Joven ¿Cómo construir el bien a nuestro alrededor?
E
stá noche mi almohada me ha dado una buena idea. Y por qué desaprovecharla pudiendo compartirla con el mundo. No vengo a daros ninguna aburrida lección ni nada por el estilo, tranquilos. Simplemente vengo a daros consejos. Tomaros esto como una guía de ayuda. La podríamos titular “Cómo construir el bien a nuestro alrededor en tres sencillos pasos”. Puesto que el nivel de vida actual no es más que una rutina a cámara rápida, me doy prisa y así podéis seguir con vuestros ajetreados “quehaceres”. Aunque a lo mejor con mis palabras consigo cambiar eso.
que mil palabras” y es así. Nunca voy a negar un dicho popular, porque son verdades más corroboradas que ninguna otra. ¿Nunca os habéis sentido reconfortados al escuchar la carcajada de un niño? ¿Nunca os habéis sentido como en casa y a salvo con tan solo una mirada de complicidad, de apoyo? Aplicándolo a lo que nos incumbe, os voy a poner unos fáciles deberes. Estar ahí. Para los vuestros. Para los que no lo son. Para los que lo necesitan. Y para los que no. Vuestra mano en su hombro, vuestra mirada en su mirada, vuestra sonrisa en la suya. Primer paso: “Estar ahí”. Porque ni la más desmesurada riqueza os hará tener un camino de flores hacia vuestras metas. Vuestro esfuerzo y sobre todo, el apoyo de los demás os darán las medallas que ansiáis. Me he fijado también, en lo sonrientes que se ponen las personas con el amor. Y de cajón cae, que para hacer el amor hay que dejar de lado el odio. Otro paso más entonces para construir el bien a vuestro alrededor. Adiós al odio y hola al amor. Amar al prójimo como a uno mismo. Que esa sea vuestra primera y principal motivación.
El sueño que me ha llevado a escribir esto se basa en los argumentos de lo que mis ojos han observado de vuestro comportamiento. Ante mí el universo ha presenciado escenas de todo tipo y colores. Y no todas me han gustado por igual. Me voy a servir de ellas pues, para mostraros un camino hacia ese idílico mundo perfecto y justo que la humanidad lleva años buscando, ¿no?
Y solo voy a poner un paso más en esta guía. Y digamos que es el paso más práctico de todos. Utilizad vuestro cuerpo para realizar los otros dos pasos. Abrazos, besos, achuchones. Los abrazos son el pincel del amor, las caricias son el mazo de la felicidad, los besos son las jeringuillas de la convivencia. Y así, poco a poco, construir entre todos el bien por el bien.
La mayor lección que la vida me ha dado es que la felicidad ajena siempre va a ser mayor que la propia. Al fin y al cabo, la sonrisa del otro hace la nuestra más fuerte y más brillante. Y dando una vuelta egoísta a este cúmulo de palabras, procurando hacer el bien a nuestro alrededor conseguiremos el nuestro propio. Pero en el camino haremos felices a los demás. El círculo vicioso de la felicidad.
Si tenéis tiempo poner en práctica mis humildes palabras. Con lo que os he observado, creo que sois muy capaces de hacer este mundo un poquito mejor. De hacer el bien.
Vamos pues, con modos o pasos para lograr la ventura de nuestro derredor. “Un gesto vale más
Y dicho esto, me despido. Que yo, el viento, también tengo mucho trabajo por hacer; muchas caras que acariciar, mucho pelo que revolver, muchos niños con los que jugar, muchas sonrisas que sacar. Irene Ortiz
15