- 159
t·. ~.
.'c'
segu{a, porque eligiese estado, Cosa que era imposible viviendo don Felix y estando ya sin el estorbo de Ful gencia. Ofreci6sele en cste tiempo a Casandra haeer una ausencia de Madrid por quince dfas, y mirando a Diana con tan poco gusto, no se atrevi6 a decirla que la acompanase, por saber 10 que habfa de responder;/ -:;610 la manc16 que en tanto que estaba ausente pensase
10 que habla de hacer de su vida, porque ya estaba can
sada de los importunos ruegos de sus amantes, y si a la
vuelta no la hallaba determinada;, podia hacer cuenta
que no la conoda. Fuese con esto y qued6 Diana afligida de ver que era
forzoso ser ingrata a 10 mucho que debfa a su senora.
Y estando una tarde l1orando su fortuna y la ausencia
de don Felix, lieg6 a ella un hombre diciendo que Ie traia un recado de cierta amiga suya, y asegurandose
primero de que era Diana, Ia dixo que en un Iugar de
las Indias estuvo con un caballero, el cual, sabiendo
que venia a Espana, Ie habia rogado Ie diese en secreto
aquel pliego. Tutbada entonces Diana, Iey6 el sobres
crito, y conociendo que la letra era de su ausente
dueno, Ie respondi6 antes de abrirle:
-Bien pienso que me habreis visto en los ojos el
alma, y asi me puedo excusar de encarecer el gusto que
he recebido; mas porque no quisiera que la gente de
mi casa sospechara algo, no tne detengo con vos y por~
que el deseo de saber 10 que me escribe don Felix D9
me consiente mas cortesia.
-Harto tengo que deciros acerca de su ausencia
-Teplico el criado-, y asf mirad en que ocasi6n puedo
hablaros con menos testigos.
-De dJa sera. imposible---dixo Diana-, porque ten~' go muchos fiscales, que no Bevan bien cualquiera cosa
de don Felix en tocando a esta voluntad; pero si no os
cansais de hacerme merced, venid esta noche Y p.or esta 0
i i
~ .
I