XX
Lo mejor de
top magazZine
INTERNACIONAL
Una publicación de Grupo Reforma Editor: Edgardo Reséndiz Diseño: Carlos L. Malo
Eugenio Guzmán
N
ormalmente no es posible calcular con exactitud el alcance que tendrán los personajes de Johnny Depp antes de que empiecen sus películas. Lo que sí pueden cuantificarse son las veces en las que el actor nos deja sorprendidos una vez que el cine enciende las luces y debemos irnos a casa... lo cual ocurre casi siempre. Depp nos encamina a todos lados. Ya sea a bordo de un barco encantado en medio del océano siendo Jack Sparrow, o a una fábrica de chocolates con ardillas que parten nueces entrenadas por Willy Wonka, o sacando filo a las tijeras de una peluquería sangrienta convertido en Sweeny Todd. Cualquier personalidad, cualquiera, es posible dibujar en la expresión de este intérprete, cuya enorme cualidad es la de hacer creíble lo increíble. La cinta por la cual se origina esta entrevista es Enemigos Públicos (Public Enemies, 2009), en la que Depp se mete en la gabardina y en los zapatos del gángster mejor parecido de la década de 1930, John Dillinger. “El hecho de que él fue un hombre en contra del gobierno, de los bancos, del orden establecido, lo convierte en una representación de las añoranzas de mucha gente que sufrió en la Gran Depresión”, comenta el actor de 46 años acerca del célebre ladrón de bancos que algún tiempo fue el hombre más buscado del FBI. Y como suele suceder con la mayoría de sus papeles, éste también se salva de ser etiquetado como “bueno” o “malo”, aunque el actor siempre ha simpatizado con los personajes antagónicos. “Él era un ladrón de bancos, pero era visto como una celebridad porque está en nuestra naturaleza adorar a la gente que es feliz rompiendo los códigos sociales, eso es mucho más romántico”. Depp afirma que si le dieran la oportunidad de conocer al famoso delincuente o a J. Edgar Hoover, fun-
El actor vuelve a transformarse para interpretar ahora al más famoso ladrón de bancos de los años 30
Christian Bale (izq.) y Johnny Depp se saludan al llegar a la premiere de la cinta ‘Enemigos Públicos’ el pasado 18 de junio.
Cero enemigos A pesar de que han circulado rumores que aseguran que la relación entre Christian Bale y Johnny Depp en el set de Enemigos Públicos fue un poco accidentada, su protagonista niega el chisme. “(Bale) no es el hombre más platicador del mundo, pero yo lo admiro como hombre, como papá y como actor, es un buen papá”, afirma Depp.
dador del FBI, se inclinaría por el primero. “Hoover era un criminal más grande, un hombre muy peligroso, mientras que John era uno de nosotros”, dice provocando las risas de los periodistas.
BIEN PADRE
Johnny DePp
Don Camaleón
Multifacético Es conocido por su habilidad para transformarse en cada película que
John Dillinger en Enemigos Públicos (2009).
realiza. Estos son algunos de sus personajes más llamativos.
A pesar de que en los últimos años ha sido nominado tres veces al Óscar, Depp mide los cambios de su vida en proporción al crecimiento de sus hijos, Lily Rose y Jack, y no de sus logros profesionales. “Mis hijos están creciendo; mi hija tiene 10 años y mi hijo tiene 7, desde que salió la primera película de Los Piratas del Caribe (2003) mi vida se ha vuelto más extraña, pero todo es cuestión de ajustarse.
NO A LA DIRECCIÓN
El actor ha trabajado con la liga premier de los realizadores modernos y alguna vez experimentó como director y guionista en el filme El Sacrificio (1997). Sin embargo, esa experiencia no le resultó tan gratificante como él pensaba y por ello no piensa regresar al trabajo detrás de cámaras. “Cuando dirigí cometí el error de actuar también en la película y, si no puedo verme ahora en la pantalla, ciertamente no podía verme en ese entonces; ése fue mi error”. Depp descarta también la posibilidad de ser otra vez guionista de sus propias historias. “Me gusta escribir, pero no sé si lo que escribo pueda ser considerado para un guión por simple ecuación matemática; no me gusta que lo que escribo deba tener un significado concreto necesariamente”, dice sonriendo de lado, al estilo de Jack Sparrow. Mientras acomoda su largo copete que le cuelga hasta la barbilla, asegura que no se arrepiente de nada en su trayectoria. Bueno, de casi nada. “De lo que probablemente me pueda arrepentir es de haber visto un par de películas que he hecho”, dice, pero no revela nombres.
AGENDA REPLETA
El Sombrerero LOCO en Alice in Wonderland (a estrenarse en el 2010).
Sweeney Todd en Sweeney Todd: El Barbero Demoniaco de la Calle Fleet (2007).
Jack Sparrow en Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo (2007).
Willy Wonka en Charlie y la Fábrica de Chocolate (2005).
Edward Scissorhands en El Joven Manos de Tijera (1990).
MARION COTILLARD
Una chica tímida Eugenio Guzmán
L
a experiencia de Marion Cotillard en Hollywood ha sido breve, pero contundente. Entre sus trabajos están la minúscula aparición que hizo en El Gran Pez (2003), de Tim Burton, y la muy olvidable Un Buen Año (2006), junto a Russell Crowe. No fue hasta que encarnó de manera sorprendente a Edith Piaf en La Vida en Rosa (La Môme, 2007) cuando la Academia la ubicó en el mapa y a cambio de su majestuosa interpretación le concedió el Óscar como Mejor Actriz en el 2008. “Creo que mi vida cambió desde que hice esa película y el Óscar fue só-
lo la consecuencia de ello. (El premio) fue el más grande de los pasos en mi mundo cambiante”, dice la francesa de 33 años. Afirma que le fue muy difícil desprenderse del papel de Piaf, sobre todo porque en aquella filmación debía estar en el set todos los días y no se tomó un solo descanso. “Tuve que estar en un estado de tensión muy fuerte durante mucho tiempo, pero llega el momento en que tienes que dejar eso atrás, porque si no enloqueces”. Este verano la actriz regresa a la pantalla con un papel no menos intenso en la cinta Enemigos Públicos, en donde interpreta a Billie Frechette, novia del célebre ladrón de bancos
© 2009. Propiedad Grupo Reforma. Derechos reservados. Prohibida su reproducción parcial o total.
John Dillinger (Johnny Depp). A Cotillard se le llenan de lágrimas sus ojos azules cuando platica acerca de la escena en la que su personaje es golpeado brutalmente por un policía durante un interrogatorio para intentar sacarle el paradero de su amante fugitivo. “Sentí algo especial filmándola porque sí sucedió, es de la vida real. Ella estuvo dos días en los que no le permitieron ni dormir. He hecho escenas fuertes y violentas antes, pero siempre es muy duro, no te puedes acostumbrar porque tienes que estar en ese estado de shock, incluso cuando no estás filmando, mezclas el miedo y el dolor. “Ella estaba muy enamorada por-
que después de 48 horas no dijo nada a la Policía sabiendo que la iban a meter presa e iba a sufrir, ¡eso es amor verdadero!”, exclama conmovida. Cotillard, quien no está casada pero desde hace años vive con el actor y director francés Gillaume Canet,
se define a sí misma como una mujer de muy bajo mantenimiento. “Yo puedo vivir nada más con amor y un poco de agua, un poco de comida y algo de sueño, pero puedo deshacerme de mi ropa y dejar mi casa por amor, ¡claro!”.
Los próximos dos años para Depp están tapizados de trabajo. Actualmente está en la promoción de Enemigos Públicos, pero luego viene su aparición en la cinta Alice in Wonderland, con la que suma su séptima colaboración con el director Tim Burton. “El desempeño como John Dillinger me obligó a estar moderado y quieto por la responsabilidad que sentí de interpretarlo, pero en Alice... fue algo con lo que me pude soltar, fue muy divertido”. Hace poco estuvo en Puerto Rico filmando The Rum Diary, pero afirma que su español es ahora peor de lo que era antes. De una cuarta parte de Los Piratas del Caribe hay portales especializados —como imdb.com— que dan por hecho que sí habrá una nueva entrega de la saga, quizá en el 2012. “Amo al personaje y si la historia está a la altura y hay una oportunidad de intentarlo de nuevo, ¿por qué no?”. Es obvio que con tanto trabajo su popularidad suba, pero esto no parece preocuparle pues no ve a la fama como un dragón a vencer. “No tengo ningún interés en quejarme de la fama, no siento la necesidad de decirle a la gente cuales son mis ‘issues’ con esta profesión”. Tampoco se siente presionado porque su imagen vaya a estar sobreexpuesta. “No digo que no me importe, sencillamente no me preocupa porque no todo el mundo va a verme en cada una de las películas que hago, es decir, no podría cansarlos a todos. Solamente ustedes (la prensa) las ven todas, ¿no es así?”, concluye.