EN VIAJE l Corrección Final

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Ángela Cura Méndez / Carola Cofré Muñoz / Catalina Cueto Arce / José Miguel Marty Lizana


Presentaciรณn

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El presente documento es fruto de la experiencia vivida durante el proyecto “En Viaje: Residencia y trabajo de campo en Chiloé”. Esta residencia de arte contemporáneo involucró la inserción de 4 artistas visuales provenientes de Copiapó, Castro, Colbún y Santiago, en el territorio del archipiélago durante el mes de mayo 2018. Mediante la metodología del trabajo de campo, que implicó una investigación activa en el territorio: recorriendo, registrando, conversando, identificando y analizando el contexto y sus contenidos psicogeográficos, se buscaron los elementos necesarios que permitieron la creación y producción de obras visuales altamente vinculadas a las temáticas, materialidad y técnicas provenientes de él. En particular, se puso énfasis en el diálogo de saberes, entre los mismos artistas, y a su vez entre ellos y los cultores populares que utilizan materias primas locales para sus creaciones. Residir en el territorio, además de motivar la creación, es una forma de dejar de estar al borde, observando solo lo que abarca nuestra mirada para, desde dentro, proponer nuevas representaciones, relevando en aquella relación

política que define al territorio, pues nos ha obligado a preguntarnos por la identidad, la cultura, el otro y nosotros. De estas reflexiones surgen las obras y el uso de la madera, la lana de oveja, la fibra y la hojalata, elementos de la cultura visual chilota abordados con la mirada de estos artistas contemporáneos. Una búsqueda creativa desde lo local podría haber usado una mentalidad extractiva, tal como lo hace la industria agroalimentaria por ejemplo, y simplemente nutrirse de sus contenidos para luego partir a exhibir dentro del circuito centrista que nos ofrece hoy el arte contemporáneo en Chile. Pero nuestro interés va mucho más allá de esto. Buscamos otros centros, o centros divergentes, que nos propongan nuevas formas de relacionarnos, pensar y producir obras vinculándonos a nuevos aconteceres, a la vez que exhibirlas en espacios que atraigan nuevas relaciones con el público. Estas obras se exhibieron en la provincia. Chiloé en primer lugar, para luego viajar a Linares, Copiapó, Puerto Montt y Valparaíso, y volver finalmente a Chiloé en mayo del 2019. 5


Cucharismos Ángela Cura Méndez

En una isla en el sur de Chile. Lectura mágica de cucharas Colecciono cucharas de madera Un maestro en su taller de carpintería nos enseña de maderas nativas, hago la primera cuchara de madera Señales Se desata la obsesión

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Instalaciรณn Dimensiones variables 70 cucharas talladas a mano en maderas nativas (2018)

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Después de la estadía durante el mes de mayo de 2018 en la residencia del Museo de Arte Moderno (MAM) en la ciudad de Castro en la Isla grande del Archipiélago de Chiloé, surge la obra Cucharismos. Es una obra instalación de formato variable compuesta por más de 70 cucharas talladas a mano en maderas nativas. La obra toma como referencia la isla pues surge de una investigación activa en este contexto y del vínculo y acercarmiento a distintas manifestaciones, expresiones y personas. Particularmente, el encuentro con dos personas y una serie de sincronías, detonan la creación y producción de esta obra pero, que a su vez, también implicó una búsqueda de cuestiones personales profundas, interiores incluso espirituales; pues residir en este lugar, conocido también como “tierra de brujos”, potenció 8

un proceso introspectivo que resultó en un dejarse llevar y fluir con la naturaleza, los materiales y las formas, leer señales y estar atenta a ciertos llamados. Así comienza un obsesivo proceso en el que aparece la cuchara, utensilio común y doméstico, como figura principal, hechas en maderas nativas y con formas y tamaños que dotan a cada una de una personalidad única, como si de personas se tratara. Mientras más cucharas hacía y su número se incrementaba, la reflexión en torno a este objeto y las conversaciones con varias personas dieron paso a otra parte del proyecto: la invitación a abordar por medio de un escrito lo que emerge con este doméstico utensilio. Estos breves textos, que me regalaron personas muy especiales, abordan desde otras sensibilidades este objeto, más allá de lo que signifique para mi.


“Ángela Cura me invita a escribir sobre sus cucharitas de madera, me invita a reflexionar sobre el material. Ella quizás no sabe (y no tiene por qué) que unos de mis primeros trabajos como emigrante (27 años en Italia) fue en una carpintería de argentinos exiliados. Me enamoré de la madera, de su olor, de sus texturas y cómo del tronco comenzaban a salir infinidades de objetos. Ángela me cuenta que siente que algunas están ya casi listas, a “medio camino” y solo tiene que terminarlas o develar... sinónimo de fantasía y respeto profundo por un material que también sabe ser mañoso con sus nudos y vetas. Como cocinero es de utilidad básica y esencial, quizás tan importante como el invento de la rueda.
Ángela adora y colecciona cucharas de madera y en esta residencia tuvo la posibilidad de trabajar y producir esta obra que parece y es muy familiar, tuvo la oportunidad de conocer este material y un oficio, y fue como si ese oficio hubiera estado también en ella, como a “medio camino” entre la Madera y la Cura o la Cura de la Madera.”

“Aquel pequeño fragmento de árbol, por esta vez, no acompaña la cacerola, cuando decide no ocultar sus astillas. Quedó a medio camino, de ese bosque, en ese sendero, la intención de ser objeto. Tal vez fue su aroma nativo el que detuvo el placer de esa mano por seguir tallando. Tal vez, para que no olvidemos que la madera nunca ha existido más que en palabras humanas.”

Manuela / Artista / Santiago

Christian / Cocinero / Valparaíso

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“Me decían cuando chica que si cuchareaba de la olla me casaría con un viejo y que para revolver los guisos se hace con cuchara de palo y que cuando alguien se infarta... pues la cuchara le falló, los cojos son pata e’cuchara y se regalonea haciendo cucharitas, nos entrometemos en las conversaciones, pues metiendo la cuchara. De esta forma este utensilio se nos mete en la vida sin que nos demos cuenta siquiera, siempre están y poco reflexionamos acerca de ellas, de alguna manera las damos por sentadas y jamás se nos ocurriría pensar que sería de nuestras vidas si un día desaparecieran.
Ángela con su oficio cucharil, me hizo pensar en este cubierto en particular y me di cuenta que desde pequeña me ha acompañado, cuando apenas caminaba me improvisaron una batería con tarros de leche, me pasaron inicialmente una cuchara de acero y después que le pegué a mi hermana me entregaron la de palo para preservar la integridad de la familia. Me di cuenta gracias a la querida amiga que puso en valor tan cotidiano objeto, que siempre me han acompañado muchas de estas piezas cuya concavidad acuna nuestros guisos, redondeada y amable, sin la punzante terminación del tenedor ni el filo amenazante del cuchillo, trio inseparable en la mesa.
La cuchara es grande y noble, sirve para revolver, para servir y para hacerle avioncito al hijo cuando no quiere comer. Es cómplice de los niños que roban la miel o el milo y le sirve a los artistas pobres del grabado cuando no tienen una prensa para trabajar. Personalmente me gusta juntarlas, tengo muchísimas y las pongo en un jarro enlozado como un ramillete que jamás se seca. Ángela creó un universo de cucharas que fueron hechas tan únicas como hermosas, proviniendo de maderas antiguas y bellas, diferentes unas de las otras en un despliegue de formas y tamaños que invitan a revolver, a probar y a jugar. Le dio vida a trozos de árbol que ya no verían un destino distinto que el fuego de haber quedado por allí. Le confirió a la leña una forma nueva y un noble destino...el destino de ser cuchara.”

Marcela / Lo suyo son los guisos y la lana / Contuy. Chiloé

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“Me aventuro a especular que no fue ella quien encontró a las cucharas, sino que estas últimas confabularon para cruzar su camino. Quizá las culpables son las cucharitas de su cariñosa colección, que lanzaron aviso al reino vegetal sobre una incansable aliada, capaz de desenmarañar entre vetas y nudos a una legión de personalidades y de honrar la urgencia por contar aquellas historias, a las que muy pocos hemos prestado atención. De su amorosa labor fluyen narraciones que acogen y transportan, otras que nutren, algunas que miden y mezclan. Pero sobre todo sorprenden aquellas que reniegan de cualquier expectativa para simplemente ser tal cual su buena madera o un dedicado espectador lo dispongan. Me pregunto con qué soñarán estas cucharas rebeldes. Quizá con su bosque perdido, abundante y generoso, cómo ofrendaba su variopinta y olorosa materia vegetal. O con ese par de manos de ojos abiertos, dispuestas a añadir dimensión a sus filas. O será que en sueños ven, a través de una densa cortina de vapor, a la original y mítica, la madre de todas las cucharas, de palo y tan larga como el árbol del cual emergió. Bate, revuelve y menea, en el caldero candente de Morfeo, el conjuro que liberará a un ejército de hijas de su discreta existencia. Desde esas profundidades se siente el rumor que anuncia la revolución de las cucharas. Han dado vuelta a la mesa. Su agenda: instalarse en nuestro imaginario, desde donde nos poseerán y obsesionarán. Y solo entonces encontrarán la libertad, a partir del momento en que empezamos a vernos en ellas a nosotros mismos.”

“Me encuentro frente al proceso de trabajo de Ángela Cura. Desde hace varios años la madera se ha convertido en el material esencial de mi trabajo. La madera guarda siempre una historia con ella, al tocarla podemos llegar a sentirlo. A veces, vienen de lugares conocidos, y en otras ocasiones, antes de llegar a nuestras manos, vivieron en lugares y momentos que nunca sabremos. Guardan secretos. Entonces llegó Ángela y las ayudó a convertirse en contenedor, en algo capaz de entrar en brebajes hirvientes, capaz de entrar en la vida de las personas, acompañarnos, cotidianos aquelarres. Veo tantas distintas cucharas, como personas hay en este mundo. Grandes, pequeñas, vanidosas, humildes, sencillas, hechas en sociedad con la naturaleza. Veo tantas acciones de contener, como tantas formas de amarnos tenemos, nutrirnos y finalmente explorarnos para conocernos más.”

Lucía / Joyera (poseída por el espíritu de las cucharas que aún no conoce) Puertorriqueña vive en Santiago de Chile.

Jorge / Joyero Caballito, Buenos Aires. Argentina

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Real Carola Cofré Muñoz

“Entre 1813 y 1831, comenzó un largo camino por ligar y crear realidades políticas que, en mayor o menor medida (…) no ha sido posible concluir”. Gonzalo Aravena Hermosilla. 2015.

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Instalaciรณn 112 tejuelas de hojalata plegada Dimensiones variables (2018)

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Otra historia En la lectura del libro “Chiloé 1826. El proceso de incorporación de Chiloé a la República de Chile, 1813-1831” encontré los cuestionamientos necesarios para detonar un proceso de reflexión que me llevó a materializar una obra que inicialmente no estaba en mis expectativas. Como quien le dice a un niño que el Viejo Pascuero no existe me encontré con este balde de agua fría: Chiloé y los chilotes son un otro, alguien distinto, un pueblo con vocación de ser independientes de Chile, una comunidad obligada a pertenecer a través de dispositivos y mecanismos fácticos y retóricos que generaron una idea de adscripción política y cultural a un país ajeno, que instauró un relato nacional que justificó y legitimó aquello que fue socializado como una “necesaria” incorporación del archipiélago. En un proceso de creación de identidad política republicana, en aquel momento en que se trataba 14

de generar una identificación con esa idea de lo que era un naciente Chile, es que devino la aceptación de que la conquista de Chiloé formó parte del proceso de independencia, incluyéndola en el discurso de una supuesta emancipación nacional. Se generó así, artificiosamente, la idea de pertenencia. Se llegó a ampliar el territorio de la provincia de Chiloé al continente, probablemente en un intento por acercar el imaginario de un territorio tan lejano, distante e inaccesible, hasta hacerlo parecer como si fuera tierra firme. La historia que aprendimos en la escuela no explica estos acontecimientos, ¿cómo podrían reconocer los textos de estudio infantiles que tenemos en nuestro país una sociedad que evoluciona en paralelo, que distingue claramente su pertenencia territorial a su lugar, su archipiélago, y no a esta idea de país que se nos inculca desde una educación homogeneizante?


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Desde una mirada siempre de turista, había recorrido en repetidas ocasiones el archipiélago de Chiloé, acopiando un sinnúmero de imágenes de tejuelas. Su forma simple, complejizada en la combinación con sus compañeras, la armonía con el entorno, la acción del tiempo (climático y cronológico) sobre ellas, me hacían percibirlas como objetos profundamente genuinos de la cultura chilota. Como si de un espejo se tratara, veía en ellas la imagen del territorio y sus habitantes, tallados bruscamente, con hacha, pero con resultados perfectos a la vista, totalmente acoplados a este clima y esta geografía. En los últimos viajes había llamado mi atención el zinc, que desde hace algunos años comenzó a recubrir las casas y otras edificaciones. Aún asumiéndolo como un material exógeno, me maravillaba ese querer brillar, ese tono de cielo nuboso abrazando las construcciones. El proyecto “En viaje: residencia y trabajo de campo en Chiloé” nos auto convocó para trabajar desde un diálogo de saberes entre el contexto local y nuestro quehacer creativo. Desde allí partió una investigación más acuciosa sobre las tejuelas, cómo se construían en el pasado, cómo se hacen hoy, por qué ya no hay maestros tejueleros en las islas…

La imagen de tradición genuina se me desmoronó al caer en la cuenta de que este sistema de recubrimiento de las casas declinó por razones de mercado y extractivismo desenfrenado. Fue la forma más barata y efectiva para proteger muros y techos, hasta que tantas tejuelas se hicieron que se terminaron los árboles. Se acaba con un recurso natural al mismo tiempo que con uno cultural. Triste conclusión. Arrasando, en su afán consumista e inconsciente, las leyes del mercado siempre se han impuesto. Hoy, la oferta más económica para suplir esta necesidad de proteger las edificaciones de la lluvia y el viento austral es el zinc. Ya no lo veo tan ajeno, menos aún si participa del simulacro de la tejuela, así como los chilotes participan del simulacro de ser chilenos, aunque aún se sienten otros, forzados, invadidos, condicionados por un estado demasiado lejano. Real es una ironía. Hubo un tiempo en que se transó mercancías con reales de alerce. Hubo un tiempo en que los chilotes quisieron seguir perteneciendo a España y Chile los incorporó forzosamente. Hubo un tiempo en que creí que existían ciertos paraísos. Las apariencias engañan. Carola Cofré Muñoz, 2018 17


Corral Catalina Cueto Arce Corre, corre hacia mí Como un vestigio de locura irrefrenable. Entrégate al poderoso vaivén de mi oleaje. Intrincado en el muro de nuestros recuerdos, Como una posesión infinita. Arrancaré los peces de tus mares. Mirando al cielo pediré clemencia, por haberte pedido tanto, Pero en tu corazón punzante, Sabrás que tienes más para dar. Corre, corre En frenesí y éxtasis. Entrelazado en el rumor, Abismo del retumbar. Como un suspiro que exhala


toda vida existente Un respirar agitado y triste, desde las profundidades Parecido a la oscuridad que se vuelve inmensamente azul Prusia Cerúleo Egipcio Índigo Oxford Eléctrico Zafiro Royal Cielo Añil Acero Klein Ultramarino Berlin El color de todo aquello que existe en el espacio intermareal.


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Mapukuram JosĂŠ Miguel Marty Lizana

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Descripcion breve de la obra

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Oliver: Veo academia, en la técnica y también la cita a la historia del arte, pero ¿qué ocurre con el mensaje crítico del artista? José Miguel: Mi trabajo toma técnicas y materias primas del llamado arte popular o artesanía, en el plan de generar un puente entre estos conceptos y las artes visuales. Mis referencias a la historia del arte o a la academia es porque no reniego de ésta, soy licenciado y magister en arte. No me interesa inscribirme en un mensaje crítico de libreto, más bien me interesa extender el rango de acción de las artes visuales como del arte popular, diluir sus fronteras, si es que aún las tuvieran. Oliver: ¿Cuál es la unión entre las partes conceptuales y el contexto donde se inscriben

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como proyecto visual, lugares de exposición, contexto histórico? Mi obra se inserta en el territorio de forma concreta por medio de los materiales con los que trabajo, este proyecto funciona como una metáfora territorial y racial... La academia es Europa, y el arte popular, específicamente los oficios que utilizo en mi trabajo (la cestería y textil), es lo precolombino. Uno como chileno no es lo uno ni lo otro, es una fusión de ambos. Si se apuesta a solo uno, se reniega de algo, estrategia bien cínica a la cual recurren algunos colegas. Yo no puedo renegar de mi academicismo, ni tampoco quiero hacerlo. Tampoco es mi idea renegar de mi cultura indoeuropea. Pero, a mi parecer, el academicismo

José Miguel:


en sí mismo flota, le falta arraigo en nuestro contexto territorial. Por medio del arte popular, sus materias primas y sistemas constructivos encontré ese peso y arraigo territorial, mi identidad de injerto europeo en territorio austral. Oliver: ¿Cómo se sostiene dentro de la trama institucional política del propio sistema artístico? José Miguel: El territorio es político, constantemente en disputa. Y mi trabajo en esencia es territorio. Oliver: El constructo, el imaginario, ahí radica la fenomenología de la obra arraigada al territorio. Pero el territorio cultural y perceptual es un buen anclaje para definir tu proceso. Ahora lo del territorio acota la semántica de la obra, es decir, “acota el problema hasta decir basta”. Encontremos el basal del asunto: Popular, ordinario inclusive vulgar. Estos tres malditos signos nos explican el territorio en cuestión, diferente de la alta cultura, pero que a mi parecer definen la importancia de tu obra, ya que definen el campo semántico del trabajo que a mi parecer es la pata en el culo a la construcción académica. Pero la asumes entonces amplificando el significado de la obra misma, superan el simbolismo de la obra de

autor, y se replican en el valor signo de la misma que, asimismo, generan un nuevo signo. Por lo mismo el comportamiento dual de su estética se sostiene en la visualidad de su materia (material) como en su manufactura, alineando una forma que radica en lo técnico como en lo conceptual, ahora lo conceptual lo define su pura vinculación entre lo ordinario común y vulgar de su práctica, junto a su construcción y discusión artística (institución). Eso promueve que se sostenga como obra concreta, ligada al arte y a la discusión de lo cultural como “resultante” del proceso y de su territorio concreto, como proposición y construcción de sentido tanto en lo ordinario y también de lo académico que involucra un orden consensuado por la institución arte. El sentido de lo popular hace que su orden se pluralice y logre múltiples significados de interpretación, por lo mismo se hace contemporáneo ya que no maneja un solo código sino que amplifica su significado dejando abierta su interpretación. José Miguel: Me parece. Lo único en que no concuerdo es en lo de la construcción académica. Lo académico no es algo ni fijo ni acotado, incluso es muy de “academia” el querer renegar de ella o hacerle una crítica. Insisto en que mi obra no pretende cuestionar la academia, y creo que en mi trabajo no lo he hecho nunca.

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QUEMCHI Casa Museo Francisco Coloane Del 23 de julio al 17 de agosto de 2018 30


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LINARES Museo de Arte y ArtesanĂ­a de Linares Del 30 de agosto al 23 de septiembre de 2018 35


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COPIAPÓ Centro Cultural de Atacama Del 05 al 26 de octubre de 2018

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PUERTO MONTT Casa del Arte Diego Rivera Del 09 de noviembre al 16 de diciembre de 2018 43


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VALPARAÍSO La Pan Galería Del 05 al 31 de enero de 2019 46


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De la serie Somatopías I Fibra vegetal, crin de caballo y bronce bañado en oro 2014

Objeto S/T Acumulación de crin de caballo 2013

Detalle Instalación Entre líquido y sólido. Espátula y brea 2017

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Vive y trabaja en Santiago de Chile. Magíster y Licenciada en Artes Plásticas en la Universidad de Chile donde obtuvo el título de Orfebre (2005) y Licenciada en Educación en la UMCE (2008). Actualmente se desempeña como docente universitaria y es parte del equipo de Galería Temporal, espacio independiente de exhibición de arte contemporáneo en galerías comerciales del centro de Santiago. Su trabajo articula una producción artística desarrollada por reflexiones surgidas desde la orfebrería y el vínculo entre arte y artesanía. Acá el campo específico se expande a través de diversos materiales, formas y formatos, manifestándose por medio de instalaciones y objetos.

Ángela Cura Méndez

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Carola Cofré Muñoz

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Nace en Colbún, Región del Maule en 1973. Licenciada en Artes y Ceramista de la Universidad de Chile. Vive y trabaja en Colbún, región del Maule, desarrollándose como artista visual, gestora cultural y artista educadora de la Agrupación Cultural Ayekantún. Su actividad creativa está vinculada con el contexto en que vive, expresando las reflexiones que le provoca la relación del ser humano con el entorno a través de distintos lenguajes plásticos y visuales. Inspira su trabajo una búsqueda constante por hacer consciente la realidad, que por estar inmersa en la cotidianidad pasa desapercibida para muchos. La mayor parte de sus procesos están basados en el arte relacional, dialogando con comunidades locales, aprendiendo de ellas, aplicando sus conocimientos o ideas, abriendo sus obras a que se completen en la interacción con el público.


Ceder. Instalación de vídeo y fotografía. 2016

Puro Cuento. Instalación, serigrafía y aguadas. Medidas variables. 2016

Evocar la palabra. Intervención en el lecho del embalse Colbún. Registro en vídeo y gigantografía. 2016

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Cotidiana Fugacidad Fotografía, 2011

Ser/Hacer Fotografía, 2012

Cotidiana Fugacidad II Fotografía, 2012

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Estudió Artes Visuales en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde concluyó sus estudios en Teoría e Historia del Arte. Ha participado en importantes equipos de restauración, entre los que se destacan el mural de Matta y el Teatro Municipal de Santiago. Sus fotografías han sido expuestas en Chile, Argentina y España. Su trabajo se caracteriza por una reflexión en torno a la conformación del individuo y la pérdida de identidad en un sistema bajo parámetros modernos capitalistas. Los principales retratos son personas que se pierden en el anonimato de sus uniformes laborales. Al llegar a Chiloé, comenzó a trabajar con lana de oveja, en un proceso anterior al hilado, el fieltro, material con el que actualmente experimenta en formas tridimensionales.

Catalina Cueto Arce

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José Miguel Marty Lizana

Nace en Santiago de Chile el 3 de diciembre de 1981, su formación profesional se inicia el año 2003 estudiando licenciatura en artes plásticas en la Universidad de Chile donde se especializa en pintura. Luego realiza el Magister en artes visuales en la misma universidad. Como artista su corpus de obra se enmarca en la búsqueda de potenciar los distintos medios con los que trabaja, ya sea material y/o conceptualmente. En la primera etapa la pintura se presenta como el medio hegemónico por medio del cual se despliega su trabajo. En su obra desafectada de algún “estilo” particular de pintura, el medio pictórico se desenvuelve como un vehículo que recorre la historia de la pintura para construir sus propios relatos. Luego de una reflexión sobre identidad, dependencia de materiales y aplicando el concepto de cultura como la interacción del ser humano con su entorno; su trabajo se enfoca en el rescate de técnicas o sistemas constructivos populares, que tienen un arraigo más concreto al territorio al momento de trabajar con recursos o materiales del territorio habitado. Ya son 5 años de estudios de técnicas populares y aplicación de ellas, dialogando y articulando actividades con artesanos y especializándose en el trabajo en fibra vegetal. Su último proyecto se enfoca en el estudio de sistemas constructivos con barro del norte del país.

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Título BREVE descripción. Año

Título BREVE descripción. Año

Título BREVE descripción. Año

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Agradecimientos

Al equipo del MAM y su residencia, en particular a Catalina Pavez, Gabriel Bulnes y Mauricio Ríos; a los espacios y personas que nos recibieron en nuestra itinerancia: Rosario Ateaga en la Casa Museo Francisco Coloane de Quemchi; Margarita Valenzuela y el equipo de montaje del Museo de Arte y Artesanía de Linares; Andrés Muñoz, Miguel Bustamante y Fernando Lizama de la Casa del Arte Diego Rivera de Puerto Montt;

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a Nancy Mansilla y Cristian Munilla de La Pan en Valparaíso; Mirtha Colman nuestra maravillosa anfitriona en Copiapó; al estimado maestro de carpintería Rodrigo Torralbo de Ancud; finalmente, a través de ellos queremos agradecer a todas las personas que de una u otra manera han contribuido en este proyecto, han visitado las exposiciones en su recorrido y a quienes nos encontramos en el camino y colaboraron en este especial viaje.


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