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DIARI DE TARRAGONA DIUMENGE, 13 DE MAIG DE 2018
La biografía. Nacido en Cambrils en 1868, murió en Friburgo (Suiza) en 1943. Sus restos no retornaron a la catedral de Tarragona hasta la Transición, en 1978
El doble exilio de Vidal i Barraquer La familia. El ‘Sisquet de Cambrils’ Según explican sus biógrafos era un hombre muy familiar. En esta imagen se le puede ver con diversos familiares en la Torre de l’Arquebisbe, en Tarragona. Era conocido como el ‘Sisquet de Cambrils’. FOTO: AMCAM (FONS ARXIU FAMÍLIA VIDAL-BARRAQUER). AUTOR: JOSEP VIDAL I BARRAQUER
Los estudios. Derecho
Carrera eclesiástica. Arzobispo desde 1918
Entre 1887 y 1893, Vidal i Barraquer estudió Derecho en la Universitat de Barcelona. Trabajó como pasante de un despacho.
En 1899 es ordenado sacerdote. En 1911 vicario capitular. En 1914 es consagrado obispo. Ese mismo año será senador. En 1919 fue elevado al arzobispado de Tarragona. En 1921 Benedicto XV le nombra cardenal.
FOTO: AMCAM (FONS JOSEP SALCEDA). AUTOR: DESCONOCIDO
FOTO: AMCAM (FONS ARXIU FAMÍLIA VIDAL-BARRAQUER). AUTOR: JOSEP VIDAL I BARRAQUER
XAVIER FERNÁNDEZ JOSÉ TARRAGONA
En 1936 salva la vida de milagro y tiene que exiliarse para que los anarquistas no lo asesinen. Un año después es de los poquísimos obispos que se niegan a firmar la Carta que ‘santifica’ el golpe de Estado de Franco. El dictador nunca se lo perdona e impide su regreso a Catalunya. Ni en vida. Ni tras su muerte en 1943. El cardenal Francesc Vidal i Barraquer sufre así un doble destierro. Y pese a todo apuesta una y otra vez por el diálogo. Diálogo. Entonces imprescindible. Y hoy, aunque las circunstancias históricas son diferentes. Vidal i Barraquer representó entonces más que nadie esa tercera España, la que se ve atrapada entre el fanatismo y la crueldad
de los radicales de cada bando. Es un referente moral, no partidista porque nunca quiso meterse directamente en política. Nacido en Cambrils en 1868, pronto siente la necesidad de hacerse religioso, pero su padre le insta a que curse una carrera. Estudia Derecho en la Universitat de Barcelona. A los 12 años pierde a su madre, Angelina, y a los 18 a su padre, Francesc. Completa los estudios con unas excelentes notas y ejerce como abogado hasta que entra en el seminario a los 28 años. Su carrera eclesiática es fulgurante. Es consagrado obispo en 1914 (sólo quince años después de ser ordenado sacerdote) y cardenal en 1921. Intenta adaptarse a los regímenes políticos, pero tampoco duda en hablar claro, mantener la fidelidad a sus
creencias y defender la catalanidad de la Iglesia. En 1923, cuando Miguel Primo de Rivera se hace con el poder, Vidal i Barraquer asegura del general que «es evidente su amor a España y la devoción que dedica a su renovación y engrandecimiento», según escribe el periodista José María García de Tuñón Aza. Cita el Boletín Oficial del Arzobispado de Tarragona del 29 de septiembre de 1923. Francesc d’Assís Vidal i Barraquer se planta, sin embargo, cuando Primo de Rivera restringe el uso del catalán en la enseñanza del catecismo. Al cardenal le llueven las críticas desde la derecha. «(Vidal i Barraquer) pretende profanar la Palabra Divina por el gusto de hablarla en lengua de guerra y de odio», escupe el ‘ABC’.
La Dictadura intenta su traslado a una sede menos destacada para acallarlo. En aquellos años los arzobispados de Tarragona y Toledo son los más importantes de España. Vidal i Barraquer sigue en Tarragona. En 1931 se proclama la II República. Vidal i Barraquer saluda a un nuevo régimen. Escribe una carta al ministro de Justicia, Fernando de los Ríos, en representación de los obispos catalanes: «Nuestra misión no es política, sino moral, religiosa y social, y siempre puede el gobierno de la República contar con nuestra colaboración y la del clero, aun a costa de sacrificios, para la labor de armonía y pacificación de los espíritus en bien de la Religión y de la Patria». El cardenal no quiere inmiscuirse en política, pero tampoco
abstenerse de tener presencia en la vida pública. Según se recoge en el tríptico editado por el Ayuntamiento de Cambrils con motivo de las celebraciones del Año Vidal i Barraquer, advierte, en una circular de 1931 a los diocesanos, que «dentro del régimen constituido en cada país es obligación de los católicos intervenir en la cosa pública. Lo exigen el bien común, el orden social y la defensa de los derechos de la Iglesia. La abstención es suicida, ilícita e indecorosa». El prelado alerta de la peligrosa deriva que ya se intuye: la persecución religiosa. Se reúne con Francesc Macià y otros dirigentes catalanes «al objeto de inculcarles la necesidad de evitar que en Cataluña se cometan atentados y violaciones de la índole indicada, ya que nos
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«Pretendemos que todo el mundo conozca al Cardenal» XAVIER FERNÁNDEZ CAMBRILS
Este año se cumple un triple aniversario de Vidal i Barraquer: los 150 años de su nacimiento (Cambrils, 3 de octubre de 1868), los 75 de su fallecimiento (Friburgo, 13 de septiembre de 1943) y los 40 del retorno de sus restos (15 de mayo de 1978). Con este motivo, el Ayuntamiento de Cambrils ha organizado un «espectacular» programa de actos «para que todo el mundo conozca la vida del Cardenal a partir de este año. La gente
joven no sabe quién fue», explica Josep Maria Panicello. El que fuera alcalde de la localidad marinera ha sido nombrado comisionado del Año Vidal i Barraquer. Panicello es el alma mater de las conmemoraciones junto al director del Museu de Cambrils, Gerard Martí; y el responsable del Arxiu Municipal, Pedro Otiña. Toda la información puede consultarse en la web http://www.cambrils. cat/any-cardenal-vidal-i-barraquer/ «Su memoria se va diluyendo. Necesitamos que quede fijada», explica Martí. «Siempre defendió la separación de po-
deres (entre Iglesia y Estado). Era una idea radicalmente diferente para su tiempo. Creía que nadie puede hacer suya la Iglesia», añade Martí. «Durante mucho tiempo se le silenció. Incluso le insultaron y difamaron. Queremos darle voz a través de los diversos actos», insiste Panicello. El más cercano de esos actos es la presentación, pasado mañana martes a las 20,30 horas en el Centre Cultural de Cambrils, de la edición ampliada por mn. Josep Massot del libro ‘Vidal i Barraquer, cardenal de la pau’, de mn. Ramon Muntanyola.
Pasaporte español de Vidal i Barraquer. FOTO: AMCAM (FONS ARXIU FAMÍLIA VIDAL-BARRAQUER)
La Guerra Civil. «Me ofrezco como rehén»
El exilio. Predicar en el desierto
Tuvo que exiliarse en 1936 para salvar la vida. Su mano derecha, el obispo Manuel Borrás (en la foto, en primer plano delante de Vidal i Barraquer) fue asesinado. Vidal i Barraquer se ofreció como rehén a cambio de que la Generalitat liberase a presbíteros que estaban presos.
Acabada la Guerra Civil, Franco no permitió que regresase a Tarragona. No le perdonó nunca que no le hubiese apoyado, como sí hizo el cardenal Isidre Gomà, también tarraconense. Vidal i Barraquer (derecha) insistió inútilmente en la paz.
FOTO: FONS RAMON FERRAN- CIMIR. AUTOR: DESCONOCIDO
FOTO: AMCAM (FONS JOSEP SALCEDA). AUTOR: DESCONOCIDO
deshonrarían ante el mundo civilizado, cabiéndoles notar cuánto ganaría Cataluña ante los países extranjeros y ante la misma Sociedad de Naciones, si se lograba conservar en ella el orden público y daba la sensación de un pueblo culto, educado y tolerante, lo cual podía facilitar la solución favorable del pleito autonómico, que tanto interesa a esta región». El temor de Vidal i Barraquer se hace realidad. Él mismo está a punto de morir (ver página 7). Se exilia. Con Vidal i Barraquer en Italia, la cúpula eclesial de la zona nacional decide publicar una carta pastoral en que, tras detallar la persecución religiosa, asegura que la Guerra Civil es una «lucha cruenta de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados, que salió a la defensa del orden,
la paz social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente, en un gran sector, para la defensa de la religión; y de la otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir la vieja civilización de España, con todos sus factores, por la novísima ‘civilización’ de los soviets rusos». Vidal i Barraquer se niega a firmarla. El principal impulsor de la Carta es el arzobispo de Toledo, Isidre Gomá, natural de La Riba. Dos tarraconenses encabezan las tendencias opuestas de la Iglesia. Vidal i Barraquer escribe a Franco, al presidente de la República Juan Negrín, a líderes europeos... para que cese la Guerra Civil. Busca la paz porque «con arreglo caritativo y justo se puede conseguir mucho más que con la victoria completa por las armas, que
deja a los espíritus agriados y humillados y poco dispuestos al perdón o al olvido». Es inútil. Franco gana la guerra y le prohibe regresar. Intenta que Vidal i Barraquer renuncie al Arzobispado o que se le nombre un sustituto. El propio papa Pío XII solicita a Franco en una carta manuscrita que deje volver a Vidal i Barraquer. El autócrata se niega una y otra vez. Vidal i Barraquer muere el 13 de septiembre de 1943 en Friburgo (Suiza). Es sepultado provisionalmente en la Valsainte, una pequeña cartuja en medio de las montañas suizas. Su sueño es ser inhumado en la Catedral de Tarragona. No se cumplirá hasta pasados dos años y medio de la muerte de Franco. Tienen que transcurrir tres dećadas y media para que se haga justicia.
La novela Un Papa de Cambrils
Media docena de libros relatan la biografía de Vidal i Barraquer, entre ellos el que escribió mn. Ramon Muntanyola. La obra más desconocida es la novela que publicó en 2006 el profesor de la Universidad de Saint Louis José M. Sánchez. Bajo el título ‘Pope Gabriel. A Counterfactural History’ especula con qué hubiese sucedido si Francesc Vidal i Barraquer hubiese sido elegido Papa en 1939 en vez de Eugenio Pacelli, conocido como Pío XII.
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LA VERSIÓN OFICIAL DICE QUE EL FÉRETRO HIZO ESCALA EN EL MONASTERIO DE SOLIUS (GIRONA) Y AL DÍA SIGUIENTE CONTINUÓ HACIA CAMBRILS...
...PERO MN. MIQUEL BARBARÀ AFIRMA QUE «NO ES VERDAD. PASÓ LA NOCHE EN MIAMI PLATJA PARA EVITAR ALGÚN SABOTAJE O UN INCIDENTE»
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Momento en que se coloca el ataúd en el coche que le traerá a Tarragona.
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Salida del coche fúnebre de la cartuja de Valsainte.
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El vehículo se ‘escondió’ en Miami Platja para evitar un sabotaje.
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El ataúd llega a Cambrils en medio de la expectación de los ciudadanos.
FOTO:AMCAM (FONS ARXIU FAMÍLIA VIDAL-BARRAQUER). AUTORA: MONTSERRAT VIDAL-BARRAQUER
FOTO:AMCAM (FONS ARXIU FAMÍLIA VIDAL-BARRAQUER). AUTORA: MONTSERRAT VIDAL-BARRAQUER
entrega de los restos a las 14 horas. Asisten el arzobispo de Tarragona, Josep Pont i Gol; el prior de La Valsainte, el obispo de Ginebra, el canonje Josep Viladrich... Algunas autoridades religiosas y Josep Sabaté, que trabajaba en la Oficina de Comunicación del Arzobispado, habían llegado el día antes a la cartuja tras volar desde Barcelona. Sabaté recuerda como Viladrich, «un hombre pequeño y muy delgado, casi esquelético», no pudo resistir la emoción y se le humedecieron los ojos. Pont i Gol mantuvo la compostura aunque también se le notaba la emoción», según Sabaté. Después de la ceremonia, se acomoda el féretro de Vidal i Barraquer en un coche fúnebre.
14 de mayo de 1978 La comitiva del coche fúnebre sale de madrugada. Horas más tarde el vehículo pasa la frontera, todo un símbolo. La siguiente escala es el monasterio de Solius, en Girona. Aquí surgen dos versiones diferentes. La oficial y la que defiende mn. Barbarà. En un boletín del arzobispado publicado en diciembre de 1978 se lee: «A las seis de la tarde, el féretro del cardenal y acompañantes llegan, de paso, al monasterio de Solius, con vistas a pasar la noche. Este acto había de efectuarse en la intimidad del cenobio y sin ninguna clase de ostentación. Con este propósito, en la puerta principal del monasterio se hallaban el prior, abad Edmon Mª Garreta, la comunidad de
FOTO: FOTO:AMCAM (FONS ARXIU FAMÍLIA VIDAL-BARRAQUER). AUTORA: MONTSERRAT VIDAL-BARRAQUER
FOTO: AMCAM (FONS JOSEP SALCEDA). AUTOR: DESCONOCIDO
monjes, el rector de la parroquia y un pequeño grupo de vecinos de la localidad». Sigue el relato oficial: «El féretro fue entrado, poco después, en la iglesia del cenobio, mientras la comunidad cisterciense entonaba antífonas y salmos apropiados. Seguidamente, mossèn Josep Martí Aixalà celebró la misa de Pentecostés ante los restos del cardenal. Hay que destacar que los monjes pasaron la noche, unidos en la plegaria, y en diferentes turnos de vela, junto a los venerables huesos del Cardenal». «En las primeras horas del día siguiente, Lunes de Pascua Granada, el padre abad presidió una misa concelebrada con los monjes en memoria y en sufragio del Cardenal. Unas horas más tarde,
a media mañana, el féretro y acompañantes emprendían el camino hacia Tarragona». El vicario episcopal de Tarragona, Josep Martí Aixalà, escribió una carta de agradecimiento al abad Garreta: «En esta primera noche de su retorno a casa, de paso hacia Tarragona, la comunidad de Solius le ha acogido (al Cardenal) amorosamente, velándolo en el silencio y la plegaria». En suma, los restos del Cardenal pasaron su primera noche en Catalunya en un monasterio. Mn. Barbarà lo desmiente completamente: «No es verdad. Eso es lo que se había marcado como la ruta oficial, pero en aquellos tiempos teníamos miedo de que hubiese algún sabotaje o algún incidente. En 1978, las cosas aún
no estaban muy claras. Lo que hicieron fue entrar en la autopista e ir hacia Miami Platja, el barrio marítimo de Mont-roig y se dispuso la caja mortuoria dentro de su iglesia, de la cual entonces se encargaba mossèn Joaquim Claver. Esto fue secreto, ya que oficialmente estaba en Solius. El día siguiente por la mañana se cogió la autopista y, claro, una vez salidos de esta vía nadie podía saber de donde venían y entraron en Cambrils, como si llegasen entonces. Toda la versión oficial es falsa», escribe en el libro ‘Petjades tarragonines a Catalunya. Vivències de monsenyor Miquel Barbarà i Anglès’. La versión oficial coincide en una parada, pero sólo «de un (sigue en la página 6)
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CRÓNICA DE UN RETORNO
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El coche fúnebre entra en la Plaça del Fòrum camino de la Catedral.
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Nueve collas alzaron pilares en el Pla de la Seu en homenaje al Cardenal.
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La Catedral se llenó. Se calcula que 20.000 personas recibieron los restos.
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Acto de ‘recepción’ oficial de los restos del Cardenal (15 de mayo de 1978).
FOTO: AJUNTAMENT DE TARRAGONA. CENTRE D’IMATGES DE TARRAGONA / L’ARXIU. FONDO MUNICIPAL
FOTO: AJUNTAMENT DE TARRAGONA. CENTRE D’IMATGES DE TARRAGONA / L’ARXIU. FONDO MUNICIPAL
(viene de la página 5) «par de horas a la sombra de la iglesia de Santa Magdalena de Mont-roig Mar». Lo que sí es cierto es que, como puede verse en las fotos, los monjes de Solius acogieron, al menos por un rato, los restos de Vidal i Barraquer. Las dos versiones coinciden en lo que sucedió el 15 de mayo.
15 de mayo de 1978 El coche fúnebre llega a mediodía a la Plaza de España de Cambrils, donde lo recibe una multitud de gente. Entre ellos el conocido fotoperiodista tarraconense Ramón Segú Chinchilla, que junto a Vallvé, cubrió gráficamente el acontecimiento para el ‘Diari de Tarragona’.
«Había tanta gente en Cambrils que trabajar era muy difícil. Llevaba tres cámaras: una para las fotos en color, otra para las fotos en blanco y negro y una tercera para las fotos del ‘Diari’», rememora Chinchilla, que también colaboraba con la agencia informativa Europa Press. Dice la crónica del ‘Diari’ del martes 16 de mayo de 1978, redactada por Pedro J. Ortega: «Frente al Ayuntamiento de Cambrils, mientras la multitud entonaba Els Segadors y en medio de una gran emoción de todos los presentes, el féretro fue sacado del furgón, y colocado en unas andas, debido a que el peso de 500 quilogramos hacía imposible el traslado a hombros, como era el propósito realizar».
FOTO: AJUNTAMENT DE TARRAGONA. CENTRE D’IMATGES DE TARRAGONA / L’ARXIU. FONDO MUNICIPAL
FOTO: AJUNTAMENT DE TARRAGONA. CENTRE D’IMATGES DE TARRAGONA / L’ARXIU. FONDO MUNICIPAL
«Fue colocado un ramo de claveles rojos sobre al ataúd mientras la Coral Verge del Camí entonaba diversas composiciones religiosas. Al llegar el cortejo frente a la casa número 17 de la hoy calle Vidal y Barraquer, se detuvo mientras se rezaba una plegaria (...) El momento fue de una gran emoción, con los más ancianos de los familiares del Cardenal en los balcones». Mn. Roquer pronunció la homilía de la misa en Cambrils: «Todos conocemos el mensaje del Cardenal. Es un mensaje de paz, esa paz que tanto cuesta lograr. Le hemos traído hasta aquí para que sea un signo de esperanza». Tras la misa y la inauguración de un monumento, el coche fúnebre fue a Tarragona.
Si en Cambrils, el recibimiento había sido multitudinario, en Tarragona 20.000 personas quisieron acoger el retorno del Cardenal, según fuentes de la época. Sus restos llegaron al Pla de la Seu, cuando las campanas acababan de tocar las cinco y media. Segú Chinchilla recuerda que «a la llegada del coche fúnebre a Tarragona, la plaza de la catedral estaba llena a rebosar. Me impresionaron los nueve pilares que levantaron nueve collas castelleras. La catedral estaba repleta en una misa concelebrada por todos los obispos y abades de Cataluña». «Gasté unos 15 rollos fotográficos, es decir, hice unas 540 fotografías en total. Fue una jornada inolvidable, pero extenuante», explica el fotoperiodista.
Tras la bienvenida del arzobispo de Tarragona, Josep Pont i Gol; la del obispo de Solsona, Miquel Moncadas; y la del cardenal-arzobispo de Barcelona, Narcís Jubany; se ofició una misa. Pont i Gol admitió que «no sé si el Cardenal podría decir que el pueblo que hoy le acoge es aquel pueblo que ha olvidado ofensas, que ha perdonado agravios, que ha aprendido, por fin, a vivir hermanado. Si es pueblo de honradez, de concordia y de paz, que construye con amor, con deleite, el futuro que se merece». El féretro se dejó en la capilla de Sant Miquel Arcàngel porque la de Sant Fructuós no estaba lista. La inhumación definitiva tuvo lugar el 25 de agosto. El Cardenal ya estaba en su casa. Por fin.