Tratamiento educativo de las dificultades de aprendizaje y de la diversidad de necesidades específico. Caso práctico El alumno X, tiene 4 años, está en segundo nivel del segundo ciclo de E. Infantil. La tutora ha observado un gran retraso en psicomotricidad gruesa y fina, falta de coordinación y movilidad y la calidad de sus trabajos no es propia de su edad cronológica. Tras leer el informe aportado por sus padres al inicio de curso, se observa que fue operado de una hernia inguinal con 10 meses, tuvo una caída, sin consecuencias aparentes, a los 12 meses, tuvo retraso en la adquisición del lenguaje y empezó a andar muy tarde. No tiene independencia personal y es muy inseguro. Según el pediatra y tras un estudio neuronal, su desarrollo es normal. Planifica el protocolo de actuación para la evaluación, puesta en práctica del refuerzo por parte del tutor y seguimiento del proceso en la reeducación de su dificultad en el desarrollo psicomotor. En primer lugar, convocaría una reunión con los padres del niño que he observado los datos detallados anteriormente, para obtener información sobre él, cómo se desenvuelve en casa, sus movimientos, etc., o por ejemplo, saber si los padres le dan todo hecho al niño, o si le tratan como si fuera más pequeño, etc. En esta misma reunión intentaré obtener el apoyo de los padres, resaltando la importancia de su colaboración para el desarrollo de su hijo. A continuación, comento este tema con los maestros o especialistas que están en contacto con el niño/a, con el fin de saber si ellos han notado algún aspecto de los observados con anterioridad. Una vez contrastada la información con las distintas personas que tienen contacto con el niño, me reuniría con el orientador y le solicitaría un informe de derivación, el cual rellanaría con todo lo observado, para que el orientador tenga todos los datos detallados y solicite los apoyos necesarios para el niño. Será necesario para poder continuar, realizar una evaluación sobre la motricidad gruesa y fina del alumno, así como las relaciones con sus iguales, uno de los test que podríamos seguir sería: test de Denver. (El cual he estado investigando por internet y es factible llevar al aula en la mayoría de sus aspectos). Cuando hayamos realizado el test de evaluación podemos, con la ayuda del coordinador, elaborar un PTI, con los profesores que le imparten clase y en un futuro le impartirán refuerzo. A continuación, junto con el PTI, elaboraríamos unas pautas para trabajar con el alumno la psicomotricidad, tanto gruesa como fina. Cabe destacar que todas las actividades se
Carolina Sánchez Martín
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Tratamiento educativo de las dificultades de aprendizaje y de la diversidad de necesidades específico. intentarían llevar a cabo de manera conjunta con toda la clase, puesto que así todos se beneficiarían de estas actividades. En primer lugar, creo que es conveniente trabajar la motricidad gruesa, puesto que así el niño irá cogiendo confianza y se sentirá más seguro. Al principio, puede ser conveniente trabajar de manera aislada con él, para que no se sienta inferior a los demás compañeros, que puede ser que manejen con más facilidad este tipo de actividades. Pero dependiendo de cómo se den las sesiones lo mismo no es necesario y así el alumno no se sentirá aislado. El tipo de actividades que se llevarán a cabo para trabajar la motricidad gruesa, la coordinación y la movilidad, intentarán ser lúdicas en todo momento. Algunos ejemplos de actividades son: En la sala de psicomotricidad o en el aula:
Circuitos que impliquen desplazamientos, al principio simplemente que se desplace
por el espacio y más adelante le añadiremos elementos para que los tenga que sortear. Derrumbar objetos: juegos como bolos (pero a gran tamaño) o de puntería,
lanzamientos. Subir y bajar escaleras. Representar movimiento de animales, de plantas, de personas…, esto será muy motivante para él, puesto que realizará movimientos sintiéndose seguro de que es otro personaje.
A medida que el alumno vaya avanzando en estas actividades, se le irá aumentando la complicación, y por supuesto le añadiremos actividades más complicadas como:
Actividades de equilibrio: andar por una cuerda, para posteriormente andar sobre un
banco… Saltos para alcanzar un objeto, intentando que coordine coger el objeto y a su vez caer adecuadamente en el suelo…
Para actividades de psicomotricidad fina, podemos realizar multitud de ellas, la mayoría de las actividades que realizan los alumnos dentro del aula requiere un dominio de esta psicomotricidad. Pero para ayudar a este alumno a desarrollar su psicomotricidad fina, debemos empezar desde lo más sencillo, a lo más complejo.
En primer lugar, se le harán actividades de psicomotricidad fina pero no tan precisas, como por ejemplo jugar con una pelota, apretándola y soltándola, o dibujando en la arena. Jugar a ser músicos y tocar diferentes instrumentos, o a ser bailarines de
sevillanas, etc. Además se le hará actividades de insertables o los pinchitos, etc.
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También le enseñaríamos movimientos para controlar la pinza, a través de actividades novedosas, como por ejemplo, en los peces de la ducha, en las ventosas de detrás, pueden poner pintura con cuentagotas, canicas, bolitas de lana pero que las tengan que coger con pinzas… etc., para después continuar con la utilización de elementos como lápiz, pinceles, ceras, todas serán gordas y triangulares si fuera necesario.
Estas son algunos ejemplos de actividades que se llevarían a cabo con el niño, siempre en conjunto con sus compañeros e iremos aumentando la complejidad de estas para conseguir un desarrollo normalizado respecto a su edad cronológica. Para la evaluación de estas actividades, podemos realizar una tabla de estimación donde registremos las actividades que el alumno consigue hacer y que no, para poder saber en qué grado estamos consiguiendo nuestros objetivos del PTI. En cuanto a la independencia personal e inseguridad, al trabajar estas actividades el niño se sentirá más cómodo con sus desplazamientos y movimientos, consiguiendo así que se sienta más seguro e intente realizar las mismas actividades que sus compañeros. Por supuesto, algo primordial, es reforzar al alumno en cuanto a la realización de actividades, para que él vaya obteniendo y aumentando autoestima y se sienta capaz de realizar diversas actividades él solo. Estos refuerzos pueden ser verbales, o de contacto físico, como un beso, un abrazo, un choca los cinco, etc. O si el alumno hace grandes progresos le podemos dar algún refuerzo material muy significativo para él, como por ejemplo dejarle que se lleve la mascota de clase, o alguna marioneta o juguete que le guste mucho. Por supuesto, debemos de contar con el apoyo de los padres, para que ellos, en casa, realicen este tipo de actividades o actividades parecidas, y además que le fomenten el realizar actividades él solo.
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