Centenario entro ultural
revista
Noviembre, 2015 | Año 1 | Edición 001
www.centroculturalcentenario.org
/Centro Cultural Centenario
“¿Qué sería de nuestras
ciudades sin la cultura?” (Pág. 4)
Pág. 1 Centro Cultural Centenario
Costo: S/. 10.00
Destacados ¿Qué sería de nuestras ciudades sin la cultura? (Pág. 4)
Abriendo camino e inspirando en el andar (Pág. 10)
Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote (Pág.18)
EQUIPO EDITORIAL Directora: Silvia Diestra Pastor
La cultura: un arma para desarmar
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Editor: César Sánchez Lucero Coordinador Periodístico: Luis Angulo Bejarano Diseño y diagramación: Óscar Rodríguez Hernández Carlos Mego Angulo
Más que un espacio para la cultura (Pág. 24)
Colaboradores: Carlos Bustamante Arias Francescoli Miñano Mendoza Dan Ruiz Castillo Elida Del Carpio Lúcar Luzmila Bocanegra Catalán Revista elaborada por: Pelícano Comunicaciones S.R.L. ÍNDICE Adversiting
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De Francia a Chimbote
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Editorial
Walter Martínez Moreno
Presidente del Directorio Asociación Centenario de Chimbote
Diez años promoviendo la cultura en Chimbote No podríamos hablar de desarrollo cultural en Chimbote, hoy en día, sin dejar de mencionar al Centro Cultural Centenario (CCC). Diez años después de iniciadas las gestiones para su construcción, estoy seguro de que incluso los detractores de aquel momento, hoy estarán de acuerdo con que la institución ha sido de vital importancia para el cambio y el desarrollo de la ciudad.
mos avanzado en: cambiar con chimbotanos, nuestra imagen de chimbotanos. Pero no lo decimos nosotros. Esta edición trae la opinión y el análisis de especialistas de diversos sectores. Cada uno en su rama, nos contará cómo la presencia del Centro Cultural Centenario logra aportar en el desarrollo de Chimbote, una ciudad que no se resigna ni se cruza de brazos.
Sin embargo, lo que deslumbra del Centro Cultural Centenario, no es solo su imponente infraestructura, sino el espíritu que trasciende detrás de sus muros. Ingresar es ponerse en contacto con los sentidos: ver a niños y jóvenes ensayar algún instrumento sinfónico, pintar, bailar, leer sentados en el jardín o simplemente conversar, sienten que el espacio es suyo. Sin ser institución pública, funciona como espacio público donde los ciudadanos se reúnen y reconocen entre sí, comparten experiencias y crean un vínculo de solidaridad y respeto.
En tan solo diez años, a través de la cultura, hemos logrado generar cambios para nuestra sociedad, pero sabemos que aún no es suficiente. Me quedo con una pregunta: si nosotros, que somos una pequeña institución privada sin fines de lucro, a través de la cultura hemos logrado generar algunos cambios sociales, ¿se imaginan lo que sería posible si todos nos uniéramos? Por eso la importancia que los gobiernos implemente políticas públicas en cultura y que entiendan su importancia como potencial eje de desarrollo.
Quisiéramos que todo eso que se vive dentro del Centro Cultural Centenario, se viva afuera, en las calles, avenidas y plazas, y por qué no, también dentro de los hogares chimbotanos. Que la solidaridad y el respeto, así como también el orden y la honestidad, conduzcan nuestras acciones. Esta revista (CCC) no es sino el testimonio impreso de lo que en casi una década y con mucho esfuerzo he-
Agradecemos las gestiones y sobre todo a los gestores: políticos, empresas privadas, instituciones, civiles anónimos, etcétera, que han sido y son de vital importancia en el funcionamiento del ccc. Así mismo tenemos las puertas abiertas a todos lo que se quieran sumar para seguir haciendo posible una mejor ciudad gracias a una mejor institución: el Centro Cultural Centenario.
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¿Qué sería de nuestras ciudades sin la cultura? Jairo Castillón
Gestor Cultural Coordinador Académico Corporación Semiósfera Medellín - Colombia
A
menudo en la sociedad, principalmente por parte de políticos y economistas, la cultura es considerada un artículo de lujo, un gasto o, en el mejor de los casos, un esfuerzo para mantener a la gente entretenida, para que no moleste mucho. Para otros, lo cultural sólo es válido en tanto genere dinero inmediato.
Nuestra experiencia en Medellín, luego de transitar sus calles otrora en guerra al lado de miles de personas luchando por sus espacios culturales, nos ha enseñado que generar oportunidades para la cultura en cada uno de los barrios y poblados rurales es el factor más importante en la construcción de una ciudad, que se quiere buena para su gente. En algunos espacios de reflexión que hemos organizado en la Corporación Semiósfera, pedimos imaginar qué sería de Medellín, o de cualquier otra ciudad que se quiera, sin sus espacios ambientales y culturales, sin sus escuelas, colegios y universidades; sin sus centros de investigación, sus centros tecnológicos (el Planetario o el Parque Explora, por mencionar algunos); sin sus centros artísticos (galerías, escuelas o sedes artísticas); sin sus bibliotecas públicas oficiales y populares, sus museos, sus casas de la cultura, entre otras. Qué sería sin sus procesos: festivales, cursos, ensayos, investigaciones, conciertos, conferencias, exposiciones. O sin sus agentes: mediadores culturales, docentes, investigadores, científicos, artistas (músicos, danzarines, plásticos, teatreros, cineastas, etcétera), organizaciones, y muchísimos más agentes responsables de los simbólico en la ciudad.
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¿Para qué sirve la cultura en una sociedad? ¿La ciencia, la tecnología, las matemáticas, son útiles para un país? ¿Será posible pensar la humanidad sin el arte, la literatura, las leyendas, sin la historia y las historias? ¿Sin sus pensadores? ¿Cómo será la vida sin belleza ni conocimiento? ¿Cómo sería una ciudad solamente con fábricas, negocios o centros comerciales? ¿Qué sería de una ciudad o una sociedad sin el cultivo de sus valores culturales? Sería una sociedad altamente inhumana, condenada al fracaso, habitada sólo por robots cuyo único destino sería consumir y producir; grupos de individuos con tendencia a su autodestrucción. Seres enajenados, alienados, esclavizados por el mercado, cuya energía, tiempo y dignidad sería utilizada sólo para enriquecer a unos pocos poderosos. Sería una ciudad incluso peligrosa para la vida. Tal es la importancia de un lugar como el Centro Cultural Centenario (CCC) que en buena hora construyó la ciudad de Chimbote. Un lugar fundamental para garantizarle a la región ciudadanos creativos, sensibles, imaginativos, curiosos, expresivos e inteligentes, con conciencia histórica y sentido de pertenencia; guardianes del pasado y constructores de futuro. Y, de paso, ciudadanos más solidarios, sanos, gobernables e, incluso, hasta más productivos. En fin, un lugar para dignificar la vida y acercar las posibilidades de aquella felicidad tan merecida. Abrazos desde Medellín y felicitaciones a la ciudad de Chimbote por haberse atrevido a conquistar este lugar para la vida digna.
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Gracias, Don Ivan Orlic Por qué el empresario más poderoso ayudó en la cultura? En una de sus últimas fotografías se le ve feliz, como si antes de fotografiarse hubiera hecho algo bueno. Pero de eso no hay duda: su vida estaba llena de actos bondadosos. Ivan Orlic Maceric, empresario importantísimo, fue pieza clave en la cultura de Chimbote. Sus conocimientos empresariales los usó para darle vida a lo que hoy es el Centro Cultural Centenario (CCC) de Chimbote. Y hoy lo recordamos como si fuera ayer. Orlic integró el directorio del CCC. Él fue invitado por el empresario Walter Martínez Moreno, quien fue convocado por el alcalde de ese entonces, Estuardo Díaz. Delgado En aquella ocasión, Orlic causaba extrañeza porque de él se conocía el poder que tenía, pero nadie sabía que también apostaba por la cultura y el arte. Ivan Orlic Maceric llegó a Perú en 1948. Sus primeras inversiones pesqueras las hizo en la década de 1960, cuando era propietario de Pesquera Polar y ocupaba el puesto 25 entre los grupos pesqueros. Además, fue propietario de las empresas Fish Protein y Pesquera Ribar, que vendió a Copeinca. También dirigió la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) entre mayo de 1990 y enero 2008. Fue un entrañable amigo para el más importante gremio de pesca industrial del Perú. Sabía que la cultura es la mejor herramienta para salir de la pobreza. Se dice que incluso él empezó de muy abajo cuando emigró en condiciones muy duras de Yugoslavia. Inició como armador en 1958 y en 1964 ya tenía su primera fábrica de harina de pescado en el puerto de Huarmey. Su visión empresarial hizo que lo lograra. Su importancia y su aporte fueron tan trascendentales que el directorio del CCC acuerda que su principal auditorio lleve su nombre. El 6 de diciembre del 2006, el entonces presidente Alan García Pérez llegó a Chimbote junto a siete ministros de Estado para sumarse a las celebraciones e inaugurar el Centro Cultural Centenario. Aquel día la felicidad no entraba en el rostro de Ivan
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Orlic. Gracias, Don Ivan Orlic Él es padrino del Centro Cultural Centenario, pero más que eso, él es un ejemplo del empresario que apostó por la cultura sin esperar nada a cambio más que el desarrollo de la sociedad. Y siempre se le recuerda con una sonrisa, como el quiso que se le recordara.
Central Telefรณnica: (043) 310445
Nuestra apuesta por la cultura
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ace casi10 años, en el lugar donde actualmente se desarrollan en forma continua actividades culturales, vivían un burro y algunos perros que mordían al que se les acercaba. Era noviembre del 2005 y la palabra “cultura” parecía no tener definición amplia y consensuada en el puerto. Los políticos se dedicaban a sus asuntos, los ciudadanos a los suyos y Chimbote estaba a 13 meses de cumplir 100 años, ¿cuál sería el homenaje para una ciudad acostumbrada a no celebrar el día de su creación política? Por ese entonces, el alcalde Estuardo Díaz Delgado convocó a un grupo de personas para formar el Directorio Pro - Centenario de Chimbote, una organización integrada por empresarios y personalidades respetables. La idea de este grupo, después de varias reuniones, fue dejar algo tangible que perdurase en el tiempo, que contribuya al ciudadano, que le haga reflexionar. Más adelante algunos detractores criticaría que no se haya hecho una fiesta con “grandes espectáculos”, pero cuando quedó terminada la construcción, aquellas críticas se desvanecieron.
Al inicio, aquella idea parecía más un sueño: regalarle un centro cultural a la ciudad. El 2006 fue un año de elecciones regionales y municipales, una época en que los movimientos y los políticos estaban totalmente abocados en sus campañas electorales, iba a ser un año difícil. Y así fue. Llegó el año del centenario de Chimbote acompañado de conflictos políticos y de ciudadanos preocupados más en cómo sobrevivir en la carencia. Por ese tiempo, el proyecto estaba listo. La utopía debía hacerse realidad sin importar los inconvenientes y las hostilidades. Cuando se habló de un centro cultural en la ciudad, pocos se atrevían a mencionarlo. Chimbote estaba poco acostumbrado a estos temas y lo que se esperaba para el aniversario era un programa de cele-
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braciones de varios días. Nada más. La primera traba que se debió pasar era convocar a las empresas para que apoyen la idea, así que el Directorio invitó a decenas de empresas que funcionaban en Chimbote. Sin embargo, muy pocas se sumaron al apoyo. La indiferencia y la despreocupación por la cultura era evidente, pero el directorio debía insistir. Encontrar el terreno para construir el centro cultural tampoco fue fácil. Al principio se quiso comprar lo que hoy todavía se conoce como el cine Chavín, pero el arquitecto Roberto Briceño Franco, quien en ese entonces era gerente de obras de la municipalidad, aseguró que las medidas del predio no eran las indicadas para construir un centro cultural y/o un teatro municipal. Después de observar varios terrenos, se vio por conveniente que el centro cultural se construya en el local donde antes funcionaba el Ex Plan de Padrinos. El lugar era usado como bunker de la policía municipal, talleres, almacenes de patrimonio y depósito en general, donde había cosas decomisadas y animales que nadie reclamaba. Por esa fecha, los comerciantes de “Las Malvinas” se enteraron que iban a ser desalojados y quisieron comprar el mismo terreno, pero la municipalidad por acuerdo de regidores cedió el predio al directorio. Llegó el día en que se tenía que ingresar al local para el inicio de la construcción, sin embargo algunas áreas se resistieron a dejar el Ex Plan de Padrinos, fue en ese entonces que el gerente de obras de ese entonces, llegó con un cargador frontal y par de volquetes logrando ingresar para erradicar las precarias instalaciones y todo los restos acumulados en los últimos 40 años. Esa demolición, en realidad, era el inicio de un proyecto cultural.
El Directorio El Directorio Centenario de Chimbote estuvo encabezado en ese tiempo por el presidente del directorio de la Corporación Hayduk, Walter Martínez Moreno. Los demás integrantes fueron: el gerente general de Siderperú, Arturo Torres Calderón Zárate; el obispo de la Diócesis de Chimbote, Ángel Francisco Simón Piorno; el presi En el concurso para elegir el proyecto para la construcción, se presentaron seis propuestas de ingenieros y arquitectos que trabajaban en la misma municipalidad provincial. El ganador fue el arquitecto José de la Cruz Quiroz. La idea suya es la que ahora uno puede ver cuando entra al establecimiento de 4 mil 500 metros cuadrados. En el 2007 las nuevas autoridades pidieron revisar la entrega del terreno. Al principio hubo temor; sin embargo, el pleno de regidores aprobó de nuevo la entrega. Fue un acto sin precedentes. Dos veces, dos plenos de regidores distintos, habían dado su visto bueno.
El directorio hizo lo suyo, y así trascenderá en la historia. Nosotros apuntamos a una nueva forma de hacer las cosas”. Miguel Koo Chía.
Integrante del Directorio
dente del directorio de la Pesquera Fish Protein, Ivan Orlic Maracic; el presidente del Centro Cultural Filarmónico, Neme Mohanna Mokavari; el decano del Colegio Médico, Jorge Benites Altuna, y Miguel Koo Chía, quien representó a la Municipalidad Provincial del Santa.
Del Centro Cultural Centenario se dice que es una obra que coloca a Chimbote a la altura de las grandes ciudades del país que tienen instituciones importantes. Muchos creyeron que no se haría realidad, porque en nuestra ciudad el arte, la educación y la cultura no es rentable, ni tampoco popular, no obstante empresas como la Sociedad Nacional de Pesquería, Telefónica, Ferreyros, Banco de Crédito, Siderperú, Backus, Corporación Ribar, Corporación Hayduk, Cemento Pacasmayo, TASA, entre otras, se pusieron de pie y le retribuyeron a la tierra que vio crecer sus negocios.
Lo que se hacía normalmente era una fiesta, pero se pensó en dejar una obra viva. Así se decidió construir el centenario”. Silvia Diestra Pastor
Administradora del Centro Cultural Centenario
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Paloma Carpio
Excoordinadora Nacional de Puntos de Cultura Ministerio de Cultura del Perú
Abriendo camino e inspirando en el andar
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l Centro Cultural Centenario es una de las 218 organizaciones a nivel nacional reconocidas por el Ministerio de Cultura como “Punto de Cultura”. Los Puntos de Cultura son colectivos y asociaciones que desarrollan sostenidamente un trabajo cultural orientado a contribuir a la construcción de una sociedad más justa, pacífica, solidaria y democrática, que reconozca y valore su diversidad, memoria y potencial creativo. La labor de estas organizaciones resulta heroica en nuestro país dada la poca institucionalidad de la cultura y la carencia de políticas y mecanismos que estimulen la creatividad, diversidad y el fortalecimiento de la ciudadanía. En este contexto nacional, la acción del Centro Cultural Centenario resulta paradigmática y se constituye como un valioso referente. En una región golpeada por la corrupción y la desconfianza -en la cual hasta la fecha sólo se han reconocido a tres Puntos de Cultura (Vasos Comunicantes y Kuntur en Huaraz son los otros dos)- la acción del Centro Cultural Centenario, su modelo de gestión y el compromiso de quienes impulsan sus proyectos, nos reafirma que desde la cultura es posible generar procesos de transformación social, logrando- a partir de la organización y la pasión- revertir situaciones y relaciones de exclusión arraigadas en nuestra sociedad. Una de las primeras acciones que el Centro Cultural Centenario realizó en colaboración con el Ministerio de Cultura a través del Programa Puntos de Cultura, fue el festival “Este puerto alucinado”, en diciembre del año 2012. Este proyecto implicó la realización de talleres, conversa-
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torios, intervenciones, performances, conciertos y lecturas en lugares-no-convencionales y descentralizados, con diversos objetivos, entre los cuales destacaron el articular la actividad cultural local al circuito nacional creando lazos entre artistas, gestores e instituciones y, por otro lado, el sensibilizar a las autoridades, el empresariado, las instituciones educativas y a la sociedad civil sobre la necesidad del desarrollo de políticas culturales como estrategia para solucionar los principales problemas de Chimbote. Estos son dos objetivos que trascendieron al festival para constituirse como transversales a la acción del Centro Cultural Centenario y que resultan fundamentales en un país como el nuestro, en el que las manifestaciones de nuestra diversidad se aprecian en todos los territorios, pero la capacidad para dialogar, tender puentes y cooperar sigue siendo aún un reto. De esta forma, el trabajo del Centro Cultural Centenario va sentando precedentes sobre cómo la gestión de un espacio cultural se constituye en -como dice Víctor Vich- una “forma de acción política”. Y es desde esa convicción política que se debe reivindicar la cultura como derecho y condición básica para el desarrollo humano. Lograr que en un proyecto cultural se involucren actores comunitarios, diferentes niveles de gobierno y empresa privada, no es- lamentablemente- una recurrencia en el Perú y es por esto que los esfuerzos desplegados por el Centro Cultural Centenario tienen aún más valor, porque significan abrir camino, movilizar e irradiar la vialidad del puerto alucinado que es Chimbote a agentes culturales, organizaciones y ciudadanos de todo el Perú.
La cultura: un arma para desarmar Ítalo Morales Escritor Docente Conferencista Columnista
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esde que Albert Camus echara por tierra el dogma de que violencia era el motor de la historia, como lo pregonaban los marxistas ortodoxos, poco ha cambiado este ritual en las sociedades modernas. Antes, las huestes fascistas, stalinistas y maoístas desangraron el mundo; hoy las hordas urbanas se apoderan de las calles y tiemplan sus pistolas en un blanco al azar. Esta violencia es cíclica en la historia y viene a quedarse por mucho tiempo en las sociedades postmodernas. El Perú en los últimos tiempos, al igual que Colombia, Venezuela, México y los países de Centro América es un cuerpo geográfico donde este virus se ha instalado. Muta con las miserias y se esconde en el estiércol de la corrupción policial, política y social. Nuestras naciones se desangran y la enfermedad se torna crónica ¿Hasta cuándo la sociedad resistirá este espiral? En ciudades como Chimbote tener miedo se ha hecho un acto natural en el diario convivir con la muerte. De ahí la neurosis que socava el alma de las grandes urbes. ¿Cómo enfrentar a la violencia que no sea el ojo por ojo? ¿Cómo dotar de herramientas a sus habitantes para desarmarlos antes de tiempo? Muchas investigaciones han recorrido los centros de estudios sociológicos, educativos y antropológicos, y hay un consenso en que la violencia deviene de muchos factores y sus soluciones son a largo plazo. En este sentido la violencia urbana puede ser morigerada/ combatida desde perspectivas distintas: el deporte, las artes, la promoción del empleo, etcétera. Una de ellas es la cultura. La experiencia Colombiana, Venezolana y centroamericana es positiva al respecto. Una ciudad debe desfogar sus humores de varias formas y el arte, así como los programas culturales, contribuyen sin duda a este fin. El Centro Cultural Centenario, liderado por la incansa-
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ble Silvia Diestra, lo sabe muy bien. Reformula magníficas experiencias de otras latitudes, generando actividades que no son sólo recreativas, sino que tienen una filosofía: la transformación socio-espiritual del hombre. ¿Cómo esta institución que goza del apoyo de la empresa privada sostiene un amplio programa que bien podría generar cambios en los habitantes de Chimbote? La respuesta tiene una compleja sencillez: el uso de lo simbólico. El arte en general, así como los programas de extensión comunal, se nutren de un lenguaje en que todos los habitantes del mundo se reconocen a sí mismos. Con la música, el teatro, la danza, la escritura y la lectura festiva se doman las sensibilidades y el hombre se apropia de los significados que antes le parecían ajenos. Además es posible que un niño lustrabotas aprecie a un Vilvaldi -como lo hace en el programa de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chimbote- tal como podría apreciar la belleza de un Rembrandt. He ahí gran parte del éxito de este tipo de propuestas: la democratización del arte en general; la masificación de la cultura hacia zonas que antes se consideraban infranqueables y nocivas. Este proyecto doble de reeducación estética de los símbolos y la intervención en zonas marginales, es lo que hace del Centro Cultural Centenario una institución líder en la región. De ahí deviene una mirada distinta a la cosas y a la vida. No se trata de mantener ocupados a los niños y adolescentes, sino de nutrir sus espíritus de esa conmoción que solo pueden provocar el arte y la fe. A veces las buenas iniciativas y los programas que buscan edificar el corazón del hombre tardan años en ver sus frutos, quizás por eso los políticos le huyen a la cultura. Para esto están instituciones como el Centro Cultural Centenario: para recordarnos que la vida siempre amanece con el sol.
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Ballet en Chimbote
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ace aproximadamente cinco años el Centro Cultural Centenario, en su afán por abrir el abanico de corrientes artísticas en cuanto a la danza, inició su programa de Ballet Clásico. Los talleres iniciaron con el objetivo de brindar conocimientos teórico-prácticos que permitan manejar una base sólida y de esta manera poner al alcance de la comunidad nuevas tendencias de expresión corporal. Para este proyecto se ha contado desde entonces con profesionales del Ballet Municipal de Trujillo, pues la idea era tener una oferta seria que responda al nivel que esta disciplina requiere.
Ante tanta demanda, los talleres de verano se prolongaron durante todo el año y pasaron a ser permanentes, posibilitando la evolución técnica y disciplinaria de las niñas que integran el cuerpo de baile. Su calidad performativa les ha va-
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lido interactuar incluso en obras musicales junto a bailarines profesionales, representando a Chimbote en otras ciudades como Trujillo. El Centro Cultural Centenario aspira así a constituir la Escuela de Ballet de Chimbote, para lo cual las alumnas del taller son evaluadas anualmente por bailarinas profesionales, de tal manera que se pueda certificar su avance. El taller de ballet se desarrolla dos veces por semana en un ambiente acondicionado especialmente para la práctica de esta disciplina: seguro, moderno y ventilado, gracias a lo cual niñas y padres han depositado toda su confianza en el Centro Cultural Centenario. Para Chimbote, contar con este espacio permite que las participantes conozcan y respeten su cuerpo, despierten los sentidos, sean responsables y solidarios, formen carácter, conozcan otras culturas y desarrollen la pasión por la danza.
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Retrato de un retratista “
Yo de chico no tenía dinero para comprar cartulina, entonces agarraba los almanaques y los pintaba por el revés. Nunca me di por vencido”. Así de seguro, optimista y confiado en su trabajo es Richard Castañeda, un joven chimbotano que se hizo conocido hace ya varios años por los retratos que hacía – y aún hace – en una céntrica calle de Chimbote. Su gran talento lo llevó a ser convocado por el Centro Cultural Centenario (CCC) donde desde el 2011 dicta clases, con gran éxito, a niños y adultos. Sin embargo, lograr ganarse la vida con su arte no ha sido fácil para Richard, sobre todo en una ciudad donde la pintura no es valorada como en otros países. “Cuando tenía seis años empezó todo. Vi a mi hermana mayor dibujar y me llamó mucho la atención. Tanto así que, desde aquella vez, hasta el día de hoy no he parado de dibujar”, evoca un emocionado Richard quien recuerda como si fuera ayer sus primeros dibujos: “Me gustaba hacer las caricaturas de la época, como el Inspector gadget y la Abeja Maya”.
Su dedicación por los trazos fue tanta que
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sus compañeros de colegio le pedían que les haga sus dibujos escolares. “Me daban mi propina o me invitaban un jugo”, recuerda con nostalgia. A la edad de 10 años, no obstante, un hecho marcó su destino. “Yo salía del colegio Belaunde, donde estudiaba, y al pasar por la plaza de armas vi a un señor que hacía retratos. Eran retratos extraordinarios. Tenía de muestrarios retratos de Julio Iglesias y Elvis Presley. Yo decía dentro mí: ‘’ese señor debería estar en Europa’. Se veían bastante real sus retratos”, comenta. Richard decidió ese día que quería imitar al desconocido pintor de la plaza de armas. Al no tener dinero para comprarse una cartulina, cogió almanaques viejos y los puso al revés. Así empezó sus primeros retratos. “Yo decía: ‘sí puedo hacerlo’. Me acuerdo que dibujé a Gisela (Valcárcel)”, rememora. Richard vivió su adolescencia entre lápices carboncillo y cartulinas. Día a día desarrollaba su habilidad para el dibujo y la pintura. Sin embargo, él quería aprender más. Se enteró de que uno de sus vecinos estudió en la Escuela de Bellas Artes y no dudó en pedirle que le enseñe. Ahí obtuvo
mayores conocimientos. Al poco tiempo se consiguió un cráneo humano para estudiar con mayor profundidad el rostro de las personas.
zo le tomaba media hora dibujar a una persona que requería sus servicios. Con la práctica desarrolló rapidez. Y perfección.
“Llegué a darme cuenta que con este arte podía ganar dinero. Me animé más cuando en un viaje a Lima vi en el Parque de la Exposición una larga cola de personas que esperaban para que le hagan retratos. Lo más bonito de todo era que trabajaría haciendo lo que más me gustaba”, confiesa Richard. Fue así que se volvió retratista. Al comien-
“Me acuerdo que aprendí más de unos chicos que vinieron de Trujillo a hacer retratos por la fiesta de San Pedrito. Nunca sentí que lo sabía todo. Ese es el gran error de muchas personas, engañarse que lo saben todo. Hasta hoy siento que me falta mucho por aprender. Siempre hay algo nuevo por aprender”, subraya nuestro protagonista.
CONVOCADO POR EL CCC El admirable trabajo de Richard y su popularidad ganada en las calles no tardó en despertar el interés del Centro Cultural Centenario que le propuso en el 2011 convertirse en profesor y transmitir su conocimiento a otras personas, especialmente a niños. Antes, la administradora del CCC, Silvia Pastor, había invitado a Richard y a otros talentosos chicos artistas a exponer sus retratos en las instalaciones de la institución. “Cuando enseñas a un niño te estás enseñando a ti mismo, porque refuerzas tu enseñanza”, comenta Richard.
“Muchos de los niños tienen el talento, pero lo tienen dormido. Mi trabajo es que aquí lo desarrollen. Se necesita paciencia y perseverancia para ser pintor. Cada día quedo impresionado con los avances de mis alumnos”, señala nuestro artista que también tiene adultos en sus grupos de clases. “Mucha gente aún piensa que el pintor se muere de hambre, no tiene futuro, pero yo digo que es mentira. No le priven esa posibilidad a un pequeño que le atrae el arte, porque de repente estamos frente a un artista”, concluye.
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Orquesta Sinfónica Infan Juvenil de Chimbo E
stá integrada actualmente por 80 talentosos niños, adolescentes y jóvenes de más de los 200 que iniciaron el proyecto hace 5 años, quienes se han convertido en los pioneros de una nueva corriente cultural que hoy llena de orgullo a la ciudad de Chimbote. Su plena identificación con esta tierra que los vio nacer, les ha permitido exitosos conciertos musicales en diversos escenarios culturales del país como Chiclayo, Trujillo, Barranca y la gran Lima.
SU HISTORIA
En enero del 2010 por iniciativa del Centro Cultural Centenario de Chimbote se logró una importante alianza estratégica con la Asociación Cultural Arpegio de Trujillo y Siderperu, empresa de Gerdau, para poner en marcha el proyecto de la primera escuela de formación de música clásica, como un importante impulso para incentivar la práctica musical de los niños y jóvenes, afianzando así la identidad cultural de la ciudad. De esta manera el sueño de constituir la primera Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote (OSIJCH) comenzaba a ser realidad, en una ciudad en donde la corrupción, la delincuencia y el abuso de menores de edad se extendían por todas la sociedad. Era el inicio de una gran oportunidad para niños y adolescentes quienes, tras una convocatoria del Centro Cultural Centenario de Chimbote, llegaron masivamente a formar parte de este importante proyecto íntegramente financiado por la empresa privada.
SU DESARROLLO
Un selecto grupo de músicos de Arpegio, dirigidos por su director Paúl Bazalar (Perú) y Edwin Aparicio (Panamá), iniciaron el reto de formar musicalmente a 120 niños, adolescentes y jóvenes provenientes de zonas de riesgo social, principalmente de pueblos jóvenes y asentamientos humanos. Al ser una práctica musical nueva y única en la ciudad, se amplió para toda la comunidad. Al principio fueron clases de flauta dulce, lectura musical y de ritmo. Durante tres meses se realizó un exigente trabajo, pues casi nadie tenía conocimientos de la música clásica y mucho menos se
imaginaban lo que podrían lograr. En abril del 2010 sus primeros frutos empezaron a mostrarse. Ante más de 800 personas, en el Cine - Teatro Chavín, nace una nueva corriente de cultura musical con la interpretación de canciones como “Ya lloviendo está”, “Himno a la Alegría” y “Muñequita“ (música popular folclórica). Convencidos de su talento y habilidades, los pequeños músicos de 9, 10, 12 y 13 años se esforzaron mucho más. Al tercer mes empezaron a practicar con instrumentos sinfónicos como violines, violonchelos, violas, trompetas, clarinetes, cornos, flautas traversas y de percusión. Todos bajo la atenta mirada de sus profesores Edwin Aparicio, Paul Bazalar, Benjamín Rodríguez, Keila Bazán, Aldo Tucto, Rosario Cáceres y Cristel Villalovos, sumándose a la fecha el destacado director francés Antoine Duhamel. La fiesta cívica de Chimbote por el 104 aniversario se vistió de gala. Por primera vez en la historia de Chimbote debutaba la OSIJCH interpretando piezas clásicas para el asombro y aplauso de casi mil asistentes al Cine - Teatro Chavín. El sonido de sus instrumentos entonaban una misma melodía como el “Himno de la Alegría” y “Cielito lindo”. Su repertorio incluía además temas populares y navideños.
SU CONSOLIDACIÓN
Desde el 2011 hasta la fecha, la Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote se ha consolidado como un referente cultural y de orgullo para todos los chimbotanos gracias a sus excelentes interpretaciones desarrolladas en diversas ciudades del país. Una de ellas fue la conquista de la capital. Más de 80 músicos en escena recibieron el aplauso y reconocimiento de los asistentes al concierto de gala desarrollado en el auditorio “Mario Vargas Llosa” de la Biblioteca Nacional del Perú. Con mucho entusiasmo y emoción, niños, adolescentes y jóvenes chimbotanos ejecutaron piezas clásicas, bandas sonoras de películas y música peruana. Más de 500 asistentes vibraron con las variadas interpretaciones. Entre la concurrencia figura-
La OSIJCH ha incluido en su repertorio géneros clásicos, música peruana y últimamente rock sinfónico alternando con la banda Radio Beat.
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ron congresistas y representantes de entidades culturales del país, quienes quedaron admirados con la evolución artística en Chimbote. Sin embargo, lo más emocionante fue la asistencia de muchos chimbotanos y chimbotanas residentes en Lima, quienes regresaron a casa orgullosos de su ciudad.
Universidad Nacional del Santa fue inaugurado con el concierto Perú Sinfónico, en el cual la OSIJCH interpretó temas como “La flor de la canela”, “Cilulo”, “A Chimbote Corazón”, “Cóndor Pasa”, “Vírgenes del Sol”, entre otros con los que demostraron, mediante la música, sus habilidades artísticas e intelectuales.
Otro reto para la joven sinfónica chimbotana fue su primer concierto internacional. Con luces propias brillaron al lado de la Orquesta de Barro de Trujillo (Perú) y la Sinfonieorchester der Droste-Hulshoff-Schule de Berlín (Alemania), en el evento musical titulado: “3 orquestas, 2 países, una pasión”, que albergó a cientos de personas en el Centro de Convenciones de la Uladech Católica, donde interpretaron música de películas como “James Bond”, “Piratas del Caribe”, “Exodo”, “La Conga del Fuego” y la infaltable marinera al mando del director alemán Michael Riedel. El gran Teatro San Juan de Trujillo fue otro de los escenarios de la OSIJCH. En este se ofreció un concierto de inauguración del I Encuentro Internacional de Orquestas Infantiles y Juveniles, que contó con la participación de países como México, Venezuela, Bolivia, Chile y Perú.
El crecimiento musical de los integrantes de la orquesta chimbotana se vislumbra en sus diversos conciertos desarrollados en plazas públicas, parroquias, colegios y auditorios. Recientemente se lucieron en la ciudad de Chiclayo. Por todo ello la Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote recibió las merecidas felicitaciones del propio Juan Diego Florez, tenor peruano reconocido mundialmente.
El flamante teatro del Centro Cultural de la
De esta forma los niños, adolescentes y jóvenes integrantes de la primera sinfónica local han demostrado su madurez musical, calidad interpretativa y unidad, lo cual ha consolidado una nueva corriente cultural y el orgullo de todos los chimbotanos. Es necesario seguir sumando esfuerzos para la continuidad y el crecimiento de la OSIJCH, que no solo trae consigo el desarrollo musical si no también personal de los jóvenes que la integran, siendo a la vez un importante espacio de democratización de la cultura e inclusión social.
Hay muchos niños, adolescentes y jóvenes esperando una oportunidad, por lo que la ayuda y la colaboración siempre es necesaria
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Chicos de conservatorio E mpezaron en el Centro Cultural Centenario de Chimbote y ahora están en el conservatorio. Esta es la historia de dos chicos que tienen un futuro prometedor en la música. Y lo mejor es que son muchachos que crecieron en nuestro puerto.
Dayner Tafur Díaz quería estudiar Medicina cuando estaba en tercer grado de Secundaria. Como tocaba en la banda del colegio Mundo Mejor, un amigo le dijo que asistiera al Centro Cultural Centenario, lugar donde le enseñarían a tocar para una orquesta sinfónica. Y lo hizo. Quizás su vida dio un giro inesperado. La diferencia era grande: tocar en el colegio es más fuerza que calidad, en cambio, cuando llegó al Centro Cultural Centenario educaron su oído y su ritmo. En menos de un año, Dayner ya estaba listo para tocar en la orquesta sinfónica. Y lo hizo a lo grande, con la Orquesta de Barro de Trujillo. Esa es la experiencia que guarda con respeto y cariño. Después de aprender, Dayner postuló al Conservatorio de Trujillo. Ingresó y ahora su futuro está marcado por la música. Recién tiene cuatro meses estudiando y su respeto por el arte está creciendo. Aunque confiesa que su madre al inicio le decía que de la música no podría vivir, él ya estaba decidido: iba a seguir su pasión. Su madre ya lo ha entendido. Pero Dayner no piensa quedarse en el Perú. Su sueño es ir a Alemania, cuna de buenos músicos de orquesta. Del conservatorio saldrá con el grado de bachiller, quizás, en algunos años, su nombre estará sonando en el país como suena la buena música. El otro joven es Danny Jefferson Valentín Aguilar, de 21 años. Él dice que el Centro Cultural de Chimbote es el lugar
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donde aprendió que se puede vivir de la música. “Tuve una profesora que nos enseñaba con solo verla, el ejemplo que nos mostraba de cómo ser disciplinados para el estudio del instrumento fue crucial en esto, cuando le comenté la decisión de que quería seguir la música como carrera, me dijo que la música es un camino de altos y bajos, y si es que la vamos a estudiar y a querer vivir de ella había que estudiar muchísimo”. Y así fue. Postuló e ingresó al Conservatorio Nacional de Música en Lima.
Danny sabe que solo aprenderá con estudio constante y bajo la supervisión de maestros. Su pasión por el arte; sin embargo, empieza desde niño: le gustaba bailar en un escenario y escuchar el aplauso de la gente. Incluso, en Primaria formó un grupo con sus compañeros y bailaba en actividades artísticas que tenía la institución donde estudiaba. Luego también bailó marinera. Ya en segundo grado de Secundaria ingresó a la banda del colegio Mundo Mejor. Tocaba la trompeta y no lo fue muy difícil porque anteriormente había intentado tocar flauta, zampoña, quena y guitarra. Su destino estaba marcado: el arte lo seguía. Cuando llegó al Centro Cultural Centenario definió su futuro y ahora ha dado el gran paso. Y, ¿se puede vivir de la música? “Es una pregunta muy común, pero tendrían que conocer el ámbito real de un músico profesional. Sí, se puede vivir, y muy bien, pero el camino es bastante trabajoso, el querer vivir de la música implica darte a ella por completo”, explica Danny. Cuando habla de música, su visión de la vida cambia: “La música por encima de ser el arte de combinar sonidos y ritmos, es un canal de emociones por donde se expresan sentimientos. Para mí la música es una forma de vida, pues aplicas todo lo que aprendes de ella a tu vida diaria.
Voluntarias y valientes A
nnika Schlegel ni en sus sueños había visto una ciudad como Chimbote. Llegó el 2014 y ahora no se quiere ir. Creció en Hofheim (Alemania), un lugar que ella describe como tranquilo y ordenado. El día que pisó Chimbote se chocó contra una realidad distinta. “Hay mucho ruido y los carros son viejos”, dice, con sinceridad. Aun así asegura que se enamoró de esta ciudad por dos motivos: las personas que aquí viven y la hospitalidad que le han demostrado.
Sus amigos y familia en Alemania la extrañan. Pero ella decidió sacrificarse para ser voluntaria en un país que no es el suyo y ayudar a gente apasionada por la música. Ahora se ha hecho merecedora del respeto y el cariño de sus alumnos. A sus cortos 19 años sabe lo que es desprenderse de sus seres amados para servir a quienes lo necesiten. Estudió música desde los 6 años y pensó en compartir lo aprendido. Entonces buscó en internet y encontró a la Asociación Cultural Arpegio. Así llegó al Centro Cultural Centenario de Chimbote, un 8 de setiembre del 2014. Ya han pasado ocho meses de aquel primer encuentro con nuestra ciudad y ella sigue encantada. Annika es una de las 11 voluntarias que han llegado al Centro Cultural Centenario para capacitar a los integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil Infantil de Chimbote. Hace tres años que jóvenes alemanas vienen a hacer sus prácticas en esta ciudad gracias a la Asociación Cultural Arpegio y su programa estatal Weltwärts, que consiste en traerlas por un año aproximadamente para que intercambien experiencias y se profesionalicen en su carrera musical. Desde el 2013 han venido 11 voluntarias. Todas se llevaron el cariño sincero de los chimbotanos. Los niños y adolescentes que asisten les tienen aprecio y ellas les corresponden con la enseñanza. Pero detrás de cada sonrisa y cada mirada, cada una de las voluntarias alemanas tiene su propia historia, sus propias tristezas y su peculiar forma de ver la vida.
Leonie Hanninger, por ejemplo, viene del norte de Alemania y a sus 21 años ha aprendido que el intercambio cultural es esencial para la vida. Enseña a tocar violín y viola. “Estar aquí en el Perú me da la oportunidad de un intercambio cultural y compartir mi pasión”, dice. Pero llegaron con un arma: la música. Leonie lo explica mejor: “Para hacer música, el idioma no es necesario. Con la música se entiende el mundo”. En el tiempo que ha estado aquí ha aprendido a dominar el castellano. Ese ha sido un logro más en su vida. Annika Dients es quizás una de las alemanas más jóvenes que ha venido al Perú como voluntaria. A sus 18 años dejó su hogar en Fráncfort (Alemania) para ganar experiencias. “Estoy muy contenta con este proyecto musical. Por eso vine a Chimbote, para tocar con los chicos peruanos y para compartir mi pasión”, dice. Apenas ha dejado de ser menor de edad y ya domina el violonchelo, la flauta dulce y el piano. También canta. Ella se quedará en Chimbote hasta fin de año. En su país, sus amigos y familiares la extrañan. Sabiha Tokus viene de Heidelberg (Alemania). Tiene 26 años y es integrante de la Academian Philharmonic Hcidelberg. Ha llegado recién en abril y todavía su castellano es difícil de entender. En el poco tiempo que tiene; sin embargo, ha aprendido a comunicarse con los ocho niños que tiene a su cargo. ¿Cómo lo consiguió? Con el lenguaje de la música. Cuando enseña, sus estudiantes le entienden. Sabiha confía en el talento chimbotano y asegura que en mediano plazo los niños estarán tocando en una orquesta importante. Cada una de las voluntarias se ha ganado el cariño de sus alumnos.
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Un compromiso cultural por el medioambiente E l centro de la cultura es el ser humano, por lo tanto, a lo largo de la historia su entorno ha sido imprescindible para la construcción de significados que han definido sus valores y costumbres. Adaptarse a la naturaleza le ha costado aprender a convivir con otros en comunidad, compartiendo creencias, tecnología y arte. No obstante, el desarrollo industrial de ciudades como la nuestra constituyeron nuevas comunidades con diferentes códigos y necesidades, generadas por el boom económico y el éxodo migratorio. Todo esto devino en la irresponsable depredación del mar y el daño irreparable al medioambiente. Chimbote, es quizá actualmente una de las ciudades más contaminadas del Perú, junto a La Oroya y Cerro de Pasco.
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No obstante, instituciones como el Centro Cultural Centenario (CCC), en articulación con otras como el instituto ambientalista NATURA y la empresa Tecnológica de Alimentos - TASA, intentan revertir esta situación local a través de interesantes iniciativas como “Líderes juveniles para la transformación local”, mediante la cual se han unido otras instituciones, empresas y la sociedad civil para emprender juntos soluciones a problemas urbano-ambientales de la comunidad. Hasta la fecha se han recuperado espacios públicos como el Parque Unión Boys de la urbanización Trapecio; la alameda del asentamiento humano 15 de Abril; y un parque en el pueblo joven Florida Baja, siendo más de un centenar las familias beneficiadas.
Este trabajo no hubiera sido posible sin la articulación entre las Escuelas de Arquitectura e Ingeniería Civil de la Universidad San Pedro y la participación de los vecinos, quienes durante cuatro días junto a jóvenes voluntarios, trabajadores de instituciones estatales y privadas, grafiteros y otros, pintaron y limpiaron lugares que se encontraban en abandono; jardines de los alrededores fueron remozados y se implementaron espacios lúdicos, siendo los más felices los niños de las comunidades intervenidas. Asimismo, el Centro Cultural Centenario y Natura, siempre con el apoyo de la empresa Tecnológica de Alimentos - TASA, han implementado el Diplomado Juvenil en Liderazgo y Gestión Ambiental, el cual tiene como objetivo el fortalecimiento de capacidades para desarrollar un sentido crítico en los jóvenes respecto a temas ambientales. Reflexionando sobre la problemática local, alumnos de colegios nacionales locales (I.E. Gastón Vidal Porturas, San Pedro, República Peruana y la I.E. La Libertad) proponen alternativas prácticas para su solución. Más de 6 mil estudiantes han sido beneficiados así como sus comunidades con campañas de limpieza y sus instituciones educativas con la implementación de proyectos como reutilización de aguas residuales y riego por goteo para mejorar sus áreas verdes. Tambén se han creado biohuertos que han dado como resultado la comercialización de sus productos en la comunidad educativa y en su entorno, siendo a la fecha proyectos sostenibles gracias al compromiso y perseverancia de los profesores y alumnos. De esta manera no solo se ha reconstruido la infraestructura, sino el espíritu de las comunidades intervenidas, aportando diversos significados que modificarán para bien los valores y costumbres. Es importante además resaltar el compromiso que tiene la empresa Tecnológica de Alimentos - TASA con Chimbote a través de su departamento de Responsabilidad Social, el cual cambia la imagen de las empresas productivas y de sus modos de relacionarse con el medioambiente, último fin del verdadero desarrollo sostenible.
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Más que un espacio para la cultura Guillermo Cortés
Gestor Cultural Exdirector de la Escuela de Bellas Artes del Perú Catedrático de la PUCP El “desarrollo” no debe ser concebido como un camino único, uniforme y lineal relacionado esencialmente al crecimiento económico, se trata más bien de un «… proceso de expansión de las libertades fundamentales y del bienestar que disfrutan los individuos, en el cual la eliminación de la pobreza, la tiranía y la intolerancia […] aparecen como medios que contribuyen a expandir las libertades y a aumentar los niveles de calidad de vida de los individuos y sus comunidades». Este paradigma incorpora a la cultura, ya que es indiscutible que ella forma parte y atraviesa todos los ámbitos de la vida. De ahí que «la cultura constituye una dimensión fundamental del proceso de desarrollo y contribuye a fortalecer la independencia, la soberanía y la identidad de las naciones [de manera que] sólo puede asegurarse un desarrollo equilibrado mediante la integración de los factores culturales en las estrategias para alcanzarlo».
centro cultural debe servir de casa común, ya sea como contenedor pasivo de colectivos y entidades, o bien como contenedor activo de iniciativas y proyectos artístico-culturales. Así es como contribuirá de manera significativa a la construcción del tejido social y al fortalecimiento de la sociedad civil.»
Es por ello, que se debe «… emprender esfuerzos sistemáticos para superar la visión reduccionista de la cultura y […] concebirla como portadora de múltiples posibilidades de contribución a las acciones del desarrollo, sin perder de vista que si bien la cultura puede ser un instrumento formidable de progreso económico y social, allí no se agota su identidad. El desarrollo cultural [debe ser] un fin en sí mismo de las sociedades». Promover el desarrollo cultural un país, una región o una localidad, implica el fomento de la producción cultural y su difusión, impulsado así el reconocimiento de la diversidad cultural, fomentando el diálogo intercultural, la creatividad y la participación de los ciudadanos en la vida cultural sin distinciones ni exclusiones.
El Centro Cultural Centenario (CCC) es uno de estos agentes culturales que en el Perú ha incorporado a sus retos trabajar para que la cultura sea un factor de desarrollo de los ciudadanos. Hace varios años tuvimos la oportunidad de conocer al CCC, desde aquella primera vez hasta ahora, hemos comprobado cómo se ha ido convirtiendo en más que un espacio para la cultura en Chimbote, yendo más allá de la gestión de sus espacios y de la programación de actividades y talleres culturales que ofrece a la comunidad chimbotana.
A pesar de las décadas de discusión, a nivel mundial, sobre esta concepción de desarrollo y de los consensos alcanzados sobre el rol de la cultura en la mejora de la calidad de vida y bienestar de los ciudadanos, en nuestro país la agenda nacional y las agendas regionales y locales no han incorporado esta visión ni en el discurso ni en la práctica, de manera que aún tenemos una gran ausencia de políticas culturales en estas instancias públicas. Sin embargo, son diversos agentes culturales los que vienen promoviendo la creatividad y el desarrollo de las capacidades artísticas, difundiendo las más variadas expresiones artísticas en sus localidades, generando espacios de encuentro y diálogo para la comunidad, entre otras muchas acciones, que ponen a la cultura como medio y fin con el objetivo de contribuir al desarrollo de los ciudadanos, a visibilizar y valorar las identidades culturales, a promover la cohesión social, en otras palabras, a incidir en la construcción de una sociedad mejor, más justa e igualitaria Entre los diversos agentes culturales que actúan en nuestro país, el rol que cumplen o potencialmente pueden cumplir los centros culturales es fundamental. Ya que «… un
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Normalmente se considera que los centros culturales son esencialmente espacios para la formación, creación y difusión del quehacer artístico, sin embargo su proyección va más allá de su oferta de actividades culturales, ya que través de ella promueve el encuentro, la participación, la convivencia y la integración de los ciudadanos. Asimismo, son espacios que ponen en agenda temas de interés común y promueven el desarrollo de iniciativas socioculturales de impacto sobre los pobladores de los territorios en los que actúan.
Los talleres, seminarios y demás actividades que el CCC ha desarrollado a lo largo de estos años sin duda hacen una lista extensa, que pone en evidencia todo el trabajo desempeñado. Resulta más interesante pensar en todas aquellas personas que han participado directa o indirectamente en las actividades realizadas en y fuera del CCC, y cómo estas han contribuido a su bienestar. Por otro lado, somos testigo de la importancia que el CCC otorga a que los agentes culturales se reúnan y se reconozcan, de manera que puedan reflexionar juntos, compartir sus experiencias, así como construir una agenda común, logrando que la discusión en torno a la cultura tenga un espacio en la ciudad. Lo que lo ha convertido en una casa abierta para el encuentro y participación, así como para la construcción de vínculos y posibilidades de trabajo conjunto entre los agentes culturales de la ciudad. El camino trazado y los retos que se ha impuesto el CCC ponen la cultura en el centro mismo de Chimbote como un factor que contribuya a su desarrollo, impulsado que sus ciudadanos encuentren en la cultura no solo un medio de expresión sino un espacio para el encuentro y el reconocimiento de su diversidad
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Biblioteca Infantil Itinerante
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esde hace cuatro años, el Centro Cultural Centenario de Chimbote viene desarrollando un noble y sostenible proyecto socioeducativo: la Biblioteca Infantil Itinerante (BII), la cual busca espacios no convencionales para trabajar el tema de estimulación a la lectura. Mercados, parroquias, plazas, zonas rurales y pueblos jóvenes han sido visitados por la BII cuyo módulo contiene más de un centenar de textos seleccionados para que los niños puedan leer, jugar y aprender con ellos así como mobiliario lúdico que se hizo posible gracias al aporte de empresas privadas como Hayduck, Ferreyros, Imecom, TASA.
A la fecha se ha convertido en una herrmienta de apoyo a los programas no escolarizados del Ministerio de Educación (PRONOEI/PANEI) generando ese primer encuentro del niño en su mas tierna edad con el libro. Así tenemos un módulo permanente que recorre los diversos programas durante el año.
Recorren los pueblos
El CCC busca nuevos socios que quieran aventurarse a este proyecto en pro de la lectura y el desarrollo cultural de la provincia; empresas, instituciones y personas que se quieran sumar a este noble proyecto mediante su apoyo económico o solicitando la visita de las BII, pueden comunicarse al 321026 o acercarse a sus oficinas ubicadas en la avenida Alfonso Ugarte N° 800.
Hasta el momento se han visitado zonas como San Pedro, Sánchez Milla, 3 de Octubre, 14 de Febrero, Cambio Puente, La Plaza de Armas de Chimbote, el centro comercial Bahía Center, el mercado 21 de Abril y muchos más a donde el Centro Cultural Centenario ha llegado con mobiliario infantil, libros, promotores de lectura, teatro, cuenta cuentos.
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Múltiples experiencias se han vivido con esta democratización del libro y la lectura como el generar un grupo de voluntarios que los que se han ido sumando en el recorrido de la Biblioteca itinerante por los diversos pueblo y que ahora son parte de esta iniciativa.
Talentos Chimbotanos
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l destacado actor nacional Américo Zúñiga Cárdenas realizó un taller de actuación para elegir el elenco que interpretaría la obra de uno de los personajes más emblemáticos de la ciudad, “El Loco Moncada”, basado en el libro del mismo nombre, escrito por el destacado profe¬sional y promotor cultural Pedro Miranda, que en un esfuerzo decidido la llevó a las tablas.
Américo Zúñiga ya interpretó a este per¬sonaje en la última Feria del Libro de Nuevo Chimbote, y literalmente se enamoró de Ciriaco Moncada. “En un momento, para mí fue un personaje más que tenía que interpretar, parte del trabajo, parte del oficio. Pero al hacer un trabajo de campo, me doy con la sorpresa de que era un fuera de serie, no era el loco que mucha gente pensó”, comentó. Es por este vínculo de casi amor hacia este personaje lo que hizo que Américo Zúñiga, conocido por sus papeles interpretados en series como “Al fondo hay sitio”, venga a Chimbote a dictar talleres de actuación para elegir a los actores de la obra “Moncada, el profeta de la ecología”. “Queremos que todos participen de este laboratorio de emociones para elegir a los personajes que serán parte de esta obra”, afirmo Zúñiga.
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Y es que identificar una buena interpretación del Ciriaco Moncada no es una tarea fácil. Es por ello que Américo Zúñiga aplicó una metodología poco ortodoxa y muy exigente, sin embargo los nóveles actores chimbotanos respondieron al exigente taller. “He visto talento en ellos. Una entrega, sobre todo una emocionalidad, una frontalidad hasta con ilusión, lo que para mí es la profesión más magnifica del mundo” señala Américo Zúñiga, quien considera que la obra “Moncada, el profeta de la ecología” debería ser un clásico de Chimbote. El Centro Cultural Centenario, considera sumamente importante la articulación y suma de esfuerzos con diferentes, gestores, agrupaciones, instituciones, etc, relacionadas al tema cultural, artístico y educativo con la intención de visibilizar propuestas innovadoras y creativas, desarrollar el talento innato de niños y jóvenes de la ciudad y obviamente promover la identidad chimbotana, siendo la puesta en escena de la obra “Moncada, el profeta de la ecología” , una magnífica oportunidad para identificarse con uno de sus personajes más icónicos de su historia como es el “Loco Moncada”, pero también contribuye a la formación de mejores personas para la sociedad. “El simple y llano hecho, de saber quién eres, por el hecho de trabajar tus propias sensaciones, hace que el ser humano, que la persona, se sienta seguro”, anota.
Folclore peruano brilla en China La majestuosidad de la marinera, el fervor del huaino y la alegría del tondero brillaron en el Tercer Festival Internacional de Danzas de Gala, Latinoamericana y del Caribe realizado recientemente en China. Fueron los integrantes de la Compañía Folklórica de la Universidad San Pedro (USP) los encargados de llevar nuestras danzas a dicho certamen en el que se midieron con grupos de Argentina, Costa Rica, Colombia, Cuba, entre otros países. La delegación de la USP fue la única representante del Perú en el festival. Su presen-
cia respondió a una invitación de la Embajada China en nuestro país, como parte de un proceso de intercambio cultural. Junto al grupo de artistas viajó el rector de la USP, José María Huamán Ruiz, y algunos decanos y docentes. Ellos visitaron las principales universidades de China como la Guangdong University of Foreign Studies, la Jinan University y la University de Sun Yat – Sen. Las autoridades sampedranas lograron coordinar con sus pares de las universidades citadas la firma de convenios de intercambio cultural, académico – científico, etc
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La biblioteca infantil más grande del Perú
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a sala infantil más grande del Perú, sin lugar a dudas estaría en la ciudad de Chimbote, puesto que ni la mismísima Biblioteca Nacional, cuenta con un ambiente de las dimensiones e implementación dedicada a los niños, como lo posee Chimbote. Esta sala especializada, donde los más pequeños pueden acceder a bibliografía infantil, juegos lúdicos, teatro, titiritero, ambientes en miniatura del hogar e incluso equipos de estimulación para niños de apenas un año de edad, se encuentra en el Centro Cultural Centenario.
La sala infantil, sin lugar a dudas, se viene convirtiendo en un espacio donde los niños hasta los 6 años de edad, pueden disfrutar de la lectura de cuentos animados, visitas guiadas, o estimulación con el uso de juegos como rompecabezas, bloques de encaje, entre otros, todo ello, solos o acompañados de sus padres. Los niños, desde que ingresan a la sala infantil, pueden ellos mismos acceder de manera directa a elegir el libro o los libros que desean leer, es decir, el servicio es de estantería abierta, incluso los módulos de ubicación de los
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libros están pensados de acuerdo al tamaño de los pequeños usuarios, para que tengan un fácil acceso. Algo innovador de la sala infantil, es un ambiente donde se muestran los muebles del hogar; dormitorio, cocina, entre otros, en miniatura y donde se les brinda charlas a los niños, sobre cómo deben ordenar su cuarto y los riesgos de la cocina. Dicha sala tiene una capacidad para albergar cómodamente a unos 100 niños, quienes pueden disfrutar de la lectura de una bibliografía compuesta por más de mil títulos, así como hacer uso del teatrín a fin de que se vayan poco a poco afianzando su personalidad. La ambientación colorida está pensada para llamar la atención de los niños y para que se desenvuelvan en un ambiente alegre, y puedan aprender los colores, así como la lectura y comprensión, prácticamente durante todo el día, es decir; de 07:30 de la mañana a 07:30 de la noche. Los más pequeños a partir de un año de edad, tienen un ambiente especial con la finalidad de lograr de la mejor manera ese primer encuentro del libro con el niño. La tecnología también
está presente en esta sala, puesto que los niños que deseen pueden ver y escuchar sus cuentos favoritos, gracias al equipamiento audiovisual con que cuenta la sala. Tanto los profesores como padres de familia que acompañan a los niños en la visita a esta sala, también tienen a la mano bibliografía especial que los puede ayudar en su relación con los pequeños
Usuarios
Esta gran sala infantil no podía pasar desapercibida para la comunidad estudiantil, es por ello que sus ocasionales visitantes son instituciones educativas, quienes llevan a sus delegaciones a disfrutar de un sano momento de lectura y de entretenimiento. Sin lugar a dudas, este segmento de grupo son los que frecuentemente acuden durante los meses de abril a noviembre, es decir, durante la época de estudio, mientras que en los meses de diciembre a marzo, asisten niños por su propia cuenta, muchos de ellos acompañados por sus padres. Otro grupo infaltable, aunque ya mayorcitos, son los estudiantes de Educación Inicial de la Universidad Nacional del Santa (UNS), quienes acuden a realizar sus prácticas orientando a los niños, motivándolos e incluso ofreciéndoles funciones de títeres y teatro de obras clásicas infantiles y también se suman a las visitas los estudiantes del Instituto de Educación Superior Pedagógico Público Chimbote, para la realización de sus prácticas con los niños, ayudándolos en su aprender.
Uno de los socios estratégicos para la implementación de la sala infantil, fue Siderperu empresa de Gerdau.
Responsables
Con la inauguración del Centro Cultural Centenario la biblioteca municipal “César Vallejo” encuentra el lugar soñado después de 40 años de funcionamiento, con ambientes cómodos, iluminados, ventilados y mobiliario adecuado, con 4 salas de lectura, un auditorio, una hemeroteca y especialmente la sala de lectura infantil, quizás unas de las mejores en el Perú. Para la atención de estos servicios se ha firmado un convenio de cooperación mutua con la Municipalidad Provincial del Santa, que contempla la fusión, bajo las condiciones del convenio, de la biblioteca César Vallejo con la Biblioteca del Centro Cultural Centenario en aras de brindar un mejor y renovado servicio a la comunidad, es así que el personal que atiende en la biblioteca es asignado por la Municipalidad Provincial del Santa.
“Un gesto que enaltece a sus fundadores y un ejemplo para el país, constituye la construcción de una nueva y moderna infraestructura para la biblioteca pública de Chimbote en el año 2006. Cuando en el Perú quedaba al descubierto la grave situación de los estudiantes en torno a su comprensión lectora, un grupo de empresarios de Chimbote, decidió construir una hermosa biblioteca ofreciendo servicios de información eficaces y la democratización real del libro y la lectura”. (Martha Fernández - Exdirectora de la Biblioteca Nacional del Perú)
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De Francia a Chimbote “
Si todos fueran músicos, no hubieran guerras”, reflexiona don Antoine Duhamel mirando pasar a unos niños, violín en mano, por el enorme patio del Centro Cultural Centenario. Ha dirigido tantas orquestas sinfónicas en diferentes países del mundo que sabe lo que dice. “La música une a la gente”, explica.
La trayectoria de este director y docente francés, que hoy se une a la dirección de la Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Chimbote (OSIJCH), es, sin exagerar, impresionante. Nació en un pueblo al norte de Francia, en una familia de músicos. Su afición por los instrumentos lo llevó a estudiar y graduarse en el prestigioso Conservatorio Nacional Superior de París del cual, una vez egresado, aplicó rápidamente lo aprendido en varias importantes orquestas de dicho país. “Una de ellas fue la filarmónica de Angers”, recuerda con nostalgia don Antoine cuyo instrumento preferido es el violonchelo. Luego viajó a Alemania donde estuvo cinco años en la Musikhoshule, conservatorio de Colonia. Es en este lugar donde un estudiante de trombón le habla acerca de un novedoso sistema de música que se iba a implantar en Venezuela y el cual requería profesionales como él. “En un primer momento, mi idea era ir solo por un año, sin embargo terminé quedándome 25 años”, cuenta don Antoi-
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ne. Y no era para menos, el músico francés fue uno de los artífices del reconocido Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Pre-Infantiles en Venezuela, implantado por el maestro José Antonio Abreu. En la actualidad esta orquesta es considerada una de las mejores del mundo. La difícil situación que empezó a vivir Venezuela, sin embargo, obligó a don Antoine a aceptar unirse a un interesante proyecto que se cocinaba en Bolivia en el año 2005. Se trataba del Instituto de Formación Integral Coro y Orquesta Urubichá. La labor de nuestro protagonista fue impresionante. Tanto así que en julio del 2015 fue convocado para dirigir a una inmensa orquesta sinfónica, compuesta por 1.100 intérpretes de distintas partes de Bolivia, para recibir al papa Francisco en su épica visita a Santa Cruz. “Una producción musical como pocas veces se han hecho en el país”, comentaron medios de comunicación de Bolivia. Hoy don Antoine ha llegado al Perú para compartir toda su experiencia con los talentosos niños y jóvenes de la OSIJCH. Esta valiosa oportunidad se ha hecho posible gracias al esfuerzo conjunto entre la Asociación Cultural Arpegio, el Centro Cultural Centenario y Siderperú empresa de Gerdau.
Centro Cultural Centenario
Suenan los tambores en el puerto M
Salazar, quien llegó a Chimbote para compartir su experiencia con esta tendencia a un grupo de jóvenes aficionados a las artes reunidos en el Centro Cultural Centenario.
El Centro Cultural Centenario decidió crear un grupo de batucada, para llamar la atención de la gente, en las actividades de proyección que realiza en las diversas comunidades.
El grupo empezó sin instrumentos, pero gracias al aporte de una empresa local (Inmobiliaria San Andrés) se pudo adquirir las herramientas musicales para esta nueva agrupación que la integran jóvenes de edades entre los 17 y 39 años.
uchas actividades culturales que se realizan en la ciudad pasan inadvertidas por gran cantidad de pobladores de Chimbote. A muchos de ellos, estas actividades le son indiferentes, porque no cuentan con un atractivo especial.
La batucada, es una manifestación musical, que tiene como principales instrumentos los de percusión: tambores, tarolas, timbales, entre otros, actividad intergeneracional que promueve el trabajo en equipo y que recrea ritmos alegres y contagiosos que llaman la atención de cualquier transeúnte. Fue precisamente uno de los promotores de esta tendencia musical en Villa el Salvador, Omar
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Es así que en Octubre del 2014 nace “La Batucada del Centro Cultural Centenario” con intervenciones en actividades propias de la institución, así como en marchas ciudadanas, colegios, etc. Lo más importante es que es un proyecto de emprendimiento, donde este grupo también brinda sus servicios para eventos de empresas privadas, quienes han encontrado en la batucada una forma colectiva y contagiosa de acompañar y motivar eventos y manifestaciones sociales.
GRACIAS A:
ORGANIZAN:
PROMUEVEN:
Peruenlinea.org Cola de Lagartija
Ciudadanas y Ciudadanos
D I A R I O S A N C H E Z C E R R I S TA D E L P E R Ú
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