Inka Llaqta / 2010
La red de sitios y caminos incas en la sierra de Piura, Perú César W. Astuhuamán Gonzáles*
Resumen Este artículo tiene por finalidad contextualizar teóricamente, registrar, analizar e interpretar los caminos y sitios incas en la sierra de Piura, Norte del Perú. Primero se presentan las evidencias arqueológicas de la ocupación pre-inca en la sierra piurana para entender la posterior presencia inca. Luego se exponen las aproximaciones teóricas acerca de las instituciones imperiales para tratar de vincular los restos arquitectónicos con las instituciones incas. En la parte central del artículo se presenta el registro de los asentamientos y caminos incas mediante tablas, planos y mapas. Este registro ha permitido elaborar algunas interpretaciones acerca de la presencia inca en la sierra de Piura. Finalmente, se proponen algunas prioridades para la adecuada preservación del patrimonio arqueológico inca en la región. Palabras Claves: Incas, Arqueología de Piura, Intermedio Tardío, Horizonte Tardío Abstract The aim of this article is theoretically contextualizing, recording, analyzing and interpreting the inca settlements and roads within the highlands of Piura, Northern Perú. First, I describe the archaeological evidence of pre-inca occupation within the Piuran highlands to try understanding the subsequent inca presence there. Next, I explain the theoretical approach about imperial institutions to try linking architectural remains and inca institutions. In the central part of this paper, I describe the record of inca settlements and roads through tables, plans and maps. This record allows elaborating several interpretations about the inca presence within the highlands of Piura. Finally, I propose some priorities for the proper preservation of inca archaeological heritage within this region.
* Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Facultad de Ciencias Sociales. Escuela de Arqueología. e-mail: cesar_astuhuaman@yahoo.es
CESAR ASTUHUAMAN La sierra de Piura integra la Región Piura, se encuentra situada entre los 1500 y 3900 m.s.n.m., está conformada geográficamente por las partes altas de las cuencas de los ríos Chira, Piura, Huancabamba y Chinchipe (Figura 1). La región investigada incluye las actuales provincias de Ayavaca, Huancabamba y Morropón, y durante los siglos XV y XVI d.C. fue administrada por los incas a partir de la organización de las provincias del Tawantinsuyu denominadas Caxas, Ayahuaca, Huancabamba y Sondor. A pesar de las pioneras investigaciones arqueológicas desarrolladas en la sierra de Piura (Humboldt [1802] 1991; Tello 1916), esta región ha sido poco investigada posteriormente (Polia 1972, 1973, 1995; Hocquenghem 1989, 1998; Astuhuamán 1998, 2008). Sin embargo, la sierra piurana se encuentra extensamente documentada en las fuentes etnohistóricas tempranas (cf. Hocqueghem 1989, 1998; Espinoza 2006), pues en esta región los europeos vieron por primera vez el esplendor del Tawantinsuyu en 1532, luego de su incursión por Tumbes en 1528. Debido a su aislamiento, provocado por la ausencia de carreteras, los sitios arqueológicos y caminos prehispánicos se han preservado notablemente en comparación a las regiones vecinas. Además, fue una de las nueve áreas con un alto potencial para la investigación de la red vial inca propuestas por Hyslop (1984: 338-339). El objetivo de este artículo es presentar las investigaciones arqueológicas desarrolladas en la sierra de Piura durante las cuales se registraron caminos y sitios incas, que fueron analizados e interpretados para entender la ocupación inca en la región. En la primera parte de este artículo se presenta una visión arqueológica de la Región Piura en tiempos pre-inca para entender la posterior presencia inca en la sierra de Piura. En la segunda parte se explican las investigaciones arqueológicas acerca de las instituciones, sitios y caminos. A continuación, se presenta el registro arqueológico de estas evidencias, y seguidamente se exponen algunas interpretaciones referidas a la presencia inca en la sierra piurana. Finalmente, se proponen algunas prioridades para tener en cuenta en la adecuada preservación del patrimonio arqueológico.
La Región Piura en tiempos pre-Inca En el Norte del actual Perú, alrededor del 1500-800 a.C., posiblemente como
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ consecuencia de dramáticos cambios climáticos, migraciones e intercambio de productos, se establecieron fuertes interacciones entre grupos establecidos en diferentes zonas ecológicas y se desarrollaron tradiciones arquitectónicas monumentales en Cajamarca y Piura que compartieron elementos en común (Richardson 1994; Guffroy 2008: 893-895). Por ejemplo, las más tempranas ocupaciones humanas en la sierra de Piura se vinculan a los orígenes de la Civilización en los Andes Centrales debido a la construcción de arquitectura monumental en algunos sitios ubicados entre el Puente Tondopa y Aypate, en la provincia de Ayavaca, y entre La Huaca y Aypate, todos ellos situados a lo largo de caminos pre-inca, reutilizados luego por los incas, y articulados alrededor de Aypate. Las relaciones entre el Norte del actual Perú y las tradiciones sureñas se mantuvieron durante el Horizonte Temprano (800-200 a.C.), construyéndose arquitectura monumental y templos al aire libre. Así por ejemplo, en la sierra de Piura se han registrado representaciones iconográficas semejantes al estilo Chavín (v.g. petroglifos de Samanga) pero también vinculadas a tradiciones amazónicas. La influencia amazónica se incrementará gradualmente durante el Periodo Intermedio Temprano (200 a.C. - 600 d.C.) debido a las migraciones desde el Este de poblaciones amazónicas, por ello Hocquenghem propuso la influencia Jívara en el desarrollo de la población pre-inca de la sierra de Piura y Loja durante este periodo (Hocquenghem 1989: 162, Cuadro 3). Esta presencia foránea ocasionó conflictos con las poblaciones locales y el afianzamiento de los señores locales y su acceso a redes de intercambio de productos suntuosos, ello se expresa en la construcción de montículos ceremoniales y funerarios, donde se enterraron ofrendas de metales y otros bienes exóticos (Guffroy 2008: 898-899). Por ejemplo, la arquitectura funeraria del Periodo Intermedio Temprano en la sierra piurana está constituida por cimas de cerros aterrazados y concéntricos (v.g. San Bartolomé de los Olleros), pero las diferentes orientaciones de los cadáveres en los entierros permiten plantear una gran diversidad en los cultos a los ancestros (Polia 1995; Astuhuamán 1998, 2008). El análisis arquitectónico de algunos sitios arqueológicos, tales como Pueblo Viejo y Fortaleza ubicados cerca a Caxas y a lo largo de un camino prehispánico, ha mostrado que se caracterizan por tener patrón ortogonal y presentar divisiones en dos o tres partes, las cuales distinguen a los asentamientos del Horizonte Medio (600-1000 d.C.). Destaca que Pueblo Viejo y Fortaleza presenten un patrón diferente a la
CESAR ASTUHUAMAN tradición local lo cual podría indicar que se trata de sitios intrusivos construidos por sociedades foráneas vinculadas a las tradiciones de Cajamarca o al Imperio Wari (Astuhuamán 1998, 2008). Estas vinculaciones con el Sur también se expresan en el material cerámico de estilos propios del Horizonte Medio (Guffroy 2008: 899). En forma paralela a las relaciones con las tradiciones sureñas del Horizonte Medio, durante el siglo VII o VIII d.C. se produce la incursión de poblaciones amazónicas desde el Este de la cordillera de los Andes, estas poblaciones se caracterizaban por el uso de la cerámica corrugada (Guffroy 1987; 2004; Guffroy 2006b: 352). A fines del primer milenio d.C., la presencia simultánea de vasijas con el estilo corrugado, en la zona periférica de la cuenca amazónica, sugiere la incursión, instalación, y posteriores desplazamientos de grupos de la familia lingüística Jívaro (Guffroy 2006b). La presencia de la decoración con bandas modeladas onduladas y decoradas con impresiones circulares asociada a la cerámica corrugada, tanto en Loja como en el Alto Chinchipe, sugiere su vinculación con el material cerámico de la fase Kuelap del grupo Chachapoyas (Ruiz 1972: 178-180, Lam XII – XII; Guffroy 2006b: 352), establecido entre los ríos Marañón y Huallaga. Este grupo comparte otros rasgos culturales comunes con los grupos Paltas-Bracamaros, tales como: la localización de sus sitios encima de los 2,000 m.s.n.m. de altitud; el patrón arquitectónico circular; la práctica de enterramiento dentro de abrigos rocosos; la presencia de topónimos Jívaros. Estas semejanzas se explicarían por: la existencia de rutas de contacto entre estos grupos vecinos, la cual habría facilitado los intercambios; sus orígenes comunes; los movimientos poblacionales ocurridos en la ceja de selva durante los siglos VIII al X d.C., y en siglos posteriores, los que han quedado además plasmados en la tradición oral (Inoach 2002: 63-64; Guffroy 2006b: 352). El arribo de estos grupos amazónicos, luego del siglo VII d.C., produjo un relativo colapso de las relaciones entre los Andes Centrales y Andes Septentrionales pero éstas se mantuvieron constantes entre los grupos costeños del actual Norte de Perú y el Sur del Ecuador. Es probable que los contactos con las tradiciones sureñas del Horizonte Medio hayan propiciado el proceso de etnogénesis de estos grupos consolidándose así sus identidades étnicas. Así, luego del siglo VII, la incursión de grupos amazónicos del Este probablemente produjo un colapso del intercambio de productos entre Norte y Sur, o dichos grupos reaccionaron belicosamente ante este
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ Xibaros, todos ellos probablemente pertenecieron a la familia lingüística Jívaro, y se caracterizaron por un desarrollo tecnológico sencillo, su belicosidad y autarquía (Hocquenghem 1989; Guffroy 2006a). Durante las últimas cuatro décadas, se han realizado diversas investigaciones etnohistóricas y arqueológicas acerca del Período Intermedio Tardío (ca. 1000 - 1400 d.C.) en la sierra de Piura (Polia 1973, 1995; Hocquenghem 1989, 1998; Astuhuamán 1998; Espinoza 2004, 2006), pero no se ha elaborado una secuencia cronológica sustentada en la estratigrafía de las excavaciones sino sólo en base a las secuencias relativas de los cambios estilísticos observados en la cerámica; también se han utilizado comparaciones etnográficas. Incluso algunas presunciones acerca de las supervivencias de los grupos étnicos locales registrados en las fuentes etnohistóricas (v.g. Guayacundos y Bracamoros) han sido adoptadas por los investigadores (cf. Polia 1995; Hocquenghem 1989, 1998; Espinoza 2004, 2006), y un vínculo entre las evidencias materiales registradas en la región y dichos grupos ha sido establecido a priori como una continuidad. Gran parte de la discusión ha girado alrededor de la filiación étnica y la organización socio-política y económica de los Guayacundos y Bracamoros, pero principalmente a partir de información etnohistórica y lingüística aunque sus orígenes amazónicos proto-Jívaros no son cuestionados (cf. Caillavet 1985; Hocquenghem 1989, 1998; Taylor 1991; Polia 1995; Guffroy 2004, 2006a, 2006b; Espinoza 2004, 2006). Hocquenghem (1989) propuso que los grupos conocidos tardíamente como Caxas, Ayavacas y Calvas integraron el mismo grupo cultural durante el Periodo Intermedio Tardío debido a su origen Jívaro (op. cit. p.156-157, Mapa 10) [Nota 1]. Taylor (1990) refutó los planteamientos de Hocquenghem, proponiendo que los Guayacundos de Caxas no fueron Jívaros, debido a la ausencia de topónimos Jívaros en la región de Caxas. Taylor propuso que los Caxas y Paltas no compartieron los mismos rasgos culturales antes de la conquista Inca, y que no tuvieron la misma unidad cultural. Una crítica similar ha sido planteada por Guffroy (1987, 2004). [Nota 2]. Las recientes investigaciones realizadas por Guffroy (2004, 2006a, 2006b) en la sierra de Loja y la cuenca del Chinchipe proponen estrechas vinculaciones entre los PaltasBracamoros y los Chachapoyas, por lo tanto también con los Guayacundos, relacionadas a los orígenes amazónicos, intercambios y desplazamientos de dichas poblaciones (Guffroy 2004: 181-182). La cuenca alta y media del río Chinchipe era habitada por los
intercambio. Los amenazantes grupos amazónicos situados hacia el Este de la actual Región Piura durante el siglo XVI habrían sido conocidos como los Bracamoros o Pacamoros, Xorocas y Bracamoros, los cuales son conocidos principalmente por las informaciones etnohistóricas que los presentan como grupos guerreros, con gran cantidad de habitantes y dispuestos en forma dispersa, lo que indicaría un elevado nivel de autarquía y diferenciación socio-cultural interna pero también que eran poseedores de un gran nivel de coordinación de actividades bélicas y movilidad que los hizo primero instalarse en dicha cuenca desplazando a otros grupos y luego resistir a las conquistas inca y española (Espinoza 1973; Miasta 1976; Cuesta 1984; Hocquenghem 1989: 125-133; Taylor 1991; Guffroy 2004: 182; Guffroy 2006a: 3, 5, 10), a pesar de su supuesto menor desarrollo tecnológico y simple nivel de organización social en comparación a los grupos andinos. A partir del análisis de las evidencias arqueológicas, Guffroy ha planteado que luego del siglo VI d.C.: “...las poblaciones establecidas en el valle medio del río Chinchipe y a lo largo de sus afluentes beneficiaban probablemente de una concentración demográfica importante y de un desarrollo al parecer más floreciente que sus vecinos del Catamayo y del Zamora. El material [cerámico] corrugado de esta región se singulariza también por la ausencia de otro estilo asociado, tal como es el caso en varias de las demás zonas.” (Guffroy 2006a: 10).
Respecto a sus asentamientos, Guffroy plantea que se trata de: “Sitios habitacionales con importantes aplanamientos y arreglos del terreno ocupan una gran cantidad de cumbres, así como terrazas y pequeñas colinas...” (Guffroy 2006a: 3).
La correlación de los datos arqueológicos, etnohistóricos y lingüísticos permite vincular la presencia de la cerámica corrugada con la dispersión de antiguos grupos amazónicos del idioma Jívaro luego del siglo VII d.C. Estos grupos que habitaban los ríos norteños tributarios del Marañón, próximos al Sur ecuatoriano, tenían características culturales y lingüísticas propias y formarían los grupos de la familia Jívaro (Guffroy 2006b: 357-358). Esta dispersión habría sido probablemente ocasionada por poblaciones desplazadas, debido a desastres climáticos, que buscaban nuevas tierras (op. cit. p.354, 357). Otros desplazamientos posteriores se habrían producido debido a las conquistas de los incas y españoles, y se evidenciarían por la
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ presencia del sencillo estilo corrugado en las zonas periféricas al núcleo inicial homogéneo (op. cit. p.357). A partir del reconocimiento de superficie en la sierra de Piura realizado durante los años 2004 y 2005 (Astuhuamán 2008), y la excavación en Yantuma fue posible registrar asentamientos pre-Inca tardíos de diferentes tamaños, no todos ellos compartieron las mismas características arquitectónicas pero estaban asociados a un similar conjunto de material cerámico. Los principales sitios pre-Inca en la cuenca del río Quiroz fueron Cerro Casitas y Cerro Balcón (cf. Polia 1972: 40; 1973: 61-62; 1995: 107). Al registrarse simultáneamente recintos de planta circular y rectangular en sectores de sitios tardíos de la sierra de Piura (v.g. Yantuma, Caxas), y también recintos de planta circular en los alrededores de un sitio monumental temprano del Periodo Inicial (Cerro Portachuelo de Culucán), sugiero que la tradición local de recintos de planta circular es más antigua que la de los recintos de planta rectangular (cf. Astuhuamán 1998, 2008). Probablemente el uso de estructuras de planta rectangular para actividades domésticas pudo originarse por la influencia del patrón ortogonal que fue introducido en la sierra piurana durante el Horizonte Medio (v.g. Fortaleza y Pueblo Viejo) o que su construcción haya sido una reacción local ante la presencia de estados expansivos (v.g. Chimú o Inca). La similitud de estilos de cerámica y edificaciones en los sitios registrados en las regiones donde habitaron los Guayacundos, Paltas y Bracamoros probablemente indique que dichos grupos compartieron un área cultural y una similar cultura material, aunque ésta no debe ser considerada como un marcador étnico. La evidencia registrada apoya los planteamientos de Hocquenghem relacionados a la filiación Jívara de los Guayacundos, a pesar de las críticas planteadas por Taylor (1990) y Guffroy (2004). Sin embargo, esta misma evidencia sugiere que la población local en la sierra de Piura durante el Periodo Intermedio Tardío tuvo algunos niveles de diferenciación social lo cual es expresado en las variaciones en el tamaño de los asentamientos. La evidencia de asentamientos extensos (v.g. Cerro Casitas y Cerro Balcón) y sitios medianos (v.g. Yantuma y Cerro Panteón) con similaridades en la localización, tamaño y las características arquitectónicas de las unidades domésticas, podría ser interpretada como una jerarquía socio-política antes de los tiempos inca en la cuenca del Quiroz. Del modelo etnográfico de Taylor propuesto para los Paltas prehispánicos
CESAR ASTUHUAMAN (Taylor 1991), solamente una característica ha sido parcialmente confirmada por la evidencia material en la región atribuida a los Guayacundos: los asentamientos se situaban sobre las cimas de los cerros, pero su naturaleza defensiva aún no ha sido confirmada mientras que si destaca su preferencia para observarse unos a otros al estar situados en el mismo nivel altitudinal. Así, el modelo de Taylor, de jefaturas autónomas caracterizadas por su alta movilidad y la guerra, necesitaría más evidencia para ser evaluado completamente para la sierra de Piura. Acerca del modelo de organización económica propuesto por Hocquenghem, en el que cada grupo sería auto-suficiente (Hocquenghem 1989: 114-120, 133, 156-157), la evidencia material para contrastar esta hipótesis es limitada. Sin embargo, el tamaño de los sitios y su jerarquía sugiere un nivel de coordinación. Con respecto a la organización religiosa de los Guayacundos, es importante considerar la localización de los sitios más extensos (v.g. Cerro Casitas y Cerro Balcón) en relación a los rasgos del relieve circundante (v.g. cerros) y luego comparar esto con la posterior localización de los principales centros incas. Así, los centros ceremoniales localizados en relación a dichos rasgos topográficos podrían ser explicados por la presencia de antiguos entierros dentro de ellos y cultos a los ancestros. Este énfasis local en dichos cultos asociados con paisajes sagrados fue un rasgo que los incas utilizaron posteriormente en su estrategia para conquistar la sierra de Piura. Este es el panorama previo a la llegada de los incas a la sierra piurana, que atestiguan una ocupación humana previa de alrededor de 3000 años, caracterizada por los contactos e interrelaciones con regiones vecinas.
La investigación de instituciones, sitios y caminos incas. En esta sección trataré de contextualizar las instituciones imperiales incas y sus actividades en las provincias del Tawantinsuyu para tratar de vincular los restos arquitectónicos con las instituciones estatales. En este contexto insertaré la investigación que desarrollé en mi tesis doctoral (Astuhuamán 2008). Los estados antiguos ordenaron sus internas y centralizadas estructuras usando diferentes tipos de instituciones para crear jerarquías administrativas que estuvieron subordinadas a un control centralizado (Trigger 2003: 104). Así, en los imperios tempranos muchas provincias fueron creadas y gobernadas desde centros
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ
Tramo
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
Aypate-El Arco
2.50-8.0
6.50
El Arco-La Huaca
3.00-4.50
8.30
La Huaca-Epliple
6.00-7.80
1.46
Epliple-Pasaje Hualtaco
7.00-2.00
6.04
Pasaje Hualtaco-Río Amaluza
1.69
Río Amaluza- Plaza del Inca
3.56 27.55
Tabla 1. Registro del camino longitudinal inca de Aypate a Plaza del Inca.
Tramo
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
2.00-6.00
9.00
Corrales de Culcapampa - Gentiles de Portachuelo
3.00
11.00
Gentiles de Portachuelo – Paderones de Gentiles.
2.00-4.00
6.00
Aypate - Corrales de Culcapampa.
Paderones de Gentiles - El Puerto.
5.30
7.00
El Puerto – Chulucanitas
4.00-6.00
16.00
Chulucanitas - Caxas.
4.00-10.00
8.00 57.00
Tabla 2. Registro del primer camino longitudinal inca de Aypate a Caxas.
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
Aypate – Huamba
Tramo
3.80-5.40
7.00
Huamba – Tapal
3.20-4.00
4.80
Tapal - Tapal Medio.
3.20-4.00
2.50
3.30-11.00
4.00
11.00-21.40
3.00
Tapal Medio -Tapal Alto Paso de Tapal Alto al río Ramos Lagunas de San Pablo
1.00
Lagunas de San Pablo – Los Alisos.
2.30-4.60
2.00
Los Alisos - El Palmo.
5.00-5.40
1.00
4.20
7.20
Totora - El Porvenir.
6.00-8.00
12.00
El Porvenir -Caxas.
7.10-22.00
12.00
El Palmo - Totora
56.50
Tabla 3. Registro del segundo camino longitudinal inca de Aypate a Caxas.
CESAR ASTUHUAMAN Tramo
Ancho (m.)
Caxas - Tambo de Jicate 1
Longitud (Km.)
5.00
Tambo de Jicate 1 - Huancabamba
16.0
2.90 - 4.30
13.0
Huancabamba –Mitupampa
12.0
Mitupampa – Ovejería
12.0
Ovejería - Paratón.
12.0 65.0
Tabla 4. Registro del camino longitudinal inca de Caxas a Cerro Paratón.
Tramo
Longitud (Km.)
Las Huaringas (Shimbe) - Salalá
10.0
Salalá –Huancabamba
18.0
Huancabamba -Lagunas
16.0
Lagunas – Mandorcillo
19.0 63.0
Tabla 5. Registro del camino longitudinal inca de Las Huaringas hacia Mandorcillo. Tramo
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
Pohechos - Las Lomas
30.00
Las Lomas – Arrendamientos
40.00
Arrendamientos - Arenales.
1.50-17.20
15.00
Arenales - Las Pircas.
8.80-20.60
9.50
Las Pircas.
3.50
Las Pircas - Cerro Negro
3.50
Cerro Negro - Tierra Colorada.
9.00
Tierra Colorada -Altamisa Alta.
1.50 - 5.00
4.00
Altamisa Alta – Confesionarios.
1.00 - 4.00
9.00
Confesionarios - Santa Cruz. Santa Cruz - Caxas.
5.50 1.50
9.00 138.00
Tabla 6. Registro del camino transversal inca desde Pohechos hacia Caxas, en las cuencas de los ríos San Pedro y Quiroz.
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ Tramo
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
1.50
12.10
Cerro Choco – Lúcumo
1.0-5.0
5.90
Lúcumo – Yamango
1.5-2.0
9.86
Caxas - Cerro Choco
Yamango – Piscán
8.38
Piscán- Morropón
2.0-8.0
16.92
Morropón - Piura La Vieja
2.0-6.0
14.00 67.16
Tabla 7. Registro del camino transversal inca desde Caxas a Piura La Vieja, en la cuenca del Alto Piura.
Tramo
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
Pohechos - Las Lomas
30.00
Las Lomas - Paimas.
40.00
Paimas - Puente Tondopa
15.00
Puente Tondopa - Arreipite Bajo
2.50
Arreipite Bajo.
4.40-5.30
0.20
4.80
0.70
Loma Alta - Cerro Chichacomo.
3.50-10.00
1.70
Cerro Chichacomo - Arreipite Alto
3.50-10.90
1.30
Arreipite Alto - Cerro Lingán.
9.00
0.90
Cerro Lingan - Chinchin.
5.30
1.70
5.30-6.60
6.00
Arreipite Bajo - Loma Alta.
Chinchin - Pingola. Pingola - La Florida.
3.00
La Florida - Portachuelo de Culucán.
2.60-3.60
2.50
Portachuelo de Culucan - Laguna.
2.70-5.20
7.50
Laguna - Quebrada Mangas.
3.50-6.00
12.50
Quebrada Mangas - Aypate.
4.00-12.00
11.00
Total
136.50
Tabla 8. Registro del camino transversal inca desde Pohechos a Aypate.
Tramo
Longitud (Km.)
Tambo de Jicate 1- Sapce.
13.0
Sapce - La Soccha (sitio).
6.0
La Soccha (sitio) - Bigote (sitio).
20.0
Bigote - Salitral.
7.0 46.0
Tabla 9. Registro del camino trasversal inca desde Tambo de Jicate 1 a Salitral, en la cuenca del Alto Piura.
Tramo Cruz Blanca – Palambla
Ancho (m.)
Longitud (Km.)
2.0 - 3.0
11.0
Palambla – Serrán
20.0 31.0
Tabla 10. Registro del camino transversal inca desde Cruz Blanca a Serrán, en la cuenca del Alto Piura.
Tramo
Longitud (Km.)
Las Pircas – Paltashaco
17.0
Paltashaco -Morropón.
15.0
Morropón - Piura La Vieja.
14.0 46.0
Tabla 11. Registro del camino transversal inca desde Las Pircas – Piura La Vieja, en la cuenca del Alto Piura.
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ
SITIO
PROVINCIA
DISTRITO
Aypate. Gentiles de Portachuelo. Las Pircas
Ayavaca Ayavaca Ayavaca
Ayavaca Ayavaca Ayavaca
COMUNIDAD/ CASERÍO San Bartolome de Olleros, Cujaca, Lagunas de Canly, Talal Yanta/ San Juan de Portachuelo Las Pircas
San Isidro.
Ayavaca
Lagunas
San Isidro
Paderones de Gentiles.
Ayavaca
Pacaipampa
San Pablo/Gentiles
Tambo Gentilero.
Ayavaca
Pacaipampa
San Pablo/ Aranza San Pedro - Centro San Pedro
La Playa
Ayavaca
Frias
San Pedro.
Ayavaca
Frias
Arenales
Tambo Florecer.
Ayavaca
Frias
Florecer
Las Pircas. La Laguna de Mijal. Piscán Piura La Vieja Caxas. Huancacarpa Tambo de Jicate 1 Tambo de Jicate 2 Huancabamba Inca Cerro Pariacaca Mitupampa
Ayavaca Morropón Morropón Morropón Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba
Frias Yamango Yamango La Matanza Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Sondorillo
Las Pircas
Ovejería Lanche o Cusmilán El Gentil Lagunas Plaza del Inca
Huancabamba Huancabamba Huancabamba Huancabamba Amaluza (Ecuador)
Sondorillo Sondorillo Sondor Sondor San José de Bellavista
Piscán Piura La Vieja Baños-Caxas / La Quinua Huancacarpa Alto Jicate Bajo Jicate Bajo Huancabamba Huancabamba Quispampa / Huaylas - Mitupampa Uchupata Ulpamache - Mitupampa Lagunas
Tabla 12. Los principales sitios inca registrados en la sierra de Piura.
CESAR ASTUHUAMAN
Sector
Características
1
Dos hileras de 20 recintos rectangulares.
2
Seis o siete terrazas escalonadas cerca a la cima.
3
Estructuras rectangular sin patios o caminos internos.
4
Kanchas y terrazas.
5
Terrazas escalonadas, escalinatas y estructuras.
6
Cima aplanada y delimitada por terrazas
7
Espacio abierto de planta trapezoidal.
8
Larga estructura rectangular sin divisiones internas.
9
Kancha alargada.
10
Dos terrazas escalonadas que conducen al Sector 7.
11
Tres plataformas escalonadas, escalinata central y canaleta.
12
Estructuras rectangulares entre los sectores 11 y 13.
13
Cuatro kanchas, terrazas escalonadas y accesos.
14
Estructuras alargadas sobre terrazas escalonadas.
15
Fuente cuadrangular de rocas labradas.
16
Andenes que siguen el contorno topográfico.
17
Camino Inca entre el Sector 1 y el Sector 7.
Tabla 13. Descripción de los principales sectores de Aypate.
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ
Sector Principales características Dos hileras de recintos con divisiones internas. 1 Cimientos de rocas en ambas márgenes del río Rey Inca. 2 Afloramiento rocoso tallado y atravezado por el río Rey Inca. 3 Dos kanchas Inca. 4 Seis kanchas Inca y un recinto rectangular. 5 Tres estructuras rectangulares sin divisiones. 6 Espacio abierto de traza rectangular y dos kanchas. 7 Estructura rectangular baja con divisiones internas. 8 Dos kanchas Inca adosadas. 9 Cinco estructuras adosadas, espacio trapezoidal y kancha. 10 Elaborada kancha Inca, terrazas y escalinata de roca. 11 Extenso recinto rectangular formado por 42 estructuras. 12 Un centenar de estructuras circulares sin divisiones. 13 Dos kanchas Inca adosadas. 14 Dos kanchas Inca. 15 Tres recintos rectangulares, patio y terrazas escalonadas. 16 Tres fuentes cuadrangulares con rocas talladas. 17 Una estructura cuadrangular alargada 18 Terrazas escalonadas, dos pirámides truncas y kanchas. 19 Un espacio abierto y delimitado de forma trapezoidal. 20 Dos plataformas escalonadas, escalinata de rocas, y canaleta. 21 Kancha cercana al Sector 5, fragmentos de cerámica. 22 Espacio abierto con fragmentos de cerámica. 23 Espacio abierto (chacra) con fragmentos de cerámica. 24 Espacio abierto (chacra). 25 Espacio abierto (chacra). 26 Alargadas terrazas elípticas cercanas al Sector 12. 27 Terrazas escalonadas dispuestas en una hilera. 28 Terrazas y alineamientos de muros. 29 Kancha y terrazas rectangulares. 30 Terrazas estrechas y alargadas. 31 Muro largo y circundante, terraza. 32 kancha rectangular y patio 33 Patio rodeado por terrazas escalonadas y muros. 34 Terrazas trapezoidales y kancha. 35 Recinto rectangular con subdivisiones 36 Espacio abierto (chacra). 37
Tabla 14. Descripción de los principales sectores de Caxas. Fuente: Astuhuamán 2008.
Sector
Principales características
1
Tres recintos rectangulares rodeando un patio.
2
Kancha, terrazas escalonadas, muros.
3
Muro perimétrico, kanchas, patio.
4
Kancha
5
Dos kanchas juntas y muro.
6
Tres recintos cerca al borde de un precipicio.
7
Muro y terrazas escalonadas orientadas hacia un espacio llano.
8
Dos plataformas escalonadas, escalinata de roca, y drenaje.
9
Plaza rectangular delimitada y recinto alargado.
10
Dos monolitos de gran tamaño.
11
Cinco chullpas de planta circular o cuadrangular.
Tabla 15. Distribución de los principales sectores de Mitupampa.
Tipo de sitio
Función
Centro provincial. Asentamiento militar. Depósito.
Ceremonial-administrativo. Militar-Almacenamiento. Almacenamiento administrativo. Transporte. Productivo. Culto. Administrativo-residencial. Control-residencial. Residencial.
Puente/badén. Terrazas. Adoratorio. Palacio. Puesto de control. Unidad doméstica local. Cementerio.
Funerario-culto.
Ejemplos Caxas, Huancabamba, Aypate, Mitupampa, Piura La Vieja Huancacarpa Tambo Florecer, Laguna de Mijal, Las Pircas, San Isidro, Ovejeria. San Pedro, La Playa Paderones de Gentiles. Lanche. Tambo de Jicate 1, Tambo de Jicate 2. El Gentil. Cerro Casitas. Lanche.
Tabla 16. Tipología de sitios inca en la sierra de Piura de acuerdo a su función.
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ
Función / Centro Puente. Depósito / portazgo. Depósito. Culto / templo. Culto / monolito. Fuente ceremonial. Acllawasi. Kallanka. Plaza rectangular. Residencial. Residencial / administrativo. Ceremonial / administrativo. Palacio. Otro acllawasi. Templo del Sol. Plaza trapezoidal. Plataforma-ushnu. Control de acceso. Taller de metales. Terraza agrícola. Área para secar / tendal. Funerario / chullpas. Incierto.
Aypate
Caxas
1
2 1 12
Mitupampa
Huancabamba
(2)
5, 6 15 13 8 4
3 17 5 6 7 4,13,14,15,22,30,35,36 9
10 3 9 9 1,2,4
(2), (3)
10 9 3 2 7 11 10,12 16 14
11 16 19 20 21 32 33 27 8, 27,28,30,31,35
5 5 8 7
(1), (2), (3),(4) (4)
6,11 18,23,24,25,26,29,34,37
Fuentes históricas: (1): Xerez ([1534] 1968: 212); (2): Cieza ([1551] 1973: 154); (3): Garcilaso ([1609] 1967: 84-87); (4): Tello (1916); Humboldt ([1802] 1991). Tabla 17. Comparación de la función de los sectores de los centros provinciales inca en la sierra de Piura, se indica el código de cada sector.
CESAR ASTUHUAMAN administrativos por especialistas u oficiales estatales. Smith (2003) ha desarrollado una aproximación teórica relacionada a las instituciones, enfatizando en la importancia de analizar las operaciones que emanan de los edificios institucionales basados en el poder sagrado, político y económico (op. cit. p.27). Smith ha resaltado la importancia de las instituciones y la arquitectura institucional en el contexto de la política, la constitución de la autoridad y las relaciones inter-institucionales en el paisaje político del Imperio Urartu, lo que facilitó la expansión y administración de la región, y planteó que las instituciones religiosas, burocráticas, y económicas estuvieron integradas en una entidad política (op. cit. p.235-8, 249). El estudio de Smith proporcionó una aproximación teórica, que trataremos de utilizar en este artículo, que vincula los restos arquitectónicos a las instituciones estatales (op. cit. p.268, 270). Los antecedentes de las instituciones incas y sus principios organizacionales han sido frecuentemente atribuidos a los imperios Wari y Chimú (Lanning 1967: 165166; Lumbreras 1990: 301-302). Sin embargo, los incas inventaron nuevas instituciones para gobernar las regiones conquistadas, y necesitaron de especialistas organizados en instituciones. Muchos de ellos vivieron en los centros administrativo-ceremoniales construidos a lo largo de la red vial (v.g. mitimaes, yanas, camayos, acllas, sacerdotes y contadores), y otros habitaron en sitios alejados de dichos centros (v.g. instalaciones militares, depósitos). Los primeros estudios sistemáticos acerca de las instituciones incas fueron desarrollados por Rowe ([1944] 1963; 1982) y Murra ([1956] 1978). Murra, influenciado por la antropología social británica y utilizando fuentes etnohistóricas, analizó las dimensiones económicas de algunas instituciones estatales incas (v.g. acllas, mitimaes). Una aproximación histórica a las instituciones incas fue desarrollada por la historiadora Temple quien, siguiendo la teoría relacional de la sociología norteamericana, resaltó los rasgos económicos y la organización social de las instituciones inca (Arana 1999: 31, 37; Maticorena 1999: 154). Adoptando una aproximación marxista y utilizando principalmente información etnohistórica, Patterson estudió la organización administrativa del Imperio inca, y sus principales instituciones oficiales, planteando que el Estado inca utilizó las instituciones para obtener el tributo de las provincias (Patterson 1997: 74-85). Uno de los cuatro principales temas de las investigaciones acerca de los incas han sido los estudios
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ funcionalistas relacionados a las actividades y la organización de las instituciones incas (Morris 1988). Las instituciones incas no fueron estáticas sino dinámicas. Algunos relatos etnohistóricos sostienen que fueron creadas por Pachacutec para ordenar y resolver los problemas administrativos del imperio (Murra 1956 [1978]: 135, 218), siendo reorganizados luego por Topa Inca quien introdujo cambios en las siguientes instituciones: gobernadores, mitimaes, acllas (Julien 2000: 145-146). Si la lectura de estas fuentes históricas fuera correcta entonces algunos de estos cambios podrían estar representados en las evidencias materiales de los principales centros incas que fueron operados por estas instituciones. En general, nuestro conocimiento de las instituciones imperiales incas se ha concentrado principalmente en su rol político y económico utilizando información etnohistórica (cf. Murra [1956] 1978, Rowe 1982) y con una limitada referencia a las evidencias materiales. Modelos e hipótesis acerca de las instituciones incas, recreadas a partir de fuentes etnohistóricas, han sido la base fundamental para los estudios inca, los cuales han tenido una gran influencia en las premisas manejadas acerca de las estructuras sociales, económicas y rituales pre-inca. Frecuentemente, los arqueólogos han contribuido a los estudios acerca de las instituciones incas al ilustrar los relatos etnohistóricos usando evidencias materiales, o, más críticamente, al usar estas evidencias como una base para elaborar preguntas adicionales e hipótesis para examinar como estas instituciones fueron estructuradas y como éstas variaron físicamente a través del imperio (Morris 1988). A partir del análisis de los asentamientos incas, Hyslop (1990) ha propuesto la siguiente jerarquía: Cuzco, "otros Cuzco", centros administrativo-ceremoniales, tambos, fortalezas militares, casa de chasqui, y depósitos. Hyslop caracteriza a los centros administrativoceremoniales por su gran extensión y poseer los siguientes edificios: una plaza principal; una plataforma o ushnu; uno o más edificios alargados (kallanka) que flanquean las principales plazas; componentes residenciales y
administrativos
(kancha), terrazas (andenes), y depósitos (qolca). Sin embargo, Hyslop no propuso las características arquitectónicas de algunos edificios habitados por las instituciones incas (v.g. acllawasi), tampoco las diferencias entre kanchas residenciales y administrativas; y no analizó las características de algunos edificios incas mencionados en las crónicas como el templo del Sol y los portazgos
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, CESAR ASTUHUAMAN PERÚ (Xerez [1534] 1968: 252). Respecto a la recolección de productos dados como tributo en las provincias incas, éstos requieren de depósitos para ser almacenados y de un recinto administrativo próximo. Las estructuras situadas próximas a puentes (portazgos), en el ingreso/salida de los centros provinciales, han sido consideradas puntos de control pero no se ha resaltado su función de depósitos ni su asociación a los administradores que manejaban quipus (cf. Kendall 1985: 163). Luego de contextualizar las instituciones imperiales incas y vincular los edificios con las instituciones estatales, a continuación situaré en este contexto la investigación que desarrollé en la tesis doctoral. Luego de las primeras exploraciones arqueológicas en la sierra de Piura (Humboldt [1802] 1991; Tello 1916), las investigaciones acerca de los incas enfatizaron en la información etnohistórica y etnográfica (cf. Polia 1972, 1973, 1995; Hocquenghem 1989, 1994, 1998), y dejaron sin resolver problemas relacionados a la específica localización, descripción, interpretación, cronología y función de los sitios registrados. Destacaba la ausencia de mapas y planos detallados, y de una sustentada secuencia cronológica, que permitieran distribuirlos temporal y espacialmente. Recientes investigaciones acerca de los asentamientos y caminos incas así como la publicación de documentos inéditos han abordado dichos problemas con nuevas evidencias (Astuhuamán 1998, 1999, 2000, 2005a, 2005b, 2006, 2008, 2009a, 2009b; Espinosa 2002; Astuhuamán et al. 2003; Instituto Nacional de Cultura 2003, 2004, 2006; Espinoza 2004, 2006). Ante el panorama previo, dos preguntas de investigación fueron abordadas durante mis estudios de doctorado (2004-2008): ¿Cómo se constituyeron las provincias Inca?; ¿Cuál fue la estructura y función de una provincia Inca?. Durante nuestras investigaciones hemos analizado comparativamente las características de las provincias Incas y las evidencias arquitectónicas de sus principales centros (Aypate, Caxas, Huancabamba y Mitupampa) y otros asentamientos, para entender la aparente variabilidad de la presencia inca y la función de las edificaciones; sostuvimos que utilizaron similares estrategias en la anexión de las sociedades de la región y en su consolidación como provincias del imperio (Astuhuamán 1998, 1999, 2000, 2005a, 2005b, 2006, 2008, 2009a, 2009b). Los sitios incas en la sierra de Piura fueron articulados por la red vial inca,
formando una red, por ello los caminos fueron también parte de nuestro objeto de estudio. La importancia de los caminos radica en que son: “…la única evidencia tangible de la organización estructural de una población prehistórica a lo largo de un espacio geográfico…[y] podría reflejar algo de la composición interna de su sistema de valores…” (Trombold 1991: 1, 3, la traducción es nuestra).
Así, los sitios y caminos incas en la sierra de Piura fueron nuestro objeto de estudio, y para su registro se realizaron las siguientes actividades: revisión de las investigaciones previas, análisis de fotografías aéreas, reconocimiento arqueológico de superficie, levantamiento de planos y registro de la ruta del camino inca mediante GPS.
Registro de los sitios y caminos inca. El reconocimiento arqueológico de los sitios y caminos incas en la sierra piurana, que permitió su registro, se realizó durante sucesivas temporadas de campo en las que he participado: - 1994 y 1995, durante la realización de mi tesis de licenciatura (Astuhuamán 1998). - 1999, en el desarrollo del proyecto La Gran Ruta Inca dirigido por Ricardo Espinosa (Espinosa 2002). - 2003, durante la ejecución del Proyecto Qhapaq Ñan en la Macro Región Norte (Astuhuamán et al. 2003, INC 2006). - 2004 y 2005, mientras desarrollaba mi tesis doctoral (Astuhuamán 2008). - 2009, durante la realización del “Proyecto binacional impulso a las prácticas del turismo rural que contribuyan a la reducción de la pobreza en el marco de una gestión efectiva de los destinos a lo largo del Camino Principal Andino o Qhapac Ñan en Aypate”. Se registró el tramo Aypate-Plaza del Inca, localizado este último luego de cruzar la frontera peruano-ecuatoriana. La abundante información anterior fue procesada utilizando software de dibujo automatizado (AutoCAD) y recientemente un sistema de información geográfica (ArcGIS) donde se han interrelacionado videos, mapas, fotos, dibujos y fichas de registro, con la finalidad de progresivamente mejorar el registro
CESAR ASTUHUAMAN arqueológico. A continuación presento, de la Tabla 1 a la Tabla 11, los tramos de camino inca registrados, indicando los tramos, ancho promedio y la longitud de cada tramo. Los tramos de camino inca registrados presentan diversas características formales: muros laterales de contención; hileras de rocas que definen el borde del camino; calzadas empedradas. Sin embargo, la mayor parte del camino está constituido por tierra apisonada, y el mejor indicador de que se trata de un camino inca lo constituyen los sitios incas asociados, los cuales presentan las típicas características arquitectónicas de las construcciones incas (v.g. patrón kancha, hileras de depósitos, puentes, badenes, terrazas agrícolas, entre otras). En la Figura 2 se presenta la distribución espacial de la red vial inca en la sierra de Piura. En la Figura 3 se muestra la red de centros y caminos incas en un contexto mayor que involucra el actual Norte del Perú, el Sur del Ecuador y la región amazónica. Se observa la existencia de tres caminos longitudinales que recorren la costa, sierra y una porción de la amazonía. Estos caminos son vinculados por caminos transversales. Durante el recorrido de la red vial inca se registraron sitios pre-inca e inca, presentamos en la Tabla 12 una relación de los sitios incas registrados y distribuidos de acuerdo a la actual ubicación política. Entre los principales sitios incas registrados en la sierra de Piura destacan los más extensos: Aypate, Caxas, Mitupampa y Huancacarpa. Existen sitios de menor tamaño (v.g. depósitos y palacios) asociados a la red vial, algunos de los cuales ya han sido presentados en trabajos previos (Astuhuamán 2008, 2009a, 2009b). A continuación describiremos brevemente algunos de los sitios incas más extensos. Altitudinalmente las evidencias arqueológicas en Aypate se registran entre los 2640 y los 2875 m.s.n.m., y se encuentran en las faldas, planicie y cima del cerro Aypate. La extensión del asentamiento es aproximadamente 2 Km². La planicie constituye la plaza inca, alrededor de la cual se disponen el acllawasi, la kallanka y el ushnu, todas ellas típicas edificaciones estatales presentes sólo en los centros provinciales inca, (Figura 4 y Tabla 13). Sin embargo, Aypate era un importante centro religioso regional mucho antes del tiempo de los incas, probablemente desde el 1500 a.C. A fines de 1994 realizamos un primer reconocimiento arqueológico en Caxas,
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ que ocupaba más de 2 Km² y se ubica en ambas márgenes del río Rey Inca, un plano parcial fue elaborado (Astuhuamán 1998), el cual fue ampliado durante la ejecución del Proyecto Qhapaq Ñan el 2003 (Astuhuamán et al. 2003), y también el 2004 (Astuhuamán 2005, 2008), (Figura 5). En la Tabla 14 se presenta las principales características de cada sector. Mitupampa se localiza cerca a un cruce de caminos y dando frente hacia una pequeña cordillera conformada por los cerros Negro y Saquir. El sitio tiene una extensión de aproximadamente 60 Has, (Figura 6 y Tabla 15), sucesivos planos fueron elaborados (Polia et al. 1993; Astuhuamán 1998, 2008). Huancacarpa es un sitio inca conformado por grandes recintos de planta rectangular (kallankas) que forman kanchas, situado a 3500 m.s.n.m. en la división tripartita de las cuencas de los ríos Huancabamba, Piura y Quiroz. La parte central del sitio está definida por kanchas cercadas (Sector 3) y las partes extremas y opuestas son conformadas por kanchas abiertas (sectores 1 y 2), (Figura 7). En esta sección hemos presentado una parte de la red vial inca y los principales sitios asociados. En la siguiente parte presentaremos algunas interpretaciones acerca de la presencia inca en la sierra de Piura relacionadas a las preguntas de investigación.
Interpretando el registro arqueológico Es frecuentemente asumido que los patrones de asentamiento y los planos de las edificaciones reflejan las instituciones sociales, políticas, y religiosas de los estados arcaicos (Flannery 1998: 15-16, 54-56). A continuación, presentaré una tipología de los sitios incas de la sierra de Piura, y luego compararé las edificaciones de los centros provinciales en la región. Un indicador clave en esta tipología fue el tamaño de los sitios incas más extensos: Aypate y Caxas miden alrededor de 200 Has cada uno, Mitupampa mide 60 Has (Figuras 4, 5 y 6). El tamaño del tipo de sitio “centro provincial” es seguido por el tipo “asentamiento militar” (Huancacarpa), y le siguen en dimensiones los depósitos y palacios. En la Tabla 16, se propone una tipología de los sitios inca en la sierra piurana de acuerdo a su función y se indican algunos ejemplos. La Tabla 16 relaciona la función y el tipo de sitio. La función de las edificaciones incas ha sido analizada y discutida en previas investigaciones a partir de
CESAR ASTUHUAMAN evidencias materiales y fuentes etnohistóricas (Morris 1971, 1999, 2004; Hyslop 1984, 1990; Kendall 1985; Morris y Covey 2006). Las actividades fueron un indicador clave usado para identificar la función de las edificaciones incas (v.g. religión y ritual, organización social y gobierno, agricultura, ver Kendall 1985). Respecto al primer tipo de sitio, por ser los centros provinciales bastantes extensos y estar conformados por sectores que tuvieron diferentes funciones, presentamos una tabla comparativa, Tabla 17, acerca de la función de los sectores de dichos centros en la sierra de Piura. Un detalle importante de resaltar es que la arquitectura de los tipos de sitios denominados “depósitos” (hileras de recintos del mismo tamaño) expresa exclusivamente las funciones de almacenamiento y administración, en cambio en los centros provinciales estas funciones son solo una parte de las numerosas actividades que se desarrollaban en ellos. Lo mismo ocurre en los asentamientos militares donde se desempeñaron funciones residenciales y almacenamiento, mientras que en los centros provinciales además de estas actividades se desarrollaron muchas otras. También las funciones administrativas y residenciales de los “palacios” se expresan en la kancha inca, pero en los centros provinciales los palacios eran un sector más. Sostengo que las provincias incas de la sierra piurana, de la cual los caminos y centros incas forman parte, fueron organizadas a lo largo de un proceso gradual, el cual puede entenderse mejor si utilizamos una perspectiva histórica. A pesar de que aún no es posible proporcionar una clara cronología de la secuencia de ocupación inca en la Región Piura, se han identificado por lo menos dos fases de ocupación inca, a través de la excavación y el análisis arquitectónico, y éstas habrían estado relacionadas a las distintas fases de conquista y consolidación: una primera fase de incursión militar seguida por una organización más estructurada y el fortalecimiento de las alianzas con los curacas locales. Si bien se reconoce que es necesario más trabajo de campo arqueológico para contrastar y mejorar esta cronología provisional, ésta ha servido para aclarar como el proceso de formación, la cantidad y función de las provincias, y sus centros provinciales, fueron cambiando gradualmente durante el período del control inca de la sierra piurana. A partir de los datos disponibles en la sierra de Piura, sugiero que la red de asentamientos y caminos incas formó la base administrativa durante las dos fases de la organización provincial durante los siglos XV y XVI, y que la existencia de un gran
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ centro administrativo-ceremonial en cada provincia es un supuesto necesario para el análisis espacial y arqueológico, sin embargo, esto necesita ser refinado a través de un análisis comparativo de la cantidad, tamaño y organización espacial de los rasgos arquitectónicos de cada centro con el fin de evaluar sus características específicas. La red de asentamientos está conformada por los sitios construidos por los incas destinados, total o parcialmente, a funciones residenciales y administrativas: centros provinciales, sitios militares, palacios, depósitos y otros. Todos estos asentamientos fueron vinculados por los caminos incas. Así, la red administrativa fue conformada por asentamientos (nodos) y caminos (líneas). Otra red ceremonial habría vinculado a los templos incas, los centros locales de culto, adoratorios, cementerios y porciones sagradas del paisaje. En muchos tramos ambas redes, administrativa y ceremonial, pudieron estar sobrepuestas. Un análisis comparativo de los centros incas sugiere que el inicial control inca de la sierra de Piura, y la organización temprana de las provincias durante el gobierno de Topa Inca Yupanqui, fue a través de una combinación de presencia militar y estrategias religiosas a lo largo de la región de Huancabamba (por ejemplo, se han registrado tres momentos de ocupación en la plataforma ushnu de Mitupampa) y alrededor de Caxas. En esta primera etapa, Mitupampa fue un centro provincial en la región de Huancabamba y estuvo conformado por un conjunto de edificios incas (por ejemplo, un ushnu de una plataforma, una kallanka pequeña y una plaza rectangular), sin embargo, Mitupampa por estar construido sobre un centro religioso pre-inca fue ante todo un sitio ritual durante esta primera etapa. La actividad económica (v.g. extracción y procesamiento de recursos) y la reorganización socio-política (v.g. asignación de nuevos roles a los centros provinciales) de la región caracterizaron principalmente a la segunda etapa de la reorganización provincial, la cual estuvo relacionada con el gobierno de Huayna Qhapaq, quien pacificó la sierra de Piura y transformó esta región en su base de operaciones para dirigir las campañas militares contra los Bracamoros hacia el Este, la actual costa ecuatoriana hacia el Nor-oeste y la sierra ecuatoriana hacia el Norte. En esta segunda etapa, se (re)construyeron tres grandes centros incas (Caxas, Huancabamba y Aypate) y algunos edificios en el antiguo centro de Mitupampa fueron reconstruidos (por ejemplo, la plataforma ushnu, ver Polia et al. 1993) de acuerdo a los nuevos cánones de arquitectura inca promovidos por Huayna Qhapaq
(cf. Kendall 1985; Niles 1993, 1999), tales como las kallankas de grandes dimensiones que se han registrado en Caxas, Huancacarpa y Aypate (Polia 1972, 1973, 1995), en contraste a las de menores dimensiones, como la de Mitupampa, que pudieron ser construidas antes de Huayna Qhapaq (Astuhuamán 1998, 2008). Diferentes funciones fueron designadas a estos centros, las que se expresan en sus edificios estatales, de conformidad con las nuevas políticas expansionistas y estrategias incas. Esto pudo implicar la disminución de la jurisdicción del temprano centro inca de Mitupampa, debido a la importancia y extensión que alcanzó Huancabamba, situada a solo cuatro horas de caminata de Mitupampa, y el cambio de sus funciones iniciales. Mientras el principal esfuerzo en la región fue puesto en la construcción de cuatro centros incas, cifra mucho menor en otras regiones del mismo tamaño, la ampliación y mantenimiento de la red de caminos fue también clave para obtener un mayor control sobre los recursos para el nuevo inca y su panaqa, y la creación de nuevas alianzas con los señores locales y los representantes de las prestigiosas wakas de la región. En relación con la segunda etapa de ocupación inca en la sierra de Piura, sugiero dos propuestas que ofrecen perspectivas ligeramente diferentes sobre cómo distintos enfoques de la organización estatal podrían cada uno dar lugar a restos materiales similares. En la primera, cada provincia tuvo un único centro provincial y el tamaño de su jurisdicción administrativa estuvo relacionado con el tamaño de su centro. De este modo, las jurisdicciones de Huancabamba, Caxas, Aypate y Mitupampa eran diferentes en tamaño, pero el carácter de sus jurisdicciones administrativas fue similar. En esta primera propuesta, dos centros (Huancabamba y Mitupampa) no se encontraban ubicados en el centro de su jurisdicción, sino hacia los bordes. En la segunda propuesta, los centros incas formaron parte de sistemas paralelos en los cuales las jurisdicciones administrativas y religiosas estaban sobrepuestas pero separadas. Así pues, mientras Huancabamba y Caxas estaban concentrados más en aspectos económicos, sociales y administrativos, Aypate y Mitupampa estaban relacionados con aspectos religiosos y eran principalmente sitios de culto a pesar que pudieron conservar algunos aspectos administrativos comunes a cada centro inca expresado en sus edificaciones estatales (v.g. ushnu, kallanka, plaza). La presencia de grandes palacios y ushnus pudo ser un indicador de la preponderancia administrativa de algunos centros incas, mientras que la presencia de templos indicaría su rol religioso. Respecto a los templos incas en la sierra de Piura,
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ definidos por plataformas escalonadas sobrepuestas, éstos son de menor tamaño en Aypate y Mitupampa, lo cual puede ser interpretado como que dichos templos trataron de no competir con los cultos locales existentes en esos centros. Desde Aypate y Mitupampa se habrían controlado las wakas locales y estatales, sus sirvientes y tierras. En contraste, el templo del Sol de Caxas es de grandes dimensiones, lo cual sugiere que el culto al Sol fue desarrollado plenamente allí, al igual que en Huancabamba, opacando a los cultos de las wakas nativas. En la actualidad, el registro arqueológico de la sierra piurana no permite elegir cuál de estas dos propuestas interpretativas es la más viable. Sin embargo, siguiendo los modelos de Pachacamac e Isla del Sol, sugiero que una mejor comprensión de las relaciones entre las instituciones religiosas incas, representadas por edificios (v.g. acllawasi, Templo del Sol, ushnu), y los cultos pre-inca es la clave para identificar dónde los centros religiosos incas (en contraste a los centros administrativos) fueron construidos. La conquista inca de la sierra de Piura, en la primera mitad del siglo XV d.C., restableció la interacción cultural y económica entre los Andes Centrales y Septentrionales, a la vez que transformó la región mediante la instalación de centros administrativo-ceremoniales incas y la red vial, y desde aquí se intentó la conquista de los grupos amazónicos situados hacia el Este. Es este conocimiento de la presencia inca en la sierra piurana, generado por la investigación, el que permitirá la adecuada preservación del patrimonio legado por los incas para las futuras generaciones.
La preservación de los sitios y caminos inca El registro de la red vial inca y los sitios asociados ha sido recientemente una prioridad en las investigaciones en la sierra de Piura (cf. Espinosa 2002; Astuhuamán et al. 2003; Instituto Nacional de Cultura 2003, 2004, 2006; Astuhuamán 2008, 2009a, 2009b) debido a que un tramo del camino inca que recorre esta región y el Sur del Ecuador (tramo binacional Aypate - Loja) será uno de los seis tramos que el Perú postulará para ser inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO (INC 2009: 9). La realización del Proyecto Qhapaq Ñan (2002-2010) orientado a la nominación de la red vial inca en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha movilizado a los países
CESAR ASTUHUAMAN andinos recorridos por el camino inca hacia su registro sistemático y a plantear medidas de conservación para su revaloración, involucrando en este proceso a entidades estatales (nacionales, regionales y locales), a las comunidades nativas y a instituciones privadas. Paralelamente al proceso de nominación en curso, ya en algunos tramos de la red vial inca en la sierra de Piura se realizan actualmente proyectos que involucran a diversas instituciones y comunidades. Uno de éstos se realiza entre Aypate y el Sur del Ecuador, el “Proyecto binacional impulso a las prácticas del turismo rural que contribuyan a la reducción de la pobreza en el marco de una gestión efectiva de los destinos a lo largo del Camino Principal Andino o Qhapac Ñan en Aypate” es dirigido por la Universidad de Piura y el Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV), y financiado por la Organización Mundial de Turismo (OMT). Hacia el Sur de Aypate, se desarrolla el “Proyecto Gestión Integral y uso sostenible del tramo de la Gran Ruta Inca: Huancabamba – Caxas y sus áreas de influencia (Piura)”, es dirigido por The Mountain Institute. Estos proyectos abordan tramos del camino longitudinal de la sierra, el cual Humboldt recorrió en 1802, y vistos en conjunto desde la frontera peruano-ecuatoriana hasta Mitupampa podrían conformar una ruta turística (v.g. “La Ruta de Humboldt”) que por su buen estado de conservación, las investigaciones realizadas y la voluntad política existente podría convertirse en un importante destino turístico en el futuro, que constituya una alternativa de desarrollo para las poblaciones locales opuestas a las actividades extractivas de recursos que contaminan el medio ambiente. Cinco siglos después, los habitantes de la sierra de Piura aún recorren los caminos que los incas, y sus predecesores, construyeron, esperando que sean preservados y visitados por las futuras generaciones. La revaloración de los sitios y tramos de camino inca permitirá que podamos contemplarlos unos siglos más. Empecemos por gestionar su declaración como Patrimonio Cultural de la Nación, por enseñar a las autoridades regionales y locales, y a la población local (principalmente a los escolares) la importancia del patrimonio legado por los incas, lo cual permitirá la protección legal de dicho patrimonio, pues sin sitios ni caminos incas no se desarrollarán investigaciones que generen nuevos conocimientos, no habrán circuitos turísticos, y tampoco se podría realizar la gestión de tan valioso patrimonio cultural.
LA RED DE SITIOS Y CAMINOS INCAS EN LA SIERRA DE PIURA, PERÚ Notas 1 “...La sierra de Caxas y Ayabaca era el territorio de la confederación de los guayacundos de la filiación jívara” (Hocquenghem 1989: 156).
2 “...A.M. Hocquenghem (1989) propone incluir, dentro del conjunto Palta, al grupo conocido bajo el nombre de “Caxas”...Los Caxas habrían formado parte, con los Calvas, de la etnia Guayacunda, emparentada con los Paltas. Esta interpretación no tiene, hasta el momento, ninguna corroboración en el marco de los vestigios arqueológicos. Como ya lo hemos señalado, los rasgos diagnósticos de la tradición cerámica Palta no han aparecido en ninguna parte del territorio ubicado al Oeste de Sozoranga (región de Macara/Zapotillo, cuenca media del Catamayo/Chira) y al Sur del río Calvas (cuenca del río Quiroz y sierra piurana)...Los rasgos “Palta” tampoco aparecen en la cuenca alta del río Huancabamba. Los estudios realizados por M. Polia (1997), en la misma zona de Ayabaca, no indicaron la existencia de ningún elemento comparable con la cerámica encontrada del otro lado de la frontera, en la región de Cariamanga...” (Guffroy 2004: 148).
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CESAR ASTUHUAMAN
Figura 1. La Región Piura en el contexto geográfico del Norte del Perú y el Sur de Ecuador.
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Nombre del sitio Puente Tondopa Intersección Loma del Huacho Cerro Chichacomo Intersección Cerro Lingán Intersección Cerro Chala La Huaca Cerro Culuguero Intersección Yantuma Socchabamba Intersección Aypate Cerro Balcón Cerro San Miguel Intersección Intersección Yanta Intersección Intersección
Número del sitio 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
Nombre del sitio Número del sitio El Tambo 23 Gentiles de Portachuelo 24 Intersección 25 Paredones de Gentiles 26 Intersección 27 Intersección 28 San Isidro 29 Cerro San Isidro 30 Intersección 31 La Playa 32 San Pedro 33 Tambo Florecer 34 Intersección 35 Las Pircas 36 Intersección 37 Laguna de Mijal 38 Intersección 39 Cerro Casitas 40 Intersección 41 Caxas 42 Ramada del Inca 43 Intersección 44 Huancacarpa 45 Intersección 46 Intersección 47 Intersección 48 Intersección 49 Laguna Rey Inca 50 Intersección 51 Intersección 52 Intersección 53 Tambo de Jicate 1 54 Tambo de Jicate 2 55 Intersección 56 Huancabamba 57 Cerro Pariacaca 58 Intersección 59 Mitupampa 60 Intersección 61 Lanche 62 Intersección 63 Intersección 64 Lagunas 65 Intersección 66 El Gentil 67 Intersección 68 Tacarpo 69 Intersección 70 Mandor 71 Intersección 72 Intersección 73 Intersección 74 Cerro Paratón 75 Ovejería 76 Intersección 77 Cerro Lavatorio 78 Cerro Santa Rosa 79 Intersección 80 Intersección 81 Piscán 82 Intersección 83 Intersección 84 Intersección 85
Figura 2. La red vial inca en la sierra de Piura y los sitios asociados.
CESAR ASTUHUAMAN N. del sitio
N. del sitio Zaruma Changacaro Las Piedras Saraguro Intersección Intersección Borde Tomebamba Ingapirca Borde Borde Borde Borde
# del sitio 43 44 45 46 47 48 49 52 53 54 55 56 57
Guineal Pohechos Intersección Intersección Aypate Calvas Intersección Caxas Intersección Piura La Vieja Intersección Intersección Huancabamba Intersección Mitupampa Huarmaca Intersección Huambos Cerro La Virgen Apurlec Jotoro La Viña Tambo Real Tambo de Posope Intersección Farfán Chiquitoy Viejo Chan Chan Huamachuco Cajamarca Intersección Intersección Cochabamba Intersección Borde Borde Intersección Intersección Intersección Gonzanama Chapamarca Tumbes El Ministro Intersección Intersección Borde
# del sitio 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 58 59 50 51
Figura 3. Red de centros y caminos inca en la sierra de Piura, y regiones vecinas. Códigos de los centros Inca: Aypate, 5; Caxas, 8; Huancabamba, 13; Mitupampa, 15. Fuente: Astuhuamán 2008: 301, Figure 8.07
Figura 4. Distribuciรณn de los principales sectores de Aypate. Fuente: Astuhuamรกn 2008, Plan 01.
Figura 5. Distribuciรณn de los principales sectores de Caxas. Fuente: Astuhuamรกn 2008, Plan 02.
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Figura 6. Distribuciรณn de los principales sectores de Mitupampa. Fuente: Astuhuamรกn 2008, Plan 14.
Figura 7. Plano de Huancacarpa. Fuente: Astuhuamรกn 2008, Plan 13.
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Inka Llaqta / 2010
Continuidad y cambio en comunidades Huaylas durante el periodo Intermedio Tardío, Inka, y Colonial 1000–1615 d.C. Kevin Lane Resumen Mucho se ha dicho del desarrollo de la complejidad social en el pasado. Esta visión ha tendido a concentrarse en examinar conformaciones 'altas' de organización social como lo son los estados e imperios. Tomando en cuenta su importancia, este artículo articula el rol de la comunidad como el componente básico de cualquier entidad sociopolítica más grande. En este artículo nos concentramos en la comunidad y su manifestación dentro de la institución social andina del ayllu y su desarrollo desde el final del Horizonte Tardío hasta la Colonia Española temprana (1000–1615 d.C.). Aunque presentamos un resumen general de esta institución, nos centramos a la vez en como el ayllu fue impactado por los imperios Inka y Español en el área de la Cordillera Negra de la región de Huaylas en los Andes Nor-centrales. Planteamos la hipótesis sobre una organización segmentaria existente en el ayllu y sus posibles raíces en un modo de producción agro-pastoril.
Palabras Clave: Agro-pastoralismo, Ayllu, Complejidad Social, Comunidad, Cordillera Negra, Huaylas, Organización Segmentaria
Abstract Much has been made of the development of social complexity in the past. This view has tended to concentrate on 'higher' forms of social organization such as states and empires. Whilst acknowledging their importance, this article addresses the role of the community as the basic building block of any larger socio-political entity. In this article we concentrate on the community as manifested in the Andean social institution of the ayllu and its development from the end of the Middle Horizon through to the early Spanish colony (AD 1000–1615). Whilst presenting a general overview of this institution we concentrate on how the ayllu was impacted by the Inka and Spanish empires in the Cordillera Negra area of the Huaylas region of the Northcentral Andes. We speculate on the segmentary organization inherent within the ayllu and its possible roots in an agro-pastoralist mode of production.
KEVIN LANE Introducción Tradicionalmente los estudios sobre complejidad en el pasado se centraron en los procesos evolutivos que llevan hacia una forma “superior” de organización social (ver Flannery 1972) aunque este acercamiento ahora se ve como muy simplista (Blanton 1998; Blanton, et al. 1996; Brumfiel 1992) sin embargo se ha reconocido como evidente que los estados y los imperios existieron en el pasado (ver Alcock, et al. 2001; Yoffee & Sherratt 1993). Lo que es frecuentemente carente es una apreciación más detallada de los cimientos de estos estados e imperios, por esto quiero decir un estudio de comunidad. Por comunidad, atribuyo la definición realizada por Gallaher Jr. y Padfield que declaran que; …el concepto de comunidad se refiere a la organización social común y a la característica de la especie humana. (…) Es la esencia de esa condición social necesaria para la supervivencia humana y no es necesariamente un lugar específico. La comunidad en este sentido ha existido en esas calidades que hemos llegado a definir humano. (Gallaher Jr. & Padfield 1980:1) La comunidad se difundió entonces y habría existido antes, durante y después de que los estados e imperios llegaran y desaparecieran. Por lo tanto, aunque ellos se puedan desanimar, morir y desaparecer (Adams 1980) donde las sociedades invariablemente han existido y que éstos han estado compuestos por comunidades. Desarrollando este tema, en este artículo reflejaré las comunidades de la sierra (3200-5100 msnm) en los Andes Nor-centrales (ver Figura 1) durante la época desde el inicio del Intermedio Tardío hasta la Colonial temprana (1000-1615 d.C.), este ultimo también llamado el Epi-Prehispánico (Wernke 2011). El área considerada aquí incorpora las tierras que limitaron el Río Chaclancayo y el Río Loco en el Distrito de Pamparomás en la Provincia de Huaylas, Departamento de Ancash cubriendo un área de 70km² en total. Estos dos ríos fluyen río abajo hacia el costero Río Nepeña. Este es un paisaje vertical sub-Alpino, Alpino y Tundra poblado por comunidades modernas ubicadas a un nivel bajo entre los 2600-3800m, cultivando y pasteando sus rebaños. La región se localiza en la Cordillera Negra dónde no hay glaciar alguno y aunque la lluvia promedia es de los 700mm por año, la pendiente de cuesta pronunciada significa un problema serio para el agro-pastoralismo exitoso a esta altura. En el pasado esto se opuso por la creación y mantenimiento de una serie compleja de tecnología de irrigación incluyendo diques, depósitos, canales y terrazas. De interés especial en esta región es la manera por la cual los las comunidades Huaylas se agruparon en el pasado y como negociaron el cambio independiente de pequeña escala a macro-etnia (Rostworowski 1990) y de allí a la subsecuente absorción en esferas sociales y económicas de dos entidades socio-culturales muy distintas - los Inkas y los Españoles. Al centro de las estas comunidades en la región Andina resaltar una unidad social particular el ayllu.
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL En este artículo sugiero una interpretación sociopolítica alternativa de lo que representa el ayllu, planteando la naturaleza precoz de esta institución y su capacidad de adaptarse y de integrarse a las circunstancias cambiantes a través del tiempo en los Andes Nor-centrales. Discuto la fragmentada naturaleza del ayllu, y que esto sugiere la existencia de un sistema dividido en segmentos de organización social, política y cultural que se impregna en los Andes durante el período Intermedio Tardío que cambia pero nunca colapsa. Tribu segmentaría o organización estatal es una herramienta empleada para entender a comunidades pastoralistas, agro-pastoralistas y de agricultura mixta a través del África (Salzman 2004; Southall 1956) y Asia (Southall 1988; Stein 1980). Considerando que el ayllu pudo tener similar elementos segmentarios en su composición, discuto que sea un dispositivo útil con el cual entender la dinámica y la trayectoria histórica de comunidades en los Andes. Viendo como se ha aplicado a las sociedades pastoralistas en otros continentes es quizás particularmente útil considerar a comunidades agro-pastorales Andinas, también afirmo que la organización segmentaria tiene implicaciones para el desarrollo de la sociedad Andina a lo largo de todo el período Prehispánico.
Organización Social: El Ayllu La sociedad andina era diversamente organizada a lo largo de un sistema complejo de diarquía, triarquía o aun mas subdivisiones, todavía en la raíz de la organización familiar, el énfasis siempre estuvo el lo que ha sido llamado ayllu (Zuidema 1977) para los Andes Sur-centrales, panaca entre la realeza Inka (Conrad & Demarest 1984), o quizás la pachaca (León Gómez 2003) para el período Prehispánico en los Andes Norcentrales y/o como cofradías (Varón Gabai 1982) o así como castas (Vásquez & Holmberg 1966) para el Período Colonial y Republicano en el área considerada aquí. A lo largo, me referiré a este tipo de organización por el término ayllu ampliamente aceptado. Este tipo de organización social ha sido notoriamente difícil para definir, debido parcialmente a la fluidez del término que podría significar cosas ligeramente diferentes en lugares diferentes. Para John Wayne Janusek, trabajando en el Horizonte Medio en la cuenca del Titicaca (600-1000 d.C.), el ayllu es “… un término flexible para la comunidad…” (Janusek 2004:28), por otra parte una comunidad basada en el parentesco y compartiendo un común, real o imaginario, antepasado. Finalmente, en su totalidad, el ayllu abarca una unidad social, económica y política unida y reafirmada con rituales estructurados. Según lo mencionado arriba, sin embargo, los detalles en cuanto a qué constituyen exactamente esta organización varían de región en región en el pasado como en el presente; como por ejemplo, las castas modernas del área de Vicos en el Callejón de Huaylas, unilineal, basado en hombres, organización de grupos de parentescos, en lugar de la organización del ayllu bi-lineal en la que se acentúan a los progenitores masculinos y femeninos (Lambert 1977) y las comunidades en Awatimarka en el distrito actual de Moquegua en donde se pone más énfasis a la unión endogámica y la residencia común (Kuznar 1995). Una preocupación con la residencia y específicamente con linaje y ascendencia es común a todas las definiciones del término y es esta característica la base que tiene más probablemente sus raíces en el pasado Prehispánico.
Por lo tanto, etnohistóricamente los ayllus se unieron en unidades más grandes que abarcaban dos o más diferentes ayllus. Estas agrupaciones más grandes son referidas en la literatura como micro-ayllus, macro-ayllus (ver Janusek 2004) o como microetnías y macro-etnías (véase Rostworowski 1990; Schaedel 1985). Así, las unidades sociopolíticas andinas en todas las escalas fueron compuestas por grupos de ayllus relacionados. Dentro de estas categorías hay otra subdivisión conocida como mitad ayllus o ayllus duales; éstos eran ayllus emparejados con variadas características, aunque complementarios. Los elementos complementarios, también llamado mitades, están presentes en la actualidad en la mayoría de los Andes, eran una característica que define la organización social registrada por la etnohistoria Prehispánica tardía. La división en mitades es evidente bajo los Inka conocidas como mitades asimétricas en la sociedad, como lo fueron el hanan y hurin. Este concepto dual fue utilizado más adelante por la administración del imperio de tal forma que las provincias capturadas fueron subdivididas en hanan y hurin; éstos podrían subdividirse a su vez internamente (Pärssinen 2003). Otra dualidad común era las de mitades izquierdas y derechas, mencionado en quechua como ichoc y alluaca respectivamente, como lo fueron también orcon y warmi o varón y hembra. Las divisiones en mitades podían también ser una expresión de la actividad económica que se practicaba dentro de esa mitad (por ejemplo agricultores y pastores) y del prestigio socio-económico de cada parcialidad. Por ejemplo, entre el Inka, la mitad inferior fue ligada generalmente a la clase sacerdotal y la mitad superior con la clase guerrera (Conrad & Demarest 1984). Gelles (1995) ve la división en mitades de los ayllus y de la sociedad como representación de la institucionalización de una relación explotadora o extractiva entre las divisiones desiguales dentro de comunidades. Estoy de acuerdo con esta interpretación: hay siempre un implícito, o real, diferenciación y jerarquía entre las mitades complementarias. Esta graduación diferenciada es expresada en estatus y acceso. En la región de Huaylas, dentro del campo de estudio, durante el período Prehispánico el ayllu pastoralista de Llacuaz y el ayllu agricultor de Huari se combinaron en ayllus complementarios. En estos grupos los pastores, con su acceso preferencial al agua de la región montañosa y a las zonas Kichwa y Puna, representaron el ayllu superior de la clasificación jerárquica para el Intermedio Tardío, podían ordenar el trabajo en la reparación y el mantenimiento de estructuras hidrológicas como represas y canales. Es el estado separado, pero íntimamente vinculado y complementario del ayllu que nos sugirió la presencia de una organización segmentaria en esta institución andina.
Organización Segmentaria en los Andes La consideración inicial de la viabilidad de una organización segmentaria para explicar el entorno social andino Nor-central durante el período 1000-1615 d.C. ocurrió como resultado de una paradoja existente. Saber que aunque las fuentes documentales tempranas para la región de Huaylas que abarcan el área de estudio proporcionan una fuente rica de información de los numerosos jefes locales, curacas, caciques y líderes que los españoles encontraron durante el decimosexto siglo, esta visión contrasta con la evidencia arqueológica local que no demuestra cualquier evidencia clara de jerarquía social o política.
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL Al nivel del sitio arqueológico, la poca evidencia de divisiones espaciales interiores se yuxtapone claramente contra una serie impresionante de estructuras hidrológicas en el paisaje, como son los diques, los reservorios, canales y terrazas de irrigación. Así la evidencia de los asentamientos sugiere que estas comunidades fueron poco estratificadas internamente con un bajo desarrollo dentro de la jerarquía política o en el mando concedido a individuos o grupos de élite. En cambio, las grandes construcciones hidrológicas, implicando una fuerte inversión de tiempo y de trabajo inicial al igual que el esfuerzo necesario para su mantenimiento anual, sugiere que tendría que haber habido alguna formalización de control institucional de estos sistemas de producción. La reconciliación de este enigma entre los asentamientos pobremente estratificados y la arquitectura monumental es una tarea desalentadora, aunque con algunas soluciones. Por ejemplo, aunque las fuentes etnohistóricas nos muestran evidencias de la sociedad durante el Horizonte Tardío (1480-1532 d.C.) como una remienda en los estratos primarios y secundarios de los jefes saya y los jefes guaranga bajo la jerarquía provincial del Inka, es igualmente evidente que el sistema en el lugar era en gran parte artificial e impuesto por el estado Inka. Pärssinen (2003) ha descrito como la división entre guarangas y sayas era más un dispositivo del Inka por encima de pequeñas entidades diarquías, triarquicas y cuadarquicas locales, una forma de regularizar el poder y control político Inka que divisiones existentes desde mucho tiempo atrás. Por esto es enteramente posible que el sistema de gobierno político estaba además semejantemente impuesto; así los primeros líderes locales durante el Horizonte Tardío (1480 d.C.-1532 d.C.) existieron porque el Inka los creó y apoyó por motivos socio-políticos de control de las provincias recientemente incorporadas al imperio. Por ejemplo, al describir la organización sociopolítica de la provincia de Huaylas, Espinoza Soriano (1976) suscribe la naturaleza seudo-feudal de la forma de gobierno existente dentro de la región. El atestigua la elevación de ciertos jefes locales y sus linajes a la distinción de curaca principal ligada a la familia real del Inka a través de lazos de unión. Este punto ha sido recalcado por Pärssinen (2003) en numerosos ejemplos a través de diferentes áreas de la región central andina. Sugiero que el rango del líder nativo, por lo menos para la región de Huaylas, durante el Intermedio Tardío o quizás el Horizonte Medio Tardío, tuviera cierta fluidez. Discuto, basado en la evidencia arqueológica disponible, que los jefes no nacieron necesariamente pero fueron 'elegidos' temporalmente al oficio y que el poder político fue algo concedido y manejado por los grupos corporativos de linaje o ayllu y no por individuos per se. La evidencia arqueológica de la mayoría de los asentamientos del Intermedio Tardío considerados aquí, demuestra poca diferenciación en calidad o tipos de edificios en función del espacio intra-sitio. Este hecho es sugestivo de un grado bajo de diferenciación social o de la no-aparición de élites permanentes dentro de estas comunidades. Hay también poca jerarquía entre diferentes tipos o grados de sitios en el paisaje; aun cuando hay asentamientos más pequeños o más grandes al igual que un número de estancias y granjas, entre estos sitio hay poco para diferenciar la distribución de espacio o construcción de edificios dentro de ellos. La evidencia mortuoria exhibe una preocupación con la adoración del antepasado y el linaje genealógico concomitante (Salomon 1995). La elaboración distinta de la albañilería mortuoria está en rígido contraste con la regularidad
KEVIN LANE indescriptible del patrón de asentamiento y sirve para demostrar que la “familia en muerte” era un elemento crucial dentro de estas comunidades durante el Intermedio Tardío. Esta “familia en muerte” y sus descendientes vivos formaron juntos la base del la organización ayllu. Es decir el ayllu se muestra como comunidad viviente respaldada por un fuerte componente de comunidad mortuoria compuesta de ancestros reales o imaginarios. Esta estructura existió por lo menos para el periodo del Intermedio Tardío sino antes (ver Isbell 1997; ver Janusek 2004). Sin embargo, tampoco hay diferencia significativa entre las estructuras mortuorias que sugiere que las familias ocuparan un estado similar en lo referente a uno dentro de la comunidad. Este sistema de poder que se extiende a través de familias tiene semejanzas distintas a los sistemas tribales segmentarios descritos por Salzman (2004) para comunidades pastoriles y agro-pastoriles del viejo mundo y del África, en los cuales los jefes tribales ejercen autoridad limitada en base al consentimiento familiar e intrafamiliar. La organización segmentaria se basa esencialmente en los lazos comunes de parentesco, verdaderos o ficticios que se fragmentan a través de los diversos linajes y grupos de la familia dentro de una comunidad, tribu o sociedad. Esta descripción nos presenta semejanzas fuertes con lo que conocemos del ayllu andino. Las formas de poder y autoridad ejercidas dentro de sistemas tribales segmentarios son altamente fluido, difundido y circunscrito por las circunstancias. A menudo, eligen a los líderes en reacción a presión externa; esta presión crea la demanda para una consolidación temporal de poder en las manos de pocos o incluso de un individuo. Pasado el momento de crisis, normalmente el poder se traspasa de nuevo a la comunidad y a los segmentos familiares o linajes particularmente. La organización segmentaría ha sido denominada como “Anarquía Ordenada” por Evans-Pritchard (1940) y describe una estructura política acéfala, es decir una estructura política sin líderes o reglas definidas. El punto clave de este tipo de sociedad es el principio del consenso: negociación a través y entre las unidades de familia que abarcan una comunidad. Dentro de estas sociedades los líderes temporales que emergen son en función de representantes de la comunidad, sin más poder aquel que les he asignado a ellos por la comunidad. Los líderes en estos sistemas pueden ser elegidos en una gama de diferentes formas, incluyendo en base a su afluencia, la influencia personal, la edad y buen carácter. En esencia entonces “…un sistema segmentario de linaje… combina incómodamente calidades igualitarias, democráticas y descentralizadas de un liderazgo débil…” (Salzman 2004:52). En este caso igualitarismo significa “…una carencia de autoridad jerárquica [y] una difusión de los medios de coerción…” (Salzman 2004:53); por lo tanto se está refiriendo qué es igualitariamente político, lo cual implica que no necesariamente es una igualdad económica. En la actualidad, la sociedad andina de organización segmentaria es un hecho social, como se ha documentado entre las comunidades agro-pastoriles en la región de Ayacucho (Flannery, et al. 1989). Aquí la organización comunal tiene a su centro el grupo de familia o ayllu; en esta región sur-central, por ejemplo, los linajes más ricos negocian parte de su afluencia con linajes menores a cambio de reconocimiento y status intercomunitario. Más cerca al área de estudio, en la región de Vicos en el Valle de Santa, Vasquez y Holmberg (1966) han reiterado la importancia de la familia o casta como modo de organización de la vida comunitaria de similar forma que Flannery, et al. (1989) en Ayacucho.
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL Entre las comunidades modernas dentro del área de estudio en la Cordillera Negra también se observó una distribución de poder segmentaria similar. Los líderes son temporales y cambiados por circunstancias o necesidad. El poder y la autoridad no son hereditarias y residen enteramente con los comuneros, cabezas reconocidas de familias extendidas, que deciden asuntos de la comunidad en base a la negociación y obligaciones comunales. Trabajar en los campos, con los rebaños y en el mantenimiento de la infraestructura de irrigación es organizada a nivel de comunidad; sin caer en el requisito de una dirección personalizada, la cooperación comunal es el punto de apoyo para la producción local. Todavía incluso dentro de la comunidad, el cotidiano funcionamiento de asuntos no está fuera de conflictos y hay tensiones y fracturas constantes entre los linajes rivales, las familias y sus intereses particulares. Por ejemplo entre los comuneros de Cabanaconde en el área de Ayacucho hay tensión constante referente al acceso y distribución del agua (Gelles 2000). En escala más amplia, aunque todas las comunidades en el área de estudio en la Cordillera Negra tienen sus propias organizaciones comunales que constantemente discuten el uno con el otro, no es raro que se unan contra presiones externas percibidas, como parte del estado moderno del Perú. Por lo tanto, en la ausencia de un poder externo (en este caso el gobierno central) o autoridad la organización interna tiende a agruparse en modalidades segmentarias estrechamente unidos. Aquí entonces la producción, en última instancia la coerción y la ley residen dentro de las comunidades y sus componentes familiares o comuneros. Es posible que bajo una ausencia similar de fuerzas externas de gran alcance durante el Horizonte Medio Tardío y durante el Intermedio Tardío, la autoridad y poder fueran organizadas a lo largo de líneas segmentarías similares, transferidas a micro-ayllus organizados en comunidades familiares. Semejantemente, estas comunidades dispersas se unieron probablemente en confederaciones sueltas en tiempos de crisis que abarcaron las macro-etnías descritas en la literatura etnohistórica por Rostworowski (1990) y Schaedel (1985), que fueron mantenidas por los Inkas y Españoles después de su conquista de las dispersas provincias (Cieza de León 1995 [1554], 1996 [1554]; Sarmiento de Gamboa 1999 [1572]). Tenemos que hacer hincapié de que hay una diferencia en escala entre los grupos segmentarios y el estado segmentario. Desarrollado en África, el concepto de estado segmentario describe un estado '…en el que las esferas de la soberanía ritual y la soberanía política no coinciden. El primero se extiende ampliamente hacia una periferia flexible y cambiante. Mientras que la soberanía política se limita al dominio central, nucleado.' (Southall 1999:31). Las coincidencias con grupos segmentarios u organización tribal se encuentran en el nivel de autoridad. En principio, la autoridad en los estados segmentarios se basa en la personalidad, carisma y ritual en lugar de la coacción o control (McIntosh 1999; Southall 1956, 1988); esto tiene distintos paralelismos con el concepto de consenso inherente a la organización segmentaría tribal descrita por Salzman (2004). Gose (1992) es uno de los pocos que ha sugerido una organización estatal segmentaría para el imperio Inka. Aquí la naturaleza segmentaría del estado se basa en la organización de linaje denominado Panaca y en el concepto de múltiples Inkas co-existentes en un momento dado (ver además Pärssinen 2003). Los grupos de linaje o Panaca sugieren que el estado Inka era un refinamiento y desarrollo de las primeras tradiciones serranas sociales, culturales y de organización política. Esto plantea la
KEVIN LANE posibilidad de una organización socio-política segmentaría fundada en la institución del ayllu constituyendo la base de muchas organizaciones prehistóricas andinas en la sierra. En este sentido, una investigación de comunidades o etnias a pequeña escala localizadas en el área Nor-central andina seria crucial para el descubrimiento de funciones políticas segmentarías en un nivel bajo de organización social y desarrollo. Además, habida cuenta de los vínculos entre la organización segmentaría y el pastoralismo en el caso de África, es tentador sugerir que el ayllu y las estructuras socio-políticas serranas asociadas a ella derivaron de una similar asociación a el pastoralismo andino. Si este fuera el caso, implicaría que el ayllu fue sobre todo una construcción serrana y que bien no existieron o variaron considerablemente en su organización interna a lo largo de la costa; fuentes etnohistóricas sugieren tentativamente este diferencia de organización del ayllu entre la costa y la sierra para el periodo Intermedio Tardío (Rostworowski 1989b). En resumen, un sistema segmentario de organización social y política basada en el linaje y los lazos de parentesco reciproco, ayuda a explicar la discrepancia observada entre la construcción de asentamientos internamente indiferenciados y monumentos mortuorios ostentosos encontrados en la zona. Esta afirmación de identificación de comunidad a través de rituales como la capacocha no se realizo principalmente en el seno de los asentamientos de Intermedio Tardío, como por ejemplo en patios, plazas o espacio abierto como ha sido reconocido, sino mas bien, estos rituales y ceremonias se llevaron a cabo ante los mallquis, chullpas, huacas y pacarinas localizadas en el paisaje (Salomon 1995). Además, la historia de organizaciones segmentarías sugiere otra posible razón por la cual muchos de los asentamientos fueron defensivos, es decir construidos en puntos geográficos de muy difícil acceso. Comunidades segmentarias son reconocidas por los conflictos intensos y personalizados entre grupos que hasta pueden compartir un parentesco lejano. En el área de estudio la organización segmentaria, con raíces en el ayllu, se manifiestan en una serie de comunidades ubicadas por todo el paisaje vertical y accidentado. Estas aldeas se encuentran en los pequeños y estrechos valles y lomas alimentados por corrientes de agua venidas de los lagos de puna. Esta tierra localizada entre pastizales alto-andinos y zonas bajas de cultivo de tubérculos, se vieron incorporadas dentro de sistemas estatales foráneos como lo fueron el imperio Inka y la llegada de los españoles. Estos acontecimientos llevaron a una transformación diacrónica de estas organizaciones segmentarias, aquí repasamos como estas comunidades cambiaron y resistieron a lo largo del periodo desde el Horizonte Medio (600-1000 d.C.) hasta el principio de la Colonial Española (1532-1615 d.C.).
El Horizonte Medio (600-1000 d.C.) y el Periodo Intermedio Tardío (10001480 d.C.) La evidencia arqueológica sugiere que durante el Horizonte Medio y el Intermedio Tardío (600-1480 d.C.), los valles del río Chanclancayo y río Loco se poblaron más densamente que durante los periodos precedentes (ver Figura 2). Aunque la mayor parte de la evidencia de asentamientos y evidencia mortuoria indican que hubo una ocupación significativa durante el Intermedio Tardío, la evidencia de cerámica demuestra un alto grado de continuidad durante el Horizonte Medio tardío. La primera diferencia significativa con el periodo Intermedio Temprano
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL (100 a.C. – 600 d. C.) es que los asentamientos se hallan en elevaciones más altas, ubicados mucho más en la ecozona de suni-puna y la puna antes que en la ecozona de kichwa-suni. Esto implica explícitamente una extensión significativa en la producción pastoril comenzando en el Horizonte Medio. Durante este periodo el área fue dividida en dos micro-cuencas distintas, esta división permanece hasta hoy día. Para esta etapa, el patrón de asentamiento refleja un número de sitios grandes dispersados a través de una determinada área, la mayor parte de ellos localizados en la puna. La expansión de asentamientos en esta ecozona está ligada a controlar los recursos de agua a lo largo de las áreas de captación en la puna alta. Es durante este periodo que la población alcanzo su apogeo con asentamientos, estancias, y granjas localizadas y dispersadas en toda la región explotando los recursos naturales mediante la construcción de ingeniería hidráulica, tales como bofedales artificiales y represas para ampliar la capacidad de carga de las lagunas. Aun cuando el área habitada del valle del río Loco también se vio substancialmente establecida durante este periodo, el número de unidades habitacionales siempre fue por debajo de las del valle del río Chaclancayo por un total de 164 a 378 respectivamente, probablemente por razones referentes a disponibilidad de tierra. En el cual el valle del río Loco es más angosto y en forma de 'V' mientras que el Chanclancayo es ancho y en forma de 'U'. La disponibilidad de la tierra también ayudo a dictar la actividad económica predominante. El valle de Chaclancayo con su puna extensa, era un excelente ambiente para el desarrollo de economías agropastoriles complejas, mientras que el estrecho valle del río Loco favoreció probablemente a una estrategia basada en la agricultura con terrazas para irrigar los campos. La ocupación predominante por agricultores dentro del valle más marginal del río Loco subraya la naturaleza competitiva de las relaciones locales entre pastores y agricultores. La evidencia de la cerámica costeña en contextos mortuorios en ambos valles atestigua las redes (probablemente de comercio) entre la sierra y la región costeña, especialmente en contacto con las sociedades de la costa durante el Intermedio Tardío de Casma y Chimú. Igualmente, el descubrimiento substancial de coprolitos de camélido en Chan Chan, es probablemente indicativo de comercio entre la sierra y costa (Shimada & Shimada 1985), al igual que el uso de las lomas para pastoralismo (Engel 1973). La relación entre la gente de zonas intermedias como kichwa y yunga es de particular interés debido a que esta zona es importante para cosechas como la coca (Erythroxylum coca) y el maíz (Zea mays). Estas zonas eran probablemente una región disputada entre las poderosas sociedades costeñas y las comunidades pequeñas encunadas dentro del ecosistema suni-puna. Bajo estas circunstancias, es posible que el agua funciono como un elemento importante de impulso entre las comunidades de la sierra y grupos de ecosistemas un poco más abajo como kichwa-yunga. Una situación análoga que abarca también la relación entre las comunidades alto andinas Huari-Llacuaz y las del kichwa-yunga es documentada en los andes centrales. En esta región acceso al agua de la sierra era provisto a las comunidades del kichwa-yunga a cambio de obligaciones de trabajo y productos agrícolas (Rostworowski 1988). La unidad en el estilo de la cerámica, no obstante de la calidad efímera tal como Akillpo o Chakwas (Lanning 1965; Lau 2001), también indica cierta afinidad cultural entre las comunidades a través de un área grande de las Sierra de Ancash y los
Andes Centrales. De todas formas, la cerámica tipo Akillpo es bastante diferente en sus manifestaciones locales a lo largo de esta área como para descartar la posibilidad de que formaran una unidad política. Entonces estaríamos observando a grupos libremente confederados en la sierra, formados por comunidades relativamente autosuficientes agro-pastorales que explotaban los recursos económicos de las ecozonas puna, suni, y kichwa mientras que estaban relacionados por vínculos comerciales entre sí y con comunidades localizadas en los ecosistemas más bajos como el kichwa-yunga y en última instancia con las sociedades grandes de la costa como Casma y Chimú. La reorganización subsecuente de esta zona dentro de una guaranga Inka era en gran parte impuesto para remediar la desunión de las pequeñas unidades tribales segmentarías y o comunidades que habrían conservado hasta entonces un grado significativo de autonomía local. Aunque con lazos poco fuertes políticos estas dispersas comunidades segmentarias habrían compartido probablemente una lengua común, una identidad étnica generalizada y importantemente una cosmología. La cosmología era un importante indicador de la identidad del grupo, las poblaciones en ese distrito se habrían reconocido como gente de Huaylas (Rowe 1946). Con todo en un nivel local, la cosmología también acentuó diferencias entre los elementos Huari y Llacuaz dentro de estas comunidades. El nivel existente de la autonomía se reflejó en las dificultades y por ultimo en el fracaso de Ampuero y Yupanqui (1976 [1557]) en reinstalar la vieja división Inka de Ananguaylas. La división de Ananguaylas era el patrimonio creado por la unión entre Huayna Capac, el undécimo Inka y Contarguacho, hija de Pomapacha, el curaca local designado por los Inkas para Ananguaylas, de cuya unión fue Iñes Yupanqui una hija. Esta dificultad, agregada a la parcial fragmentación inmediata de la provincia con el derrumbamiento de la autoridad Inka (Pärssinen 2003), demuestra el carácter artificial de las unidades administrativas Inka en la provincia de Huaylas, una ocurrencia bastante común en todas las demás zonas del Imperio. Dado el grado de resistencia que los Inkas enfrentaron la conquista de esta provincia, también es probable que estos dispersos grupos (aunque socio-culturalmente similares) hayan estado unidos en confederaciones sueltas en tiempos de conflicto militar. Ellos reaccionaron de manera similar, es decir una confederación militar, contra los españoles en el siglo XVI (Alvarez Brun 1989; Varón Gabai 1980). Estas afinidades culturales y amenazas comunes no superaron las diferencias locales que se desenvolvieron en una gama ancha de conflictos internos, incursiones y de ataques de represalia entre ellos por lo cual se entiende la naturaleza altamente defensiva de los sitios de asentamiento local como lo fueron Yurakpecho [Cho 3] y Kunka [Cho 11], durante el periodo Intermedio Tardío.
El Horizonte Tardío (d.C. 1480-1532) Con la conquista Inka en la región durante 1470's o 1480's, los sitios locales perdieron parte de su rol político y de poder ante la incursión Inka al área. En eje de poder se vio centrado en los sitios Inka, especialmente hacia el centro administrativo de Intiaurán [Co 2A] (Ver Figura 3). La colocación de una posible colonia de mitimaes en el sitio de Huampo [Pi 5] en el valle del Loco, demuestra una táctica diferente de control del Imperio, imponiendo con eficacia una guarnición foránea diferente a una política local
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL y por lo tanto leal al estado Inka. El carácter defensivo del sitio prueba que esta ocupación no estaba sin una resistencia hacia las comunidades locales. Las localizaciones de estos dos sitios Inka, indican una preocupación por el acceso y control a las dos micro-cuencas, en el caso de Pi 5 con dirección del valle al sur, y Co 2A con dirección hacia el Valle del Santa para el este y la costa hacia el oeste. Un tercer sitio con material Inka ha sido hallado en el Valle Chaclancayo, el sitio ceremonial de Kipia [Puk 9]. Aunque, al igual que Intiaurán, el sitio fue usado anteriormente por lo habitantes locales este fue apropiado por los Inkas que lo ampliaron y continuaron su consagración a la deidad del rayo. La corta duración de la ocupación Inka explica probablemente la falta de muchos restos de material Inka fuera de estos tres sitios principales. La presencia Inka no parece haber sido muy profunda dado la continuidad socio-cultural presenciada en los sitios de carácter local. Al parecer habría un alto grado de continuidad en el uso de estos sitios locales que sugieren que el sistema local de organización segmentaría continuo intacto a través del periodo Inka, eso sí sublevado a una jerarquía impuesta desde afuera. Es interesante poder observar que la producción económica y social no parece ser impactada fuertemente por la presencia Inka dando de entender que si bien era foráneo el estado Inca era de todas maneras una conquista por una organización que compartía una visión andina similar. En este sentido, la política imperial Inka implico la continuación debajo de su tutela más que cualquier cambio en escala más grande de las fuerzas de producción. Esta forma de control imperial ha sido llamado 'colonialismo dentro de un entorno cultural compartido' (Gosden 2004) y refleja la adaptación y la integración de culturas similares en todo el imperio. Esto no era el caso con los españoles entrantes.
El Periodo Colonial Temprano (d.C. 1532-1615) El dominio Inka termino con la llegada de los españoles en 1532 d.C. Aunque es incierto cuando los españoles afincaron su control sobre la provincia de Huaylas es probable que haya ocurrido poco después de esta fecha inicial. La provincia se convirtió brevemente en parte del gran estado de Francisco Pizarro y es probable que la penetración española a los valles de su mega-encomienda ocurriría rápidamente (Alvarez Brun 1958). Esta encomienda fue dividida en concesiones más pequeñas después de la propia muerte de Pizarro en 1541 d.C. La fecha de radiocarbono recogida de una capa en destrucción sobre un piso en el sitio de Intiaurán [Co 2] atestigua la posible presencia española durante o poco después del 1540 d.C. El periodo de 1532 d.C. hasta la reforma de Toledo en los 1570's era una época de gran agitación y disturbio para la población indígena a lo largo de los andes. En los Andes tenemos a una población que declina dramáticamente durante la decimosexta y subsecuentes siglos rompiendo parcialmente el modelo socio-económico existente de ganadería y agricultura a favor de animales y cosechas europeas que profundizaron un cambio en la base de la economía local. La sociedad y las creencias tradicionales fueron desafiadas y afectadas por ataques directos contra las religiones nativas en manos de la iglesia católica (ver Duviols 1986; MacCormack 1991; Varón Gabai 1980; ver Varón Gabai 1982). La caída poblacional y la política social colonial española desplazaron a las comunidades hacia abajo altitudinalmente, es decir hacia la eco-zona denominada
KEVIN LANE suni (ver Figura 4). Pamparomás se nombra como el asentamiento principal del área en un mapa con fecha de 1782 d.C. copiado por Varón Gabai (1980: Mapa 2). Los otros centros coloniales fueron compilados mediante conversaciones con el Padre David Johnson de la iglesia parroquial de Pamparomás, representante del clérigo en el distrito, resumiendo sus conocimientos sobre las iglesias coloniales más viejas en el área. Las iglesias coloniales formaron un nexo alrededor del cual la sociedad colonial temprana 'redujeron' a comunidades indígenas congregadas (Gade y Escobar 1982). El cambio altitudinal en la localización de asentamientos significo un declive crucial en la presencia humana en la puna en favor de reductos concentrados a lo largo de rutas principales de transito y su cercanía a ríos en las partes bajas de los valles del áreas. Los establecimientos, las estancias pastoriles y agrícolas dispersadas en el paisaje que habían caracterizado el patrón de asentamiento Prehispánico fueron substituidos por aldeas compactas y poco defensivas localizadas cerca, o en el fondo de valle, agregadas alrededor de áreas que eran fáciles de controlar. Con este retiro humano, los pastos de puna, reservorios de agua y represas quedaron obstruidos, y la mayoría de estas estructuras cayeron en desuso. Los rebaños nativos experimentaron una declinación similar, pues los camélidos, a diferencia de las plantas, fueron diezmados por plagas animales durante el decimosexto siglo (Bonavia 1996). Una nueva ecología política había tomado forma en la región, una política ecológica arraigada a una tradición agrícola importada desde una España medieval trayendo con si latifundios centrados en grandes repartimientos de tierras indígenas servidos por estos mismos Indios desterrados y convertidos en siervos (Miller 1967; Wolf 1955). ¿ En medio de todos estos turbulentos acontecimientos que le suceden a la estructura del ayllu andino y a la comunidad segmentaría? Lo que es evidente es que aun dada estos serios dislocamientos socio-políticos y la baja poblacional, es evidente que sobrevivió la estructura básica de la comunidad segmentaría incluso en estas épocas tan apocalípticas. Aun cuando la iglesia católica, la única entidad política con el poder y el alcance social y cultural para efectuar cambios significativos en las provincias serranas durante la época colonial temprana, se esforzó por retirar todos los ritos y herejías paganas con la negación y extirpación total de la cosmología existente (de Avila 1999 [1598?]; MacCormack 1991) la unidad básica de organización social local perduro. Perduro porque se adoso como accesorio marginado a la administración colonial existente. La pérdida incremental de tierra, la dislocación de asentamientos humanos y el acceso restringido a su paisaje sagrado efectuaron cambios en la estabilidad interna del sistema segmentario. Pero las decisiones comunitarias todavía siguen siendo decretadas a través de la misma estructura acéfala como en el pasado. Lo que cambio fue el grado de independencia gozado por estas comunidades. Las decisiones de adonde labrar y que sembrar fueron tomadas por el nuevo poder colonial y localmente por el hacendado o propietario que decidía lo que se hacía teniendo completamente las riendas del poder político (Alvarez Brun 1989; Varón Gabai 1980). Estas decisiones del hacendado eran retransmitidas a través de su personal nativo –mayordomos u orejones – a las comunidades acomodadas como parte de su repartimiento o asignación de indios sirvientes. Este sistema de control efectuó en última instancia cambios a largo plazo a la comunidad nativa tales que la estructura del ayllu fue alterada (Vasquez & Holmberg 1966). En el área de estudio esto implico económicamente el abandono progresivo del pastoralismo a favor de una agricultura
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL
Figura 1: Área de estudio
Figura 2: Mapa del área con los asentamientos poblacionales más importantes del Horizonte Medio (600-1000 d.C.) y el Intermedio Tardío (1000-1480 d.C.). Tamaño del hexágono refleja la importancia del sitio durante este lapso.
KEVIN LANE
Figura 3: Mapa del área con los asentamientos poblacionales más importantes del Horizonte Tardío (1480-1532 d.C.). Tamaño del hexágono refleja la importancia del sitio durante este lapso.
Figura 4: Mapa del área con los asentamientos poblacionales más importantes de la Colonia Española temprana (1532-1615 d.C.). Tamaño del hexágono refleja la importancia del sitio durante este lapso.
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL marginada y a menudo ineficaz (CEDEP 1996, 1997; Junta de Desarrollo Distrital de Pamparomás 2000). Pero dado esta presión extrema, la organización segmentaría de la comunidad sobrevivió en su forma más rudimentaria como una expresión de su voz nativa e ignorada y en medios intra-locales para resolver conflictos mutuos. Es solo con la liberación de la tierra a las poblaciones indígenas en los finales de los 60's e inicios de los 70's con el acto de la reforma agraria que las comunidades campesinas volvieron al primer plano político en sus localidades. Lo que vemos después de un periodo de oscuridad es el ayllu reaparece de las sombras (porque nunca realmente desaparece), un ayllu que había sobrevivido alterado, adaptado y adaptándose para sobrevive hasta el presente (Allen 2002 [1988]; Isbell 1985).
Observaciones Finales Esta narrativa diacrónica de comunidades en los andes Nor-centrales durante el Horizonte Medio hasta la llegada de los conquistadores y después demuestra la presencia de comunidades agro-pastoriles económicamente productivas y tecnológicamente astutas, distribuidas de forma dispersa en el paisaje. Estos grupos se organizaron alrededor de unidades segmentarías asociadas a lazos de parentesco y al linaje ancestral representado por el ayllu. Políticamente, estas comunidades pudieron ser denominadas socialmente heterárquicas (Crumley 1994a), con el poder compartido entre miembros individuales o familias dentro de la comunidad. Es difícil atribuir un determinado concepto tal como “simples jefaturas” a estos grupos, dada la naturaleza compleja de los sistemas hidrológicos creados y mantenidos por estas comunidades. Quizás esta clasificación no sea necesaria. La complejidad no es definida solamente por la estratificación de los asentamientos, los monumentos que existen dentro de las urbes, la jerarquía, el tamaño territorial o de la población; es más sutil que eso. Se define la complejidad como, “…el número de elementos en un sistema y la variedad de maneras en que los elementos se relacionan entre uno y otro.” (Crumley 1994a: 187). Esta definición admite una variedad de unidades sociales, políticas y de población posibles, incluyendo el dispersado ayllu agro-pastoralista que es el foco de este estudio. Volviendo al principio, lo que evidente en esta área era la inmutabilidad evidente observada a través de la mayor parte de este tiempo en el patrón arqueológico de asentamiento. Este registro refleja una continuación notable de un sistema dispersado de habitación agro-pastoralista concentrado alrededor de una serie diacrónica de centros regionales. Creo que en ausencia de una coerción fuerte o un reemplazo absoluto de la población, la comunidad segmentaría parece adaptarse a las circunstancias cambiantes incluso bajo un desplazamiento espacial de viviendas y cambios económicos, culturales y sociales. Parecería que el estado o imperio Inka represento una máscara que ocultaba una vida comunitaria que continuo antes como anteriormente, no obstante con nuevas posibles obligaciones. De hecho, discuto que mientras los estados e imperios son inestables e irrevocablemente perecederos, es la comunidad local que prueba su tenacidad adaptativa e inherencia compleja a lo largo de la historia. Incluso bajo el impacto desastroso sobre la sociedad local de la soberanía seudo-feudal española de la, la comunidad sobrevive. Más allá de los límites inmediatos del área de estudio, los registros etnohistóricos demuestran que el valle adyacente, al este del Callejón de Huaylas, el
KEVIN LANE cual esta área era una continuación cultural, tenía formas similares de organización social, política y económica. Varios cronistas atestiguan la inmensa abundancia de la región, particularmente mencionando las concentraciones grandes de llamas y alpacas (Cieza de León 1995 [1554], 1996 [1554]). Con la excepción de un breve periodo de poderosos caciques aliado y posiblemente instalados por los Inkas (Ampuero & Yupanqui 1976 [1557]), el área fue probablemente representada por una confederación suelta de pequeñas jefaturas segmentarías tribales. El número de establecimientos defensivos en la región durante el Intermedio Tardío indica que aunque culturalmente similares estas comunidades eran igualmente mutuamente antagónicas. El índice poblacional y la naturaleza de las defensas menudamente de tipo ad hoc sugieren ataques fratricidas de rapiña más que batallas campales realizadas para efectuar conquistas duraderas para este periodo. La absorción del área entera en la esfera Inka, parece haber cortado el grado de independencia gozada por estos grupos dispares. Huaylas se convirtió en una provincia del imperio Inka importante para su producción de alimentos, material textil y animales. La presencia de las colonias defendidas de los mitimaes (tales como Pi-5) indica que el control Inka fue exigido a un precio alto. La consolidación política, económica y social incipiente de esta provincia nueva para el Inka fue cortada abruptamente por la llegada de los españoles en los 1530's. Posteriormente, las tentativas en el restablecimiento de independencia local fueron obstaculizadas por una combinación de la administración colonial española y la diezmar abrupta de la población indígena durante los dos primeros siglos de contacto. Dado el hecho de la importancia de la economía animal para las sociedades de la sierra, quizás es sorprendente que pocos arqueólogos han detallado el desarrollo agro-pastoralista y su efecto profundo sobre los andes. Discuto que agro-pastoralismo podría proporcionar una visión diferente en los orígenes de la organización segmentaría ubicua como es el ayllu en los andes, desde las panacas del Inka (Conrad & Demarest 1984) a las pachacas de los andes Nor-centrales (León Gómez 2003); y a la vez explicar su extraña ausencia en la costa, donde predomino la agricultura (Rostworowski 1989b). El patrón dispersado de asentamientos de sitios para una economía agropastoril puede también proporcionar en parte la respuesta a la dificultad de identificar centros urbanos bien establecidos en la sierra (ver Gasparini & Margolies 1977; Hyslop 1990; Morris & Thompson 1985; Parsons, et al. 2000). Otra vez hay una diferencia latente en asentamientos entre la costa y sierra, por un lado los sitios dispersos de los altos andes en vez de las concentraciones urbanas de la costa (Bawden 1999; Ravines 1980). Willey (1999) refleja también sobre las diferencias de autoridad y poder entre la costa y la sierra, aplicando una forma exclusiva de autoridad para el primero en comparación con una forma corporativa con el segundo. El pastoralismo con su énfasis en la autoridad segmentaría podría dar una respuesta a la diferencia en la organización entra estas dos regiones. Así las redes sociales creadas a través del agro-pastoralismo habrían podido proporcionar el ímpetu para los asentamientos dispersos y las formas corporativas de autoridad encontrados en los Andes. Esto significaría que las comunidades agropastoriles hubieran sido la manifestación social y cultural de base para entidades más grandes tales como el estado segmentario atribuido al imperio Inka (Gose 1992). Siendo esto así, se podría decir que el ayllu andino tuvo sus raíces en el
CONTINUIDAD Y CAMBIO EN COMUNIDADES HUAYLAS DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO TARDÍO, INKA, Y COLONIAL agro-pastoralismo, y es entonces seria mediante nuestro conocimiento de este modo de producción económica, social y cultural que podremos entender como la civilización andina se reprodujo en las sierra.
Notas 1 '…the concept of community refers to social organization common to, and characteristic of, the human species. (…) It is the essence of that social condition necessary for human survival, and it is not necessarily place-specific. Community in this sense has existed as long as those qualities we have come to label human.' 2 Las eco-zonas denominadas como Sub-Alpino, Alpino y Tundra son conocidas en los Andes como zonas kichwa, suni/páramo y puna/jalca respectivamente (Pulgar Vidal 1946). 3 '…a flexible term for community…» 4 '…a segmentary lineage system…combine[s]d uncomfortably with a weak chiefship…[with] egalitarian, democratic, and decentralised qualities.' 5 '…a lack of hierarchical authority [and a] diffusion of the means of coercion…' 6 '…in which the spheres of ritual suzerainty and political sovereignty do not coincide. The former extends widely towards a flexible, changing periphery. The latter is confined to the central, core domain.' 7 Dato de la Universidad de Arizona, Departamento de Geociencia, Laboratorio de Geoquímica Isotópica. Nō 13211: Co 2A [S.U. 7]: 350 ± 40BP; calibrado usando OxCal v3.10 a dos sigma: 14501640 [Cal AD 1545 ± 95].
8 '…the number of elements in a system and the variety of ways the elements are related to one another.»
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Inka Llaqta / 2010
Huánuco Pampa: Un escenario diseñado para fiestas y brindis, como estrategia de articulación socio-política en el Chinchaysuyu Lic. José Luis Pino Matos*
Resumen La infraestructura pública Inka construida fue realizada definitivamente a partir de contextos festivos. Pero sobre todo, el asentamiento de Huánuco Pampa, fue diseñado estratégicamente por un estado expansionista como un escenario en una provincia para la realización de festividades, festines, banquetes, agasajos, etc, con lo cual mantener una armonía con las jefaturas o curacazgos locales conquistados, los cuales a su vez debían prestar con sus poblaciones, servicios periódicos a sus conquistadores, convencidos previamente a través de los festines y recordados siempre a través de estas actividades que quien manda es quien tiene el inmenso poder de agasajar a muchas poblaciones en su propia casa. Tan importante fue los actos de brindis y la libación para los Inkas, que en Huánuco Pampa, el lugar de libación de las deidades, autoridades y ancestros lo ubicaron al centro del espacio público. En base a este trabajo se enfatiza la visión de Craig Morris de concebir a Huánuco Pampa como un escenario de actividades festivas y ceremoniales. Palabras Clave: Imperio Inka, Huánuco Pampa, Fiestas, Festines, Libación.
Abstract Inka Public infrastructure constructed was definitely made from festive contexts. But above all, the settlement of Huánuco Pampa, was designed by an expansionist state strategically as a stage in a province for the conduct of festivals, feasts, banquets, entertainment, etc, which maintain harmony with the headquarters or local chiefdoms conquered, which in turn should pay with their populations, regular services to their conquerors, convinced in advance through the feasts and remembered forever through these activities that the boss is the one with the immense power of many people entertain in their own home. So important was the acts of toast and the drink for the Incas, in Huánuco Pampa, the place of libation of the deities and ancestors authorities placed him at the center of public space. Based on this work emphasizes the view of Craig Morris of Huánuco Pampa conceive a scene of festive and ceremonial activities. Key Words: Inka Empire, Huánuco Pampa, Feasts, Banquets, Libation.
* Licenciado en Arqueología por la UNMSM, miembro del Programa de Estudios Andinos de la Pontificia Universidad Católica del Perú y miembro de la directiva de la organización WAMANI de Investigación y puesta en Uso Social del Patrimonio Cultural. Correo electrónico: josepinomatos@hotmail.com / jose.pino@pucp.edu.pe
JOSÉ PINO Introducción: La reciprocidad y los festines en los Andes Sin duda, uno de los mayores aportes de Craig Morris, fue compartir su visión precursora de Huánuco Pampa como un escenario de actividades festivas y ceremoniales. Según Morris, los establecimientos como Huánuco Pampa permitían la centralización de una serie de operaciones administrativas, ceremoniales y económicas sobre la que se sustentaba el estado, por lo que sitios de este tipo eran de importancia capital (Morris 1973: 134). El éxito de las gestiones Inkas, por lo tanto podía ser entendida a partir de las bases institucionales mediante las que se construyeron y poblaron estos centros estatales, que enfatiza su construcción en edificios monumentales ceremoniales y otorga importancia a los espacios de carácter temporal que sirvió para albergar a las personas con las que exitosamente se logró realicen un servicio temporal o mita (Morris 1973: 135), edificios y espacios como plazas cercadas y amplios salones ó kallankas destinadas para el uso de visitantes (Makowski 2008: 182). Las actividades en los establecimientos estaban posiblemente vinculadas con un calendario agrícola y ceremonial, actividades en las que servían más de 30,000 personas de una forma temporal no residente, con las que el Estado debía ser recíproco y asumir su alojamiento, la comida y bebida (chicha) de estas personas (Morris 1973: 136-137; 1981: 141,146; Morris y Santillana 1978:76), en un asentamiento con capacidad de entre 9,000 y 15,000 personas (Morris 1981: 148), que era un tipo de lugar en el que se daba albergue y servía como espacio de reunión para élites locales y foráneas en fechas festivas, en el que se cumplían funciones ceremoniales (Makowski 2008:178-179). Pero para entender el Tawantinsuyu, se debe tratar de entender como la sociedad estatal Inka logro expandirse y controlar vastos territorios, en los cuales no solo consolidó un sistema vial a través de los andes, sino que construyó todo un conjunto de infraestructura ceremonial y administrativa en cada región que conquistaba, no necesariamente por medios militares sino a través de relaciones de reciprocidad. Los principios de reciprocidad y redistribución, fueron utilizados desde Karl Polanyi para entender las relaciones sociales de sociedades que priorizaban la salvaguarda de su posición social, más que la posesión de sus bienes materiales, en las que el rito ceremonial y el trabajo comunal elevaban al máximo los resultados de las acciones de los grupos sociales ligados por obligaciones mutuas, sobre todo permitiendo que el resultado de los esfuerzos colectivos sean redistribuidos por la autoridad local ó “jefe” que poseía un carácter de “centralidad” en las relaciones sociales (Polanyi 1992:56-60). Las obligaciones mutuas y deberes por reciprocidad, fueron tomadas en cuenta para entender el funcionamiento del Tawantinsuyu, siendo el principio de reciprocidad el que posiblemente reguló la vida social del ayllu (miembros de una comunidad unidos por vínculos de parentesco) y de similar manera pudo haber regido las relaciones entre el ayllu y el Estado Inka (Alberti y Mayer 1974:17). Se pueden distinguir dos tipos de reciprocidad: la reciprocidad simétrica que se realiza entre iguales donde lo recibido debe corresponder a lo dado; y la reciprocidad asimétrica en la que en vez de devolver el mismo servicio, se devuelve bienes con un valor variable que no es equivalente al esfuerzo gastado, que en muchos casos el trabajo entregado es retribuido con comida, bebida o ciertos derechos. En el
HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN caso de la reciprocidad asimétrica, el receptor de los bienes y servicios, los redistribuye en forma de comida, bebida y fiesta así como “el reconocimiento” en forma de un convite por la ayuda prestada (Alberti y Mayer 1974:22-23). Las fiestas son el espacio simbólico en el que lo acumulado se redistribuye a toda una comunidad mediante relaciones asimétricas, devolviendo actos y bienes simbólicos por el trabajo prestado. Es en este contexto que las libaciones y los festines en los Andes, forman parte integrante del inicio y fin de los compromisos así como de las relaciones reciprocas, siendo la acción del beber y sus materiales asociados como los actos y bienes simbólicos que sellan contratos, compromisos y alianzas. Sellando pactos no solamente entre ayllus sino también entre ayllus y lugares sagrados. El solo hecho de recibir los bienes simbólicos y ser partícipe de las acciones de libación y convite, hacen que se genere automáticamente un compromiso, que se debe cumplir mediante una prestación de servicio (Allen 2008: 167-177) como parte de una relación social recíproca, ya sea simétrica o asimétrica. En los Andes, el principal bien simbólico protagónico de las relaciones sociales fue la bebida fermentada de maíz (Cummins 2004), esta bebida fue llamada comúnmente como Chicha. En la actualidad en el interior del país, en ciertas comunidades altoandinas (sobre todo en la sierra de Trujillo, Ancash, Huánuco hasta Huancavelica) las poblaciones estilan ayudarse y dicen a esto minkar, pero una familia que ha recibido la minka (ayuda) de varias familias está en la obligación de devolver los servicios prestados, pues al aceptar la minka de los otros ya se hizo partícipe automáticamente de un compromiso, pero todas estas actitudes o acciones no se desarrollan tan fácilmente, necesitan de otras acciones y escenarios que ayuden a articular y sean tomados con naturalidad las acciones de los actores que asumen de buen ánimo los compromisos. Es así que los que solicitan ayuda, ya sea para la construcción de una casa o la realización de una fiesta patronal tienen la obligación de alimentar y dar de beber a los que ayudan en los trabajos, pero si alguna familia quiere asegurar la ayuda de alguien futuro ofrece algún agasajo ya sea de comida o regalo. Si la situación de necesidad de ayuda es periódica, en fechas previas a la realización de los trabajos requeridos, se efectúa un agasajo a los que siempre ayudan para hacerles recordar los compromisos y esto es conocido como yuyachikuy, que generalmente es un almuerzo que se extiende a través de la bebida hasta el día siguiente a más. Los festines de los yuyachicuy generalmente se realizan en los locales comunales y clubes, que comprenden grandes espacios abiertos multifucionales, ya sean para reuniones de debate, partidos de futbol, fiestas con baile, etc, y generalmente son techados. El espacio debe estar organizado para contener principalmente áreas de cocina y áreas donde se ubiquen los agasajados. Estas áreas podríamos llamarlas escenarios de compromisos. Estas costumbres que describo, cotidianas tal vez para alguien de provincias alto-andinas que continua participando de ellas, pueden pasar desapercibidas para otros que no son de este origen, pero son motivo de una reflexión que incita a preguntarse sobre si en las épocas prehispánicas existió una modalidad parecida de hacer asumir compromisos, de qué manera y en que escenarios. Lo mencionado líneas arriba, pretende llevar a una reflexión sobre las evidencias arqueológicas que se pueden observar en un sitio especifico en relación a estos escenarios de festines y compromisos apoyados en las referencias etnohistóricas. El sitio que tomado de caso para esta reflexión obviamente es Huánuco Pampa, ya
JOSÉ PINO estudiado y citado en otras investigaciones que más adelante se detallarán las mismas.
Algunas referencias etnohistóricas sobre los festines en la época Inka En la literatura etnohistórica (crónicas y documentos coloniales) relacionados a los andes, se hace referencia a determinadas actividades y ceremonias que realizaban los Inkas con los jefes de los pueblos conquistados para obtener sus beneficios. Empezando que las conquistas debieron ser totalmente pacíficas tal como lo menciona Garcilaso de la Vega: “Mas el Inca los aplazo diciéndoles que no olvidasen la ley del primer Inca Manco Cápac, que mandaba sujetasen los indios a su imperio con halagos y regalos y no con armas y sangre.” (Garcilaso de la Vega 1991:500 [1609:lib.8, Cap. 4]). Compartir fiestas y entregar dádivas era visto como una gran acción del Inka para los pueblos conquistados y sobre todo para sus súbditos: “Acabadas las fiestas y hechas muchas mercedes a los maeses de campo y capitanes y curacas particulares que se hallaron en la conquista –y también a los soldados que se señalaron y aventajaron de los demás, que de todos había singular cuidado y noticia- acordó el Inca, pasados algunos meses, volver a visitar a sus reinos. Porque era el mayor favor y beneficio que les podía hacer. En la visita mando edificar en las provincias más nobles y ricas templos a honor y reverencia del sol, donde los indios le adorasen. Y también se fundaron casas de las vírgenes escogidas, porque nunca fundaron una sin la otra, las cuales eran de mucho favor para los naturales de las provincias donde se edificaban, porque era hacerlos vecinos y naturales del Cozco.” (Garcilaso de la Vega 1991:352 [1609:lib.6, Cap. 12]). Y algo que era tomado muy en cuenta para los jefes locales, era la comunión ceremonial que hacia el Inka con ellos: “De esta bebida bebían todos los de la sangre real, a cada uno un trago. A los demás curacas, que estaban en la otra plaza, daban a beber del mismo brebaje que las mujeres del sol habían hecho pero no de la santificada, que era solamente para los Incas.” (Garcilaso de la Vega 1991:372 [1609:lib.6, Cap. 21]). El compartir bebidas y rituales entre Inkas y curacas (jefes) no se realizaba de una manera homogénea, sobre todo en rituales oficiales del imperio, pues: “Hecha esta ceremonia –que era como salva de lo que después se había de beber- iban todos, por su orden, a la casa del sol y 200 pasos antes de llegar a la puerta se descalzaban todos salvo el rey, que no se descalzaba hasta la misma puerta del templo. El Inca y los de su sangre real entraban adentro como hijos naturales y hacían su adoración a la imagen del sol. Los curacas, como indignos de tan alto lugar porque no eran hijos, quedaban fuera en una gran plaza (que hoy está ante la puerta del templo).” (Garcilaso de la Vega 1991:372 [1609:lib.6, Cap. 21]). Las bebidas es una referencia constante en las reuniones entre los líderes políticos, ya sea entre Inkas y curacas o a nivel solo de curacas o capitanes: “Hecho el retorno y cambio de la bebida se volvían todos a sus puestos. Luego salían las danzas, cantares y bailes de diversas maneras, con las divisas, blasones, máscaras e invenciones que cada nación traía. Y entre tanto que cantaban y bailaban no cesaba el beber convidándose unos Incas a otros, unos capitanes y curacas a otros, conforme a sus particulares amistades y ala vecindad de sus tierras y otros respectos que entre ellos hubiese.” (Garcilaso de la Vega 1991:378 [1609:lib.6, Cap. 23]). La petición de ayuda para las construcciones de obras públicas podía ser previa y esta iba acompañada de regalos y sobre todo de bebida: “e Viracocha Ynga
HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN les rogó que por cuanto él quería allí en el peñol donde estaba edificar un pueblo y que para ello tenía necesidad de su ayuda e gentes que les rogaba que tuviesen por bien de darle aquel ayuda a lo cual le respondieron aquellos señores que ellos habían venido allí para que él viese en lo que ellos pudiesen hacer algún servicio como su señor Ynga Yupanqui se lo había mandado e que aquello y otra cualquier cosa que el mandarles quisiese que ellos estaban prestos de hacer que les dijese el tiempo e mes en que querían comenzar a hacer su obra para que ellos enviasen allí sus principales e indios para que entendiesen en hacer e hiciesen los tales edificios y que él en el entretanto diese la traza del tal pueblo hiciese hacer de barro la figura de los tales edificios que ellos le enviarían allí maestros que la supiesen bien hacer ansi de cantería como de la manera que él quisiese y Viracocha Ynga lo agradesció a todos ellos e luego mandó sacar muchas cosas como fueron ondas e petacas de coca e ciertas piezas de ropa fina e otras muy muchas cosas que entre ellos son muy preciadas todas las cuales fueron traídas delante del e siendo allí el mesmo por sus manos las dio e repartió a aquellos señores y hecho esto mandóles dar de beber y que ansí mismo fue repartido cierta cantidad de coca…” (Betanzos 1987: 46-47 [1551: Cap.10]). En base a estas descripciones podemos percibir la mención de escenarios que generalmente se refieren a plazas o espacios relacionados a ellas. Pero además de estos espacios abiertos, había lugares construidos específicamente para estas actividades: “En muchas casas de las del Inca había galpones muy grandes, de a 200 pasos de largo y de 50 y 60 de ancho, todo de una pieza, que servían de plaza, en los cuales hacían sus fiestas y bailes cuando el tiempo con aguas no les permitía estar en la plaza al descubierto.” (Garcilaso de la Vega 1991:335 [1609:lib.6, Cap. 4]); y que en la literatura arqueológica inka, estas construcciones son conocidas como Kallankas. Y que generalmente eran de grandes dimensiones y estaban asociadas u orientadas a las plazas en muchos sitios: “Una cuadra alcancé en el valle de Yucay labrada de la manera que hemos dicho, de más de 70 pies en cuadro, cubierta en forma de pirámide. Las paredes eran de tres estados de alto y el techo tenía más de 12 estados. Tenía dos aposentos pequeños a los lados. Esta pieza no quemaron los indios en el general levantamiento que hicieron contra los españoles, porque sus reyes Incas se ponían en ella para ver las fiestas más principales que, en una grandísima plaza cuadrada –mejor se dijera campo- que ante ella había, se le hacían. Quemaron otros muchos edificios hermosísimos que en aquel valle había, cuyas paredes yo alcancé.” (Garcilazo de la Vega 1991:336 [1609:lib.6, Cap. 4]). Estas descripciones generales podrían resultar fruto de la fantasía de los autores de las fuentes citadas. Pero sin embargo existe un correlato arqueológico que fue utilizado para el planteamiento de la existencia de estos “festines” y que un escenario para los mismos fue posiblemente Huánuco Pampa, lo que veremos en el siguiente capítulo.
Características de Huánuco Pampa en torno a los rituales y festines La infraestructura Inka que se construyó para los fines políticos-administrativos de la región de Huánuco y regiones aledañas, además de la red vial que venía desde el Cuzco, fue la edificación de un asentamiento a los 3600 m.s.n.m. en una extensa planicie, que abarca alrededor de 600 hectáreas con aproximadamente 4000 construcciones de piedra. Denominada como Huánuco Pampa, usando la palabra quechua pampa para hacer referencia al lugar plano donde fue situada. Este asentamiento considerado como el modelo de la planificación urbana inka, consistió en una serie de barrios o sectores dispuestos alrededor de una enorme
JOSÉ PINO plaza rectangular de 500 metros de largo por 350 metros de ancho, con una plataforma ceremonial Ushnu al centro de la plaza y enormes recintos alargados de aproximadamente 100 metros de largo denominadas Kallankas las cuales rodeaban la plaza. Asimismo hacia el este del asentamiento se encuentra un grupo de edificaciones que constituían el sector más sagrado y que contenía recintos agrupados o Kanchas, patios y templos. Las características mencionadas sobre Huánuco Pampa pueden brindar luces sobre la rápida expansión del imperio del Tawantinsuyu, respuestas que se pueden encontrar en las evidencias arqueológicas en Huánuco Pampa y etnográficas existentes en sus alrededores, ya que fue más que una capital política administrativa. Las evidencias arqueológicas encontradas en Huánuco Pampa, nos dicen que este lugar fue principalmente un escenario construido ex profeso para la realización de prácticas sociales como también rituales en grandes espacios abiertos, en estructuras destinadas a la interacción y la reciprocidad. Estos espacios por lo tanto también se convertían en espacios de mediación en los cuales se enfatizaban las identidades locales. Sobre las investigaciones del sitio destaca los estudios de John Murra y Craig Morris, quienes indican: “Según los estudios etnográficos y etnohistóricos, la construcción de una ciudad inka habría reconfigurado las relaciones dentro de los grupos (etnias locales) y entre ellos. La reunión de múltiples grupos habría sido una fiesta: la ocasión para comer, beber, danzar y pelear en la plaza central. Los edificios circundantes habrían sido usados para preparar el evento. Lo que antes era un espacio salvaje se transformaba en un espacio cultural en donde se asignaban sitios adentro y alrededor de la plaza central a los nuevos grupos sociales –múltiples grupos étnicos ordenados según el sistema decimal inka-, involucrándolos unos con otros en interacciones prescritas. Algunas peleas entre grupos habrían podido estallar cuando uno de los grupos invadía el territorio asignado a otro, pero también es posible que las batallas rituales y los bailes hubieran ofrecido ocasiones parecidas para episodios de verdadera violencia. Varios autores describen elementos “salvajes” que perduraban en las danzas en la que los bailarines vestían pieles de llamas y alpacas, o adoptaban el aspecto y comportamiento de animales como venados, pumas o cóndores”. (Morris y Covey 2003:136). De lo cual, se puede afirmar que la parte central de sitios como Huánuco Pampa, principalmente “las plazas centrales de las ciudades inka fueron espacios donde los diferentes grupos podían representar relaciones de complementariedad y de oposición, mediante danzas, procesiones y batallas rituales” (Morris y Covey 2003:133). Las grandes y alargadas construcciones techadas alrededor de las plazas, conocidas como Kallankas, cada una de ellas, funcionaron principalmente para la preparación y servido de comida y chicha para las diferentes poblaciones que acudían a las festividades y con las cuales los Inkas establecerían alianzas para sus fines políticos. De esta manera lo militar no era lo principal en estos escenarios, sino lo más idóneo para la idiosincrasia de los territorios en los Andes hace 500 años, era contar con espacios ceremoniales para rituales y convites en torno a personajes importantes que propiciaban las interacciones y articulaban a los grupos étnicos a través de sus representantes; de esta manera, adquiría sentido que la plaza de Huánuco Pampa sea
HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN de grandes dimensiones (500m x 350m aprox.), en la cual podían congregarse una elevada cantidad de personas, con las que la sociedad Inka generaría lazos de reciprocidad. Justamente para estos fines ceremoniales, en medio de la plaza, se hizo construir una enorme plataforma de cuatro metros de alto con piedra trabajada, denominada Ushnu, que sirvió principalmente, para dar de beber chicha al Sol, en un pozo de ofrendas que había en su interior, y así brindar no solamente entre las autoridades presentes, sino especialmente con las deidades de los Inkas (Pino 2004a, 2004b, 2005; Zuidema 1989:402-454) Huánuco Pampa, consecuentemente, como infraestructura de un proyecto político administrativo, debió haber tenido como uno de sus principales objetivos, generar alianzas y formalizar lealtades con las que era posible obtener un incondicional apoyo económico; estas alianzas para su efectividad debían renovarse no solo anualmente sino en cada festividad importante que se daba en los espacios diseñados para estos fines.
Las evidencias arqueológicas reportadas en las investigaciones de Craig Morris La plaza y sus construcciones asociadas de Huánuco Pampa contienen evidencias importantes tal como lo menciona Craig Morris: “Desde el punto de vista arqueológico, el uso que los Inka dieron a la plaza central de Huánuco Pampa puede deducirse de los resultados de las excavaciones realizadas en tres edificios de la misma: IIIB-1, IVA-1-1 y VC-15-3” (C. Morris y A. Covey 2003: 137) Sobre todo en la Kallanka IIIB: “Las excavaciones de IIIB-1-1, una gran kallanka que mira hacia el norte y está ubicada en el lado sur de la plaza, produjeron un importante conjunto de artefactos que comprendió unos 25.000 fragmentos de cerámica, huesos de animales, elementos macrobotánicos y una variedad de implementos de piedra pulida, metal y hueso...//...En cuanto a cerámica elegante y decorada, este edificio contenía grandes vasijas para servir cuya decoración no estaba limitada a motivos imperiales. Aunque la muestra de cerámica decorada es pequeña, la presencia de dibujos locales y provinciales puede indicar que este edificio fue usado por las elites locales durante eventos públicos de carácter festivo” (C. Morris y A. Covey 2003: 139). Parece que este edificio fue utilizado para preparar comida y servir chicha (cerveza de maíz), durante importantes festividades. La presencia de un fragmento de flauta hecha de hueso, así como de objetos de adorno personal –incluso una cuenta de madera y un par de pendientes de metal-, sugieren que la música y el despliegue de accesorios personales eran parte de estos eventos. La decoración de las jarras de servir indica que la identidad local y la condición social de las personas eran parte de la exhibición pública que ocurría en la plaza principal (C. Morris y A. Covey 2003: 140). De los tres edificios excavados en la plaza central, dos proporcionaron evidencia de preparación de alimentos piedras de moler, fogones, recipientes de cocina, restos botánicos y huesos de animales-, pero también hubo evidencia que sugiere un uso local de la plaza por grupos diferentes. Mientras que en el conjunto palaciego del sitio las jarras de servir están decoradas casi exclusivamente con diseños de tipo imperial, aquellas provenientes de los edificios ubicados en la plaza central con
JOSÉ PINO frecuencia están decorados con diseños de tipo provincial o local, lo que posiblemente indica una participación o patronazgo local en ceremonias importantes que se llevaban a cabo en la plaza principal. La presencia de objetos de adorno personal y un fragmento de flauta está de acuerdo con las descripciones de las crónicas que hacen referencia a música, danzas y ostentación personal que habrían formado parte de los eventos públicos. Las evidencias de las excavaciones indican que las diferentes estructuras en la plaza fueron usadas por diferentes grupos o para diferentes funciones en ocasión de eventos públicos al aire libre (C. Morris y A. Covey 2003: 143). La colección de artefactos provenientes de los edificios ubicados en el perímetro de la plaza contrasta con las que encontró Dan Shea en sus excavaciones en la superficie del ushnu en el centro de la plaza. Shea encontró más de 14.000 fragmentos de cerámica, muchos de ellos provenientes de vasijas muy grandes. Un alto porcentaje de estos tenían engobe o decoración, y un gran número era representativo de la cerámica inka imperial (Shea 1966). La evidencia proveniente del ushnu respalda la conclusión de que la plataforma estaba estrechamente relacionada con la participación imperial en los rituales públicos, y su ubicación y orientación son compatibles con la descripción del tipo de rol central de mediación que ejercían las elites inka durante los eventos a los que asistían múltiples grupos sociales y étnicos. Aunque por ahora no es posible diferenciar los varios grupos que se reunían en Huánuco Pampa, es evidente que la plaza central era un lugar importante para los eventos políticos, rituales y festivos. (C. Morris y A. Covey 2003: 143).
Producción de insumos para los festines en Huánuco Pampa El acllahuasi, que es un grupo arquitectónico localizado en el borde de la plaza principal en el sector norte. Este grupo consiste de cincuenta edificios circundados por un muro y representa alguna de las más rigurosamente planificadas arquitecturas en la ciudad. En el se han hallado cientos, si no miles de fragmentos, de grandes recipientes de cerámica de un tipo pensado para haber sido utilizado para la elaboración de chicha, lo cual indica que la preparación de chicha fue una actividad principal (Morris y Thompson 1985: 70). Craig Morris y su equipo examinó la distribución de varios tamaños y formas de las vasijas encontradas en el asentamiento. Es importante ver como muchas ollas para cocinar, grandes recipientes y platos son hallados en un área en comparación con otras. (Morris y Thompson 1985: 76). Y respecto al análisis de la cerámica menciona: “Huánuco Pampa carece de pocas de las formas halladas en sitios de las cercanías del Cuzco y tiene algunas adicionales. No obstante, el rango de formas es similar. Más allá de los recipientes de la Forma 1 hay otros con bocas anchas (Forma 3), la bastante conocida olla con base pedestal (Forma 7), una gran vasija similar a una olla con la base puntiaguda (Forma 8) y muchas formas de plato ( Formas 13, 17,18 y 19). La división en clases principales funcionales de vasijas, ollas y platos está basada en un simple principio de construcción y la proporción de altura por diámetro. Las jarras son muchos más altas que anchas y relativamente estrechas. Las ollas, exclusivas con pedestal, son más anchas que altas y sólo ligeramente estrechas. Los platos son muchos más anchos que altos y no son estrechos, por decir su máximo diámetro está en la boca. La Tabla 1 muestra un ejemplo de datos preliminares y parciales de las principales categorías funcionales en diferentes partes del sitio. Hemos dividido a las
HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN a las jarras en las categorías de boca ancha (Forma 3) y boca estrecha (Forma 1). Creemos que esta distinción es significativa en términos de uso, con las jarras de boca estrecha siendo utilizadas principalmente para raciones de comida como también para almacenar así como las de boca ancha usadas frecuentemente para preparar chicha y quizá otras formas de preparación de alimentos a gran escala.” (Morris y Thompson 1985: 77). Su investigación demuestra que las formas de las vasijas sí indican diferencias de unas zonas a otras. En algunos casos la características de la arquitectura u otros hallazgos asociados con las disposiciones de la cerámica ayuda a entender y sugerir las actividades en las cuales se utilizaron. La parte oeste del sector muy al norte (Sector VI, A), que es un compuesto arquitectónico amurallado de grandes estructuras rectangulares, está caracterizado por un alto porcentaje de platos y un inusual bajo porcentaje de ollas y jarras de boca ancha (Formas 3, 6, 7 y 8). Si las suposiciones de Morris con respecto a la función de las vasijas son precisas esto sugeriría un énfasis en el servido de alimentos y bebidas pero no en cocinar o en preparación de chicha (Morris y Thompson 1985: 79). La relación entre el Acllahuasi y las Kallankas que se observa en base a los hallazgos de Morris, es que en el compuesto arquitectónico con evidencia de textilería (Acllahuasi), la mayoría de las ollas son mucho más pequeñas. Esta evidencia parece implicar que mientras la elaboración de chicha fue llevada a cabo en ambas áreas (Acllahuasi y las Kallankas), considerablemente ciertas actividades culinarias en el compuesto arquitectónico de las tejedoras fueron llevadas a cabo en una escala menor; siendo los edificios públicos en el sector este donde tal vez se consideró exclusivamente para la preparación a gran escala de comida y bebida. Una fue principalmente un área pública, la otra involucró la preparación de chicha para un gran número de personas que vivieron en el conjunto arquitectónico, pero esto también involucró cocinar en pequeña escala para los residentes permanentes (Morris y Thompson 1985: 80). El rol que desempeño la chicha fue primordial en las actividades, por eso que la única evidencia de producción que fue organizada en gran escala y probablemente mantenida a tiempo completo se basa en la producción de chicha y en la producción de textiles. La chicha fue elaborada para consumirla dentro del asentamiento. Además, la chicha no se almacena bien y esto es inapropiado si era distribuido en cualquier cantidad significativa fuera de Huánuco Pampa.
Rituales, actores y escenarios en Huánuco Pampa Si bien ya se ha referido a los posibles escenarios y locaciones de desarrollo de actividades festivas con sus correspondientes evidencias de ello en la cerámica, aun falta mencionar los propósitos y los actores de estas actividades. Obviamente se trataban de actividades con funciones políticas. Y al parecer los que acudían eran los curacas locales y los súbditos de los mismos, ante los requerimientos para la realización de las obras del imperio. La evidencia arqueológica que encuentra en Huánuco Pampa señala a un claro énfasis sobre las actividades de una naturaleza ritual o ceremonial. Además, Morris sospecha que la mayoría de participantes en estas ceremonias y rituales no fueron residentes permanentes de la ciudad. El punto es que los rituales involucrados fueron un aspecto clave de la administración (Morris y Thompson 1985: 83). La evidencia para hablar de una predominancia de festines y
JOSÉ PINO actividades ceremoniales relacionadas, viene del conjunto de cuatro compuestos arquitectónicos o espacios conectados y presumiblemente interrelacionados por portadas visibles en el Sector Este. Éstos forman parte de la plaza principal en el centro del sitio, las dos plazas subsidiarias hacia el Este y el compuesto de elaborada arquitectura con sus canales terminando en un 'baño' en la periferia Este. La evidencia consiste en el carácter arquitectónico de estas unidades, la cerámica y otros materiales asociados con ellos (Morris y Thompson 1985: 84). Huánuco Pampa fue un elaborado escenario forzado en el cual los ritos que servían de mediación entre el estado y su población local ocurrió. La mayor parte de las actividades asociadas con la administración estaba presente, sobre todo en las decisiones hechas por la elite, con los mecanismos para hacer cumplir los deseos del estado, todo esto sin embargo cubierto por rituales sobrecargado de principios que el Inka utilizó para movilizar gentes y bienes (Morris y Thompson 1985: 96). Incluso, en la Nueva Crónica y Buen Gobierno, que compone en el siglo XVII el escritor indígena Guaman Poma, en su capítulo sobre las fiestas o taki que se daban en la época Inka, se nos presenta una referencia muy reveladora, que grafica elementos importantes de las festividades del área del Chinchaysuyu. Bajo el titulo “FIESTA DE LOS CHINCHAISVIO VAVCO TAQVI VACON”, es dibujado una danza de personajes masculinos, con grandes tocados alrededor de unas largas cabelleras, que soplan unas cabezas de venados con sus respectivos cuernos, al ritmo de unos tambores pequeños que son tocados por personajes femeninos; según el grafico esta “fiesta” tal como Guaman Poma indica está siendo realizada en una planicie que lleva por nombre “Guanocpampa Paucarpampa”. Adjunto al dibujo le sigue una descripción de la fiesta en la que se entona ciertas canciones asociadas al venado y tanto hombres como mujeres llaman Uauco a la cabeza del venado, que es asimismo el nombre de la fiesta. Según la descripción, en esta fiesta son participes protagónicos “las doncellas” que cantan y tocan el tambor, “los hombres” que danzan soplando la cabeza del venado y un personaje que es llamado Uacon que canta y al que los hombres le responden. Las canciones que presenta Guaman Poma, inciden en nombrar como escenario de las narraciones cantadas a las plazas de Haucaypata y Cusipata. Asimismo se menciona la presencia de agricultores y pastores, junto con autoridades Capac Apo de diferentes grupos o parcialidades provenientes desde Cusco a Quito, que en las canciones ofrecen estar al lado del Inka con lealtad y consultando con él (Guaman Poma 1987:322-324 [1615: fol. 320-321[322-323]]). De acuerdo a esta referencia, el simbolismo del venado es un elemento importante de las festividades del Chinchaysuyu, que un siglo después de la desaparición del Imperio Inka aun es recordado por Guaman Poma, que incluso describe esta fiesta en particular ambientándola en una planicie cuya primera parte de su nombre refiere a Huánuco Pampa.
Huánuco Pampa como escenario de festines, actos de reciprocidad y alianzas Como se indicó, las festividades eran el tiempo propicio para crear lealtades y plantear demandas en el marco de la reciprocidad andina, así pues, estos momentos festivos eran ideales para la cohesión social. A pesar de que en la época Inka en cada mes se daba festividades con diferentes motivos de celebración, había elementos en común
Fiesta en Guanoc Pampa
Portada de Huanuco Pampa
JOSÉ PINO
Mapa de Ubicación de Huánuco Pampa en la región de Huánuco
Plano de Huánuco Pampa basado en Craig Morris y Donald Thompson (1985), con las 8 zonas o sectores indicados en números romanos
HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN para todas ellas que eran fundamentales y de capital importancia, tal es el caso del brindis con Chicha. En los rituales y festividades andinas, definitivamente lo más importante e infaltable desde las épocas remotas fue la chicha, tal es así que el Padre Jesuita Pablo José de Arriaga afirma que: “La principal ofrenda y la mejor, y la mayor parte de sus sacrificios, es la chicha por ella, y con ella comienzan todas las fiestas de las huacas, en ella median, y en ella acaban, sus fiestas, y ella es el todo” (Arriaga 1920:42 [1621: Capítulo IV]), e inclusive otros sacerdotes Jesuitas indicaron que el beber era extremado pero considerado como propio de las festividades. Se podría considerar que al realizar de forma mensual ciertas festividades, estas se constituían en una fuerza integradora, del que hacia provecho el Sapa Inka. El brindar con chicha era la forma de recordar las obligaciones de ayuda mutua con las comunidades. Tom Cummins nos presenta una síntesis sobre la naturaleza de las festividades tradicionales en los Andes, que indica: “Las fiestas (en la época Inka) eran actos rituales de reciprocidad, que reafirmaban que el orden cósmico y social de la comunidad estaba inexorablemente arraigado en las relaciones sociales de producción. Primero, las fiestas eran el medio comunal para venerar y propiciar a las deidades y/o progenitores del pueblo (ancestros). Segundo, difundían la solidaridad comunal. Tercero, cuando contaban con la participación de toda la comunidad, las fiestas eran una muestra del rango superior del curaca, y de su compromiso ante la comunidad de tener la responsabilidad de organizar fiestas. Las relaciones, en los tres casos, se forjaban por algún tipo de parentesco y se consumaban ritualmente por el intercambio mutuo de comida y bebida” (Cummins 2004:72). Por lo tanto, las mayores y más fastuosas festividades que se dieron, estuvieron a cargo del Sapa Inka, y estas se consideraron como grandes eventos que fueron el origen de cada acción política y asimismo como de todas las extraordinarias obras físicas que construyeron los Inkas. La clave y evidencia para entender esto, obviamente se encuentra en los escenarios de estas festividades, que fueron sitios como Huánuco Pampa, al que se le denomino también como un nuevo Cuzco. Las evidencias encontradas en Huánuco Pampa y relacionadas con las referencias etnohistóricas pueden reforzar la idea de que los festines que organizó el estado Inka fue con el objetivo de promover la producción a favor del estado, la participación en las obras públicas y el control de las comunidades, tal como se plantea en el trabajo teórico de Brian Hayden (1995:38). Y en la clasificación de este autor sobre festines podemos asociar que algunos que pudieron llevarse a cabo en este sitio pudieron ser los siguientes: 1. Festines de cooperación y alianza: - Festines de reciprocidad: Entre grupos - Festines de solicitación - Festines promocionales: para mostrar éxitos y atraer el trabajo o el soporte económico. - Festines de apoyo político: para conseguir partidarios 2. Festines Económicos (para ganancias): - Festines de trabajo - Festines Diacríticos: para obtener status o demostrar poder
JOSÉ PINO Asimismo es posible que el Estado haya utilizado mecanismos diferentes para regular y controlar las poblaciones subyugadas, entre ellos la conquista, la toma de rehenes, el trabajo forzado, la reubicación de comunidades, el control ideológico y religioso en forma de culto a los ancestros, los banquetes rituales y el sistema de tributación (Dillehay 2003: 336). Pero sobre todo en los festines o banquetes rituales, esto de ningún modo es una novedad para los Inkas, pues la tradición se remonta a varios milenios atrás, posiblemente durante el primer milenio a.C, sin embargo, la ceremonia ritual, la producción de maíz y el consumo de chicha, y su rol en los banquetes políticos pueden haber alcanzado su apogeo histórico en el Estado Inka.
Conclusiones Tal como lo planteará Craig Morris, de igual manera Tom Dillehay manifiesta que, respecto a la chicha, que su forma y utilización tuvo un significado cultural definido con propiedades distintivas, que no pudo ser almacenada por largo tiempo y debió ser consumida por completo, por lo que su valor como mercancía debió ser apreciado inmediatamente, lo que significará que los ingredientes constitutivos adquieren valor a través de la transformación culinaria y de los procesos de consumo en los contextos del ritual social en vez de la acumulación. Como un tipo de producto alimenticio con propiedades psicoactivas especiales, los que resultan de técnicas de preparación especial, la chicha es una clase particular de cultura material que, con frecuencia, se constituye en artefacto ritual y social particularmente importante. De relevancia semejante es la parafernalia técnica involucrada con el consumo-producción de la chicha, como los recipientes de almacenamiento o aríbalos, los vasos o keros y la movilización laboral necesaria para producir chicha. (Dillehay 2003: 358). Pero sobre todo, el asentamiento de Huánuco Pampa, fue diseñado estratégicamente por un estado expansionista como un escenario en una provincia para la realización de festividades, festines, banquetes, agasajos, etc, con lo cual mantener una armonía con las jefaturas o curacazgos locales conquistados, los cuales a su vez debían prestar con sus poblaciones, servicios periódicos a sus conquistadores, convencidos previamente a través de los festines y recordados siempre a través de estas actividades que quien manda es quien tiene el inmenso poder de agasajar a muchas poblaciones en su propia casa. Como sabemos y así lo han demostrado varios estudios, el principal elemento de articulación fue la bebida. La chicha así como, el beber y brindar en ceremonias sin duda fue de importancia capital en las relaciones socio-políticas en los Andes (Cummins 2004: 69-72, 152), sobre todo es lo que se infirió y se afirma partir de las evidencias arqueológicas de muchos sitios (Segura 2001; Jennings y Browser 2008:7), y que la libación de chicha fue parte de una efectiva estrategia económica centrada en la hospitalidad, sobre todo para el emprendimiento de grandes obras públicas de una manera rápida y eficaz (Segura 2001:174). La infraestructura pública construida fue realizada definitivamente a partir de contextos festivos. Entonces, en estos contextos festivos y de relaciones sociales, cabe recalcar y resaltar aun más el rol del brindis y la bebida o de la libación en el sentido ritual, pues los rituales de libación constituían el acto principal para abrir y cerrar las negociaciones en los Andes, sobre todo en las que participaban los Curacas locales con las autoridades Incas (Cummins 2004: 166). Aún en fechas recientes, la
HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN información etnográfica de hace unas tres décadas atrás, indica que en las alturas de Ayacucho, en Chuschi “la ebriedad es un deber ritual de los “envarados”” ó autoridades con cargos temporales, que debían de preparar y proveer abundante chicha en los trabajos y en las fiestas que les tocaban ejecutar y beber con toda la población como un deber obligatorio (Isbell 1971: 287-293). En los Andes prehispánicos los que asistieron a las actividades festivas, posiblemente bebieron exageradas cantidades de chicha, tan es así que el beber en demasía incluso causó asombró para los españoles recién llegados, que las calificaban de grandes borracheras, que constituían para ellos como eventos de libación indiscriminada (Cummins 2004: 70; Segura 2001:159). Tan importante fue los actos de brindis y la libación para los Inkas, que en Huánuco Pampa, el lugar de libación de las deidades, autoridades y ancestros lo ubicaron al centro del espació público.
Notas 1 Chicha es una denominación centroamericana o tradicionalmente conocida en los Andes como Aswa o Aqha en el idioma Quechua. 2 Cerveza de maíz indígena.
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HUÁNUCO PAMPA: UN ESCENARIO DISEÑADO PARA FIESTAS Y BRINDIS, COMO ESTRATEGIA DE ARTICULACIÓN 2005
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Inka Llaqta / 2010
Principios metodológicos para la identificación y registro arqueológico de los caminos Inka Guido Casaverde Ríos* Segisfredo Luis Eduardo López Vargas**
Resumen La identificación y el registro arqueológico del Sistema Vial Inka es una labor de investigación que debe emprenderse en dos etapas bien definidas. La primera consiste en el análisis y evaluación de la documentación escrita y gráfica, y la segunda en el reconocimiento y levantamiento de información en el campo. Ambas poseen sus propios métodos y se complementan. El Sistema Vial Inca por su propia naturaleza exige la aplicación de métodos de registro y análisis diferentes en comparación con las investigaciones que se enfoquen en el estudio de un asentamiento arqueológico o de patrones de asentamiento en una región particular. Este sistema de caminos y establecimientos asociados constituye una extensa y continua evidencia arqueológica localizada en diferentes medios físicos al cual se le asocian asentamientos arqueológicos de distinto tipo localizados a su vera o a cierta distancia de ellos en donde se cumplieron diversas funciones requeridas por la administración cuzqueña. El conocimiento de su emplazamiento en el variado paisaje natural y cultural andino, ocupado por diversas sociedades a lo largo de la historia, es un aspecto importante a considerar para poder explicar el significado político y económico que habría representado en los objetivos expansionistas del Estado Inka.
Palabras Clave: Incas, Caminos Incas, metodología de investigación, andes centrales Abstract Identification and archaeological record of Inka Road System is a scientific research that must be carried out in two stages. The first one consists in analyzing and assessing the written and graphic records, while the second one focuses on the identification and collection of the archaeological data from the field. Both of them have their own scientific methods, but at the same time they complement each other. The Inka Road System study demands for the applications of analyzing and recording methods different from those which are applied in sites and settlement patterns archaeological research in a particular region. This road system and places associated to it constitute an extense archaeological record founded in different environments, which are associated to different archaeological sites located adjacent to these roads or to a certain distance to them, and where different kinds of activities required by the Inka Administration were taken place. Knowing its location in the natural and Andean cultural landscape, that were inhabited by different societies through many centuries, is an important aspect to consider in order to explain the political and economical meaning that represented the Inka state´s conquering plans.
* Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Facultad de Ciencias Sociales. Escuela de Arqueología. e-mail: guidocasaverde@hotmail.com **Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Facultad de Ciencias Sociales. Escuela de Arqueología. e-mail: lopezsegisfredo@hotmail.com
GUIDO CASAVERDE Y SEGISFREDO LÓPEZ Introducción A lo largo del tiempo, los caminos en los Andes Centrales funcionaron para comunicar entre sí a los asentamientos ocupados por los grupos humanos de distintos periodos de la historia andina antigua. En este proceso, la construcción de caminos alcanzó su máximo desarrollo en el Tawantinsuyu. Los Inka organizaron y administraron las sociedades andinas, lo cual significó no sólo transformar la vida de hombres y pueblos sino que también, en un espacio geográfico donde las poblaciones vivían relativamente separadas unas de las otras, la creación de un sistema vial muy bien planificado y construido era un requisito imprescindible que les permitiría administrar y gobernar los diversos territorios anexados por un Estado en constante expansión (Wilson 1989; Schreiber 1991; Hyslop 1991). Por lo expuesto anteriormente y por el conocimiento que hemos alcanzado en la identificación y registro del Sistema Vial Inka, creemos que su estudio requiere diseñar y ejecutar un conjunto de estrategias de investigación diferentes pues constituye una evidencia arqueológica de gran extensión localizada en distintos medios físicos. Esta evidencia está asociada a una diversidad de sitios y establecimientos arqueológicos que cumplieron distintas funciones y tuvieron sus propias características constructivas. Asimismo, secciones de ella aún son utilizadas por algunas poblaciones para trasladarse de un lugar a otro, lo cual le imprime un carácter de bien cultural en uso. En este sentido, todo esto nos obliga a formular una particular metodología de identificación y registró que necesariamente debe considerar estos aspectos para conseguir conocerlo y explicarlo cada vez mejor.
Proceso de investigación en gabinete Revisión de fuentes documentales La selección de los caminos a investigar y registrar arqueológicamente debería efectuarse inicialmente con la revisión y estudio de algunos indicadores contenidos en la bibliografía referida expresamente a ellos. Esto es, se debería considerar primero aquellos caminos que constituían los ejes articuladores de la red vial, de comprobada antigüedad y registro histórico y que son mencionados en los documentos históricos como crónicas, visitas, juicios de tierras, relatos de viajeros, cartografía histórica (Raymondi [1874 – 1879]; Regal 1936, 1954, 1972; Hocquenghem 1994). Así como en estudios e investigaciones científicas y escritos de divulgación periodística. Sin embargo, dada la variedad de menciones a caminos y rutas que se leen en muchas publicaciones, una evaluación y ponderación de las fuentes consultadas es una labor de rigor que toda investigación seria debería hacer. Así como por la necesidad de confirmar o corregir los datos proporcionados por investigaciones anteriores a las que se deseen emprender (Hyslop y Urrutia 1980; Hyslop y Díaz 1983; Hyslop, 1992; Hyslop et al 1992; Matos 1992; Vitry 2000, 2002; Mulvany y Soria 2001; Casaverde et al 2002; Castro et al 2004; Diessl 2004; Serrudo 2004; Berenguer et al 2005; INC 2005, 2006; Espinosa 2006). De igual forma, previamente al registro de campo, se debería realizar un análisis cartográfico y aerofotográfico del territorio a prospectar, definido a partir de la información bibliográfica. En este sentido, este tipo de análisis resulta muy
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA interesante debido a que, por ejemplo, los vuelos aerofotográficos de la segunda mitad del siglo XX pueden revelar la existencia de caminos y asentamientos que actualmente se encuentran afectados o ya han desaparecido (Figuras 1a, 1b, 1c y 1d). Un buen caso lo encontramos en el estudio de Soldi donde presenta algunas fotos aéreas de la misión Shippee - Johnson del valle de Pisco. En este se muestra el asentamiento de Lima La Vieja, hoy ya casi desaparecido (Soldi, 1995: 107-110). Asimismo, en la actualidad, herramientas como las imágenes satelitales del tipo Quick Bird del portal “www.googleearth.com”, resultan valiosas porque nos permiten obtener vistas panorámicas del territorio a prospectar y del emplazamiento de las vías y sitios arqueológicos según la cobertura y resolución de las imágenes(1). Establecimientos Inka y asentamientos no Inka asociados La etapa de revisión documental en gabinete consiste además en la identificación bibliográfica de aquellos sitios arqueológicos asociados a la vía – centros administrativos o “cabezas de provincia”, tambos, chaskiwasis, chakas o puentes – y asentamientos de filiación preinka que se encuentran también asociados al camino y presentan algún componente arquitectónico Inka como el ushnu, la kancha y la kallanka y arquitectura de clara filiación Inka, esto es, vanos o nichos trapezoidales, accesos de doble jamba, paramentos de aparejo almohadillado tipo Cuzco Imperial, etc. Al respecto, lo que señalamos líneas atrás se observa en los grandes establecimientos Inka de Huánuco Pampa, Pumpu y Tarmatambo, por citar sólo tres casos en el Camino Longitudinal de la Sierra y de los cuales parten caminos hacia diferentes regiones y en los importantes asentamientos costeros de Tambo Colorado en el valle de Pisco y Pachacamac en el valle de Lurín, los cuales presentan ocupación local e importantes edificios Inka asociados a caminos transversales que conectan el Camino Longitudinal de la Sierra con el de la costa, los mismos que les permitían estar integrados a las otras regiones del Tawantinsuyu (Gasparini y Margolies 1977). Respecto a los asentamientos locales con componente Inka es preciso considerar las formas constructivas Inka que poco a poco empiezan a identificarse en la medida que las exploraciones se van afinando, como ha ocurrido a partir del año 2002, cuando se define una nueva presencia de Ushnu “aislado” sin asociación a otras construcciones en la parte sur de Ayacucho, o en la arquitectura doméstica con la presencia del patrón tipo celda identificado en la vía longitudinal de la sierra a lo largo de casi todo el Tawantinsuyu, y cuyo conocimiento es escaso aún. Asimismo, es sumamente importante reconocer los componentes Inka con variaciones locales, como la kancha. Aquí podemos citar el caso de la kancha Inka de Lumbra en el valle medio de Huaral, Lima y la cual es muy semejante a la kancha de Tambo de Pósope en Lambayeque (Figuras 2 a, b, c, d y e). Características constructivas y obras de arquitectura vial Las características constructivas del camino como el ancho, la rectitud, la calzada empedrada, y las obras de infraestructura viales como los canales de drenaje, las escalinatas, los puentes, los muros laterales y de contención, mencionados en las fuentes bibliográficas, es otro indicador a considerar en la elección de la ruta a prospectar. La bibliografía arqueológica publicada hasta la fecha sobre los caminos
GUIDO CASAVERDE Y SEGISFREDO LÓPEZ Inka menciona éstas y otras particularidades como sus rasgos más sobresalientes. Estas características asombraron y fueron elogiadas por los primeros cronistas que escribieron sobre los caminos del Inka en la costa y la sierra. Precisamente por medio de estas ingeniosas soluciones técnicas, los ingenieros andinos del Estado cuzqueño consiguieron resolver satisfactoriamente los problemas que implicaba construir caminos en el difícil relieve de los Andes, caracterizado por poseer distintos tipos de superficies y medio ambientes. Esta diversidad de relieves no fue obstáculo sino que se resolvieron satisfactoriamente mediantes la aplicación de soluciones constructivas como rampas, escalinatas, calzadas elevadas, puentes colgantes y sistemas de drenaje, aprovechando los distintos materiales constructivos existentes en los diferentes tipos de medios físicos (Casaverde 2009) (Figuras 3a y 3b). Toponimia El reconocimiento de la toponimia relacionada con los caminos, los asentamientos arqueológicos y los parajes constituye otro excelente indicador a evaluar al momento de identificar un camino asociado al avance expansivo Inka en una determinada región fuera del valle del Cuzco. En territorios donde residían poblaciones con idioma y cultura diferente a la de los quechuas cusqueños, ha quedado perennizado en éstos aquellos vocablos que actualmente nos revelan su presencia histórica materializada en sus construcciones. Los topónimos como inkahuasi, ingamipsan, inkatacuñan, hatunchaka, inkachaka, identificados en el Camino Longitudinal de la Sierra entre Jauja y Pumpu y otros nombres similares registrados también en otras regiones de los Andes, Amazonía y Costa son un buen indicador. Muchas veces la presencia del Inka y su obra constructora de caminos, terrazas agrícolas y canales en los Andes se manifiesta precisamente por llevar el término “Inka” antes o después de otra palabra como aquella marca de origen. Al respecto, es necesario prestarle atención también a otras voces como: tambo o tampu, wasi, chaka, ushnu, kancha, etc. Reocupación colonial de establecimientos Inka Los establecimientos de origen Pre Inka o Inka con ocupación colonial como Cuzco, Vilcashuamán, Jauja, Cajatambo, Huamachuco, Cajamarca, etc. localizados en una ruta de camino conocida históricamente como es el Camino Longitudinal de la Sierra, pueden ofrecernos importante información a partir del análisis de los principales edificios públicos de origen hispano (Iglesia, Cabildo), de su traza urbana modificada y sus vías de acceso. En este sentido, el reconocimiento de los templos coloniales construidos sobre importantes edificios Inka localizados en la plaza, lugar donde convergían y desde donde partían los caminos, es el punto de inicio para este tipo de análisis espacial. Así nos lo demuestra la localización espacial de los templos católicos de Vilcashuamán y Huaytará, por citar sólo dos casos (Figuras 4a y 4b). En el proceso de investigación previo al reconocimiento y registro de campo de los caminos Inka es necesario entender que la red vial Inka en algunos lugares de los Andes sufrió modificaciones y reutilizaciones con la llegada y establecimiento de los europeos. Al respecto, es posible inferirlas mediante la evaluación de tres tipos de asentamientos hispanos. Estos son: 1) Asentamiento colonial ubicado sobre algún asentamiento Inka perteneciente al sistema vial, por ejemplo, centro administrativo o
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA tambo; 2) Asentamiento colonial ubicado en algún lugar de la red vial sin ocupación pre colonial y 3) Asentamiento colonial ubicado fuera del sistema vial Inka (Figura 5 a). En este sentido, los caminos Inka reutilizados por los hispanos estaban ligados a la continua ocupación por parte de los españoles de los dos primeros tipos de ocupación hispana. Uno de los indicadores para reconocer un camino reutilizado por los españoles es la presencia de los templos coloniales como citamos arriba. Esto se identifica también, por ejemplo, en las iglesias de Copa en Cajatambo, Pueblo Viejo en Ancash, Incahuasi de Parinacochas y Vilcashuamán en Ayacucho y Huaytará en Huancavelica (Casaverde 2007a) (Figura 6 a). En el caso de las ciudades coloniales de Cuenca, Quito, Cajamarca, Huamachuco o la ciudad de Vilcashuamán, en Ayacucho (Tipo 1), se emplazan sobre la vía que se dirigía hacia la ciudad del Cuzco. El siguiente tipo estaría dado por los nuevos tambos coloniales instalados en los tramos de camino Inka, por ejemplo el asentamiento de Nieve Nieve, en el valle medio de Lurín y en Huaylillas Norte (Tacna). El tipo tres correspondería a los centros mineros, localidades productoras de vino, haciendas ganaderas, obrajes; o por las estrategias de protección en resguardo de eventuales amenazas, y otras poblaciones así como tambos coloniales que no estaban vinculados al Sistema Vial Inka. Finalmente, la elección de los caminos articuladores de la red vial, nombrados comúnmente troncal o longitudinal, y que son aquellos caminos que conducían a los suyos, incluido el camino costero, permiten localizar y entender aquellos otros que se desprenden de ellos y atraviesan transversalmente el territorio andino hacia la vertiente del Pacífico y del Atlántico. Ambos, longitudinales y transversales, configuraron la red vial junto con los asentamientos establecidos en ella conformando así lo que se ha convenido en denominar el Sistema Vial, creación Inka que les permitió en el siglo XVI articular política, económica y socialmente el Tawantinsuyu; integrando y comunicando el Cuzco con las muchas poblaciones y territorios incorporados al Estado Inka. De manera resumida presentamos la secuencia que seguiría la búsqueda, evaluación y análisis de la información documental. Proceso de Investigación 1.
2. 3. 4. 5. 6.
Revisión de antecedentes: Crónicas, Visitas, relatos de viajeros, estudios e investigaciones actuales, cartografía histórica y contemporánea para definir el camino Inka. Reconocimiento de las características constructivas del camino a través de la bibliografía consultada. Análisis cartográfico y aerofotográfico. Identificación de la vía en asociación con establecimientos Inka. Pesquisa de topónimos asociados. Evaluación de modificaciones post Inca del Sistema Vial en el área identificada. Época Colonial. Época Republicana (Ver Cuadro 1).
GUIDO CASAVERDE Y SEGISFREDO LÓPEZ El registro arqueológico de campo Del camino Una vez identificado el camino a prospectar, el cual cubre una ruta determinada, se procede a su localización en la Carta Nacional y a su ubicación en el terreno. Luego se procederá a caminar en él para reconocerlo y registrarlo con el mayor detalle posible. El diseño de la estrategia de prospección formulada previamente y la logística disponible definirá el tipo de reconocimiento, es decir, una prospección extensiva de cobertura parcial o intensiva de cobertura total. El tipo de prospección a seguir debería considerar además variables como: longitud de la ruta, características del medio físico, presencia o ausencia de poblaciones de borde, tiempo proyectado a emplear. Estas ayudan a definir la estrategia y la logística a utilizar para el levantamiento de información de campo (Figuras 7a y 7b). Registro descriptivo Este registro se realiza con GPS Navegador y otros equipos básicos como cámara fotográfica, brújula, cinta métrica, escala, etc. Con estos instrumentos se levanta e ingresa en una Ficha de Registro de Caminos(2), los datos de ubicación política, coordenadas UTM, Datum, altitud, zona de vida, etc. De igual modo, se levanta la información referida al tipo de superficie y relieve en el que se encuentra el camino, el ancho de este, la orientación, el grado de pendiente, la forma de la traza, las características constructivas donde se debe indicar los materiales y técnicas constructivas empleados tanto como los elementos constitutivos (muros laterales, muros de contención o retención, escalinatas, rampas, tipo de calzada, etc.), presencia de obras de arquitectura vial como puentes, pontones, canaletas; así como las modificaciones de épocas coloniales y/o republicanas que pudieran haberse dado, el estado de conservación destacando el tipo de deterioro y agente que lo ocasiona, etc. La ubicación de la ruta, de los componentes constructivos del camino y sitios arqueológicos asociados deben de marcarse en la Carta Nacional. Este registro en la hoja permite después en el gabinete una buena reconstrucción de los datos tomados en campo. El cruce de estos datos procesados en el programa Arc Gis (SIG) con las anotaciones efectuadas refuerza la validez de la información. Registro gráfico El registro descriptivo del camino es complementado con el registro gráfico y fotográfico. Las fotografías panorámicas permiten ubicarlo en el contexto medioambiental; mientras que las vistas de detalle captan sus características físicas, reconocidas y descritas según el espacio natural donde se las localiza; el cual debe ser anotado en una Ficha de Registro Fotográfico donde se incluya todos los datos necesarios para conocer la procedencia exacta de la foto. El registro gráfico refuerza el levantamiento de información descriptiva y fotográfica, al ser representados en otro soporte particularidades destacables a escala variable según sus medidas y proporciones. Esta información debe estar acompañada de todos aquellos datos de ubicación y descripción del gráfico que permitan su posterior identificación en
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA Vía Rodante
Emplean curvas para sortear elevaciones.
Ancho que varía entre 2 a 5m.
En algunos casos en estas elevaciones se efectúan cortes a tajo abierto.
Camino Inka Las atraviesan de forma directa, empleando en algunos casos escaleras, rampas.
Ancho significativo que desde los 2m. puede llegar hasta 25m
Atraviesan con escaleras.
Se distribuyen casi de forma paralela a las curvas Lo hacen empleando caminos cuesta arriba y cuesta topográficas (progresiones).
abajo.
Figura 1b. Sitio arqueológico Daris con los típicos nichos Inka (Foto GCR).
Figura 1a. Foto aérea de la parte media del valle del río Cañete (Pacarán). En esta zona se ubica el camino Inka asociado a los sitios Inka de Huagil, Daris y San Marcos (Fuente: Foto aérea S.A.N. Nº 3055 del 28-3-1970).
Figura 1c. Detalle de una cenefa representando peces estilo Chincha en el Sitio arqueológico San Marcos (Foto GCR).
GUIDO CASAVERDE Y SEGISFREDO LÓPEZ
Figura 1d. Colcas de San Marcos. Su forma recuerda a las colcas de Pumamarca en Cuzco (Foto GCR).
Figura 2a. Ushnu de Huamanillo (Ayacucho) (Foto GCR).
Figura 2b. Foto aérea del sitio Cerro Fierrocashapunta en Pasco, asociado al Camino Longitudinal de la Sierra. El conjunto de sus recintos conforma un sistema reticulado de espacios cercados cuadrangulares (Fuente: Foto aérea S.A.N Nº 8274 del V V AST-9 1370PMW M73-A del 2705-1962 – AF-60-17).
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA
Figura 2c. Estructura tipo kancha en Tambo de Pósope (Fuente: Imagen satelital del portal www.googleearth.com).
Figura 2d. Dos kanchas Inka en Lumbra (Fuente: Imagen satelital del portal www.googleearth.com).
Figura 2e. Foto de kanchas Inka en Lumbra (Foto GCR).
Figura 3a. Escalinata en el camino transversal Pachacamac – Jauja, sector del nevado de Pariacaca, frente a la laguna Culebrayoq (Foto GCR).
Figura 3b. Muro de contención del camino Inka en la margen izquierda del río Lurín, camino Pachacamac – Jauja, frente a la localidad de Antioquia (Foto GCR).
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Figura 4a. Esquema del rumbo que sigue el camino asociado a la Plaza y a la Iglesia colonial.
Figura 4b. Semejanzas y diferencias en el diseño arquitectónico de la planta del templo cristiano y la kallanka Inka.
Figura 5a. Esquema de los establecimientos hispanos emplazados en el Sistema Vial.
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA
Figura 6a. Muro lateral de la Kallanka de Incahuasi de Parinacochas y acceso a la Iglesia ubicado en el frontis, Ayacucho (Foto GCR).
Figura 7a. Segmento del Camino Longitudinal de la Sierra cortando corrales Preinka en Pasco (Fuente: Foto aérea S.A.N Nº 8283 del V V AST-9 1370PMW M73-A del 27-051962 – AF-60-17).
Figura 7b. Foto del tramo de camino Inka Ushnu de Huamanillo – Vilcashuamán, en Ayacucho, cortando un corral Preinka (Foto GCR).
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA gabinete y servir de base a futuras investigaciones. Caracterización del camino El registro del camino según segmento, sub tramo y tramo, es decir, distancias y espacios definidos arbitrariamente por el arqueólogo bajo ciertos criterios, permite realizar una descripción más detallada de las características constructivas del mismo conforme a su localización espacial y ubicación georeferenciada y así evitar descripciones generalizadoras de las características constructivas de la vía, que posteriormente impidan ubicar adecuadamente los componentes del camino en determinado lugar del mismo. El segmento, por ejemplo, representaría una sección de camino de distancia variable y que es seleccionada arbitrariamente a partir de sus componentes constructivos presentes (calzada de arena, tierra, piedra; calzada sobreelevada de tierra o piedra, muros laterales de contención superior y/o inferior, alineamientos laterales de piedras, escalinata; obras de infraestructura vial (puentes, canaletas de drenaje), y/o su localización en un determinado entorno fisiográfico; así como su estado de conservación. Casaverde y Vázquez (2006) definen el segmento en términos funcionales como un recurso “empleado para ubicar partes del camino y que está relacionado a la técnica constructiva, estado de conservación o refiere atributos significativos, como por ejemplo, la presencia de canaletas en determinada zona”. En cambio, el sub tramo o tramo puede estar definido a partir de localidades contemporáneas con o sin un antecedente de ocupación cultural prehispánica, hispánica o de ambas que se encuentren asociadas al camino. Asimismo, puede formularse a partir de la ubicación de establecimientos Inka registrados en la vía prospectada. Es recomendable manejar distancias no muy largas para así evitar perder los detalles o rasgos del camino en una descripción general. Después de casi 500 años, el registro actual de los caminos Inka no es tarea fácil debido al deterioro que este ha sufrido a lo largo del tiempo. Es por ello que empleamos los siguientes conceptos para caracterizar de manera general su estado de conservación ya que no basta con definirlo como bueno, regular o malo. Así empleamos las siguientes categorías: Camino reconocido, trazo de camino y posible ruta(3). El camino reconocido se refiere a aquél que tiene sus elementos constitutivos (calzada de arena, tierra, piedra, sobreelevada de tierra o piedra, muros laterales de contención superior y/o inferior, alineamientos laterales de piedras, escalinata, etc.); obras de infraestructura vial (puentes, canaletas de drenaje, etc.), en regular o buen estado de conservación. Es decir, que los agentes de deterioro antrópicos o naturales no lo han afectado en gran medida. En este sentido, el camino es claramente identificable de modo tal que se puede seguir por él ya que se encuentra bien definido. Por otro lado, el trazo de camino significa que sólo es posible reconocer sus restos, es decir, algunas evidencias de sus elementos constitutivos o la arquitectura vial presente en él si la tuviera. El identificarlo es más complicado por cuanto la presencia de las evidencias alteradas o destruidas hace más difícil definir claramente la traza que siguió. Por último, la posible ruta se refiere al derrotero que el camino debió seguir, pero que en la actualidad es visible una calle, avenida, trocha carrozable, carretera,
GUIDO CASAVERDE Y SEGISFREDO LÓPEZ autopista sobrepuesta o ha sido modificado por obras civiles o de otra naturaleza. La posible ruta se puede inferir a partir del análisis y evaluación del relieve en el que se pudo ubicar el camino y, con algo de suerte, gracias al hallazgo de restos del camino bajo los escombros arrojados al momento de construir una carretera, por ejemplo. Para la prospección pedestre del camino se sugiere seguir los siguientes criterios prácticos complementarios que de manera resumida presentamos a continuación: Para el reconocimiento Reconocer el territorio a prospectar a través del análisis de la Carta Nacional. De preferencia usar hojas a escala 1/25000 y 1/1000000 y fotos aéreas. Recorrer el camino teniendo como límites puntos referenciales conocidos, de preferencia: Sitios arqueológicos, localidades actuales que permiten también definir segmentos, sub tramos y tramos para su mejor registro y descripción. Informarse localmente hacia dónde se proyecta el camino, cuáles localidades conecta y qué características presenta (ancho, elementos constructivos, existencia de sitios arqueológicos asociados). Consultar a adultos mayores sobre los antiguos caminos existentes en su localidad. Los antiguos arrieros poseen excelentes conocimientos de rutas y caminos. Prestar atención a un área estimada en 100 m a cada lado del camino, dependiendo de la topografía del área prospectada, con el fin de identificar los sitios arqueológicos asociados. No siempre los sitios se localizan a la vera o a pocos metros de la vía. Para el registro Registrar el eje del camino mediante los tracks que genera el GPS, debiéndose marcar con coordenadas UTM los puntos de cambio de orientación y los lugares donde se presentan las características constructivas del camino, sus elementos constitutivos y los sitios arqueológicos asociados, para luego ser procesados en el programa Arc Gis (SIG) y representarlos cartográficamente. Los tracks marcados y visualizados en el Map Source definirán el derrotero que sigue la vía. Marcar en la Carta Nacional y/o mapa de apoyo, la trayectoria del camino, la localización de los sitios arqueológicos asociados y los elementos constructivos significativos con el fin de contar con una fuente de respaldo adicional al momento de procesar los datos. Describir las características del camino. Apoyados mediante el registro fotográfico y gráfico complementario. Destacando materiales y técnicas constructivas según tipos de relieves y zonas de vida. La descripción del estado de conservación del camino debe incluir los segmentos donde conserva sus características constructivas claramente definidas, y por lo tanto, reconocible y posible de recorrerlo sin mayores dificultades; así como también donde sólo se conservan algunos restos y su trazo se identifica por aquellas evidencias existentes. Finalmente, aquellos
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA segmentos donde se presume que el camino pudo haber sido construido, pero que actualmente no existen evidencias debido a la presencia de una carretera superpuesta o algún otro agente que lo haya destruido completamente. Ingresar la información levantada en los formularios de registro (Fichas de Camino, Sitios Arqueológicos, Fotográfica). Incluyendo datos complementarios en el Diario de Campo tales como referencias de sitios arqueológicos y otros caminos Inka asociados a la ruta prospectada, distancias aproximadas entre localidades asociadas al camino, condiciones medioambientales, topónimos, agentes de deterioro naturales y antrópicos, otras vías, recursos naturales, personal local de apoyo, servicios y facilidades de acceso, etc. De los sitios Los sitios arqueológicos asociados al camino e identificados a su vera o a cierta distancia de él también se registran con los instrumentos arriba mencionados, pero esta vez utilizando una Ficha de Registro de Sitios Arqueológicos donde se incluyen datos de ubicación política y geográfica (UTM, Datum, altitud, área aproximada), nombre y tipo de sitio, características constructivas (materiales y técnicas), descripción del sitio, estado de conservación, etc. El registro escrito de sitios es complementado con fotografías panorámicas y de detalle. Los dibujos pueden ser de planta, cortes o perfiles, de todo el sitio o de una parte representativa de él, según las condiciones de conservación del mismo y los factores logísticos que puedan influir favorablemente en esta labor. En este sentido, es útil recordar que recorrer y registrar a la vez un camino y los sitios arqueológicos asociados es una tarea exigente física y mentalmente, que requiere diariamente del investigador atención a su objeto de estudio y a los aspectos logísticos que implica desplazarse por la ruta escogida. Finalmente, el objetivo es que tanto fotografías como croquis o dibujos de sección aporten la mayor cantidad de información gráfica que integrada a la descripción permita tener una idea cabal del sitio. La coordenada UTM debe tomarse aproximadamente en el centro del sitio. La información fotográfica y gráfica debe indicar expresamente, en la descripción de la leyenda, todos aquellos datos que permitan ubicar en gabinete la procedencia de dicha información con respecto al sitio y al interior de este (Fotos de detalle de estructuras, características arquitectónicas, material cultural de superficie). El correcto y riguroso registro de campo permitirá en gabinete procesar adecuadamente los datos de campo, que se representan en la cartografía con todos aquellos detalles identificados que conducen a efectuar los análisis respectivos y las inferencias a partir de las evidencias registradas. Consideraciones finales Antonello Gerbi escribió: “El Perú es un Camino. Otros países pueden resumirse en un símbolo geográfico. Egipto es un valle, el Brasil una selva, la Argentina una pampa, Siberia una estepa, Inglaterra una isla, Panamá un istmo cortado, Suiza un puñado de montañas consteladas de hoteles. El Perú es un camino: ninguna otra calificación
GUIDO CASAVERDE Y SEGISFREDO LÓPEZ geográfica lo expresa tan exactamente…” (Gerbi, 1944: 1). Estas palabras inspiradoras nos motivan a intentar entender el registro arqueológico de los caminos Inka no solamente como una actividad estimulada por el interés científico sino también como la gran oportunidad para conocer y buscar comprender el PERU, interactuando con nuestros compatriotas de otras altitudes y territorios, identificando su riqueza cultural y natural. En suma, a descubrir nuestros problemas y posibilidades. Los caminos del Inka hoy nos llevarán por él. Estos criterios para el reconocimiento y registro de los caminos Inka planteados aquí no pretenden convertirse en una receta a seguir sino más bien constituyen una oportunidad para revisarlos y contribuir a su discusión buscando mejorarlos e innovarlos. En resumidas cuentas, se trata pues de la exposición de un conjunto de estrategias y un método puesto en práctica por un conjunto de arqueólogos peruanos que en los últimos años se han venido especializando en el registro de este tipo de evidencia arqueológica de gran magnitud. Siguiendo esta línea de pensamiento, consideramos que toda persona interesada en el reconocimiento y registro de caminos Inka, debería buscar aplicar también sus propios métodos, ensayar sus propias estrategias de estudio, recorrer su propio camino en los tiempos que sus fuerzas y ánimo o las circunstancias le permitan. La experiencia así nos lo indica, nunca basta reconocer determinada ruta una sola vez y en un sólo sentido. Conscientes que el reconocimiento y registro pedestre de los caminos Inka constituye una actividad física exigente y agotadora, estos a veces pueden resultar insuficientes por imprevistos, problemas logísticos, cansancio, mal tiempo atmosférico o pérdida del trazo de camino a causa de su destrucción o fuerte deterioro (Casaverde y López 2009). Es por ello recomendable que estos factores se estimen como posibles y permitan tomar previsiones antes de reemprender el reconocimiento final de una ruta. Finalmente, es necesario reconocer que falta realizar investigaciones orientadas a establecer la filiación cultural y, sobre todo, cronológica de los caminos prehispánicos, para determinar las características que diferencian los caminos pre Inka de los Inka, y poder incluso definir mejor los rasgos de aquellas vías de origen local que continuaron funcionando durante el gobierno cusqueño. Si bien es cierto, Hyslop (1992: 127-135) menciona las características que presentan las vías construidas antes de los Inkas y propone algunas interesantes ideas acerca de la reutilización y construcción de nuevos caminos por el Tawantinsuyo, planteamientos que hoy nos permiten establecer su filiación. El problema reside en no poder caracterizar los componentes arquitectónicos del camino y el camino en sí, sin la necesidad de recurrir al principio de asociación con los asentamientos de una u a otra formación sociopolítica. Al respecto, alguna vez hemos mencionado como indicador de filiación cultural la presencia de escaleras en las vías como rasgo para distinguir los caminos prehispánicos de los coloniales y republicanos. Incluso la modificación de este componente arquitectónico ofrece evidencias de su reutilización durante estos dos periodos. Aquí, el argumento se sustenta en el empleo, desde el comienzo de la presencia hispana en los Andes, del caballo como medio de transporte, y de la mula y el burro como animales de carga en lugar de la llama. El andar de ésta aún con carga no representaba mayores problemas al momento de ascender o descender por caminos con escalinatas; como sí ocurría con los otros animales peninsulares, debiéndose por
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS PARA LA IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE LOS CAMINOS INKA ello modificar y/o adecuar determinados segmentos del mismo con la consiguiente destrucción de escaleras y/o peldaños, pues el diseño y construcción de las vías en los Andes no fueron concebidos para el tránsito de estos nuevos animales de carga, cuyas ventajas respecto de la llama quedaron evidenciadas entre los siglos XVII y XVIII en los trajines coloniales de la coca y el vino sureños (Cuzco, Arequipa, Moquegua y Tacna) hacia Potosi y Porco y en el trajín del mercurio huancavelicano a éstos mismos asientos mineros. A todo esto, optar por realizar excavaciones para determinar las diferencias constructivas estructurales y de los componentes arquitectónicos es el mejor método a seguir. Por ello creemos que el muestreo de estos aspectos por medio de excavaciones en los caminos localizados en diferentes medios físicos del Tawantinsuyo. Posiblemente además de obtener una conjunto de fechados, permitiría contar con un corpus de datos referidos a las técnicas constructivas empleadas, los tipos de aparejos utilizados, y hasta muy posiblemente definir estilos constructivos, los cuales al ser correlacionados con estos fechados, podrían determinar su filiación cronológica y cultural. Tarea difícil si consideramos la magnitud de un Sistema Vial que integró a las distintas entidades sociopolíticas de los siglos XV y XVI, poseedoras de una variada gama de estilos y técnicas constructivas. Aún así, un siguiente nivel de análisis más complejo debería buscar caracterizar los caminos construidos durante el gobierno de los Inka Pachacutec, Tupac Inka Yupanqui y Huayna Capac.
Notas 1 Coincidimos con Hyslop en reconocer una mayor utilidad de éstas herramientas al momento de procesar los datos en gabinete después de la prospección de campo, lo cual permite corroborar la información del camino y los sitios asociados registrados. Sin embargo, una revisión previa de mapas, fotos aéreas e imágenes satelitales, sin lugar a dudas, resulta beneficiosa porque contribuye a conocer las características del territorio a reconocer. 2 En el artículo de Victoria Castro et al (2004) se publica un modelo de Formulario de Registro de Caminos. 3 Ver definiciones complementarias en “Terminología Caminera”, texto basado en el manual titulado “Aspectos técnicos de la red vial incaica” (2004), preparado por los arqueólogos Juan Eduardo Espinosa Cornejo y Alcides Álvarez Vera para el Componente Arqueológico del Proyecto de Levantamiento de Información del Sistema Vial Inca y que fue publicado en “El Qhapaq Ñan en la Macro Región Centro Sur. Apurimac, Ayacucho, Huancavelica, Ica”. Proyecto Qhapaq Ñan Macro Región Centro Sur Componente Arqueológico CD Interactivo 2005 Instituto Nacional de Cultura.
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Inka Llaqta / 2010
Estrategias de dominación Inka desde Pueblo Viejo de Omas, Yauyos Arql. Oliver Huaman Oros*
Resumen La consolidación del estado Inka se inicia con la expansión de su territorio luego de la derrota de los Chancas, ya incorporados los diferentes grupos sociales. El imperio Inca, como parte de su organización, estableció un control territorial a través de una jerarquizada red de caminos, en la cual ubicaron un extenso y organizado conjunto de centros administrativos, cuya función principal fue la de administrar la zona en cuestión aprovechando los diferentes recursos existentes en cada territorio. En este artículo intentaremos explicar las diferentes estrategias utilizadas por los Inkas a su llegada al valle de Omas y así establecer como se dieron los procesos expansivos y de anexión de nuevos territorios usando el poder del Estado Inka.
Abstract The consolidation of the Inka state begins with the expansion of its territory after the defeat of the Chancas, who were incorporated to the different social groups. The Inca Empire, as part of their organization established a territorial control through a hierarchical network of roads, which placed a large and organized set of administrative centers, whose primary function was to administer the area in question by taking advantage of different resources in each territory. In this article we explain the different strategies used by the Incas after their arrival to the valley as Omas and establish the expansive processes and annexation of new territories using the power of the Inka state.
* Maestrista en Arqueología con Mención en Estudios Andinos de la Pontificia Universidad Católica del Perú. oliver.huaman@pucp.pe
OLIVER HUAMAN I. Descripción geográfica El valle del río Omas se encuentra ubicado en la costa sur central, limita con los valles de Mala por el Norte, Cañete por el Sur, y el valle alto del río Mala, por el Oeste; en el departamento de Lima. El valle comprende las provincias de Cañete (valle bajo y medio) y Yauyos (valle alto). El río permanece la mayoría del año seco, registrando su mayor caudal entre los meses de Diciembre a Marzo, siendo aún muy escaso si se le compara con los valles vecinos de Mala y Cañete que presentan un mayor caudal. La poca agua que lleva el río se pierde en la napa freática, no llegando a desembocar en el mar, la poca agua que se tiene es usada para los cultivos estacionales de las poblaciones de la zona media y alta del valle (Comeca y Meléndez 2007).
II. Consideraciones previas Las transformaciones se estarían reflejando en el patrón de asentamientos, patrones arquitectónicos y el material cerámico, son respuesta directa de la estrategia de control, entendidas como “herramientas” de expansión del poder económico y político del imperio inka (Fernández 2005: 14), además Silverman (1992: 34) propone que 1) Una cultura se organiza especialmente de una manera que es detectable mediante las técnicas de arqueología y 2) Tal organización espacial no es al azar sino conforme a las necesidades y realidades sociales, políticas y económicas de la sociedad y por eso refleja tal organización. Siguiendo estos puntos básicos creemos que los incas al usar una estrategia determinada para los valles pueden ser fácilmente detectable si gracias al dato etnohistórico sabemos qué clase de tratado se dio a dicho valle (entiéndase por poblaciones), o mejor dicho que tipo de aprovechamiento obtuvo el estado inka de esta zona en cuestión, y para el segundo principio sabemos que los inkas al dominar ciertos valles y ser considerados como señores, solicitaban algunos beneficios, como tierra, mano de obra y construcciones para el estado.
III. Antecedentes etnohistóricos Antes de la llegada de los Inkas a la zona en cuestión se dieron movimientos migratorios en los Andes Centrales, poblaciones enteras buscando nuevas tierras de cultivo y también donde ubicar sus residencias, al parecer todo esto sucedió a causa de la demografía, es en este momento donde los Yauyos se expandieron a lo largo y ancho de la cordillera occidental de los Andes. “Los yauyos fueron un grupo que primero habitó tan sólo la serranía del valle costeño de Cañete, el antiguo Guarco, y por sentirse estrechos en su territorio se lanzaron a lo largo de la cordillera marítima del actual departamento de Lima, región accidentada y abrupta que domina la costa desde considerable altura, fueron fieros y aguerridos y sostuvieron lucha con todos sus vecinos venciéndolos y apoderándose de sus haciendas. Parece fue que esta fue la situación en la sierra central en un momento dado del intermedio tardío”. (Rostworowsky 1989:55). Como se entiende los yauyos fue un grupo social belicoso que intentaba persistentemente incursionar, en los valles bajos ocasionando así constantes conflictos. “Al conquistar los Yauyos gran parte de las serranía de la costa central, se toparon en su marcha hacia el norte con los Canta que eran tan aguerridos como ellos,
ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS y que los detuvieron en su avance a lo largo de la cordillera marítima, entonces intentaron repetidas veces incursionar hacia la costa “(Rostworowsky 1989:57). Según Coello (1993: 16) cerca al límite del distrito de Omas existe una muralla la cual pudo haber sido construida por los Coayllo en defensa contra los ataques de los aguerridos Yauyos, dicha muralla corre en sentido norte-sur, dividiendo al valle en dos. Los Coayllo se encontraban asentados en el valle bajo cuando los Yauyos llegaron a Omas, “los Coayllo eran naturales del valle de Asia y habitaban la chaupi yunga de la cuenca del río Omas”(Rostworowsky 1989:90), los cuales mantenían rivalidades con los Guarco (asentados en el valle bajo de Cañete) por la posesión de tierras. Estos conflictos llegaron a su fin con la conquista cuzqueña, ya que cuando los Incas aliados con los Coayllo derrotaran a los Guarco, los Inkas le adjudicaron tierras en la margen derecha y las tierras de la margen izquierda fueron designadas a los Chinchas (Rosworowsky 1989-91). Luego de todos estos conflictos los Incas se instalaron en el valle imponiendo estrategias políticas para la coexistencia entre los Coayllos y los Yauyos (Valle Bajo y Alto respectivamente), teniendo conocimiento de sus antiguas rivalidades. Según los datos etnohistóricos anteriormente mencionados las estrategias de dominación no fueron las mismas que las impuestas en otros valles como el vecino valle de Cañete, esto por el apoyo brindado por parte de los Coayllo a los Inkas (como aliados), así también podemos inferir que los Yauyos apoyaron a los Inkas en otras zonas, como es el caso del valle de Chillón como concluye Silva (1992) y Cornejo (2000:165) que los Incas utilizaron a los Yauyos para conquistar y poblar las productivas tierras del valle medio de Lurín. Mas tarde durante la gran explosión Incaica, se aliaron los yauyos a los cuzqueños que “los querían mucho porque eran sus criados....”. (AGI, Justicia 413; Probanza Canta, f.185) (1). A juzgar por los datos etnohistóricos se puede deducir que la estrategia de dominación utilizada por los Inkas se instaló dadas las circunstancias existentes llegando a ser favorable para los Yauyos y Coayllo comportándose los Inkas como mediadores de tal conflicto, lo cual creemos que se puede evidenciar tanto en su patrón de asentamiento en el valle, así como las funciones que cumplieron los asentamientos Inkas en el valle.
IV. Estrategias de dominación Inka El dominio inka sobre las regiones ocupadas por poblaciones preexistentes han sido objetos de múltiples investigaciones, demostrando las diversas estrategias utilizadas en las diferentes áreas. Para la costa central Menzel (1959:140) explica que los Inkas aprovecharon la centralización existente construyendo sus centros administrativos en los centros de autoridad nativa; y en los valles donde no existía una autoridad centralizada, los Inkas imponían la suya, construyendo un centro administrativo en algún punto conveniente que sirviera de núcleo de control Inka, dichos centros administrativos se encontraban en el camino Inka de la costa. Menzel (ibíd.) concluye que para esta zona no se hizo esfuerzo alguno por concentrar la población en pueblos no interfiriéndose seriamente en los patrones de asentamiento existentes, sin embargo en este artículo de Menzel
OLIVER HUAMAN nos hace saber: “Que al no haber una autoridad centralizada, los Incas imponían la suya, construyendo un centro administrativo en algún lugar conveniente para que funcione como el centro de control inca”(2), aunque este modelo fue propuesto para la costa sur, creemos que tal vez algo similar se haya dado para la zona del valle del río Omas. En la costa sur Santillana (1984), encuentra en La Centinela, evidencias arqueológicas de ocupación local chincha e Inka, observando la separación espacial de ambas pero también la unión de estas, lo cual se entiende porque al arribo Inka a la zona en cuestión la dominación se dio en forma pacífica, sin alterar el patrón existente, por ser los Chincha aliados del estado Inka, dónde encajaría la propuesta de Menzel. En el caso de la región de Huánuco Pampa, Morris (1973:138) propone que en dicha zona relativamente aislada, donde no existía una organización centralizada muy desarrollada, se añadían nuevas actividades a la rutina diaria de las poblaciones locales, había que imponer una organización centralizada, movilizando los recursos necesarios para mantenerla y construir los servicios de alojamientos, entonces el resultado de estas necesidades fueron los centros administrativos, que era complementados con los tampus, asociados a la red vial inka. D´Altroy (2003) propone que los Incas consolidaron su control en la zona del alto Mantaro, construyendo Hatun-Xauxa, que habría tenido como fin la organización político social preexistente en la región siendo construido exclusivamente para satisfacer las necesidades administrativas y militares del imperio en la zona, claro esta que D´Altroy, lo propone para la zona investigada, pero estas constantes se repiten en sitios como Pumpu, (Matos 1994), Huanuco Pampa (Morris 1985), Vilcashuaman (Gonzales Carré y otros 1996), en donde en estos asentamientos provinciales estaban establecidos los gobernadores provinciales que administraban las poblaciones regionales (D'Altroy 2003:287). Schreiber (1987:75) plantea que en el valle de Carahuarazo (Ayacucho) se construyó una unidad administrativa secundaria, y el principal sitio administrativo se ubicó en valles adyacentes. Los inkas mantuvieron el camino, el puente, el tampu y se preocuparon de la recaudación de tributos en mano de obra para la producción de bienes agrícolas. En el valle se establecieron pocas instalaciones imperiales, por lo que las poblaciones locales sufrieron pocos cambios durante la ocupación inka (íbid). En esta área de investigación de K.Schreiber no encajaría la propuesta de Morris acerca del “urbanismo obligado” ya que todos los factores que deberían prescindir tales establecimientos estatales eran cubiertos por el grupo local del valle del Carhuarazo. Hyslop (1990) señala que los centros de gobierno Inca se ubicaban en asentamientos que sirvieron como cabecera de los antiguos señoríos o estados regionales como Tambo de Mora (Chincha), Tomebamba (Ecuador), Hatun-Xauxa (Junín), o construirlos en espacios físicos libres de ocupación para fundar los nuevos establecimientos como Pumpu, Huanuco Pampa, etc. Como se observa los encargados en ubicar los sitios habían considerado varios factores tanto económicos, sociales y políticos propios de la región sometida, como forma de estrategia, obviamente para provecho del estado inka. Marcus y Silva (1988: 50) en el valle de Chillón sostiene que los Incas seleccionaron sus aliados con sumo cuidado luego de examinar las políticas existentes de la zona a ocupar, utilizaron estructuras locales. Establecen también que si dos unidades sociopolíticas vecinas presentan similares características como el
ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS económico, político y militar, lo mejor sería una estrategia de interdependencia con cierta especialización local podría ser la más apropiada, siendo el grupo social más poderoso, los inkas, con mejores condiciones a través de un sistemas de colonias. Matos (1994), propone que se funda un centro de administración regional como Pumpu, porque las condiciones naturales y culturales eran propicias, además de poseer una población importante sobre un amplio territorio altiplánico, entendiéndose que la construcción de Pumpu se dio para un mayor control social y económico de los grupos locales existentes. Gonzales Carré, Cosmópolis y Levano (1996:111) concluyen que el centro administrativo de Vilcashuaman se ubica en un territorio que originalmente fue de dominio Chanca por lo que la construcción de centro administrativo tuvo un gran valor estratégico como centro de control político y militar, además que simbolizaba el triunfo y dominio sobre los Chancas, que luego de vencerlos inician la expansión Incaica y por ende la consolidación del estado Inca. Williams (2000: 74) propone además que el imperio inka creo paisajes inkaizados separados de las ocupaciones locales fue un mecanismo de dominación, ya que se buscaba imponer la visión del mundo inka sobre las poblaciones dominadas, y de esa manera justificar su poder y autoridad para reestructurar las prácticas sociales En el caso Uquira Coello (1998) lo establece como un centro administrativo Inka de gran importancia en el valle de Asia al encontrarse colindantes hacia el norte y sur con importantes asentamientos Inka como Incahuasi (valle de Cañete), el cual se conectaba según Coello por el camino de Quilmaná el cual uniría ambos valles; además del camino que se conecta con los sitios inka de La Vuelta y Yuncaviri (valle de Mala). Se destaca la existencia de caminos relacionados al centro administrativo de Uquira (valle bajo); uno de ellos parte de la Plaza Central con dirección hacia el Oeste, y continúa paralelo por tramos a la trocha carrozable. Coello resalta además la importancia de la ocupación Inca debido a la abundante diversidad de los productos agrícolas y extracción de metales preciosos el cual fue aprovechado por el estado Incaico para luego ser sobreexplotado en la época de la colonia. Farfán (2000), investiga el valle alto del río Chillón, específicamente el sitio de Cantamarca, el cual era considerada “cabeza de poder”, de esta área en particular; posteriormente al arribo de los Incas ocupan dicho asentamiento evidenciándose esto en la cantidad de material cerámico en todo el asentamiento, pero la escasa presencia del modelo arquitectónico es visible y es identificado, detectado solo en remodelaciones o adaptaciones, pero no son estructuras completas, al encontrar todo esto Farfán concluye que los Incas llegaron a Cantamarca y lo hicieron de manera pacífica, no encontrando obstáculos para asumir el control del asentamiento lo cual se estaría reflejando en su distribución espacial del asentamiento. En el valle de Mala la ocupación inka con arquitectura típica se halla en su mayoría en las quebradas que descienden hacia el río mala (Tantaleán y Pinedo 2004: 142), proponen además que eran asentamientos para la residencia de administradores de la política y religión inka, y no población civil. El imperio inka explotó los recurso naturales del valle con mano de obra local, se observó además que los centros administrativos no estaban emplazados en zonas inaccesibles, por lo que creen que el control del valle por los inkas fue rápida y efectiva (idem:152). Como se ha observado los establecimientos estatales Inka se presentan en diversos espacios del Tahuantinsuyo pero no por ser un plan estatal son iguales, tales
asentamientos establecimientos varían de acuerdo a la coyuntura sociopolítica existente de la población local, porque más importante que anexar territorios para el expansivo Tahuantinsuyo, era tener al alcance nuevas energías humanas productivas, la misma que era de suma importancia para la consolidación del imperio; el cual se caracterizaba por presentar una amplia variedad de estrategias de control para subordinar a las poblaciones y adherir nuevas regiones (Fernández 2005:14). Es entonces que el control es la habilidad de frenar el acceso a las fuentes que dan origen a la formación del poder (Earle en Fernández 2005:14). Con todo lo expuesto anteriormente creo que las estrategias utilizadas por los Incas son visibles en su ubicación tanto como en su patrón arquitectónico, claro está basándose en un plan imperial y teniendo en cuenta las utilidades que le puede brindar cada zona en especial. Al ser los Inkas una sociedad organizada políticamente realizaban tales anexiones estableciendo a un señor el cual se encargaba de la administración de la zona. Tales estrategias previamente planificadas fueron aplicadas en las diferentes zonas a anexar
V. Los Inkas en el Valle de Omas En el valle de Omas se han presentado diferentes ocupaciones prehispánicas existiendo periodos de alta y baja densidad poblacional como lo advierte Ángeles (2009:81), siendo el valle medio la zona más importante, ya que era el área de mayor producción agrícola (Ángeles Pozzi-Escot 2004:884), es en esta parte del valle que se han registrado varios sitios correspondiente a periodos tardíos. Estos sitios con presencia inka se encuentran a lo largo del valle, siendo tal vez la intención del control del valle lo que se evidencia en la reocupación de los sitios Coayllo por los Inkas (Ángeles, Pozzi-Escot 2004:879). Ángeles (2003) ha registrado 17 asentamientos de filiación inka, en base a la a cerámica superficial y arquitectura. Entre estos sitios, los más destacados son Paredones o Tambo de Asia, Corralón, Uquira y Pueblo Viejo de Omas. (Figura 1). El Tambo de Asia se ubica en el valle bajo, cerca al litoral en la margen izquierda, consiste en estructuras cuadrangulares bastante deterioradas (Tello 2000, Ángeles 2003). Con respecto a la red vial Inka, Hyslop (1992) (3) en sus exploraciones en la costa central menciona la ausencia de caminos y tambos en el valle de Asia-Omas, pero en una publicación de los archivos de Tello Nro. 2 (4) , se presenta la existencia de un tambo el cual Vaca de Castro (1908 [1543] :447) denomino Tambo de la Mar. Es posible que Tambo de la Mar se comunique por un camino que se dirija hacia Uquira en el valle medio, y de este, un camino que sube, en dirección hacia Pueblo Viejo de Omas, es en suma este camino forma parte del camino transversal que comunicaría a la costa con la sierra y el camino principal del Tahuantinsuyo. Este sitio denominado también Tambo de Asia existe además una ocupación colonial (Ángeles 2003:21), ya Hyslop (1992:146) mencionaba acerca de los diferentes tampus ”Sitios preincaicos con alguna construcción incaica”, en donde los tampus están construidos sobre asentamientos preincaicos. El sitio arqueológico de Uquira (Negro 1983; Baca 1999, 2004; Coello 1998) (Foto 1) se encuentra en el valle medio a 400msnm, en la margen izquierda. Presenta un planeamiento inka y funcionó como un centro administrativo para el control
ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS político y económico en el valle, construida con patrones arquitectónicos inkas, evidenciándose presencia de construcciones anteriores, poblaciones locales (Baca 1999: 188). En las excavaciones en Uquira se observó la escasez de material clásico inka, lo que sugiere que en el valle se permitió a los Coayllo mantener a sus jefes locales, teniendo un estatus de aliados (Baca 2004: 424)(Foto 2). Uquira se ubicó al parecer para el control político de los tributos locales (Baca 1999) de esa área en particular siendo este no tan extenso y complejo como su vecino del valle de Cañete Incahuasi (Hyslop 1990), además la amplitud del valle y la situación sociopolítica no ameritaba mayor complejización. Pueblo Viejo de Omas se encuentra a una distancia aproximada de 8km. en dirección noreste del pueblo actual de Omas, por la carretera de penetración a la sierra, en la margen derecha del río Omas a una altitud de 2010 m.s.n.m. Presenta dos grandes sectores evidenciándose ocupaciones desde el periodo Intermedio Temprano hasta el periodo Colonial (Huaman 2003). A continuación presentaremos una breve descripción de las características más resaltantes de Pueblo Viejo de Omas. Sector I: Comprende de las estructuras al lado del camino, ubicados en la ladera del cerro Caserón extendiéndose de Este a Oeste siguiendo la morfología del área, presenta una extensión de 8 Há. Este sector se encuentra dividido en dos subsectores. La técnica constructiva consta de piedra canteada con mortero de barro con superposición de adobes. Subsector I-A: Se ubica en el lado oeste del complejo arqueológico, está conformado por estructuras muy variadas, tanto en técnica de construcción como en su tipo de planta. En su mayoría se trata de arquitectura construida con técnica de piedra canteada asentada con mortero de barro además se nota la presencia de adobes en la parte superior de estos cimientos, observándose que tales muros de adobes rompen con el orden en las estructuras ya que en algunas ocasiones se adosan a muros en la parte media reduciendo los espacios, demostrando así su posterioridad al muro de piedra canteada. Dentro de este sub-sector destaca una estructura ubicada en la parte centro de forma rectangular de medianas proporciones (32 x 8m.), orientada al NE, presenta una serie de remodelaciones las cuales constan fundamentalmente de clausuras de acceso, ventanas, nichos, etc., las cuales están hechas con adobes rectangulares contrastando con la piedra canteada originaria de la estructura. Dentro de estas remodelaciones destaca un arco de adobe construida al lado opuesto del acceso principal, este último mediante unos peldaños (escalinatas) da hacia un espacio abierto ubicado al sur de la estructura. Esta estructura rectangular que sería una kallanka (Gasparini y Margolies 1977; Kendall 1976; Hyslop 1990) destaca por sus dimensiones, además porque como se comentó anteriormente se encuentra frente a un espacio abierto al cual se accedía por un acceso ahora clausurado (Foto 3 y 4). Otro elemento arquitectónico resaltante se encuentra ubicado al oeste de la estructura anteriormente mencionada. Conformada por una planta rectangular dividida en dos espacios por un muro divisorio en la parte media; el cual consta de un pequeño corredor y cuatro cámaras por una ventana ubicada en la parte superior del muro divisorio, el corredor y el acceso principal de toda la estructura se encuentran alineados. Además de estas estructuras resaltantes existen otras más, como pequeños
OLIVER HUAMAN cuartos, patios, muros perimetrales, etc., las cuales no se ha podido definir debido a su mal estado de conservación.(Foto 5). Subsector I-B: Se encuentra ubicado al este del subsector A, se diferencia del anterior por la presencia de estructuras cuadrangulares, las cuales obedecen a un planteamiento ortogonal, conformado por un grupo de conjuntos de estructuras delimitadas por muros perimétricos y calles transversales y longitudinales. Cada conjunto de estructuras (manzanas?), encierra dentro estructuras que se encuentran adosados al muro interno del muro perimetral, similares a las registradas por Sandra Negro (1989), en el valle de Lurín en Nieve- Nieve: “ La ocupación Tahuantinsuyo se evidencia a través de una organización espacial totalmente diferente y única en el valle; dieciséis unidades o manzanas rectangulares, dispuestas en una trama regular y simétrica en forma de cuadrícula, separadas por calles que se entrecruzan ortogonal mente”. Aplicando la descripción al sitio de Pueblo Viejo, observamos que esta se cumple parcialmente. La técnica de construcción registrada en este sector, consta de piedras canteadas con mortero de barro, y adobes en la parte superior al parecer obedeciendo a unas remodelaciones posteriores a las incas. Existe una estructura aislada, en relación a las manzanas, encontrándose próximo al camino que cruza de largo todo el asentamiento, y ubicándose en la parte más elevada de este subsector. Es de carácter atípico y se diferencia del conjunto por tener una mayor altura y carecer de acceso, presentando solo dos ventanas elevadas, que dan hacia este sector. Sector II: Se encuentra ubicada en la zona alta del complejo arqueológico a lo largo de la cresta más próxima del cerro Caserón; a unos 2120 m.s.n.m; además de estar en una zona donde la visibilidad es muy amplia. Dividido en dos subsectores por la quebrada y unidos a un camino prehispánico. Dicho camino prehispánico posee un muro de contención, construido por un pircado simple y la técnica de construcción es de piedra canteada con mortero de barro La cantera para la obtención de materia prima es extraída “in situ”. Subsector II-A: Ubicado en la zona denominada cresta del cerro Caserón, asentándose en una extensión de 40 m de largo aproximadamente. Todo este subsector orientado de sur a norte y estaría al parecer delimitado por un muro perimetral, que sigue la topografía del cerro. Parte de este muro se encuentra mejor conservado en el flanco oriental del cerro, donde un ingreso principal está orientado al norte. Las estructuras ubicadas dentro del muro perimetral son rectangulares, construidos a base de piedras canteadas unido con mortero de barro. Algunos de estas estructuras presentan un aparejo muy bien elaborado, a juzgar por la utilización de caras planas a muy bien trabajadas, donde la presencia de barro es imperceptible y contrasta con la técnica utilizada en el muro perimetral, tales estructuras rectangulares tienen un acceso en el lado menor la cual da a un espacio abierto, en varios de estos espacios se ha hallado in situ batanes de piedra las que nos sugerirían una función doméstica (Foto 6). Hacia el extremo sur y extremo norte se encuentran dos estructuras circulares que se diferencian notablemente del planeamiento arquitectónico. La estructura
ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS
Figura 1: Sitios arqueológicos con ocupación Inka en el valle de Omas basado en Ángeles (2003) y PIA Omas (Ms), elaborado por Oliver Huaman Oros
Foto 1: Sitio arqueolรณgico de Uquira, valle medio (margen izquierda) 374msnm
Foto 2: Vista parcial de Uquira,
ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS circular del extremo norte se encuentra asociada a dos partes circulares, a los cuales se ingresa por un acceso, en cual presenta dos piedras paradas a manera de jamba la cual da a un espacio abierto. A pocos metros y al este de esta estructura se encuentra un camino que comunica al subsector A con el B. Subsector II-B: En un primer plano se puede observar un muro perimetral que encierra a una serie de estructuras, las que se encuentran alineadas, una frente a otra separadas por un espacio abierto en la parte central. Estas estructuras no se encuentran pegadas al muro perimetral observándose una suerte de pasajes, así como en las estructuras rectangulares el lado mayor no se junta con su próximo, observándose el aislamiento de cada estructura. El acceso a cada estructura se encuentra frente al espacio abierto, este último consta de tres plataformas las cuales se acceden por escalinatas (Foto 7). La presencia de este sector amurallado con siete estructuras muy cuidadosamente construidas, nos demuestra la diferenciación mediante la elaboración de un planeamiento espacial particular y una técnica constructiva especial; con esto se infiere que el sitio tenía una importancia especial y la utilización de mano de obra local para su construcción se evidencia en la técnica contructiva. Este sector amurallado presenta un planeamiento Inka con respecto a la idea de la kancha (Gasapirini y Margolies 1977: 186) (Hyslop 1990: 17), la cual consiste en estructuras encerradas por un muro perimetral (Foto 8) con un espacio en común con el lado más largo que da al acceso abierto, pero en este caso en particular, coincide las características generales pero el acceso de las estructuras internas es por el lado más corto, al parecer porque hacerlo del modo convencional obligaría a nivelar grandes cantidades de terreno, debido a la topografía por lo que en Pueblo Viejo, se dio tal disposición. El planeamiento en Pueblo Viejo es Inka pero la mano de obra es local; ya que la variante (acceso en el lado corto que da al espacio abierto), implicaría una menor cantidad de trabajo, además que el terreno por las observaciones superficiales sería de difícil remoción. La técnica constructiva utilizada en esta zona son piedras canteadas, con las caras planas mostrando una superficie plana además del uso de la argamasa de barro para su consolidación. En la parte superior de este sector existen explanadas con muros asociados que aún no han sido terminados, además al este de este sector se aprecian cuartos cuadrangulares y rectangulares construidos con la misma técnica de construcción de todo el sector, en la parte próxima al sector amurallado, hay estructuras similares a las que se encuentran dentro del muro perimetral, asociadas a un espacio abierto, pero se encuentran distribuidas de una manera no uniforme, además de diferir en proporciones.
VI. A modo de conclusiones Pueblo Viejo es un eslabón en la cadena de enclaves políticos administrativos organizados por el estado Inka, que se intercomunicaban por la red vial, con los asentamientos de la costa pasando por desde la costa para luego conectarse con la red vial principal, el camino era utilizado para el control social de las poblaciones porque por esa vía era se trasladaban las caravanas, los tributos etc. Además era necesario que
OLIVER HUAMAN mano de obra local realice el mantenimiento del mismo. A juzgar por las evidencias arquitectónicas Inkas evidenciadas en el valle de Omas, específicamente en Pueblo Viejo de Omas entendemos que la estrategia utilizada por el estado, fue de carácter pacífico porque se infiere, que hay una contemporaneidad entre la arquitectura Inca y su antecesora (grupo local –Yauyos) para luego ser ocupada en la época colonial, porque en un sector se observa los cimientos de piedra canteada con argamasa de barro y encima la superposición de adobes además que en algunos lados se puede observar que el adobe rompe con el ordenamiento interno y se adosa a los muros. En determinados sectores se pueden diferenciar estructuras arquitectónicas correspondientes a los grupos locales las mismas que se diferencian notablemente de las construcciones propiamente Inkas, siendo uno de los más característicos, la kallanka (Kendall 1976; Gasparini y Margolies 1977; Hyslop 1990). Este es un buen ejemplo de la denominada convivencia Inka-grupo local ya que tal estructura no modifica el planeamiento preexistente. Además la utilización de los espacios abiertos es uno de los elementos de innovación que los Inkas introdujeron en el valle por lo que la diferenciación entre lo local y lo Inka se establece por la ubicación del espacio abierto asociado a una estructura Inca, similar a lo que sucede en Turi (Chile), el cual se encuentra dentro del espacio correspondiente a la población local, presentando frente a la kallanca un espacio abierto diferenciándose con el espacio local (Hyslop 1990: 253 fig 9.6). Tanto los Inkas como las sociedades anteriores a estos planearon la ubicación de sus asentamientos de acuerdo a las funciones que debía cumplir como el económicas, militares, religiosos etc., siendo al parecer la ubicación estratégica de Pueblo Viejo, una manifestación para el control territorial del valle alto, además de su visibilidad amplia (área de confluencia de la sierra y la costa) y espacios planos para su establecimiento, además que teniendo el control en el valle alto, por lo estrecho de este, otorga cierto control del valle en lo referente al agua. Los Inkas se establecieron pues en el valle de Omas implantando una estrategia de dominación basada en los establecimientos estatales, anexando al grupo local de manera pacífica, colocando una estructura dentro del asentamiento local como parte de la estrategia estableciendo así una convivencia respetando al grupo próximo a anexar, como parece haber sucedido en otros valles. Al juzgar por la situación sociopolítica encontrada por los Incas al incursionar en esta zona del alto Omas, las estrategias utilizadas para su anexión hacia el estado Inka fueron pacíficas, ya que encontraron en los Yauyos aliados para sus incursiones militares, por lo que su estrategia tuvo que ser favorable también para los Coayllo como lo había advertido Baca (2004:424), sus resultados sugieren que os Coayllo mantuvieron a sus jefes locales, con el estatus de aliados. La ocupación inka en Pueblo Viejo no tuvo la necesidad de destruir los asentamientos de las poblaciones locales, estableciendo así solo algunas estructuras, manifestando su presencia en un sector del sitio mediante la construcción de arquitectura inka, sin modificar sensiblemente el asentamiento original, para luego ampliar sus construcciones en la parte alta del asentamiento, construida esta con mano de obra local pero con un planeamiento Inka. La energía humana productiva es usada para la construcción de infraestructura Inka, no solo en el valle sino trasladados como mitimaes a otras zonas, además de ser los Yauyos, un grupo importante de apoyo en incursiones militares como aliados de los
ESTRATEGIAS DE DOMINACIร N INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS
Foto 3: vista de foto satelital de Pueblo Viejo de Omas, nรณtese la kallanka dentro del asentamiento local. Fuente Google Earth
Foto 4: Kallanca en el sector A, Pueblo Viejo de Omas
Foto 5: estructura tipo en Subsector I/A
Foto 6: Detalle de paramento en Pueblo Viejo de Omas subsector II/B .2020msnm
Foto 7: vista sector II /B, obsĂŠrvese las estructuras dentro del muro perimetral
Foto 8: Estructuras asociadas a camino.
ESTRATEGIAS DE DOMINACIÓN INKA DESDE PUEBLO VIEJO DE OMAS, YAUYOS Inkas lo cual es una constante como se explico anteriormente para la anexión de grupos humanos en la costa central. Con todo lo anteriormente expuesto creemos que la presencia Inca, en el valle del río Omas, obedeció a una estrategia de dominación presentando características recurrentes en otras áreas del imperio.
Notas 1 Tomado de Rostworowski (1989:57) en Costa Peruana Prehispánica.IEP 2 “In the valleys in which there was no centralized authority already, the Incas imposed their own, constructing an administrative center at some convenient point to serve as the focus of Inca control” (Menzel 1959: 140) 3 Hyslop (1992) concluye que sus trabajos solo se ha dedicado a las principales vías de comunicación, sugiriendo importante el reconocimiento de varios tramos; en especial los caminos transversales. 4 Cuadernos de Investigación de Archivo Tello Nro 2: Arqueología del valle de Asia Huaca Malena, Publicado por el Museo de Arqueología y Antropología de la U.N.M.S.M. 2000
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