APUNTES ESCOLARES
Pedro Pablo Castillo Carlos Cañas Dinarte
Nació el 29 de julio de 1780, en el barrio de Candelaria, en la ciudad de San Salvador, capital de la Provincia e Intendencia de San Salvador en el Reino de Guatemala. Recibió las aguas bautismales de manos del fraile José Antonio de Zelaya. En 1805 contrajo nupcias con Francisca Aguilera Aquino –hija del reconocido ladino Anselmo Aguilera-, con quien procreó cuatro hijos. Residieron por algún tiempo en Cojutepeque y en el barrio capitalino de La Merced, donde el fogoso artesano se involucró de lleno en el movimiento popular iniciado en San Salvador, el 5 de noviembre de 1811, que lo llevó a azuzar al pueblo de Zacatecoluca y a dar muerte, en duelo sostenido en la Hacienda Miraflores, al jefe militar local, el coronel español José Gregorio Zaldaña. A solicitud de la familia de la víctima, no fue procesado por este delito. Cohetero de oficio, sus conocimientos del manejo de la pólvora resultaban esenciales para el uso de armas de fuego y explosivos durante los movimientos insurreccionales dentro del Reino de Guatemala. Electo alcalde segundo de San Salvador, junto con el alcalde primero Juan Manuel Rodríguez Delgado potenciaron un nuevo intento insurreccional el 24 de enero de 1814, en el que Castillo fue señalado por las autoridades españolas como el principal autor de aquella “infame insurrección”, a la cual también se opusieron el criollo Manuel José Arce y Fagoaga, sus familiares y adeptos. Al frente de unos 150 personas de aquel “molote de pardos” (revuelta de negros, también encabezada por el negro Francisco Reyna, Juan de Dios Jaco y Tiburcio
Morán), Pedro Pablo Castillo ocupó la Parroquia de San Francisco (hoy Mercado ExCuartel) y juntos se dedicaron al pillaje y a embriagarse con el vino de consagrar. Desde allí opuso resistencia militar a las tropas españolas que intentaban sofocar la revuelta, a la vez que amenazó de muerte al intendente José María Peinado. Refugiado en la Iglesia Parroquial de San Salvador (ahora Iglesia del Rosario), fue protegido allí por los presbíteros Nicolás y Vicente Aguilar, quienes lo ayudaron a ponerse una de sus sotanas, a montar uno de sus caballos y le entregaron algún dinero. En la tarde del 25 de enero de 1814, la orden de arresto en su contra fue publicada por bando militar en las cuatro esquinas de la Plaza Mayor de San Salvador (ahora plaza Libertad) y fue despachada por cordillera hacia San Vicente, San Miguel, Suchitoto, Chalatenango, Zacatecoluca, Usulután y Santa Ana. Enterado de que las autoridades habían establecido una recompensa de 500 pesos por su captura, se trasladó por pocos días a “Polobombo”, una propiedad rural que poseía en la jurisdicción de Huizúcar. Mientras tanto, su casa, muebles y demás bienes fueron destruidos o incautados por furiosas turbas proespañolas, las que también lanzaron a la calle a su esposa y a sus hijos. Menos de un año más tarde, Francisca de Castillo moriría de fiebre puerperal, luego de dar a luz a su quinto descendiente. Escudado tras el alias Everildo del Castillo, el independentista Castillo se marchó hasta Omoa, en la costa caribeña de Honduras, se trasladó luego a Belice y después viajó a la isla de Jamaica, en donde adoptó el pseudónimo Juan Sánchez y murió el 14 de agosto de 1817. De forma esporádica, mantuvo correspondencia con su familia salvadoreña y fue por esta vía que llegó al país la noticia de su fallecimiento. Sobre estos últimos hechos biográficos no se cuenta con mucha documentación histórica verificable –salvo una carta dirigida por su hijo José León de Jesús Castillo al mandatario y general Gerardo Barrios Espinoza, fechada en San Salvador, el 22 de octubre de 1860-, pese a las gestiones realizadas en los últimos cincuenta años por el Ateneo de El Salvador y la Academia Salvadoreña de la Historia.
Recreación artística del rostro de Castillo, usada por primera vez para la conmemoración del 150 aniversario del movimiento sansalvadoreño de noviembre de 1811. Se desconoce quién la hizo, pero es casi seguro que fuera una invención libre y no basada en una imagen original del siglo XIX.
Nacido en la ciudad de San Salvador, el 11 de abril de 1813, José León Castillo heredó de su progenitor la entrega por las causas populares, por lo que desempeñó importantes trabajos gubernamentales y militares al lado del general Francisco Morazán. En la batalla de Villanueva (Guatemala), fue herido en el brazo derecho, por lo que perdió el uso de la respectiva mano. Ya de edad avanzada, este heredero del prócer ingresó a la Orden de los Carmelitas, por lo que fue conocido entre las beatas de su época como “Papa León”. Fue gracias a sus esfuerzos que se construyó en la ciudad de Santa Tecla la primera Iglesia de Belén, dedicada originalmente a la Señora del Carmen, construida a partir de 1857 y estrenada el 1 de abril de 1862. En la actualidad, solo existe parte de la puerta principal de dicho templo católico, encerrada al norte del gimnasio del colegio femenino Belén. En abril de 1824, el abuelo materno de José León Castllo emprendió diversas gestiones para que le fuera otorgada una pensión para él y sus otros nietos, lo cual fue aprobado por la Comisión de Premios de la Asamblea Constituyente del Estado de El Salvador, la que en su sesión del primer día de mayo de 1824 ordenó que los nombres de los niños fueran inscritos en el catálogo de mártires de la patria y que fueran acogidos bajo protección gubernamental. Tras años de espera y renovados trámites para que le fueran pagados los bienes incautados a su padre y madre durante las luchas por la Independencia, a José León de Jesús Castillo le fue reconocida esa deuda por el Poder Legislativo salvadoreño el 9 de febrero de 1865, ratificada el 22 de febrero de 1872. Este hijo del cohetero independentista falleció en la ciudad de Nueva San Salvador (hoy Santa Tecla), a las 10:30 horas del 16 de noviembre de 1891. Hasta la fecha, el más amplio estudio de su vida y obra es el ensayo académico Castillo “contra quienes thodos hechan”. Pedro Pablo Castillo y la revuelta fallida de 1814, redactado en 2009, en el New Mexico Tech, por el investigador salvadoreño Dr. Rafael Lara Martínez.