres Indígenas Trabajadoras del Hogar, en Morelos, y el Colectivo de Empleadas Domésticas de los

Altos de Chiapas. Mujeres organizadas de Puebla, Colima, Chiapas, Estado de México y DF En el país, el movimiento organizado de mujeres que hacen trabajo doméstico tiene historia de 30 años y se relaciona al trabajo activista de países latinoamericanos como Perú, Bolivia y Chile –donde las trabajadoras del hogar ya tienen sindicatos. Durante los años de activismo de la Red, una de las principales demandas ha sido la ratificación por parte de autoridades federales del Convenio 189 de la Orga-

nización Internacional del Trabajo (OIT), donde se establecen las condiciones para el trabajo digno en este gremio. Ahora, con la conformación del sindicato, buscarán que las y los empleadores firmen un contrato colectivo que les garantice los derechos mínimos establecidos en la Ley Federal del Trabajo (LFT), y en particular los establecidos para este sector, que contemplan el tipo de alimentos que no deben recibir las trabajadoras del hogar, horarios de descanso, las condiciones de seguridad en su habitación y el pago de horas extras. El sindicato ya había sido anunciado a inicios de este año

por Marcelina Bautista, lideresa del CACEH, que ha sido una de las principales figuras públicas en esta lucha. Ya conformado, ahora será durante el próximo 11 de septiembre, en el marco del XV Aniversario del CACEH, cuando las trabajadoras del hogar acudirán a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, en la capital del país, para solicitar el registro y entregar los documentos requeridos; teniendo además tres años de capacitaciones sobre derechos laborales, mismas que terminaron el pasado 16 de agosto.

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Los tipos de apego en la infancia influyen de adulto DESCÚBRETE

POR DINORAH AMBRIZ Describir la dinámica de las relaciones humanas a largo plazo, con la finalidad última de entenderlas para procurar que sean sanas, es lo que aborda la teoría del apego, cuya tesis fundamental, desarrollada primero por el psicólogo John Bowlby y después por Mary Ainsworth, es que el vínculo emocional de apego con los padres o cuidadores es lo que da a un niño la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad. En los adultos es esta relación de apego durante la infancia uno de los factores de mayor peso en la creación de patrones de comportamiento. En el desarrollo de la personalidad intervienen múltiples factores, pero psicólogos afirman que son los «estilos de apego» uno de los aspectos que más inciden

en la creación de patrones universales de comportamiento; estos se mantienen poco cuestionados desde que se conceptualizaron en los años 70 del siglo XX y se clasifican en tres principales: infantes que muestran un comportamiento seguro sea con la madre o

con una figura desconocida, los que se vuelven ansiosos e inseguros en ausencia de sus cuidadores y los evasivos, que no muestran apego alguno ni a sus padres ni a figuras desconocidas. Así, en función del tipo de patrón de apego que se tuvo durante la

infancia, dependerá el desarrollo adulto de personalidades seguras, ansiosas o evasivas. Los modelos de apego, indican expertos, tienen cierta predisposición genética así como una relación íntima con las memorias emocionales en la infancia con las figuras adultas de referencia. En la adultez, una persona con un modelo de apego evasivo, tiende a la justificación –para no tener que enfrentarlos– de sus problemas o los temas que le resultan dolorosos o complicados; por su parte, una persona con modelo de apego ansioso tiende a reconocer sus problemas pero culpabiliza a los demás y tiende a victimizarse. En ambos casos, afirman expertos, las personas encuentran fuertes dificultades para encontrar soluciones profundas y de manera individual a sus dolores emocionales más profundos. Por su parte, una persona segura no

tiene problemas para relacionarse con los demás, la intimidad no le provoca inseguridades y no desarrolla apegos con personas marcadas por modelos de apego en los que se busque y exija que la otra persona se encuentre presente de manera incondicional. Una de las constantes en las terapias para abordar las construcciones de apego poco sanas se basa en plantear dinámicas donde se dedique un tiempo periódico –se recomienda semanal entre las parejas– para hablar de los problemas en la relación donde se debe evitar la palabra «tú»: por ejemplo, cambiar «me molesta que comprometan mi tiempo libre» por «me molesta que tú siempre hagas planes sin contar conmigo». Ello evitará que la persona evasiva se sienta atacada y huya y dará certeza a la ansiosa de que el otro se preocupa por su bienestar.

Suplemento Mujer.es de Cambio de Michoacán. Director: Vicente Godínez Zapién. Coordinador: Arved Alcántara Betancourt Editora: Dinorah Ambriz Contacto: suplementomujer.es@gmail.

Sindicato de Empleadas Domésticas,

triunfo tras quince años VIENE DE LA PORTADA

Durante la asamblea constitutiva del Sinacttraho participaron 100 trabajadoras de Puebla, Colima, Chiapas, Distrito Federal y el Estado de México, quienes contaron con apoyo de especialistas en la materia y aprobaron sus estatutos en votación libre y secreta, así como su Comité Ejecutivo Nacional, el cual está integrado sólo por mujeres, y a las integrantes de su Secretaría General Colegiada: Marcelina Bautista, Ana Laura Aquino Gaspar y Esperanza Martha Leal Morales. No queremos charros ni charras: Marcelina Bautista «Este sindicato nace para hacer la diferencia en la realidad de las y los trabajadores del hogar en este país (…) No queremos charros ni charras, y es por eso que en esta asamblea histórica queda así constituida por todas y todos ustedes el Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar, el primero a nivel nacional, por lo que es un momento histórico para los más

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de dos millones de trabajadoras del hogar en México», afirmó Marcelina Bautista Bautista, que ha dedicado más de una década de su vida a la dignificación de las condiciones laborales de las

empleadas domésticas. Bautista destacó que el trabajo por conformar un sindicato comenzó desde hace quince años, cuando el CACEH fue fundado. «(En ese momento) tuve el sueño

Entresacado:

de hacer un sindicato, pero las condiciones no estaban dadas, y entonces mi tarea sería crearlas. Hoy ese sueño se hará realidad porque las y los trabajadores que estamos aquí estamos convenci-

das del por qué un sindicato de cobertura nacional». La activista de origen oaxaqueño señaló en entrevista para Cimac Noticias algunas de las principales trabas para la conformación del sindicato, entre ellas la negación por parte de las y los empleadores para dar las constancias de trabajo que demuestren la relación laboral, mismas que son uno de los requisitos que pide Conciliación y Arbitraje. La razón, indica, es una negación a reconocerse como parte patronal, o no querer asumir responsabilidades ni cumplir con los derechos laborales de las trabajadoras. Otro problema que las empleadas domésticas organizadas prevén es la intervención de los sindicatos charros ya sea para impedir la conformación de la organización o para cooptarlo y buscar control sobre el sector. El gobierno de Enrique Peña Nieto, además, ha mostrado reticencias a cumplir la ratificación del Convenio 98 de la OIT sobre el derecho a la sindicalización y la negociación colectiva. | Con información de Cimac Noticias.


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DEL DICHO AL HECHO

EN REFLECTORES

Trabajadoras del hogar, «tradición de sumisión»

Marcelina Bautista, referente de lucha social

POR DINORAH AMBRIZ El 96 por ciento de las trabajadoras del hogar laboran sin contar con un contrato escrito, el 80 por ciento no cuenta con ningún tipo de pensión para su retiro –estando imposibilitadas para aspirar a una jubilación–, el 70 por ciento carece de toda prestación formal y sólo el dos por ciento de ellas tiene acceso a servicios de salud como parte de sus derechos laborales. Conforman así un sector vulnerado que además encuentra trabas para exigir sus derechos laborales al estar insertas en una «tradición de sumisión», afirmó Marcelina Bautista, activista que realizó trabajo doméstico por más de 20 años y que desde que fundara en el 2000 el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar se ha dedicado a la dignificación de este trabajo. En México hay 2.2 millones de personas dedicadas al trabajo doméstico, en su mayoría mujeres, el cual es definido por la Ley Federal del Trabajo (LFT) como aquel donde una persona a cambio de un salario monetario realiza servicios de atención y limpieza en hogares de terceros. De acuerdo con el Inegi, el 66 por ciento de las trabajadoras del hogar percibe menos de dos salarios mínimos, mientras que el 34 por ciento de ellas recibe un salario mínimo –o menos– por su trabajo. Es decir, casi cuatro de

cada diez trabajadoras del hogar reciben la cantidad máxima diaria de entre 67 y 63 pesos al día, según el área geográfica donde laboren; situación que se contextualiza por el hecho de que casi la mitad de las trabajadoras del hogar tienen tres hijos o más. La mayoría de las trabajadoras del hogar se enfrentan además a otros tipos de discriminación, por ejemplo, el de acceso a la educación: el 6.9 por ciento se declara analfabeta y sin haber recibido ningún tipo de educación, más del 30 por ciento no tienen acceso a la educación primaria, y el porcentaje aumenta a cerca del 70 en el nivel secundaria. Un trabajo invisible El trabajo doméstico es «una labor invisible, sin reconocimiento social, con jornadas largas, desvaloradas y ocultas. El trabajo del hogar, desafortunadamente, ni siquiera se considera trabajo que tienen un valor económico y social, sino una obligación casi ‘natural’ de las mujeres», señala el Conapred para abordar los retos que existen para dignificar este trabajo. Sin embargo, la dignificación enfrenta trabas no sólo al exterior, sino al interior del gremio, afirma Marcelina Bautista, quien señala la dificultad de lograr que las trabajadoras acudan a reuniones y decidan formar un grupo. El reto, explica, es que la mayoría de estas trabajadoras pri-

mero deben luchar contra una tradición de sumisión y no reconocimiento de sus derechos, donde intervienen además situaciones de violencia intrafamiliar, largas jornadas laborales, falta de recursos y de información. Al respecto, la activista ha señalado que lo común es que las trabajadoras se acerquen a la organización hasta que experimentan de manera evidente una injusticia, abuso o violencia en sus trabajos, por ejemplo, que después de 30 años de trabajo las despidan sin dar ninguna bonificación. De ahí que la estrategia para acercar a más mujeres se base en que sean las mismas trabajadoras del hogar quienes hablen a las otras empleadas para «convencerlas que deben conocer sus derechos, y que tienen la posibilidad de tener más ganancias económicas y ‘emocionales’ por la actividad que realizan».

n CON SU DÍA INTERNACIONAL La ONU reconoció el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico. La fecha tiene su origen en el II Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en 1983 en Perú, y busca en primera instancia el reconocimiento de la labor de las mujeres en el hogar.

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POR DINORAH AMBRIZ Una de las principales figuras en México en la lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar es Marcelina Bautista Bautista, quien a la fecha se mantiene al frente del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar AC (CACEH), el cual fue fundado por ella en el 2000 luego de 21 años de ser trabajadora del hogar y enfrentar las situaciones de abuso, discriminación y violencia que son comunes a quienes realizan este trabajo. Originaria de Nochtixtlán, Oaxaca, llegó al Distrito Federal a los catorce años con estudios de primaria y con el mixteco como única lengua; se dedicó a trabajar como empleada doméstica y pasado un tiempo comenzó a tomar cursos de capacitación en materia de derecho laboral; junto a varias compañeras, en 1998, creó el Grupo de Trabajadoras del Hogar La Esperanza, y en el 2000 emprendió el proyecto del CACEH. Hoy en día, en un fin de semana normal, el centro que Marcelina encabeza atiende en promedio a 40 personas, a quienes se les da información patronal, valorización económica y social del trabajo doméstico y derechos sexuales y reproductivos. Como activista por los derechos de las trabajadoras del hogar, ha enfocado gran parte

de su labor en exigir un marco normativo no discriminatorio para las trabajadoras del hogar. Una de las principales luchas ha sido ajustar las leyes mexicanas con el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, primera norma internacional dirigida a mejorar las condiciones laborales de este gremio, así como pugnar para que la Ley Federal del Trabajo establezca a los empleadores la obligación de aportar al Fondo Nacional de la Vivienda y que la Ley del Seguro Social las contemple como personas con derecho a ser aseguradas. En días pasados, con motivo del anuncio de la conformación del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar, Marcelina señaló: «Nuestro trabajo no ha sido reconocido socialmente ni valorado económicamente. Este gran sector de trabajadores y trabajadoras sigue siendo marginado y olvidado desde las leyes». En el país, Marcelina Bautista ha sido reconocida con el Premio por la Igualdad y la No Discriminación del Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) y ha participado en foros internacionales sobre el trabajo digno para las trabajadoras del hogar, entre los que están el I Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Trabajadoras del Hogar, en Bogotá, Colombia –donde se instituyó el 30 de marzo como día oficial de las empleadas domésticas–, y el evento de Aprobación de Convenio sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos, en Ginebra, Suiza.


EN FOCO POR DINORAH AMBRIZ La mujer y el ciclo lunar han sido íntimamente relacionados desde la antigüedad; a la fecha, se continúa afirmando que los ciclos lunares influye y se relaciona fuertemente en los de las mujeres, en especial en el ciclo menstrual. ¿Una relación sólo simbólica? Para algunas personas, el lazo que se crea entre el ciclo lunar y el ciclo menstrual es algo principalmente simbólico. Es decir, la Luna experimenta el mismo ciclo de existencia que la mujer a través de su ciclo menstrual, y metafóricamente, los cambios de la mujer provocados por los cambios hormona-

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Hijas de la luna les corresponden a etapas de la luna durante su ciclo. Sin embargo, también hay quienes aseguran que la relación entre la Luna y el ciclo menstrual es completamente literal. En un popular blog femenino, llamado Tantras Urbanos, una de sus fundadoras escribe que la relación es literal y que lo mejor es que el ciclo lunar y el menstrual estén sintonizados, pues fluirán juntos; se afirma que de iniciar el flujo menstrual con Luna creciente el vientre dolerá más y se estará más hinchada, mientras que si se sincroniza con la Luna nueva o menguante, los malestares serán menores. Sin embargo, también se señala que el 90 por ciento de las mujeres los ciclos no van paralelos a los lunares. En parte esto se debe a que el ciclo

lunar es estable, de 29 días y medio, mientras que un ciclo menstrual típico femenino oscila entre los 24 y los 34 días. Por su parte, desde la ciencia, a pesar de que no hay abundante material que aborde el tema desde esta perspectiva científica, sí hay algunos textos que mencionan algunas posibles razones que la ciencia encuentra para relacionar el ciclo menstrual y el lunar, donde la base se sustenta entre la relación de la hormona melatonina y la luz lunar. A la melatotina se le conoce como una hormona primariamente nocturna, pues tiene habilidad de inducir al sueño y de influenciar el ritmo circadiano, mejor conocido como nuestro reloj biológico. Sari Cohen, doctora en medicina natural, explica en su libro Melatonina, menstruación y la Luna que la glándula encargada de segregar la melatonina es influenciada por la exposición lumínica. «La Luna influencia el ciclo menstrual a través de interacciones (posiblemente vestigios) entre la exposición a la luz de la Luna y la liberación de melatonina», dice la doctora. Así que a mayor oscuridad, una diferente producción de melatonina, aunque queda pendiente profundizar en el significado de esa relación. Mujeres de naturaleza cíclica Hay diversos enfoques desde los que se explica la relación entre el ciclo lunar y el menstrual, pero tienen en común el empate que se hace de las cuatro fases del ciclo menstrual con las cuatro fases del lunar: menstruación, preovulación, ovulación y fase premenstrual; con Luna nueva, Luna creciente, Luna llena y Luna menguante. Los días de sangrado que marcan el comienzo del ciclo menstrual tienen su símil en la Luna nueva, cuando ésta se mantiene en oscuridad y se prepara para crecer; del mismo modo, el cuerpo culmina un ciclo, liberando el endometrio y el ovulo no fecundado, y el cuerpo, al igual que el de la Luna, se prepara para poder volver a brillar y dar vida. La fase menstrual, que suele durar de tres a cinco días, simbólicamente representa un momento de introspección y análisis para que mujer deje ir las tensiones acumuladas durante las fases anteriores. «En esta fase la mujer tiene el potencial de contactar con su interior. Es un momento de intimidad y aproximación a un espacio interno profundo», explica Miranda Gray, escritora de cabecera sobre la naturaleza cíclica de la mujer y quien es creadora de un movimiento inter-

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Para algunas personas, el lazo que se crea entre el ciclo lunar y el ciclo menstrual es algo principalmente simbólico»

nacional y espiritual de mujeres que buscan reconectar con su «feminidad única». En la fase preovulatoria, cuando el cuerpo se prepara para dar vida a un nuevo óvulo en los ovarios, la vitalidad y energía comienza a crecer al igual que lo hace la Luna. Así, esta etapa representa un momento donde se planean nuevos proyectos y se crean cosas a partir de la inspiración emocional, física y mental. La ovulación encuentra su símil en la fase de Luna llena, cuando el óvulo ha viajado desde los ovarios hacia el útero en espera de ser fecundado por un espermatozoide; del mismo modo, la Luna está en su momento de mayor energía. Para la mujer, esta energía en clímax permite alcanzar los objetivos propios y cuidar de los demás, debido a que el cuerpo se va preparando para una posible maternidad, donde se fortalece la capacidad de proveer a los otros, afirma Miranda Gray. Cabe recordar que durante la ovulación las mujeres experimentan una caída dramática del

estrógeno al tiempo que los niveles de progesterona comienzan a aumentar, lo que detona la siguiente fase, donde suele haber un estado emocional decaído o inestable. En la cuarta fase, de postovulación o premenstrual, tanto la mujer como la luna comienzan un recogimiento; donde de no ser fecundado, el óvulo se apaga poco a poco al igual que Luna comienza a menguar y hacerse pequeña. En esta fase, la mujer tiende a buscar la introspección y a ser más sensible, al tiempo que el pensamiento intuitivo se hace más fuerte que el lógico y racional. Tradicionalmente, las culturas antiguas consideraban que este era el momento donde la mujer se encontraba más sensible a las energías sutiles del mundo, y era cuando tenían más poderes mágicos y capacidad de tener visiones. «La mujer en esta fase conecta con soluciones y salidas creativas, encuentra los matices, resuelve los enigmas. Se completa y despide un ciclo», concluye la sanadora británica.


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