CONCURSO
CONCURSO PIELES ARQUITECTÓNICAS
Desde la modernidad a nuestros tiempos podríamos decir que hay cada vez más ejemplos en donde se puede advertir la separación de la fachada de los edificios con su estructura portante; ambos elementos tomando caminos diferentes en cuanto al diseño. En línea con las investigaciones de Alejandro Zaera-Polo, mientras que las estructuras e interiores de los proyectos se siguen definiendo desde el “macro”, las fachadas, liberadas de su condición estructural se han convertido en el espacio de acción de la arquitectura mediante envolventes diseñadas desde lo “micro” (desde una solución constructiva, por ejemplo).
La envolvente adquiere en la arquitectura contemporánea cada vez mayor importancia dada su condición de mediadora entre el interior y el exterior, el espacio público y el privado, a la vez que incorpora en su diseño variables tecnológicas, de sustentabilidad, tectónica, eficiencia económica e incluso la política (en capacidad simbólica y expresiva). Esta nueva piel ya no sólo es un elemento bidimensional sino un espesor habitable o programado, un nuevo espacio donde se encuentra la agencia de los arquitectos para desarrollar desde el detalle su relación con la ciudad y quienes forman parte de ella.
En la misma línea, cada vez es más habitual pensar la construcción desde la reutilización de estructuras preexistentes antes que la obra nueva. Esto queda patente en el trabajo de la oficina francesa Lacaton Vassal y Frédéric Druot en su consigna “No derribar nunca, no restar ni reemplazar nunca, transformar y reutilizar siempre”. Es mediante el uso de envolventes donde por ejemplo estructuras modernas han sido “exorcizadas” de sus males originales y adquirido una nueva dignidad y formas de uso, además de reducir el impacto de la construcción sobre el medio ambiente.
El concurso WoodArch 2023-2024 recoge estos postulados y apunta a la búsqueda de nuevas formas de intervención en estructuras de impacto urbano mediante envolventes de madera. Estas intervenciones deben encontrarse dentro del espacio urbano, en edificaciones existentes y que tengan un impacto sobre las condiciones urbanas del contexto. Las nuevas envolventes deben buscar rescatar la memoria física y cultural de las preexistencias a la vez que entregan una nueva interpretación de su uso mediante programas o equipamientos que se vean potenciados por el material.