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rna manera que no habfa estado en su mana tener tan sospechoso nacimiento, as! no era culpada en que su \ senor don Felix la amase, si acaso era tenerla amor de cirla aJgunas veces cuatro razones mejor sentidas que escuchadas. l\fas si alguna criada con informacion falsa, con envidia 0 can celos, la decfa otra cosa, entendiese que la enganaba; porque en ella no habra mas ocasi6n que tener aquella desgraciada hermosma. Y que para mas satisfacion de su verdad, tratase desde 1uego de darla estado, como no fuese casandola, porque no se sentfa con animo de sufrir un marido. Y pues (com~ ella deda) tenia tanto deseo de remediarla, monasterios habfa en la Corte, donde podia acabar su vida, para librarse de escuchar una afrenta a cualquiera que 1a conociese' l Con muchos abrazos 1a respondio Casandra, agrade ciendo 3U santa determinaci6n; porque aunque era ver dad que 1a amaba como madre y habia de sentir su ausencia, menos inconvenicnte era \rivir sin ella que {estar a peligro de que don Felix, moze, atrevido yena Irnorado, pasase adelantc en su locura, y despues de un I yerro tan grande se siguiese otro mucho mayor, pues I aunque Diana se rcsistiese, la podia, el amor y los \ ruegos 10 sujetan todo. Y con este animo concert6 secretamente en un convento su dote, donde la llev6, y en breves horas troc6 su casa por una celda y sus ga las por ~_-h~~jtC!_.Q_~_§an..E.lanc~. • El sentimiento de Diana fue grande, viendose en es tado tan diferente de sus intentos y esperanzas; porque siempre las habia tenido de ser esposa de don Felix; tantas eran las muestras de amor que miraba en el. :Mas considerando que fuera mayor torrnento vivir en brazos de un hombre que no fuese don Felix, empez6 a divertir la memoria de los pasados pensamientos, con forman dose con su fortuna y entregando la libertad a';; mejor Esposo.
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