Las competencias en el sistema educativo: de la simplicidad a la complejidad Es necesario pasar del paradigma simple a la l贸gica compleja cambiando nuestra manera de pensar. S贸lo as铆 podremos avanzar en el desarrollo de programas educativos de calidad en los diversos niveles de la educaci贸n.
Usuario: Carlos Cesar Robles Carrillo 30/10/2012
Sergio Tobón 2 Asesor y telefacilitador
LAS COMPETENCIAS EN EL SISTEMA EDUCATIVO: DE LA SIMPLICIDAD A LA COMPLEJIDAD
Sergio Tobón Docente universitario Asesor de programas de formación Investigador en competencias y pensamiento complejo
__________________________________ Correspondencia: Sergio Tobón Corporación Contacto Vital, Cl. 58, Número 42-24 Barrio Prado, Medellín Correo-e: stobon1@netcard.net.co
LAS COMPETENCIAS EN EL SISTEMA EDUCATIVO De la simplicidad a la complejidad
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RESUMEN Problema: La formación basada en competencias tiende a asumirse desde un pensamiento simple y hay un gran vacío en cuanto al enfoque epistemológico desde donde se aborda esta perspectiva. Objetivo: Brindar un conjunto de reflexiones y herramientas para diseñar el currículo y orientar la formación humana con base en competencias desde el pensamiento complejo. Contenido: La presente propuesta se fundamenta en tres ejes: (1) análisis de elementos básicos del pensamiento complejo aplicados a la formación humana; (2) construcción de un concepto complejo de competencias y de competencias laborales; y (3) descripción de algunas pautas básicas desde el pensamiento complejo para diseñar programas educativos por competencias. Conclusión: es necesario pasar del paradigma simple a la lógica compleja cambiando nuestra manera de pensar. Sólo así podremos avanzar en el desarrollo de programas educativos de calidad en los diversos niveles de la educación. Palabras clave: pensamiento complejo, competencias, competencias laborales, diseño curricular.
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INTRODUCCIÓN Los programas curriculares tradicionales han sido elaborados con base en las siguientes características: (1) sus fuentes están en la tradición academicista y disciplinar, desde donde se determinan los conocimientos a enseñar en los estudiantes; (2) se enfatiza en el diseño instruccional de contenidos; (3) el plan de formación es ajeno a las expectativas de los estudiantes y los requerimientos de la sociedad; (4) el proceso curricular se hace de “una vez para siempre”, es decir se formula con el propósito de que tenga perdurabilidad, pero esto mismo se convierte en una barrera que imposibilita que cambie acorde a las circunstancias; (5) el diseño lo realizan expertos en compañía de unos cuantos docentes y directivos docentes, sin involucrar a toda la comunidad educativa; (6) hay fragmentación en la formación porque se establecen áreas cerradas desde lo disciplinar y las asignaturas no tienen contacto entre sí. Las competencias se proyectan como un enfoque pedagógico y didáctico para mejorar la calidad de la educación, los procesos de capacitación para el trabajo y la formación de investigadores en las diversas instituciones educativas. A través de ellas, se busca trascender el énfasis de la educación tradicional en la memorización de conocimientos descontextualizados de las demandas del entorno, en tanto se basan en el análisis y resolución de problemas con sentido para las personas, con flexibilidad, autonomía y creatividad. En el plano del diseño curricular, las competencias aportan una perspectiva que tiene impacto directo en el mejoramiento de la calidad de la educación: Desde ellas se propende por identificar claramente los requerimientos del mundo social y laboral-profesional de una manera sistematizada, con el fin de orientar desde ellos el diseño de los contenidos y planeación de las estrategias didácticas y de evaluación. Además, favorecen la vinculación de las instituciones educativas con los
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entornos donde se desenvuelven y viven las personas. Sin embargo, a pesar de los aportes del enfoque de las competencias y de los desarrollos conceptuales y metodológicos que se han dado en esta área en los últimos años, actualmente hay una serie de vacíos en este enfoque que dificultan de forma significativa su empleo en la educación (formal, no formal e informal). Tales vacíos se deben en gran medida a una falta de claridad epistemológica en dicha propuesta y al seguimiento con frecuencia de una lógica simple en la conceptualización y aplicación. A partir de esto, el presente trabajo tiene como propósito realizar una reflexión sobre las competencias desde el pensamiento complejo y proponer una serie de pautas para diseñar el currículo desde esta perspectiva, con el fin de trascender el enfoque tecnocrático y meramente instrumental que es seguido en la actualidad por muchas instituciones. La propuesta tiene tres ejes: en primer lugar se realiza una reflexión sobre el pensamiento complejo, luego se aborda el concepto de competencias desde esta perspectiva y finalmente se establecen un conjunto de sugerencias a tener en cuenta en el proceso de elaboración del currículo.
1. EL PENSAMIENTO COMPLEJO Y FORMACIÓN HUMANA INTEGRAL La formación humana y la lógica del pensamiento simple Sin desconocer que la educación no puede ser pensada a espaldas del contexto social, hoy en día el proceso de formación humana y la educación en general desde el marco de las competencias tiende a tener un excesivo condicionamiento de la economía y del mercado. Esto se ve reflejado en los diferentes procesos de reforma de la educación en Ibero América donde se tiene como base el concepto de competencias. Todos estos procesos tienen unas políticas homogéneas que buscan la alineación del sistema educativo a las demandas del mercado con el fin de seguir las directrices de los organismos internacionales tales como el Banco Mundial y el FMI.
Sergio Tobón 6 Asesor y telefacilitador
Hay que reconocer que toda sociedad requiere formar a las personas para el ejercicio idóneo del trabajo, ya que sin esto no sería posible la supervivencia y al sistema educativo le corresponde contribuir a esto. Sin embargo, estamos llegando a un punto donde se pretende reducir el proceso educativo a una preparación para el trabajo y el mundo laboral, sin tener en cuenta los otros fines de las instituciones educativas. Enfatizar en una sola dimensión y relegar las demás dimensiones del desarrollo humano es una considerable simplificación y reduccionismo. Además, se promueve la filosofía de preparación para el mundo laboral mediante un saber hacer en contexto, pero
no se tiene en cuenta que además del hacer, es necesario formar
personas para que comprendan dicho contexto y lo transformen. Además, la formación desde las competencias tiene el peligro de convertirse en un nuevo factor de exclusión social, por cuanto su desarrollo requiere
de
docentes
motivados,
recursos
institucionales
apropiados,
posibilidad de acceso a la tecnología, contacto con diversas manifestaciones culturales y un cálido ambiente familiar; condiciones difíciles de tener en países donde hay una gran cantidad de personas viviendo en la pobreza, los docentes son mal remunerados y los estados cada vez reducen más sus aportes al sistema educativo. Por otra parte, gran cantidad de personas que no poseen las competencias requeridas por el mundo empresarial se están viendo excluidas de éste por no acomodarse a sus estándares. Por lo tanto, la formación y la educación con base en competencias tiene actualmente como principal escollo el pensamiento simple que está en su trasfondo y que no le permite autocuestionarse frente a los intereses implícitos y reduccionismos. Es por ello necesario realizar un proceso de crítica constructiva a este enfoque, buscando integrar en él nuevas filosofías que favorezcan la formación humana integral, donde a la par de los desafíos de la productividad y la competitividad, se entretejan los desafíos de la construcción de la autorrealización personal y la formación de una sociedad que favorezca la convivencia desde la ética ciudadana. En tal perspectiva, el pensamiento
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complejo se proyecta como un método y una filosofía que tiene la potencialidad de orientar la formación y el desarrollo de competencias integrando lo individual, lo social y el mundo laboral-profesional, desde el marco de una continua autocrítica. Concepto de pensamiento complejo El pensamiento complejo constituye un método de
construcción del
saber humano desde un punto de vista hermenéutico, o sea interpretativo y comprensivo, retomando la explicación, la cuantificación y la objetivación. Es un método en cuanto camino que no está hecho ni trazado, sino que se hace caminando (Machado, 1998). Por ende, el pensamiento complejo consiste en una nueva racionalidad en el abordaje del mundo y del ser humano, donde se entretejen las partes y elementos para comprender los procesos en su interrelación,
recursividad,
organización,
diferencia,
oposición,
y
complementación, dentro de factores de orden y de incertidumbre. La realidad se da en un proceso de constante cambio donde interactúan procesos de orden y de incertidumbre (Morin, 1996, 1998, 2000). Esto exige al ser humano el desarrollo de estrategias que le posibiliten afrontarla de forma dinámica.
La construcción del conocimiento se da desde el sujeto en una
continua reflexividad con el contexto. Al respecto, es importante aclarar que el pensamiento complejo no rechaza la certeza en beneficio de la incertidumbre, la separación en beneficio de la inseparabilidad, ni la lógica para autorizarse todas las transgresiones. Antes por el contrario, esta epistemología consiste en hacer una ida y vuelta constante entre certezas e incertidumbres, entre lo elemental y lo global, entre lo separable y lo inseparable. Afrontamiento del cambio Es por ello que el profesional de la psicología, en el área de la investigación, debe desarrollar la competencia para comprender, explicar y afrontar estratégicamente el cambio, mediante el desarrollo de un alto grado de flexibilidad, elaborando y resolviendo nuevos problemas que deben llevar a una continua creación y recreación del enfoque de las competencias. Afrontar el cambio, por lo tanto, implica estar en condiciones de cambiar, transformar o
Sergio Tobón 8 Asesor y telefacilitador transmutar las concepciones teóricas, ontológicas, epistemológicas, laborales, sociales y políticas cuando las situaciones así lo requieran. Esto posibilitaría que emergiese un proceso de formación humana a la altura de las circunstancias históricas y sociales en sus diferentes dimensiones. Desaprendizaje Es esencial aprender a transformar la perspectiva y prospectiva con las cuales abordamos los procesos, fenómenos y problemas del contexto y el sujeto psicológicos. Si como personas tenemos siempre un mismo enfoque o sistema
de
trabajo
(teórico,
epistemológico
o
metodológico),
nuestra
aproximación analítica y observacional siempre tenderá a ir por un mismo camino, dejando de lado otras dimensiones importantes; y por tanto se produce una simplificación, trivialización y homogenización, convirtiendo el quehacer profesional en una versión profesionista bajo la noción de práctica, lejos de los nuevos retos y de las nuevas oportunidades de la praxis compleja. Construcción compleja de la realidad La nueva epistemología del pensamiento complejo propuesta por Morin (2000) nos muestra cómo la realidad, cualquiera que sea (física, biológica, psicológica, social) es compleja y como tal requiere un pensamiento complejo para ser comprendida y explicada, teniendo en cuenta sus procesos de orden, desorden y reorganización constante. Esto implica el reto de cambiar las formas y procesos de investigación de los fenómenos laborales, sociales y profesionales, buscando elaborar en ellos el tejido de relaciones entre las partes, cómo ellas se autoproducen y cómo cambian. Esto a la vez requiere transformar la manera cómo pensamos, en procura de la construcción de un pensamiento contextuador, globalizador, abierto y reflexivo. Transdisciplinbariedad Todos estamos con el reto de ser progresivamente transdisciplinarios con el fin de abordar los problemas desde su entretejido y multidimensionalidad para evitar los excesos del pensamiento simple, que reduce todo a una sola perspectiva. El análisis transdisciplinario de la realidad: (1) percibir los procesos
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y los problemas desde el todo y teniendo en cuenta a la vez cada una de sus partes, en interacción articulada; (2) abordar los problemas atravesando las diversas disciplinas y saberes, con el fin de encontrar hilos comunes; (3) tener en cuenta la unidisciplinariedad, la pluridisciplinariedad y la interdisciplinariedad en un continuo juego recursivo, para llegar a constituir procesos a la vez interdisciplinarios,
polidisciplinarios
y
transdisciplinarios,
donde
haya
intercambio, cooperación y policompetencia; (4) conjugar las diferentes lógicas: la teoría con la poesía, la lógica racional con las lógicas de otras racionalidades (poética, estética y simbólica, sabiduría popular). Formación humana La formación humana debe ser asumida como un proceso en continuo cambio que se construye momento a momento, dado por procesos de orden desorden- interacciones- organización donde intervienen todo un conjunto de subsistemas
interrelacionados.
La
formación
involucra
procesos
de
incertidumbre, cambio, transformación, desorden e inestabilidad. No todo puede ser controlable ni predecible y esto debe ser tenido en cuenta en la estructuración de cualquier proyecto de formación, donde hay interdependencia de factores personales, sociales, económicos, institucionales y familiares. La formación no es un asunto exclusivo del escenario escolar formal, sino que se da en múltiples contextos, ya que “todas las instituciones sociales cumplen una función pedagógica” (Lizárraga, 1998, p. 167). 2. LAS COMPETENCIAS DESDE EL PENSAMIENTO COMPLEJO Bogoya (2000) conceptualiza las competencias como una “actuación idónea que emerge en una tarea concreta, en un contexto con sentido. Se trata entonces de un conocimiento asimilado con propiedad y el cual actúa para ser aplicado en una situación determinada, de manera suficientemente flexible como para proporcionar soluciones variadas y pertinentes” (p. 11). De manera similar, Bunk (1994) plantea que posee competencia profesional quien dispone de los conocimientos, destrezas y actitudes necesarias para ejercer su propia actividad laboral, resuelve los problemas de forma autónoma y creativa, y está capacitado para actuar en su entorno laboral y en la organización del trabajo.
Sergio Tobón 10 Asesor y telefacilitador Finalmente, Ouellet (2000) expresa: “Como principio de organización de la formación, la competencia puede apreciarse en el conjunto de actitudes, de conocimientos y de habilidades específicas que hacen a una persona capaz de llevar a cabo un trabajo o de resolver un problema particular” (p.37). Sin embargo, tras estas definiciones aparece la cuestión de que el concepto de competencias se ha manejado de una forma totalmente acrítica: Este enfoque se ha incorporado al mundo educativo una visión del mundo del mercado, lo cual responde a una filosofía que permea las aulas pero de la cual se tiene poca conciencia. El interés es formar personas que tengan un saber hacer idóneo en el mundo laboral y profesional, descuidándose aspectos como la convivencia y la solidaridad. Desde el pensamiento complejo se nos aporta un enfoque para abordar la formación basada en competencias en su integralidad, con el fin de evitar el reduccionismo hoy imperante en esta área. En esta perspectiva, las competencias pueden asumirse como un saber hacer razonado para hacer frente a la incertidumbre (Braslavsky, 1993); manejo de la incertidumbre en un mundo cambiante en lo social, lo político y lo laboral dentro de una sociedad globalizada y en continuo cambio (Bacarat y Graziano, 2002). De esta manera, las competencias no podrían abordarse como comportamientos observables solamente, sino como una compleja estructura de atributos necesarios para el desempeño en situaciones diversas donde se combinan conocimiento, actitudes, valores y habilidades con las tareas que se tienen que desempeñar en determinadas situaciones (Gonczi y Athanasou, 1996). Pero, ¿son las competencias el nuevo enfoque que la educación requiere? Esta es una pregunta presente en Montenegro (2003). La educación tiene el reto de mejorar su calidad, pero para ello es requisito indispensable ir más allá de asumir las competencias como un saber hacer en contexto. En primer lugar, el saber hacer puede ser operacional y procedimental, mientras que la racionalidad humana exige el saber entender, comprender, implicar hechos, preveer y asumir consecuencias. En segundo lugar, las competencias
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no sólo se deben referir a la actuación en contexto, sino también a la transformación de éste. Finalmente, se requiere abordar las competencias desde la actuación y no sólo desde el hacer, ya que el hacer se refiere a una relación objetal material, mientras que la actuación es inter e intrapersonal. Acorde a esto, entonces, en una lógica compleja de las competencias se trata de ir del hacer en contexto al actuar en contexto y del actuar en contexto al crear en contexto, a partir de una interrelación con otras profesiones y disciplinas. En éste sentido, se trata de poner en encuentro lo que Barnett (2000) nomina como dos visiones rivales de la competencia: la académica (referida al dominio disciplinar), y la operacional (referida al desempeño). Esto es similar a lo que Jurado (2003) llama el doble sentido del concepto de competencia en dos campos semánticos, el laboral en cuanto a la eficacia y eficiencia en el trabajo, y el educativo, en cuanto a la formación de sujetos críticos y autónomos. El encuentro propuesto es posible, en tanto mas allá de una mutua distancia de ambas nociones de competencia, se integren el saber, el conocimiento y el pensamiento disciplinares con el contexto de una realidad en sentido de sistema complejo. A partir de lo anterior, se propone conceptualizar las competencias como procesos complejos que las personas ponen en acción-actuacióncreación, para realizar actividades sistémicas y resolver problemas laborales y de la vida cotidiana, con el fin de avanzar en la autorrealización personal, vivir auténticamente la vida y contribuir al bienestar humano, integrando el saber hacer (aplicar procedimientos y estrategias) con el saber conocer (comprender el contexto) y el saber ser (tener iniciativa y motivación), teniendo los requerimientos específicos del contexto en continuo cambio, con autonomía intelectual, conciencia crítica, creatividad y espíritu de reto. Esto implica pasar de las competencias como “un saber en contexto” a procesos de desempeño autocríticos y críticos de la realidad personal y del contexto externo, para ejercer una transformación. Sólo así puede superarse el reduccionismo que actualmente hay en este enfoque, por la preeminencia del mercado. De esta forma, se puede reconceptualizar las competencias como un marco de acción
Sergio Tobón 12 Asesor y telefacilitador para favorecer la formación humana integral y la convivencia. Componentes de las competencias Las competencias se componen fundamentalmente de tres procesos, ello acorde a lo propuesto por el ICFES. Tabla 1. Procesos de las competencias Proceso Interpretación de la información Argumentación Proposición
Descripción Consiste en la comprensión de la información buscando determinar su sentido intercircular complejo, con una orientación contrastativa de elaboración y reelaboración, buscando la metacomprensión. Implica un proceso de creación de sistemas lógicos, simbólicos y abstractos de elaboración y reelaboración teórica y conceptual. Consiste en la posibilidad de generación de condiciones novedosas, más allá de la representación significativa, con sentido y fundamento en un criterio previo.
Niveles de complejidad de las competencias: En la formación de competencias es importante tener criterios para determinar el grado alcanzado en la formación de éstas. Al respecto, resulta de gran utilidad emplear distintos niveles de complejidad. A continuación se presenta una propuesta de variación de las competencias diseñada por Gómez (2001), la
cual
da
cuenta
de
la
progresiva
amplificación,
resignificación
y
rejerarquización de los contenidos representacionales. Tabla 2. Niveles de variación de las competencias Nivel de rutinización Nivel de significabilidad
Nivel de actualización Nivel de experticia
La acción se da desde una rutina, con autocorrección, anticipación y aplicación flexible. No es la repetición mecánica de datos, sino un saber hacer haciendo. Es la realización de tareas o resolución de problemas con base en la construcción de significado, vinculando los saberes representacionales con los saberes procedimentales, tomando como base procesos psicosociales e históricoculturales. Consiste en el dominio progresivo de problemáticas particulares, donde los procesos se expanden a otros dominios que inicialmente no estaban en el entorno de la competencia. Consiste en la comprensión, valoración y abordaje de los problemas y de los contextos particulares con base en una
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infinidad de casos y presuposiciones, sin necesidad de basarse exclusivamente en reglas preestablecidas. 3. COMPONENTES ESENCIALES DEL DISEÑO CURRICULAR POR COMPETENCIAS DESDE EL MARCO DEL PENSAMIENTO COMPLEJO El currículo complejo El currículo es un sistema complejo en tanto se estructura a través de múltiples relaciones interdependientes en constante cambio “donde interactúan los componentes pedagógicos y didácticos y está determinado por aspectos sociales, políticos, económicos, culturales y administrativos” (González, 2000, p.20). El currículo complejo trasciende el énfasis del currículo tradicional basado en asignaturas y conocimientos disciplinares en tanto tiene como fundamento la transdisciplinariedad y el mundo de la vida. En él se incorpora la dinámica local, la globalización y la mundialización. Tabla 3. El currículo complejo frente al currículo fragmentado CURRICULUM FRAGMENTADO Se enfoca a formar contenidos con base en temas La estructura está fundamentada en asignaturas compartimentadas que no facilitan la relación de los saberes Se enfatiza en la formación de saberes académicos
CURRÍCULO COMPLEJO Se orienta a formar con base en problemas y la autorreflexión La estructura del currículo se fundamenta en nodos problematizadores desde los cuales se integran los saberes.
Se enfatiza en la articulación de saberes académicos con saberes no académicos (mitos, poesía, literatura, historias populares, etc.) El diseño se hace tomando como El diseño curricular se fundamenta en los base lo académico y la visión de requerimientos del contexto expertos La formación desde el pensamiento complejo es un proceso de continua construcción, deconstrucción, reconstrucción y resignificación de competencias de manera interrelacionada en todos los espacios del currículo, con contextualización en los espacios del ejercicio laboral a través del análisis y resolución de problemas. Con ello, se busca que el proceso pedagógico tenga pertinencia y pertenencia. El diseño del currículo complejo por competencias tiene tres componentes: Eje pedagógico, eje didáctico y eje de gestión curricular. Estos tres componentes interrelacionan entre sí de forma sistémica
Sergio Tobón 14 Asesor y telefacilitador teniendo como base la orientación de la formación integral. Figura 1. Ejes del diseño curricular por competencias
Eje didáctico
Eje pedagógico
Gestión curricular
Formación Formación integral integral
Eje de gestión curricular En este eje se diseñan las estrategias mediante las cuales se va a construir el currículo por competencias. proyecto
educativo
institucional
y
Para ello se tiene en cuenta el los
requerimientos
del
entorno.
Específicamente, ha de elaborarse el plan de capacitación de los docentes para formar las competencias requeridas, el proceso estratégico de diseño del currículo, los mecanismos de evaluación curricular, los
escenarios de
aprendizaje, los recursos económicos y las estrategias de competitividad en el mercado.
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Figura 2. Componentes del eje de gestión curricular
Requerimientos sociales Requerimientos laborales Requerimientos científicos
CURRÍCU LO
-Administración -Secuenciación -Competencias docentes -Escenarios de aprendizaje -Modificación currículo -Evaluación institucional
Proyecto educativo institucional
COMPONENTE GESTIÓN DEL CURRÍCULO FORMACIÓN DE CALIDAD Permanencia de la institución en el mercado
Propósito: Garantizar un proceso formativo de alta calidad
Eje pedagógico Este eje consiste en diseñar el proceso curricular determinando las competencias que se van a formar en el programa educativo. El producto consiste en establecer un perfil de competencias y elementos de competencias con el debe finalizar el egresado el programa, acorde a los requerimientos sociales, empresariales y profesionales. Figura 3. Componentes del eje pedagógico
Sergio Tobón 16 Asesor y telefacilitador
Valores institucionales Epistemología
Procesos laborales
Fundamentos legales
COMPONENTE PEDAGÓGICO
Identificación de Competencias
Elementos de competencia
Propósito: Llevar la dinámica de la empresa al aula
Fundamentos teóricos
Eje didáctico Busca establecer las condiciones esenciales para garantizar la efectiva formación de las competencias y elementos de competencias identificadas y acoradas en el eje pedagógico. Para ello se tiene como base la elaboración de módulos, en los cuales se integran las estrategias didácticas, las estrategias de valoración, las estrategias de aprendizaje, los saberes, las guías de aprendizaje y los diferentes tipos de recursos necesarios. Con base en los módulos, cada docente lleva a cabo el proceso de facilitación, poniendo para ello en escena sus propias competencias. Figura 5. Componentes del eje didáctico
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Epistemología. Valores institucionales
Currículo y competencias
Sociedad Empresas Instituciones
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COMPONENTE DIDÁCTICO
MÓDULOS
Mediación pedagógica Autoaprendizaje
Propósito: Orientar la formación de las competencias para el ejercicio profesional idóneo.
Antropoética El diseño del currículo debe tener como orientación general la formación de valores fundamentales para que las personas se realicen de forma plena, participen en la búsqueda del bien colectivo, sean autocríticos de su comportamiento, busquen la justicia en sus actos y en los actos de los demás, y reconozcan su dimensión de trascendencia. Es necesario buscar desarrollar una antropoética donde cada persona participe en la construcción de relaciones de solidaridad más allá de las dinámicas del mercado q ue enfatizan en la rivalidad y en el egoísmo, a través de la cooperación con otros seres humanos. Esto implica respetar y hacer respetar los derechos, tener conciencia de la ciudadanía global y asumir el respeto a la diferencia.
Contextualización Este proceso consiste en determinar cuáles son las competencias que requiere el entorno profesional local, regional, nacional
y mundial para el
ejercicio competente de un quehacer. Las competencias deben formularse con sus respectivos indicadores, deben ser la guía básica de todos los cursos, procesos y actividades de formación. Para identificarlas es esencial realizar un
Sergio Tobón 18 Asesor y telefacilitador diagnóstico sistemático del
contexto de realidad próximo a la profesión,
además de analizar los contenidos de las disciplinas que aportan al proceso. Determinar los nodos problematizadores Estos son grandes búsquedas basadas en problemas generales del contexto que orientan el desarrollo de las competencias en los estudiantes y que integran los diferentes cursos, procesos y actividades académicas, de docencia y de proyección social. Los nodos son la estructura fundamental de los programas de formación en todos los niveles. Esto se corresponde con la propuesta del currículo problematizador, ya planteada por Magendzo (1992) y Magendzo y Donoso (1992), perspectiva que reemplaza la noción de núcleos temáticos, ampliamente extendida en la actualidad. Trabajo basado en proyectos Cada nodo se trabaja con base en un conjunto articulado de proyectos formativos en los cuales se forma una competencia (o unidad de competencia). Tales proyectos reemplazan las tradicionales asignaturas. La importancia de trabajar por proyectos ha sido bien documentada en la educación (Hernández y Ventura, 1992) y permite orientar el proceso formativo de una manera pertinente, acorde al contexto y desde la integración de saberes. Además es la base para formar integralmente las competencias desde el saber hacer, el saber conocer y el saber ser. El trabajo por proyectos tiene ocho fases: diagnóstico, definición de competencias, establecimiento de un problema general, construcción de problemas específicos, planeación estratégica, trabajo en equipo, ejecución y valoración (Tobón, 2001). Capacitación de los docentes La formación de competencias en los estudiantes tiene como principal requisito que los docentes estén inmersos en procesos de investigación significativos y que, a la vez, manejen las competencias pedagógicas y didácticas fundamentales para orientar la formación acorde a las dinámicas disciplinares y transdisciplinares. Ante esto, las instituciones educativas deben llevar a cabo procesos pertinentes de capacitación de sus docentes en el
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desarrollo y afianzamiento de sus competencias y en como desarrollarlas y evaluarlas en los estudiantes. Autorreflexión El diseño curricular requiere partir de un amplio proceso de autorreflexión en torno a cómo hemos elaborado el currículo en la institución y cómo nos hemos apropiado dicho currículo en la labor docente cotidiana. Se sugiere revisar cómo el pensamiento simple ha perneado el diseño curricular en la institución, buscando posibles errores y sesgos. a partir de esto, mediante la práctica de la autorreflexión, definir pautas para superar los vacíos y problemas del currículo y avanzar en la formulación de un plan para implementar el currículo basado en competencias tomando como referencia el pensamiento complejo. Aquí Morin (2000a) nos dice: “La práctica mental del auto-examen permanente de sí mismo es necesaria, ya que la comprensión de nuestras propias debilidades o faltas es la vía para la comprensión de las de los demás” (p. 76). Diálogo institucional A partir de la autorreflexión individual, debemos pasar a procesos de diálogo grupal para construir criterios y planes de forma participativa en toda la institución. Sólo así podremos avanzar en la construcción de un currículo que promueva la formación humana integral donde una de las finales sea la formación idónea para desempeñar actividades laborales, pero que además de esto, se forme para transformar las prácticas de trabajo, se promueva el espíritu emprendedor y se desarrollen competencias generales para vivir de forma autónoma y autocrítica contribuyendo a la construcción de convivencia y solidaridad. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bacarat, M.P., y Graziano, N.E. (2002). ¿Sabemos de qué hablamos cuando usamos el término ´competencia/s´. En G. Bustamante, S. Zubiría, M.P. Bacarat, N.A. Graziano, L.F. Marín, J.H. Gómez y E. Serrano (Eds.), El concepto de competencia II (pp. 63-89). Bogotá: Sociedad Colombiana de Pedagogía.
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LAS COMPETENCIAS EN EL SISTEMA EDUCATIVO De la simplicidad a la complejidad
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CURRÍCULO ACADÉMICO DEL AUTOR Sergio Tobón Experto en el diseño de programas de formación laboral y de formación de investigadores. Ha realizado estudios de psicología y pedagogía. Actualmente es Candidato a Phd. en la Universidad Complutense de Madrid, en el área de modelos educativos y políticas culturales en la sociedad del conocimiento. Ha participado como ponente en diversos eventos nacionales e internacionales relacionados con la educación, las competencias y el pensamiento complejo. Ha sido miembro del Comité Académico de diversos congresos científicos y tiene publicaciones científicas en revistas nacionales e internacionales especilizadas en Psicología. Fue coordinador del centro de investigaciones de la Fundación Universitaria del Oriente (FUNORIE) y actualmente asesora varias instituciones educativas y universidades en la implementación de procesos formativos por competencias en Colombia y México. También es asesor general del programa de asesoría, orientación e intervención terapéutica a las familias de Medellín. En cuanto a la actividad docente, es telefacilitador de varios diplomados de formación de docentes universitarios bajo la metodología de competencias, los cuales se imparten en Colombia y en México. Es autor de los libros “Aprender a emprender” (FUNORIE, 2001), “Saberes para vivir plenamente en familia”
(Editorial
Magisterio,
en
prensa)
y
“Formación
basada
en
competencias: Pensamiento complejo, pedagogía y didáctica”. Bogotá: ECOE Ediciones (En edición). También es autor del e-book: “Formación del espíritu emprendedor” (Medellín, Portafolio Consultores, 2002).